||Capítulo Final||

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Él clima de Karsson era horrendo. Las nubes estaban grises, dejando el claro aviso de que pronto derramarían las gotas de lluvia. La fría brisa hacia que su piel se arrugara. Todo indicaba que una gran trmenta se aproximaba.

Aquella chica de cabello negro se encontraba destruida, los acontecimientos ocurridos desde que puso un pié junto a su familia en el pueblo la golpearon con fuerza. Sus sentimientos estaban mezclados y los más fuerte... Los que desgarraban su ser y quebrantaban su corazón eran la ira y tristeza.

La menor de los Hill Smith recordó su llegada al tranquilo pueblo de Karsson. Ella esperaba pasar su nueva vida en paz, compartiendo con su familia los momentos, gozando de la felicidad que creía poseer. Ella jamás esperó encontrarse con lo contrario,con el peor final que arruinó su vida y la de su familia. En ninguno de ellos siquiera pasó por su mente que este lugar poseía de todo menos tranquilidad.

Unas miradas, eso bastó.... y su vida se volvió una jodida mierda. La culpa la carcomía por dentro, la pequeña voz en su cabeza la destrozada de una manera sobrenatural.

Ella pensaba que si no hubiese cruzado miradas con él, si no hubiera intercambiado palabras  y si ni siquiera hubiese aceptado mudarse, si nunca hubiese pisado White Garden.... su madre estaría viva, su hermano Andrei no estaría luchando por su vida y Killian no estaría psicológicamente dañado. Ella creía que todo era culpa de una sola persona en especial. Una que marcaría un antes y un después en su vida.

Tan solo pensar su nombre la irritó por esa razón apretó sus puños con fuerza, logrando clavar sus uñas en las palmas de sus manos. El sentimiento de ira la segó completamente y lo que soltó a continuación era dicho desde la ira, no razonaba solamente escupía lo primero que pensaba.

— Si yo no te hubiera conocido.... —Murmuró poniéndose de pié y comenzando a dar apresurados pasos hacia dicha persona.

Bajo la atenta mirada de su gemelo Elías, quién en su mano derecha portaba el arma. Eloy la miró con calidez y eso la enfado aún más.

—¡Si yo no te hubiera conocido todo estaría bien! —Le gritó rabiosa entre lágrimas.— ¡Mi madre estaría viva y mis hermanos a salvo. Seríamos felices! ¡Tuviste que arruinarlo todo, me jodiste la vida Eloy!

Palabras tras palabras eran soltadas con un odio inigualable. Nunca fue buena opción hablar estando enojado porque en esa etapa salían palabras de las cuales luego se arrepentía, palabras que eran dagas y causaban un gran daño. Por ese motivo el rostro de aquel chico se contrajo, formando una expresión de dolor.

Su corazón se partió porque ver la expresión de la chica que amaba desde pequeño y escuchar las palabras lo destruyó.

Ella tenia razón, todo era su culpa, si él no hubiera interactuado con ella, hoy seria feliz. Su otro yo, el cuál desarrolló la obsesión por Eve... Juraba que podía escuchar su risa burlesca en el fondo de su cabeza.

Pensó con tristeza. Y es que tal vez Evelyn tenia razón. Tal vez Eloy Andrews era el culpable porque... ¿Quién siquiera pensaría que al llegar a tu nuevo destino, en tan poco tiempo terminarías descubriendo un gran secreto que causaría un giro retorcido de 180° a tu vida?. ¡Exacto!. Ella no lo sabia, su familia no lo sabia, tu no lo sabías. Nadie lo sabia.

La vida era así, se encargaba de poner obstáculos grandes o pequeños y tu te encargabas de pasarlos. La vida es grandiosa pero también dolorosa e impredecible.

— ¡Ojala estuvieras muerto! ¡Me jodiste Eloy Andrews, me jodiste! —Y ésto que dijo al principio lo hizo flaquear.

Desvío su mirada hacía uno de los gemelos, para ser exactos a Killian Hill Smith y la manera en la que estaba... Silencioso,  pálido, con la mirada en el suelo y con las rodillas contra su pecho lo terminó de romper en mil pedazos.

Regresó la mirada a la joven y el recuerdo de una Evelyn pequeña lo abordó.

—¿Estás bien? —Preguntó con mucha curiosidad aquella niña.—Tu me dijiste algo extraño la otra vez. — Ella me recordó. Sus ojitos mieles me observaban con curiosidad, tenía algunos morados viables en sus brazos.

Me encontraba sentado bajo un árbol, apretando mis piernitas con nerviosismo y con mis ojos hinchados de tanto llorar. — Oye niño... ¿qué te sucedió? ¿te duele? — Negué y sólo me limité a recostar mi espalda sobre el tronco.

Ella me tomó por sorpresa cuando se acomodó a mi lado y apoyo su cabeza en mi hombro. — No estas sólo —Murmuró y la calidez de sus palabras me hicieron llorar.

—¿Por qué? —Hablé separándome de ella con brusquedad. — ¡¿Por qué te preocupas por un monstruo?! ¡Vete y dejame!. ¡Largate niña! — Grité segado por la irá.

No quería lastimarla... Él estaba intentando tomar control sobre mí y no quería dejarlo porque él la lastimaría. Tomé mi cabeza entre mis manos, apretando con violencia — ¡Vete, vete! ¡Joder... ya no me dañes! ¡Dejame!

El dolor se expandió por toda mi cabeza. Apreté mis ojos, mordí mis labios hasta tal punto de lastimarlos y caí de rodillas. No quería que él esté, me dañaba y dolía mucho.
Pero cuando faltaba poco para que salga la tibieza de una mano se posó en mi mejilla. Abrí mis ojos y esa niña me esperaba con una sonrisa que desprendía amabilidad.

—Tu no estas sólo.... Estoy aquí, tranquilo. —La miré estupefacto, sorprendido. Le había gritado y ella seguía aquí. El dolor disminuyó de a poco... Pero mi sorpresa no. Nadie había hecho lo que ella hizo.

Al cabo de unos minutos me levanté mareado. Ella me ayudó.

— Lo siento... yo... — Justo antes de poder terminar mi frase la voz de un tercero se escuchó a lo lejos.

—¡Evelyn, ven aquí! —La niña pelinegra salió corriendo, dejándome a mi confundido. Aún así, sin poder evitarlo grité captando su atención.

—¡Bonito nombre Niña!—Se giró hacia mi, permitiendo que una vez más sus ojos conecten los mios. Me regaló una sonrisa y luego simplemente se perdió entre las calles de la ciudad.

Cuando regresó a la realidad sus mejillas estaban húmedas. Ese recuerdo era su favorito. Porque nadie había causado lo que ella en él. Evelyn lo había ayudado, le hizo feliz en poco tiempo sin que se haya dado cuenta, sacó millones de sonrisas y yo... yo la destruí de una manera horrible.

Sus hermosos ojos desprendían la chispa de odio. Todo mi ser se hizo añicos.

— Lo siento... yo... —La voz de su hermano gemelo interrumpió la frase, dejándola en el aire.

— Eloy, ella es una perra más. Te haré un favor al matarla. —Después de eso se escuchó sus carcajadas.

—¡Callate! ¡No es ninguna perra más!¡Ella es la mejor persona que he conocido en mi corta vida y yo la destrocé! —Gritó entre sollozos. La mirada de Eve se volvió una expresión de confusión.

— ¿Mejor persona? ¡No digas mierdas idiota! ¡¿Acaso no escuchaste que deseó que mueras?! —Sus palabras eran venenosas pero él sabia que eran verdad.

Aún así no importaba porque Evelyn y él estaban de acuerdo en que él mismo debería estar muerto desde hace rato.

Elías se acercó hasta ellos y una sonrisa torcida se expandió por sus labios. Dejaba a la vista el monstruo que siempre fue. A diferencia de Eloy, a Elías no le gustaba ocultarlo, él era feliz con lo que era. Es más.... estaba orgulloso de si mismo.

Pero todo pasó demasiado rápido.

Evelyn se abalanzó sobre el gemelo de Eloy; causando que el joven Eloy Andrews se asustara e intentara sacarla de encima de Elías. Forcejearon entre los tres hasta que el arma salió volando, cayó cerca de uno de los autos de los oficiales ya muertos.

Elías Andrews se hizo una furia incontrolable, perdió el control de sí y se soltó del agarre de su hermano dándole un puñetazo en el labio. Cayó al suelo y en cuestiones de segundos la que salió volando hacia el auto de los policías fue la joven Evelyn.

Elías en un movimiento apresurado se fue contra la joven, quién se encontraba medio inconsciente debido al golpe que él le había dado. La tomó del cabello con brusquedad, apretando demasiado. Evelyn se sentía mareada y en su cabeza llegaban vagos recuerdos... unos del pasado.

Posicionado encima de la muchacha volvió a mostrar esa particular sonrisa espeluznante que poseía oculta, dejaba ver el monstruo que llevaba dentro, dejaba ver el verdadero psicópata que siempre fue y del cual se enorgullecía.

El arma dejó de importarle y por eso se centró en la navaja que guardaba en su gabardina negra. Mientras con una mano apretaba el cabello negro de Evelyn, con la otra tanteaba en busca del objeto con el que pensaba ponerle fin a la vida del ser corrompido y destruido emocionalmente.

—¿Ya no eres lo suficientemente valiente como para dar batalla, muñeca? —Se atrevió a decir, cargado de un gran y poderoso deseo de matar, de doblegar, de herir, de sangre. Eve no contestó, sólo se limitó a tratar de ocultar el miedo que comenzaba a formarse en cada parte de su pequeño cuerpo. — ¿Te mordiste la lengua en el impacto acaso? —Soltando esas palabras posó la punta del cuchillo en la garganta de su víctima, le paseó lentamente por la clavícula.

Por su parte la joven Evelyn arañó el rostro de Elías — ¡Vete al carajo! ¡Me tienes hasta la puta madre, imbécil! ¡Matame de una vez! —Y entonces la sonrisa de él se ensanchó, se acercó hasta estar a milímetros de su rostro, luego y sin ella esperarselo plantó sus labios sobre la pelinegra. Para finalizarlo le dejó una mordida a su labio inferior.

—¡Tu miedo me atrae! —Susurró el chico castaño de ojos mieles.

Aquella frase le recordó vagamente a la primera pesadilla que tuvo.

—¡Pero la víctima es solo eso, una víctima! —Dicha esas palabras se levantó de encima de ella. Ya de pié logró captar los copos blancos de nieve que comenzaban a caer del cielo. Esos pequeños pedazos tan diminutos eran maravillosos, tanto que él llegaba a obsesionarse con ellos.

Se movió hasta que cogió el arma del suelo. Con aire de suficiencia apuntó hacia ella.

—¡Saludame a tus papis y diles que... ya les mando a los gemelos Hill Smith!.

Un disparo.

Eso fue lo último que se escuchó en el silencioso pueblo de Karsson.


¡Buenas, buenas!
Después de muchos días de inactividad regresé con la nueva actualización. Paso por aquí para dejarle éste último capítulo️.

Con el final me sentí cómoda, aún así le arreglaré pequeños errores. ❤😊 Que como todo borrador tiene.

Un sentimiento de nostalgia me invade al terminar éste libro, gracias por el apoyo que le dieron a mi nueva versión. Así se quedará.

Pobre Dakota 🦋

Próxima parte: Epílogo.

Sin más. Saludos.

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—Nia ☄️

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