Capítulo 4

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Gotham. 10:48 P.M.

Jack Napier.

El pánico lo inundaba, había salido tarde del trabajo debido a un evento importante en el Jezebel Plaza y su parche había decido romperse esa misma noche, liberando su aroma omega y ahora, como consecuencia lo perseguía un alfa mientras iba de camino a casa.

Corrió tan rápido como pudo pero no tardó en ser alcanzado, lo tomaron por el brazo y tiraron de el sin cuidado.

¡Qué fuerte es! Me gusta que me traten rudo.

Maldita voz omega.

¡No te muevas!— Dictaminó el hombre.

Para su sorpresa la orden se resbaló de su sistema como la arena entre los dedos. Sin embargo pensó en sus opciones, desobedecer solo atraería la ira del alfa y si alguien lo veía rechazando una orden directa sería disciplinado de la peor manera que existía, así que optó por inclinar la cabeza y permanecer quieto.

—Hueles mejor que una puta— Aquellas palabras le hicieron hervir la sangre —Eres virgen, ¿no es así? Los vírgenes siempre huelen más dulce— El hombre se acercó demasiado a su rostro y Jack, se giró, asqueado.

Fue un reflejo involuntario y eso le ganó un golpe en la cara.

—Veo que tengo un alborotador que necesita ser disciplinado— Escupió y lo empujó contra la pared.

—¡No me toque!— Gritó.

Otro golpe, se obligó a quedarse quieto y ser sumiso, si su cara se llenaba de moretones no podría presentarse al trabajo y no quería perder su empleo de ujier ya que era el único oficio para el que había calificado.

Se resignó a complacer al alfa en lo que quisiera, pedir ayuda no serviría de nada pues estar a disposición de un alfa en cualquier momento y en cualquier lugar era como se suponía que debía comportarse y todo el mundo lo ignoraría sin importar lo mucho que estuviese sufriendo.

¡Quítate la ropa!

No podía objetar así que comenzó a quitarse la ropa, sabiendo que aceptar aquello haría su vida más fácil, como siempre. Los alfas los veían como simples objetos sexuales, que no tenían sueños y aspiraciones más allá de ser perras ansiosas y reproductoras. Pero no, él quería ser comediante y tal vez formar una familia en un futuro.

Se vengaría de todos ellos, eso era seguro.

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Gotham. 6:13 P.M.

Bruce Wayne.

Bruce, estaba ansioso, no sabía si el Joker, vendría a él o si por el contrario preferiría rechazarlo y pasar su celo solo. Pero esperó y no se llevó una decepción cuando las alarmas sonaron, avisando de la llegada del payaso a la propiedad que había rentado específicamente para este encuentro, un tanto nervioso le permitió el acceso.

Corrió a su encuentro y lo vio entrar, dando pasos trémulos y con la vista clavada en el suelo. Caminó sin mirarle y se apoyó en la barra de la cocina, jadeando, sudoroso y con leves temblores en todo su cuerpo. Bruce, tragó en seco, inseguro de como proceder. Dejó a su lado alfa tomar el mando y se acercó al payaso para quitarle el parche que ocultaba su aroma. El olor le golpeó con potencia y al instante comenzó a salivar, sintió el impulso de morder y un gruñido gutural escapó de su garganta, se quitó su propio parche permitiendo que su verdadero aroma alfa saliera y vio al Joker, caer de rodillas, aplastando su rostro contra el piso y presentando su trasero correctamente.

—Por favor, alfa... Necesito tu nudo...— Bruce, gruñó sin reparo, extasiado por la voz tan suave y suplicante de su rival.

Hizo uso de todo su autocontrol para no saltar sobre el Joker y tomarlo allí mismo en el suelo, en cambio, lo levantó y lo cargó sobre su hombro, como solía hacer cuando lo arrestada, no fue una buena idea pues el olor del lubricante en el trasero del payaso le llegaba justo en la nariz y casi lo hizo ceder.

—Alfa, tómame... Te necesito, por favor...— Gruñó y se obligó a llevarlo a la recámara.

Una vez allí lo dejó con suavidad en la cama y el payaso rápidamente tomó posición entregando su trasero, receptivo. Bruce, se deleitó con la vista, el aroma y las súplicas de su némesis eran simplemente maravillosas e irreales.

¡Comienza a desnudarte!— Ordenó.

El payaso obedeció y Bruce, lo imitó, una vez desnudos el alfa tomó una botella de lubricante, derramando una cantidad generosa en su mano y lo untó en su ya erecto y deseoso miembro viril.

—Por favor... Lléname...— Gimió, desesperado.

Los jadeos del Joker eran fascinantes, nunca en su vida habría imaginado a su rival tomar esa posición, ofreciendo su culo e implorando con una voz tan dócil que le parecía ajena y sumamente tentadora.

Me necesita. ¡Quiere qué lo llene de semen una y otra vez!

Fuera de control, Bruce, se subió a la cama y se posicionó detrás del Joker, acariciando su pálido trasero, abriéndolo, tocando en círculos esa jugosa entrada rosada. Metió un dedo y fue recompensado con chorros de lubricante.

¡Es un omega, está listo y hecho para tenerme dentro!

Quiso luchar contra ese voz en su cabeza y asegurarse de preparar al hombre antes de penetrarlo, pero ese aroma y el cántico proferido por los labios del payaso, llamándolo e incitándolo lo hicieron ceder. Tomó su propio pene, lo alineó en ese agujero glotón y lo metió hasta el fondo de una sola estocada, asombrado de lo fácil que había sido. Joker, chilló de placer, estrujando las sábanas entre sus temblorosas manos, satisfecho y colmado.

Bruce comenzó a moverse y golpeó ese punto dulce dentro de él que le hizo ver las estrellas. Cada acometida era certera, atacando sin descanso la próstata del payaso. El omega no tardó en venirse sobre su abdomen y casi se derrumbó ante el abrumador orgasmo, apretando su trasero como un desgraciado haciendo que Bruce, no pudiera resistir y llegara poco después que él.

El nudo se infló dentro, estirando el anillo muscular del Joker. Bruce, experimentó por primera vez lo que era anudar y era... Era simplemente magnífico.

Esto es increíble, no quiero que se acabe nunca.

Se dio cuenta que estaba atascado en el cuerpo de su rival así que permaneció inmóvil, apartando los mechones de cabello verde de la frente sudorosa de Joker e intentó que este lo mirara, pero el payaso enterró su cara en la almohada, reacio a enfrentarlo en esa bochornosa situación. El ano de su rival se apretó una vez más y otro orgasmo fue arrancado de Bruce, quien reprimió un gemido, sintiendo como su esencia se derramaba en lo más profundo de su némesis por segunda ocasión.

Poco después pudo separase y ya más calmado resistió el impulso desenfrenado de su alfa interno.

¡De nuevo, tengo qué llenarlo de nuevo!

Tomó en brazos al omega para llevarlo al baño, sabiendo que no podría levantarse por su cuenta. Lo colocó en la tina y dejó que el agua corriera.

—¿Quieres algo de tomar?— Preguntó mientras buscaba la mirada del contrario, pero no recibió respuesta —Está bien, te traeré algo de beber— Salió del baño, cerrando la puerta detrás de él.

Una vez solo, Joker, pudo organizar sus pensamientos. Había decidido que iría y pasaría su celo con el murciélago, seguro de que no tendría otra opción una vez este comenzara. El primer apareamiento fue... Maldita sea, no quería ni pensar en ello. En su vida había sentido un aroma alfa igual, tan poderoso y cargado de testosterona que simplemente se derrumbó y ofreció su trasero al momento de sentirlo. La sola imagen de él suplicando le daba asco.

Bruce volvió y le entregó una botella con agua. Joker evitó mirarlo y cerró el grifo cuando consideró que la tina estaba lo suficientemente llena.

—Estaré afuera, por si me necesitas— El payaso se hubiera reído si hubiese podido, ese era un "por si me necesitas" muy lleno de implicaciones.

Bueno, al menos Batman no era tan bastardo y lo dejaba solo en sus momentos de lucidez. Abrió la botella y bebió el agua con avidez, estaba tan cansado y sediento que incluso pensó en la posibilidad de dormirse un rato, pero sabía que sería imposible, no con ese aroma llenándole los pulmones. Tocó su abdomen, tenso e inflado por semen de alfa. Comenzó a limpiarse, avergonzado. Hacía mucho que nadie lo llenaba de esa manera.

De un momento a otro, Joker comenzó a sudar frío y otra ola de calor lo abrumó con fuerza. Gimió de dolor y comenzó a clamar, llamando a Batman.

—¡Alfa!— El hombre no tardó en aparecer y sacarlo de la tina chorreando agua por todo el piso.

Lo llevó en brazos y lo dejó diligentemente en la cama. Joker, presentó su trasero una vez más y lo invitó con desesperación. Sus súplicas fueron atendidas y no tardó en sentir las manos rasposas y posesivas del alfa tomarle de la cadera, seguido de aquella verga caliente y dura abrirlo una vez más, enorme, incluso para el alfa promedio.

El villano dejó de pensar, solo concentrándose en gemir y deleitarse, disfrutando de los sensuales sonidos de su apareamiento ahora que estaba empapado. Su lado omega solo quería ser follado, complacido y lleno.

(...)

Todo iba bien o al menos eso era lo que creía Bruce, habían pasado dos días demasiado salvajes, donde no podía alejarse demasiado de al lado del Joker, antes de que otra ola de calor lo atacara, pidiendo tenerlo dentro. ¿Y cómo podría negárselo?

Su nudo acaba de aflojarse después de su primer apareamiento del día. Habló, aún esperanzado en recibir una respuesta pues su némesis no le había dirigido en ningún momento la palabra.

—¿Crees poder bañarte y luego comer algo?

El payaso no habló y Bruce, lo cargó como lo había estado haciendo en días anteriores. Lo colocó suavemente en la tina y dejó que esta se llenara de agua.

—Vendré a buscarte y...— Se detuvo al percatarse de que por primera vez, su némesis le estaba mirando.

La voz del Joker, le llegó amenazante y ronca, diferente a la que tenía durante los calores. Recordándole que no estaba solo frente a un omega, sino con su rival de toda la vida:

—Iré yo solo— Respondió, tajante.

—Estaré en la cocina.

Bruce se alejó y analizó la nueva situación en la que se encontraba. Las ansiedades que había tenido se desvanecieron con el paso de los días, Joker, era insoportable, pero en celo era dócil y maleable. Al menos eran compatibles en el sexo, como se suponía que debía ser. Todavía le costaba creer que tuvo el coraje de reivindicar al Joker, pero no podía arrepentirse, no ahora que estaba disfrutando mucho su acoplamiento.

Su lado alfa, que normalmente prefería ignorar, le exigía que marcara al Joker, y nunca creyó que podría estar más de acuerdo con él.

¡Si no lo muerdes, te lo quitarán!

La sola idea de otro alfa tocando a su omega le llenaba de una posesividad e ira que desconocía hasta ese momento. Estaba decidido, lo haría, con o sin su consentimiento.

Preparó comida para dos, algo demasiado sencillo para sus pobres habilidades en cocina. Colocó dos quesadillas en sus respectivos platos y los puso en la mesa. Y mientras servía los jugos vio a su rival caminar hasta la cocina, desnudo y chorreando agua, sabiendo muy bien que sería inútil vestirse y que Batman, había visto hasta el último centímetro de su cuerpo en esos días.

Se sentó en completo silencio y comenzó a devorar las quesadillas, trató de no soltar un gemido de satisfacción, estaban deliciosas, no había podido comer nada debido al calor, solo beber y ni siquiera lo suficientemente para recuperarse por completo. Joker, estaba tan concentrado en su comida que ignoró al alfa sentado frente a él, quien lo observaba con esa mirada fría e indescifrable que tanto lo caracterizaba. Gruñó y lo encaró de mala gana como solía hacer siempre.

—¡¿Qué?! ¿Nunca habías visto a una persona hambrienta, Batsy?— Cuestionó, dando un bocado violento.

—No es eso, es solo que...— Titubeó.

Oh, oh. Pudo sentir por el aroma alfa del hombre que estaba intranquilo, ¿qué se suponía que lo ponía nervioso? ¿Él? Eso era ridículo, se conocían desde hacía años y aunque no habían follado hasta ese momento, jamás consiguió turbar o intimidar al gran Batman.

—Yo... Quiero morderte— La declaración le cayó como un balde de agua helada.

Morder, significaba un vínculo más significativo que el legal. Una marca, lo ataría de por vida al murciélago. Y no solo a Batman, sino al multibillonario Bruce Wayne, quien de seguro no podía esperar para mostrarlo al mundo como un trofeo. Joker, bajó la mirada, resignado a volver a ser forzado a un vínculo que no quería... A ser humillado.

¿Cómo pudo siquiera pensar que Batman, sería diferente a los demás alfas? Estaba tentado a gritarle al hombre a la cara que se jodiera, ¿acaso había olvidado mágicamente cuánto se odiaban? El sexo solo fue un intercambio por conveniencia, no había un motivo real u sensato para morderlo, ¿no? La idea de estar atado al héroe, que encontraba racionalmente repugnante, le hizo cosquillas a su lado omega.

Él me quiere. Quiere que sea suyo. ¡Todo suyo!

Su omega tomó el control y de pronto, un estallido de deseo se apoderó de su cuerpo, haciéndolo doblarse de dolor y lubricar como si su calor nunca fuese a parar. Su hambre, que hace unos instantes era voraz había desaparecido, el aroma del alfa lo envolvía, borrando todo rastro de juicio. Tener a aquel hombre con ese perfume tan masculino y tentador follándolo era un imperativo en ese momento.

Con total descaro, Joker, usó su brazo para quitar los platos de la mesa y tirarlos al piso sin el más mínimo cuidado, inclinó su torso sobre el mueble y separó las piernas, gritando de necesidad y dolor:

—¡Alfa, te necesito!— Suplicó.

Bruce, no tardó en levantarse y penetrarlo hasta el fondo. Joker, jadeó, jodidamente satisfecho de ser llenado de esa manera, empujó contra las embestidas, buscando sentirlo más profundo en su interior.

—No te vayas... Márcame...

Su lado racional lo maldijo, pero no pudo hacer nada, su deseo de pertenecer al alfa era más fuerte. Bruce, lo embistió, empujando más allá de su anillo muscular, haciendo que llegara al orgasmo en un instante, gritó y su garganta casi se desgarró.

Es tan bueno. ¡Quiero me coja así siempre!

No tenía fuerzas para objetar o tal vez no quería hacerlo. Cuando sintió su nudo crecer, Bruce, lo arrastró consigo y se sentó en la silla con el cuerpo del Joker, tendido encima de él. El payaso abrió sus piernas, concediéndole más acceso. Expuso su cuello, entregándose al alfa y suplicó una última vez.

—Muérdeme... Por favor...

No tardó en sentir los dientes del hombre clavarse en su glándula olorífica y, tan pronto como fue marcado, esa presencia en su pecho le hizo sentir completo. Le pertenecía al murciélago y se burló de sí mismo, al haber sido traicionado por su propia y débil naturaleza.

Ahora, Batman era su maldito alfa. 

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