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Leona Heidern es el tipo de conocida que trata de ayudar a que te incorpores.

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-¿Quieres algo de la máquina? -le preguntó al ver a la pequeña chica viendo casi sin pestañear a a la máquina dispensadora.

-Creí que habría chocolate con crema...

-Lo siento, es solo de café.

-Ow.

No hablaban mucho, unas cuantas palabras de vez en cuando, pero de eso no pasaba.

Ambas eran calladas, de pocas palabras, y (...) aún no estaba acostumbrada a tratar con un familiar, todo era nuevo para ella, Leona estaba igual.

-Debemos ir a calentar -dice de repente, empezando a dar camino y a los pocos pasos para y voltea, viendo que la chica se ha quedado donde la dejó- sigue mi paso.

- -la peli azul vuelve a tomar su camino y ella le sigue, ve su manera de caminar y trata de imitarla, quería aprender de ella, y tenía que empezar por lo básico.

Y eso incluía hasta la manera en la que se mantenía parada.

Y eso fue solo el inicio, porque Leona no era una mujer que se fuera con rodeos, iba directo al punto, razón por la cual ahora estaban en una práctica de tiro, dándose cuenta que (...) tenía una buena puntería que empezó a pulir con la práctica, pero en más de una ocasión fallaba.

Cerró la boca con fuerza al ver que de nuevo había fallado miserablemente al querer darle al blanco.

-Oye -no escuchó a la primera porque tenía los auriculares puestos que la protegían del ruido de las balas, razón por la cual le tocó el hombro- tómate un descanso.

-Pero yo quiero seguir intentándolo -Quiere mejorar, Leona le dijo que esto la ayudará a centrarse, y ella necesita eso, poder centrarse en no perder el control.

-No lo harás si te presionas así -es todo lo que dice antes de dejar las cosas ahí, como una forma de decir "hazme caso o no, tu decides", así lo sintió, porque ella, en ocasiones, hacia lo mismo.

-Quiero presionarme tanto como pueda -responde antes de verla irse del todo, caminando para abrir la puerta y encararla mejor- quiero poder suprimir esto con todas mis fuerzas.

Hay un momento de total silencio, (...) espera el aliento que Leona le ha dado hasta ahora, como las veces en las que le costaba demasiado el trabajo físico, pero ahora solo le da la espalda, la hace sentir un poco sola.

-En ocasiones no es suficiente -le escuchó decir, bajo, pero audible- (...), debes entender que a lo que te enfrentas no es más que a ti misma, por más que lo rechaces -hizo su mano en un puño fuertemente apretado- seguirá ahí, naciste con ello, lo único que puedes hacer es mantenerlo a raya, no suprimirlo, que puede saltar y atacarte de vuelta.

Después de decir eso, solo se va, sin decir más ni nada, dejándola confusa.

Fue con Leona para que pudiese ayudarla, a que le enseñase a deshacerse de ese monstruo dentro de ella, pero tenia cierta razón en sus palabras, por más que quería huir de ello, presionarlo hasta hacerlo desaparecer, no podía.

Entender las órdenes fue de lo primero que se instruyó.

Pero, en ocasiones, era tan duro acatar las órdenes que te dan.

Suspira, rendida y decidiendo solo seguir con la cabeza ligeramente gacha y escuchando las órdenes, pero de nuevo su cerebro se pone a maquinar a toda velocidad.

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¿Sería que Leona habría tenido otros episodios del Disturbio de la sangre?

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