Décimo sexto

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SeokJin ya se encontraba demasiado desesperado. Los mensajes no le llegaban a TaeHyung, clara señal de que su teléfono estaba muerto o apagado.

Tranquilo, TaeHyung no tiene tendencias suicidas. Cuando quiere desaparecer lo hace y ya, volverá cuando quiera ser encontrado. Vuelve a casa, si sé algo de él, te avisaré —exclamaba Jimin en el último llamado  con SeokJin.

El castaño se sentía como la mierda, su corazón preocupado y compungido dentro de su pecho. Necesitaba saber que TaeHyung estaba físicamente bien, porque emocionalmente se encontraba claramente perturbado. Pero no le quedaba más que volver a su apartamento y esperar.

Cuando dejaba su auto estacionado y se cruzaba algún que otro inquilino pidiéndole favores y haciéndole observaciones, SeokJin entraba suspirando cansado y agotado, física y mentalmente.

— ¿Por qué tardaste tanto? —la voz de TaeHyung lo hacía saltar del susto.

La mano en su pecho deteniendo los latidos de su corazón y su respiración levemente agitada. Sus ojos buscaban la imagen de TaeHyung en su apartamento y lo encontraba envuelto en una manta sobre el sofá. No había encendido las luces ni nada, sólo se hallaba allí algo despeinado.

— ¿Hace cuánto tiempo que estás aquí? —susurraba SeokJin sorprendido, encendiendo una de las luces de la sala.

—Desde que salí de mi casa —añadía con inocencia—. Te dije que quería venir contigo y me adelanté —decía en un puchero.

Dios, SeokJin sentía que el alma le volvía al cuerpo, dejando sus zapatos a un lado y las llaves de su auto se acercaba a un TaeHyung que le hacía espacio en el sofá y se atrevía  a acunar su rostro.

—Me asustaste. A todos, te estuve buscando la última hora.

TaeHyung parpadeaba, su rostro se sentía cálido y estaba seguro que sus mejillas lo habían traicionado una vez más.

— ¿Te preocupaste por mí?

—Por supuesto que lo hice. Tu madre salió gritando tu nombre y todos quedamos preocupados. Le prometí que te encontraría. ¿Qué sucedió?

TaeHyung mordía su labio inferior y rodaba sus ojos, alejandose de las cálidas manos.

—Sucedió que estaba demasiado ebrio y le hablé mal a mi madre —susurraba—. También a Lee.

SeokJin aspiraba fuertemente y dejaba salir el aire por sus fosas nasales.

— ¿Quieres hablar de eso? —susurraba su pregunta.

TaeHyung lo miraba con ojos brillantes y apretaba sus párpados luego para evitar llorar frente a este hombre. Dios, que lo condenarán si lloraba frente a SeokJin ahora.

—De acuerdo, podemos ver televisión o jugar algo ¿Qué dices? —soltaba SeokJin con dulzura, sin presiones.

Este tipo era único, TaeHyung sabía eso.

— ¿Puedes besarme? —susurraba, relamiendo sus labios y mirando los de SeokJin con mirada hambrienta.

El pulso del castaño se aceleraba, su cuerpo se sentía acalorado y tenso. TaeHyung era un peligro para su salud.

—No creo que sea buena idea. Estás inestable  —susurraba acariciando el rostro de un TaeHyung que se inclinaba contra su palma y cerraba sus ojos.

—Exacto —afirmaba—. Deberías consolarme, te lo estoy pidiendo —añadía con su voz grave, pero engañosamente suave.

SeokJin suspiraba—. Estoy seguro que lo último que necesitas es mezclar más las cosas en tu cabeza.

TaeHyung resoplaba y se quitaba la manta de encima, subiéndose encima de SeokJin a horcajadas—. Hablas demasiado, diablo —añadía antes de besar a SeokJin.

No era gentil, no era suave o expiditivo. Era explosivo, decidido y demandante. Había mordido el labio inferior de SeokJin para que este abriera de inmediato sus labios y recibiera su lengua. SeokJin gemía en su boca y sus manos se aferraban a la cintura de TaeHyung con fuerza. Él necesitaba sentir esos labios besándolo tanto como TaeHyung lo necesitaba en ese instante. Era un problema, no podía ser firme o fuerte cuando la lengua de TaeHyung trazaba el borde de sus labios pomposos y luego se metía dentro buscando dominar y pelear con la suya.

SeokJin lo complacía, dejaba a su lengua salir y enfrentarse a la salvaje de TaeHyung, el azabache gemía cuando recibía respuesta. Cuando esos brazos lo apretaban y nada más existía para TaeHyung. Su cabeza se drenaba de toda preocupación y quizás era un poco jodidamente egoísta de su parte, pero ya no podía tolerar estar en su casa. Ver a Lee nunca era fácil y no quería lidiar con el recuerdo de su padre, su familia había estado bien, pero sus primos habían estado alrededor de SeokJin, robando su atención y el tiempo que debería de haber sido suyo. Él simplemente quería estar aquí ahora y con este hombre.

—Mmm, tranquilo... —decía SeokJin cuando TaeHyung lo mordía con ganas y acunaba su rostro entre sus grandes manos con fuerza, y precisión. Había un poco de desesperación en ese beso.

Una necesidad desgarradora.

—Tu cama —decía entre besos y sobre la boca de SeokJin.

El castaño se ponía tenso, más de lo que ya estaba. Los besos desenfrenados de TaeHyung lo tenían duro como mástil.

—No. No habrá cama.

—Sólo quiero besarte mas cómodo —susurraba TaeHyung en puchero.

Sus labios rojos e hinchados.

— ¿No estás cómodo aquí? —soltaba SeokJin.

—No voy a violarte, diablo... Solo quiero estar en tu cama ¿Por favor? —susurraba poniéndose de pie y estirando su mano.

Dios, TaeHyung estaban tan inestable que SeokJin tenía que mirarlo con cuatro ojos antes de dejar que lo engatuzara demasiado y terminarán haciendo algo de lo que TaeHyung—más calmado—podria arrepentirse.

SeokJin suspiraba y se ponía de pie sin tomar la mano de TaeHyung—. ¿Sólo besarnos?

—Sólo besarnos —aseguraba TaeHyung. Aunque su polla también era un rifle apuntando directamente al único culpable de la habitación.

Pero SeokJin asentía con calma, se acercaba a TaeHyung, nariz con nariz, pulsos acelerados y corazones salvajes. Las manos de SeokJin iban a la cintura de TaeHyung, bajaban por sus glúteos y TaeHyung, pese a nunca haber sido levantando así, notaba que SeokJin lo sostenía y empujaba hacia arriba para que con la ayuda de sus manos en esos hombros anchos, SeokJin pudiera levantarlo y lo hacía, mientras TaeHyung enganchaba sus piernas en sus cintura.

—No te creí capaz de soportarme —decía con un sonrisa dulce.

O SeokJin estaba viendo mariposas dónde no las había.

—Puedo verme un poco flaco, pero eso está muy lejos de hacerme débil —respondía caminando en dirección a su habitación.

TaeHyung sonreía mientras acariciaba el cabello de SeokJin—. Es un giro bastante gay el hecho de que solía ser quien levantaba a mujeres y ahora me levantan a mí —se mofaba con ternura.

Camino a la habitación, SeokJin chasqueaba su lengua—. No seas fresita, fresita —soltaba con ternura—. Puedo dejar que me levantes luego para que te sientas al mando otra vez —decía el castaño dejando a TaeHyung sobre su cama.

El chico no forcejeaba en apretarlo con sus piernas, contrario a eso se acomodaba en el centro de la cama y extendía su mano. Esta vez SeokJin la tomaba y se acomodaba entre las piernas de TaeHyung.

—No te creas. Me gusta cederte el mando —susurraba TaeHyung, mirándolo fijamente mientras volvía a peinar el cabello de SeokJin.

El castaño suspiraba y cerraba sus ojos ante el toque—. ¿Qué estamos haciendo Tae? —susurraba con su boca seca.

Su cuerpo duro entre las piernas y sobre el cuerpo de TaeHyung.

—Estás dándome consuelo —susurraba el azabache, mientras aproximaba su rostro y besaba la frente de SeokJin. La piel suave hacia cosquillas en sus labios—. Te necesito ahora, así —susurraba, dando otra beso en la mejilla izquierda de SeokJin y en la otra—. Eso estamos haciendo. Tú me consuelos y yo me siento muchísimo mejor —añadía con su voz ronca—. Por favor no pienses nada más por ahora y sólo bes-....

TaeHyung no continuaba sus palabras porque SeokJin se abalanzaba suavemente y lo besaba como le había pedido. Lo besaba con ternura y vehemencia. Acariciando el rostro de TaeHyung en momentos, luego su muslo. Urgando la boca ajena y saboreando hasta las esquinas más imposibles. La lengua de TaeHyung no era tranquila, su forma de besar subía y bajaba el pulso de SeokJin. Era intenso en ocasiones, pero suave y sin prisa en otras.

No estaba seguro cuando TaeHyung había dado vuelta los papeles y lo había dejado debajo de su cuerpo, pero ahí estaban otra vez. SeokJin sentado, más cerca del cabezal y TaeHyung a horcajadas de él. Ambos estaban duros contra el cuerpo del otro, pero ninguno estaba haciendo nada para aliviar eso. Este momento sólo se trataba de besarse hasta que dolieran sus labios y alivianaran el estrés y malestar de un TaeHyung que gemía en ocasiones y de suave pasaba a frustrarse y besar a SeokJin como si no hubiera un mañana.

Joder, SeokJin no recordaba haber pasado toda una noche simplemente besando a un hombre como lo estaba haciendo con TaeHyung. Y TaeHyung era fanático de acurrucarse en ocasiones. Sólo en ocasiones, ahora no quería moverse aunque su cintura estuviera entumecida. Pero...

—Oh, dios... —SeokJin se alejaba un momento.

— ¿Qué? —TaeHyung se veía despeinado, bien besado y algo adormecido de sus sentidos.

—Nunca le avisé a Jimin que te encontré —susurraba con voz ronca—. Estoy un poco estúpido —decía con gracia.

TaeHyung sonreía y se quitaba de encima de SeokJin—. Tú no me encontraste, yo ya estaba aquí —respondía con sorna—. Oye ¿Puedo usar tu ducha? —preguntaba poniéndose de pie y estirándose. 

Cuando lo hacía, el suéter beige que llevaba, se levantaba un poco mostrando más piel. SeokJin divagaba un momento antes de asentir.

—Claro, haré algo de comer ¿Quieres?

TaeHyung se encogía de hombros—. Pide pizza, se me antoja. No cocines.

—De acuerdo —añadía el castaño poniéndose de pie y tomando su teléfono—. Hay un buen lugar aquí cerca, dejaré el mensaje y el depósito luego de avisarle a Jimin que estás bien para que le notifique a tu madre —añadía—. Fui jodidamente irresponsable —susurraba.

TaeHyung sonreía—. Fue mi culpa.

SeokJin lo miraba un momento y TaeHyung tenía sus mejillas cálidas mientras sonreía suavemente.

—Sí lo fue —añadía, intentando no mirarlo demasiado o le cantaría una jodida serenata con todos sus sentimientos, los cuales se habían reforzado peor en esa sesión de besos.

— ¿Puedo pedirte prestada ropa cómoda? —decía TaeHyung, camino al armario de SeokJin.

—Claro, toma lo que quieras, ya conoces el camino a la ducha —decía enviando su último mensje—. La pizza estará en cuarenta minutos aquí, yo usaré la ducha principal —añadía tronando su cuello.

TaeHyung tomaba la ropa que deseaba usar luego y se giraba para mirarlo. SeokJin estaba demasiado concentrado en descontracturarse y era entendible. Se debía a la pose en la que habían estado, TaeHyung encima de él besándolo como si no hubiera un mañana. Su polla estaba dura y deseosa, pero su corazón estaba demasiado contrariado, TaeHyung quería más que simple lujuria esa noche.

— ¿Quieres ahorrar agua y ducharte conmigo? —exclamaba con su voz grave.

SeokJin se paralizaba.

De acuerdo, ellos se conocían casi desnudos, pero estar completa y concientemente desnudos compartiendo el mismo espacio era... Los nervios y adrenalina recorrían el cuerpo de SeokJin, inevitablemente.

— ¿Juntos? —era lo único que podía soltar con sus cejas a punto de escaparse de su frente.

TaeHyung sonreía tímidamente, una expresión entrañable y preciosa.

—No es como si no fuéramos amigos que comparten fluidos —exclamaba con sorna y luego dejaba la ropa cómoda en la punta de la cama y miraba a SeokJin con un seriedad que escondía muchos sentimientos—. Dí que sí —susurraba quitándose su suéter.

SeokJin lo miraba con su torso desnudo, primera vez viendo a TaeHyung así sin estar en una nube de lujuria y pasión, podía apreciar sus sutiles músculos marcados. Su cuello corto y grueso. Sus clavículas relucientes y su bonito abdomen plano. Su piel era hermosa. TaeHyung le sonreía de forma que no debería ser legal y luego bajaba sus pantalones y boxer incluidos.

—Te espero, diablo.  No seas el fresita de la situación —se burlaba con una voz desquiciadamente dulce.

Cuando desaparecía en el baño, SeokJin recién ahí notaba que había estado apretando su teléfono con demasiada fuerza.

—Va a matarme, carajo —soltaba, pero él no había dicho que no. TaeHyung lo estaba esperando. Él no quería decir que no—. Que me condenen por idiota —susurraba, quitándose la ropa que sobraría en el cubículo cuadrado de su baño personal.

Camino a la ducha calculaba el espacio, y joder, no había suficiente espacio para dos hombres de su tamaño, pero tampoco estarían tan apretados. No sabía si celebrarlo o lamentarse. Su polla estaba dura, la estaba ignorando como los mejores, pero no había ignorado que TaeHyung estaba igual, pero extrañamente parecían haber hecho una promesa silenciosa de ignorar la dureza entre sus piernas.

Pero ignorar tanta piel húmeda, brillosa y color canela, lo tenían cuestionándose su cordura. Su cubículo tenía puerta de cristal. Ahora solo veía a TaeHyung de espalda, mojado y tirando su cabello hacia atrás. Omóplatos brillantes y hombros firmes, brazos sutilmente marcados mientras peinaba su cabello hacia atrás y luego veía sus piernas—ignorando olímpicamente su trasero—TaeHyung tenía apenas vellos allí, varonil y delicado. Tal y como le gustaba a él.

El eufemismo del año que TaeHyung fuera o tuviera algo que a él le gustaba mucho en otro hombre.

—Aqui voy —susurraba abriendo la puerta.

— ¿Dijiste algo? —exclamaba TaeHyung girando su torso y cuando SeokJin entraba ambos quedaban colgados del cuerpo del otro.

SeokJin no había querido quedarse tan estúpido acerca de la imagen que estaba teniendo de todo ese cuerpo desnudo, toda esa piel hermosa y mojada. Pero... Carajo, él estaba viendo directamente al bonito culo que TaeHyung tenía.

—Sip, dicen que tengo buen culo —añadía TaeHyung trayendolo a la realidad.

SeokJin se ponía rojo de la vergüenza y alzaba la vista—. Lo siento. No quería mirar tan fijo.p

—Claro, seguro —decía TaeHyung girando y sonriendo incrédulo—. Yo estoy mirando tu polla ahora —decía bajando sus ojos—. Espectacular, tengo como una relación muy bonita con ella —se mofaba, la polla en cuestión recibía un breve estirón—. Oh, mírala. Le gustan los cumplidos.

SeokJin resoplaba y cubría su polla—. Muy divertido, fresita —decía con tono irónico, buscando coraje para mirar a TaeHyung a los ojos luego—. Lo siento.

—Te creo —decía divertido, luego tomaba la muñeca de SeokJin y lo jalaba en dirección hacia él, debajo del agua. SeokJin no se negaba, aunque se sorprendía por el agua caliente repentinamente tocando su piel—. Tranquilo. Sólo es agua pequeño lobito —se mofaba con sorna.

Pero su sonrisa era cegadora.

SeokJin resoplaba y movía su cabeza como un lobo, su pelo mojaba a TaeHyung y este reía empujándolo suavemente.

—Eres un idiota —decía el azabache.

SeokJin peinaba su cabello hacia atrás sin dejar de verlo. Estaban cerca, pero sus cuerpos no se rozaban. TaeHyung lo miraba relamiendo el agua de sus labios.

—No puedo decidir —decía SeokJin de la nada.

El azabache fruncía su ceño—. ¿Qué cosa? ¿Qué tan idiota eres? —se burlaba con dulzura.

SeokJin sonreía de lado y negaba—. Cuál de tus sonrisas me gusta más —respondía.

TaeHyung se sonrojaba—. Aish, ya. Me haces sentir como un adolescente estúpido y enamorado —decía bajando la vista.

SeokJin no decía nada, TaeHyung repetía sus palabras dichas recientemente y levantaba la cabeza repentinamente. Abría su boca y nada salía de ella. No había excusas, no había negación. Sólo sorpresa. SeokJin se preguntaba si lo negaría y se corregiría en algún momento, TaeHyung se preguntaba si SeokJin le daría una salida fácil, pero mientras se miraban, no ocurría ni una cosa ni la otra. Contrario a eso, la sincronía en jalar al otro más cerca y buscar los labios ajenos, ocurría una vez más. Bajo la ducha de agua caliente, desnudos y con una atmósfera que tenía a SeokJin volando alto, intentando no ilusionarse, y TaeHyung lo hacía sentirse más libre, no queriendo pensar fuera del espacio especial que tenía con SeokJin.

Sus brazos se enroscaban en el largo cuello del castaño y este lo tomaba de la cintura y gemían cuando sus cuerpos se sentían y apretaban por primera vez, sin nada en medio. Lo habían anhelado desde ese beso pasional aquella tarde en la habitación de SeokJin. TaeHyung lo besaba más desaforado. Lengua y dientes, labios salvajes, gemidos sutiles cuando su piel se resbalaba contra la ajena. El agua saciando la sed que tenía por esa boca, por ese hombre. Era una delicia, besar a un hombre, a este hombre, se sentía correcto. Sus brazos se desenroscaban del cuello ajeno y sus uñas romas comenzaban a marcar los hombros de SeokJin, sus manos grandes apretandole más cerca mientras aún se besaban de forma salvaje.

Le gustaba como SeokJin era tan bueno besando, igual que él. Sin ser delicado y todo salvaje y dominante. Le gustaba que la energía de ambos estuviera pareja en eso. El castaño por su lado, lo apretaba y recorría sutilmente su espalda, pero estaba siendo más que precavido, poniendo todo de sí en ese beso y no inspeccionando el cuerpo ajeno tanto como TaeHyung lo estaba haciendo.

—Ah... Tócame, no me estás tocando —decía TaeHyung entre besos, trayendo una de sus manos hacia adelante para acariciar el pecho de SeokJin y con su dedo índice y pulgar buscar el pezón del otro hombre para pellizcar allí y recibir un grato empujón de pelvis y gemido dulce del castaño—. Tócame, Jin —pedía, dirigiendo su boca hacia el cuello largo y sexy del que SeokJin era dueño.

Bebía del agua caliente que caía por la piel lechosa ajena y SeokJin apretaba sus ojos ante las sensaciones que su cuerpo recibía. La otra mano de TaeHyung se inmiscuía entre sus pollas y lograba agarrarlos a ambos. Los dedos de los pies de SeokJin se enroscaban, casi logrando que se pusiera en punta de pie, mientras TaeHyung lo besaba y lo tocaba sin tapujos. Apretandolo más, queriendo sentirlo más cerca. Más fuerte.

Más adentro.

—No me estás tocando —decía TaeHyung en su oreja, luego mordía el lóbulo y tiraba de él suavemente, mientras se alejaba y buscaba el rostro de SeokJin.

—Lo hago —respondía el castaño, acariciando su espalda y sus hombros.

—No me estás tocando —repetía TaeHyung, dejando de tocar a SeokJin.

—Si lo hago —repetía SeokJin con suavidad—. Ven aquí —susurraba ronco, intentando besarlo de nuevo, TaeHyung se dejaba. Una mano de SeokJin acunaba su rostro y le daba un beso dulce como la miel que hacía que TaeHyung perdiera el hilo de sus pensamientos y quisiera más, pero las manos vacilantes de su pareja lo hacían abrir sus ojos y alejarse otra vez.

—No me estás tocando cuando te mueres por hacerlo —susurraba mirándolo fijamente.

—Si lo hago, fresita —susurraba SeokJin con una sonrisa ladina.

—El fresita es otro —añadía TaeHyung buscando las manos de SeokJin y sosteniendolo de sus muñecas—. Tócame de verdad como te mueres de ganas de hacerlo —sentenciaba bajando las manos de SeokJin directamente a su bonito culo.

Notaba el exacto momento en el que la mirada de SeokJin se volvía más oscura. Su rostro tenso, su mandíbula afilada. TaeHyung sonreía ladino y se inclinaba para morder el mentón de SeokJin.

—Ahí estás —susurraba ronco, moviendo las manos de SeokJin sobre sus glúteos, su lengua provocando cerca de los labios de SeokJin—. Tócame, diablo. Sabes que lo quieres y no me voy a asustar —susurraba, mordiendo la comisura de la boca de SeokJin—. Tócame, tócame. Por favor, ah-....

TaeHyung daba un gemido agudo que lo avergonzaba los primeros microsegundos, pero que se le olvidaba totalmente cuando la boca de SeokJin atacaba su cuello, sus grandes manos apretaban su culo y masajeaban con desesperación, apretando sus polla juntas. SeokJin había perdido totalmente el control mientras lo amasaba, y apretaba y marcaba su cuello y hombros con labios, lengua y dientes. TaeHyung no podía hacer otra cosa que gemir y apretaba la nuca de SeokJin y parte de su espalda con su otro brazo para retenerlo más cerca, más apretado, manteniendo su cabeza en el hueco de su cuello para que marcará allí con besos calientes y desenfrenados.

Estaba con sus bolas tensas, su polla dura. Su bajo vientre burbujeante y su cuerpo era todo un nervio crudo ante la atención de este hombre, una de sus piernas se había levantado instintivamente queriendo enroscarse en la cintura de SeokJin para más intimidad. Más cercanía, más de SeokJin. Más de todo.

Joder. No era suficiente y no se avergonzaba de estar gimiendo como gemía ante los embistes de SeokJin para restregar sus pollas juntas. No le avergonzaba como esas manos amasaban su culo y repentinamente separaban sus glúteos y sentía su agujero jamás inspeccionado totalmente expuesto. SeokJin besaba su cuello y subía hasta su oreja, tirando de su lóbulo y pasando superficialmente sus dedos entre medio y TaeHyung temblaba.

Se estremecía, anticipando algo que nunca sucedió. Incluso había empinado su culo en dirección a esos dedos.

— ¿Que haces? —decía el mismísimo TaeHyung.

SeokJin se paralizaba—. Lo siento —añadía de inmediato, incluso intentaba alejarse, pero TaeHyung no se lo permitía.

—No. ¿Por qué no lo haces? —exclamaba TaeHyung.

SeokJin se soltaba sutilmente del agarre y peinaba su cabello hacia atrás—. ¿Hacer qué?

TaeHyung resoplaba—. Meter tus dedos en mi culo.

—Carajo, TaeHyung.

Era increíble como SeokJin era el que se enrojecía, pero no el boca sucia de TaeHyung. Y él no era exactamente un hombre tímido, pero carajo que el tipo no tenía filtro ni para salvar su propio culo. Literalmente.

TaeHyung suspiraba—. ¿Qué? No dije nada malo —soltaba con un puchero.

—No deberías ser tan boquifloja—decía SeokJin, tomando un poco de shampoo en su mano y haciendo burbujas con él.

— ¿Usarás eso como lubricante? —preguntaba TaeHyung, mirando sus manos y dedos, luego su cuerpo se volvía todo un nervio tenso.

—Dios. No. Ven aquí —exclamaba y comenzaba a lavar el pelo de TaeHyung.

—Eres un idiota —decía TaeHyung suspirando—. ¿Por qué te contienes? ¿No quieres? Primero no querías tocarme y ahora no quieres meter tus dedos en mi c-... ¿Mmm?

TaeHyung se quedaba con la palabra en la boca. SeokJin le había dado un beso a presión que se volvía en un auténtico beso de lengua, húmedo y delicioso mientras seguía lavando su cabello. Las manos de TaeHyung se enroscaban en la cintura angosta del castaño y sus manos acariciaban bajando hasta llegar a sus glúteos.

SeokJin lo mordía y se alejaba—. Quédate quieto o te entrara en los ojos.

TaeHyung suspiraba y gozaba de las sensaciones escalofriantes del lavado de cabello, pero no iba a quedarse callado.

—Tú no quieres tocarme —decía cuando su cabello estaba enjuagado.

SeokJin suspiraba y tomaba su esponja favorita y su jabón iquido con aroma a maracuyá.

—Yo nunca dije eso —exclamaba, pasándolo por los hombros de TaeHyung.

—Evitas hacerlo.

—Eso no significa que no quiera —decía pasando por su espalda, lo cual hacía que su rostro estuviera más cerca del de TaeHyung—. Quita ese puchero, cariño —susurraba besado castamente a TaeHyung.

El azabache lo miraba con ese rostro denominado de culo, pero no dejaba de responder al beso. SeokJin sonreía y pasaba sus manos hacia el frente. TaeHyung no tenía idea lo ridículo que estaba siendo al creer que no quería tocarlo. Estaba loco por hacerlo, cada rincón, enjabonar a TaeHyung sólo era una excusa, quedaba embobado ante tanta piel, con la esponja y su mano sobre el torso de TaeHyung, bajando hacia su abdomen y la polla atormentada.

—Ahora estás babeando —decía TaeHyung con sorna—. Tienes que lavarme las bolas, no seas un pésimo novio Jin.

El corazón de SeokJin se detenía otra vez. La voz de TaeHyung era ligera y divertida. Dios, SeokJin no podía hacer esto. Dejando la esponja y suspirando, miraba a TaeHyung y cerraba la ducha, luego de ver qué estaba enjuagado.

— ¿Por qué cerraste la ducha?

—El punto era ahorrar agua y siento que estamos gastando el doble —decía con seriedad.

TaeHyung quitaba rastros de agua de su rostro y tiraba su cabello hacia atrás.

— ¿Dije algo malo?

SeokJin reía sin gracia y llevaba su cabello hacia atrás—. Entiendo que estás vulnerable y amo que quieras estar conmigo. De verdad, hombre. Pero que digas a la ligeras que soy tu novio o que-... Pareces adolescente enamorado, no me parece divertido. ¿Entiendes eso?

—No lo dije de mala manera.

—Pero no deberías bromear con eso —susurraba con dulzura.

TaeHyung fruncía su ceño—. ¿Por qué no debería? Bromeamos todo el tiempo, nos hicimos más de una paja juntos. Nos  besamos, mucho ¿Por qué no debería decir algo así? —soltaba TaeHyung intentando no cabrearse—. ¿Por qué me echaste la primera vez que me besaste? ¿Eh Jin?

El castaño negaba con su cabeza—. Hay que tener límites.

TaeHyung se enfurecía—. Estamos en la maldita ducha y quiero más que besos contigo ¿Por qué carajos deberían haber límites? —preguntaba amenazantenente cerca.

—Porque esto no es una expedición para mí —soltaba SeokJin con un suave susurro—. Me enamoré de ti, TaeHyung.

Ay si, ya sé. Me van a funar otra vez 😥😥

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