Capítulo 76: Alma de Plata

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Con tan solo un apático y frío ademán de sus temblorosos labios, un desdichado y algo anonadado entrenador, mismo quien no aparentaba estar por muy encima de los quince o dieciséis años, se limita en primera instancia a fruncir el ceño y observar atónito cómo sus otros dos compañeros yacían inconscientes, malheridos y derrotados junto a sus pokémon a pocos metros de dónde él estaba colocado, cerca también de las polvorientas ruinas de una tienda departamental, luego de qué estos fueran emboscados en un perfecto y silencioso ataque sorpresa bien ejecutado.

Sin embargo, tras observar rápidamente con ahínco y agonía todo alrededor de aquel desolado lugar conocido por los lugareños cómo el túnel subterráneo abandonado de Goldenrod, él inconscientemente acaba por apretar sus resecos labios antes de intercambiar decididas miradas con su fiel Arbok. Ahora, les gustase la idea o no, ellos dos eran los únicos de esté recién formado escuadrón de élite del Equipo Rocket quienes aún permanecían de pie.

-¡Les juro por el honor de Giovanni y Archer qué ninguno de ustedes se saldrá con la suya!- Exclamó con agresividad el joven y atlético miembro del Equipo Rocket al momento de apuntar con el dedo índice de su mano derecha en dirección a Silver y Lucía, dúo posicionado ahora a varios metros de distancia de este al estar parados junto a un polvoriento escaparate con maniquíes desgastados y mohosos. -Aquí y ahora me encargaré de hacer qué esté desolado lugar sea la tumba de ambos. ¡Ahora Arbok, hazlos pedazos utilizando Poison Tail (Cola Venenosa)! ¡Llegó el momento de hacer de ellos bocadillo de Rattatas!-

Repudio, odio y un persistente sentimiento de angustia que rápidamente carcomía todos sus sentidos a medida qué los desmedidos latidos de su corazón iban en peligroso aumento hasta hacer eco dentro de sus tímpanos. Silver, en ese preciso instante tras dicho comentario hecho por quien alguna vez fue uno de sus compañeros en el Equipo Rocket, no solo sintió en carne propia cómo más adrenalina de la debida se hacía presente dentro de sus venas, sino qué este terminó por apretar inconscientemente la pokebola qué sostenía entre sus dedos, además de intercambiar nerviosas miradas con su querida Lucía. Toda vez qué ella permanecía colocada a escasos centímetros a su espalda con una expresión qué perfectamente demostraba lo tensa de toda esta situación.

-¡Ursaring, contraataca con Slash (Cuchillada)!- Ordenó Silver en un desesperado y volátil tono de voz. -¡Ya sabes qué hacer!-

En el acto, el pokémon de tipo normal asiente ante Silver para posteriormente recortar súbitamente la distancia entre su oponente y él en cuestión de un sencillo parpadeo y con un par de zancadas, esquivando a su vez por muy poco el violento intento de ataque de Arbok al moverse ligeramente a su izquierda. Luego de esto y sin titubear en lo más mínimo, Usaring utiliza sus afiladas garras y ejecuta con facilidad lo ordenado por su entrenador con fría y despiadada brutalidad.

Por lo demás, y cómo resultado directo del preciso contraataque realizado por el pokémon de Silver, Arbok no solo salió inmediatamente disparado al estilo de un proyectil, lo qué además ocasionó qué el pokémon de tipo veneno se estrellara salvajemente contra la mohosa fachada de un abandonado local de comida rápida cercano a los presentes hasta hacerse añicos y caer sobre sí, sino qué él también suelta, antes de quedar inconsciente, un desgarrador grito de dolor qué termina por hacer eco a lo largo y ancho del solitario pero aún bien iluminado túnel repleto de inhabitados locales los cuales alguna vez en el pasado conformaron uno de los centros comerciales más lujosos e innovadores de toda la región de Johto.

-¡A-ARBOK!- Gritó con desesperación el joven y aún anonadado miembro del Equipo Rocket en respuesta tras ver en primera fila el resultado del encuentro, poco antes de correr para entonces arrodillarse junto a los escombros en dónde ahora estaba sepultado su inconsciente pokemon. No obstante esto último, Silver aprovecha la oportunidad para rápidamente desplazarse en la dirección de este junto a su malhumorado Ursaring, mientras qué Lucía, con timidez y visible temor, decide seguirle los pasos al pelirrojo al caminar detrás de él, solo qué de manera más lenta y comedida.

-¡T-Tu... T-T-Tu maldito hijo de perr-...

Pero, milésimas de segundo antes de qué él pudiese reaccionar o tan siquiera exclamar lo qué deseaba expresar, Silver se termina de acercar a él, tomándolo violenta y repentinamente del cuello de su llamativo uniforme del Equipo Rocket, para entonces propinarle a su homólogo un sorpresivo, sonoro y limpio puñetazo directamente en medio de su rostro bronceado.

Un sonido seco, acompañado a la vez por angustiados y enervantes alaridos de dolor, se hicieron presentes por todo el solitario túnel al momento en qué el puño de Silver impacta directamente sobre la nariz de su ex compañero.

-¡Te juro por Arceus qué acabaré con todos ustedes con mis propias manos!- Vocifera enérgicamente Silver con rabia y desprecio, dándole en ese momento otro sorpresivo y violento golpe en el rostro a su aturdido homólogo antes de qué él tuviera la oportunidad de cubrirse o reaccionar. -¡Tu, todo el Equipo Rocket y Archer van a morir por mis manos! ¡Eso tenlo por seguro!-

Aquí, luego de esté violento intercambio, Silver decide soltar al ahora ensangrentado y aturdido miembro del Equipo Rocket al empujarlo, sin ningún tipo de delicadeza, para qué esté chocara de espaldas contra un alargado pilar decorativo de concreto puesto cerca de su posición. Más el chico en cuestión se limitó solo a colocar ambas manos contra su nariz al momento del impacto contra su espalda, generando poco después otro par de alaridos qué lentamente se fueron transformando en una malévola y sonora carcajada qué terminó por ponerles la piel de gallina a los demás presentes.

-H-Hehehe, p-pues y-ya quisiera verte... intentarlo.- Comenta a duras penas y en tono de burla el adolorido miembro del Equipo Rocket al ahora estar sentado sobre el suelo y a espaldas del pilar de concreto, limpiando a la vez la sangre qué salía de su nariz antes de escupir a los pies de Silver un escupitajo teñido de rojo escarlata. -T-Tú bien puedes hacer lo qué desees con mis colegas o conmigo, eso nos da igual y creo qué muy en el fondo lo sabes a la perfección. P-Pero Archer nos dio a todos un objetivo y es-estamos preparados para morir de ser necesario con tal de ejecutar sus deseos. Por ahora sé f-feliz y disfruta de esta victoria vacía y sin importancia, mas no creas ni por un segundo qué te saldrás con la tuya o qué ustedes tendrán un final feliz. U-Una vez en el cuartel general se enteren de lo qué pasó con nosotros, ellos no descansaran hasta encontrarlos y asesinarlos. H-Hahaha, ustedes ahora mismo son cadáveres andantes y-...

Otro sonido seco volvió a resonar fortuitamente dentro del abandonado lugar al momento en qué Silver decide propinarle otro puñetazo en el rostro a su ex compañero, acción qué esta vez logró qué el ensangrentado chico terminará por perder el conocimiento al instante.

-¡Ursaring, termina a esté maldito infeliz de una vez y por todas!- Vociferó nuevamente Silver con furia al momento de limpiar con desdén la sangre impregnada en su puño izquierdo con ayuda de sus jeans. -Después de él, quiero qué acabes con los otros dos y todos sus poke-...

-¡Espera un momento, Silver! ¡No voy a permitir qué hagas algo cómo eso!- Exclamó Lucía con una mezcla entre ferocidad y nerviosismo, tomando a Silver de las manos y mirándole directamente a sus ojos. -Se qué estas molesto, y con justa razón, ¿pero acaso estas escuchando lo qué le ordenaste a Ursaring? Esto no es lo correcto y tu muy bien lo sabes. Tu no eres así, ni tampoco quiero qué te rebajes a su niv-...

Pero en inmediata respuesta, Silver decide soltarse de las manos de Lucía al dar un par de pasos a su derecha para apartarse de su lado y posicionarse junto a su ahora confuso pokemon. -¡Esto es lo mínimo qué esos bastardos se merecen!- Replicó el pelirrojo con agresividad y apatía al interrumpir de golpe a su compañera. -¡Ellos te hubieran asesinado sin dudarlo de no ser por mi! ¿Acaso no lo entiendes? ¡Este mundo estaría mejor sin imbéciles cómo ellos!-

Lucía, por su parte, frunce el ceño al momento en qué ella suelta un reacio y melancólico suspiro. -Eso no entra en discusión aquí, Silver. Obvio qué el mundo sería mejor sin el Equipo Rocket o personas tan manipulables cómo ellos, pero esto qué quieres hacer no es lo correcto ni nosotros tampoco somos quienes para decidir de esta manera sí ellos deberían de vivir o no.- Expuso la pálida chica de pecas al forzar una cálida sonrisa sobre sus labios, momento antes de qué ésta utilizara su cabeza para apuntar en la dirección general en dónde se encontraban los tres inconscientes miembros del Equipo Rocket. -Escucha, yo siempre estaré agradecida contigo por haber impedido qué ellos cumplieran sus órdenes, y también estoy dispuesta a todo por ti, Silver. Pero es exactamente por esa razón por la qué quiero qué te detengas. Sí tu hicieras esto y acabarás aquí con sus vidas, entonces no serías mejor qué ninguno de ellos o qué tu propio padre. Solo piensalo detenidamente por unos segundos y verás qué tengo razón con lo qué digo. ¿Realmente valdría la pena qué te rebajes así y tires al retrete tus ideales y tu moral solo para cobrar venganza por algo qué ya lograste impedir qué sucediera? O sea, yo estoy aquí sana y salva gracias a ti.-

Silver apretó inconscientemente sus labios luego de las contundentes palabras de Lucía, dando aquí una antipática ojeada a su alrededor al llegar a la triste realización de que sus deseos actuales lo conducirán irremediablemente por un triste camino de no retorno parecido al de su padre.

-Por favor, Silver, sé qué estás molesto y asustado por nuestro futuro, pero no caigas en sus provocaciones.- Continuó Lucía con ahínco, dándole ahora un efímero abrazo a la espalda del pelirrojo. -Solo recuerda por un segundo qué yo era cómo ellos antes de qué me hicieran tu compañera. La mayoría de ellos son huérfanos qué, al igual qué yo, terminaron vagando solos por el mundo hasta qué el Equipo Rocket decidió reclutarlos y darles un propósito. Para todos ellos esta organización representa no solo una segunda oportunidad para darles valor a sus vidas ante la soledad y crueldad del mundo, sino qué también ellos ven al Equipo Rocket cómo su nueva familia. Inclusive me atrevería a decir qué varios de ellos ven a Archer cómo una especie de salvador, asique es obvio qué la mayoría están dispuestos a dar sus vidas por él.-

Frente a todo esto, el pelirrojo no fue capaz de responder de inmediato debido a la confusa mezcla de sentimientos encontrados qué empezaron a emerger desde su interior. Ahora, un par de silenciosos segundos después, Silver decide expulsar otro suspiro antes de darse media vuelta para de ese modo encarar directamente a Lucía.

-Ok... L-Lo siento. Supongo qué tienes razón en lo qué dices.- Reconoce finalmente el pelirrojo al rascar tímidamente la parte posterior de su cabeza con vergüenza. -Odio en verdad admitirlo, pero acepto qué me dejé llevar un poco de más por mis emociones. Aunque en mi propia defensa, yo también haría lo qué fuera por ti. Literalmente, luego de interceptar sus transmisiones y escuchar cómo Archer les daba la orden de acabar contigo y hacerlo ver cómo un accidente, perdí la poca compostura qué me quedaba y después-...

Más en ese preciso momento, la cálida sonrisa qué anteriormente decoraba el rostro de Lucía se diluyó cómo una lágrima al caer sobre el mar en el instante en qué esta nota de reojo cómo uno de sus ex compañeros arrojaba, con las pocas fuerzas qué le restaban en su lastimado cuerpo, una pokebola en la dirección dónde Silver, Ursaring y ella yacían.

-¡E-Electrode, acaba con t-todos utilizando Explosion!-

Sin mediar palabra alguna y sin siquiera pensar en las infinitas consecuencias de sus actos, la de pecas se colocó delante de Silver en conjunto con Ursaring, quien también logró notar a duras penas lo qué estaba por ocurrir. Luego de realizado esto, Lucía y Ursaring intercambian tristes miradas de reojo al saber qué ya no había marcha atrás ni tampoco había el suficiente tiempo para reaccionar de mejor manera qué está, empujando luego con todas fuerzas a Silver con el fin de protegerlo cuando de repente-...

Sector Noroeste de Ciudad Goldenrod. Región de Johto, 9:58 A.M

Silver instintivamente abrió de manera tímida sus párpados con un exasperante cruce entre desdicha y miedo, despertando a duras penas de lo qué sintió cómo una larga y cruel pesadilla tras volver a revivir en sus sueños aquel fatídico día en dónde casi le arrebataron por completo a Lucía.

Pasados un par de segundos llenos de incertidumbre y en dónde su entumecido cerebro apenas sí podía darle sentido o conectar del todo con los muchos sentimientos qué recorrían su ser, el pelirrojo finalmente decide sentarse sobre su cama al observar de un lado al otro de su lujosa habitación de hotel, dándose cuenta hasta ahora qué él no solo estaba hiperventilando frenéticamente, sino qué además los latidos de su corazón iban a mil por hora.

Confusión, resignación, arrepentimiento e infinito repudio para sí mismo por tener qué volver a cooperar con quienes alguna vez conspiraron contra la vida de su tan amada Lucía. Silver, luego de todo esto y tras permanecer estático y en completo silencio por otro corto periodo de tiempo con el fin de calmar su ímpetu, acaba expulsando un letárgico y sonoro suspiro antes de levantarse finalmente de su cama. Una vez hecho esto, el pelirrojo coloca su completa atención sobre su Pokegear, objeto posicionado al lado de su cama y encima de una compacta mesita de noche a su izquierda junto con todas sus pokebolas y el brazalete especial qué le había obsequiado el monje Jin.

-Y finalmente llegó el día en dónde todo acabara de una maldita vez.- Comenta estoicamente el pelirrojo entre dientes y con resignación, observando al mismo tiempo la hora en la pequeña pantalla de dicho artefacto electrónico al tomarlo con firmeza entre sus dedos. -Hoy por mi propia mano Archer será capaz de cumplir con la fase inicial de sus planes.-

Otro melancólico suspiro es propiciado por Silver al momento en qué esté decide correr ligeramente las largas cortinas decorativas qué ayudaban a cubrir una puerta corrediza de vidrio, misma qué conectaba directamente con el amplio balcón de su habitación y qué yacía también a la izquierda de su ahora desarreglada cama.

Habiendo salido ahora de lleno luego de ponerse su característica chaqueta negra encima de la cómoda y holgada ropa con la qué había dormido, Silver no puede evitar percibir, justamente al momento de posicionarse en la esquina derecha del balcón, no solo lo gélido del clima al sentir lo frías de las baldosas a sus pies, sino qué también esté puede apreciar lo opaco del cielo al estar pintado con deprimentes nubes grisáceas qué se extendían por todas las inmediaciones de la ciudad más grande y qué era considerada cómo la metrópolis comercial más importante de toda la región Johto.

-Hmph... Supongo qué un día tan triste cómo esté no podría estar completo sin qué estuviese así de nublado.- Denuncia Silver en un tono más sarcástico al apoyar ligeramente sus antebrazos sobre la firme baranda metálica puesta por todo alrededor del balcón, mirando entonces con nostalgia el privilegiado paisaje qué le otorgaba qué su habitación de hotel estuviese localizada en el veinteavo piso, además de también poder observar la famosa Torre de Radio al estar a escasas cuatro o cinco cuadras de su posición. -Tch... ¿Quién demonios lo diría? Por lo general disfruto de los días así de grises y fríos, pero hoy no es el caso. Ya no creo qué exista vuelta atrás con todo esto y ahora la vida de Lucía depende del éxito de esta misión. Sí algo falla o no sale cómo lo previsto, entonces sería el fin tanto para ella cómo para mí mismo. Fracasar aquí no es una opción.-

Silver procede entonces a suspirar con resignación y tristeza por tercera vez, ocasionando qué esté pudiese notar cómo su propio aliento se volvía ligeramente visible ante sí. En ese mismo sentido, la atención del pelirrojo empieza a divagar por momentos, sin motivo aparente, entre las muchas coloridas vallas publicitarias de todo tipo qué decoraban varios de los otros edificios y azoteas aledañas al balcón de su habitación.

-Me preguntó qué rayos haría o diria el idiota de Gold en mi lugar.- Comenta ahora Silver en voz baja al fruncir el ceño con rebeldía tras volver a observar con desasosiego y nostalgia el Pokegear qué esté aún sostenía dentro de su mano izquierda. -Odio tener qué admitirlo, pero realmente extraño a ese caótico y disfuncional cuarteto de inútiles. Ahora más qué nunca quisiera escucharles al menos una vez más, pero no puedo meterlos en esté embrollo. Esté es mi problema a resolver y lo qué menos quiero en esté momento es comprometer su seguridad con mis asuntos o con el futuro de Lucía. Eso no sería justo o correcto después de todo lo qué pasamos juntos.-

Otra repentina ventisca de sentimientos, en conjunto con varios recuerdos puntuales de su corta estancia al convivir en Olivine junto con Gold, Crystal, Kelly, Zuki, Blue y Green, atacaron el interior del pelirrojo al provocar qué esté sintiese metafóricos Butterfree revolotear violentamente de un lado al otro de su estómago vacío.

-Ughhh... Sí tan solo yo hubiese aceptado aquella noche la ayuda de Go-...

Sin embargo, Silver le tuvo qué poner un freno a sus propias palabras cuando, en un inesperado giro de eventos, su Pokegear empieza a vibrar dentro de la palma de su mano a la vez qué la pantalla de esté se ilumina al aparecer escrito aquí el nombre de la peculiar chica kimono conocida cómo Zuki Masamune.

En respuesta, el pelirrojo inconscientemente trago un poco de saliva y permaneció congelado y en completo silencio al no poder apartar su vista de su propio Pokegear al estilo de un insecto siendo atraído por un objeto luminoso. Su mente, en esté preciso momento, se debatía sobre lo qué debería de hacer al librar una encarnizada lucha interna para decidir sí contestar aquella llamada entrante o la ignoraba cómo siempre había hecho desde qué él decidió ponerle un punto final a relacionarse con cualquier integrante del grupo de viaje de Gold.

-¿Q-Qué hago? ¿Qué rayos hago?- Se preguntó internamente Silver con nerviosismo, pero sin despegar su vista del pequeño artefacto electrónico en forma de pulsera qué ahora sostenía a pocos centímetros de su rostro. -Y-Yo... Uhhh... Yo no-...

Pero, nuevamente, las nerviosas palabras de Silver fueron cercenadas casi de raíz de un momento a otro. Ahora, sin tener más tiempo para analizar lo qué sucedía y luego de transcurridos otro par de segundos, su Pokegear dejó repentinamente de vibrar a la par qué la pantalla led del dispositivo también se terminó por apagar en cuestión de milésimas de segundo.

Silver aquí frunce su ceño con desdén y decepción al cambiar involuntariamente su semblante, pasando por casi todo el espectro de emociones en un poco menos de un parpadeo. El solo hecho de qué Zuki lo llamase no era un concepto muy ajeno al pelirrojo, toda vez qué esté suceso se fue volviendo, con el pasar del tiempo, en una ocurrencia casi diaria desde el momento en qué él decidió separarse del grupo hace ya poco menos de dos meses atrás. No obstante esto, para Silver está en sí representaba la primera vez qué dicha llamada ocurría ante sus propios ojos al tener su Pokegear entre sus manos.

-No tienes idea lo mucho qué me gustaría contestar, pero no puedo hacerlo por el bien de todos. En verdad lo lamento, Zuki.- Denunció Silver nuevamente entre dientes con aún más desgano qué antes al encogerse de hombros. -Solo espero que algún día los demás y tú me puedan perdonar por todo lo qué me veo obligado a hacer hoy en favor del Equipo Rocket.-

Inmediatamente después de su pequeño monólogo, Silver utilizó su mano derecha para peinar por reflejo su relativamente larga cabellera qué ahora le llegaba a poco más de la altura de sus hombros. -Ughhh... Por poco cometo una idiotez y casi me deje llevar por mis propios sentimientos.- Vuelve a comentar mentalmente Silver para sí mismo, notando luego cómo la pequeña pantalla de su Pokegear se volvía a iluminar al aparecer dibujado en medio del mismo un curioso icono en forma de un Pidgey pixelado.

-¿H-Huuh?- Silver parpadeo repetidas veces al reconocer rápidamente lo qué aquel peculiar icono dibujado en su Pokegear significaba. -¿Un mensaje de voz?- Testifica el pelirrojo con extrañeza y curiosidad, alzando inconscientemente una de sus cejas cuando, sin previo aviso, su corazón vuelve a acelerar sus palpitaciones. -¿Acaso Zuki me dejó un mensaje de voz?-

Miles de exagerados escenarios y crípticas preguntas inundaron la ahora frágil y resquebrajada psique del pelirrojo, logrando nuevamente qué esté se volviera a debatir sobre qué hacer hasta el punto en qué él se fuerza a sí mismo a cerrar sus ojos de manera momentánea para enfocar mejor todas las ideas qué revoloteaban frenéticamente dentro de su atareada mente.

-¡Maldita sea...! ¿Por qué tienes qué hacer esto precisamente hoy, Zuki?- Se preguntó internamente Silver con rabia al apretar accidentalmente por reflejo su Pokegear entre sus dedos debido al inmenso estrés qué carcomía su cuerpo y alma. -¡No me siento digno de esto! Yo no sé qué hacer o qué pensar. No se qué mierda puedo hacer para solucionar todo y de paso evitar qué Archer se salga con la suya sin poner en riesgo la vida de Lucía.-

Sintiendo ahora cómo de manera más agresiva los metafóricos Butterfree dentro de su estómago iban cobrando más fuerza al provocarle algo de nauseas, Silver, sumado también a volver a hiperventilar sonoramente, termina por exhalar otra vez por instinto justo al momento en qué él decide darse media vuelta. Posteriormente, él apoya su espalda baja contra el barandal del balcón, dejándose caer lentamente con el fin de sentarse sobre el frío suelo y encarando en dirección al interior de su habitación.

-Se qué dije antes qué me gustaría escuchar sus voces al menos una vez más, pero la realidad es qué no me siento digno o preparado para tal cosa tras todo lo qué ha ocurrido desde qué tomamos caminos separados.- Confiesa el pelirrojo con desasosiego, resentimiento y melancolía, manteniendo sus ojos cerrados y al volver a encogerse de hombros. -Siento vergüenza y repulsión de mi mismo por ser tan ingenuo y estupido al bajar la guardia y dejarme atrapar por estos malnacidos. Hoy más qué nunca creo qué-...

-Uhhh... B-Buenos días, Silver. ¿Cómo has estado?-

En el acto, Silver vuelve a abrir sus ojos con desesperación al escuchar repentinamente cómo la tan característica voz de Zuki se producía fuerte y claro gracias a la útil función de altavoz de su Pokegear. Él, sin siquiera desearlo, había apretado fortuitamente el botón para escuchar el mensaje de voz qué la chica kimono había enviado y, muy a pesar de qué esto iba directamente en contra de sus propios deseos al sentirse indigno, esté fue incapaz de tomar cartas en el asunto. Ya sea para bien o para mal, en ese preciso momento sus articulaciones y extremidades hicieron caso omiso a su propia voluntad y permanecieron completamente entumecidos.

-Hehe, supongo qué ahora mismo te debes de estar preguntando por el motivo por el cual te envío un mensaje de voz, ¿o me equivoco? Aunque, a decir verdad, podría decirse qué yo tampoco sé exactamente la razón. Bueno... O quizás muy en el fondo sí lo sé, más creo qué ese sería tema para otro día cuando estemos cara cara. El punto al qué quiero llegar es qué ayer tuve una interesante conversación con Gold sobre lo qué ambos queremos lograr a futuro y nuestras metas más allá de nuestros objetivos a corto y mediano plazo, asique supongo qué eso en parte es lo qué provocó qué quisiera dejarte esté mensaje para salir un poco de la rutina. Yo... Ehh... Yo quiero qué sepas qué las cosas serán mucho mejores a partir de ahora. No quiero ni tampoco puedo entrar en mayores detalles en esté momento, pero lo qué sí te puedo decir es qué tengo una fuerte corazonada de qué probablemente mañana marcará un nuevo comienzo para todos. Estés dónde estés y pase lo qué pase no te rindas ante nada ni nadie. También quiero qué sigas siendo fuerte cómo siempre y nunca te des nunca por vencido ante ningún tipo de adversidad por muy mal qué pinten las cosas, ¿ok? Y bueno... Ojalá qué nuestros caminos se crucen muy pronto en un futuro no tan lejano. E-En fin... Uhhh... Ya no te quitaré más tiempo ya qué se qué eres alguien muy ocupado al seguir jugando al super espía. Cuidate mucho, mi querido príncipe del mal, y saluda a Lucy de mi parte.-

Silencio. Completo, antinatural y apático silencio el cual, sin previo aviso tras terminar de reproducirse el mensaje de voz por parte de Zuki, comienza a corroer todos y cada uno de sus pensamientos con memorias de un pasado más tranquilo al vivir ignorante del hecho de qué su padre era quien controlaba los hilos de una de las organizaciones criminales más importantes de todo el mundo desde las sombras.

Aquí, todo sonido súbitamente cesó de existir para Silver por incontables segundos, a excepción de su acelerada respiración y también de los desmedidos latidos de su propio corazón al hacer violento eco dentro de sus tímpanos. Pero, pese a su aparente falta de reacción inicial, sus sentimientos fueron un tema muy aparte y qué ni él mismo sabía descifrar con mucha claridad.

Para Silver, el volver a escuchar la voz de Zuki, después de todo esté tiempo, representó un breve y agridulce retroceso a su pasado al momento en qué él, por primera vez en muchísimo años, se sentía genuinamente feliz y libre de las ataduras del Equipo Rocket o de los pecados de su padre al convivir amenamente con el grupo de Gold cómo un adolecente cualquiera más del montón durante toda esa semana antes del inicio del torneo de la Battle Frontier.

Frente a esta triste y amarga epifanía, una involuntaria y melancólica sonrisa se reflejó en su rostro con dolor, y en perfecta contraposición para con todos los volátiles sentimientos qué esté sentía y qué por tanto tiempo había tenido qué reprimir de la peor manera posible en lo más profundo de su ser. Por lo demás, varias lágrimas fueron decorando rápidamente tanto sus ojos cómo también sus pómulos en respuesta, poco antes de que él finalmente recobrase la movilidad en sus extremidades.

-Tch... Ojalá las cosas fueran así de sencillas cómo dices, pero ya no me quedan fuerzas para luchar contra lo inevitable. Me guste o no, yo nunca fui más que un insignificante peón dentro de un cruel juego de ajedrez en dónde desde el primer momento nada, ni siquiera mi propio destino, estuvo bajo mi control.- Declara Silver para sí mismo en un tono condescendiente y al seguir observando con recelo su Pokegear desde el suelo al cambiar rápidamente la nerviosa sonrisa de sus labios por otra qué demostraba a gritos su total resignación para con la situación. -O sea, ¿cómo me puedes pedir ser optimista y fuerte ante la adversidad cuando ninguna de las decisiones qué he tomado a lo largo de mi vida han servido para algo? Dime... ¿De qué mierda sirve qué me esfuerce tanto por rectificar lo hecho por mi padre sí, no importa lo mucho qué lo intente, todo ha sido en vano?-

En ese instante, el característico sonido mecánico de cuando se abre una pokébola hace un ligero y rápido eco dentro del dormitorio contiguo a su posición, provocando que a Silver se le pusiera por completo la piel de gallina al no poder observar de qué se trataba debido a su posición al estar actualmente sentado sobre el suelo. Milésimas de segundo después y ante la atónita y expectante mirada del pelirrojo, Sneasel hace acto de presencia al salir de lleno al balcón, colocándose frente a su anonadado entrenador con cara de muy pocos amigos.

Sin titubear, Silver aclaró su garganta de manera exagerada y rápidamente después empezó a limpiar las varias lágrimas qué aún se paseaban por sus pómulos con ayuda del reverso de su mano derecha.

-T-Tu... ¿Por qué saliste de tu pokebola?- Cuestionó el pelirrojo en un tono comedido y observando nostálgicamente de arriba a abajo al pokémon qué alguna vez perteneció a su amada Lucía. -Y-Yo... Uhhhh... Bueno, supongo qué eso no importa ahora. Pero déjame adivinar, saliste de tu pokebola porque tienes hambre y deseas desayunar, ¿o acaso me equivoco?-

Pero el pokémon de tipo hielo y oscuridad no quiso responder de inmediato, muy por el contrario. Después de otra serie de breves segundos en dónde se entrelazo a la perfección el vacilante silbido del viento azotando contra el balcón junto con el característico bullicio de una metrópolis repleta de vida y qué nunca descansa, Sneasel termina por cruzar sus extremidades superiores y opta también por replicar al observar detenidamente a los ojos enrojecidos del pelirrojo con una visible mezcla entre decepción y frialdad.

Siendo ahora mucho más consciente de todas sus palabras y acciones hasta esté punto, Silver bajó repentinamente su mirada en dirección al suelo del balcón cubierto de elegantes baldosas color arcilla, suspirando otra vez con desasosiego y guardando su Pokegear en el bolsillo lateral izquierdo de su chaqueta al momento de volver a ponerse de pies.

-Ok, ok... Supongo qué eso fue demasiado ambiososo de mi parte el intentar hacerme el idiota contigo.- Reconoce el pelirrojo con vergüenza para con Sneasel, dándose media vuelta para volver a mirar el extraordinario paisaje del sector noreste de Goldenrod con completo resentimiento. -Tu y yo hemos pasado por demasiadas cosas juntos cómo para engañarte tan fácilmente. Es más, creo qué muy en el fondo me hubiese ofendido si no lo hubieses notado.-

Una sonrisa discreta se dibujó sobre el anteriormente reacio rostro de Sneasel, pokémon quien, de un acrobático salto, se posiciona a la izquierda del pelirrojo al sentarse sobre la baranda metálica del balcón con el fin de apreciar la vista de la ciudad junto con él.

-Sabes... Quiero volver a pedirte perdón por todo. Yo se a la perfección y reconozco qué por mi culpa es qué estamos metidos hasta el cuello en esté problema.- Continuó comentando el pelirrojo con rebeldía y palpable arrepentimiento en sus palabras, pero sin mirar directamente a Sneasel en favor de observar con detenimiento todo el área en dónde está localizado el imponente edificio de la Torre de Radio, incluyendo también aquí una calle repleta de camiones de carga y varias bodegas de mercancía qué es en dónde más tarde esté se tenía qué reunir con los demás miembros del Equipo Rocket. -Después de qué Lucía casi se sacrifica junto con Ursaring para salvarme, yo te juré qué haría todo lo qué estuviera en mi poder para acabar con el Equipo Rocket de una vez y por todas, pero mi estúpida falta de cuidado provocó qué ahora estemos en esta posición. Creeme, Sneasel, desde qué Archer personalmente me confesara de sus planes para con el Equipo Rocket y mi padre, no ha existido un solo día en dónde no haya pensado en decenas de métodos para detenerlo, aunque me temo qué todos pondrían en grave riesgo la vida de Lucía.-

Sin mediar más palabras, Silver vuelve a bajar con pesadez su mirada, mientras qué el pokémon de tipo hielo se limitó a observar en silencio y de reojo cómo más lágrimas volvían a invadir el rostro del cabizbajo pelirrojo.

-Seré sincero contigo, Sneasel... No tengo idea de qué hacer ahora. Y mientras más intento buscar una solución factible en dónde Lucía salga ilesa y de paso pueda evitar qué Archer se salga con la suya, más me doy cuenta de lo jodido qué estoy.- Admitió Silver en un tono pesimista y al volver a limpiar las lágrimas de su rostro al utilizar las palmas de sus manos. -Pero lo qué más me molesta de todo esto es qué sus ideales y los objetivos que desea alcanzar me llegaron a parecer sensatos y hasta lógicos por momentos. Obviamente no tengo ninguna intención de colaborar voluntariamente con un psicópata de su calibre, en especial después de todo el infierno qué nos hizo pasar a Lucía y a mí, más me parece difícil no pensar sobre el tema ahora qué estamos a pocas horas de qué suceda lo qué tiene qué pasar. Yo entiendo en cierta forma qué el desee construir una "perfecta utopía" para que ninguna otra persona tenga qué pasar por situaciones similares a la suya o a la mía en dónde fuimos abandonados por nuestros padres. Pero, para lograr sus objetivos, él ha sacrificado, manipulado y jugado inescrupulosamente con la vida de cientos, incluidas personas similares a nosotros y también decenas de huérfanos cómo Lucía, con la excusa ridícula de querer mejorar todo. Para mi eso no es correcto y me parece sumamente hipócrita, pero él está tan cegado por su sed de poder al verse a sí mismo cómo una especie de salvador, qué o no se da cuenta de las graves repercusiones qué sus actos ya han logrado conseguir en todo Johto y Kanto, o peor aún, esté sabe de todo el daño qué ha causado pero decide ignorarlo o no le importa en lo más mínimo.

Sneasel, ni corto ni perezoso y teniendo ahora una expresión más seria qué antes tras las honestas palabras de Silver, decide nuevamente enfocar su completa atención sobre el rostro del pelirrojo.

-Tch... De cualquier manera me niego a dejar qué un malnacido cómo él logre sus objetivos.- Declara Silver con firmeza y decisión al apretar, con ayuda de sus manos, el barandal metálico del balcón. -Solo qué literalmente ahora mismo estoy sintiendo más cosas en mi interior de las qué soy capaz de manejar adecuadamente. Entre tener qué ayudar al Equipo Rocket contra mi voluntad, pasando por qué Zuki me llamase y su subsecuente y poco oportuno mensaje de voz, me es extremadamente difícil pensar con claridad. Siendo sincero, no creo qué exista una luz al final de esté túnel y-...

Sin embargo, el pokémon de tipo hielo, nuevamente de un acrobático salto, regresa repentinamente al interior de la habitación contigua al balcón, cosa qué automáticamente volvió a poner un alto a las palabras su entrenador. Silver, por su parte, alza inconscientemente una de sus cejas en clara señal de confusión antes de optar por seguir de lleno a Sneasel.

Estando ahora nuevamente dentro de la cálida habitación en dónde había pasado la noche anterior, el pelirrojo ve en primera fila cómo Sneasel toma todas y cada una de las pokebolas qué contenían a sus otros pokémon, incluyendo la propia del de tipo hielo, y después las coloca en una perfecta fila horizontal encima de su cama desarreglada.

Silver pestañeó repetidas veces al mirar sorprendido de arriba a abajo a Sneasel por segunda vez desde qué éste había salido por su propia cuenta de su pokebola. -N-No lo entiendo.- Expresó el pelirrojo con timidez y nerviosismo, observando entonces con inquietud lo hecho por el pokémon de tipo hielo y oscuridad. -¿Qué es lo qué intentas decirme con todo esto?-

En respuesta, Sneasel vuelve a mirar a Silver directamente a sus aún enrojecidos ojos color plateado, emitiendo un ronco pero firme gruñido al tomar entre sus patas el brazalete especial obsequiado por el monje Jin para entonces acercar fortuitamente dicho objeto a las manos de su entrenador.

Otra serie de sentimientos fueron fluyendo en el interior de Silver, mismos qué culminaron al provocar qué varias otras lágrimas empezaran a brotar de sus ojos. -T-Tu... ¿Tu quieres qué yo pelee?- Cuestiono comedidamente el pelirrojo ahora con voz entrecortada, alternando miradas entre Sneasel y el brazalete que ahora sostenía en el interior de su mano izquierda. -¿Acaso me estás pidiendo qué pelee contra el Equipo Rocket con la ayuda de todos ustedes?-

Sneasel sonrió y luego asintió lentamente ante su entrenador, acción qué provocó qué Silver apretara sus temblorosos labios antes de arrodillarse y darle un abrazo al pokémon qué alguna vez fue de Lucía.

-G-Gracias, Sneasel. En serio... Muchas gracias por todo esto.- Indica Silver, justo después de volver a poner algo de distancia entre el pokemon y él. -Aún no estoy realmente seguro de qué podemos hacer o cuales son nuestras opciones de éxito, pero el momento para dudar de mí mismo y sentir lástima ya llegó a su fin. Lucía, tú, Gold, Crystal, Zuki y hasta la rubia mimada de Kelly se merecen qué lo intente al menos una vez más. Esto es lo minimo qué puedo hacer por ustedes y también por todo Johto y Kanto antes de qué sea demasiado tarde. Además-...

Silver, de manera fortuita, hizo un alto en sus propias palabras, no solo tomando ahora la pokebola qué contenía al legendario pokémon conocido cómo Entei con su mano derecha, sino qué esté dibujó una efímera sonrisa en sus labios al recordar vívidamente las últimas palabras del mensaje de voz de Zuki.

"Estés dónde estés y pase lo qué pase no te rindas ante nada ni nadie. También quiero qué sigas siendo fuerte cómo siempre y nunca te des nunca por vencido ante ningún tipo de adversidad por muy mal qué pinten las cosas, ¿ok?..."

-Además... Quizás, y solo quizás, aún no todo esté perdido.- Admite el pelirrojo con más energía qué antes, mientras qué sus ojos no paraban de observar la pokebola qué contenía a Entei. -Yo bien puedo ser un simple peón dentro de un juego injusto de ajedrez, pero incluso hasta el más inutil de los peones tiene la capacidad de promocionar en otra pieza cuando las circunstancias son correctas.-

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro