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   Ya todos habían llegado, las luces se veían muy brillantes debido a que la noche empezaba a cubrir cada parte del lugar, y la cantidad de personas empezaba a incrementarse.

El azabache miraba a los lados mientras caminaba al lado de sus amigos, los cuales habían llegado hace más de dos horas.

—Llegará dentro de un rato —avisó Jimin, el cual creía fielmente aquello.

—¿Le habrá pasado algo? —Preguntó preocupado.

Jimin negó, tomó su celular y marcó el número del menor.

—¡Uh! —Chilló Mook, tomó del brazo a Yugyeom y lo arrastró hasta una de las atracciones.

—No lo sé —respondió el rubio—. No contesta, tampoco.

Jungkook frunció su ceño y miró la hora en el reloj que mantenía en su muñeca izquierda. —¿Debería… ir a su casa? Siento ser tan intenso, pero realme-

—No —interrumpió el mayor—. También me estoy preocupando —admitió.

—¿Lleva una mala relación con su mamá?

—No, todo lo contrario. Además, ella no se encuentra —informó.

El azabache no lo pensó dos veces, se disculpó con Jimin al irse de forma repentina y simplemente tomó camino hasta la casa de Taehyung.
Estaba muy preocupado, más al momento de mirar el semblante confundido que traía el rubio.

¿Qué había pasado? ¿Tanta era la emergencia?

—¡Me avisas! ¡Estoy pendiente desde mi celular! —Pidió Jimin, mirando la espalda del menor desaparecer entre toda la gente.


   Taehyung se mantenía de pie, con su espalda apoyada en una de las frías paredes y observando al mayor, el cual estaba sentado en uno de los sillones.

—Taehyung —continuó Minho y se colocó de pie—. Sé que no es momento para visitar, mucho menos a esta hora y… tú estando a punto de salir —comentó, al notar la vestimenta del menor—. Yo… no sé realmente a qué vine, mucho menos sé qué palabras debería utilizar para dirigirme a ti…

El menor sintió su garganta pesar y lo mejor que pudo hacer, fue bajar su mirada hasta sus zapatos.

—Ella… ella no es para mí —admitió después de mucho y empuñó muy fuerte sus manos—. Sí, realmente tuvieron que pasar muchas cosas para darme cuenta de lo que verdaderamente siento hacia ti, Tae… Yo… realmente te amo.

Aquello había dado tan profundo, que de sus ojos empezaron a brotar las lágrimas suficientes como para que él, de forma inmediata, empezara a limpiar la mayoría que resbalaba por sus mejillas, con las mangas de su suerte.

Minho al darse cuenta de ello, quiso acercarse, más el menor dio dos pasos hacia atrás y cubrió su rostro con sus manos.

—Taehyung… —Murmuró y tragó fuerte—. No tengo ni el mínimo derecho a estar aquí, lo sé, pero… vamos, sé que no te soy indiferente, no aún —comentó, decidió acercarse de forma osada y tomar las muñecas del castaño para dejar a este mirar su rostro, el cual confesaba total vulnerabilidad hacia su presencia—. Estás así, ahora mismo, porque me quieres. —Lo miró directamente a los ojos y soltó una de sus muñecas para intentar acercar su mano hasta una de sus mejillas muy húmedas.

El menor reaccionó de inmediato y volvió alejarse. —Vete… —Pidió entre murmullos ahogados.

—No lo quieres —insistió—. Taehyung, sabes a la perfección todo lo que pasó entre nosotros, todo lo que aún sentimos…

—Yo-yo no siento nada —habló más para él, que para la propia persona que se mantenía en frente.

—Lo haces —afirmó Minho—. No fuiste capaz de cerrarme la puerta en la cara, mucho menos estás siendo capaz de insultarme, aún sabiendo que lo merezco, por el simple hecho de que me quieres en demasía —volvió a hablar, se acercó nuevamente y dijo—: Déjame enmendar todo, déjame demostrarte lo tan arrepentido que estoy.

Taehyung sólo lograba negar de forma leve con su cabeza, mientras evitaba la fuerte mirada de Minho, la cual sólo sabía incrustrarse en toda su presencia; tenía la capacidad de quitarle toda máscara que intentó utilizar, y dejar al desnudo todo aquél sentimiento sincero y muy fuerte, que reprimía.

Todo era una mierda.

—Estoy aquí, por ti —volvió a hablar, se dio a la tarea de arrinconar al menor y limpiar de forma delicada una de sus mejillas; intentando no dejar rastro de alguna lágrima—. Por los dos… —Musitó, acercó su frente a la del menor y dejó a su mano reposar por debajo de su mandíbula, mientras sus dedos acariciaban de forma leve toda piel expuesta que se encontraba en aquella zona. 

Esas palabras pudieron haber sido eficaces, esas palabras pudieron haber logrado que el cuerpo del castaño reaccionase de forma grata hacia la situación. Aquellas palabras, sin duda hubiesen hecho que el menor llorase de la emoción; todo esto por saber que Minho sí lo estaba valorando de forma justa. Pero… ahora había algo diferente.

—Dime algo —pidió, elevó el rostro del castaño hacia el suyo e hizo que este le mirara de forma directa—. No será algo fácil, pero… te prometo que vamos a recuperar todo lo que por mi estupidez, perdimos.

—No es… justo —murmuró, con una sonrisa bastante dolida dibujada en sus labios—. ¿Por qué eres tan egoísta? —Preguntó, exaltándose cada vez más—. ¿Por qué precisamente ahora? —Al momento de decir eso, se apartó de él y eliminó todo contacto que tenía con su persona—. ¿Te dejó?, ¿eso fue lo que pasó?

—No la quiero —afirmó—. Ahora lo sé perfectamente —continuó, tomó los brazos del menor e iba a hablar.

—¡Qu-que me sueltes, mierda! —Interrumpió, se alejó de forma más brusca y talló su cara con algo de desespero.

La situación lo único que aportaba dentro de su cuerpo era puro estrés, confunsión, tristeza y culpabilidad. Todo por pensar en lo que estaba pasando, en lo que estaba sintiendo, y lo peor, no poder dejar a un lado a aquél azabache, el cual había sido plantado después de una sólida promesa.

—Piénsalo —volvió a hablar, no dijo más nada y se dio a la tarea de caminar hasta la puerta. Iba a abrir, pero el claro sonido del timbre había avisado que nueva visita apenas llegaba.

Taehyung recuperó algo de calma, respiró profundo por unos segundos y se acercó a la puerta para verificar de quién era aquella visita. Abrió sin esperar nada, pero de nueva cuenta, su mala suerte siempre le sorprendía.

—Tae —mencionó el azabache, notó los ojos irritados de su mayor y no dudó en tomarlo de las mejillas para rectificar lo que creyó haber visto—. ¿Qué… te pasó, hm? ¿Por qué llorabas?

—No-no es nada-

—Taehyung —habló con algo de autoridad el mayor de los dos—. ¿Quién es él?

Jungkook dirigió sus ojos hacia dentro y lo primero que vio, fue a un hombre bastante disgustado por la cercanía que este presentaba con el castaño.

Taehyung bajó su mirada, abrazó fuertemente el dorso del azabache y empuñó sus manos en el abrigo de este.
No había qué preguntar; el menor sabía sin ningún tipo de duda, quién era aquella persona y qué venía a hacer al lugar.

—Taehyung —habló nuevamente Minho—. ¿Quién mierda es?

—Eso no te interesa —entró a la conversación Jungkook y rodeó con sus brazos al castaño.

Minho se disgustó aún más y dijo—: Taehyung, ¿por él es que estás así?

—¿Así cómo? —Retomó el menor—. ¿Feliz y en mejores manos? Por supuesto.

—¿Quieres callarte? Estoy hablando con é-

—El problema aquí, es que él no quiere hablarte —respondió de forma agria.

—Váyanse… —Pidió entre murmullos.

—Taehyung… —Habló muy sorprendido Jungkook.

El último nombrado negó, se apartó del menor y con una pequeña sonrisa dijo—: Por favor… 

Minho suspiró con algo de fastidio, se acercó y detuvo su paso justo frente al ensimismado castaño. —Piénsalo. —No habló más y salió.

—Taehyung, ¿por qué tú-

—¡Que te vayas! —No aguantó, explotó en un severo llanto y empujó varios pasos atrás al menor—. ¡No quiero verte! ¡Déjame solo! —Alegó y cerró la puerta en toda la cara del sorprendido menor.

Apoyó su espalda en la fría superficie de madera y dejó a su mano reposar justo en su pecho. Las palpitaciones eran fuertes, su respiración no le permitía calmarse y su mente pedía de forma fuerte algo claro.
Su corazón pedía a gritos el lanzarse a Minho de forma masoquista y esperar hasta el día en que volviese hacerlo totalmente mierda, pero su cabeza… ésta le advertía de todas las maneras las mil un desgracias que iba a padecer si por lo menos cedía un poco.

Y en cuanto a Jungkook; notar ese nivel de preocupación hacia tan mala persona que terminaba siendo Taehyung, sin duda lo estaban dejando peor.

Le gustaba Jungkook, le gustaba la forma en cómo lo trataba, cómo lo hacía sentirse querido. Sin embargo… Minho seguía ahí, muy incrustado en su pecho y amenazando cualquier pensamiento coherente que su mente llegase a arrojar.

No quería volver a esa situación; aquella en la que era capaz de saber el daño que se hacía, pero prefería ignorarlo y seguir ahí, como alguien obsesivo que sólo sabía mendigar amor. La única forma que veía de alejarse de todo eso, era estar cerca de Jungkook; valorar, cuidar y regar lo poco que empezaba a sentir por él, pero al final… el temor de no querer lastimarle seguían ahí.

Sintió su bolsillo trasero vibrar, tomó su celular y el último mensaje mandado, sin duda le sorprendió.

Más de ser algo malo, fue algo lo suficientemente grato como para animarse y ser un poco optimista.

“¿Sabes? Perdí la cuenta de cuántas veces ya me has ignorado y has hecho que mi corazón se arruge por lo malo que eres. :(
Pero bueno, siempre he dicho que soy un idiota que pierde su genialidad cada que tú estás cerca y este mensaje no será la excepción.

Pedí pollo picante para ti, estoy seguro de que no has comido nada.

Toma un baño, ingiere algo de té tibio e intenta dormir.

Siento haber llegado en mal momento, Estaba preocupado y suelo ser algo extremista cuando alguien me interesa.

Espero que el día de mañana sea mejor, Tae.

Pd: Come todo, por favor.

-JK”

///

2/2

Siento que sea
tan corto. ;-;

-Gaby

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