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Krizalid es el tipo de amante al cual enfrentarás.

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La única palabra que se le venía a la cabeza era una: "Basta".

Quería que todo se acabase ahí, que ya no quedase más, que todo se consumiera en el fuego.

El fuego lo consumía todo, dejando cenizas y recuerdos atrás.

Tal como hizo con la niñez normal que pudo haber tenido, un padre amoroso, una vida tranquila, quizá una carrera.

Ahora solo veía que el fuego maldito consumía los restos de Isolde, la cual finalmente no pudo con el proceso de mejora, solo ella estaba presente, auto torturándose con aquella vista y por el sonido de la carne al crepitar.

Limpió sus lágrimas y se dio la vuelta, encontrándose con ese guante celeste claro, casi del tono del hielo.

Este ere el último sacrificio, no pensaba poner más en riesgo a lo poco que le quedaba, esto era en contra de los deseos de lo que quedaba de NEST, en contra de los deseos del profesor Makishima y del propio Krizalid.

Tomó aquel guante y lo guardó entre su bata, dirigiéndose a la central de artefactos.

Obviamente, desde su alterada con los jóvenes clones su tarjeta ya no tenía acceso completo a cada rincón del establecimiento, pero aun así se las ingenió para conseguir la que antes era de Igniz, entró con rapidez y tratando de no ser vista, llegando hasta el lugar en donde otro guante, exactamente igual al que tenia en manos, descansaba.

Sus cálculos solo le mostraron que ese chico de cabello bicolor moriría ni bien entrase en contacto con aquel guante, por supuesto que Krizalid no la escuchó, pero no permitiría que alguien más tuviese su vida arruinada.

Dejaría de hacer como si nada pasara, la ignorancia era horrible.

Ella solo quería estar en paz consigo misma, quién sabe, su momentos más plenos fueron al lado del Zero original que la quiso más que su verdadero padre, no podía olvidar a Candy, aunque no sabía si así eran las cosas.

Había tanto de lo que conocía como de lo que desconocía.

Por ejemplo, ¿Qué estaría haciendo Kei? De seguro durmiendo, pero siempre alerta, con ese escudo que lo excluía de los demás, ese que usaba para protegerse.

-¿Qué crees que estas haciendo? -Ya ni se inmutaba ante las presencias repentinas de Krizalid.

-Hago lo correcto -lo encara finalmente, antes no poseía la fuerza para defenderse o defender, pero ahora, ahora ya no le importaba nada- sólo hago lo correcto.

Krizalid se le quedó mirando, pensando en que hablaba en lo "correcto" para NEST, razón por la cual lo dejó estar, retirándose calladamente.

Sin saberlo, (...) había retenido el aire en sus pulmones y ahora lo dejaba salir despacio, sin prisa, al igual que su andar hacia una de las habitaciones a las que si estaba permitida después de dejar un beso en el guante y despedirse de Isolde; la habitación tenía una cápsula gigante, llena de suplementos para la vida y un cuerpo que se formaba.

Puso una de sus manos sobre el cristal, luego la mitad de su rostro, sintiendo el ligero palpitar que congeniaba con el pulso en la pantalla.

-Sé que lograrás grandes cosas -el corazón del ser dentro de ese lugar parece ir al mismo tono que el suyo- no tienes inhibición de tus sentimientos y mentalidad propia, eso es lo único que puedo hacer por ti, me hubiera verte nacer y todo, como con los demás.

Su puño se cierra sobre la fría superficie, mientras que su otra mano trata de ayudarla a mantenerse en pie agarrando la silla giratoria que esta cerca, casi se va a un lado cuando no controló su peso y la silla casi gira.

-Serás muy listo, con un poder diferente a las malditas llamas de los Kusanagi y... podrás elegir lo que tu quieras... tendrás la vida que tu quieras si así lo quieres; enfermero, panadero, maestro; lo que tu quieras.

Se limpió las lágrimas a la vez que sacaba un Pen drive que estaba escondido en el lomo de un libro que siempre llevaba con ella.

Esta sería la última información que le enviaría a las fuerzas de Heidern, y esperaba que así se terminase todo, que al fin, todo pudiese estar bien.

El archivo se envió completamente, suspiró con alivio, ahora solo quedaba una última cosa.

Enfrentar a Krizalid.

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Solo eso necesitaba, y estaría tranquila, junto a los que amó y perdió.

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