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Tararea.

Lo ha hecho durante el último año.

Pasando sus dedos por las escamas blancas.

Siente el pulso de cada una de las cabezas.

El amor es tan extraño.

Aunque en verdad no lo sea.

Una de las cabezas se mueve.

Choca su hocico contra su vientre.

Y siente ganas de llorar.

Recordando su crueldad.

El como pasó.

El ver el alma de alguien más ser incrustada en ella.

El que la este usando.

Pero no le importa.

En realidad, solo así podrá tener a esa persona de vuelta con ella.

Aun le asustaba conocer al otro muchacho.

Pero estaría bien.

Se siente, de alguna forma, segura entre el cuerpo frío.

Siendo rodeada por el cuerpo frío y las cabezas blancas.

Sintiendo cada tantos los siseos.

Mira hacia arriba, la oscuridad lo envuelve todo.

Suspira.

Mira hacia abajo.

Una cabeza la mira fijamente.

-Lo siento -dice a la vez que vuelve a tararear la canción.

Una de sus manos pasan por el rostro del ser.

Lo siente dormirse de nuevo.

La cabeza cae en su regazo, pero procura el no aplastar su vientre ya crecido.

Se deja caer hacia atrás.

Las cabezas debajo de ella la mantienen como si fueran un colchón.

Seguir su trato con Kusanagi fue difícil.

Le trajo tristeza.

Le trajo dolor.

Pero es soportable.

Un movimiento los pone alerta.

Pero ella sigue dormida.

Al menos tres cabezas despiertan y se acercan al vientre.

Sienten su presencia.

Sienten la presencia de quien lo hará libre finalmente.

Aquel que logrará todo lo que busca.

Koganei no Orochi.

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