nineteen - go time (IRON MAN 2)

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chapter xix.
( iron man 2 )

quiero extender mis alas y volar
a toda la gente en el campo,
a mis amigos de primera clase,
os enseñaré como surcar el cielo
scrape the sky ─── can't stop won't stop

queens, nueva york
22 de abril, 2011
( un año después )


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—No lo haré —susurra la voz de papá con pánico.

Mi rodilla rebota en desesperación.

—Oh, no —la voz de papá es ronca y baja a medida que se siente más vencido—. Oh, Dios, no lo voy a conseguir.

Miro a mi alrededor rápidamente, tratando de encontrar a alguien que pueda ayudar.

¡Oh, Dios! —él grita con fuerza.

Ahora está sollozando y llorando dolorosamente. Cruzo un brazo sobre mi estómago y muerdo el dorso de mi mano libre. Jadea por aire y sigue susurrando, murmurando cosas para sí mismo.

—Oh, Dios, me rindo. Lo digo en serio —la cara de papá está más o menos en la taza del inodoro mientras mueve la mano—. Dame un poco de espacio. No puedo.

No hay nadie que pueda sacarlo del mini baño en el que se ha plantado. Aprieto los labios a Pepper, quien sostiene el casco de Iron Man de papá debajo de su brazo. Ella se ve tan irritada e impaciente como yo. Me quejo mientras él sigue jadeando y murmurando. Pepper suspira y apoya su mano contra la puerta.

—Levanta —ella mueve la cabeza y lo mira con los ojos entrecerrados.

—Oh, Dios —gime papá—. No puedo seguir con eso. Hablo en serio —se inclina y sus manos de metal se agarran al borde de la taza del inodoro.

—¡No tenemos tiempo para esto, papá! ¡Tenemos que irnos! —le grito.

—Oh, Dios, no querrías verlo —papá baja la tapa del inodoro y la descarga.

—Ew —hago una mueca.

Él gime mientras se pone de pie. Se tambalea hacia la puerta y nos mira mientras parpadeamos, sin impresionarnos con su dramatismo.

Respira con dificultad cuando pregunta:

—¿Dónde estoy? ¿Me veo raro?

Resoplo.

—¿No te ves así siempre?

Él me ignora.

Pepper continúa:

—Sí, te ves como todos los días —con eso ella quiere decir "raro"—, y parece que tienes resaca.

Suspiro y giro los ojos mientras sigo su cuerpo tambaleante hacia la parte trasera del avión. Él entrecierra los ojos y trata de verse en el reflejo de una de las grandes ventanas. No parece muy decepcionado con lo que ve. No puedo decir lo mismo de Pepper o de mí. Oh. Wow. Papá mira alrededor de la bodega de carga con ojos nublados y la cara roja. Murmura diferentes cosas, pero no puedo escuchar una palabra de lo que dice y estoy segura de que Pepper tampoco.

—¡Casi muero! ¡Literalmente! —exhala—. ¡Dame unas tostadas! ¡Dame unas galletas! ¡Ginger ale! Cualquier cosa —me golpea el brazo rápidamente.

—Claro —asiento, frunciendo el ceño mientras se deja caer en el banco—, porque tengo tostada y ginger ale en la mochila.

—Advil. Pep, dame un advil.

—No tengo. Tengo motrin —le dice mientras lo ayuda a ubicarse en el banco.

—¡Motrin! Ya te digo yo que pasa algo con...

—¡Sí! ¡Hay algo seriamente fuera de lugar contigo! —Pepper interrumpe, grita y se inclina a la altura de sus ojos.

Papá continúa:

—... con darle motrin a un adulto.

—¿Qué pasa con Motrin? —pregunto en voz alta—. ¡Es una marca!

¡No estoy de humor, Lisa! —me grita papá.

Ambos soltamos un fuerte suspiro, refunfuñando el uno por el otro. Pepper gime y se frota la frente, irritada. La alarma de advertencia suena fuerte en nuestros oídos. La voz del piloto anuncia que nos estamos acercando a la zona de la misión.

Papá grita en voz baja mientras lo ponemos de pie.

—¡Aborta la misión!

—¡No, no! —grito, mirando alrededor rápidamente—. ¡Está de coña! ¡No abortes la misión!

Él sigue jadeando y gimiendo. Pepper y yo luchamos por mantenerlo equilibrado mientras el avión rebota un poco. La alarma sigue sonando mientras me paso los dedos por el pelo. Pepper sigue con el casco en mano mientras intenta aferrarse a la espalda de papá.

—Ahí está —papá señala la máscara de oxígeno en la esquina antes de gritar en mi cara—. ¡Abortar!

—¡Ay, mi oído! —le doy un empujón a su brazo.

—¡Dile a ese que deje de decir que nos estamos cayendo! —él llega a la pared del avión.

—No estamos cayendo —grita Pepper.

—Ugh —me duele la cabeza.

—¡No haremos la misión! —grita papá humildemente.

—No la vamos a abortar —ríe torpemente Pepper, tratando de convencer a cualquiera que papá está completamente bien.

No está así.

Es un desastre.

Me aferro al hombro de papá mientras se pone la máscara de oxígeno y siseo:

—¿Tienes idea del trabajo que costó que el Departamento de Defensa aprobara esto?

Papá jadea en el aire limpio y embotellado.

—¡Pues les envías flores!

Mis palmas arden de ira.

Oigo zumbar las puertas del hangar y sé que están a punto de abrirse.

Pepper le pone una mano en la espalda.

—¡Nos estamos acercando a la zona de caída!

Papá se quita la máscara y se vuelve para mirarnos antes de preguntar con una voz sorprendentemente tranquila:

—¿Qué?

—¡Lo que has oído! —dice Pepper, tratando de ser exasperada, fracasando en el intento.

Mi ceño fruncido cae cuando me doy cuenta de lo cerca que están sus caras y de que se están mirando a los ojos.

Oh.

Papá respira profundamente:

—Hagamos esto, nena.

Mis ojos giran y mis labios forman una delgada línea. Guay. Él se aleja de ella y camina hacia las puertas abiertas. Escucho explosiones afuera y el avión tiembla un poco por la turbulencia. Pepper y yo seguimos a papá mientras él mira hacia la oscura noche que lo espera. Una vez que ella lo alcanza, papá toma los brazos de Pepper y la mira fijamente a los ojos.

—Sé que a veces puedo ser egoísta.

—Casi siempre —agrego en un tono sumamente elevado para que ellos puedan escucharme sobre el fuerte viento.

Su rostro es serio cuando dice:

—Y sé que no lo digo lo suficiente.

Pepper solo lo mira sorprendida. ¡Oh Dios mío! ¿Qué está pasando ahora? Quiero decir, sigo molesta con él, pero ¿está sucediendo esto en este momento?

—Pero —continúa—, ¿cómo tengo el pelo?

Lo odio.

Mucho.

Pepper parpadea.

—Eso lo has dicho antes.

—Lo sé —responde papá—, pero ahora lo digo en serio. ¿Está sedoso? ¿Necesito más champú?

—Oh, señor —me quejo.

—Estás bien.

Gira su cabeza, sacudiendo su cabello oscuro en el viento.

—¿Te gusta cómo me veo con el viento?

Pepper asiente con una sonrisa divertida.

—Sí.

—Bien, pues dame un beso de la buena suerte. Puede que no vuelva —asiente hacia el exterior del avión.

Mientras espera con una postura enderezada, yo ruedo los ojos. Pepper recoge el casco y planta un beso prolongado en la hendidura de la boca. Papá la mira con consternación celosa. Pepper se da vuelta y tira el casco por la parte trasera del avión. Todos lo vemos desaparecer de la vista.

Se vuelve hacia papá con una sonrisa.

—Ve a por ellos, jefe.

Él sonríe antes de volverse para mirarnos justo antes de saltar.

—¡Me completáis!

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Esto es de una escena eliminada de la película, por si os lo preguntáis.

Una especie de prólogo gracioso antes de la catástrofe.

Ya estamos llegando a la recta final del libro, por decirlo así, solo quedan 11 capítulos para ponerle fin e iniciar con el siguiente. ¡Espero que os guste y muchas gracias por leer! xx

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