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Andy Bogard es el tipo de ex novio que iría a visitarte.

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Iba tocando la puerta desde hace un rato, era raro que hasta ahora (...) no le hubiese abierto la puerta, sabía que ella tenía el sueño profundo pero no dormía tan temprano, a no ser que se quedara leyendo una novela y que el sueño la hubiese vencido.

Escuchó pasos detrás de él luego del inconfundible sonido de ascensor, dio media vuelta y la encontró ahí, con algunas bolsas de compras y el transportador de su conejo.

-¿Andy? -por supuesto que estaba sorprendida, incluso él lo estaba, la idea era solo pasar a saludar a su hermano y regresar a Japón, pero a medio camino se encontró con el edificio en el que (...) vivía- ¡Andy! ¡que alegría verte!

Se le lanzó a los brazos, dejando sus cosas en el suelo, ¿Hace cuanto no se veían? Desde hace unos años, seguro, pero no debía olvidar la ocasional llamada o el ocasional mensaje de texto, eso no le molestaba, Andy tenía su propia forma de ser.

-Vamos, pasa, tienes que contarme en persona todo lo que haz estado asiendo Maestro Shiranui -sonrió ante la mención de su título mientras se acercaba a las bolsas, ni bien tocó la transportadora el conejo enloqueció- ¡Ya decía yo que debía haber una razón para cocinar spaghetti!

(...) desapareció por la puerta de entrada y él suspiró, teniendo recuerdos de esto; al final, ella regreso corriendo y ayudándole a llevar las bolsas adentro.

(...) seguía siendo la misma de siempre.

-Ya puedes salir -abrió la jaula del conejo, inmediatamente el animal de pelaje negro y blanco salió como una bala y se le quedó mirando con las orejas en posición de alerta- ven, Midori.

No se necesitaron más palabras para que el animal llegase corriendo hasta su lugar, empezando a lamer su mano.

-Te extrañó mucho, ¿sabes? -escuchó la voz de (...) desde la cocina- aun era muy pequeño cuando lo adoptamos pero tal parece que aún recuerda tu cabello de princesa.

El tono burlón no pasa desapercibido, quizás dándole énfasis a su cambio de imagen.

-Pero te queda bien -una ligera  sonrisa se le escapa, no sabría decir si el cabello largo le quedaba bien, pero era bueno saberlo cuando venía de alguien en quien confía- en fin, vengan aquí ustedes dos, la cena esta lista.

-Que aproveche -fue lo que dijo al tomar su cubierto, escuchando la risa contenida de (...) y el sonido de dientes masticando una zanahoria- ¿Qué?

-Nada... es solo que... ay, no puedo -una risotada se escuchó por todo el lugar- es que es tan de anime.

-Bueno, los animes son japoneses, es lógico que sigan las costumbres -entra en modo defensivo para evitar que ella se siga riendo, esta ligeramente avergonzado de que se hubiese escapado algo como esto, pero no podía culparse, lleva años así.

-, es verdad -(...) se lleva otro bocado a la boca, a pesar de que comió en el Dojo Sakazaki, aun tenía hambre- ¿Cómo esta Hokutomaru?

-Se encuentra mejor ahora, gracias por esa receta de medicina casera-llevó el primer bocado a su boca, inmediatamente sorprendido por el sabor- esto es...

-¡Al fin te das cuenta! Y eso que pensé que los ninjas eran más intuitivos y esas cosas -se lleva otro bocado y lo pasa fácilmente- y mira que no fue fácil, pero combinar el spaghetti con Natto fue todo un reto que salió muy bien o -lo señaló con su tenedor, pidiendo una respuesta- tu, como conocedor de estos platillos, que dices, ¿van bien juntos?

Andy se sintió dentro de un programa de cocina.

-Esta bueno -se limita a decir, siendo completamente sincero; aun recuerda cuando (...) se olvidaba de las cosas más ínfimas de la cocina, como la vez que hizo pizza sin salsa de tomate y con mucho queso, pero ahora hasta sabía hacer platillos mezclados.

Dio una mirada discreta al departamento, algunos cosas estaban, otras no o habían sido cambiadas de lugar, la jaula de Midori estaba más grande y veía más fotos que antes. Un ambiente más hogareño y gentil sin duda que era el reflejo de la persona viviendo ahí.

Andy no era el único que había cambiado.

-Me alegro de que te guste.

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Las cosas cambian, y estaba agradecido de que fuesen para bien.

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