K.O.F 97' - 12 - MI - 14

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Los tiempos son distintos, la pelea es la misma.

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-¡Dámelo! ¡dámelo! -con rapidez, casi como un borrón de color negro, le quita la invitación a la pelea, sonríe de manera casi insana al tener el sobre en manos, se podría decir que adora sentir el borde casi cortante del haz de la hoja.

-¿Se supone que ese es tu traje para la pelea? -trata por todos los medios de hacer que deje de pensar en su venganza sin fundamento.

En un inicio pensó que en vez de llevar a la muchacha frente a él debería llevar a Lois, el plan le funcionó bien, si olvidaba la rabieta colosal que le cayó encima, pero dos días antes de la fecha establecida a ella le habían enviado otra.

Una carta dirigida única y exclusivamente a su persona.

Le preocupó desde el primer momento, hasta donde tenía entendido, y creía, nadie sabía de los poderes de la chica.

Pero esa persona la había invitado por eso mismo, sus poderes.

-¿Qué tiene de malo? -pasó su mano por su poncho de rayas blancas y negras- no te preocupes, no voy a quemar mi ropa, es más, es muy resistente, ninguno de esos idiotas me verá el bra aunque me calcine la ropa.

Al menos una preocupación menos en su cabeza.

-Alba -le llama ahora con un tono duro, casi autoritario- sólo quiero dejar en claro que no importa lo que me digas, esa mujer tendrá su merecido.

Fue todo lo que dijo mientras se iba a alistar con sus últimas cosas, dejándolo más preocupado de lo ya estaba.

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-¡¿Cómo les pudieron hacer algo tan terrible?! -grita a todo pulmón, pero se calla para evitar que su padre la escuche, sigue castigada, pero en su mente es tan eficiente como un super espía, esta vez, hablando en susurros- ¿Por qué les quitaría su concierto? No tiene sentido alguno.

-Bueno, no te preocupes por pequeñeces -la voz dulce de Shermie la calma un poco- ya encontramos como solucionarlo.

-¿Solucionarlo?

-Ah, espera, ¿Quieres que te pase a Yashiro o Chris? ¿quizás en especial a Chris? ¡que coincidencia, justo esta aquí! -sus preguntas fueron como consecutivos muros que no la dejaban terminar más allá que sus balbuceos.

-¿? -Ah, a veces no sabía si ya tenía problemas en el corazón, pero cada vez que oía su voz siempre parecían abrirse las puertas del paraíso.

-Hola -no pudo decir mucho, cerró la boca con rapidez no queriendo decir algo tonto- Entonces, ¿Qué es lo que van a hacer para devolvérselo a ese tal Yagami?

-No es nada del otro mundo -habló calmo, escuchando atenta sus palabras y la que podría ser su posible opinión- sólo le ganaremos en su propio territorio.

-Ya veo... -estuvo un rato fantaseando cual enamorada, hasta que, 1 minuto después, su cerebro conectó los cables- ¡alto! ¡¿cuando hablas de Yagami, hablas de Iori Yagami?!

-¿Eh? Sí, así es -tuvo que alejar el aparato de su oído al oír el grito de muerte de la persona al otro lado de la línea- no te entiendo cuando te pones a hablar coreano, traducción, por favor.

-¡¿Cómo piensan hacer eso?! ¡es un luchador, ¿comprenden?! ¡un luchador! ¿saben si quiera como dar una patada? Bueno, Yashiro-ssi puede que sí pero... ¡ese no es el punto! ¡Yagami hasta a matado gente!

A Chris solía parecerle adorable cuando ella entraba en ese raro estado de miedo y exaltación por ellos, se preocupaba mucho y eso le hacía sentirse importante para ella.

-No te preocupes, algo me dice que... -todos los cabellos de la joven se erizaron y su piel estaba tan sensible que la más mínima ráfaga de aire la hizo estremecerse.

Casi se puso a llorar sin reparo cuando escuchó la voz ahogada del castaño, como si se estuviera ahogando en algún líquido, sin mencionar el incesante goteo.

-Es por eso que vamos a participar en ese enfrentamiento o lo que sea, ¿me estas escuchando?

Solo escuchaba su respiración agitada.

-¿Pasa algo malo? -sus palabras la devolvieron a tierra, pero el miedo sigue ahí.

-No, sólo, no se sorprendan si me ven ahí con ustedes.

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Una risa dulce, casi un susurro, siente caricias en su frente, después el golpe suave de un dedo.

Abre sus ojos, adaptándose a la luz que se cuela entre las hojas del árbol que le da sombra.

-Hija -su cabello castaño y algo largo le hace cosquillas mientras se inclina sobre ella, balbuceos propios de una niña que aún no sabe hablar parecen entibiar aun más su corazón.

Los rasgos, casi idénticos, la hacen querer lanzarse de esos recuerdos.

Y eso hace, al verse a sí misma en pleno piso.

-Damn Men... -se levanta a duras penas, sintiendo las vértebras de su espalda hacer sonidos para nada normales.

Se dirige a la cocina, tratando de quitarse el sueño de encima, no se esperaba invitados en el desayuno, no está arreglada, pero eso no podría importarle menos al ver de quienes se tratan.

-Buenos días señor Daimon, señor Benimaru -se sienta al lado del más grande, escucha un grito ahogado y ya sabe de quien viene.

Ay, ella y su maña de decirle señor a la mayoría de hombres mayores a ella.

-¡¿Cómo te atreves?! ¡yo estoy en el apogeo de mi juventud! -grita con obvio dramatismo.

-Señor Dimon, ¿podría pasarme la salsa de soja? -sin palabras, el condimento le es dado en su mano mientras se dispone a devorar su sopa de miso- muchas gracias.

-¡No me ignoren!

-No te molestes, Benimaru, sabes como es ella -siente el tosco gesto de afecto sobre su cabeza, despeinando más su cabello, alza la mirada y ve a Saisyu, su padre en ley- ella siempre ha sido muy respetuosa con todos, desde que era muy pequeña, a diferencia de otros... -Por supuesto, el líder de casa estaba mirando fijamente al otro individuo que ella no quería ni ver ahora, ni siquiera lo saludó para dejarle en claro que seguía molesta con él.

-¿De qué estás hablando, viejo? -el más joven lleva sus palillos hacia el platillo con el último pollo condimentado, pero su padre también lo hace, ambos se miran y empiezan a pelearse por la comida.

-De eso mismo estoy hablando.

Ella trata de mirar a otro lado, tratando de no ver a esas dos copias exactas de su padre.

Aun le era un shock que el hombre que la crió y su primer amor fueran tan parecidos a su padre biológico.

El gen de los Kusanagi era muy fuerte, pero parecía que solo le escupió encima a ella con la bendita maldición.

Ni hablar de sus sospechas sobre que podría tener el síndrome de Electra.

-Siendo serios -dejó de sober su sopa como si muriera de hambre, lo cual no estaba muy lejos de la realidad- ser a 15 centímetros de mí , los exámenes son este mismo lunes, ni bien acabes con tus peleas por favor estudia, te diría que mejor duermas ya que es imposible que aprendas todo en una noche, pero eres tan cabezota que ya verás tu.

Sin decir más, solo se limitó a seguir comiendo, ni siquiera le importó la mirada de cierto asquito de Benimaru, estaba de malas y estaba estresada, los exámenes se habían corrido una semana así que ese tiempo libre no hacía más que comerle los sesos.

Tomó el ticket que permitiría su entrada como espectadora invitada.

Esa misma tarde se iba a encontrar con el líder del equipo de Fatal Fury, y por alguna razón aun desconocida o reducida de espectativa, le emocionaba.

Tomó la gorra de su cajón y se la puso, su cabello a los lados triplicó su volumen, haciéndola ver como una señora.

-Ah, estupidez humana y adolescente nunca son buenas.

Dejando la gorra donde antes sólo se dispuso a bañarse.

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Era la pelea de miradas más intensa que había tenido en su corta vida.

-Voy a ir -dijo decidida, sin importarle lo amenazador que él se veía acostado junto a esa pila de leones durmientes cual rey.

-No vas a ir ahí, no sé si te quedo claro que tu cuerpo es "especial" y debes cuidarlo -ganas no le faltan para meterla en un pozo, pero ella podría escapar, maldice el haberle enseñado a separar la materia de la nada para crear agujeros en la realidad e ir a donde le diera la gana.

-Me enviaron esta carta -pasa de nuevo sus dedos por el sobre.

-Ajá, otra razón más para cambiarnos de residencia, ¿a donde quieres ir? Escuché que Australia es linda en esta época del año.

-Deja de evadir el tema.

-Deja de tratar de estar cerca de ese mocoso -dice con una mueca molesta- me da cierto asco verlos juntos, no me mal entiendas, no soy racista ni nada, pero no es fácil ver a un cachorro cerca de una serpiente si es que me entiendes.

Entiende la analogía, pero no puede creerla, ella jamás le tocaría uno solo de sus cabellos.

-Además, ¿te has visto si quiera en el arroyo? -señaló las ropas de la menor- pareces representante de los otakus con esa gorrita y esos pantalones, ¿Qué? ¿Ahora se te dio por seguir al tipo rubio ese?.

-El señor Bogard no tiene nada que ver, solo me gustó la gorra por mi maestro -se volvió a acomodar la gorra negra, en frente de esta la tela era blanca con un punto rojo.

Así como la banda de Goro Daimon, pero Grant le dijo que parecía Rambo en cuanto se puso una igual en la cabeza.

-¿Y el verde, negro, blanco y rojo por qué? -preguntó ya imaginando que se trataría de algún país poco conocido.

Ella sonrió, con las mejillas algo rojas.

-Eso es por Tommy.

A este paso le iba a dar migraña, ¿ahora quién era ese Tommy?

-Ah, me tienes harto, ¡podrido!, bien, ve allá y sácale las tripas a alguien, ni te atrevas a llorar después -con un ademán de mano le indicó que se fuera antes de que cambiase de opinión- eso sí, lleva esto contigo, de otra manera te pondrán una bala en la frente sin dudarlo.

Una sonrisa fue todo lo que le dio como respuesta antes de atravesar ese portal y aparecer en la base de los Ikari.

Rápidamente la llevaron frente a Heidern y la le mostró la carta, siendo tomada por sus dedos en un rápido movimiento.

La puerta fue abierta por la fuerza de un contundente golpe, Ralf y Clark aparecen, se ven como si hubieran corrido una gran distancia para llegar allí, quiere saludarlos pero el moreno la toma con rapidez por los hombros.

-¡Tú! ¡¿en dónde te tenían, cabo?! ¡¿Cómo lograste escapar?! ¡¿Quién era ese tipo?! -casi el rompe el cuello por sacudir su cuerpo de esa manera.

-Déjala hablar, sargento -Clark la deja libre en el piso pero una de sus manos se queda en su hombro, no está del todo seguro de que sea ella o alguna clase de raro que se hace pasar por ella.

-Soy yo, (...), estuve en diferentes lugares, él me dejó venir pero ahora está molesto conmigo, es mi abuelo -sus respuestas a cada pregunta llegan descolocar hasta al mismo Heidern que voltea a verla, en la puerta nota a Leona quien la mira con los ojos muy abiertos- mi abuelo, Grant, quien era amigo de Gaidel, te manda esto -le tiende lo que Grant le ha dado, Leona lo mira y asiente con la cabeza hacia Heidern después de mostrar cierta sorpresa en sus facciones.

-¿En verdad quieres hacer esto? -le preguntan y ella solo puede sonreír antes de retirarse con los demás a un cuarto privado en cuanto les hace la señal para irse.

-Muy bien, cabo, él comadante tiene a un hombre de confianza en todo esto, Adel, tendrás que ayudarlo y si el caso lo requiere tendrás que protegerlo, ¿entendido? -lee tiende la foto de un muchacho de cabello rubio y ojos magenta, no se lo piensa antes de dar su respuesta.

-Sí.

-¡Habla como la soldado que eres, cabo!

-¡, señor!

Cuantas cosas raras le esperaban.

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-¡¿Qué?! ¿de verdad puedo ir? -la emoción en sus ojos era obvia.

-No veo el por qué no -Robert sonrió con amabilidad ante la gran emoción de la más baja, quien rápidamente se acercó a Yuri para darle un fuerte abrazo en agradecimiento por invitarla.

Iba a ser espectadora, pero espectadora VIP.

-¡Será tan genial tenerte ahí! -con cariño apretó las mejillas de la contraria.

De tanto sonreír iban a dolerle mañana, también porque ya era la quinta vez que Yuri le hacía eso.

Pero no se podría enojar con nada ese día, estaba demasiado feliz.

-Es increíble que por fin voy a verlos pelear en serio, ¡de verdad! -ya podía saborearlo, incluso verlos, en especial en gran ataque de todos aquellos peleadores, en la esquina del cuarto vio al rubio, no pudo evitar emocionarse al solo imaginarlo haciendo su usual puño al aire que parecía hacerlo volar- tampoco puedo evitar estar emocionada por verte pelear, Ryo -su intención era incluirlo y que dejase de estar en esa esquina mirando por la ventana, no que casi se fuera por la ventana ante un pequeño saltito que dio.

Se extrañó, ¿Cómo era posible que se hubiese asustado con algo así?

Sus preguntas siguieron y hasta aumentaron al ver que Yuri molestaba a su hermano con algo que lo hacía sonrojar mientras Robert se reía a un lado.

-También tengo que apoyar al equipo de Andy... -se recordó antes de unirse a la conversación que los otros estaban teniendo.

¿Cómo podría apoyar a dos equipos?

-Tendré que hacer dos pancartas...

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-¿Vas a qué? -preguntó con sueño en su tono, ¿Cómo se le ocurría llamarla a esas horas? ¿Cómo si quiera tenía su número?

-Sólo ve y enciende el maldito televisor, despierta a tu familia y disfruta, las peleas van a empezar pronto -puede escuchar su risa y el barullo a su alrededor, el usual acento chino en su voz mientras le habla en japones, gracias al cuelo aprendió de Andy algo de japonés o no le habría entendido una palabra.

-No entiendo que haces ahí, Shen, ¿no te quejaste la última vez de que un tal Ash te había traicionado y no sé qué? -quiere volver a dormirse, no sabe en donde esta metido pero parece que ahí recién están por la tarde mientras que ella esta en la madrugada, hace oídos sordos a la pregunta de su esposo a su lado mientras trata de contenerse de solo colgarle de una vez- mañana tengo que trabajar, no me pienso desvelar solo para ver tu ridícula pelea.

-¿Quién va a pelear? -(...) deseó nunca haber mencionada la palabra "pelea" en cuanto su esposo le quitó el celular, conversó con Shen, la tomó a ella y a su hijo y los sentó en frente de la televisión de la sala, todo con la maldita risa de Shen reproduciéndose en su cabeza.

Llegaba a odiarlo en demasía cuando usaba a su esposo y su hijo para ver sus tonterías.

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Cuando Andy entrenaba no le gustaba que nadie se interpusiera entre él y su concentración, todos lo sabían, pero se sorprendió cuando su teléfono se puso a sonar, siendo que lo había dejado en silencio, pero ese nombre nunca podría estar en silencio para él.

-¡Hey Andy! -su voz le trajo energías y poco después casi juró que flores volaban en el aire.

Estupideces suyas o puede que el té estuviese malo, lo que sea.

-(...), es... -una sorpresa que me llames cuando nunca antes lo hiciste entre tan poco tiempo, por supuesto no le dijo lo último, no quería ahuyentarla siendo que hace unas horas le había llamado para preguntar si comió bien- bueno oírte -se limitó a eso antes de que la anterior incomodidad volviera a ellos.

-¿Adivina quien irá con el equipo de AOF este fin de semana? -sus palabras le toman por sorpresa de inmediato, recordando que ella le había comentado que hace un tiempo entrenó el estilo de Ryo Sakazaki, de paso también recordó lo molesto que se puso, (...) tenía una efermedad que no le permitía ponerse bajo estrés físico intenso.

Sin mencionar que si quería aprender a defenderse pudo preguntarle a él.

-¿Irás al torneo de este año? -la escuchó reír y se la imaginó sonriendo y asintiendo hasta recordar que ellos no se estaban viendo cara a cara, pero lo dejó estar- supongo que estarás apoyando a nuestros contrincantes en ese caso -llevó su pecho hacia sus piernas, si no podía meditar al menos podía estirarse, su cabello largo se fue hacia adelante con su movimiento.

-Sobre eso, tengo pancartas para ambos -sus palabras lo toman por sorpresa- ¿de verdad creíste que no te animaría, hombre de poca fe? -el teléfono estaba entre su oído y su hombro, aun recuerda cuando ella lo obligó a comprarlo para estar comunicados; lleva un mechón de cabello a su lugar como suele hacer mientras siente cierta alegría por ver que ella es la misma- la de ustedes tiene muchas imágenes de explosiones, tornados y esa cosa de luz rara que lanzas de tus manos.

-Entonces no tengo que preocuparme de ir con todo con el equipo de Art of Fighting, ¿verdad? -Ni sabe por qué lo pregunta, los conocía lo suficiente como para creerlos dignos contrincantes con los cuales no debía contenerse.

-No tienes que pedir permiso a mí, yo sé que nunca verías de menos a otros.

Como siempre, le impresionaba que lo conociera tan bien.

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-Así que ya están en camino... ¿en serio Meiten esta despierto?

-Sí, pero no creo que la vigilia le dure mucho.

-Den todo muchachos.

Llegados a ese punto de su relación, Shun'ei podía decir con certeza cuando su enamorada estaba en modo normal o cuando estaba en modo parciales que valen el 30% de la nota final, justo en ese momento sabía que estaba de la segunda.

-¿Cuántos exámenes tienes mañana? -el cuerpo de (...) estaba demasiado adormilado por las pocas horas de sueño y demasiado intoxicado por las bebidas energéticas y litros de café que había ingerido, por lo tanto pasó por alto el detalle que su pareja tuvo de recordar sus peores días en la vida.

-Al menos 3.

-¿Cómo que "al menos 3"? ¿Qué es ese tono de duda? -mientras ellos hablaban vía telefónica, Tung y Meitenkun miraban al joven de cabello verde que pasó de novio detallista a novio enojado en menos de 2 segundos, olvidando su compostura natural y su timidez demasiado rápido.

-La juventud... -dijeron al unísono, el maestro no le dijo nada a su alumno o al menos recordarle que también era joven.

-Aun no entiendo cuando se conocieron -pregunta el muchacho, quedándose dormido de a pocos- vivimos en las montañas lejanas y ella es de otro país, no tiene sentido.

-Las cosas pasan por una razón -su discípulo se puso a gritar más, casi podía ver una vena marcarse en su frente, puede que por ira o angustia- el destino es simplemente impredecible.

-Hum~ -se recuesta en su almohada del todo- Shun nunca había sido así.

-¿Así cómo?

-Así -señaló a su amigo, el cual ya parecía perder los estribos.

-¡(...)! ¡¿me estas escuchando?! ¡¿eso al fondo son sirenas?!

-Oh, sí, es verdad.

-Debe haberse descompensado de nuevo entre exámenes, tranquilo.

-¡¿Cómo me dice que tranquilo?! ¡puede estar muerta o peor!

Ahora solo estaba más nervioso.

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Esta estirando en el suelo, luego se levanta y da golpes al aire para luego sacar su libreta y releer todo lo que tiene ahí bajo la mirada preocupada de su amiga, baja la mirada, por un instante la preocupación de (...) se le pega pero vuelve a sonreír.

-¡Hey, (...)-chan! -toma sus mejillas y las estira para que parezca que esta sonriendo- deja de hacer esa cara, ¡voy a estar bien! ¡Tengo que hacer esto por Kyo y Chizuru-san! -ella forcejea para soltarse y al final lo hace, mira a sus pies- no te preocupes (...)-chan.

-Un equipo con Kyo esta bien, ¡¿pero un equipo con Yagami?! ¡¿Se te murió finalmente el cerebro o qué?! -sus palabras dolorosas son usadas cuando se siente débil y molesta, Shingo comprende su preocupación pero tiene que mantenerse fuerte para que ella también lo sea- igual, si no se te murió ahora sí que lo estará.

-Vamos, deja de decir la palabra "muerto" -pone su mano sobre la cabeza de la fémina, no se mueve e rechazo así que empieza a acariciar su cabello- mejor di: "¡Pelea, Shingo!" -mueve las manos y el cuerpo como si fuera una animadora con pompones y a (...) se le escapa una risa- ¡Finalmente, la (...)-chan que conozco!

Antes de recibir otra de sus tontas acciones, (...) lo abraza y hunde su rostro en la camiseta blanca de siempre, esta buscando consuelo y él lo entiende pero que esté tan pegada a él le da corte.

Una vez más se dice que esto es normal porque ella es extranjera y en el extranjero es normal darse abrazos.

-Esta bien, voy a estar bien, (...)-chan -da palmaditas en su espalda.

Aunque era él quien estaba más nervioso.

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Con esto se concluye este primer libro, muchas gracias a todos por seguir aquí tras 2 años de publicaciones.

Aun no me creo que llegase tan lejos, pero todo es gracias a ustedes, el siguiente libro estará disponible dentro de poco y será la continuación de lo que se dejó aquí, con nuevos personajes también y nuevos relatos.

Con todo eso dicho.

"Gracias totales".

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