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¿Obsesión?
Esa condición que  se caracteriza por la insaciable necesidad de poseer y ser poseído, dominar a esa  persona .

No creo que esté loco , o quizás si.
Lo único que sé es que la necesidad de tenerla para mí cada vez aumenta.

Deliro con la posibilidad de tenerla en mis manos , su cuerpo atado y la sangre bañando su piel.
Sentir sus lamentos y súplicas sería como elevarme a un paraíso astral.
La quería , y sería para mí .

*****

— Por favor detende, te lo suplico—me miraba suplicante mientras sus ojos desprendían lágrimas que caían como gotas en el suelo frío .

—Eso no era lo que decías hace un rato—a pesar de la situación observé como sus mejillas se sonrojaban , y mis labios se curvaron ligeramente .

Verla ahí , tirada en el piso, viendo su pelo impregnado al rostro, sus manos atadas a su espalda.
Desnuda .

Sentí un vacío, necesitaba más , mucho más .

Acaricié su cuerpo lentamente hasta llegar a su cara .
Apartó su rostro ante mi toque , pero eso no impidió que continuara con mi labor .
La levanté del suelo y la acomodé de forma tal que quedara de espaldas a mi.
Tomé el cepillo que reposaba sobre la mesa y cepillé su cabello muy lentamente, sintiendo las finas hebras sobre mis manos .
Me gustaba que quedara perfectamente amoldado .

Entonces la volteé para acostarla nuevamente, cuando lo hizo acomodé su cabello como si de una sesión fotográfica se tratase.

Volví a recorrer su rostro y su piel se relajo al contacto de mi mano, entonces saque un cuchillo y se lo clavé justo en el pecho.

La sangre comenzó a brotar formando un círculo precioso en el suelo.
Su cuerpo desnudo , se bañaba lentamente con el carmesí que contrastaba con el color de su piel.
Su respiración empezaba a ser más agitada a medida que observaba como volvía a levantar mi cuchillo y clavarlo en una de sus piernas .
Sentí su cuerpo estremecer.

Escalofríos de placer, eso sentí .
Seguí clavando el cuchillo en lugares precisos, mis favoritos.

Pasé de sus piernas hacia el interior de sus muslos, su cuello y en el estómago.
Cuando su último aliento abandonó el cuerpo sentí como si explotara y la presión que se ejercía en mis pantalones al fin fuera liberada .

Admito que me corrí viendo la sangre bañar cada lugar de su cuerpo desnudo, el pelo negro acomodado perfectamente y esos ojos , castaños, quedándose pasmados sin vida .

Pero como usualmente ocurría luego de esto llegó el vacío, me era indiferente observar el sufrimiento de los demás , la culpa era algo desconocido para mí , sin embargo el sentimiento de lanzarme hacia un abismo aparecía cada vez que asesinaba a alguien .
Cómo si me faltase algo, o alguien .

Inexplicablemente cuando pensaba en aquel cabello color fuego mi vacío se calmaba , como si necesitara absorber su alma y quedarmela.

< Serás mía Cerecita >