Capítulo 2

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Gotham 10:30 P.M.

Joker.

Nunca fue un chico muy hablador, era alto, más alto que el promedio pero no era fuerte y su valentía estaba por los suelos. Su timidez se veía reflejada en las pocas palabras que pronunciaba durante las clases. Al volver a casa, si su madre no estaba presente corría a su habitación que era un armario lleno de polvo y trapos viejos y se ponía a llorar.

Una vez más temiendo de que su padre alcohólico llegaría en unas cuantas horas y se desquitaría con él por haber perdido dinero en apuestas y reclamándole por haber nacido.

Escuchó el estruendo de la puerta siendo derribada y un escalofrío recorrió su espalda, escuchó los pasos de alguien acercándose peligrosamente hasta su escondite, si era un ladrón no le importaba, no había mucho que robar en esa casa. Pero la presencia de ese intruso le ponía incómodo de una manera diferente.

¡¿Dónde estás, mocoso?!— Gruñó y algo en ese tono le hizo estremecerse —Apuesto a que ni siquiera sabes lo especial que eres. Te olí desde hace dos cuadras, pensé que los chicos como tú eres un mito...— El hombre se acercó al armario olfateando el aire como un perro y cuando estaba a punto de abrir cayó al suelo.

—Mamá...— Susurró al ver a su madre con un sartén ensangrentado en mano —Lo siento, no sabía que me estaban siguiendo, yo...— Las lágrimas caían por sus mejillas y frente a todo pronóstico recibió un abrazo, no una diatriba de insultos a la que ya estaba tan acostumbrado.

—Jack... Tienes que tranquilizarte, no pueden sentir tu aroma o...— Su mamá estaba aterrada, más que cuando su esposo la golpeaba.

— ¿O qué? ¿Qué ocurre?

—No te muevas, te conseguiré unos parches, solo...— La mujer se precipitó fuera de la habitación.

Jack se abrazó a sí mismo, sus mejillas se sentían calientes y no por golpes, su cuerpo comenzaba a calentarse de una manera extraña y el perfume de aquel sujeto inconsciente frente a él no ayudaba a los que sea que le estuviera pasando.

~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~

El recuerdo de la vez que descubrió que era un omega le provocó náuseas. Habían pasado años desde la última vez que tuvo que enfrentarse a esa situación, desde que cayó en el tanque de ácidos de químicos Ace su aroma se había ido para siempre y de alguna manera estos habían actuado como supresores. No había pasado por un celo en décadas y de pronto su aroma había vuelto, más fuerte de como lo recordaba. Tuvo que matar a las personas que estuvieron presentes cuando sucedió, no pudo disfrutar mucho las muertes pues el hecho de que su aroma estuviera de vuelta era un aviso de que lo inminente estaba por suceder. El calor.

Joker sabía muy bien lo doloroso y vergonzoso que era pasar un celo sin un alfa, así que no lograba ver ese evento natural más que como una especie de castigo por todos los crímenes que ha cometido a lo largo de los años.

—Pastelito— La voz de Harley llamó su atención —¿Está seguro de que es buena idea traer a Batman, estando tan cerca de su calor? Yo podría encargarme de él por usted y...

—No puedo echarme atrás, está de camino y tengo todo planeado. ¿Qué te preocupa realmente?— Inquirió viendo la rubicundez aflorar en el rostro de la chica.

—Es que él es un alfa y usted...— Joker hizo una mueca de desagrado y señaló.

—Harley, mira a tu alrededor, estoy rodeado de alfas todo el maldito tiempo, ninguno de ellos logrará ponerme nunca de rodillas y... ¡Por el amor a lo perverso, soy yo, el Joker!— Rió obviando la situación.

—Solo le digo que no sabe las repercusiones que tendrán tantos años sin que su omega haya estado presente. Ivy me ha explicado un par de cosas y sé que su aroma por no mencionar el celo se puede salir de control— Explicó y el Joker, estaba por perder los estribos.

—Agradezco tu preocupación pero es injustificada. Créeme que sé lo que pasará, no pienso ceder otra vez ante nadie, ni siquiera contra...— Uno de sus mantones irrumpió en la sala.

—¡Batman está aquí!— Exclamó y huyó cuando vio a su jefe sonreír.

—Querida, tenemos trabajo que hacer— Sonrió marcando el paso directo hacia el escenario.

Joker observó con sádico deleite la escena. Batman yacía atado a unas cadenas, colgaba del techo y varios matones jugaban con él como si el héroe fuese una piñata desvencijada. Con una sola mirada del payaso los hombres se apartaron.

Joker tomó el micrófono que uno de los esbirros le ofrecía y habló con su mejor voz de presentador:

—¡Caballeros, asesinos y depravados, esta noche tendremos un verdadero espectáculo!— La bulla no se hizo esperar haciendo un eco en aquel almacén vacío en el que se encontraban —La persona que logré derrotar a Batman... Cosa que no pasará...— Lo último lo murmuró apartado del micrófono —¡Ganará la jugosa cantidad de un millón de dólares y la garantía de que no lo mataré una vez que lo haya conseguido!— Más gritos de emoción, el lugar apestaba a excitación alfa —Ahora, ¡¿quién se atreve a desafiar al murciélago?!

Las cadenas se soltaron y el enmascarado cayó de bruces, al instante fue rodeado por una ola de matones ansiosos que emitían gruñidos e insultos.

—¡Te voy a abrir la cabeza, Batman!— El primero en atacar y el héroe se levantó de un salto.

Joker, se relamió los labios al ver al sujeto caer inconsciente tras la primera patada, podría jura haber visto los dientes del sujeto volar hasta el otro lado de la bodega. Siempre había sido un deleite para él pelear con Batman, pero también podía disfrutar de un buen espectáculo el verlo dejar en coma a sus muchachos. El payaso aceptó el bote de pochoclo que Harley le ofrecía y comenzó a comer gustoso.

Más de sus matones se subieron al ring, uno tras otro, armados con bates, navaja, pistolas y cualquier otra cosa capaz de matar a una persona que se hayan encontrado por allí. El combate era sin duda entretenido, su némesis se llevó uno que otro golpe y cuando alguien le acertaba un puñetazo lo devolvía con el doble de potencia.

Es fuerte, me gusta que sea fuerte.

Joker, se atragantó con una palomita ante ese pensamiento invasor. Tosió golpeándose el pecho, esa voz, esa maldita voz era su omega, diablos, tantos años sin escucharlo, era tan suave y melosa... Simplemente desagradable.

—Joker, su parche...— Ignoró la advertencia de Harley, pues inconscientemente su omega no quería apartar la mirada de esa demostración de resistencia.

Su vista se volvió con interés al ring donde uno de las alfas más corpulentos y fuertes que trabajaban para él se había subido, era un hombre gigantesco, media más de dos metros y sus brazos tenían el tamaño sandías maduras. Joker, ronroneó, ya sabía el resultado de ese encuentro.

¡Me iré con ese dinero a casa, murciélago!

Batman estudió al bravucón y cuando estaba por arremeter sus pies se clavaron en la lona como si estuviese adherido a ella, un ligero aroma tocó lo más bajo de sus instintos y lo dejó allí, atrapado como en un sueño, olfateando y deleitándose con ese efluvio ácido y picante. Simplemente encantador.

El puñetazo del hombre lo trajo de regreso a la realidad y salió volando hasta el otro extremo del ring, cayó sobre la lona y sintió los huesos de su espalda crujir y el escocer de sus viejas heridas siendo abiertas otra vez. Aturdido, levantó la vista sin poder pensar en otra cosa que no fuese buscar al dueño de ese aroma.

¡Estás débil, murciélago!— Un alfa, el sujeto que tenía delante era un alfa.

¡Él lo quiere, quiere quitármelo!

La sangre de Batman comenzó a calentarse, sentía el impulso de proteger y luchar por lo que era suyo.

¡Es mío!— Gruñó sintiendo sus dientes extenderse, listos para desgarrar la garganta del hombre.

¿De qué demonios hablas?— Batman se abalanzó con agilidad y trató de morder pero el matón logró bloquearlo solo consiguiendo penetrar la carne suave en sus brazos —¡Para!— Era inútil, el alfa de Bruce estaba en un frenesí.

—¡Mr. J, vámonos, Batman finalmente se ha vuelto loco!— Ni de broma Joker se perdería el ver algo así.

El enmascarado golpeó al otro alfa, cada puñetazo hacía resonar la lona bajo sus pies.

¡No voy a dejar que lo tengas, te mataré!

Ese pensamiento lo congeló y aterrado observó el desastre sangriento y casi irreconocible que tenía debajo. Se alejó, estaba a nada de cometer un asesinato. Carajo, el hombre apenas y podía respirar sin toser sangre.

Bajó del ring, avergonzado y se encontró de cara con el Joker, quien sonrió y lo golpeó con un tubo oxidado, derribándolo. Si seguía así estaría muerto más pronto que tarde.

—Veo que sigues algo perdido, Batsy— El payaso emitió una estridente carcajada.

Batman gruñó. Otra vez ese aroma, esta vez podía decir con seguridad de donde provenía pues se arremolinaba al rededor del psicópata y se filtraba en sus fosas nasales como la toxina del espantapájaros. Venenosa y adictiva.

—Tú...— Se maldijo, ese perfume aunque no dulce lo estaba volviendo loco, sus dientes no se retraían, listos para morder y su saliva comenzaba a llenar su boca —No te me acerques— Fue una súplica aunque el Joker, la entendió como un desafío a vencer.

—Batsy, ¿de qué tienes miedo?— El payaso se lamió los labios y en un tono juguetón añadió —No muerdo.

Pero yo sí.

Gruñó el alfa de Batman, su mente y cuerpo eran un desastre de excitación, si el payaso seguía acercándose entraría de nueva cuenta en un frenesí.

Su autocontrol duró poco, su cuerpo comenzó a moverse sin su consentimiento, ya no era Batman, su alfa había tomado el mando y se acercaba al hombre de cabello verde con firmeza.

—¡Esa es la actitud!— Emocionado blandió el tubo y atacó al héroe quien lo bloqueó sin siquiera inmutarse.

¡Detente!— Joker se estremeció acatando la orden y soltando el objeto de metal.

—¡Atrás, Bats, no dejaré qué lo toques!— Una mirada seguida de un gruñido fue suficiente para tumbar a Harley, de rodillas en absoluta sumisión —¿Cómo...?— Preguntó incapaz de mover un solo músculo.

Batman fijó su vista en su eterno rival que yacía inmóvil, expectante, lo tomó del cuello de la camisa gruñendo la siguiente demanda perentoria:

Sígueme.

Aunque el lado racional del Joker, quería maldecir al murciélago su lado omega estaba extasiado con la demostración de poder del héroe y solo se limitaba a acatar dócilmente sus órdenes deseando complacerlo.

Sí alfa, yo obedezco.

Pronto, se vio arrinconado en una de las esquinas de la bodega. Por un momento vio a Batman, dubitativo, como si luchara por volver en sí, Joker, combatió a la voz que le decía que se callara y solo complaciera al alfa ante él y habló.

—Rata desgraciada, ¡¿qué crees que estás haciendo?!

¡Silencio!— Gruñó.

Quiero olerlo.

Era una demanda de sus instintos que Bruce, no se reprimió por obedecer.

—¡No, no me voy a callar...!— Joker se quejó y su camisa fue rasgada.

Su parche fue arrancado y el aroma golpeó con fuerza las fosas nasales del héroe. El enmascarado cortó la distancia entre ambos y enterró su nariz entre el cuello de su rival aspirando ese adictivo aroma.

Joker, se tensó, el miedo mezclado con el repentino deseo lo golpearon y sus manos temblorosas intentaron apartar al hombre inútilmente. Incluso con años de haber peleado con Batman, nunca había notado lo fuerte y atrayente que era su aroma. Al tenerlo tan cerca sus piernas estaban por traicionarlo.

Huele tan bien, lo quiero para mí.

Era algo en lo que ambas voces estaban de acuerdo, Joker, nunca había sentido en verdadero aroma de Batman y viceversa. Era tan extraño y cálido.

No te muevas, Joker— Ese nombre le cayó como un balde de agua fría.

Batman se alejó como si la cercanía del hombre le quemara la piel, se mordió la mano, clavando sus dientes en los guantes. Observó el desastre que tenía a su alrededor y siguió alejándose antes de tomar la suficiente fuerza para salir corriendo de ese lugar el cual se estaba llenando de feromonas omega que le suplicaban quedarse.

Joker permaneció unos minutos inmóvil antes de poder salir del comando alfa y cayó de rodillas, enfurecido. Batman, estaba... Le iba a hacer qué exactamente. La sola idea le daba asco y no ayudaba el hecho de que su lado omega solo lamentara el haber dejado ir tan fácilmente al alfa.

No le gusto, no fui suficiente para él.

Estaba más jodido de lo que creía.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro