Capitulo 10.

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Aquel día también habían tenido gimnasia, atletismo, concretamente. Todos y cada uno de los músculos de Lisa se resentían a cada paso que daba. Entró al vestuario y arrugó la nariz con desagrado, allí apestaba a alfa sudoroso, y el dulce aroma de Jennie no estaba ahí para camuflarlo; el profesor la había mandado recoger el gimnasio. Seguro que lo único que quería era ver cómo la omega se agachaba a recoger los conos del circuito. Lisa gruñó ante esa idea. Abrió su taquilla y sacó su bolsa de deporte, se quitó la camiseta y la cambió por una limpia, después hizo lo mismo con los pantalones.

─ Ya lo creo, es increíble.

La voz de Park SooYoung llegó a sus oídos desde un par de taquillas de distancia. Hablaba animadamente con Son SeungWan, una beta que solía rodearse de alfas y que no le caía demasiado bien a Lisa.

─ Es la omega perfecta, casi de ensueño. Es dulce, es atenta y tremendamente guapa. ─ Dijo la beta.

─ Y, no nos olvidemos, de que está buenísima. ¿Ese culo es normal en una persona? No puedo mirar a otro lado cuando corremos.

Las dos amigas rieron socarronamente y Lisa apretó los puños. No podían estar hablando de quién ella creía que estaban hablando.

─ ¡Ya te digo! Jennie volvería loco a cualquiera, cómo me gustaría marcarla y poder folla...

Oh sí, lo estaban haciendo.

Lisa cerró la taquilla con tanta fuerza que hizo vibrar todas las demás. El vestuario se sumió en un pesado silencio. Lentamente, como un lobo acorralando a su presa, se acercó a las otras dos chicas que la miraban con una mezcla de curiosidad y temor. Destellos rojos manchaban las marrones pupilas de la alfa. Lalisa Manoban estaba enfadada de verdad.

─ Me gustaría formar parte de su conversación, ¿de quién hablaban? ─ Preguntó con la miel bañando sus palabras. Era una trampa.

─ De...de Kim Jennie. ─ Respondió SooYoung temerosa.

Nunca había hablado con la rubia, nadie lo había hecho en realidad. Bueno, nadie excepto Jennie. Tragó saliva en cuanto se dio cuenta de que la había cagado pero bien.

─ Ah, sí, Jennie. Es una gran omega, ¿verdad? ¿Qué decías que te gustaría hacerle, Son? ─ Volvió a preguntar, apretando la mandíbula y mirando a SeungWan con fingida curiosidad. Lisa era la aparentemente inofensiva Venus Atrapamoscas que esperaba pacientemente para devorar a su presa.

La beta retrocedió un paso asustada. Todas las historias que había escuchado sobre Lalisa Manoban se sucedían en su cabeza como pequeños y terroríficos sketches, en ese momento, la imponente alfa se cernía sobre ella con la furia homicida dibujada en su rostro. Ninguna de aquellas historias era cierta, pero Lisa estaba dispuesta a hacerlas todas realidad con aquellas dos imbéciles que habían mancillado el nombre de Jennie. ¡Solo ella podía pensar en ella!, ¡Solo ella podía mirarla!

─ Na─ nada...solo...

La alfa interrumpió la trémula respuesta dando un fuerte golpe a una de las taquillas. El estridente sonido metálico heló la sangre de todas las que estaban presenciando aquella escena.

─ No quiero que ninguna de ustedes vuelva a hablar de Kim Jennie como si fuera un trozo de carne, ¿¡me han entendido!? Ninguna está a la altura siquiera de la jodida suela de sus zapatos. ─ Bramó con furia.

Aquello era una advertencia, no solo para SooYoung y SeungWan, sino para todos los presentes. Kim Jennie ya no estaba en el mercado, y pobre del que intentara tocarle un solo pelo.

Lisa se apartó de las dos chicas en cuanto percibió el aroma de Jennie, y unos segundos después entró la sonriente omega. Todas volvieron a la normalidad como si nada hubiera pasado mientras Jennie cambiaba su ropa de deporte por una delicada falda blanca y una camiseta rosada bebé. Por una vez en todo el curso, la única que la observaba hacerlo era Lisa.

Cuando terminó de vestirse, se acercó a la alfa tan sonriente como siempre. Y, como cada vez que la omega rondaba cerca, Lisa sintió el aire escapar de sus pulmones.

─ Lisa, ¿quieres almorzar conmigo y con Chae?

─ ¿Con ChaeYoung? ─ Preguntó dudosa.

Jennie asintió sonriente. Lisa suspiró, preferiría almorzar solo con Jennie, pero no tenía más remedio que aguantar a su amiga.

─ Está bien.

En algún punto del camino a la cafetería, Jennie se colgó del brazo de Lisa. La gente se apartaba a su paso, mirándolas aún sin terminar de creérselo. La historia del incidente en los vestuarios había corrido como la pólvora y todo el que estudiaba en ese instituto ya sabía que Kim Jennie era zona prohibida. Jennie parecía ajena a todo eso y caminaba feliz colgada del brazo de la mayor, casi saltando por los pasillos.

─ ¿Tienes hermanos, Lisa?

─ ¿Cómo? ─ Preguntó desconcertada por la pregunta.

─ Sí, es que le caíste muy bien a Binie, así que pensé que a lo mejor tú también tenías un hermanito pequeño.

─ No, soy hija única.

─ Vaya, ¡entonces se te dan genial los niños!

Lisa rió.

─ No lo creo. ─ Negó divertida.

─ ¿No te gustan? ¡A mí me encantan! Me encantaría tener un montón de pequeñines correteando por mi casa dentro de unos años. ─ Habló felizmente con aire soñador. Jodidamente adorable.

En la mente de Lisa se proyectó la imagen de Jennie unos años mayor, con una prominente barriga, con un niño pequeño entre sus brazos y otro chiquitín abrazando una de sus piernas. El mayor tiene unos lindos ojos negros como los de la omega y el cabello lacio y moreno y el que Jennie sostiene con cuidado de no dañar su vientre tiene el cabello rubio como el sol y lacio.

Lisa sonrió, aquella era la visión de un futuro utópico e irreal, pero maravillosamente feliz.

─ No es que no me gusten, es cuestión de tenerlos con la persona indicada.

Jennie sintió sus mejillas enrojecer, pero era imposible que Lisa se refiriera a ella.

Finalmente, llegaron a la puerta de la cafetería y aquel tema quedó olvidado.

ChaeYoung ya las esperaba en la mesa que solía compartir con su amiga. Había tenido que saltarse la clase de gimnasia por una reunión con el tutor. No parecía demasiado feliz de ver a la alfa, aunque ya sabía que almorzaría con ellas.

Después de ir a comprar el almuerzo, las tres se sentaron en la mesa.

Lisa aún se sentía extraña almorzando en compañía, pero la presencia de Jennie hacía que valiera la pena toda la incomodidad.

─ Esto...Lisa, ¿te apetecería venir con Chae y conmigo a ver una película el viernes por la noche? ─ Preguntó tímidamente Jennie.

Vale, eso no se lo esperaba.

─ ¿Yo?

─ Claro que tú, idiota, ¿o ves a alguna otra Lisa sentada en esta mesa?

─ ¡ChaeYoung! ─ Reprendió Jennie a su amiga.

ChaeYoung se encogió de hombros y siguió comiendo su sándwich.

Lisa sopesó sus opciones, podía decir que no y desaprovechar una ocasión de estar con Jennie o podía aceptar y aguantar a su amigo durante toda una tarde... ¿a quién quería engañar? Nunca podría decirle que no a Jennie.

─ Está bien, pero ¿Les importa que lleve a una amiga?

Necesitaba distraer a ChaeYoung para poder tener a Jennie para ella sola, y JiSoo era la indicada para eso.

si quieren el maratón, ya saben que hacer.🐢

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