I El jaguar de Cusco

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La oscura noche teñía la Ciudad del Cusco, la capital, ciudad más importante, poblada y conocida en la República del Cusco, nación ubicada al sur de la frontera del Perú. Mientras la gente común, mejor conocidos como humanos, iba de un lado a otro por las calles alumbradas de anaranjado amarillento por los postes de luz, principalmente en el considerado centro de la ciudad, la Plaza Manco Capac de la Ciudad del Cusco, usando las sombras como camuflaje, movilizándose a gran velocidad de un edificio a otro, una figura los observaba a su paso sin que muchos lo notarán a simple vista, o si quiera notaran o supieran de su existencia.

Su forma de movimiento habitual por la llamada Roma de América era como la de un jaguar a cuatro patas moviéndose por la selva amazónica en busca de su siguiente presa, o como si se movilizara para defender el área que consideraba su territorio, y sí que la zona de su dominio era realmente grande.

Afortunadamente para los civiles, ellos no estaban en su objetivo, al tratarse en realidad del vigilante y protector no oficial de la llamada Ciudad Imperial. Se hacía llamar, y la gente lo conocía como-

Jaguaret. El hombre jaguar.

Y no era para menos ese nombre. El vigilante, habiendo servido a la ciudad ya cierto tiempo, considerándolo la mayoría una simple leyenda urbana, como un invento hecho para asustar a los más pequeños, y otros tan real como una especie de espíritu maligno o incluso benefactor, según el punto de vista, como los pishtacos en los que también creían ciertas personas, poseyendo los delincuentes una posición ambigua al respecto, estando los que le tenían miedo realmente, y otros que solo lo consideran un mito para que no roben, se movilizaba por la ciudad haciendo su patrulla matutina de cada noche, aunque otra cosa mucho más importante lo estuviera preocupando desde hace unos días.

-Como me gustaría que esta sea una noche tranquila. Pero sabiendo el peligro que existe haya afuera, lo dudo bastante-Expreso tal figura calmada pero atenta a cualquier movimiento inusual en su camino, movilizándose por los pequeños edificios con su agilidad, principalmente por medio de saltos, sosteniéndose algunas veces con sus garras para tocar tejados.

Avisándole sus sentidos agudos, especialmente su audición, que cerca de donde estaba algo ocurría al erizarse su oscuro pelaje, cambio de dirección hacia el lugar de los hechos.

Su intuición fue acertada al observar desde un edificio que dos ladrones salían tranquilamente por la puerta con cuatro maletines llenos de dinero que cargaba cada uno tras desvalijar los cajeros automáticos. Uno era alto de mirada inquietante de piel blanca con barba, cabello peinado elegantemente y ojos negros, vestido con chaqueta marrón oscuro y jean negro. El otro, de mirada más cobarde, también era de piel clara, con cabello castaño corto, vistiendo de gabardina negra que cubría sus piernas.

-Justo a esto me refería-Dijo la figura observándolos salir del banco.

Sin haberse percatado de su presencia, los ladrones caminaron por la calle rumbo hacia su auto, hablando de su última hazaña, por así decirlo.

-Te dije que sería fácil-Pronuncio el más decidido de ellos.

-No dudaba de tu habilidad de desactivar alarmas Mariano, pero vámonos pronto antes que...-Dijo su compañero aterrado.

-¿Antes que nos vea alguien o venga la policía, o una combinación de ambas? Deja de preocuparte Joaquín-Dijo Mariano mostrando su compañero una gran sonrisa.

-Eso no me preocupa, en realidad me preocupaba...-Dijo Joaquín.

-¿Qué, le temes a la oscuridad o a los fantasmas? Jajaja. Esas cosas no existen, son solo leyendas urbanas inventadas para atraer turismo o espantar a los tontos como tú, o las dos cosas-Dijo Mariano.

-¿Pero....no recuerdas la última vez?-Dijo Joaquín ya más nervioso de recordar lo sucedido esa vez.

Riendo con la boca abierta como si fuera un payaso, sabiendo a que se refería su compañero, Mariano dijo-Jaguaret no me aterra. El robar petróleo es mucho más serio. Esta vez no creo que se moleste. Debe estar aseándose en el amazonas o algo así jajaja-Dijo Mariano pegando una siniestra risa abriendo la puerta trasera de su auto, un Volkswagen gris, guardando los maletines.

-Por favor....vámonos pronto...tengo un mal presentimiento-Dijo Joaquín aterrado mirando hacia todas direcciones, aunque eso no lo detuvo en poner sus maletines.

-¡Ese maldito monstruo vuelve a aparecer y juro que...!-Dijo Marino apretando sus puños, no terminando su oración por ensordecerlos un gran chirrido ocasionado en el de su auto. La marca de garras era tan grande que dejo huella fácilmente.

-Hablando de mí a mis espaldas otra vez-Dijo la figura de acento cusqueño de pie encima del auto para sorpresa y temor de los ladrones, sobretodo de Joaquín, pareciendo un niño pequeño asustado se orinaría tarde o temprano en sus pantalones.

La figura de 3 pies de altura de largas piernas y brazos vestía de un traje negro con grandes bordados dorados estilo incaico en su capucha, que dejaba salir sus orejas, cierre y mangas. No poseía calzado. Sus dedos de las manos dejaban ver garras bastante filudas. Su rostro era muy similar al de un jaguar, cubierto de un hermoso pelaje negro lleno de manchas oscuras que cubrían todo su cuerpo, dejando ver unos hermosos ojos amarillos de felino, acompañándolo una larga cabellera oscura. De su boca salían dientes filudos, emitiendo un pequeño rugido amenazante para dar seguidamente una sonrisa hilarante como egocéntrica.

-¿¡Tú de nuevo Jaguaret!? ¡No te basto con destruir el imperio del Sr. A!-Dijo Mariano molesto señalándolo con el dedo por verlo delante suyo. En realidad, no era la primera noche en que se encontraban.

-¿En serio pensaste que esto sería muy pequeño para mí?-Dijo Jaguaret serio con los brazos cruzados, aumentando el terror que ya sentía Joaquín.

-Si. Imaginé que estarías en la basura buscando comida o aseándote tus partes íntimas en tu cueva como todo gatito hace jajaja-Dijo Mariano burlándose riendo a todo pulmón con la boca abierta, siguiéndole la risa Joaquín, aunque de manera más moderada y, podría decirse, nerviosa. Sin embargo, Jaguaret permaneció seria sin expresar nada.

-Un pequeño detalle sobre mí-Dijo Jaguaret calmado saltando delante suyo. Molesto, Mariano saco su pistola oculta en su chaqueta, haciendo lo mismo Joaquín pese a su estado de terror, listos para dispararle. En un rápido movimiento de garras, muy similar a un danzante de tijeras, su forma habitual de combate, sus armas fueron cortadas en varios pedazos para su asombro, cayendo en la calle, observando a Jaguaret ahora delante suyo más cerca para su terror-Ningún crimen lo considero pequeño.

Observándolo unos segundos, Mariano solo se echó a reír otra vez-Jajaja. De todos modos, es bueno tener compañía-Expreso mostrando una gran sonrisa inesperada sin ningún temor a la vista, mientras Joaquín yacía aterrado con lo que veía-Es bueno volver a verte de todas maneras.

-No digo lo mismo-Pronunció seriamente, logrando intimidar a su compañero, aunque no al cerebro de la operación que siguió con actitud desafiante.

-No te temo monstruo-Dijo Mariano calmadamente sacando un pequeño cuchillo replegable de su bolsillo de jean.

Intentando apuñalarlo, esquivándolo con rapidez, dejo en el suelo a Joaquín de una sola y fuerte patada, estrellándolo contra el auto de atrás, dejándolo atracado en cuando la puerta trasera se cerró. Por más que Mariano intento apuñalarlo, su gran velocidad se lo impidió. Pronto, en un rápido movimiento, no solo le quito el cuchillo, sino que de un solo golpe fuerte en el rostro lo dejo en el suelo. No rendido, intento sacar otro cuchillo que tenía en otro bolsillo. Cerca Jaguaret de su posición, concentrando aire en sus grandes pulmones, soltó un rugido de jaguar que lo hizo volar por los aires para caer al suelo abruptamente.

-¡No por favor no me mates, será la última vez, lo prometo!-Suplico Mariano, arrastrándose por dirección contraria para intentar escapar, acercándosele la figura a su posición para su augurio.

-No quiero matarlos. No vale la pena lidiar con dos idiotas que solo delinquen por tratar de resaltar-Dijo Jaguaret antes de retirarse del mismo modo que vino, dejando a merced de las autoridades a los ladrones.

Sabiendo que su intento de robo había fracasado, Mariano solo sonrió nuevamente al escuchar a las sirenas de la policía acercarse al lugar. Atracado, Joaquín seguía pidiendo ayuda para que lo liberaran del agarre.

Jaguaret se movilizo nuevamente por la ciudad, pensando un poco en lo ocurrido, aunque más concentrado en otra cosa.

-Espero no volver a encontrarme con esos dos. Ahora tengo un asunto mucho más importante que atender.

Sin que lo supiera, desde un misterioso lugar había estado siendo observado en acción desde unos monitores por un ser vestido de larga túnica marrón oscura que se hallaba sentado en una silla reclinable.

-Admito que estoy más impresionado con él que con el resto de runapumas de lo que pensé-Hizo un movimiento con el dedo para llamar a alguien. Detrás, un engendro de forma humanoide hecho de partes de diversos animales como ciervos, jaguares, cóndores y delfines, se movilizaba lentamente a su dirección, casi como una amorosa mascota para recibir a su dueño que había regresado del trabajo.

-Sin duda nos dará muchos problemas respecto a nuestro plan. En especial por haber estado eliminando a varios de mis hijos-Dijo la figura en un tono de voz bastante calmado como si fuera la muerte misma.

Al escuchar esas palabras, varios engendros más, compuestos del mismo modo que el que se acercó, aunque con variaciones notables el uno del otro, acompañaron al primero, esperando a que tal ser dijera algo más.

-Saben qué hacer con él hijos míos. Usen todo lo que tienen para eliminarlo.

Rugiendo conjuntamente, los engendros se movilizaron en grandes grupos hacia la superficie. El ser se quedó sentado sentando para continuar viendo imágenes de Jaguaret en movimiento.

-No escaparás de mí, Jaguaret-Pronuncio la figura observando atentamente al que probablemente sería su enemigo tarde o temprano.

Desplazándose a gran velocidad por la ciudad, atravesando rascacielos y cholets en el centro, Jaguaret abrió la ventana de un edificio residencial de cuatro pisos. Ingreso a lo que era su pobre como húmedo apartamento de algunas paredes caídas, sacándose la capucha. Lentamente volvió a su forma humana, de ojos marrones, cabello largo oscuro y piel cobriza. Únicamente se transformaba cuando salía de patrulla, como hace poco, o cuando la situación lo requería.

Tras otra noche de patrulla, cerró la ventana. Se quitó su ropa, dejándola en su ropero, quedando en ropa interior. Prendió su vieja radio que funcionaba a pilas encima de un mueble pequeño cerca de su cama para acompañarlo, dejándola en un programa de noticias bajo la reportera Elizabeth Meier, cubriendo el reciente intento de asalto al banco que detuvo—

"Un intento de robo a un banco se reportó esta noche en la Avenida de La Cultura. Pese a que desactivaron la alarma, los culpables ya fueron apresados por la policía. Sin embargo, nuevamente se reportó la presencia del llamado Jaguaret, el llamado Jaguar gigante del Cusco u Hombre jaguar, que según algunos testigos evito el robo. Nadie sabe si es histeria colectiva, o si realmente se trata de una criatura que merodea en la ciudad al anochecer, y ataca principalmente a los criminales. Hasta que no se compruebe su existencia, no podemos estar seguros. Pasando a otra noticia..."

Sin embargo, su interés estaba únicamente enfocado en resolver un caso que había estado siguiendo por una semana; la aparición de bestias hechas de múltiples cuerpos diferentes. Sirviéndose de grandes cantidades de hamburguesa y pizza baratas, estando sus bolsas y cajas desordenadas en el suelo, reviso el mapa que había construido en base a los avistamientos y fotos, mayoría sacadas de Internet, producto de pasar tiempo en cabinas con el poco dinero que ganaba. Las bestias no coincidían con ninguna que haya visto anteriormente en su vida, siendo por las noches hasta ese entonces sus únicos enemigos delincuentes menores como los que había combatido hace poco, violadores, asesinos, asaltantes y pandillas, etc., pero nada como lo que presencio esa noche. Aún recordaba su primer encuentro con una. Fue cuando inicialmente pensó que todo era una farsa o exageraciones de sensacionalistas de periodistas amarillistas en busca de fama fácil, hasta que en una de sus patrullas salvo a una mujer de ser agredida sexualmente que la criatura apareció, llevándose al agresor delante de sus ojos sin que pudiera hacer algo para evitarlo. Su sola apariencia lo inquieto pese a no demostrarlo frente a la potencial víctima que huyo ante su presencia.

Rendido al no tener ninguna respuesta a la vista por más que lo pensara para el gran enigma, terminando de comer, se recostó en su cama sin una respuesta a la vista, seguidamente dando un pequeño suspiro al acomodarse. Cerró lentamente los ojos, dejándose envolver por el mundo de los sueños. Sin embargo, transcurridos unos minutos, por sus movimientos constantes pareciera que en realidad estuviera teniendo horribles pesadillas.

Lo que tampoco sabía, era que una figura entre la oscuridad del lugar ya se encontraba en el sitio tras ingresar por la ventana. Acercándose lentamente al dueño al ver que se encontraba dormido, no se percató que sería cogido del brazo y arrojado a un lado de la cama. Puesto en pie rápidamente, el dueño desenvaino sus garras tras transformarse, viendo como su rival se posiciono para pelear.

-¿Qué quieres aquí?-Pregunto Jaguaret, no obteniendo ninguna respuesta del intruso.

Ayudado de su visión nocturna, pudo ver para su sorpresa que se trataba de una hermosa mujer morena clara con gran figura física, cuya piel parecía volverse un poco transparente en la oscuridad, como de hermosos y grandes ojos grises brillantes, largo cabello morado oscuro, y bellos como grandes labios rosas en su seria mirada. Su vestimenta era una camiseta guinda manga larga y un jean azul, siendo botines marrón claro su calzado, decorándola pendientes plateados en forma de media luna en cada oreja, uñas pintadas de colores variados, como un cinturón multiusos marrón claro rodeando su cintura.—Oye, te hice una pregunta—Replico Jaguaret seriamente en busca de una respuesta por parte de la mujer.

-Eres muy hábil, pero bastante impulsivo y confiado aún-Solo eso respondió ella, usando un acento venezolano marcado.

-Eres muy hábil, pero bastante impulsivo y confiado aún-Solo eso respondió ella, usando un acento venezolano bastante marcado.

Gruñéndole, mostrándole sus grandes colmillos, se lanzó al ataque. Atacando rápidamente, la mujer contraataco con rápidos golpes que el propietario supo evadir, aunque el que le impacto fue lo bastante fuerte para lastimarlo, respondiendo con lo mismo. Sacando dos cuchillos de su cinturón, la intrusa continuo la pelea usándolos. Aunque casi lo rozaron, siendo bastante buena en usarlos, chocando con sus garras como una pelea de espadas, supo quitárselos de las manos para arrojarlos al suelo tras enredarlos en ellas.

La pelea a puños regreso, sorprendiéndole a Jaguaret el hecho que, pese a moverse como un felino ella supiera como atacarlo en el momento exacto, recuperando rápidamente sus cuchillos al moverse hacia ella como boomerangs, esquivándolos Jaguaret de un salto. Lanzándole su rugido, supo esquivarlo ágilmente. Viendo que no conseguiría someter al dueño en cuerpo a cuerpo, saco un bo replegable para atacarlo. Pese a cierta dificultad, el jaguar fue astuto para quitárselo tras alejarla de una patada para romperlo de un rodillazo. Un poco impresionada, soltó una granada de humo. Con la visión nublada, sus sentidos le avisaron justo a tiempo del intento de apuñalamiento de la intrusa, chocando nuevamente sus garras con sus cuchillos, alejándola de una patada.

-¿¡Quién diablos eres!?-Pregunto Jaguaret molesto por la inesperada presencia en su hogar.

-Oye ¿Eso que veo es tu cola de jaguar, o estás muy feliz de verme?-Dijo ella en un tono calmado, burlonamente sonriéndole al ver su entrepierna.

-Yo hago aquí las preguntas-Respondió Jaguaret con cara de pocos amigos.

-Descuida, no vengo a hacerte daño. Solo quería probar tus habilidades de combate y batalla como héroe no oficial de la ciudad-Dijo ella llamando a la calma al guardar sus armas.

-Responde mi pregunta-Sentenció él firmemente, continuando en posición de guardia para atacar en cualquier momento, no impresionándola.

-Me llamó Pauline Gonzales. Daniel Quispe-Respondió ella.

-¿¡Cómo sabes mi nombre real!?-Pregunto Jaguaret realmente sorprendido por no haber escuchado su nombre humano de la boca de alguien más desde hace mucho tiempo.

-Te eh estado vigilando estos últimos días, Jaguaret, si prefieres ese nombre-Dijo Pauline.

-¿¡Me has estado vigilando!?-Dijo Jaguaret asombrado al no conocer muchas personas que pudieran hacer eso con él-Y solo me gusta que me llamen así cuando trabajo.

-Desde hace una semana en realidad, pero solo lo necesario, sobre todo cuando eres héroe por las noches, especialmente en el Vraem-Dijo Pauline.

-¿Qué eres?-Pregunto Jaguaret.

-Soy una pishtaco-Dijo Pauline.

De solo escuchar esa palabra, un montón de recuerdos incómodos vino a su cabeza, sobretodo de su niñez-¿Pishtaco?-Pregunto Jaguaret intrigado-Ni pienses que tu grasa será mía-Su posición en guardia aumento.

-Como me harta esa paranoia-Dijo Pauline disgustada-Necesito que vengas conmigo a Paititi.

Escuchar ese nombre hizo bastante eco en su cabeza-¿Paititi? ¿La conoces?-Pregunto Jaguaret un poco curioso.

-Vengo de allá de hecho-Dijo Pauline.

-Que yo sepa es solo un mito-Refuto Jaguaret seriamente.

-Es más real de lo que crees. Tienes que venir conmigo, es realmente importante, sobre todo por tu seguridad-Dijo Pauline.

Pese a las muchas dudas que estaban en su cabeza por la inesperada visitante, bajo finalmente la guardia, pero, se mantuvo atento a cualquier movimiento suyo por si acaso.

-Sé que has estado detrás de las criaturas-Respondió Pauline observando su mapa, hiendo Jaguaret rápidamente a ocultarlo.

-Eso es información personal y muy confidencial-Dijo Jaguaret tapando el mapa con su cuerpo.

-Tranquilo Sherlock. De todos modos, no vi mucho-Respondió Pauline mofándose para su disgusto-También sé que no es el primer caso serio con el que tratas.

-No desde el Sr. A.-Respondió Jaguaret recordando un poco ese incidente anterior-¿A qué te refieres con mi seguridad?-Dijo regresando al principal tema de conversación.

-Esas mismas cosas han estado causándole muchos problemas a Paititi. Primero robaban sus rebaños de llamas. Pasaron luego a robarse a sus habitantes, en especial los runapuma, sobretodo sus guerreros-Expreso Pauline recordando los hechos para su desagrado.

Aunque interesado por lo que escuchaba por tener a otra persona que sabía sobre esas cosas, aún tenía dudas sobre sus intenciones-No es la primera vez que me ofrecen una oferta de trabajo, pero ¿Solo por eso quieres que vaya a ese lugar desconocido?-Dijo Jaguaret.

-Los runapuma se preocupan mucho por la seguridad de los suyos tanto dentro como fuera de su ciudad-Dijo Pauline.

Dudando de la veracidad de la historia, sabiendo que mayoría, incluyéndolo, consideraba mentirosos patológicos a los pishtaco, respondió-No me interesa tu ayuda, y menos de los de tu especie que suele engañar y lastimar mucho. Además, trabajo solo-Dijo Jaguaret.

-¿En serio? ¡Vas a meter la pasada rivalidad de nuestras razas como excusa! ¡Esto no es un chiste! ¡Realmente estás en peligro! Varios de los tuyos y de los míos ya desaparecieron-Dijo Pauline levantando un poco la voz.

-Eh sabido cuidarme solo todo este tiempo. Yo mismo los encontraré junto al culpable sea quien sea. Ahora retírate de mí propiedad, sino deseas que te eche, claro-Dijo Jaguaret.

Dando un suspiro, la mujer solo dijo-Bueno, la oferta sigue en pie. Si cambias de opinión, búscame en el Hotel Inca. Te recomendaría que tengas más cuidado de ahora en adelante con esas cosas cuando salgas afuera-Dijo Pauline-Y también que uses mejores zapatillas de tacón-Dijo habiéndose dado cuenta que usaba cierto tacones en su calzado para verse más alto, para un pequeño gruñido de molestia del runapuma.

Sin más que hacer en su apartamento, pasó a retirarse por la ventana, movilizándose entre los edificios con una pistola garfio, observándola seriamente el propietario desde su ventana.

Aunque más calmado por haber salido su inesperada invitada de su hogar, el nombre de Paititi lo dejo pensativo el resto de la noche tras recostarse nuevamente en su cama, junto a las dudas que le habían sembrado sus palabras.

Al día siguiente su situación no mejoro. En su trabajo como albañil, ayudándose de su fuerza superior para cargar cosas pesadas, aunque disimulando una que otra cierta dificultad para que sus compañeros no sospecharan, el nombre de esa ciudad no salía de su mente. Su distracción fue tanta que se ganó el regaño de su capataz en varias ocasiones, amenazándolo con despedirlo si continuaba pensando en tonterías como le dijo.

A la hora de comer, almorzando Chicharrón de Chancho tranquilamente en un restaurante tras un duro día de trabajo, no dejaba de preguntarse sobre si sería verdad que existiera una urbe así en algún lugar del país, a la vez que recordaba las palabras de Pauline, principalmente en que tenga cuidado de ahora en adelante, no estando seguro si confiar en ella. Ni siquiera en sus entrenamientos personales en su hogar esas preguntas se difuminaron.

Caída la noche, sentada sobre un edificio, Pauline hablaba por celular con una persona muy importante, a su vez que con binoculares trataba de localizar al jaguar al ser la hora en donde comúnmente salía a patrullar.

-¿Qué tal te fue con Jaguaret?-Pregunto su llamada.

-Terco y orgulloso como supuse Makonde-Respondió Pauline.

-Si tiene cerebro vendrá-Dijo el ahora identificado Makonde.

-¿Averiguaron algo más sobre esas cosas?-Pregunto Pauline.

-Por desgracia no. Parece realmente que salieron de la nada. Nadie ha podido identificar su origen o procedencia. Ni siquiera sabemos si realmente sean criaturas de este mundo. Realmente es muy extraña su aparición-Dijo Makonde.

-Todo esto parece salido de una pesadilla, y de las peores-Dijo Pauline. Observando la ciudad, observo para su disgusto lo que menos quería esa noche; un pequeño grupo de las criaturas movilizándose-Lo llamaré luego, creo que vi algo.

-Cuídate mucho mi alumna-Dijo Makonde-Pauline colgó la llamada, movilizándose atrás de las criaturas. Habiendo prestado atención a sus palabras, la pishtaco pensó en el runapuma y que estaría haciendo ahora, esperando que el pequeño enjambre no fuera a su dirección, como que tarde o temprano aceptara la oferta.

En un pequeño súper mercado, mientas Jaguaret en su forma humana y con ropa civil compraba víveres con el poco dinero que tenía, entro violentamente apuntando con pistola lo que parecía ser una pandilla de asaltantes, exigiendo todo el dinero que los dueños tenían. Ver esa escena hizo que hirviera su sangre, expresándolo en un suave rugido.

-Dejen en paz a los señores-Dijo Jaguaret terminando de tomar un yogurt que ya había pagado.

Los criminales, tanto al verlo como oírlo, solo rieron burlescamente en su cara.

-¿O que harás, cholo?-Dijo uno de ellos.

-¿Nos golpearas a todos serrano inmundo?-Dijo otro en burla.

-Anda mejor a tu trabajar a tu chacra, cholito de cuarta-Dijo uno más.

-Si insisten-Respondió Jaguaret.

Terminando el yogurt, su cuerpo se cubrió de manchas para susto y sorpresa de los involucrados, soltando algunos sus armas, salvo el que apuntaba a los dueños. Asustados, pero no desmoralizados, dos de ellos se abalanzaron sobre él, esquivándolos rápidamente haciendo que se estrellen entre ellos, estampándolos seguidamente contra los estantes. Otro trato de atacar con cadenas, solo destrozando parte del lugar al esquivarlas, rompiéndolas rápidamente con sus garras, seguidamente mandándolo hacia atrás de un golpe. Asustado el que tenía de rehén a los dueños, dejo de apuntarles para intentar dispararle. Aunque acciono el arma, ninguna bala dio en él al moverse rápidamente a su dirección para dejarlo inconsciente de un solo golpe. El último huyo cobardemente hacia afuera.

Creyendo que había acabado su trabajo, estaba a punto de retirarse como si nada cuando presto atención a un horrible grito que venía de la calle. Al salir vio lo impensable; el cuerpo inerte como masacrado del huido. Su pelaje erizado le aviso que no estaba solo. Volteo lentamente de su posición para ver a una de las horribles criaturas cargando el cuerpo inerte del ladrón, apareciendo muchos más por los edificios para su sorpresa.

Dando las criaturas un rugido conjunto, avisando que estaban listas para la batalla, se abalanzaron como depredadores rodeando una presa. Respondiendo también rugiendo, no mostrando ninguna pizca de temor, mandando hacia atrás a algunos, desenvaino nuevamente sus garras al ataque de las criaturas. Por más que eliminaba a grandes cantidades, que se derretían como acido una vez muertas, no dejaban de llegar como un gran enjambre en movimiento.

Lo más probable es que el famoso Jaguaret hubiera perdido la vida de no ser por la intromisión de Pauline, que ataco a las criaturas disparándoles con pistolas dobles, posicionándose delante suyo.

-Lo admito. Tenías razón sobre que me cuidara más-Dijo Jaguaret.

-Hablaremos de eso luego-Respondió Pauline.

Ayudado a regañadientes, el nuevo equipo supo abrirse camino entre las hordas de las criaturas. Poniendo especial atención Jaguaret en las habilidades de su acompañante forzada, las hordas pronto empezaron a disminuir. Asustadas, las criaturas huyeron, y aunque trataron de seguirlas, desaparecieron como si se las hubiera tragado la nada.

-¿Pero de dónde demonios salieron tantos?-Hizo una pregunta al aire sin respuesta. Sin embargo, el último hecho hizo que le pasara a la mente algo que no había notado antes al respecto de las criaturas.

-¿Entonces qué dices, nos vamos a Paititi ahora?-Dijo Pauline.

-Déjame meditarlo un poco más-Dijo Jaguaret hiendose por los edificios.

-Al menos ya recapacito-Dijo Pauine.

Al siguiente día, en medio de su entrenamiento personal, pensándolo detenida como minuciosamente, sabiendo que solo tenía una única pista para dar con el origen de las criaturas, Jaguaret finalmente decidió aceptar la oferta de la pishtaco, aunque para eso se hubiera tragado su orgullo personal.

Ya vestido con su traje de vigilante, Jaguaret encontró a Pauline en el tejado del lugar citado, mirando el horizonte con su pelo en movimiento por el viento.

-Sabía que vendrías-Dijo Pauline con una gran y hermosa sonrisa.

-No te ilusiones, solo aceptaré tu ayuda en esto ¿Qué sabes al respecto?-Dijo Jaguaret seriamente, cruzando sus brazos.

-Además que se reproducen como plagas, nada. Ni siquiera sabemos a dónde se dirigen o si tienen una guarida-Dijo Pauline.

-Esas cosas no emiten olor corporal, será inútil rastrearlas de ese modo. Pero, si podemos hacer otra cosa para saber dónde están, aunque sea arriesgado y quizá no obtengamos resultado-Dijo Jaguaret.

-Tienes toda mi atención-Dijo Pauline.

El nuevo equipo se movilizo por la ciudad en busca de las criaturas, no sabiendo si realmente las encontrarían. Pese a las dudas que tenía el jaguar, la búsqueda dio resultado cuando desde un edificio localizaron un pequeño grupo de las criaturas caminando hacia una dirección al llevarse a toda una pandilla asesinada consigo. Siguiéndolas cuidadosamente, para su sorpresa, vieron que ingresaron a lo que parecía ser un edificio abandonado como en ruinas.

-¿Qué es ese sitio?-Pregunto Jaguaret.

-Un hospital abandonado. Fue construido en la era colonial. Lo abandonaron tras el terremoto de 1950, considerando que era imposible de reconstruir-Respondió Pauline.

Ingresando al abandonado lugar silenciosamente tras cruzar la cerca, Jaguaret saco una de sus garras para abrir la puerta principal, y lo hubiera hecho de no ser porque la pishtaco se le adelanto abriendo la puerta fácilmente con un pequeño cuchillo.

-Solo debiste pedirlo-Dijo Pauline.

-Que útil tu cinturón-Dijo Jaguaret sarcásticamente.

Atravesando un pasadizo cuesta abajo, los llevo a una sala donde no esperaban encontrar una verdadera escena macabra; dos cuerpos colgados con rastros de haber sido devorados recientemente, habiendo sangre en el suelo y camillas volteadas ensangrentadas. En medio de la horrible escena, Jaguaret encontró una llave, pudiendo ser la de la puerta principal del hospital. A punto de salir del lugar, vieron lo que parecía ser una especie de monje o algo similar por su larga túnica, desapareciendo al tratar de seguirlo a una puerta del sitio.

-¿Qué fue eso?-Pregunto Jaguaret. Mis sentidos no lo alertaron.

-Si tú no lo sabes, yo menos-Dijo Pauline.

Dentro, el lugar estaba abandonado. Eran pocos los muebles o detalles que tenía el sitio a la vista. Siguieron su camino por el oscuro lugar, topándose con una rata blanca de tamaño mediano que huyo al notar su presencia.

-Nadie ha estado aquí años. Lugar perfecto para ocultarse sin duda sin que nadie sospeche-Dijo Pauline.

-Para vagabundos y pandilleros también-Dijo Jaguaret.

Revisando unas cuantas habitaciones, no encontrando nada similar a las criaturas o una pista sutil, el dúo siguió su camino subiendo al segundo piso por las gradas, volviendo a notar el mismo ser de larga túnica merodeando, como volviendo a desaparecer al entrar a una habitación, apareciendo por unos segundos lo que parecía ser un esqueleto viviente que los asusto un poco. Saliendo del cuarto, cayeron a lo que parecía ser un piso inferior tras derrumbarse el suelo.

-Este lugar es muy frágil, hay que tener más cuidado-Dijo Pauline, apartando Jaguaret el polvo ambos de su vista y ropa.

Disipándose el polvo, notando que estaban en una especie de pasadizo, las criaturas sorpresivamente saliendo del suelo los atacaron. Deshaciéndose de ellos con facilidad, continuaron el camino, encontrando otro cuerpo devorado, que Jaguaret reconoció inmediatamente por su ropa.

-Se quién es. Era uno de los delincuentes que intentó asaltar la tienda donde compraba anoche-Dijo Jaguaret revisando el cuerpo.

-Que horrendo, por más que fuera un criminal no quiero imaginar lo que sufrió-Dijo Pauline.

Ingresando por la puerta al final del pasadizo, entrando a lo que parecía ser una sala de camillas, apareciendo más de las criaturas al ataque ahora combinándose, resistiendo el doble que las normales, aunque las eliminaron igual.

-¿Y esto realmente es un hospital?-Dijo Pauline irónicamente.

Siguiendo el camino, subieron por las gradas a lo que sería un baño del siglo XVI, no encontrando nada relevante.

Continuando la travesía, encontraron otro cadáver de pandillero. Sin saberlo, encontrándose en la parte exterior de arriba del hospital, apareciendo más de esas cosas.

-Estoy empezando a odiarlos-Dijo Jaguaret.

-Igual yo-Dijo Pauline.

Destruyéndolos nuevamente, ingresaron por otra puerta al fondo a la izquierda, nuevamente no encontrando nada.

-Esto parece ser las oficinas de los doctores de aquella época-Dijo Jaguaret observando la habitación.

-Quizá por aquí este el lugar de donde salen esas cosas-Respondió Pauline.

-Quien sea que esté detrás, definitivamente juega a ser Dios-Respondió Jaguaret.

-¿Cuál de todos?-Dijo Pauline.

Inspeccionando las oficinas no lograron encontrar ni un solo rastro respecto a las criaturas. Sin nada más en la oficina, siguieron el camino, encontrando otra criatura fusionada a la que acabaron rápidamente con sus fuerzas juntas. Viendo la puerta al fondo, ingresaron a otro lugar.

-¿Cañerías?

-Las pusieron en el siglo XX para transportar agua para los turistas.

Caminando por la sala, volvieron a caer inesperadamente al romperse el suelo donde se estaban apoyando, a lo que parecía ser una alcantarilla.

-¿Cuan largo es este sitio?-Pregunto Jaguaret.

-No lo sé. Es la primera vez que entro. Solo escuche su historia-Dijo Pauline.

Transitando subterráneamente, notaron como las paredes tenían lo que parecía ser algo viscoso de color verde que no pertenecía a la época de su construcción.

-¿Qué es este lugar realmente?-Pregunto Jaguaret.

Notaron a la izquierda lo que parecía ser un pequeño laboratorio, presentándose nuevamente la figura de larga túnica antes de nuevamente desaparecer.

-Otra vez esa figura-Dijo Pauline.

-¿Quién rayos es? ¿Estará detrás de esto?-Dijo Jaguaret.

Avanzando hacia el fondo del lugar, presenciaron algo que realmente nadie esperaría ver en un lugar como ese.

-¡Por Dios!-Exclamó Pauline.

-¿Qué demonios es eso?-Pregunto Jaguaret.

Era una gran máquina de un piso de alto con grandes brazos que iluminaba el oscuro ambiente con su sola lúgubre presencia.

-Parece una ¿Máquina? Claro, quizá sea la que crea a esas cosas-Dijo Pauline.

-¿Pero quién la hizo?-Pregunto al aire Jaguaret.

Viendo que empezó a funcionar por sí sola, se ocultaron tras una esquina, observando con horror y sorpresa como dichas criaturas eran armadas como si fueran simples muñecos o juguetes por los brazos de la máquina, usando partes de diversos cuerpos, sean humanos, animales u otras criaturas, sacándolos de un gran compartimiento, inyectándoles seguidamente una especie de líquido que los hacia vivir. Técnica y literalmente, era una fábrica de monstruos.

-No importa quien la hizo. Hay que destruir esa cosa-Dijo Pauline.

-Primera vez que estoy de acuerdo contigo-Dijo Jaguaret.

-Pero antes hay que observar si esa cosa tiene algún punto...-Dijo Pauline que no termino lo que iba a decir al lanzarse Jaguaret rápidamente al ataque, atacando inmediatamente las criaturas, obligando a Pauline a seguirlo.

-Oye, debíamos planear una estrategia primero-Dijo Pauline.

Atacando más de dichos seres, se abrieron paso hasta estar frente a la máquina, no contando con que esta los echaría para atrás al tener un escudo de energía.

-Lo que faltaba. Algo lo protege-Dijo Jaguaret.

-Parece un campo de energía-Dijo Pauline, disparando balas de sus pistolas, no haciendo tampoco ningún efecto.

Seguidamente, la máquina ataco con sus grandes brazos robóticos al dúo intentando aplastarlos, estirándolos a grandes longitudes imposibles al tratar de evadirlos. Atacando en regreso, la maquina se vio nulamente afectada por cualquier tipo de ataque.

-¿Alguna idea? No creo que nada rompa ese escudo-Dijo Pauline,

-Eh notado que esa cosa esta conectada a las cañerías que vimos. Si las destruimos o desconectamos quizá se apague-Dijo Jaguaret.

-Ok. Te cubro-Dijo Pauline.

Jaguaret rápidamente corrió hacia las cañerías, esquivando los grandes brazos como las criaturas que impedían su llegada. Posicionándose sobre una cañería en el tejado, noto que estas también estaban cubiertas de escudos protectores. Por su lado, ayudada de sus puños, armas de cuerpo a cuerpo y pistolas, cambiándolas luego por metralletas, Pauline destruía a cuanta criatura podía al cubrirlo, complicándosele por su multiplicación extrema con la máquina.

Examinando la situación, viendo que las criaturas si podían atravesar el campo de la máquina cuando eran creadas, a Jaguaret se le ocurrió una idea.

Cortando los brazos de una criatura, los utilizo para tocar las cañerías, destruyendo tres de ellas en el proceso, empezando a fallar, aunque apurando su ritmo de producción al verse en peligro. También notando el punto débil de la fábrica, Pauline hizo lo mismo cortándole la mano a una criatura, destruyendo las ultimas tuberías al poner sus cuchillos en manos de esta, fallando más la máquina ya echando chispas como desapareciendo su campo protector, finalmente Jaguaret fue a su núcleo, destruyéndolo de un gran rugido certero.

Con la pesadillesca invención apagada aparentemente, comenzó a echar muchas más chispas. La máquina exploto, arrasando todo el lugar, destruyendo a las criaturas que quedaban, como a los cuerpos de su compartimiento para armar. Escapando corriendo por poco hacia cualquier salida, diversas partes del hospital explotaron a su paso hasta salir por la parte de arriba. El hospital quedo hecho ruinas, habiendo llegado ya los bomberos a apagar el incendio causado, observándolo ambos de lejos desde un edificio cercano, estando dañado el traje del runapuma con quemaduras y rasguños.

-Admito que hacemos buen equipo, pero no creas que por eso ya tienes toda mi confianza-Dijo Jaguaret.

-Quizá no molestarán una temporada, pero igual hay que...-Dijo Pauline, viendo que Jaguaret no estaba más con ella-Alguien tiene mucha influencia de cierto murciélago gigante.

Transcurrido un día tras lo ocurrido, entrenando como siempre, pero esta vez en un monte cercano al Cusco tras trabajar, aunque no quisiera admitirlo de frente, sabía que no podría estar solo en la situación actual. Sabiendo que esas cosas habían sido creadas artificialmente, no sabía quién era su creador o con qué fin habían sido hechas, como si aparecerían más o no, o si habría más maquinas similares a la destruida, además del gran peligro que causaban al paso como había presenciado. El gran enigma respecto a eso lo llevo a decidir lo importante tras dar un gran suspiro. No por su seguridad, sino por la de la ciudad y sus habitantes.

-De acuerdo. Pero solo lo haré porque me importa esta ciudad.

Esa noche en el mismo hotel, Pauline observaba el horizonte nuevamente, esperando que Jaguaret apareciera detrás de ella, cosa que pronto pasó.

-¿Ya te decidiste?

-Escucha, aun no se mucho quién eres ni que pretendes, pero por lo visto, puedo confiar en ti. Acepto tu propuesta de ir a Paititi para solucionar todo esto. Pero, solo hasta que se solucione, después de eso me largo, quedo claro.

-Mejor permanecer juntos que desunidos.

-¿Cuándo seria el traslado?

-Si quieres puedo llevarte ya mismo.

-Aun no. Necesito un poco de tiempo para alistar lo importante.

-No será necesario. Tengo de todo en su hogar. Comida y cobijo no te faltarán.

Pese a que se le hacía un poco extraña esa amabilidad, no evitaba recordar a alguien que había sido muy importante para su vida.

-Quiero un día para procesar todo.

-Por mi está bien. Pero, tengo que decirte una cosa. Si aceptas venir conmigo, tendremos que borrar todos tus registros como humano. Lo hacemos para evitar que la ciudad sea descubierta, no siendo los únicos que hacemos eso en el mundo sobrenatural.

Sorprendido por esas palabras, el runapuma guardo silencio unos segundos antes de expresar su opinión al respecto-Será como si nunca hubiera existido en el mundo humano literalmente.

-Si. Lamento si es duro que ese sea el procedimiento con los foráneos, pero tenemos que asegurar la existencia de nuestro mundo subterráneo-Dijo para colocar uno de sus brazos en uno de sus hombros para tratar de consolarlo, pareciéndole raro el gesto al jaguar, que solo aparto su mano lentamente-Yo te iré a...-Dijo Pauline sin terminar su oración al haberse retirado rápidamente Jaguaret. Asomándose para ver las calles, vio que no había rastros del jaguar cusqueño en las calles ni edificios cercanos.

-Presumido-Expreso ella sonriendo para también retirarse al desaparecer movilizándose por los edificios detrás suyo.

Lejos, moviéndose por la ciudad, Jaguaret repasaba en su mente todo lo acontecido-(Solo aceptare porque quiero saber el origen de esas cosas. Averiguaré lo importante y me iré. Mi humanidad ya no es importante desde hace tiempo, sobretodo en este caso de gravedad)

En su guarida, las criaturas que habían sobrevivido rectaban dirigiéndose hacia su creador, el cual parecía estar armando algo acompañado de más de sus creaciones en una especie de laboratorio y máquinas singulares. Cerca, pronunciaron tenues rugidos, como comunicándose, entendiéndolos perfectamente tal ser.

-Así que se juntó con una pishtaco, y además trabajaron juntos para destruir mi máquina-Dijo la figura revisando sus monitores, habiendo visto todo lo sucedido.

Los seres bajaron la cabeza como un perro ante su amo tras haber hecho una travesura.

-No importa. De todos modos, era solo de prueba. No es culpa suya hijos míos. Pero viendo el peligro que representan para mis planes, será mejor sacarlos de las calles una temporada mis niños-Dijo la figura.

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