—¿Pasa algo? —Preguntó Jimin, mientras caminaba con algunas bolsas en sus manos.

—Bueno… —Respondió Taehyung de forma sonriente—. Están pasando muchas cosas —aseguró.

Jimin rió, tomó de la mano al castaño y lo sentó en una de las bancas del centro comercial. —Soy todo oídos. 

—Es que… ¡Jungkookie es muy lindo! —Chilló y cubrió su avergonzado rostro con sus manos—. ¡Es la cosita más adorable del mundo! ¡Siempre me hace reír y sólo sabe decir tonterías que hacen que mi corazón se acelere!

—¡¿Tipo dorama?! —Preguntó con la misma emoción.

—¡Sí, tipo dorama! —Alegó.

Jimin lo miró por un rato y sonrió de forma linda. —Estoy muy feliz~.

El castaño asintió. —Todo está muy genial…

El rubio sólo sabía mirar al menor; notando como sus ojos brillaban, quizá, de forma más fuerte que con aquél imbécil que había desaparecido. Y eso sin duda, lo dejaba satisfecho.

—Jiminie, ¿me estás prestando atención? —Preguntó.

—¡Pero por supuesto! —Rió. —¿Entonces quiso enfrentar a Chanyeol?

—¡Sí! ¡Fue todo un tonto! —Negó con su cabeza—. Me preocupé horrible porque pensé que iba a hacer añicos su linda cara, pero al final no fue así. Sólo un pequeño rasguño en parte de su labio inferior.

—¡Oh, sí! —Habló Jimin—. ¿Qué vas a usar el domingo, hm?

—Ropa —respondió.

—No fue gracioso, idiota. —Rodó su ojos. —Debes verte aún más precioso.

—No sé, ¿está bien? —Hizo una mueca. —Me siento raro.

—¿Raro cómo? —Preguntó el mayor.

El castaño lo pensó por un rato y se encogió de hombros. —No sé qué colocarme.

—Estamos en el lugar correcto. —Sonrió, tomó del brazo al menor y lo llevó por todas las tiendas.

Probaron desde ropa mega casual, hasta las prendas más atrevidas y elegantes que pudieron encontrar. Aunque bueno, al final optaron por prendas frescas pero que, según Jimin, decían: "Mírame, admirame, ámame, pero no me toques".

Taehyung sólo sabía reír por las ocurrencias de su mayor y de paso, de las anécdotas que compartía.

—Taehyungie —llamó—. Apurate, ¿quieres?

—¡No me gustan los pantalones ceñidos! —Objetó.

—Pero seguramente se te ven bien —continuó—. Ahora sal del probador y déjame verte.

El castaño asomó su rostro, miró al rubio y salió bastante tímido.

—¡Oh, Dios! —Alegó—. ¡Jeon Jungkook querrá pasearse por esas piernas que te cargas!

—¡PA-PARK JIMIN! —Chilló muy avergonzado y decidió huir hasta los vestidores.

El nombrado empezó a reír. —¡Lo siento! ¡Prometo no decir nada raro!

—Jiminie… —Preguntó, con un poco más de calma.

—¿Sí? —Preguntó, deteniendo su risa.

—¿De verdad… crees que le guste?

—¿Los pantalones? —Continuó el rubio—. El problema es que querrá quitártelos de una vez.

—¡No-no estoy hablando de eso, idiota!

—¿De que- Oh… —Sonrió. —Tae, estoy seguro de que le gustas mucho a Jungkook.

—Bueno, yo siento lo mismo cuando estoy cerca de él —admitió el castaño y salió del probador junto con aquellos pantalones en sus brazos—. Pero cuando estoy solo, me da mucho miedo, ¿sabes? —Musitó y se sentó a su lado—. Estoy tan bien… que me aterra el hecho de que pase algo malo.

Jimin sonrió y acomodó algunos cabellos desordenados de su menor. —Sólo asegurate de quererle como corresponde —propuso—. Confía en Jungkook. El pobre sólo ha sabido rogarte todo este tiempo. —Rió al recordar todos aquellos sucesos.

—Es lo que quiero. —Igual sonrió y bajó su mirada hasta sus manos. —Quiero que el domingo sea un buen día…

—¡Y lo será! —Aseguró—. ¡Recuerda que no estarán solos, pillo!

—¡Yo-yo no he dicho nada!

—Pero, claramente voy a desaparecer mágicamente junto a mi Yoongi y junto a los pesados de Mook y Yugyeom.

Taehyung rió y asintió.

—Ahora, quieras o no, te llevarás esos pantalones. Se te ven muy bien y sé que a Jungkook le encantarán. No tendrá ni tiempo de intentar mirar a otros chicos.

—Piensas en todo. —Sonrió y se colocó de pie.

—Estás hablando con cupido, mi amor. —Rió, tomó los pantalones y demás prendas para acercarse a pagar junto al menor.

Iba a ser un muy buen día.

   El fin de semana había llegado, Taehyung se levantó con el mejor de los ánimos y revisó su celular, de inmediato notó que faltaban muchas horas para siquiera empezar a vestirse así que decidió mirar sus mensajes.
Nada nuevo; unos buenos días por parte de Jimin, su mamá exponiendo una lista de víveres que él más tarde debía ir a comprar y un hola por parte de Jungkook.

El castaño se sorprendió por lo último, se sentó de inmediato y revolvió su cabello. Aquél mensaje no entraba, para nada, en la parte de su rutina.

Mordió levemente su labio inferior y dudó centenares de veces para por lo menos decirle una cosa pequeña. En ese mismo momento, otro mensaje se expuso ante sus ojos: ¿Tampoco puedes dormir? Siento ser un exagerado. No te asustes.

Taehyung rió por lo leído y volvió a recostarse en su cama para después escribir: Tampoco puedo hacerlo. :( Dicen que te da insomnio cuando alguien piensa mucha en ti. ¡Déjame dormir!

¡Oye! ¡Yo tampoco puedo hacerlo! ¡Déjame dormir tú a mí!

El castaño volvió a reír, dejó su celular en su nochero y miró el blanco techo por un momento. Después de sentir sus mejillas hervir, cubrió su rostro con sus dos manos y empezó a mover sus piernas de forma tan infantil, que cualquiera podía haberse asustado por verle tan emocionado por algo.

Todo estaba siendo ridículamente hermoso. 

Después de unos horas, decidió que lo mejor era colocarse de pie y hacer la compra que su madre pedía en aquél mensaje. Las tiendas por lo general, los fines de semana eran horribles; atestadas de gente y las ileras largas y muy desastrosas.
No supo en qué momento se había hecho tan tarde, menos, que sólo faltaba poco para encontrarse con aquella persona.

Su celular empezó a escucharse y de inmediato lo tomó.

—¿Dónde está mi tórtolo favorito? —Preguntó Jimin.

—Atrapado en un minimarket. —Hizo una mueca.

—¿Qué crees de la vida, jovencito? —Habló nuevamente—. ¿Sabes qué hora es?

—¡Lo sé! ¡Muchas gracias por estresarme más!

—¡No me grites que yo no te estaba gritando! —Chilló.

—Agh, lo siento, sólo… estoy nervioso.

—Vamos, relájate, sé paciente allí dentro y cuando salgas, llega volando a tu casa. Si necesitas ayuda, yo estoy detrás de esta línea~.

—Bien, Jiminie. Gracias.

—Bye, bebé. Portate bien en este día, nada de arrumes raros~.

—¡Park Jimin! —Chilló muy avergonzado, importándole poco las personas a su alrededor.

El nombrado rió y simplemente colgó.

Taehyung guardó su celular, respiró muy profundo y como dijo aquél rubio, esperó de forma calmada hasta llegar a la caja. Fueron en total cuarenta y cinco minutos perdidos.
Salió del minimarket muy apurado y llegó hasta su casa, dejó las bolsas en una mesa y por fin, se dio a la tarea de arreglarse para su tan esperado día.

No sabía qué era, pero se sentía feliz, bastante emocionado por ver al chico.

Pasaron unos minutos y el castaño ya estaba dispuesto a salir, marcaba el número de su rubio amigo y agarraba su abrigo para finalmente cruzar esa puerta.

No tenía idea, Taehyung nunca había sentido tanta sorpresa; por lo menos no antes de haber escuchado el timbre de su casa.
Abrió sin esperar absolutamente nada, y fue al momento de verle, que notó cómo todas aquellas emociones que intentó reprimir con ayuda de aquél azabache, salían a flote sin pedir permiso y llevándolo al tope de sentir su pecho y garganta pesar.

Creyó que en algún momento sus piernas iban a ceder por tal explosión sorpresiva de sentimientos que… lamentablemente no estaban siendo buenos.

—Taehyung… —Habló por fin aquella persona, con sus hombros muy decaídos y con un semblante que sólo expresaba arrepentimiento.

El castaño tragó muy fuerte, bajó su mirada y empuñó la mano que sostenía la perilla de la puerta.

Se sentía pequeño, sentía que la presencia de aquella persona sólo podía proporcionarle malos ratos y mucha inseguridad.

No quería nada de él, no quería verle. Quería que se fuera.

O por lo menos… eso era algo que habitaba sólo en su cabeza. Porque Taehyung sabía que sus sentimientos hacia el mayor no eran sanos, pero seguían siendo muy fuertes y exigentes.

Él lo quería, y lamentaba cada segundo de eso.

—Minho-Ssi…

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-Gaby