Capítulo 75: La Mascarada Final

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Parte Central de Ciudad Goldenrod, Área Comercial. Región de Johto, 12:07 P.M

Confusión, angustia y desproporcionada perplejidad qué se reflejaba a la perfección en su anonadado semblante. Estos fueron los principales sentimientos qué se hicieron visiblemente presentes dentro de Gold al invadir violentamente cada rincón de su ser tras lo expresado por el melancólico jovencito qué estaba colocado a escasos centímetros de su posición en la parte derecha del campo de batalla.

Ahora, mientras más sentimientos e interrogantes salían a flote al ir y venir desde muy en el fondo de su maltratado subconsciente, Gold decidió tragar saliva en el proceso, intercambiando otra fugaz mirada con su también confuso Umbreon antes de volver a colocar su completa atención sobre su joven homólogo.

-E-Espera, espera un minuto...- Declaró súbitamente Gold, con ahínco y en un tono lleno de rebeldía y confusión, frunciendo su ceño y dando inconscientemente un par de pasos para poner distancia entre él y el chico a su lado. -Pero nosotros nos acabamos de conocer hace un par de minutos atrás. Esto no tiene sentido alguno. O sea, ¿cómo puede ser posible qué yo-...?-

En ese mismo instante, antes de qué Gold tuviera la oportunidad de continuar, sus labios repentinamente dejaron de moverse, cortando de golpe sus propias palabras, cuando derrepente llego a su mente, dentro de un turbio torbellino de recuerdos, la respuesta a aquella interrogante qué él mismo había intentado exponer.

"O sea, de no ser por tu participación junto con tus compañeras de viaje en el torneo de la Battle Frontier, Sun-..."

Después de aquella inesperada pero breve epifanía qué no fue pasada por alto por los presentes en el campo de batalla, Gold sacudió ligeramente su cabeza con el fin de volver en sí mismo lo más rápido qué pudiese, mirando luego con desasosiego a su homólogo directamente a sus llamativos ojos color miel.

-N-No me lo creo. Esto no puede estar sucediendo, ¿o sí? ¿En verdad será posible qué una casualidad así de enorme esté ocurriendo justo ahora?- Comentó un perplejo Gold entre dientes, sin perder de vista al joven a su lado y sintiendo ahora cómo los latidos de su corazón aumentaban en un dos por tres. -Oye niño, respondeme algo. ¿De casualidad tu nombre no sería... Sun?-

Pero el chico pálido y de pecas, de manera similar a sus interacciones pasadas, se mantuvo dubitativo y en perfecto silencio al no replicar de inmediato. Sin embargo, su melancólica y hasta tímida mirada se mantuvo fijamente puestas sobre Gold y Umbreon, demostrando a simple vista la sorpresa y confusión qué carcomía todo su interior.

-T-Tu... ¿Pero cómo rayos es qué sabes mi nombre?- Preguntó finalmente Sun, un par de segundos después, con perplejidad notable tanto en el tono qué empleo para sus palabras cómo también en su pálido rostro. -¿Cómo tu-...?-

-Uhhh... Digamos qué es una historia algo complicada de digerir sin antes entrar en detalles sobre cosas personales qué preferiría no abordar en esté momento.- Confesó Gold en respuesta al exhalar otra exagerada bocanada de aire, rascando posteriormente el área de su nuca con ayuda de su mano izquierda. -Pero, en resumen, podría decirse qué conocí a tu hermana mayor de pura casualidad el día de ayer cuando entre a la cafetería en dónde trabaja.-

-¿Tu conociste ayer a mi hermana mayor?- Repitió comedidamente Sun, pestañeando varias veces seguidas con incredulidad, al momento en qué inconscientemente una de sus cejas se terminó por arquear con suspicacia. -¿Acaso te refieres a Marie?-

Gold, ni corto ni perezoso, asintió en corto, dejando nuevamente que el silencio volviera a cubrir todo alrededor del campo y callejón aledaños antes de proseguir. -Sí, así es.- Fue la rápida y concisa respuesta dada por el de New Bark de manera calmada y seria. -Pero para ser un poco más específico, ella y yo ya hemos tenido dos interacciones previas en total. La primera fue ayer cuando nos conocimos en la cafetería en dónde trabaja, mientras qué la segunda fue hace poco menos de una hora atrás cuando volví a pasar por esa cafetería en busca de algo para desayunar. Ahí fue dónde ella me sorprendió al contar a medias sobre-...

-Ok, ok... No hace falta qué entres en más detalles. Yo la conozco perfectamente y sé lo bocona qué puede llegar a ser sin notarlo. Pero ahora solo quiero dejar en claro qué Marie no es mi hermana.- Expresó rápidamente Sun de mala gana, interrumpiendo de golpe a Gold cómo sí su vida dependiera de esto para entonces bajar su triste mirada nuevamente en dirección al suelo. -Aunque, siendo totalmente sincero, encuentro algo difícil de creer qué tu y ella se conozcan y qué ahora de pura casualidad nos hayamos encontrado de esta manera tan repentina justo aquí.-

Ahora fue el turno de Gold para pestañear repetidas veces con incredulidad y suspicacia, a la par qué Umbreon se dedicó exclusivamente a mirar a ambos entrenadores en completo silencio y claramente confundido por toda la bizarra situación.

-Creeme, yo tampoco me esperaba algo cómo esto. Igualmente cómo te dije antes, esta ha sido una de las semanas más difíciles y extrañas de toda mi vida, y entre mis planes para hoy por la mañana solo estaba entrenar junto con mis pokémon para quizás despejar mi mente.- Aseveró Gold con más desgano y resignación. -¿Pero a qué te refieres con qué ella y tu no son hermanos? Yo recuerdo claramente qué ella mencionó-...

-En realidad, Marie y yo solo somos primos.- Denunció el joven entrenador de pecas con un poco de vergüenza al volver a interrumpir a Gold con ahínco. -Ella siempre me ha tratado cómo el hermano menor qué nunca tuvo desde qué tengo memoria, más nuestra realidad familiar es una historia un tanto complicada. El resumen más sencillo qué te puedo dar es qué ella y yo vivimos aquí en Goldenrod junto con sus padres, o sea mis tíos, y ellos son los qué por ahora se hacen cargo de mi.-

-Hmph, Ya veo... Eso explica bastante mejor su relación. ¿Pero por qué dijiste "por ahora" de esa manera en relación a qué vives con tus tíos y con ella?- Indago entonces Gold al cruzarse momentáneamente de brazos y forzar también una breve pausa en la conversación, misma qué se extendió por otro par de exasperantes segundos. -Espera... Creo qué ya empiezo a entender a lo qué te refieres con eso. Todo esto tiene directa relación con qué quisieras escapar de casa para ingresar al Equipo Rocket, ¿o acaso me equivoco?-

Sun asintió tímidamente. -Así fue, Gold. Por lo qué veo tu intuición cómo entrenador se extiende mucho más allá de las batallas pokemon.- Reconoció el jovencito sin siquiera titubear, más su mirada permaneció evitando activamente a la del de New Bark cómo sí esta se tratara de una plaga. -Pero aún falta algo más qué no quise mencionar. Sí bien ver tu participación en aquel torneo en la Battle Frontier junto con Crystal, Kelly y Zuki me inspiró lo suficiente cómo para hacerme cambiar de parecer, aún no te digo sobre el porqué estaba tan dispuesto a abandonarlo todo de esa manera.-

Aquí el de New Bark no puede evitar sentir más escalofríos atacando por enésima vez todo alrededor de su espalda ante la expectativa de lo qué diría Sun a continuación. Su revuelta mente llena de preguntas, en contraposición a lo rígido qué ahora se sentía la gran mayoría de su cuerpo, apenas sí le podía dar crédito al hecho de qué esté, dentro de una ciudad tan grande y poblada cómo lo era Goldenrod, terminó salvando en específico el pellejo del "hermano" de aquella simpática mesera a quién conocido de pura casualidad hace menos de veinticuatro horas atrás.

Para Gold, toda esta situación rozaba lo absurdo y hasta se sentía en parte cómo un inverosímil sueño en medio de un agobiante mar de exasperantes incógnitas. No obstante, estas interrogantes y dudas entraron en rápida pausa cuando su propio subconsciente, por cuenta propia y de la misma manera qué ya varias veces atrás, recordó una frase en específico de Morty, el reconocido y peculiar líder del gimnasio de Ciudad Ecruteak.

"Las casualidades no existen de esta manera...-"

Dichas palabras retumbaron una y otra vez dentro de Gold, sumado entonces a qué esté produce un largo y exagerado suspiro qué luego provoca qué el pueda apreciar su propio aliento frente a su rostro, antes de volver a enfocar su completa atención sobre Sun. -Ok... Adelante, te escucho.-

Sun, tras lo dicho por Gold, aclara su garganta, posteriormente apretando sus labios y colocando al mismo tiempo sus manos dentro de los bolsillos laterales de sus jeans en busca de calentar un poco sus dedos. -La verdadera razón del porque deseaba dejar de lado todo el resto se debe principalmente a qué mi padre fue un miembro activo del Equipo Rocket en el pasado.-

De manera muy similar qué antes, el de New Bark por inercia recorre visualmente a su homólogo con incredulidad al sentir una infinidad de metafóricos Butterfree revolotear dentro de su estómago.

-¿E-Estas hablando en serio?- Preguntó Gold con más energía e interés qué antes, justo al apretar inconscientemente sus puños hasta hacer qué estos crujieran ante tal revelación. -¿En verdad tu padre fue miembro del Equipo Rocket?-

El de pecas vuelve a asentir lentamente en respuesta. -Por desgracia para mi, me temo qué así fue.- Admitió Sun con perceptible tristeza, melancolía y vergüenza en su voz. -El y yo nunca nos llegamos a conocer cómo tal ya qué supuestamente mi madre y él se separaron antes de qué yo naciera debido a qué el se rehusó a dejar de lado al Equipo Rocket en favor de nosotros. Aunque en sí, mi vida junto con mi madre en Ciudad Celadon fue bastante tranquila y sin inconvenientes. Nosotros nunca tuvimos problemas económicos de ninguna clase y hasta me iba bastante bien en el instituto siendo el estudiante más destacado de mi clase. Pero, lastimosamente para nosotros, todo lo bueno siempre llega a su final.-

Gold, manteniendo la estoica expresión qué había adoptado al momento en qué Sun comenzó con su relato, decidió intervenir una vez más tras esta nueva y fortuita pausa qué provocó su joven homólogo en medio de su historia.

-¿Y qué fue lo qué sucedió después cómo para qué las cosas cambiarán?- Preguntó el de New Bark con algo más de insistencia, pero intentando mantener a la vez sus sentimientos a raya al notar lo mucho qué le estaba costando expresarse a Sun. -¿Cómo fue entonces que tu-...?-

-Pues, tras la aparente caída del Equipo Rocket hace poco más de tres años atrás, mi madre repentinamente no solo me confesó qué mi padre había fallecido un tiempo después de qué yo naciera, sino qué también ella había decidido qué lo mejor para nosotros era qué nos fuéramos a vivir aquí en Goldenrod.- Expresó finalmente Sun al volver a interrumpir de golpe a Gold. -Yo, inclusive a mi corta edad en ese momento, sabía qué había algo más de trasfondo para qué ella me confesara algo así y también qué tomara una decisión de ese tipo tan de repente. Pero no protesté ni dije nada al respecto. La aparente motivación qué me dio fue qué deseaba qué estuviéramos más cerca de nuestra familia, osea los padres de Marie, y eso fue más qué suficiente para convencerme. Entonces, tras llegar aquí, todo permaneció en paz por un par de años más. Ella consiguió casi de inmediato un importante puesto de trabajo en una empresa de modas qué le permitía viajar por todas partes del mundo, mientras qué yo asistía a uno de los institutos más ilustres de la ciudad. Las cosas no podían ir mejor para nosotros, sin embargo, todo cambió cuando llegó a nuestra propia puerta, entre nuestra correspondencia usual, una peculiar carta escrita a mano. La misma obviamente tenía cómo destinataria a mi madre, mientra qué, muy para mi sorpresa y confusión, el remitente no fue ni nada más ni nada menos qué mi padre.-

Prácticamente en el acto, Gold alzó una de sus cejas al volver a cambiar por completo el estoico semblante de su rostro por otro qué demostrara su latente perplejidad. -¿H-Huh...? Espera... ¿Cómo qué tu padre les envió una carta?- Cuestiono Gold con incredulidad y hasta con una pizca de desesperación. -¿Pero no se supone que él-...?-

-Ahi esta el detalle, Gold. Yo hasta aquel punto tenía entendido qué mi padre había fallecido poco tiempo después de qué yo naciera.- Expresa enérgicamente el chico de pecas. -En un principio asumí inocentemente qué aquella carta no era más que una pesada broma de mal gusto por parte de alguien qué supiera de nosotros. Pero, al abrirla y leer su contenido, todo en lo qué creía se fue desmoronando frente a mis ojos.-

Otra momentánea pausa se hace presente en la conversación. Sun, quien ahora tenía su mirada fijamente puesta sobre el pavimento del gélido y silencioso campo de batalla, expulsa otro ahogado y melancólico suspiro antes de proseguir con su relato, cosa qué a su vez acciona qué Gold y su pokémon vuelvan a mirarse de reojo el uno al otro.

-Sabes, lo más curioso del caso es qué en aquella carta mi padre le pide perdón a mi madre por ser tan estupido en el pasado y no habernos elegido por encima del Equipo Rocket.- Expuso Sun de muy mala gana, rascando luego una de sus mejillas con desdén. -Ahí él decía también estar muy arrepentido de sus acciones y, qué de ser posible cuando finalmente salga de prisión en un par de años más, pedirnos disculpas personalmente a ambos por todo.-

Gold titubeo en primera instancia al intentar responder, toda vez qué él aún podía sentir cómo aquellos metafóricos Butterfree seguían revoloteando por todo su interior. -Y fue así cómo te enteraste de la verdad, ¿cierto? Asumiré qué luego, una cosa llevó a la otra, y te planteaste la posibilidad de escapar de casa para unirte al Equipo Rocket en un impulso de idiotez.-

Sun, por enésima vez en el día, prefiere replicar al asentir de manera lenta pero firme y comedida. -Pues sí, así es más o menos cómo sucedió. Pero ya te podrás imaginar la sorpresa qué sentí cuando descubrí toda la verdad después de indagar un poco más por mi propia cuenta antes de confrontar a mi madre unos días después.- Denuncia el joven entrenador con rebeldía al momento en qué frunce su ceño. -Solo qué en mi desesperación por encontrar la verdad fui muy descuidado, y los qué se suponía eran mis amigos más cercanos, entre ellos los chicos a quienes ahuyentaste de aquí hace un rato, se enteraron también del pasado de mi padre. Eso entonces provocó qué muchas otras personas más se enteraran y me tacharan de escoria al no ser más qué el engendro de un malhechor. Por todo esto y mucho más, sumado a qué luego de ese incidente mi madre por motivos de su trabajo tuvo qué irse a la región de Alola dejándome con mis tíos, ocasionó qué me sintiera traicionado, confundido, solo y muy molesto tanto conmigo mismo, cómo también con todos los demás qué me rodeaban y juzgaban por algo qué estaba fuera de mi control. En verdad no sabía qué pensar o en quien confiar. Literalmente, de un momento a otro, todo en lo qué creía se empezó a desmoronar sin qué yo pudiera hacer algo al respecto, así qué fue en ese momento de debilidad en dónde decidí dejarlo todo atrás y tratar de ser aquellos qué todos suponían de mi. Pero lo peor de todo no fue eso, sino qué, por más qué lo intentara, yo-...

-Tu no eras capaz de culpar a tu propia madre por ocultarte la verdad, ¿no es así?- Vocifera ahora Gold, colocando en ese momento una sonrisa distante y sin brillo. - Y qué una parte de ti, muy en tu interior, sabía a la perfección la razón del porqué ella prefirió mentir a decirte la verdad.-

Cómo resultado de aquella inesperada interrupción, Sun acaba titubeando visiblemente hasta el punto de qué las pupilas de sus ojos se dilataron de sobremanera. Ahora, en esté mismo sentido, su mirada no solo demostraba confusión y angustia, sino qué su respiración se fue volviendo algo entrecortada y errática a medida que pasaron los segundos. -¿C-C-Cómo demonios sabías qué iba a decir eso?-

Fue aquí entonces dónde Gold decide regresar a Umbreon a su respectiva pokebola, pero no sin antes volver a darle un par de caricias más sobre su cabeza al pokémon de tipo oscuridad utilizando su mano derecha. Acto seguido, el de New Bark observa con nostalgia y resignación la Scizorita incrustada sobre el brazalete puesto alrededor de su muñeca derecha, para posteriormente mirar el grisáceo cielo qué rodeaba todos los alrededores de la ciudad.

-Porque, aunque no lo creas o quizás no lo aparente tanto a simple vista, yo también experimenté algo muy similar hace bastante poco.- Admitió finalmente Gold a regañadientes, empleando un tomó más asertivo al dirigirse a su confundido homólogo. -Para ponerlo de una manera, toda esta semana ha estado llena de importantes revelaciones y sucesos qué han marcado un antes y un después en esté viaje para mi. Varias verdades sobre cosas qué cambiaron mi destino se fueron revelando poco a poco y ellas me hicieron replantearme por completo, no solo mi futuro inmediato cómo entrenador, sino qué también me hicieron preguntarme quién era, quién quería llegar a ser y qué deseaba lograr más allá de mis metas. Pero, ya sea para bien o para mal, no fui ni tampoco creo ser capaz, de ahora en adelante, de culpar a mi padre o a cualquiera otra persona por los errores de su pasado.-

"Yo te envíe a la anterior liga pokémon para mantenerte lejos de casa mientras se solucionaban las cosas. Además, yo le ordené a Red Tajiri, cómo un favor, que se mantuviera cerca y cuidara de ti. En otras palabras, el que se conocieran y también el que volvieras a desear ser un entrenador pokémon fue obra mía."

Sun volvió a mostrarse aún más dubitativo y temeroso qué antes, cosa qué su ahora sonrojado rostro nuevamente reflejaba a la perfección cómo un brillante espejo a la intemperie en medio de un día soleado en el campo. Gold, por su parte, toma esta oportunidad, notando lo anonadado qué se encontraba el chico a su derecha, para acercarse más a él y darle un par de palmadas en la espalda.

-Escucha, niño. Sí algo tienes qué aprender hoy, qué sea esto: "No dejes qué un error defina quién eres, tú futuro o quienes te rodean. Tu y solo tú eres el dueño de tu propio destino."-

Posteriormente a sus propias palabras, Gold exhala otra bocanada de aire, sacando entonces la desgastada pokebola de Scizor para luego arrojarla en medio del campo de batalla. -¡Scizor, yo te elijo!-

Milésima de segundo después, dicha pokebola se abre y el pokémon de tipo metal e insecto se materializa en medio del campo y frente a los dos presentes, provocando al mismo tiempo el asombro y desconcierto de Sun quien mira de reojo al de New Bark, más ninguno dijo nada más al respecto al permanecer en completo silencio por otra serie de segundos.

-"No dejes qué un error defina quien eres, tu futuro o quienes te rodean".- Comenta Gold mentalmente luego de la aparición del pokémon qué alguna vez fue el as bajo la manga de su padre. -"Solo yo soy el dueño de mi propio destino".-

Habiendo repetido esto dentro de su mente cómo sí fuera una especie de mantra, el de New Bark cierra momentáneamente sus ojos y procede a exhalar una vez más antes de recordar voluntaria y vívidamente todo lo acontecido durante esta su segunda estancia en Goldenrod desde qué comenzó su viaje cómo entrenador. Desde todas las revelaciones hechas por su padre con respecto a su pasado y el Equipo Rocket, pasando por su fortuito encuentro con Raikou en el parque nacional, hasta culminar con la decisión tomada por Crystal de aceptar la beca de Oak y qué ella desde un principio orquestó qué se conocieran con el fin de viajar por todo Johto y Kanto.

-¡Scizor, Mega evoluciona!-

Sin titubear en lo más mínimo, el metálico pokémon asintió enérgicamente frente a Gold y Sun, adoptando al instante una pose firme de combate al momento en qué todo alrededor de su cuerpo se cubre con pequeñas partículas de luz, mismas las cuales se fueron juntando hasta crear una crisálida luminosa qué irradia con los colores del arcoiris.

Sun observó con atención y nerviosismo todo lo qué ocurría sin entenderlo del todo, mientras qué Gold permaneció a la expectativa con una expresión seria y rígida al mirar brevemente de reojo cómo la Scizorita incrustada en su brazalete también comenzaba a brillar con intensidad, hasta cuando de repente, Scizor, frente a las atentas miradas de los dos jóvenes entrenadores, cambia visiblemente su aspecto físico al mega evolucionar de manera exitosa.

Otra serie de sentimientos empezaron a fluir con intensidad dentro de Gold posterior a qué su pokémon lograra megaevolucionar, pero esté rápidamente calmó su ímpetu al dibujar una tímida pero fugaz sonrisa de alivio sobre su rostro. -Sabes, Sun, ¿qué te parecería sí mejor te doy un rápido curso intensivo en mis estrategias de batalla pokémon?- Propuso más animadamente el de New Bark, dándole nuevamente a Sun otro par de palmadas en su espalda, para entonces ajustar por inercia su preciada gorra de la suerte encima de su cabeza. -Hablar de nuestros respectivos pasados y cómo llegamos hasta aquí me dio una nueva perspectiva frente a mis propios asuntos, pero no creo qué ganaremos nada más con esté tema. Por lo pronto creo qué lo más beneficioso para ti es qué te ayude más cómo entrenador. De ese modo podrías defenderte mejor en caso de qué suceda otra situación cómo la de hoy.-

Sun no pudo ocultar su emoción e incredulidad ante lo expresado por Gold, cosa qué resultó en qué esté se llegara a ruborizar de manera notable frente a la espontánea propuesta. -¿H-Hablas en serio?- Preguntó Sun en un tono enérgico y qué desbordaba felicidad, recorriendo al mismo tiempo a Gold y a Scizor con su mirada. -¿D-De verdad harías eso por mi y me ayudarías a entrenar?-

-Por supuesto qué sí.- Replicó Gold de manera cordial, fijando entonces su mirada sobre el Pokegear puesto sobre su muñeca izquierda. -De igual forma aún tengo otro par de horas libres antes de mi siguiente compromiso. Ahora vayamos al centro pokémon más cercano para qué curen las heridas de tu Nidoran. Luego de eso regresamos aquí y te ayudaré a entrenar un poco. Pero te advierto desde ya qué no tendré ningún tipo de contemplaciones, ¿ok? Cómo dije antes, esté será un rápido curso intensivo, así qué no tenemos tiempo qué perder.-

Sun asintió en el acto y con palpable emoción por todo alrededor de su ser, mientras qué Gold procede a intercambiar breves miradas con su Scizor al recordar ahora una frase en específico qué le había dicho Zuki el mismo día en qué se encontraron con Raikou en el parque nacional.

"Sin ti cómo entrenador, Crystal quizás nunca hubiese salido del laboratorio de su padre, Kelly aún fuera una niña tímida, torpe, llorona y aún más mimada qué ahora, mientras que yo aún estuviera en Ecruteak cómo una simple chica kimono más del montón. Y ni hablar de la influencia que tuviste sobre Silver."

-Tch, de verdad qué tus palabras ahora cobran aún más sentido qué antes.- Comentó Gold nuevamente entre dientes, pero con nostalgia y algo de optimismo. -Sí bien el qué yo sea entrenador pokémon es en parte obra de mi padre y de Red, todo lo qué yo he logrado hacer después, y a quienes he ayudado a lo largo de esté camino, va por mi propia cuenta. No dejaré qué ni ellos, ni tampoco lo qué hizo Crystal, influyan más en mi. Por mi propio futuro, tengo qué pasar de página. Más de momento, solo espero qué mi padre tenga éxito en acabar con el Equipo Rocket.-


Sector Sur, en las afueras de Ciudad Goldenrod. Región de Johto. 1:01 P.M

-Su total a pagar serían de dieciséis con noventa y siete.- Expresó amablemente el joven encargado de atender detrás de la caja registradora, posterior a qué esté colocará cuidadosamente todos los artículos a comprar dentro de dos bolsas plásticas de mediano tamaño. -Ahora, ¿desea pagar en efectivo o con tarjeta, profesor?-

Rapidamente, despues de lo dicho por el risueño y moreno encargado a poco centimetros de sí mismo, un sujeto delgado, alto y con anteojos, vestido relativamente casual con camisa gris manga larga de botones, jeans negros y una desgastada bata de laboratorio encima a modo de abrigo, saca su billetera de uno de los bolsillos traseros de su pantalon.

-Pagaré hoy con tarjeta.- Contestó el sujeto de anteojos con tranquilidad, mismo quien aparentaba estar llegando a los últimos años de sus treintas, colocando al mismo tiempo una apacible sonrisa al sacar de su billetera la tarjeta de crédito con la qué deseaba pagar.

El encargado asintió en el acto, nuevamente dibujando una sonrisa antes de tomar la tarjeta de las manos del cliente para entonces pasar esta por una pequeña máquina lectora puesta junto a la máquina registradora diagonal a su persona.

Un pequeño pitido electrónico se escuchó tras esta acción, lo qué indico para ambos qué la transacción había sido exitosa. Posterior a esto, el encargado entrega el recibo de la compra y la tarjeta de crédito al sujeto de los anteojos frente a él, quien a su vez se toma el tiempo de guardar estas dentro de su billetera.

-Fue un gusto volverte a ver, Tommy.- Manifestó el de anteojos en un tono alegre y jovial, tomando ahora ambas bolsas de plástico entre sus manos. -Saluda a tus padres de mi parte, ¿de acuerdo? Me hubiese gustado saludarles personalmente, pero tengo algo de prisa.-

El chico moreno qué respondía al nombre de Tommy asiente por segunda vez. -Hehe, descuide, yo entiendo qué esos son gajes de su oficio. Igualmente fue un gusto volverlo a ver, profesor Elm.- Contesta el encargado con cortesía, agachando ligeramente su cabeza en señal de respeto. -Vuelva cuando quiera. Lo esperamos pronto.-

Tras esté breve intercambio de palabras, Gregory Elm se da media vuelta y sale finalmente de la tienda de conveniencia, misma qué estaba localizada dentro de la pequeña plaza comercial de una poco concurrida estación de combustible a escasas cuadras tanto de la mansión de Bill, cómo también de la guardería de sus suegros.

Posterior a todo esto y al salir de lleno, Elm se dirige directamente al extremo izquierdo de la plaza, lugar en dónde yacía Crystal esperándolo al estar tranquilamente sentada sobre una solitaria y alargada banqueta de madera pegada a la pared lateral del lugar, cerca no solo de un par de viejas casetas de vidrio con teléfonos públicos en su interior, sino qué también de un pequeño bote de basura.

-Lamento mucho la pequeña demora.- Se excusa Gregory al instante de llegar y colocarse frente a su hija. -Justo al entrar olvidé por completo cuál era el nombre de la bebida de preferencia de Bill, así qué tuve qué llamarle por el Pokegear y después-...

-Descuida, papá. Tampoco es cómo si demoraste tanto tiempo.- Interrumpió Crystal de manera serena y recatada, utilizando su mano derecha al mismo tiempo al moverla de un lado al otro cerca de su rostro en señal de qué todo estaba bien. -Además, esperar poco más de cinco minutos no son nada comparado a cuando hacía las compras con mamá y los abuelos.-

Gregory replicó automáticamente al colocar una tímida sonrisa mezclado con un repentino cambio en su semblante por uno algo más distante. -Hehe, sí. Supongo qué en eso tienes la razón.- Indicó Elm con ahínco, sacando entonces de una de las bolsas plásticas una lata de gaseosa sabor fresa para entregarla a Crystal. -Mantener una guardería pokémon es un trabajo difícil. Eso me consta.-

Crystal asintió antes de tomar alegremente entre sus manos la lata de gaseosa. Por su parte, Gregory toma asiento a la izquierda de su hija sobre la firme banqueta de madera. -Sabes, Crys. Todo esto me pone extremadamente nostálgico.-

-¿Nostálgico?- Repitió la futura profesora con extrañeza, mirando ahora de reojo a su padre con interés y suspicacia, poco antes de abrir su refresco y darle un tímido sorbo. -¿Por qué, exactamente? ¿A qué te refieres, papá?-

Sin embargo, el reconocido profesor pokémon opta por no responder de inmediato al cuestionamiento de su hija, muy por el contrario. Él, en ese preciso instante, decide fijar momentáneamente su mirada en dirección a la infinidad de rascacielos y demás edificios qué se podían apreciar en el horizonte sobre la parte central de Goldenrod, observando también de reojo el opaco cielo decorado con tristes nubes grises qué cubrían todo alrededor de la ciudad. -No sé en verdad cómo explicarlo correctamente sin qué quizás me llegues a malinterpretar. Pero supongo qué podría empezar por pedirte disculpas.-

Ahora fue el turno de Crystal de permanecer en silencio por otro par de enervantes segundos. La de Goldenrod miró de reojo de arriba a abajo a su ahora melancólico progenitor, dando luego otro recatado sorbo a su bebida. -N-No te estoy entendiendo, papá.- Comentó Crystal con desdén, alzando a la vez una de sus cejas en perfecta señal de lo confundida qué se encontraba. -¿Porque ahora tan de repente-...?-

-Me disculpo por no darte una infancia más normal en comparación con los demás.- Denuncia Gregory de manera firme y comedida al interrumpir a su hija, mientras qué sacaba desde dentro de una de las bolsas de plástico, esta vez para el mismo, otra bebida gaseosa la cual rápidamente terminó por abrir. -Debido a mi profesión cómo investigador de pokémon, eran muy raras las ocasiones en dónde podía estar contigo y con tu madre cómo una familia de verdad, así qué me disculpo por eso. Creeme, sí pudiese retroceder el tiempo yo-...

-Coincido en qué tuve una infancia un poco diferente en comparación a los otros chicos de mi edad, más no por eso diría qué fue una experiencia mala o desagradable.- Asegura ahora Crystal, interrumpiendo en contraposición a su padre con asertividad y impetu. -Pero descuida, papá, puedes tener tu conciencia tranquila con todo esto. Yo, a mi manera, siempre fui muy feliz, y el qué mamá y tu no vivieran juntos no me molesto en lo más mínimo. Obvio me hubiese gustado qué compartiéramos un poco más juntos en ciertas ocasiones, pero yo entendía sus respectivas situaciones.-

Gregory, en consecuencia, expulsa un letárgico suspiro antes de utilizar su mano derecha para acariciar brevemente la cabeza de su hija. -Gracias por ser tan comprensiva, honesta y amable, Crystal. De verdad qué no creo tengas idea de lo orgulloso qué estoy de ti por quien eres y también todo lo qué has conseguido en esté corto periodo de tiempo.- Expresó Elm en un tono más animado, pero qué a la vez era capaz de transmitir nostalgia y sentimientos encontrados. -Y, siendo completamente sincero contigo, tengo qué reconocer qué me alegro mucho qué Gold y tú se llegaran a conocer luego de qué lo golpearas con la puerta de mi oficina. Literalmente de no ser por ese fortuito encuentro entre ustedes, estoy seguro de qué tu destino hoy fuese otro muy distinto. Heh, en estas instancias solo me queda agradecer al propio destino por lo que sucedió aquella tarde. Incluso me atrevería a decir qué tu futuro cómo profesora se definió ese mismo día y, aunque odie tener qué reconocerlo tanto cómo profesor cómo padre, lo mejor para tu desarrollo siempre fue qué tomaras esa decisión tan repentina y poco ortodoxa en favor de irte de viaje por Johto y Kanto.-

Crystal, en inmediata réplica a lo expresado por su padre, termina por bajar inconscientemente su mirada en dirección a la acera de la plaza, dando luego otro sorbo más largo a su gaseosa hasta acabarla por completo. -Y-Yo, p-pues-...

-En fin, creo qué ya fue suficiente de tanto sentimentalismo por un día. Me disculpo por eso, Crys.- Declaró Gregory al levantarse del banco de madera con una sonrisa más alegre. -Igualmente creo qué ya nos demoramos bastante buscando estos refrigerios y de seguro Bill y Samuel deben de estar impacientes porque regresemos.-

La del Goldenrod asintió rápidamente ante su animado progenitor, levantándose también y posteriormente arrojando la lata vacía de gaseosa dentro del bote de basura cercano a su posición. -De acuerdo, ¿pero antes de regresar me dejas ir al tocador? Prometo no demorar.-

A continuación, Gregory asiente en el acto. -Está bien, aquí te espero.- Accede sin dudarlo el reconocido profesor de New Bark con amabilidad.

Crystal, luego de esto, dibuja una pálida pero cordial sonrisa antes de darle la espalda a su padre para ponerse rápidamente en marcha en dirección a un solitario pasillo contiguo entre la tienda de conveniencia y una peluquería. Una vez aquí, Crystal se dirige y abre la puerta del relativamente amplio baño para damas al final de dicho pasillo a la izquierda, notando prácticamente al instante de ingresar qué el lugar estaba desierto.

-Y-Ya no puedo continuar más de esta manera.- Comentó la futura profesora para sí misma, observando ahora su propio reflejo con repudio gracias a uno de los tantos espejos colocados frente a cada uno de los lavamanos del lugar. -Me doy asco a mi misma por todo lo qué hice. Yo no puedo, no quiero seguir más con esta farsa.-

Mientras el corazón de Crystal latía en ese momento a mil por segundo al experimentar una violenta ventisca de sentimientos qué recorrían impunemente cada rincón de su ser, no solo su respiración se vuelve entrecortada, sino qué también un mar de lágrimas inundó al instante sus ojos cuando está decide apoyar sus codos contra uno de los lavamanos del lugar. -¡Me arrepiento de todo! Yo no merezco esta beca ni tampoco ser profesora. Soy un maldito fraude y no merezco nada más qué sufrir. L-Lo siento mucho, Gold... Siento mucho haberte ocultado esta verdad por tanto tiempo, pero juro qué esta será mi última mascarada. Aún estoy a tiempo de hacer las cosas bien.-

"Yo te amaba, Crystal, y aún lo hago. Pero aquí y ahora termina nuestra historia juntos."


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro