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Shen Woo es el tipo de hombre que trata de buscarte pelea.

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-¿Está ahí? ¿Sigue ahí? -preguntó con cierto temor mientras abrazaba su mochila contra su pecho- jefe...

-Está ahí, ni siquiera busca esconderse -dijo el hombre mientras dejaba un suspiro lleno de tabaco- ¿No sería mejor acabar con esto? Llevan en esta rara situación al menos una semana.

Pero (...) no podía, se sentía atrapada, y el hecho de que a Shen no le molestase pelear con mujeres no ayudaba, lo cual era algo que sabía decir si era machista o no, la brecha era tan delgada.

No quería salir, para nada, le daba cosa el volver a sentir sus poderes correr por sus puños, había pasado demasiado tiempo y lo sentía como electricidad corriendo por sus venas; pero fue lo mejor, tenia otras cosas que hacer antes que estar practicando o peleando como sabía que aún hacían Terry y Andy, esos bastardos con tiempo libre.

-Me voy por la puerta de atrás -se deslizó cual fantasma hasta el lugar indicado, rezando para que, como las otras veces, Shen se quedase parado en mitad de la calle, esperando a que saliera.

Era un milagro que se quedase ahí, esperando para buscarle pelea, cuando él no era la persona más parecida a Gandhi, y eso la asustaba.

Su huida estaba siendo casi perfecta, de no ser que el niño de sus ojos estaba ahí, fuera de la escuela aun cuando debería estar en mitad de clases.

-¡Mamá! -gritó el niño mientras se lanzaba a abrazar sus piernas, (...) maldijo por primera vez en su vida el que su hijo tuviera el complejo de Edipo.

-¿Pero qué haces aquí? -espantada, se dio cuenta que el grito de Yu podría llamar la atención de su cazador, el cual, se apareció en la esquina.

-Sabía que esto iba a funcionar -dijo mientras sonreía de manera que a (...) le dio el impulso de poner a su hijo detrás de ella, y eso que se abstuvo de abrazarlo.

Pero entonces su mundo se detuvo.

-Momento, esta es la primera vez que sacas a Yu de la escuela, ¿verdad?

Recordaba a la señora Cho, ella era capaz de entregar un niño a cualquier persona que preguntase por el infante, teniendo en cuenta como era Shen y la fascinación de su hijo por él, veía posible que esta no fuera la primera vez.

-¿Algo problema con eso? -preguntó casi con sorna, la verdad es que esta era la primera vez que sacaba al mocoso antes para buscarle pelea a la muchacha.

Se esperaba cierta molestia de la mujer, pero nunca se esperó el puñetazo rodeado de energía plateada que le cayó de lleno en el estómago y lo mandó a volar unos metros.

-Te he aguantado cada maldita interrupción en el trabajo, los reclamos idiotas, tu estúpida personalidad -se tronó los dedos, Yu estaba detrás de su madre, mirando todo con ojos brillantes, no por lágrimas, era algún tipo raro de fascinación- ¡pero nunca te perdonaré el meterte en la vida de mi hijo!

Hubiera sido un fuerte empuje, pero logró levantarse a tiempo, apenas unos metros antes de ver que ella daba otro puñetazo hacia el aire.

Horas más tarde, una vez la pelea entre esos dos quedase inconclusa por obra de la policía, (...) se encontraba en su hogar, sentada en la sala cual niña regañada que no era.

Pero aun así, sentía que lo que pasaba ante sus ojos era un verdadero castigo.

-Y pensar que lograste que (...) volviera a pelear, no sé si envidiarte sanamente o lamentarme por ti -dijo su esposo mientras le volvía a servir otro plato de comida, el supuesto invitado solo seguía comiendo como si esa fuera su casa- (...), ven a comer, se enfría.

-No quiero -su estado anímico estaba hasta el piso, prefería quedarse sentada ahí, nunca superaría el que un oficial le hubiese reprendido por pelear en la calle con su hijo en frente, o lo que era peor, que Syaoran hubiese tenido que ir a sacarlos de la comisaría.

Cualquiera pensaría que su esposo estaría muy enojado, en especial con Shen, pero la vida era demasiado extraña o él demasiado raro, era algo que se podía comprobar al ver que invitó al rubio a cenar con ellos, claramente ella se negó, pero Yu también quería cenar con Shen.

Era tan raro.

-¡Mamá y Shen fueron impresionantes! -dijo el niño mientras veía al rubio comer con ganas, tratando de imitarlo pero casi sin poder seguirle el ritmo- ¡Mamá es increíble peleando!

-¿Verdad que sí? -su esposo sonrió con todos los dientes- me hubiera gustado estar ahí, hubiese llevado la cámara, hace tanto que tu madre no se muestra rebelde como antes, destruyendo paredes o golpeando delincuentes.

-Ya basta, por favor.

-Qué vengas a comer.

A Shen le daban ganas de reírse de la mujer, viéndola casi arrastrar sus pies para sentarse finalmente en la silla y ponerse a comer.

Si era sincero, ya se estaba preparando para ignorar cualquier cosa que (...) pudiese llegar a reclamarle, hasta ya tenía planeado que alguno de sus subordinados fuera a por él a sacarlo de la comisaría.

Nunca se esperó ver al que parecía ser el esposo de (...), teniendo en cuenta de que ya se hizo la idea de que ella era madre soltera a la que se le había roto el condón o no le hizo efecto la pastilla, sacarlo de ahí.

Pero parecía que el tipo se había hecho cargo, ¿Cómo sabía que ese era el padre del renacuajo de (...)?

-¡Y entonces dio una patada en el aire! ¡Y después, después!

-¡Deja de contarme todo! ¡Ah! ¡me hubiese encantado estar ahí! ¡las patadas de tu madre son las mejores efectuadas!

No se debía ser un genio para darse cuenta que esos dos eran frikis de las peleas.

-Entonces... -dijo mientras se dejaba ir sobre el espaldar de la silla, con uno de sus dedos picó el brazo de la mujer, la cual comía con furia- con un fan eh -poco después, (...) destruyó en un solo apretón los palillos que tenía.

-¡Ahora si date por muerto, maldito! -gritó mientras se levantaba y lo amenazaba con la mirada.

-¡Quiero verte intentarlo! -fue su respuesta a la vez que imitaba la acción de la mujer.

-¡Papá, la cámara!

-¡Esperen, (...), señor Woo, denme solo un momento por favor! -gritó mientras corría a las habitaciones superiores.

-¡No vayas por ninguna maldita cámara, sácalo de la casa, maldición! -reclamó ella, casi lloriqueando por no tener un esposo normal, por escuchar la risa grave de Shen a sus espaldas y por su hijo incitando a que peleen.

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Ese día, Shen fue testigo de lo cómico que puede ser ver a alguien esperando por una pelea.

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