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El dolor es punzante.

El dolor causa desgracia.

El dolor crea odio.

Y el odio solo genera más odio.

Mucho más de lo que una persona pueda soportar

Mucho más de lo que un niño puede soportar.

Un niño que no sabía nada de la vida.

Pero una madre siempre irá a la batalla para heredarle a su retoño un futuro seguro.

El ir por ayuda fue peligroso, tan solo para que pudiesen atacarla sin misericordia y le negasen la ayuda.

El ir sola y herida fue un suicidio, pero no se negaría a ir si así lograba conseguir al menos algo.

Algo con lo cual proteger lo que le importaba.

Y el niño, pensando que podría salvar o ayudar a la mujer que amaba.

Solo fue usado para que su llanto pudiera atraerla.

Atraer a la serpiente a partir de la tortura del dragón de dos cabezas.

Con su cuerpo herido solo pudo defender, dar su energía y poder a alguien que no estaba listo.

Solo pudo dar su último respiro.

Dejando más dolor del que uno puede contener.

Pero el dolor y el odio prevalecen.

Se hacen más fuertes.

Hacen más fuertes los ideales.

¿Esperanza?

La esperanza que ella deposito en esos tres, que no hicieron más que darle la espalda.

La esperanza es hermosa, pero te parte el alma cuando ves que no ayudará.

Del plano terrenal he pasado al astral.

Y no necesite de esperanza.

Mi odio y dolor fueron suficientes para que ahora la sangre de mis enemigos vuelva a correr.

Fue suficiente para que en las manos de alguien corriera la sangre y el fuego morado pudiera avivar su espíritu de nuevo.

¡Renace!

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