Capitulo 11.

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─ ¿Puedes recordarme otra vez porqué accedí a esto?

─ Porque me lo debes, yo te ayudé a cortar con Mina, y te acogí en mi casa cuando tus padres se enteraron de que fumabas cannabis y te echaron. Además, no será tan malo, sólo vamos a ver una película, y la amiga de Jennie es bastante guapa. No es mi tipo, porque mi tipo son las omegas bajitas de mejillas abultadas, pelo castaño, ojitos de gatito y jodidamente adorables, pero no está mal.

JiSoo suspiró resignada.

Habían quedado con Jennie y ChaeYoung a las seis en punto en la entrada del cine. Eran las cinco y media y las dos alfas ya estaban apoyadas contra la fachada del local. Bueno, más bien solo una, que miraba divertida cómo su amiga daba vueltas de un lado a otro a punto de morderse las uñas de los nervios.

─ ¿Cómo actúo con ella? Se supone que ahora somos amigas, pero yo no sé cómo comportarme con una amiga. Mi única amiga eres tú, y eres igual de imbécil que yo así que no hay necesidad de disimular.

─ ¡Oye!

─ No voy a saber qué decirle, la voy a cagar. Seguro que piensa que soy una alfa descerebrada que solo quiere marcarla, no se me da bien disimular cuánto me gusta cuando está cerca.

─ Es que eres una alfa descerebrada que solo quiere marcarla.

─ ¿Acaso sabemos qué película vamos a ver? Si escogemos una de miedo, a lo mejor se asusta y me abraza. ¿Eso sería bueno o malo? Por una parte, no hay nada que quiera más en este mundo q- que ella me toque, pero ¿y si no puedo controlarme...

JiSoo rodó los ojos y sacó su móvil, si Lisa había decidido ignorarla, ella jugaría al KartRider Rush. Tenía que admitir, que era divertido ver a su amiga en ese estado. Lalisa Manoban siempre fue alguien de pocas palabras; si quería algo lo cogía, y si algo no le gustaba lo decía, no importaba el momento ni lo inapropiado que fuese decir que aquel vestido hacía gorda a la madre de JiSoo cuando la mujer estaba presente. No solía darle demasiadas vueltas a las cosas y era bastante impulsiva. Por eso, la pelinegra no dudaba de que Jennie fuera la pareja destinada de Lisa. Por eso, y porque cada vez que tenía ocasión, metía el nombre de la omega en sus conversaciones. "Oye, Lisa, quiero comer pastel." "¿Sabes que Jennie quiere ser repostera?" "En serio, salgamos, me apetece mucho comer pastel." "Dentro de unos años, podremos ir a su pastelería a comer." "Pero yo no quiero comer pastel dentro de unos años, lo quiero ahora." "¿Sabes a quién le gustan también las cosas en el momento? A Jennie." Era insufrible. Otra clara señal, era que el rostro usualmente aburrido e indiferente de Lisa parecía transformarse cuando hablaba de Jennie. Sus ojos brillaban y su boca se torcía automáticamente en una suave sonrisa. JiSoo estaba feliz por su amiga, ese era uno de los principales motivos por los que había decidido acompañarle. Más tarde descubriría que había sido una buena idea.

Lisa sentía sus manos sudar, y su ritmo cardíaco se acercaba peligrosamente a la velocidad de un infarto. Ya había visto a Jennie fuera de clase, dos veces (y eso estaba entre los mayores logros de su vida junto con haber ganado el concurso de baile y haberse pasado en un día todos los niveles del Super Mario Bros), pero aquello era diferente. Ya no estaban haciendo ningún trabajo y no era ningún tipo de obligación; Jennie, su Jennie, la había invitado a pasar la tarde con ella. Dios, quería saltar de emoción, pero debía mantener la compostura.

─ Como sigas dando vueltas, vas a abrir un hoyo.

Ignoró a JiSoo, ella ocupaba el último lugar en su lista mental en aquellos momentos. Tenía mil cosas en las que pensar y novecientas noventa y nueve trataban sobre Jennie. No quería hacerse ilusiones, sabía que no debía, pero recordar la sensación que la invadió cuando la omega se colgó despreocupadamente de su brazo, le hacía anhelar su contacto como un adicto anhela su dosis. No había forma humana de estar más enamorado de alguien.

JiSoo entrecerró los ojos, prestando atención a algo en concreto.

─ Oye, ¿cómo decías que era esa omega tuya?

Por una vez, Lisa le prestó atención a JiSoo, que tomó la nota mental de mencionar a Jennie cada vez que la idiota de su amiga decidiera ignorarle.

Ahí estaba esa expresión soñadora de nuevo.

─ Pues...es como un rayo de sol embotellado en el cuerpo de la persona más bonita y tierna del mundo. Es, sencillamente, hermosa. Toda mejillas achuchables y pestañas largas, labios gruesos que cualquiera moriría por besar y la sonrisa más dulce y radiante del mundo. Su pelo es castaño largo y lacio, y, cuando se ríe, sus encías rosaditas se muestran sin vergüenza alguna acompañando esa dulce y preciosa risa que parece la más perfecta armonía. Parece un ángel. ─ Habló Lisa con adoración.

─ Sep, creo que encaja en la descripción.

Lisa miró a su amiga sin entender nada.

─ Está detrás tuyo.

El rostro de Lisa perdió el poco color que tenía y, lentamente, muy lentamente, se dio la vuelta hasta dar de frente con las dos omegas. ChaeYoung estaba haciendo su mayor esfuerzo por no estallar en carcajadas, y Jennie parecía haberse quedado en shock. Sus mejillas estaban de un rojo brillante y sus ojos de gatito abiertos de par en par. Lisa se quería morir, la había jodido antes de empezar. Le lanzó una mirada asesina a JiSoo, aunque ésta la ignoró olímpicamente, tenía mejores cosas a las que prestar atención. Cosas como entrar en una especie de trance al mirar una rubia omega de mejillas regordetas que hacía su máximo esfuerzo por no reír y que desprendía un embriagador aroma a dulce de leche y galletas de jengibre recién horneadas.

─ Será mejor que entremos. ─ Habló ChaeYoung, haciendo de voz de la razón.

Nadie parecía tener la intención de moverse, así que tomó a Jennie del brazo y la arrastró hacia el interior del cine.

─ Nosotras compramos las entradas, ustedes compran la comida. ─ Dijo sobre su hombro dirigiéndose al mostrador.

En cuanto las omegas se alejaron, Lisa hundió su puño en el estómago de JiSoo.

─ ¿¡Se puede saber qué te pasa!?

─ ¿¡Que qué me pasa!? ¿¡Tú eres imbécil!? ¡Sabías que estaba ahí detrás! ¿¡Por qué no me has avisado!?

─ Porque eso no habría sido divertido.

Otro puñetazo voló directo a su abdomen.

─ Mereció la pena. ─ Dijo JiSoo encogida sobre sí misma y con la voz estrangulada.

─ Ahora he hecho el ridículo, seguro que se arrepiente de haberme invitado. ¡Dios, ¿por qué soy tan imbécil!?

─ Eh, tranquila. La chica parecía avergonzada, no asqueada. Además, sigue aquí ¿no? Eso es buena señal. Ah, y, hablando de cosas buenas, ¿cómo decías que se llamaba su amiga?

Lisa miró a su traidora amiga con asco y pasó de largo, caminando hacia el mostrador de comida. Dos paquetes de palomitas extra-grandes y cuatro vasos sin fondo de Coca-Cola después, fueron a reunirse con las omegas.

─ ¿Qué película han elegido? ─ Preguntó JiSoo despreocupadamente.

─ La Cagada, de Steven Spielberg.

JiSoo y ChaeYoung rompieron en carcajadas mientras Jennie y Lisa solo querían que la tierra se las tragara. Las dos acompañantes parecían las únicas cómodas en ese momento.

─ En realidad, es la última de Marvel. ─ Dijo ChaeYoung, secándose una lágrima.

Las cuatro chicas entraron a la sala y se sentaron. Para desgracia de Lisa, Jennie quedó a su lado. En otras circunstancias estaría gritando de alegría en su interior, pero en aquel momento desearía haber podido fundirse con la butaca. Le costó dos tráilers y medio, pero al final se armó de valor para hablar.

─ Jennie, yo...lo siento mucho. No quería que oyeras todas esas cosas.

La omega se mordió el labio tímidamente. Aquella disculpa le parecía una estupidez, no era como si le hubiera molestado escuchar aquello de parte de la mayor. Simplemente la había impactado.

─ ¿De verdad lo piensas?

─ ¿Qué?

─ Si tú de verdad crees...que soy hermosa. ─ Preguntó tímidamente, sintiendo su cara arder.

Lisa sentía ganas de reír, ¿realmente le estaba preguntando que si le parecía hermosa?

─ Jennie, tú eres preciosa. ─ Dijo con sinceridad, mirando el sonrojado rostro de la omega.

En ese momento, las luces se apagaron y la película empezó.

Si le hubieras preguntado a Lisa por el argumento, no podría haberte dicho ni el nombre de los protagonistas. Y no es que no le gustara Marvel, ella era un gran fan de la compañía, es que, en algún momento de la película, Jennie reposó la cabeza en su hombro. Sus suaves mechones de cabello acariciaron la mejilla de Lisa haciéndole cosquillas, y su aroma la envolvió, mareándole ligeramente.

Y, de repente, el aliento quedó atascado a medio camino hacia los pulmones de Lisa cuando Jennie enterró la cara en su cuello y comenzó a... ¿olfatearla?

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