Benimaru Nikaido es el tipo de novio con el que siempre pasarás celos.

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Le iban a dar úlceras, de verdad que sí, no sólo por el historial familiar, el hecho de ver a su novio constantemente cerca de alguna mujer que era al menos unas 3 veces más bonita que ella le ponía de los nervios.

Lo detestaba hasta cierto punto cuando se ponía así.

Pero ahí iba de nuevo, esta vez dándole su número a una francesa.

-Gracias -fue todo lo que dijo cuando el encargado le dio su única maleta, mientras que un ayudante contratado traía el batallón de maletas de Benimaru.

-¡Espérame, Honey! -por supuesto que podía decirle abiertamente por apodos cursis ya que estaba de incógnito, pero aun así llamaba la atención de muchas mujeres.

-Benimaru.

-¿Sí, Darling?

-Muere.

-¡Que cruel!

No lo deseaba, lo que menos quería era que algo malo le pasase, pero estaba con unas ganas de ahorcarlo que la cosa se le hacía difícil.

Estaba pensando muy seriamente en... ¿pero en qué estaba pensando? No podría dejarlo ni aunque se obligase, regresaría a los dos minutos con él.

El teléfono del rubio empezó a sonar, (...) ya se esperaba que fuera la francesa de hace un rato, estaba lista para saltar a su cuello hasta que escuchó como nombraba a Kyo y algo sobre como estaba la chica del torneo; se calmó un poco, pero no olvidaba sus sentimientos, se suponía que estas eran vacaciones, pero se sentía más estresada que cuando dejaron la casa.

Pasó junto a un vidrio separador que había en el pasillo y la reflejaba, su figura no era nada destacable, puede que algunos digan que no era nada especial, miró a su pareja, el cual pareciera que se pelea con alguien, su figura es perfecta, muchas chicas lo seguían por eso, solo veían una cara bonita.

(...) había visto a un chico al que no le gusta arrepentirse, uno que tenía claras sus convicciones y que confiaba en lo que era capaz; ese era Benimaru.

Pero, ¿en qué estaba pensando? No debería sentir celos, más bien, debería sentirse orgullosa de tener a ese hombre a su lado, las que sentían celos eran esas chicas, porque la que ganó y llegó a la meta fue ella, la que terminó con el corazón roto una y otra vez por el amor de Nikaido había sido ella.

Aunque recordaba el tiempo en el que conoció al rubio, se le revolvía la bilis y todo el contenido estomacal al verlo pasar rodeado por un batallón de sus "queridas", algo tan tonto, incluso idiota, completamente fuera de su tipo de hombre ideal, aunque hasta ahora así eran las cosas.

Ella buscaba un hombre fuerte, seguro de sí mismo, que nunca se rindiera con lo que quería, que la hiciera feliz no con cosas simples y que no fuese asquerosamente rico o se pudiese en dinero...

En un inicio no quiso ni ver al rubio en foto, recuerda esos días nostálgica, realmente lo repudiaba y si le hubieran dicho que estaría orgullosa de ser su pareja en un futuro... lo más seguro es que le hubiese roto la nariz a esa persona.

Puede que su yo más joven se hubiese orinado de la risa, o vomitado, o haberse hecho gasolina y luego un fósforo encendido; era exagerada de joven, así que lo veía posible; después de todo, no fue fácil perdonar al chico que le había roto el corazón en más de una ocasión.

Hasta hora los celos la hacen sentir con un peso sobre los hombros, pero sabe que él no le haría eso, ya no; costó aceptarlo pero ahí está, viendo como Benimaru le guiña uno de sus azules ojos con aire juguetón al darse cuenta que ella lo estaba mirando, pensando que (...) sólo podía pensar en que tenía al mejor hombre a su lado.

-Me amas tanto que no puedes quitarme los ojos de encima ¿no? -cuelga el teléfono luego de eso, dando por terminada la conversación y centrando se en (...)- vamos, sé que soy guapo pero-

-La verdad... -interrumpe sus palabras mientras mira directo a esos claros ojos- te veo por lo que eres, no por lo que aparentas.

Lo dejó sin palabras, ¿eso significaba que lo quería por ser un tipo rico? ¿porque era mitad japonés y mitad francés?... o cual sería la razón.

Se le quedó mirando sin entender sus palabras filosóficas.

-No lo entendiste -se ríe de él, y a Benimaru no le gusta verse en ridículo frente a su novia.

-Sí, sí, tu solo me quieres por lo que soy y eso -se fue molesto, haciendo una ridícula cara enojada y con el ayudante llevando sus días maletas detrás de él.

Lo quería por lo que era, a pesar de ser un casa novas empedernido, lo quería tanto.

-Oye, Benimaru -tuvo toda su atención puesta en ella, esperando a lo que tenía que decirle- a veces me gustaría quemarte el cabello.

-¡Eres de lo peor! -dijo en respuesta, a la vez que, de una manera bastante cómica, parecía querer ocultar su cabello con las manos.

Y eso que él pensaba que ella lo quería, ¡pero solo estaba tratando de hacerle daño!

Sintió las manos ásperas de su pareja en su rostro, luego un ligero beso que lo dejó embobado y con algunos cabellos levantándose por la estática que desprendía su cuerpo, la vio sonreír con burla y luego siguió su camino.

-Es mi manera de quererte.

-Tienes una forma muy rara de querer, Honey.

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Pero, la verdad, es que no podía estar más a gusto con ello, aunque en ocasiones le diera miedo.

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