Luna llena

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Pareja: GoYuu

Número de palabras (según word): 1221 palabras.

La emoción podía sentirse en el aire, el clan Gojō celebraría con gran alegría la primera luna llena del primogénito de la manada, Satoru, el joven había cumplido por fin sus veintiún años y ya no era un cachorro revoltoso, esa noche se convertiría sin dudas en un adulto, uno que había sido entrenado desde muy joven para tomar el mando del clan una vez que llegara su primera luna.

El alfa del clan había pedidos a los demás clanes que presentaran a sus omegas más bonitos, lastimosamente solo habían dos clanes con omegas de la familia más directa a los líderes y uno de ellos ya estaba casado por lo que había tenido que aceptar sí o sí al omega del clan Itadori, ni siquiera él había visto al muchacho pero por lo que las betas le habían contado, el joven era un chico muy hermoso y totalmente puro que estaba dispuesto a enlazarse con el primogénito del clan Gojō, eso ya eran buenas noticias y una buena señal de que la luna llena de esa noche vendría con bendiciones.

Lo que nadie en el clan sabía era que Yūji y Satoru se había conocido año atrás durante una de las escapadas de cachorros rebeldes, el encuentro de ambos había sido amor a primera vista y aun sabiendo que sus destinos no sería estar juntos, Satoru comenzó a cortejar a Yūji a mitad de año y luego de un mes y medio Por el celo del omega ambos se hicieron pareja, se encontraban cada dos días en el lago que dividía ambos clanes para disfrutar del tiempo libre de ambos hasta que fueran comprometidos con alguien más. Por suerte de ambos, esa decisión no había sido tomada y ahora podrían ser una pareja más oficial, por ello ambos se sentían ansiosos de que llegara la hora para poder correr libres en su forma animal sin que nadie los juzgara por amarse sin estar unidos legalmente.

Yūji se veía en el espejo de aquella habitación la cual le había sido entregada para que esperara la hora; sus cuello tenía un bonito collar que suprimía su aroma, vestía un yukata rosa pálido que no tenía apertura alguna para evitar que alguien más viera la piel que prontamente le pertenecería a su alfa, sus pies vestían unos calcetines blancos que le llegaban dos dedos por encima de los tobillos y sus manos junto a su cara tenían pinturas propias del clan, aquello era una forma de demostrarle a los demás de que estaba siendo guardado para el primogénito y que nadie debía tocarlo si no quería morir en manos del líder del clan.

Satoru por su parte estaba en su habitación, misma que estaba muy alejada de la de su pareja y razón por la cual caminaba como animal enjaulado de un lado a otro, las betas habían entrado hacía dos horas para meterlo obligado a bañar y poderlo preparar para esa noche, regañándolo por no quedarse quieto, siendo amenazado con avisarle de su comportamiento a su padre, solo así fue que se quedó quieto; vestía un yukata del mismo azul que sus ojos, abierto unos centímetros en su pecho donde se veía de manera leve el escudo de su clan que había sido dibujado con las pinturas sagradas, su rostro y manos tenían los trazos familiares u sus pies vestían unos calcetines blancos que le llegaban dos dedos por encima de sus tobillos, su cabello había sido peinado de manera cuidadosa para que se viera más presentable pero no entendía para qué si una vez que la luna lo golpeara, su cabello sería lo que menos se le notaría ordenado.

Tres horas después, el clan Gojō estaba reunido frente a la casa del líder viendo salir a los dos alfas quienes se detuvieron en sus puestos, ambos con expresión seria mientras fingían observar a las personas, en el ambiente se podía sentir la emoción de por fin conocer al omega escogido para acompañar al primogénito y a quien tendría a los futuros líderes del clan.

¡Una vez más nos reunimos aquí como en todas las lunas llenas! ¡Esta reunión es especial porque Satoru se unirá con el omega elegido! Comentó el líder en voz alta para que todos escucharan. ¡El clan Itadori ha dado a su primogénito! ¡Hace tres horas hemos firmado el trato junto al tratado de paz entre ambos clanes, nosotros no buscaremos guerra contra ellos ni ellos contra nosotros!

Tampoco es que piensen en darnos guerra, exagerado Murmuró Satoru solo para su padre quien lo vio molesto de reojo pero aun así lo ignoró por completo.

¡Presentamos ante ustedes y ante mi estúpido hijo, al primogénito del clan Itadori, Yūji! Exclamó el líder haciéndose a un lado para dejar que todos vieran salir al omega.

Las exclamaciones de asombro se dejaron escuchar entre los adultos del clan e incluso algunos jóvenes, los restantes mantenían una mueca en disconformidad al ver al omega salir; Yūji tenía la cabeza levemente agachada sin ver a nadie realmente, sus manos se encontraban entrelazadas entre sí y se detuvo a un lado de su alfa, reprimiendo una sonrisa que quería formarse en sus labios por la felicidad de estar juntos casi de manera oficial y Satoru se sentía de la misma manera.

¡En pocos minutos la luna llena llegará a lo alto y todos podrán correr hacia el claro, júntense con sus parejas y asegúrense de que sus omegas traigan futuros miembros al clan! Exclamó el líder detrás de la pareja con emoción, dejando las manos sobre los hombros de ambos jóvenes. Dejen libre al lobo y corran, quiero nietos seguros para el día de mañana.

No exijas tanto, viejo Respondió Satoru con una sonrisa divertida sobre sus labios. Aunque tal vez se te cumpla el deseo.

Fue lo último que Satoru dijo antes de tomar la mano de Yūji y salir corriendo ambos hacia los árboles, escondiéndose entre estos para poder saludarse como tanto habían ansiado, ambos cuerpos tan juntos que ni siquiera el viento lograba pasar entre ambos, labios juntos en un beso donde casi se devoraban y poco a poco sintiendo la luz de la luna colarse entre sus pieles, provocando que la ropa y sus pieles mismas estorbaran, así que se desnudaron con un poco de prisa antes de transformarse en enormes lobos casi del tamaño de un caballo.

El collar de Yūji se había roto durante la transformación, permitiéndole a Satoru olfatear el aroma a vainilla de su omega y gruñó de puro gusto, dispuesto a meter el hocico en su cuello ajeno pero Yūji tenía otros planes, se alejó rápidamente del alfa antes de comenzar a correr hacia el claro donde la luna podría verse de manera más clara y Satoru terminó golpeando la tierra con sus patas delanteras a modo de berrinche por no haber obtenido lo que quería hacer, por lo que se puso a perseguir a su omega para castigarlo por no quedarse quieto y portarse juguetón cuando solo quería disfrutar de su aroma hasta que el calor le terminara de recorrer el cuerpo.

Los miembros del clan veían divertidos el juego que ambos cachorros tenían, solo era cuestión de tiempo para que todos perdieran el control y se dejaran llevar por la calentura, allí era cuando comenzaría lo verdaderamente bueno para todas las parejas.

¡Hello!

¡Aquí está el otro! ♥

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