CHAPTER ELEVEN ━ one of us

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( 我々の一人 )
𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐄𝐋𝐄𝐕𝐄𝐍

Luego de la muerte de Cordelia pensé que finalmente tendría una estadia en paz en la mansión Sakamaki después de tanto drama, pero las cosas comenzaron a ir de mal en peor. Las pesadillas eran más frecuentes. Los días de insomnio me estaban consumiendo. Raito estaba raro y la profecía de Urano me carcomía. Me sentía completamente débil, tal vez era por el hecho del destierro.

Me levanté de la cama aún con el pijama puesto, no dormí absolutamente nada y mis ojeras estaban por el suelo, ni siquiera el maquillaje era capaz de taparlas por completo. Me observe al espejo, si Afrodita me viera en esas condiciones me tomaría de los pelos para darme un baño de belleza con urgencia. Mis labios se curvaron en una sonrisa ante el recuerdo mío de la primera vez que estuve en su hermoso templo. 

Me cambie mi remera por el uniforme del instituto, era raro que a esta hora todavia Raito no hubiera llegado a molestarme. Al acabar de prepararme con un poco de corrector para mis ojeras y algo de rubor, un fuerte dolor de cabeza comenzó de repente y mis piernas tambalearon. Necesitaba aire. 

Me teletransporté a las escaleras del jardín de la mansión, sentándome en un escalón. Cerré los ojos y los volví a abrir lentamente, las rosas blancas se movían ligeramente a causa del viento, al igual que mi cabello. Poco a poco comencé a sentirme mejor. ¿Qué me estaba ocurriendo?

Unos pasos se hicieron escuchar y alguien se sentó en las escaleras, justo a mi lado, no tuve ni que voltear para saber que se trataba de Shu.

──Estas silenciosa. ── Habló con su típico tono ronco de siempre. ──Debería estar contento pero tengo que admitir que tu ruido es confortante.

Mis labios se curvaron en una pequeña sonrisa, llevé mi cabello hacía atrás y suspire, girando mi rostro para verlo.

──Yo también te quiero, vago. ── Murmure, guiñandole el ojo. ──¿Ocurre algo? Pensé que estarías con Yui y los dem-...

──¿Qué te ocurre? ── Su interrupción me tomó por sorpresa, haciendo que pestañee varias veces en un corto tiempo. ───Luego de lo de Cordelia empezaste a actuar raro, te alejaste de todos, hasta de Raito. No me voy a meter en tus problemas de la realeza pero sé que tienen que ver con nosotros, entonces ¿qué ocurre?

──Me burlaría diciendote que gustas de mi y que por eso estas preocupado pero vamos a hablar en serio por primera vez, rubio. ── Apoye mi cabeza sobre su hombro y él pasó su brazo por mi espalda baja, atrayéndome hacía su frío cuerpo. ──Tengo miedo, mucho miedo. 

─¿A qué te refieres?

──Pensé que las cosas se calmarían luego de la muerte de Cordelia pero todo parece convertirse en un drama, me siento débil... como si me estuviera enfermando y eso me preocupa. ── Admití, por primera vez me estaba mostrando vulnerable ante alguien. ──No sé cuales son los planes de tu padre y el mío, no soy una simple novia como para comprometerme con uno de ustedes y ya. ── Suspiré. ──Además no sé que le ocurre a tu hermano, me tiene tan confundida...

Shu suspiró, hundiendo su rostro en mi largo cabello.

──En eso tienes toda la razón, los planes de esa persona no son tan sencillos, jamás haría un trato para un matrimonio únicamente. Ahora estamos en un juego de ajedrez y todos somos sus piezas, tú eres su reina.─── Eso era cierto. ───En algún momento Yui va a morir y tú serás la nueva reina, mi padre lo ha dicho. Quieras o no, serás una de nosotros y deberás renunciar a los tuyos. ── Tomó mi mejilla e hizo que me girará para verlo, sus ojos parecían más brillosos en aquella oscura noche. ───Además, no renunciarías a mi hermano, se nota en tu cara que te enamoraste, mujer obscena.

Yo solo puedo reir, touché.

──¿Acaso estas celoso, Sakamaki? ── Me burle, acercando mi rostro al suyo. Él se levantó y me tendió la mano para que hiciera lo mismo, la tomé y como siempre quedó en evidencia al gran diferencia de altura

──¿Acaso alguna vez demostrarás tus sentimientos?

──Siempre los demuestro, además conoces mejor a Raito que yo, sabes que se va a aburrir de mi y yo luego me aburrire de él. ── Contraataque, apoyando mi rostro en su pecho. ──Seguro es una estúpida broma de Eros.

───¿Entonces por qué parece como si me quisiera clavar una daga en cualquier momento? ─── Shu hizo un leve movimiento hacía un costado y noté de reojo como Raito se encontraba observándonos desde un balcón. ──Tu misma lo dijiste, lo conozco mejor que tú, si realmente te usará para su propio placer ya te hubiera descartado hace tiempo, míralo tú misma. ¿Por qué estaría detrás de tí?

Me separé de él.
El amor es tan complicado. Todo estaba bien, nuestra relación era solo carnal pero cuando Raito comenzó a actuar de aquella manera tan dulce, melosa, ¿qué pretendía que hiciera? Los dioses somos como los humanos, débil del corazón. Aunque no creo que haya sido por eso que estuviera raro, todavía no me había descubierto y no dije ni una sola palabra entonces, ¿por qué?

───Iré a hablar con él, gracias por escucharme, vago. ─── Agradecí, le guiñe un ojo y me apresuré a entrar a la mansión para llegar a donde Raito se encontraba. Los pasillos de la casa, los cuales antes me eran completamente desconocidos y raros, ahora comenzaban a tornarse familiares y cálidos. 

Cuando llegué al balcón el castaño rojizo no se encontraba allí, pero instantes después escuche los quejidos de Yui y los regaños de Reiji, inmediatamente supe donde se encontraba. Al llegar a la habitación de la rubia, inmediatamente el pelirrojo me observó con enojo.

───Oh, Ayato-kun, ¿te quedaste resentido porque bese a tu amada? ─── Me burle, sonriéndole con sarcasmo.───¡Cariño! ¿Cómo te sientes?.

La rubia seguía confundida, no entendía bien el por qué comencé a actuar amigable con ella pero tampoco se quejaba. Discúlpame Yui, la insoportable presencia de esa mujer me irritaba con solo verte.

───Buenas noches, Lilith-chan. ─── Saludó con su habitual timidez. Había sido todo caso explicarle a Yui mi verdadera identidad, ella no estaba cuando sucedieron las cosas, ni siquiera cuando admití ser una diosa griega.

───¿Podrían dejar que se preparé? Es indignante que hagan esas cosas a plena hora de la noche. ── Otro más que estaba celoso. ¿Por qué los vampiros eran tan celosos y posesivos? Podría usarlo a mi favor para atraer nuevamente a mi amante.

───Tienes razón, Reiji-san, ¿vamos a la limusina, Raito-kun?. ─── Pregunté alegre, aunque el de sombrero salió de la habitación sin voltear a verme. Fruncí el ceño y pude ver la sonrisa burlona de Kanato y Ayato. Hijos de..-

───Si no quitan esa sonrisa de sus rostros, tú te quedas sin oso y lo único que quedará de él serán sus cenizas ─── Amenacé mirando a Kanato con furia para luego dirigir mi vista al contrario. ───Y tú te quedas sin tus preciadas corbatas.

Salí de la habitación de la mortal y apresure mi paso para llegar a las escaleras dónde Raito se encontraba bajandolas lentamente.

───¡Hey! ¡Hentai! ─── Mis tacones resonaron por los escalones hasta que llegué frente a él finalmente, tomando su mano. ───Deja de ignorarme, cariño, ¿qué es lo que ocurre?

Él simplemente me observó.
Debe ser una jodida broma, por amor a los dioses.
¿En serio se quedaría allí sin decirme nada? Este chico me iba a volver loca.

───¿Sabes qué? ¡Ignorame si eso quieres! Por más que lo hagas, seguiré en tu mente, así que cuando se te pase tus tontas crisis existenciales, me hablas, ¿si?. ── Bufé y continúe bajando las escaleras para llegar a la limusina.

Por esto es que prefería acostarme con las ninfas, ninguna sentía nada por la otra y no nos celabamos. ¿Por qué los hombres son tan complicados? Hace solo unos días era una completa obra maestra para él y ahora simplemente me trata como si fuera una de sus estúpidas zorras humanas.

───Buenas noches, Subaru ─── Saludé y me senté a su lado, últimamente me gustaba su compañía. Solo quería silencio y más silencio. También quería llorar y regresar a mi habitación.

Pronto todos fueron llegando y el viaje comenzó, Raito seguía ignorandome, Reiji leía uno de sus libros, Kanato hablaba con Teddy, Ayato molestaba a Yui, Subaru permanecía en silencio y yo compartía los auriculares con Shu: mala idea.

Era un viaje común, como el de todos los días. Pero había algo que no me cerraba, una extraña sensación en el aire. Y yo nunca me equivoco con mis intuiciones. La limusina comenzó a volar por los aires. Nos quedamos en el aire por unos cortos momentos, los gritos de Yui se hicieron escuchar y la mano de Shu tomó la mía en un impulso.

En un abrir y cerrar de ojos, estábamos frente a la limusina en llamas. Yo en los brazos del primer Sakamaki, aferrada a su cuello sin entender bien lo que sucedía, todo había pasado demasiado rápido.

───¿Qué esta pasando aquí? ─── Preguntó el narcisista con Yui en sus brazos, que luego de recibir las miradas de todos la bajo al suelo. ───Estas muy pesada, chichinashi. ── Que idiota.

Me baje de los brazos del rubio y me quede parada frente a la limusina, viendo como el fuego comenzaba a consumirla de a poco. Simplemente hermoso.

───¿Qué habrá pasado aquí? ─── Interrogó la rubia poniéndose de pie y observando el fuego, si no lo detenía en cualquier momento el motor iba a estallar. ───¿Fue un accidente?.

Chasquee los dedos con una sonrisa y el fuego desapareció al igual que su calidez.

───Es imposible, el conductor era un espíritu. ─── Explicó Reiji, con la misma confusión de todos.

───Pero no fue una coincidencia.

Sí, gracias por tu aporte, Shu.
Un escalofrío recorrió mi espalda y mis ojos brillaron en rubí, otra vez no, por Gaia.

───¿Entonces qué dicen que ocurrió? ─── preguntó Raito.

───Creó que alguien quería advertirnos de su llegada, y apuesto todo a que fueron los chicos de la montaña. ─── Me volteé, observando a los cuatro muchachos en la colina.

El que más llamó mi atención fue el chico alto, desde aquí abajo podía ver su sonrisa arrogante. Esto se pondría muy interesante.

───¿¡Quienes son ustedes!? ─── gritó Ayato observándolos. En serio, es muy idiota. El humo del accidente que había quedado más la neblina de la noche comenzó a cubrir a los chicos que lucían como modelos de una revista. ───¡Oígan!.

───Es inútil, no nos lo dirán, ¿no es así, Teddy? ─── Habló Kanato con su oso, al fin algo coherente sale de su boca.

───¡Señores, al parecer tienen compañeros y una nueva competencia! ─── Exclamé burlona, aunque mi cuerpo cada vez pesaba más y más para mis propias piernas. ───Bueno, Yui, la lista para elegir a tu Adán se hace más larga cada día.

───¿C-Compañeros?

───Si, ¿cómo que compañeros, Lilith? ─── Con que ahora si me hablas, desgraciado.

───¿No has notado su olor? son como nosotros. ─── Habló Subaru bufando.

───No creo que sean una raza pura, su olor era asqueroso. ─── Murmuró Shu y yo me posee a su lado. ───Son convertidos.

───Vamos a tener problemas, lo veo venir.

───Entonces nos declaran la guerra. ─── ¿Por qué Ayato sigue siendo tan idiota?

───Claro, mejor llamemos a Ares así obtenemos una guerra injusta a nuestro favor y también deja que llame a Diana, idiota. ── Hablé sarcásticamente, tomé la mano de Shu con fuerza, indicándole que no me sentía bien. Aunque eso no iba a impedir que me burlara de Ayato. ───Supongo que no irémos a clases, ¿verdad? mis sandalias son de Chanel, no están listas para caminar tanto.

El de ojos zafiro alzo una ceja, se ve que estaba más pálida de lo normal porque sus ojos se abrieron levemente y me tomó en brazos. Debía llamar al tío Karl.

──¿Lilith? ¡Hey!

El pecho de Lilith subía y bajaba con rapidez, los Sakamaki junto a Yui habían vuelto a la mansión, no era buena idea asistir al instituto sabiendo que aquellos desconocidos seguramente irían: era muy pronto. Además, la griega se había desmayado de la nada, confundiendo a todos los presentes.

Ahora, todos se encontraban en la sala principal, observando silenciosamente a la azabache que se veía que estaba pasando un mal momento en su estado de inconsciencia. Raito se arrodilló frente suyo, tocando su frente con su mano: estaba hirviendo.

──Are, Reiji, ¿qué debemos hacer? ──Preguntó él. No iba a admitirlo en voz alta pero estaba preocupado por ella, los últimos días que habían pasado los dos lo confundieron por completo, ¿qué era aquello tan raro que sentía cuando estaban juntos?

El segundo Sakamaki en línea estaba estresado. No solo tenía que lidiar con los nuevos vampiros sino que también debía ocuparse de la diosa griega y era algo que jamás había hecho antes. Era un experimento completamente nuevo para él.

──Supongo que esto servirá para ella, recuerdo haber leído que era una antigua medicina de los dioses. ── Habló, acercándose con un frasco transparente que contenía un extraño líquido verdoso. Paso el contenido a una jeringa y se le inyectó a la inmortal.

Quejidos comenzaron a brotar de la garganta de la hija de Hades, preocupando aún más al castaño rojizo. Incoherencias en griego y latín salieron de sus labios hasta que finalmente despertó. Antes de que está abriera los ojos, Raito se apartó al otro lado de la sala.

Lilith se levantó, completamente asustada mientras lágrimas caían por sus mejillas. Shu tomó asiento a su lado, atrapandola entre sus brazos para intentar tranquilizarla.

"──Es el deber de Lilith, la madre de los demonios, ser la primera en acompañar a Adán en el Edén. Es ella quien debe ofrecerle el fruto prohibido a Eva."

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