Athena Asamiya es el tipo de chica que seguiría preocupada por ti.

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Inspirar, toma todo el aire que necesita y lo deja ir de nuevo, trata de concentrarse lo más que puede para tratar de saber qué fue lo que vio, deseando que sean solo imaginaciones suyas y no lo que está pensando.

Sería demasiado extraño hasta para los que pertenecían al clan de Orochi.

Pero no podía evitar pensar en esos ojos amarillos, mirándola fríamente y con obvias malas intensiones.

Lo único que había conseguido al rebuscar por tan solo 15 segundos que le dio (...) despidiéndose fue un nombre... o algo parecido.

-Vamos... -se muerde el labio inferior, tratando de hacer más sin darse cuenta de que un brillo púrpura le rodea, su concentración necesita de sus poderes psíquicos.

Tiene que darle una razón a lo que vio y sus bases.

Las esferas moradas empiezan a rodearla al mismo tiempo que ingresa al mundo detrás de aquellos ojos, ve a un hombre castaño y un niño de cabello azul.

El niño dijo algo: Grant.

-Athena.

Algo más, el hombre castaño tiene una cortada en el lado derecho del torso.

-Athena-chan.

Parecen preocupados, como si estuviesen buscando algo, el hombre abre un pequeño domo bañado en penumbras y el niño entra ahí; pero el hombre no pasa con él.

-¡Athena-chan!

Su cabello se empieza a crispar, como el de un gato, suelta algo parecido a un rugido y se da la vuelta inmediatamente, tosiendo algo de sangre, con ojos rojos y completamente cambiado pero aun se ve cuerdo, esta por atacarla, por mostrarle todo lo que su Ki oculta.

-¡ATHENA! -abre sus ojos, tomada por sorpresa, no sabia en qué momento había puesto a volar por los aires a su manager con sus poderes.

-¡Lo siento! -controla sus poderes y ayuda a su manager a relajarse por el susto.

Media hora más tarde sacó un bolígrafo y un cuaderno nuevo, solía usarlos para anotar sus canciones pero ahora quería anotar los sucesos que vio mientras aun los tuviera frescos.

Ojos marrones a rojo, toser y sangre y todo lo que vio eran claras muestras del Disturbio de la sangre; pero eso solo significaba que ese tipo era parte del Orochi.

Casi pudo ver algo, como un trazo que se ocultaba por la ropa que estaba en su torso, solo fueron segundos, pero lo vio al momento en que se dio la vuelta para casi lanzarse encima suyo.

Era demasiado extraño, sin olvidar al niño de cabello azul, que desapareció de su vista rápidamente sin oportunidad de dejarle ver algo más en él.

Pero, aun con tan poca información, diferencio aquel pequeño domo, también lo había hecho (...) cuando sufrió del Disturbio de la sangre.

Su mayor interrogante eran que esos eran recuerdos, y no eran recuerdos de (...), ella no estaba ahí, entonces, eran recuerdos de ese hombre, recuerdos que no le presagiaban nada bueno; el que esos recuerdos podían significar muchas cosas, pero resaltaba una de entre todas.

Esto confirmaba sus sospechas, poco después de que esa persona se dispusiera a atacar a la persona frente a él, todo acabó.

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Esa persona estaba muerta.

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