Dimensión desconocida

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Parejas: SukuYuu

Número de palabras (según word): 1620 palabras.

Advertencias: Muerte de personaje.

Nota: Esta es la temática del día 16 pero como no me sirve de número 16, ahora es la siguiente de apocalipsis, pido disculpas a yonkou0 y a morganna26 por el cambio :c

Parte 2/3

Yūji tenía los ojos entrecerrados, no tenía las fuerzas suficientes para cuestionar qué hacía allí porque su vida se estaba acortando mucho más rápido que la de su abuelo, presentía que debía estar en el primer plano del infierno porque así se veía ese lugar.

Podía notar entre la borrosidad que Sukuna estaba corriendo por encima de un puente de madera, debajo de este había un extenso lago totalmente negro que le hacía dudar que hubiese algún ser vivo dentro de ella, ambos parecían dirigirse hacia aquel enorme templo donde los esperaba otra maldición, la había visto antes, cuando invocó a Sukuna y luego cuando hizo el trato de matrimonio con él, pero no sabía porque estaba allí en ese templo si las maldiciones no podían pisar ninguno, además que se le hacía extraño también que en el primer plano del infierno haya un templo; ya ni siquiera sabía qué era lo que estaba viendo y se repetía lentamente que no le quedaban fuerzas para preguntar nada.

Sus ojos comenzaron a cerrarse poco a poco y su respiración se hacía cada vez más pausada, acelerando el paso de Sukuna que le pasó por un lado a Hanami quien no dudó en seguir a los dos hombres, notando que se dirigían hacia el jardín de los milagros, presentía que nada bueno saldría de tener al rey de las maldiciones en su jardín.

Sukuna-sama ¿Qué hará? Cuestionó Hanami deteniéndose en la puerta y viendo con terror lo que hacía el mayor. Sukuna-sama...

¡Cállate y comienza a curarlo, Hanami! Exclamó Sukuna sintiendo el miedo por primera vez calarle los huesos.

Creo que es mejor dejarlo morir, Sukuna-sama, no es necesario salvarle la vida a un simple humano Respondió Hanami de manera despectiva y sin importancia.

¡Prefiero dejarte morir a ti, antes que dejarlo morir a él! ¡Haz caso de una jodida vez y sálvale la vida sino quieres que tome la tuya a cambio! Volvió a exclamar Sukuna, esta vez siendo mucho más cruel.

Hanami apretó las manos en forma de puños luego de escucharlo decir aquello y vio con odio hacia el humano, haría como que lo iba a salvar pero lo mataría y lo haría pasar como que se le acabó el tiempo.

Si él muere, serás la siguiente Hanami Prometió Sukuna cerca de la maldición.

Suk-una...

Llamó Yūji con dificultad, sus último segundos los gastaría para decirle sus últimas palabras a la maldición que le quitó su tiempo con su amado Satoru pero que a su vez le demostró que casi todas las maldiciones también tenían sentimientos y el rey de las maldiciones estaba incluido en ese casi.

Calla Yūji, estarás bien, lo prometo Respondió Sukuna comenzando a alterarse y vio molesto a la maldición a su lado. ¡Hanami, apúrate o daré tu vida y tu trabajo a él!

N-No la re-gañes, Sukuna Comentó Yūji lanzándole un manotazo bastante leve al mayor que debió haber sido un golpe más fuerte pero ya fuerzas no tenía.

¡Hanami, ahora, es una orden! Exigió Sukuna bastante molesto, ya lidiaría luego con el regaño de Yūji por no obedecer sobre el regaño, sin darse cuenta que las últimas palabras de su amado habían sido un "gracias" bastante bajo en medio de los gritos.

Está muerto, Sukuna-sama Anunció Hanami sin ninguna culpa en su voz.

Sukuna vio hacia su esposo y confirmando lo que era cierto, tomó del cuello a la maldición a su lado, apretando con fuerzas sin importarle que pateara o le rasguñara los brazos, recuperaría a su esposo y recipiente para las futuras maldiciones híbridas más fuertes que puedan existir en su plano espiritual. Así que sin ningún tipo de culpa, atravesó el pecho de la maldición viéndola a los ojos y sacó el corazón de la misma para lanzarlo hacia la dionea atrapamoscas, viéndola tomar el corazón mientras las raíces comenzaban a rodear el cuerpo sin vida de su amado y recitó:

Toma este corazón como sacrificio y conviértelo en vida para Yūji Arrancó esta vez la rosa sobre el hombro de la maldición para lanzarla de vuelta a la dionea atrapamoscas, dejando que se la comiera. Y entrega el trabajo de sus cuidados a este cuerpo joven sin deformarlo como a su anterior cuidador.

"Tomamos tu sacrificio y entregamos vida a nuestro nuevo cuidador junto al conocimiento de todos nuestros cuidados." Expresó una voz en la lejanía, una de las plantas monarcas. "Sus memorias seguirán intactas para que sus sentimientos se mantengan también intactos para usted, Sukuna-sama."

Sukuna asintió a la información que se le fue entregada mientras soltaba el cuerpo hacia las demás dioneas atrapamoscas para que se comieran lo que quedaba como ofrenda por lo que estaban realizando y comiendo ansias aunque no se le notara, vio la luz negra envolver el cuerpo de su amado que seguía envuelto en las raíces de la primera dionea atrapamoscas, esperando volver a escuchar su respiración y bastó unos pocos minutos para que sucediera mientras las raíces se retiraban lentamente del cuerpo más pequeño.

Pudo ver cómo aquellos hermosos ojos ámbar volvían a mostrarse junto al color de piel de su dueño, Sukuna se le acercó para abrazarlo, manteniéndolo pegado a su cuerpo y agradeció en alto antes de llevarse a Yūji a su habitación para dejarlo descansar un poco más, estaba contento de tenerlo de regreso con vida, no solo por el hecho de querer tener a sus hijos, sino también por el hecho de que tendría una compañía más agradable y además, ahora tenía oportunidad de enamorarlo más fácilmente sin ese estúpido hechicero interrumpiendo a cada rato, ganas no le habían faltado para matarlo pero era parte de su trato con Yūji y él mismo no rompía sus tratos con las personas que lo invocaban.

Estoy... Vivo Murmuró Yūji con un poco de decepción que no pasó por desapercibido para Sukuna.

Así es, ¿No querías seguir viviendo? Cuestionó Sukuna acostándolo sobre el gran futón con cuidado.

Ciertamente no... Murmuró Yūji de nuevo, desviando la mirada de las de Sukuna. —No me lo tomes a mal, pero ya me había hecho la idea de morir, aunque me hayan devuelto a las patadas, casi literalmente.

Yūji yo no-

Sé que tú no, fue mi abuelo Interrumpió Yūji con una sonrisa por el regaño que le armó el viejo al verlo muerto.

Ahora pareces contento de haber sido devuelto, no te entiendo Comentó Sukuna largando un suspiro antes de acomodarse a su lado.

Es porque estoy feliz de haber visto a mi abuelo, él fue una de las razones por la cual te invoqué Contó Yūji sentándose con cuidado para evitar marearse. Pero eso ya no importa, ¿Puedes decirme por qué tengo tantos conocimientos de plantas exóticas en mi memoria?

Sí, sobre eso...

Sukuna le había contado la razón a Yūji sobre sus conocimientos sobre aquellas plantas, recibiendo no solo un castigo que fue un manotazo con bastante fuerza sino que además había sido echado de la habitación mientras escuchaba al peli-rosa despotricar en su contra sobre quitarle la vida y el trabajo a las demás maldiciones, ignorándolo por completo cuando trató de explicarle que había sido para recuperarlo; suspiró hondo mientras se cruzaba de brazos frente a la puerta, sabiendo que era observado por las maldiciones de bajo rango y aun así no hizo nada para moverse de donde estaba.

En el armario a tu izquierda hay ropa para ti, Yūji, cámbiate Comentó Sukuna cuando la voz de su pareja se silenció al otro lado.

Estúpida maldición cabeza hueca, ¿A quién se le ocurre sacrificar a su gente por la vida... De otros?.

Cuestionó Yūji dándose cuenta qué él mismo había hecho prácticamente lo mismo en el mundo de los humanos y quiso golpearse por no haberlo pensado en frío luego de la muerte de su abuelo. Resopló caminando hacia el dichoso armario para ver los yukata que habían dentro, tomando uno de ellos para dejarlo a un lado antes de comenzar a desvestirse, dejando el uniforme de hechicero sobre una de las mesas al lado del armario y comenzó a colocarse el yukata, alzando las cejas tan alto como podía antes de dar un grito y acercarse a la puerta para abrirla.

¿Qué demonios significa esta rosa en mi pecho, Sukuna? Exigió saber Yūji, notando cómo el más alto le recorría el cuerpo sin vergüenza alguna y le dio un golpe en el pecho para que prestara atención a lo que le pregunta. ¡Responde!

Que buen trabajo hicieron esas maldiciones, precioso tatuaje Comentó Sukuna tomándolo de las muñecas con dos de sus manos antes de alzarlo y entrar a la habitación para usar los otras dos manos para abrir el yukata y poder observar de mejor manera la rosa. Esa rosa es la que le indica a los demás de que eres el nuevo cuidador de las plantas de mis jardines.

¿¡Qué!? Exclamó Yūji sin poder creer lo que escuchaba y viendo al mayor como si hubiera perdido los tornillos. ¿Exactamente, cuántos jardines hay?

En total son nueve Respondió Sukuna luego de haber sacado la cuenta y sonrió viendo hacia Yūji. Tranquilo, tendrás ayuda, no soy tan cruel como para dejarte todo el trabajo a ti solo.

La parte de no ser cruel no me la creo, eres el rey de las maldiciones por algo Acusó Yūji con seriedad y frunció el ceño prontamente. ¿Puedes ya dejar de manosearme? Pervertido, hasta aquí se nota la erección que traes y ni se te ocurra que vas a enterrar ese monstruo en mí, porque te castro mientras duermes.

Sukuna tragó saliva al escuchar el comentario de Yūji y se dijo que no iba a ser nada sencillo tener descendencia pronto, pero lo lograría, ya tenía un plan para eso pero era secreto.

¡Hello!

Lamento subir ahorita, pero mi celular no quiere entrar a wattpad (por navegador) y mi pc no quiere agarrar la señal a la hora que me conecto, así que es difícil actualizar ;-;

Espero les haya gustado ♥

¡Nos leemos en el siguiente os cuando mi celular y pc no estén en mi contra! ¡LOVIU lunitas, besitos en la cola! ♥

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