Capítulo 3

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Capítulo 3



ACTUALIDAD




5 de marzo 20:45 hs.


— ¡Vete a tu habitación! ¡Maldito insolente! ¡Te odio! —Grito la mujer con una terrible rabia.
El niño se fue corriendo y se encerró en su cuarto.
Después de haber tenido una discusión muy fuerte con su madre se metió en el baño de su cuarto, pensando lo que haría hoy...
Ya estaba harto de solo agarrar un cuchillo y pasárselo por su piel, hasta crear heridas terribles que solo dolían y ardían mucho. Ya estaba harto de ver como su sangre se desparramaba por el suelo y que las heridas se hacían cada vez peor. Pero no le quedaba otra... Era "para curar sus penas"
Sacó el cuchillo que tenía en su bolsillo y lo miro con impaciencia.
— ¿Qué haremos hoy contigo? —Susurro mientras lo miraba con cariño.
Se remango, miro su piel y vio que ya no tenía lugar para cortarse. Había realizado tantos cortes en estas últimas semanas que su mano izquierda ya estaba de última. Se veía toda hinchada y de un color rojizo, no solo eso sino que había grandes rasguños que todavía no cicatrizaban.
Se fastidio. Se me remango para ver su mano derecha que estaba un poco más libre que la otra, entonces apoyo la punta del cuchillo en su piel para poder empezar, sintió que la punta del cuchillo, estaba fría lo cual le obligó a cerrar los ojos.
Tratando de pensar en otra cosa fue haciendo el corte, pero nada podía quitar el dolor que sentía cuando se lo hacía. Gimió y clavo el cuchillo más profundo sintiendo como el filo desgarraba su piel como si fuera una tela, abrió los ojos y vio cómo su pantalón se manchaba con pequeñas gotas de sangre que salían de su propio brazo, el piso también se llenaba de seis o más gotas de sangre.
Su madre nunca se había enterado de lo que su hijo hacía, nunca le prestaba atención como para darse cuenta como tenía sus brazos, sus piernas y más lugares de su cuerpo que tenía lastimado.
Dennison se autolesionaba... Y no solo los dos brazos, si no que sus piernas estaban lastimadas de la misma forma. A veces hasta se golpeaba a sí mismo, y engañaba a su madre que se golpeaba con los compañeros de su escuela. Lastimarse se había convertido en su pasatiempo y en su adicción.
Era depresivo pero lastimarse lo ayudaba a liberarse un poco de sus problemas, tan solo unos minutos de su vida, era como si se liberara de su angustia, era como si su mente se tranquilizara y ya no piense en las cosas malas.
Siguió cortándose por cualquier lugar de la piel que encontraba, había muchos espacios que ya habían cicatrizado pero otra vez se volvió a lastimar así que tendrían que cicatrizar otra vez.
Lo hacía constantemente para tan solo tener esos minutos de su vida en paz, pero no le duraban mucho. Suspiro y gimió al dejar el cuchillo en el suelo. Sentía como su brazo empezó a doler y arder...
Después de cortarse se miró al espejo el rostro, y pudo notar que tenía ojeras, que no se veía bien... Desde que se lastimaba no se veía nada bien. Se miró una vez más y vio como sus ojos se llenaban de lágrimas, pero automáticamente se limpió los ojos, dio un respiro y prometió que no iba a llorar más.
Su vida no era de color rosa, no sabía nada de su padre, su madre le dio techo y hogar pero nunca se importó de su hijo y se le pasaba "trabajando". Consideraba que sus "amigos" o "compañeros" o lo que fueran eran totalmente falsos, y hace unos meses atrás su novia lo había engañado con un compañero de clase...
Lo que le dolía es que en la vida estaba solo. Nada más que cuando salía a la calle se mostraba como otra persona, como la persona que no tenía problemas.
Miró su corte que sangraba cada vez peor y lo mojo con agua para que parara, no le importaba perder mucha sangre porque no sabia lo que quería de la vida.

Pateo el cuchillo en el rincón del baño y se vendo sin ponerse alcohol en la lastimadura, entonces comenzó a arderle toda la herida y a dolerle mucho.
Pensó que sin alcohol podía infectarse, pero no le importaba lo que fuera a pasarle.
Salió del baño, y se dirigió a sus cajones de ropa para buscar un pantalón ya que el que tenía puesto estaba manchado de su propia sangre, no podía quedárselo.
Cuando vio que la puerta del balcón de su habitación estaba abierta, eso le llamo la atención. Ni siquiera se importó de su pantalón manchado, su mente se puso en blanco y se dirigió al balcón.
En ese momento pensaba cosas terribles, mientras veía la distancia que estaba el suelo ya que vivía en un departamento bastante alto. Vivía en el piso seis, una gran ventaja para estas situaciones...
A él no le importaba nada más que ver como se sentía tirarse de una grande distancia y caer al suelo ¿Esta vez podría tener su objetivo cumplido?
No dejo de mirar ni un segundo, los autos se veían bastantes pequeños por la altura y se veía la gente como pequeñas hormigas.
— ¿Cómo será morir? — Cerró por unos segundos los ojos y después volvió a abrirlos lentamente.
Se preguntó curioso mientras apoyo sus manos en el cemento que había en el balcón, cuando fue a mirar la mano derecha su venda estaba empapada de sangre, estaba roja ya no era blanca como antes. Cuando reacciono que sus cortes habían sido demasiados profundos y no podía hacer nada para parar la sangre, se empezó a poner nervioso y se empezó a marear mucho.
Su madre iba a subir para seguir peleando con su hijo, le había quedado en su mente lo que su hijo le había dicho "que era una puta, sin sentimientos y que nunca le había dado importancia a nada". Carmen, su madre, no podía aceptar sus errores entonces tenía que seguir peleando. Además consideraba que eso era una total falta de respeto.
Dennison ya había pensado suficiente, hasta había deducido que él no tenía propósito en la vida, que no tenía a nadie para quedarse y que no tenía nada que hacer. El viento que soplaba ese día lo hizo cerrar los ojos y abrir sus manos como si fuera a recibir un abrazo de una persona.
Su mente estaba totalmente en un shock y le decía que siga adelante, que salte.
Cuando su madre entro a la habitación vio automáticamente lo que su hijo estaba haciendo y se dio cuenta del fin que tenía. Por un segundo pensaba en dejarlo que cayera, por fin se tendría que librar de los problemas que le traía, pero por otro lado no podía dejarlo que muera, de todas formas era su hijo y era muy joven para que se quitara la vida de esa forma. No podía dejar que su propio hijo se matara de una forma cruel como lo iba a hacer.
Todo pasó muy rápido, fueron unos segundos que a su madre le dio tiempo para que corriera y lo sostenga de su pierna.
Con brusquedad su madre se golpeó la panza contra el balcón para sostener a su hijo de que no cayera de esta tremenda distancia.
Dennison sentía los gemidos de su madre que lo sostenía de su pie para que no caiga, su plan no había funcionado. Veía a los autos pasar y su cabeza comenzó a dolerle de tanto estar en la misma posición.
Había realizado el salto, pero no le había salido como quería.
— ¡Suéltame! ¡Suéltame! —Grito el chico.
Tuvo el valor de hacerlo y pero los resultados no eran positivos, tenía una mala suerte, una vez que iba a poder experimentar lo que había querido hace unos años atrás estaba tirado a la basura.
Una vez que su madre a los gritos lo había logrado subir otra vez al balcón...
— ¿Qué estás loco? —Quedo unos segundos mirándolo al rostro de su hijo— ¡Si lo estas! ¡¿Qué tratabas de hacer?! —Carmen dijo desesperada y gritando.
—Lo echaste todo a perder... —Dennison contesto con la voz quebrada
— ¿Qué eche a perder? —Pregunto Carmen confundida.
— ¡Iba a morir! —Grito Dennison.
Su madre no podía entenderlo.
—Estas mal de la cabeza... Estas para el psiquiátrico... —Dijo negando con la cabeza
—Tenías la oportunidad de deshacerte de mí... —La miro con desprecio— ¡Y lo hechas a perder todo!
Su madre le pego una cachetada por lo que acaba de decir.
—No vuelvas a decirlo...— Dijo señalándolo.
— ¿Por qué? Es la verdad —Dijo firmemente.
Su cachetada no le había afectado en nada.
Ella bajo la vista y vio que su mano derecha estaba totalmente lastimada y que gotas de sangre caían en el piso del balcón.
—Por dios... —Dijo su madre impresionada. Se tapó la boca y el miro su herida.
—Esto... —Estiro su mano para que su madre lo vea mejor— Esto me lo hago yo mismo...
Su madre volvió mirar sus heridas.
— ¿Suicida? Ya entendí... —Sarcásticamente dijo su madre.
—Te das cuenta ahora de lo que soy...—Dijo finalmente el joven.
—Un loco... —Hizo una pausa— Eso es lo único que eres... Mira como tienes... —Agarro su mano mirándola con impresión y comenzó a zamarrear a su hijo. — ¿¡Porque?! —Grito desesperadamente.
— ¡Ya basta!
Empujo a su madre, entro rápidamente en la habitación y busco una toalla para enroscársela en el brazo, ya que la sangre no paraba. Lo hizo y luego fue al baño a mojarse la cara mientras sentía los gritos de su madre.
— ¿Por qué lo haces? —Se cruzó de brazos
—Eso no te importa...
—Si, me importa.
Lo miro tristemente pero después pensó un poco
— ¡Nunca pensé que tendría un hijo tan odioso como el que tengo! Mi vida podría ser más tranquila sin...
Interrumpe Dennison.
— ¿Sin mí? — Denisson levanto una ceja.
—No... sin que fueras como eres —Respondió su madre totalmente angustiada.
— ¡Ya no quiero escucharte! —Se tapó los oídos.
Sus fuerzas estaban acabando, se ve que era por tanta pérdida de sangre y el ardor que le provocaba las heridas que se había hecho, además el estrés que tenía durante días porque no podía dormir se estaban apoderando en él.
Salió del baño y atrás lo seguía su madre mientras le decía un montón de cosas que él ya no podía escuchar.
—Odio decir esto... ¡Pero esto no se puede quedar así! —Grito detrás de su hijo.
— ¿Qué vas a hacer? No te tengo miedo...
Lo agarró del brazo para que no se fuera del departamento.
—Te vas a ir a hacer tratar... —Susurro en voz baja para que nadie pueda sentir.
— ¿Yo? —Rio— ¿Por qué no vas tú?
—Porque yo no lo necesito...
El levanto una ceja, mientras pensaba que discutir con su madre no tenía sentido para nada, lo único que ganaba era amargarse peor.
— ¡Genial! Ya tienes una buena excusa para deshacerte de mí...—Sarcásticamente —Bruja... —Añadió.
— ¡Basta!
Él se dio vueltas para irse del departamento, cuando Carmen agarro inmediatamente una escoba que tenía y le golpeó fuertemente la cabeza haciendo que este se desmayara y perdiera el conocimiento.
La tarea de llevárselo a un nuevo lugar se le había hecho muy fácil.

6 de Octubre a las 7:00 am de la mañana.

Se despertó por la luz del sol que lo alumbraba justamente en el rostro. Cuando ya entro en razón se había enterado de que estaba en una habitación de hospital, demasiado elegante pero nunca la había visto.
Un fuerte dolor de cabeza le vino e hizo que gimiera un poco.
Tenía los dos brazos vendados y ya no le dolían las heridas. Dio un suspiro y se sentó en la cama esperando a que venga alguien...
Sabía que su madre no estaría, y no tenía a otra persona para esperar pero aunque sea que venga un médico, o alguien quería asegurarse de que hoy saldría de ese hospital.
Cuando entro una enferma con una bandeja de comida, Dennison se sobresato. Cuando la chica dirigió la vista al joven, le entrego una sonrisa.
— ¿Ya me puedo ir? —Pregunto tranquilamente.
—Buen día...— Dijo con una leve sonrisa en sus labios.
Él se dio cuenta que había sido un poco mal educado no haberla saludado.
_Lo siento —Se disculpó educadamente.
—Sus cortes y su desmayo han sido muy complicados. Así que me parece que va a tener que quedarse unos días más —Dijo amablemente.
¿Su desmayo? Pensó.
— ¿Unos días más? —Respondió cansado.
—Así es lo que me dijo el doctor... Pero igualmente va a tener que levantarse para escuchar las reglas de hoy...
Se estaba mirando las vendas en los brazos pero cuando escucho "Reglas" quedo un poco confundido.
— ¿Reglas? —Pregunto.
—Si... Hoy vienen todos los chicos que se inscribieron este año... —Dijo dulcemente.
Dennison empezó a mirar por todas partes la sala donde estaba acostado. Parecía un hospital... pero no entendía lo que le quería decir.
— ¿Esto no es un hospital?
—Estas en el internado La paz querido —Respondió con un tono de voz demasiado tranquilo.
— ¿Qué?
Lo último que recordaba era la fuerte discusión que había tenido con su madre, que lo había descubierto que se quiso suicidar y que se lastimaba... Entonces... ¿Ella lo había traído al internado sin decirle nada?
— ¿Mi madre? —El chico miro una vez más la sala.
—Ah... —Pensó unos segundos para dar una respuesta correcta —Se fue...
Le dio un golpe fuerte el corazón.
— ¿Se fue y me dejo en este internado?
—No sé nada...Le preguntare al médico y le digo. Le avisare cuando tenga que levantarse...
Le dejo la bandeja con alimentos y se retiró.
— ¿Yo? ¿En el internado la paz? — Dennison susurro confundido.
Con razón no había reconocido la sala en donde estaba, era todo tan distinto, miro por la ventana y había un enorme patio, desde allá se veían autos estacionados, y el lugar estaba totalmente enrejado.
El lugar tenía un aspecto tétrico y tenía aspecto de internado... más bien de una cárcel para jóvenes inexpertos.
No podía creer que se encontrara ahí, fue una enorme sorpresa desagradable...

5 de Octubre a las 11:00 am.

La psicóloga reviso una vez más su historial y no pudo ver mejoras, todo estaba más que igual.
— ¿Cómo esta, Rebecca? —Pregunto preocupada.
La señora se acercó a la psicóloga.
—Si hoy no veo mejorías, lo siento.
Le dio un papel que había preparado para el niño. Enviarlo al internado La paz.
La señora se tapó la boca con su mano y estaba rezando que su hijo se comportara bien hoy porque no quería enviarlo allí.
Se sentó a esperar a su hijo de la sesión que tenía el día de hoy.
La psicóloga entro a la habitación donde se encontraba el chico. Camino despacio con tranquilidad y tomo asiento.
Levanto una ceja y miro al niño que estaba sentando en frente de ella. Le daba lástima que un chico tan joven no pudiera recuperarse nunca más de haber perdido en un accidente a su novia.
Kenly estaba traumado durante un año y nadie podía hacer que se mejore un poco.
Desde ese día que tuvo el accidente con su novia, no pudieron ver que sonría y que se ría otra vez como lo hacía antes.
Ni la psicóloga podía creer el cambio que estaba teniendo porque cada vez se hacía peor. Sus padres se quejaban de que ya no salía con amigos, que reprobaba las materias, que ya no veía televisión, que ya no hacia cosas de jóvenes.
Estaba todo el día encerrado en su cuarto sin hacer nada.
Al principio todos habían creído que era porque había perdido de esa forma tan cruel a su novia... que parecía que él, la quería mucho, así que por lo tanto le iba a costar mucho olvidarla. Pero ya se hizo un año de la perdida de Isabelle y todo seguía igual.
El seguía en depresión... Ya ni siquiera estudiaba, ya ni siquiera les hablaba a sus amigos, ni a sus padres y nadie podía entrar a su habitación porque se ponía violento y empezaba a gritar de que "quería estar solo".
El accidente que había tenido con su novia fue gracias a que el conductor que era un amigo suyo, lamentablemente iba ebrio.
A la salida de la discoteca, los tres estaban jugando y no se dieron cuenta de lo que podía llegar a pasar, nadie se lo imaginaba que justo a ellos les iba a pasar eso y bueno su amigo había chocado.
Todos salieron sin vida excepto Kenly... Que salió herido.
La psicóloga Rebecca Jones miro a el chico que estaba mirando hacia... la nada.
— Kenly —Lo miro con tristeza— ¿Hoy vas a responder las preguntas?
El chico no dijo nada.
Había veces que respondía un par de preguntas, otros días no podías sacarle ni una sola palabra...
—Si no me respondes hoy las preguntas —Agarro uno de sus papeles con preguntas que había preparado para Kenly — Tendrás que ir a una psicóloga más especializada...
—No quiero...— Finalmente el joven respondió.
—Entonces respóndeme las preguntas —Dijo firmemente.
Ella se quedó mirándolo hasta que logro hacer que asienta para darle a entender que iba a responder las preguntas.
El día de hoy era un poco duro. Ya tendría que preguntarle sobre el accidente, para que diera un poco de detalles...
Kenly nunca había querido decir nada de lo que había pasado esa noche. Ni siquiera dijo nada cuando vinieron unos cuantos policías a preguntarle del accidente porque había sido el único sobreviviente.
La psicóloga tenía una tarea difícil.
—Vamos a hablar del accidente de hace un año —Dirigió la mirada hacia Kenly que no había tenido ni una reacción cuando lo dijo, seguía tranquilo mirando hacia la nada — ¿No te molestas?
—No —Dijo Kenly.
—Bien —Dio una sonrisa — ¿Extrañas a Isabelle?
Noto que el suspiro cuando dijo el nombre de "Isabelle" fue bastante ronco.
—Demasiado.
— ¿A tu amigo Logan? —Pregunto curiosa
—Si.
Hubo un silencio después de eso.
—Bueno— Hizo una pausa para pensar bien las preguntas que le iba a hacer la psicóloga —Me digieron que la noche que pasó...—Dio una mirada para controlar si todo estaba tranquilo —Fueron a la discoteca... ¿Por qué no me cuentas algo?
Kenly cerró los ojos.
Todo se mantuvo en silencio hasta que los volvió a abrir y a mirar fijamente a la psicóloga que lo estaba mirando ansiosamente a ver si podía sacarle una palabra de la boca. Había pasado un año sin hablar de aquello, lo tenía allí dentro haciéndole mal... Se lo tenía que sacar de una vez.
—Fue un sábado. Habíamos quedado un grupo de amigos que íbamos a salir a la discoteca como todos los fin de semana —Suspiro— Papa y mama no me habían dejado ir porque había desaprobado la última prueba de la escuela, pero yo me escape esa noche y fui.
La psicóloga lo estaba mirando atentamente y saco un bolígrafo con una hoja para comenzar a anotar apuntes de lo que estaba empezando a hablar el chico.
— ¿La pasaron bien? — Pregunto Rebecca sonriendo para animar la situación.

—Nos divertimos como lo hacen los jóvenes de hoy en día —Trago saliva —Yo baile sin parar con Isabelle y todavía recuerdo de lo que hablamos esa noche...
— ¿Qué hablaron? — Pregunto la psicóloga.
—Cosas de novios... —Susurro— Ella dijo que me amaba.
La psicóloga lo miro con pena, a la vez no sabía que decir porque ya no quería poner en el tema a su novia porque ella solamente quería saber cómo ocurrió el accidente, no hacerle recordar para herirlo más.
— ¿No te dijo nada sospechoso? —Levanto una ceja la psicóloga.
—Nada. Ella estaba normal como debía ser —Respondió Kenly.
—Bien —Agarro otra vez su bolígrafo y le hizo la seña para que continuara hablando.
—Luego vi que mis amigos estaban bebiendo demás... Yo no hacia eso y mi novia tampoco pero ellos siempre se ponían ebrios cuando íbamos a bailar a la noche —Dejo de hablar y se quedó mirando la ventana que estaba abierta.
— ¿No pensaste en ayudarlos?
—Si pero me di cuenta de que nunca me hacían caso —Contesto finalmente.
Ella asintió.
—Luego de pasar como cinco horas ahí dentro, logramos reunir a todos para irnos a nuestras casas, en especial yo, que tenía que llegar temprano porque me había escapado y mis padres no debían enterarse —dejo de mirar la ventana y miro a los ojos a la psicóloga.
—Claro —Dijo Rebecca para confirmarle que lo estaba escuchando.
—Luego yo agarre a Logan para que nos llevara a su auto porque era el único que tenía vehiculo que yo conocía, pero él estaba... —Se le empezaron a llenar los ojos de lágrimas— Ebrio— Tomo aire —Pero yo solo pensé en mi nada más, en que no me tenían que ver mis padres y le insistí...

La psicóloga noto que Kenly comenzó a temblar y trago saliva.
—Tranquilo... Sigue.
—Entonces nos agarró y nos metió al auto de mala manera, apenas se podía mantener en pie. Isabelle me dijo que sería una mala idea y tenía razón— Una lagrima le cayó del ojo izquierdo.
—Vamos Kenly, lo estás haciendo muy bien— Le alcanzo unos pañuelos descartables para que se secara las lágrimas— Esto es un dolor que tienes, hay que sacarlo y lo estás haciendo conmigo.
El agarro un pañuelo y se secó las lágrimas.
—Encima mi casa quedaba muy lejos de ese lugar... Él puso música y se le fue pasando el mal humor que tenía a medida de que Isabelle y yo íbamos hablando tonterías— Sonrió levemente —Hasta que no sé cómo paso que chocamos.
— ¿No sabes cómo paso? —Pregunto confundida.
—Estaba demasiado cansado para ver lo que paso, chocamos con otro auto ¿Qué más quiere saber? —Dijo bruscamente.
— ¿Por qué crees que haya sido así?
Se quedó mirándola unos segundos y luego comenzó a reír porque había pensado en la pregunta que le había hecho, le parecía estúpida.
— ¡Fácil! Logan estaba borracho por eso no sabía lo que hacía y choco con otro auto —Dijo el chico sarcásticamente y levantando la voz.
—Bien, un accidente normal —Dijo tranquilamente.
— ¿Un accidente normal?
—Creí que había pasado algo para anormal, porque para quedar así como tú lo estas...
No dejo que la psicóloga termine la frase porque se levantó y agarro un jarrón de decoración de la habitación y lo tiro al suelo.
— ¡Cállese! ¡No lo puedo creer que le parezca todo normal, basura! ¡Ninguno de ustedes siente mi dolor! —Gritando.
— ¡Calma Kenly! —Se levantó para calmarlo.
El joven agarro un cuadro y lo tiro al suelo quebrándolo. Comenzó a gritar y a llorar desesperadamente.
La psicóloga fue hacia él para calmarlo pero la empujo y salió de la sala corriendo. Rebecca fue tras él.
Le había molestado que a todos les cause algo normal ese accidente porque no lo habían vivido en carne propia. Él estaba sufriendo a causa de eso y no podía salir de ese dolor, de perder a esas dos personas.
Estaba arrepentido de haberle contado todo, no confiaba en nadie ahora mismo, ni siquiera en su familia.
Corrió hasta que sus pies se cansaron y que hasta que no pudo respirar más.
Se secó las lágrimas y se puso a llorar. Además de que le tuvo que contar todo, le hizo acordarse más de Isabelle.
Esa chica hermosa, de pelo rubio y piel tan blanca como la nieve.
El la seguía amando y no podía olvidarla. Todos los días decía que porque ella se tuvo que ir, que hubiera preferido el estar muerto, así por lo menos ahora no sufría tanto como lo estaba haciendo.
Se apoyó en la pared de una casa, no sabía de quien era pero sentía que estaba lejos de esa psicóloga y de su madre.
Hace unos días sus padres estaban hablando de que si seguía así se tendría que ir de casa. La verdad que a Kenly no le interesaba, solo esperaba que sea un lugar donde no le hagan nada malo y si era posible que lo hagan olvidar a su novia.
Por un momento se comenzó a sentir cansado pero no sabía bien porque era. Así que encontró un lugar para sentarse y descansar de lo que había corrido.
De seguro ahora la psicóloga y su madre lo estaban buscando por todas partes, pero trato de dejar a un lado los problemas que lo rodeaban y concentrarse en su cansancio.
Sentado en la vereda, apoyo su cabeza y lentamente fue cerrando los ojos.
Cuando despertó estaba en su cuarto...
Afuera se sentían voces. No entendía bien lo que había pasado, lo último que recordaba era que estaba sentado en la vereda de esa casa, porque había escapado de esa sesión tan horrible que había tenido con su psicóloga y ¿Ahora? Ahora estaba en su habitación ¿Por qué? Porque se había quedado dormido afuera.
Se acercó a la puerta de su habitación para oír mejor las voces y se dio cuenta de que era su madre y su padre.
— ¡No puedo controlarlo más! — Exclamo su madre.
—Yo tampoco —Susurro su padre.
—Rebecca me lo dijo, él tiene que ir al internado.
Kenly abrió los ojos como platos cuando sintió eso. No se imaginaba en su futuro yendo a un internado, lo único que se imaginaba el tirado en el suelo, sin vida social y sin nada pero en un internado nunca se le ocurrió.
—No puedo seguir con esto, pero amo a mi niño.
—Yo también lo amo pero ¿lo has visto? — La voz de su padre parecía triste.
Kenly le dio un golpe en el corazón por todo lo que estaban diciendo sus padres de él... tenía que aceptar que tenían la razón pero por más del esfuerzo que el haga nunca podría olvidar aquel acontecimiento tan difícil.
—Ya no es el mismo— Su madre tenía la voz quebrada.
—Por eso lo que estamos haciendo es para un bien de él, eso es lo que queremos que Kenly se mejore porque lo merece. Estuve averiguando acerca del internado, es muy bueno, creo que ahí lo van a ayudar mucho.
—Tienes razón.
Era lo que quedaba. Dejándolo ahí... No iba a mejorar nunca e iba a empeorar.
Kenly pensaba en esos momentos salir e ir a gritarles a sus padres, pero ¿Para qué? Si él estaba enfermo, además lo iban a mandar allí ¿Para qué hacerles pasar un mal momento?
—Hable con la psicóloga ya tiene todo listo para que ingrese allí —Se oyó un suspiro de su madre —Tenemos que ir hablar con ella para autorizar si lo ingresamos allá.
Kenly se alejó de la puerta y fue a sentarse a su cama. Ya no quería oír más de la conversación de sus padres. Sabía que cuando ingrese allí por no sabía cuánto tiempo, cuando saliera no iba a ir a ser el mismo.
Quizás allá lo puedan ayudar, o quizás todo sea peor.
Miro la ventana tristemente y se quedó pensando, y pensando.

6 de Octubre.

08:00 am.


Descansando en su cama sintió que alguien lo tocaba el hombro e interrumpía todos sus sueños. Cuando logro abrir los ojos encontró a su madre sonriendo frente a él, sentada en su cama.
Kenly no sonrió como ella, solo se sentó en la cama confundido.
—Buenos días.
— ¿Por qué me despiertan a esta hora? —Pregunto de mala manera.
Su madre mordió su labio y enseguida cambio su sonrisa a un rostro angustiado. Kenly conocía a su madre como una mujer muy sensible.
Siempre lo había sobreprotegido un montón y siempre había sido una madre buena para él.
Nunca lo había decepcionado, pero hoy sabía que sus padres Lissa y Jacob lo iban a decepcionar por primera vez.
—Lo siento mucho.
El levanto una ceja y recordó lo que había oído ayer, la conversación que sus padres habían tenido sobre el futuro de su hijo.
—Explícame a donde me llevaran— Con un tono amenazador.
Su madre abrió los ojos confundida y se preguntó cómo sabía que lo iban a llevar a un "lugar". Pensaba en preguntarle cómo se había enterado de que iban a llevarlo a otro sitio, pero para no complicar las cosas, no iba a decirle nada, iba a continuar con su pregunta para darle una respuesta.
—Vas a estar mejor. Te van a ayudar.
— ¿Pero qué es? —Dijo levantando la voz.
—Un internado— Susurro Lissa.
— ¡Genial! —Dijo sarcásticamente.
—Abre los ojos, y piensa que tú no estás bien— Dijo su madre acercándose para tranquilizarlo. Su madre quería darle un abrazo.
Él se alejó de ella y fue al baño, ignorándola por completo.
No iba a gritar, ni iba a pelear simplemente iba a dejar de hablarles porque más allá de que sus padres no podían hacer nada con él, Kenly pensaba que quizás haciendo otras cosas, podrían salvarlo.
Se puso ropa nueva, se lavó la cara, se cepillo los dientes y salió de la habitación. Su madre ya no estaba en la cama, se había ido.
Cuando fue a la cocina se encontró con sus dos padres que estaban discutiendo pero pararon cuando lo vieron.
Él ni siquiera les dijo un "buen día" y ni siquiera los miro.
— Kenly no puedes enojarte, lo que estamos haciendo es por tu bien— Dijo su padre.
—No quiero que te vayas enojado— Dijo su madre con una voz quebrada.
El joven los miro de mala manera.
— ¿Cuándo me voy? —Pregunto Kenly secamente.
—Hoy —Dijo firmemente su padre.
—Bien —Dijo conforme.
—Ve y con las maletas que te compramos, junta tus cosas—Ordeno.
El obedeció sin decir nada y fue directo a empacar las cosas. Ellos eran sus padres y todavía estaban a cargo, así que no le quedaba otra, tenía que obedecerles aunque los odiaba en este momento.
Quizás si él hubiera puesto un poco de esfuerzo por olvidar el pasado y recuperarse, esto no hubiera pasado nunca.
Empezó a sentir un poco de arrepentimiento por lo que estaba sucediendo, ¿Hasta cuándo iba a estar en ese internado? Quizás años.
Después de juntar sus cosas, fue a la cocina, se entero que estaba pasando un momento incomodo y desayuno en silencio con sus padres.
Cuando terminaron el desayuno, se animó a hablar.
—Al menos ¿Me van a tratar bien allá? —Pregunto el joven.
Sus padres se quedaron en silencio unos segundos.

—De eso nos aseguramos, si te tratan mal te sacaremos— Su padre lo dijo con un tono seguro.
Su madre agarro de la mano a su hijo y lo miro con tristeza.

—Te llamaremos, hijo mio.

Kenly miro hacia la mesa y luego observo a su madre a los ojos.
—Cuando salga de ahí, creo que estaré cambiado.
Miro sus maletas y las agarro para llevarlas a donde tenía que ir, al internado La paz.

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