II Pruebas de actitud

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Transcurrido un día desde la última vez que se vieron, Jaguaret estaba demasiado impaciente esperando que Pauline se presentara en su apartamento.

-Un día ha pasado y la chupa grasa no se ha presentado. Espero no cometer un grave error al confiar en ella.

Empezó a empacar casi nada. No por lo que dijo ella, sino porque no tenía muchas cosas fuera de lo básico. Vestido con su traje de vigilante, solo empaco la poca ropa que tenía, junto a su celular barato con cargador, unos pocos libros viejos sobre matemática y relacionados, como el poco dinero que poseía. Todo eso fue guardado dentro de un maletín un poco viejo.

-Debo cuidar bien el dinero que ahorrare para mi universidad. Cuando termine esto de Paititi, seguiré trabajando duro para lograrlo.

Terminando de empacar, pasó el rato apoyado en su cama resolviendo ejercicios matemáticos que el mismo hacía en viejas hojas de papel, tratando de encontrar algo que ver en su viejo televisor que únicamente contaba con canales regionales y uno que otro nacional, leyendo sus viejas historietas de Batman y Superman, o directamente entrenando un poco para intentar no aburrirse.

Inesperadamente alguien llamó a su puerta, asomándose por un pequeño agujero una rata blanca. Inmediatamente le pareció raro, sobre todo por no recibir ninguna visita, salvo la que esperaba. Extrañado, fue a abrir la puerta, encontrándose a una persona de pelo un poco canoso pero maduro, ojos marrón oscuro, vestido de terno marrón claro y con grandes gafas negras que nunca había visto antes. Su apariencia le daba la impresión al runapuma que era el típico chiflado obsesionado con teorías conspirativas, muchas veces ridículas.

-¿Puedo ayudarlo?-Pregunto Jaguaret por la visita inusual que tenía.

-Mucho diría en realidad-Respondió el hombre de manera tranquila.

-Al grano. No me gustan las preguntas retóricas.

-Si usted lo dice ¿Ah estado en algún lugar o sitio raro últimamente?

-No le interesa. Ahora si me disculpa, debo terminar de empacar.

-¿Va a algún lugar exótico?

-¿Por qué tanta curiosidad a dónde voy? Mi vida no es interesante.

-Yo creo que no en realidad.

-Largo-Dijo Jaguaret con molestia en su rostro.

-Seguir ocultándote solo hará que...

Cansado de sus preguntas incómodas, le cerró la puerta fuertemente en su cara, no dejándole terminar lo que iba a decir, además de lastimarle la nariz y espantar a la rata blanca asomada por el agujero. Aun esperando, termino de empacar lo poco que tenía.

-Si la chupa grasa no viene, no pensare más en...-Sin imaginárselo, Pauline ya estaba detrás suyo al voltear, aunque esto no lo sorprendió.

-¿Te asuste?-Dijo Pauline jocosa en burla.

-Pensaba que no vendrías-Respondió Jaguaret secamente.

-Siempre soy puntual. Espero que lo hayas pensado realmente bien.

-Como digas. No espero quedarme en la tal Paititi por mucho.

-Quizá cambies de opinión cuando la veas.

-Lo dudo. No suelo quedarme mucho en el mismo lugar.

Antes de partir, dio un último vistazo a su apartamento, recordando viejos tiempos tanto buenos como malos rápidamente. Preparado, finalmente partió a lado de su acompañante.

Movilizándose por el Cusco, conforme paso el tiempo, Jaguaret empezó a preguntarse cuanto faltaría para llegar a la mítica ciudad hablada.

-¿A dónde vamos?-Pregunto Jaguaret.

-A Paititi-Respondió Pauline.

-Ya lo sé-Respondió Jaguaret.

-No preguntes entonces-Dijo Pauline burlándose un poco.

Gruño un poco molesto por la cómica respuesta-Llevamos mucho movilizándonos. Creí que esa ciudad estaba en la selva. Hasta le pusieron su nombre a una región y ciudad al este.

-Su ubicación siempre debe mantenerse en secreto. Eso que dices lo inventaron para evadir a los aventureros y exploradores tipo Indiana Jones. Han tenido demasiados problemas con los humanos para que resurjan de nuevo.

-Por las historias donde matan y se comen gente supongo. También las eh escuchado.

-No eres tan desinformado respecto a tu raza como pensaba.

-Más vale que no estés llevándome a una trampa.

-Créeme, no estarías aquí si fuera así.

No entendiendo a que se refería exactamente, prefirió guardar silencio. Finalmente, tras una larga trayectoria, llegaron a las afueras de la ciudad, concretamente, al muy conocido Macchu Picchu, mostrándole una gran pared de piedra de uno de los antiguos edificios.

-Adivinaré. La roca se abre con una palabra especial ¿Verdad?-Dijo Jaguaret.

-No, en realidad la atravesamos. Es antihumanos-Dijo Pauline.

-Oh. De acuerdo. Admito que es un buen sistema de seguridad-Dijo Jaguaret.

Sin nada que perder, entro junto a su guía no oficial, no sabiendo realmente que encontraría o que le esperaría exactamente. Dentro, guiándose por su mirada nocturna por el oscuro lugar, avanzaron hacia la ciudad.

-No puedo creer que usen algo tan simple para ocultarse ¿Y si otra criatura logra entrar?-Dijo Jaguaret.

-No. La entrada solo permite residentes e invitados. Solo es uno de los numerosos túneles que conectan Paititi con el Cusco-Dijo Pauline.

-Qué bueno de su parte tener varios más-Dijo Jaguaret.

-Si te quedas, quizás se te pueda rebelar las ubicaciones de los demás-Dijo Pauline.

-Ni lo sueñes-Dijo Jaguaret.

-Los sueños muchas veces se cumplen-Dijo Pauline.

Deslumbrando una luz adelante, llegaron al final del túnel. Atravesando unas lianas, visualizándose poco a poco a su vista, a pesar de los escalofríos que recorrieron su cuerpo, contemplo completamente asombrado en una hermosa vista dorada de la gran ciudad de Paititi, acompañada de varias montañas subterráneas que poseían los mismos colores que la famosa Vinicunca, la montaña arcoíris de siete colores. Incluso, varias casas de curiosa combinación de arquitectura inca-africana muy colorida las residían.

-Jaguaret. Te presento a Paititi-Dijo Pauline.

-¿Esto realmente es la tal ciudad?-Dijo Jaguaret.

-Noto que te gusta mucho por tu asombro-Dijo Pauline.

-Admito que realmente es muy hermosa, pero igual no planeo acostumbrarme mucho-Dijo Jaguaret.

Sorpresivamente, unos insectos parecidos a mariposas, pero un poco más grandes, soltaban algo que quizá era polen, aparecieron cruzando por lo que parecían ser hombres hechos de árboles viejos llamados Machuscas, poniéndolo en guardia, calmándose rápidamente al ver que no eran agresivos, dándoles una pequeña sonrisa cuando uno se posó en uno de sus dedos, aunque haciéndolo estornudar lo nombrado.

-Deja de jugar con tus nuevos amigos y avancemos-Dijo Pauline jocosa para molestia suya.

Bajando la colina de color rojo por un camino de roca, pasaron cerca Yanapumas, grandes felinos similares a un jaguar completamente negros del tamaño de un oso, acompañados de Simpiras, también negros, pero más pequeños y con cola similar a una resortera, e Ipoquiromas, parecidos a los primeros pero completamente blancos, persiguiendo a lo que parecían ser llamas con cornamenta similar a un venado nombradas Cachuas, pronto saliéndoles competencia tras salir de una esquina con los Oll-Caihuas, seres que parecían la fusión de un perro y un burro. También observo impresionado como arañas de gran tamaño, las Tsoronto, se metían a sus agujeros, como a perezosos enormes, los llamados Mapinguari, comían de las copas de los coloridos árboles de los siete colores asociados al antiguo Tahuantinsuyo. A su lado enormes Yangunturos, descendientes del extinto Gliptodonte, pastaban como si fueran vacas. Por los aires, volaban Lari Laris, muy similares a un gato salvaje pero con alas de águila saliendo de sus espaldas, alimentándose de bandadas de aves doradas. A su vez, eran perseguidos por una manada de Amarus, serpientes aladas con ojos cristalinos, hocico rojizo, cabeza de llama, y una cola de serpiente.

El estilo arquitectónico de Paititi no solo estaba construido a base de oro, sino que combinaba la modernidad y el respeto de las raíces culturales de los runapuma; incas y amazónicas, de tono muy colorido con fuerte presencia de hermosa vegetación tropical densa, y grandes como hermosas terrazas agrícolas como ganaderas en las faldas como fuera de la ciudad, adornado exuberante vegetación tipo selva amazónica sus espacios públicos y comercios variados, como la presencia de un gran río cercano con los colores del arcoíris.

Dentro de la ciudad, estando cerca al río, Jaguaret observo un montón de peces inusuales de diversos tamaños y colores, destacando corvinas doradas, Kataris, criaturas similares a un gran renacuajo sin madurar, pero con apariencia de sapo, como enormes tortugas acuáticas que expulsaban chorros de agua como ballenas, cayéndole uno de estos, dando una pequeña risa disimulada su acompañante que no le hizo gracia.

-Ok ¿A dónde vamos ahora?-Pregunto Jaguaret.

-A eso vamos turista, pero antes déjame darte un pequeño tour para que conozcas y te familiarices más con Paititi-Dijo Pauline.

-Bueno. De todos modos, tengo cierta curiosidad-Dijo Jaguaret con una pequeña sonrisa.

Empezando por la zona oeste, le mostro la universidad de la ciudad con estudiantes entrando y saliendo de ella, su gran centro industrial adyacente donde fabricaban todo tipo de alimentos procesados para alimentar a la gran población de la ciudad-estado, principalmente chocolate a base de leche de llama, que criaban en grandes criaderos, como carne de cuy, tapir y capibara, también en criaderos especializados que ella le mostro para su sorpresa y asombro por su sistema tan bien organizado.

La zona este comprendía minas de minerales variados, algunos de ellos los conocidos como oro, plata, cobre, hierro, etc., mientras que otros eran desconocidos y muy inusuales, como fábricas también de variadas y una planta eléctrica que abastecía a toda la ciudad con electricidad ecológica como barata de calidad, e incluso un cementerio, donde observo para su consternación el ritual que realizaba su especie a la hora de velar a sus desaparecidos al darles sus comidas y bebidas favoritas a sus fotos acompañadas de velas, no faltando las lágrimas y abrazos de resignación. Observar esa desgarradora escena no pudo evitar que el jaguar tuviera un nudo en la garganta, trayéndole ciertos recuerdos desagradables, como a Pauline por la pena que le causaba.

De solo verlos, noto como los runapumas, de apariencia similar a la suya en muchos tamaños variados, vistiendo de diversas vestimentas coloridas similares a las de los incas, los pishtacos, mayoría blancos y rubios de ojos azules, los jarjachas, seres mitad llama mitad humano, y otras criaturas de diversas especies que formaban parte del folklore y mitos de la región, se movían por los edificios de manera similar a como hacía el en Cusco, como transitando la amplia y larga avenida principal comercial, principalmente niños corriendo jugando entre ellos como niños humanos y cachorros de jaguar harían, llena de tiendas y puestos de comercio variados, terminando gracias a múltiples escalones en un gran palacio similar a una pirámide Caral, poseyendo dentro grandes como hermosos jardines de diversas flores, muchas conocidas y otras desconocidas, siendo el principal símbolo de la ciudad.

Aunque no lo admitiera, realmente estaba impresionado en no solo ver a muchos más como él desde hace mucho tiempo atrás, sino el cómo sus hasta ahora desconocidos hermanos de sangre habían podido construir semejantes estructuras y espacio para ellos y otras criaturas, no evitando preguntarse cómo y en qué manera lograron semejante hazaña.

La diversidad de colores no pudo evitar marearlo un poco, aunque mantuvo la compostura-Una ciudad de seres sobrenaturales. Nunca creí que vería algo así en la vida real-Pensó Jaguaret para sí mismo, no pudiendo aún creer del todo lo que presenciaba.

-Una pregunta ¿Los runapuma no solo son indígenas en forma humana? Creí que mayoría lo eran-Dijo Jaguaret curioso por todo lo que había presenciado hasta ahora.

-Los originales eran indígenas. Sin embargo, conforme transcurrieron las épocas se mezclaron. Casi todas las especies sobrenaturales en realidad en este continente hicieron eso con los humanos de diferente color de piel-Dijo Pauline.

El inusual acompañante ya empezaba a llamar la atención de todos los que pasaban, incomodándolo un poco sus miradas variadas en busca de saber de quien se trataba el nuevo.

-¿Quién es el?-Pregunto al aire un comerciante rodeado de muchos otros.

-¿Es de arriba?-Pregunto uno más pasando por la calle.

-¿Es de aquí?-Pregunto otro, acompañándolo su familia compuesta de su esposa y tres hijos.

Todas esas preguntas hicieron que se sintiera un poco nervioso al ser un total extraño en verdadera tierra ajena.

-¿Estás nervioso verdad?-Pronunció Pauline al verlo.

-No me dijiste que toda la ciudad me vería-Dijo Jaguaret.

-No podía meterte de incógnito o ilegal tampoco-Dijo Pauline.

Continuando el trayecto, empezaron las murmuraciones entre los habitantes sobre quién era el extraño, teniendo bastante curiosidad de solo verlo, empezando a incomodarlo que se acercaran tanto a él para presenciarlo de cerca, teniendo la pishtaco que alejarlos.

-¿A dónde vamos?-Pregunto Jaguaret.

-A la casa de Makonde-Apunto con el dedo al palacio que le había hecho ver a la distancia hace poco.

-Adivinaré quien vive ahí ¿Kuzco verdad?-Dijo Jaguaret en burla.

-Y eso que no has visto el lugar por dentro-Dijo Pauline.

-Si así son las casas, no quiero imaginar cómo serán los palacios-Dijo Jaguaret de forma irónica.

Observando su andar dentro de su hogar por una de sus ventanas de arriba, salió el líder de la ciudad-estado para recibir al nuevo residente, presentándose cortésmente- Napaykuy Jaguaret. Ñuqaqa Makonde kani, umalliq shaman hinaspa Paititi llaqtap pusaqnin-Expreso el líder de Paititi en perfecto quechua de acento sureño.

La apariencia de Makonde era similar a la suya transformado, pero más maduro con barba y bigote blancos, además de ciertas canas en todo su pelaje. Vestía similar a un inca, amarrando su cintura una cinta amarilla, pero sin sus conocidas coronas y toques dorados, cargando una gran vara negra que terminaba en una figura del Inti, la deidad inca del sol. También portaba el pequeño dibujo de un Amaru en su costado izquierdo. Pese a verse atemorizante, su rostro lucía bastante calmado, transmitiendo una sensación bastante amigable. Sin embargo, Jaguaret aún tenía internamente algunas dudas sobre si realmente seria alguien fuerte, principalmente por la edad avanzada que aparentaba dar.

-Kusikuymi qanwan tupasqay Makonde-Respondió Jaguaret del mismo modo, dándole tímidamente la mano, correspondiendo tal figura, para a continuación hacer él una reverencia en señal de respeto, diciéndole que se pusiera en pie por que no le gustaba que se arrodillaran ante él, y también porque ahí no hacían eso.

-Realmente eh escuchado mucho de ti allá en Cusco, Jaguaret-Dijo Makonde.

-Yo espero escuchar mucho de usted, Makonde-Dijo Jaguaret.

-Será un gusto trabajar contigo. Y por favor, ponte de pie, aquí no es necesario que hagas eso conmigo.

-Lo mismo digo de usted-Dijo poniéndose de pie. Por alguna razón, el líder de esa ciudad le transmitía una sensación de paz y tranquilidad única que nunca había sentido antes, habiéndose arrodillado en señal de respeto por eso mismo, cuando era algo que ni en broma haría con extraños.

-Al fin llegaste con él Pauline. Sabía que lo conseguirías-Dijo la figura, observando de arriba abajo a Jaguaret, fijándose más que nada en su contextura física, pasando a revisarlo para su incomodidad-Creciste fuerte y sano para haberte criado fuera. Nada mal para alguien de 21 años.

-¡Ya deje de tocarme!-Dijo expresando su clara incomodidad, apartando sus manos de su cuerpo, causándole cierta risa a Pauline.

Tras que la pishtaco explicara la situación como historia detrás en lo que el chamán llamaba gran Sala de veredictos, sentado en su trono dorado de figuras incas, tras analizar en silencio personalmente la situación, como en consultar a sus dioses por medio de la oración en una sala privada adornada de representaciones suyas tejidas colgadas, Makonde tomo una importante decisión al respecto de la permanencia del recién llegado en la ciudad.

Curioso, con su maletín a su lado izquierdo, Jaguaret observaba el interior. De interior similar al Coricancha con una gran estatua negra de jaguar adornándolo al fondo, sus paredes estaban cubiertas de murales pintados a manos, describiendo numerosas batallas y sucesos importantes en la historia de la ciudad. Estaban tan bien hechos que parecía que las muchas historias y hechos que contaban realmente estuvieran allí, principalmente por las expresiones de las figuras.

-Entiendo todo. Pero es una medida muy arriesgada la que tomaron con la máquina-Dijo Makonde tocándose su barba.

-Si esas cosas continúan existiendo, podrían expandirse rápidamente a toda la región-Dijo Pauline.

-Por mí no había problema en que se quede temporal o permanentemente, pero es mi deber hacer que pases por tu iniciación como runapuma-Dijo Makonde.

-¿Iniciación?-Pregunto Jaguaret sorprendido por esas palabras.

-Es tu derecho de retorno por ser un extraño en nuestra tierra, por tu edad debes superar nuestra Prueba de iniciación para exigir tu derecho a residir en Paititi-Dijo Makonde.

-¿Que? ¿En serio quiere que supere pruebas, o haga una especie de ritual suyo cuando esas cosas están allá arriba?-Dijo Jaguaret oponiéndose a la idea por la gravedad del asunto actual.

-Son las reglas Jaguaret. Si no lo hago, la gente y mis consejeros empezaran a decir que tengo preferencias, y no quiero dar ese mensaje. Aunque en tu caso, habrá algunas modificaciones para que sean más justas, por ejemplo, no tendrás competidores por tu falta de experiencia aquí, pero no pienses que por eso las superaras-Dijo Makonde.

Guardando silencio unos segundos, el jaguar dio su respuesta-De acuerdo. No crea que me intimida o tengo algún problema en superar sus tontas pruebas-Dijo mostrando mucha confianza en su rostro, frente a Pauline que realmente estaba preocupada si superaría o no las pruebas. No quería que todo su esfuerzo hecho por traerlo se fuera al caño-Por curiosidad ¿Qué hacen con los que fracasan la prueba, o los competidores que no lo logren?

-¡Los sacrificamos en honor del gran Viracocha!-Dijo Makonde con mucha seguridad, frente a la cara de terror de Jaguaret-Es broma. Los mandamos a prepararse más-Dijo Makonde volviendo a su tono calmado.

-Si no tienen habilidad de guerrero, les buscamos que otro talento tienen. Eso es todo-Dijo Pauline agregando información.

-Bueno...Empecemos el ritual entonces-Dijo Jaguaret recuperando la calma.

-¡El ritual de iniciación empezara ahora!-Dijo Makonde decretando la ceremonia al golpear su vara contra el suelo.

Reunida toda la ciudad en un gran campo abierto de varios campos de cultivo, la primera prueba dio inicio. Jaguaret tenía que cargar varias ruinas de un antiguo edificio cuyos restos aun en pie iban a demolerse antes que se acabara el tiempo dado de 20 minutos. Los demás runapumas hubieran tenido más ventaja por sus cuerpos más fuerte y mejor formados producto de su mayor entrenamiento, pareciendo que le dificultarían la tarea por esto mismo. Pauline empezó a dudar si realmente llegaría más allá, no esperando que, aunque lentamente y con un poco de dificultad, supiera cargar los restos. Makonde sin duda estaba impresionado, aunque aún con dudas al respecto.

La segunda prueba consistía en que, usando su rugido, Jaguaret debía mover grandes trozos de roca hacia una zona limpia para construir otro edificio, en un plazo de 15 minutos. Su primer rugido en intentar mover las rocas fracaso. En su segundo intento consiguió moverlas un poco, aunque no lo suficiente. Fue en su tercer intento que su rugido fue tan potente que movió las rocas hacia la posición, aunque dejando marcas a su paso.

-Sin duda es fuerte para ser estándar-Dijo Pauline un poco más tranquila al ver que ya había superado dos pruebas.

-Aún le falta una prueba-Respondió Makonde dudando aún un poco de sus capacidades.

-Justo la prueba que más temo-Dijo Pauline un poco nerviosa.

Minutos después, dentro de una cueva que tenía una gran roca en medio de un lago de agua cristalina, iluminándose el lugar por el sol por medio de aberturas, todo Paititi estaba presente para observar la ceremonia final que definiría la aceptación o rechazo de Jaguaret en la ciudad-estado.

-Jaguaret, tras haber superado exitosamente dos pruebas mandadas para nuestra sorpresa como la mía, solo te queda una más. Luchar contra uno de nuestros mejores guerreros. Elige con sabiduría, ya que una vez selecciones uno, no podrás cambiar. Es pelea de verdad, así que nada de bailar como león payaso en la sabana.

Estando en orden de uno a uno todos los guerreros hasta el momento, Jaguaret se tomó el tiempo para ver y examinar a cada uno. Aunque a simple vista dedujo que todos eran grandes guerreros, finalmente tomo una decisión al llegar al último lugar.

-Lo elijo-Moviendo su dedo-A usted-Dijo señalando a Makonde.

-Lo esperaba-Respondió él.

Sin pensarlo, le planto una rápida patada que lo estrello contra la pared al otro lado de la arena, posicionándose en la zona de combate al soltar su vara.

-Veamos todo lo que tienes Jaguaret-Dijo Makonde acercándose a él con una cara bastante seria, levantándose el invitado a duras penas-No por nada soy el chamán líder de la ciudad.

-También lo que usted propone-Dijo Jaguaret levantándose, posicionándose rápidamente en la arena, quedando frente a frente.

No esperándolo, Makonde impacto una rápida patada en su rostro que lo mando hacia atrás de nuevo. El golpe fue tan fuerte que casi no podía moverse, además de sangrar su nariz.

-Eres muy hábil ¡Pero muy impulsivo!-Dijo Makonde volviéndolo a patear, mandándolo hacia adelante directo al suelo-Tu impulsividad solo hará que te maten-Lanzándole un golpe, Jaguaret supo bloquearlo con una de sus manos. Retrocediendo, se miraron fijamente, colocándose el segundo en posición de batalla, mientras que el primero seguía tranquilo.

-¡Muéstrame lo mejor que tienes!-Exclamo Makonde.

-Ahora sí te pasaste abuelo-Dijo Jaguaret.

Intentando atacar, Jaguaret fue rápidamente bajado de sus cabales de un solo golpe al estómago de Makonde. El ataque fue tan rápido que no lo vio venir, dejándolo realmente sin aire, al punto para que no pudiera ni siquiera hacer un pequeño rugido.

-¡De pie!-Exigió Makonde.

Molesto, y pese a faltarle el oxígeno, se abalanzo al ataque. Aunque ahora pudo contrarrestar más los ataques del chamán tras haberlos previsto, de un rápido movimiento de manos lo cogió del cuello para asestarle un fuerte cabezazo que lo dejo en el suelo. Pese al gran daño recibido, supo ponerse en pie.

-¡Que parte no entiendes que eres un amateur a mi lado!

El resto de la pelea continúo igual. Jaguaret no logro asestarle ni un solo golpe a Makonde, que además no solo sabía cómo contrarrestar cada uno de sus ataques, no importando como se moviera o lo que hiciera, sino que lo confundió al duplicarse al no saber cuál era el verdadero. Sin embargo, no importándole el dolor ni el daño, siempre se volvía a poner en pie. Tanto Pauline como el público expectante empezaron a preocuparse, sobre todo la primera. Su tremenda insistencia llevo al chamán a detener sus ataques. Realmente, Jaguaret había subestimado mucho al chamán líder de la ciudad.

-De acuerdo. Admito que me equivoque. Eres más fuerte de lo que pensaba inicialmente-Dijo Makonde.

-Parece que no le vasto enviar a su espía para convencerse. De haber sido así no se hubiera ofrecido a luchar conmigo-Dijo Jaguaret.

-Solo quería terminar de asegurarme. Realmente serás un mayor guerrero si aceptas que te entrene-Tras pronunciar eso, Makonde dio una fuerte palmada que se sintió por todo el sitio-Has superado las pruebas.

Pese a no ser el resultado que esperaba, Jaguaret dio una pequeña sonrisa al saber que todo su esfuerzo no había sido del todo en vano, aunque con la duda de por que la había pasado si prácticamente había perdido.

-Te quedas en Paititi Jaguaret-Dijo Makonde.

-Pero...técnicamente perdí-Dijo Jaguaret un poco intrigado por lo sucedido.

-Valoro la resistencia y el valor de otras personas, y tú demostraste la tuya al seguir luchando hasta el final pese a que te aventaje en todo sentido. Y también detuve la pelea por que si seguía así lo más probable es que no estarías aquí-Dijo Makonde.

-Ok...Tomaré eso como un cumplido-Dijo Jaguaret.

-Ven conmigo Jaguaret, es hora del paso final en el ritual para que seas realmente parte de Paititi-Dijo Makonde.

-No puedo acompañarte. Es cosa únicamente de runapuma-Dijo Pauline, que solo se apoyó en una pared para esperar lo que seguía-Aunque, te recomendaría aguantar todo lo que puedas.

Un poco confundido por lo dicho, accedió aún adolorido por la propia curiosidad que sentía por lo que pasaría luego, aunque sin bajar la guardia por si acaso.

En una cueva dentro de la misma cueva, Jaguaret fue mandado a tomar un baño en sus aguas. Desnudándose, dejando su ropa cerca del gran charco donde se sumergiría. El agua era tibia, logrando relajarlo realmente como nunca antes. Al terminar, observo como le dejaron cerca toallas, limpiándose cuidadosamente como le dictaron, no sin antes sacudirse, quedando esponjado, aun preguntándose qué pasaría luego como el por qué lo habían mandado a bañarse.

Ya seco como limpio, permaneciendo en ropa interior sin medias bajo otro de los dictados, permaneció de pie frente al chamán líder, listo para proceder el siguiente paso.

-Este es el paso final que demostrará tu hombría Jaguaret-Pronunció Makonde acercándose lentamente para su incomodidad.

Inesperadamente, fue sujetado fuertemente por detrás por dos guerreros, escondidos entre las sombras, cubriendo también su boca, tocando desde las sombras varios residentes tambores. Tratando de zafarse desesperado, Makonde bajo sus calzoncillos, dejando expuesto su miembro viril, procedió con el paso final del rito; su propia circuncisión. Aguantando el dolor como podía, tuvo que dejar de luchar al ver que sería inútil parar el procedimiento realizado con un cuchillo sumergido en magma, además de ver que fuera de eso no querían realmente hacerle daño. Afuera, Pauline estaba muy preocupada por él, al escuchar ciertos quejidos de dolor, no pudiendo hacer nada sabiendo que eso era clave para su permanencia.

Terminada la circuncisión, recuperándose del dolor sufrido, los concejales dieron a Jaguaret una bebida hecha de leche mezclada con sangre de llama. Observando su contenido, y pese al claro asco que le daba, tuvo que tomársela rápidamente, tratando de no vomitar lo bebido, por más asqueroso que supiera el brebaje.

Finalmente, cogiendo pintura turquesa de un recipiente de madera que le paso uno de los miembros, el líder de Paititi fue el primero que unto dos de sus dedos, pintando una raya vertical en su rostro, haciendo los demás lo mismo, tres en la frente, una en la nariz y una en cada cachete, terminando con echarle una especie de polvo que lo hizo toser un poco.

-A partir de ahora, tras haber pasado todas las pruebas y tu rito de circuncisión, eres parte oficialmente de Paititi, Jaguaret. Espero seas un ciudadano modelo y no incumplas ninguna de nuestras normas, y por supuesto, respetes nuestra ciudad. Ven conmigo, residirás en mi casa.

Pese a su resistencia inicial a todo el proceso, se tranquilizó al ver que había acabado--No es lo que tenía en mente cuando vine aquí. Matare a cierta pishtaco luego.

En su gran sala de estar, adornada de muebles hechos de cuero de llama como de numerosos cuadros que recordaban momentos vividos por el dueño del palacio, Makonde le dio las últimas indicaciones al respecto de su estadía en Paititi.

-Realmente me sorprendieron tus habilidades en las pruebas, como el aguante al dolor que posees-Dijo Makonde.

-Estoy acostumbrado a aguantar mucho dolor. Y por favor, no me haga recordar lo último-Jaguaret expreso esa oración con desagrado en su rostro al recordar la escena.

-Aun así, aun te falta mejorarlas. Permite que te entrene y verás que puedes mejorar a un límite que no creías. Dominas bien el quechua como la capacidad de rugir y transformarte, así que no será necesario enseñártelo-Dijo Makonde.

-Sabe hacer ofertas tentadoras, pero quiero llevar mi propio peso-Dijo Jaguaret.

-Por supuesto, solo te diré y corregiré cuando te entrene personalmente. En lo demás estás solo. Si veo que no te esfuerzas, te echaré sin importarme que esas cosas merodeen fuera, entendido Jaguaret-Dijo Makonde.

-Entendido gran jefe-Dijo Jaguaret como pequeña burla-Pero, prefiero Daniel cuando no trabajo, gracias.

-Como quieras, puedo llamarte alumno simplemente si lo deseas-Dijo Makonde.

-Al respecto de eso ¿Me dejará patrullar Cusco?-Pregunto Jaguaret.

-Por supuesto, pero Pauline te acompañara. Es de mis mejores alumnas y guerreras de la ciudad-Dijo Makonde.

-Preferiría que no lo hiciera honestamente-Dijo Jaguaret.

-Muéstrale donde dormirá Pauline, imagino que debe estar cansado por todo lo acontecido y las sorpresas dadas-Dijo Makonde.

-Incluido lo reciente, claro-Dijo Jaguaret en burla.

Segundos luego, Pauline instalaba a Jaguaret en una de las habitaciones del palacio, sorprendiéndolo su decoración y cama de estilo inca/africano por todo el lugar.

-Admito que tienen muy buen gusto.

-Espero te guste y disfrutes tu estadía.

-Descuida, ni notaran mi presencia.

-Hay un baño personal en cada habitación, pero por si acaso, el baño principal esta abajo cerca de la cocina. Si necesitas algo mi habitación está cerca de la tuya.

-Gracias por el dato. Por cierto, no me dijiste que me harían lo que me hicieron en ese lugar...-Expresó un poco molesto al recordar su circuncisión.

-Perdón por eso. Si lo hubiera hecho no hubieras venido. Oye, respecto a tus aventuras arriba, quiero hacerte esté presente-Expreso Pauline dándole un paquete envuelto en manta inca a Jaguaret.

-¿Para mí? ¿Qué es?-Pregunto extrañado como con curiosidad por el inusual presente que tenía en sus manos.

-Nueva ropa de conjunto igual a la tuya, para que te veas más formal.

-No tenía mucha más que tela simple la verdad.

-No hay que ser genio para darse cuenta como la tuya está bastante desgastada por tus aventuras. Sin ofender.

-Tuve que aprender a cocer y tejer por las malas.

Con mucha curiosidad, abrió el paquete, impresionándose por lo realmente hermoso que era. Era su nuevo traje idéntico al que usaba como vigilante.

-Guau. Gracias. No pensé que harías esto por mí...-Dijo Jaguaret expresando una tenue sonrisa, sorprendiéndole a su nueva compañera.

-No es nada. Solo te pido que lo uses bien. Está hecha de Pauline compuesta de una nano fibra de lana fina que solo se daña con ataques verdaderamente fuertes o poderosos, pero no se desgasta con el tiempo o desplazamiento, y menos se moja con el agua. De hecho, casi todos en la ciudad usan este tipo de lana, incluida tu servidora-Esto último lo dijo Pauline con una sonrisa.

-Gracias por el dato innecesario-Dijo Jaguaret irónicamente.

-Ah, no te molestes en llevarlo a todos lados para cambiarte. La nano fibra responde a tus impulsos cerebrales una vez este junto a tu piel. Solo te basta con pensar en el traje para que aparezca. Lo mismo a la inversa.

-Ese dato si es útil. La verdad ni quería cambiarme tipo superhéroe-Dijo Jaguaret.

-Te verás muy bien con el sin duda-Alagó Pauline-Ahora si paso a retirarme.

A Jaguaret le costaba aun creer en esa amabilidad, pero quizá podía darle una oportunidad a la pishtaco, y probablemente también al lugar por como lo habían tratado hasta ahora. Antes de retirarse, la mujer le paso un papel que contenía una extraña palabra, Llawi, preguntándose Jaguaret qué significaba.

-¿Y esto que es?-Pregunto Jaguaret por esa palabra en el papel-¿Una palabra clave que debo memorizar o algo así?

-La contraseña de Internet-Respondió Pauline.

-¿En serio?-Dijo Jaguaret, no habiendo imaginado como esperado que ese lugar lo tuviera.

-No somos primitivos-Dijo Pauline retirándose, finalmente cerrando la puerta.

Dando un suspiro, aun sintiendo cierto dolor en la entrepierna por el ritual, observo sus nuevas prendas de vestir que dejo en la cama, acompañándolas una pijama roja envuelta dejada como cortesía. Tras acomodar sus pocas cosas en el ropero dado, segundos después, se vistió con la pijama, observándose en el espejo cercano que no le quedaba nada mal al ser justo de su talla. Sin más que hacer, sintiéndose cansado por el inusual como fascinante día que había tenido, Jaguaret apago la luz, abrió su cama y se recostó en ella. Cerrando los ojos, soltando sin querer un ronroneo por lo cómodo que era, se quedó dormido, no sabiendo que le esperaría en Paititi a futuro.

En la sala, Pauline y Makonde hablaban al respecto de su nuevo inquilino, como en lo que seguiría luego.

-¿Cómo está?-Pregunto Makonde preocupado por cómo se sentía en su nuevo hogar el invitado.

-Está bien, solo un poco adolorido por lo sucedido. Estoy segura de que se acostumbrara pronto.

-Un poco arrogante, pero nada que no se puede corregir. Lo importante es que ya está con nosotros, sobre todo por la amenaza de esas cosas. Qué bueno que pasó las pruebas.

-Tranquilo amauta. Yo me encargaré de que este cómodo, de su aprendizaje, y quizás convencerlo que se quede con nosotros.

-Esperemos eso. Mañana iniciara su entrenamiento-Dijo Makonde.

-Iré a descansar amauta-Dijo Pauline despidiéndose, retirándose a su habitación.

-Descansa Pauline-Respondió Makonde-Al retirarse su alumna, en vez de dirigirse a su habitación, asegurándose que la pishtaco se hubiera metido a su cuarto, rápidamente se movilizo por la ciudad al salir de una ventana del palacio, dirigiéndose hacia la biblioteca. Antes de entrar, nuevamente se aseguró que nadie lo estuviera observando o siguiendo

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro