Epílogo

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Horas más tarde de la derrota del alquimista, aun reparándose los edificios, lugares y sitios dañados de Paititi, junto al entierro digno de los todos los caídos, honrados como héroes nacionales póstumamente, observando el jaguar el horizonte de la ciudad desde el único tejado que había quedado en pie del palacio, Makonde se acercó a Jaguaret para saber cómo estaba y se sentía respecto a todo lo vivido esos días. Pese a los avances respecto a la reconstrucción de la ciudad, aún era mucho el trabajo que hacer.

-¿Te sientes bien?-Pregunto Makonde preocupado por Jaguaret.

-Si. Solo pensaba, ya sabe, en todo lo acontecido-Respondió Jaguaret aun pensando un poco en todo lo acontecido.

Dando un suspiro pesado, Makonde dijo-No te culpes por todo lo sucedido. Todos de una manera u otra fuimos víctimas de Transmaster. Además, el solo busco su final-Expreso poniendo una de sus manos en uno de sus hombros.

-Lo sé. Pero aun así, no puedo evitar sentir cierta pena. También pensaba en si realmente la ciudad se recuperaría, no físicamente, es lo de menos, me refería en cuanto a superar su gran tragedia poblacional. Imagino que parte de la población debe estar bastante enojada con lo acontecido-Dijo Jaguaret pensando en cómo varias familias habían sido destruidas por la ambición del ahora extinto alquimista.

Guardando silencio unos segundos, el amauta le dijo-Ven conmigo. Te mostraré algo-Dijo para seguidamente partir hacia los jardines del palacio, siguiéndolo Jaguaret ahora a la par para alegría de su tutor. Al llegar, cuidadosamente el runapuma mayor cogió un puñado de tierra con sus manos-Extiende tus manos, quiero enseñarte algo que gracias al chamán líder anterior aprendí a tu edad-Obedeciéndolo, Jaguaret extendió sus manos, recibiendo suavemente la fina tierra en sus palmas al depositarla Makonde abriendo las suyas cuidadosamente.

-Seguro te has preguntado por que la tierra en Paititi es roja-Dijo Makonde mirándola.

-La verdad, si, y mucho-Dijo Jaguaret.

-No hay una explicación formal en realidad, ni siquiera con nuestra tecnología o conocimiento más avanzado en parte. Sin embargo, una leyenda dice que es por la sangre derramada de todos los que murieron salvando de fuerzas oscuras este lugar desde principios de su existencia. Quizá no lo comprendas ahora, y puedas sacar una interpretación diferente, pero yo entendí que, de una manera u otra, y sin importar el que suceda, el orden y el equilibrio siempre volverán a surgir.

Pese a la confusión mental que aún tenía en parte, había entendido la leyenda y/o metáfora que Makonde había expresado, respondiendo Jaguaret-Vaya...prometo que eso lo tendré bastante en cuenta amauta-Dijo Jaguaret.

-Sé que lo harás-Dijo Makonde sonriéndole, quedándose a hacerle compañía mirando el horizonte de la ciudad que aún tenía que repoblarse, aunque quizá, eso no sería tan complicado para la población, especialmente para los runapumas.

Muy lejos de allí, dentro de unas cuevas bastante oscuras, solo iluminándolas el trabajo de herrería tradicional, pero mezclado con tecnología moderna, realizado por altas figuras de alas y llenas de plumaje negro y blanco, de rostro similar a un cóndor con ciertos rasgos humanos, pero conservando un pico grande y bastante filudo, además de portar armaduras livianas pero lo suficientemente protectoras. El trabajo era supervisado por otros miembros de esa especie, yaciendo apoyados en estructuras de madera un poco a lo lejos. Uno de estos monto vuelo abriendo sus alas hacia una caverna dentro del mismo lugar, encontrándose en su interior otro de sus miembros con sus grandes alas cubriendo su cuerpo.

-General Mallku, las armaduras mejoradas y vehículos de batalla tardarán un poco más de tiempo del que pensamos, quizá el resto del año y el siguiente-Dijo el invitado inclinándose en respeto a lo que parecía ser su superior-Dijo su principal lacayo.

-Descuida, lo entiendo-Expreso su superior con una voz bastante calmada-No debemos cometer ningún error por más mínimo que sea si lo que deseamos y queremos es recuperar toda la tierra que es nuestra por derecho desde siglos de historia. A propósito ¿Qué paso con Transmaster?-Dijo Mallku.

-Por lo que se, fue derrotado en Paititi señor-Respondió su lacayo.

-Lo suponía. El alquimista siempre fue un poco impulsivo y estúpido. No importa. Lo importante ahora es terminar de prepararnos bien para recuperar lo que nuestros ancestros tuvieron y les fue arrebatado injustamente. Duplica las horas de trabajo. Solo esperaremos un año más-Se expresó sentenciando de una manera firme pero calmada a la vez.

-Como usted diga general-Dijo su lacayo para posteriormente partir de la misma manera que entro, dejando solo a su superior.

Empezando a caminar por el lugar con sus grandes garras de ave chocando contra el rocoso suelo hacia un antiguo mapa colgado en su pared también de roca, cuyo territorio mostrado se extendía enormemente de norte a sur como de oeste a este, no solo por Perú y Cusco, sino por varios países adyacentes. Observándolo seriamente, procedió a extender sus grandes alas de plumas filudas, destellando de ellas un brillo verde, no muy diferente al Reanimador del ya fallecido alquimista.

Fin.

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