Día 1: Cafetería AU

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Otro día de mala suerte llegaba a Bakugo Katsuki. Su comandante lo había vuelto a reprender por discutir con Midoriya –aka, nerd de mierda-, así fue su hermoso comienzo de semana, nótese el sarcasmo.

Hacía poco se había graduado de la academia de policías, por lo que le otorgaron la posibilidad de estar en la misma estación de Toshinori Yagi, su héroe de la infancia.

Hasta ahí todo iba de maravilla, la vida de Bakugo era justo lo que esperó. Sin embargo, todo se fue a la mierda cuando apenas entró a la estación el primer día y la inconfundible cabellera llena de risos verdosos se cruzó en su campo visual.

Sí, su "amigo de infancia" se reclutó en la misma estación que él. Demonios, debió suponerlo, el jodido nerd admiraba a Toshinori al igual que él. Y eso no fue lo peor, no señor, sino que el bastardo mitad y mitad también estaba ahí.

Los primeros días trató de ignorarlos, pero como los tres eran nuevos, estaban obligados a trabajar en conjunto.

Ahí comenzaron nuevamente sus roces con el par de raritos y claro, Toshinori lo reprendía 24/7 por su mala actitud hacia sus camaradas –aunque más parecía que defendía a su querido discípulo/favorito que otra cosa.-

La típica campanilla que tenían las cafeterías en la puerta para avisar de los nuevos clientes sonó, haciendo que hasta ese inocente sonidito le irritara al punto de gruñir. Bebería un café y se largaría a su casa. O al menos eso le gustaría hacer.

—¡Bienvenido! ¿Desea servirse algo en el local o para llevar? —El chico de la caja tenía la sonrisa más extraña que haya visto, sus dientes parecían los de un tiburón, un bonito tiburón de cabello rojo. Además de que su rostro brillaba demasiado con tremenda sonrisa que portaba.

"Me quedaré ciego si lo miro demasiado", pensó el rubio.

—Un latte simple, me serviré acá. —Respondió Bakugo lo más calmado que pudo. Hasta él mismo se sorprendió por eso.

Bueno, quizá fue lo mejor, el lindo pelirrojo no tenía la culpa de su jodida suerte. Si, fue por eso.

—Un latte será, oficial. Puede ir a sentarse y alguien llevará su orden.

Bakugo pagó y casi en modo automático caminó hasta una de las mesas vacías.

Oficial. El bonito cajero lo llamó oficial. Mierda, quiso sacar pecho y alzar su barbilla con orgullo solo por esa pequeña cosa.

Una vez se acomodó en su lugar, se desprendió la gorra de su uniforme para dejarla sobre la mesa. Volvió a suspirar frustrado mientras la veía, como si el pobre objeto fuera el culpable de todo lo malo. Incluso esa misma noche debía cumplir turno nocturno como castigo.

Ah, hasta ahí llegó su casi nulo relajo. Se puso a observar la cafetería para distraerse un poco. Primero, la ubicación estaba increíble, cerca de la estación y a pasos de su hogar. Parecía que le iba bastante bien a juzgar por la cantidad de mesas, en su mayoría ocupadas, el ambiente era por demás agradable.

La decoración era su agrado incluso; habían paredes con partes blancas, grises y uno que otro tono terracota (aunque dominaba más el rojo), algunas tenían unos mini murales con escenas de cómics americanos de súper héroes, mostradores con pasteles y tartas (seguramente de plástico), el recibidor era precioso, de madera tallada con pequeños dibujos tribales sin forma en las esquinas y la enorme pizarra de tiza que tenía el menú del día, promociones y hasta una frase que se le hizo ridícula pero graciosa.

—"Sé varonil y notarás la diferencia", soy un genio, ¿verdad que sí? —La agradable voz del cajero le sacó de pequeño análisis del local y movió sus manos para que pusiera su orden. — Estamos algo cortos de personal, así que yo le atenderé, mi nombre es Kirishima Eijiro.

—Bakugo Katsuki. —¿Por qué demonios le dijo su maldito nombre? — Gracias...Espera, yo no ordené las donitas.

—Es la primera vez que viene a "Riot", ¿no es así? Pues...considérelo como cortesía. —Respondió el pelirrojo con el mismo tono animado –y demasiado sonriente para la salud del rubio.-

—Me gustan, pero no quiero que tengas problema con el dueño...y deja de tratarme de "usted", estoy casi seguro que somos de la misma edad.

—De acuerdo, oficial Bakugo, disfruta tu café y tus donitas. —A paso lento el cajero/mesero se fue alejando.

—Hey, te digo que...

—Hombre, yo soy el dueño y repito, disfrútalo.

Luego de aquel día, el que Bakugo fuese a "Riot" cada vez que le tocaba cubrir el turno nocturno –ya fuera por horario o castigo) se hizo costumbre.

Una bonita costumbre.

Bakugo siguió teniendo una actitud arisca, enojona y volátil, pero con Kirishima se lograba calmar un poco.

Demonios, con Kirishima a su lado, a sus cortos 25 años notó que existían cosas pequeñas que te podían sacar una sonrisa. Como los días en los que habían pocos comensales y el pelirrojo se siente con él a beber un café con la excusa de que también era su hora de lunch.

—Entonces tú también querías ser policía. —Comentó con cierto asombro el rubio. — Tienes el físico adecuado y no pareces estúpido como para reprobar el examen teórico, digo, diriges una maldita cafetería solo. Por cierto, ¿Cómo te ha ido con el dientón y el cara de retrasado?

—Son tus amigos. —Rió el pelirrojo. — Sero es genial atendiendo las mesas, Denki fue algo denso al comienzo, pero ahora maneja la cafetera y la caja registradora como nadie. —Kirishima tomó uno de los Brownies que esa tarde compartía con el rubio y se lo comió lento, como si no quisiera responder aún a la interrogante que esos penetrantes ojos rubí le amonestaban. —...quería ser oficial de fuerzas especiales. Aprobé todos los exámenes de la academia, los físicos, los psicológicos y los teóricos, pero un accidente de auto me quitó ese sueño. —Un poco nervioso por la reacción de Bakugo, Kirishima se alzó apenas su pantalón para que su acompañante notase la prótesis  en su pierna derecha. Los ojos del oficial se abrieron con sorpresa pues al pelirrojo ni siquiera al caminar se le nota que posee una pierna artificial. El silencio reinó unos minutos en aquella mesa antes de oírse sólo el suspiro por parte de Eijiro. — Creo que...volveré al trabajo, fue bueno hablar contigo.

Bakugo, aún algo impactado por la noticia, alcanzó a toma una de las manos del chico y suspiró.

—Hey, no tienes que decir nada, sólo...

Antes de que siguiera hablando, Bakugo lo interrumpió. — Quería decirte que lo que sea que haya sucedido en ese accidente no fue tu maldita culpa. Por eso se le llaman "accidentes".

En ese frío día, a un par de meses de conocerse, Kirishima dejó que Bakugo sostuviese su mmano mientras se dejaba llevar por la frustración y las amargas lágrimas que bajaban por sus mejillas.

Sólo ese día, Katsuki le permitió perder esa bella sonrisa que día a día adornaba el atractivo rostro de Kirishima.




—Joven Bakugo, te he notado de mejor humor estos días, ¿Te ha pasado algo bueno?

—No realmente, ¿Por qué lo pregunta, Toshinori-san?

—Pues...pareces feliz. —Bakugo se quedó algo pasmado al oírle. Él era feliz. Tenía el trabajo de sus sueños. El departamento de sus sueños. El sueldo de sus sueños. Que tuviera una suerte de mierda era otra cosa. — Mejor dicho, pareces enamorado.

—Toshinori-san, eso ya es parte de mi vida personal, si me disculpa. —Bakugo se levantó del escritorio que le habían asignado para llevar unos casos pendientes a otra área de la estación. No es que estuviera huyendo, sólo que esos papeles debían llegar con los demás superiores, sólo eso.

A quién quería engañar, le aterraba la idea de estar enamorado. Mejor dicho, admitir que ya lo estaba y de alguien tan puro como Kirishima.

Aunque bueno, también debía aceptar que el pelirrojo fue lo único bueno que le pasó desde que entró a trabajar en la estación.

—Kacchan, tenemos un robo en progreso, nos piden como refuerzo. —Midoriya llegó a su lado con esa maldita seriedad que tanto le molestaba junto al baboso de Todoroki.

—En marcha.

El lugar era un circo, los bombero se aseguraron de apagar el pequeño siniestro que se formó quién sabe por qué, pero lo que hizo que la respiración de Katsuki se cortara y volviera a la normalidad sólo cuando sus pulmones ardían por algo de aire fue el lugar del suceso.

—Tenemos a uno de los antisociales, todas las unidades desplegarse por los alrededores, no puedo haber ido muy lejos. —La monótona voz del teniente Aizawa le sacó de su transe. Bakugo apretó la mandíbula y luego se dirigió al par de nerds.

—Oigan. Síganme. —Ambos oficiales sin dudarlo siguieron al rubio. Quién más instinto tenía desde antes de la academia era el rubio, por eso  vacilaron siquiera. Los tres llegaron al callejón donde la salida trasera de la cafetería se encontraba. Un callejón sin salida.

Todoroki detectó un movimiento en uno de los contenedores de basura y en total silencio desenfundó su arma, haciendo que los otros dos se pusieran en alerta justo cuando, desde el mismo contenedor, el imbécil que se atrevió a dañar la cafetería de Kirishima asomó su cabeza.

—No eres muy listo, ¿Eh, bastardo?

La grave voz de Bakugo hizo que el antisocial se asustara al ver a dos oficiales apuntarle sin siquiera temblar y al otro –el más peligroso sin duda.- queriendo saltarle directo a la yugular.

Entre los nervios por ser atrapado o baleado, el chico trató de escapar, tirándole inútilmente el bolso con el dinero que robó al rubio, siendo tacleado por este mismo apenas segundos después. Y claro, la paliza que le dio no lo olvidaría jamás.

—Maldito...t-te demandaré por uso excesivo de fuera. —Susurró apenas el delincuente una vez esposado y siendo llevado por Todoroki. Bakugo le gruñó en respuesta, controlándose para no terminar de partirle la cara al desgraciado.

Ah, ya se imaginaba el sermón de Toshinori.

—Mh, Todoroki-kun. —Esta vez fue Midoriya quién habló. — ¿Eso fue uso excesivo de fuerza?

—Según las leyes y nuestro reglamento, la fuerza utilizada por Bakugo contra un delincuente en intento de fuga fue adecuada. —Respondió el joven con una media sonrisa dirigida al maleante.

Apenas los tres novatos entregaron al sujeto con sus superiores, fue que el rubio notó la ambulancia estacionada apenas a unos metros de distancia donde Kirishima estaba sentado en una de las camillas siendo atendido por un paramédico. Si bien, no se veían daños profundos, estaba muy golpeado.

Con un demonio, el corazón del ojirubí se golpeó contra el suelo de preocupación.

Cuando quiso caminar hacia el pelirrojo –más bien correr-, fue interceptado por su querido superior.

—Jóvenes, estoy muy orgulloso de ustedes. —Comenzó a decir su comandante y Bakugo sólo quería empujarlo e ir con Kirishima. — Quisiera felicitarlos como se debe por su primer arresto exitoso, pero el joven Bakugo debe hacer algo primero.

—¿Disculpe?

—Esta cafetería es la favorita de muchos oficiales tanto de nuestra estación como de otras, bomberos también viene aquí a comer de vez en cuando. Toshinori-san nos la recomendó cuando comenzamos a trabajar. —Respondió esta vez Todoroki.

—Kiri es muy agradable y siempre terminaba hablando de ti, Kacchan. —Midoriya le dedicó una de sus sonrisas y el rubio miró al decaído pelirrojo con asombro. — Se nota que le gustas. Anda, ve con él.

Desde hacía mucho tiempo que Bakugo no estaba tan nervioso como en ese momento.

—Hey, pelos parados. —Kirishima alzó su acuosa mirada y trató de sonreírle al rubio. — Maldición, no hagas eso.

—Todo mi trabajo...—Susurró el pelirrojo con la voz algo quebrada. Bakugo le rodeó con sus brazos como la joya más valiosa y delicada del universo para evitar a toda costa que llorara.

Katsuki acarició esos rojizos cabellos, sorprendiéndose una vez más por lo finos y suaves que eran. Guio su vista hacia el desastre en la cafetería y su corazón se volvió a encoger; los grandes ventanales que tanto le gustaban hechos trizas en el suelo, el bonito recibidor ahora negro luego de sufrir a causa del pequeño incendio, el mostrador con artículos coleccionables de Kirishima también sufrió. Lo demás también era un desastre.

—Entraron por la puerta trasera cuando Mina sacaba la basura. —Comenzó a relatar Kirishima. — El otro, después de sacar el dinero de la caja, le prendió fuego al mostrador para "eliminar sus huellas". Traté de apagarlo y me golpearon, pero con eso hice tiempo para que los chicos salieran por la puerta trasera y los llamaran. —Su voz sonaba cada vez más bajita gracias a que se amortiguaba con el pecho del rubio. — Uno de ellos notó mi prótesis y me pateó hasta romperla, cuando me estaban amarrando a una silla fue que llegaron los oficiales y me dejaron aquí desde entonces. Bomberos llegó minutos después y apagaron el fuego. Los chicos están bien menos mal...

De acuerdo, a esas alturas quería ir en ese mismo instante a la estación a moler a golpes a los hijos de perra. Se quedaron en silencio mientras los compañeros de Bakugo dispersaban a los curiosos amontonados cerca de la escena.

—Tú...realmente eres increíble. —Murmuró el rubio. Eres valiente por enfrentarlos pero también eres un estúpido suicida por hacerlo. Si no hubiesen sido retrasados, te habrían hecho cosas peores. —Alejó un poco a Kirishima y siguió hablando. — Eres un jodido imprudente...pero supongo que así me gustas.

—Bakugo...—Kirishima volvió a sonreír, esta vez con sinceridad y con las mejillas a juego con su cabello. — Tú también me gustas.

—Ya te estabas tardando. —Sabiendo lo que Kirishima deseaba, y ya para qué mentir, él también, se acercó para unir sus labios, disfrutando por primera vez el dulce sabor de Eijiro por unos segundos.

—Nunca dejas de sorprenderme, oficial Bakugo.

El nombrado mostró una ladina sonrisa, girándose una vez más hacia el local.

—¿Sabes? No luce tan mal, con un par de arreglos bastará. —El dueño de la cafetería le miró sorprendido y luego notó como algunos oficiales que quedaban en escena comenzaron a levantar algunos escombros, incluso Denki, Sero, Mina y Tokoyami estaban preparándose para comenzar a limpiar su lugar de trabajo.

—Nada me gustaría más que volver a ver mi cafetería llena de clientes, pero debo priorizar mi prótesis y el tratamiento.

—Eso se puede arreglar.

—Katsuki, puedo caminar por mi cuenta, para eso es la muleta. —Se quejó infantilmente el pelirrojo sin su habitual peinado gracias a que Bakugo le sacó a mitad de su terapia y cuando estaban por la zona, Bakugo le vendó los ojos.

—Cállate, sé que aún te duele caminar. —Claro, gracias al aporte que le hizo su tío Fat y en conjunto con sus ahorros, pudo costear una nueva prótesis, había salido muchísimo más cara que la anterior así que el tratamiento para acostumbrarse a ella era casi inalcanzable. Además de que tardaron dos meses en ajustarla y que quedara perfecta.

Y Bakugo estuvo con él en todo momento. Al comienzo le daba un poco vergüenza mostrarse frente al rubio, sobre todo que éste viera su pierna que finalizaba a la altura de la rodilla. Pero eso sólo las primeras veces, ya luego, durante las sesiones de ajuste era el ojirubí quien le consolaba y le daba ánimos con pequeñas muestras de cariño.

Lo más sorprendente fue cuando, un fin de semana sacó a Kirishima de su departamento para que comenzara su rehabilitación.

—¿Ya puedo mirar? —La nueva queja del pelirrojo quedó completamente opacada por el gran "¡Sorpresa!" de todos los presentes.

A Kirishima le brillaron los ojos de emoción cuando vio su preciosa cafetería como nueva, incluso con cosas extras, como las mesas al exterior con sombrilla.

—Katsuki...chicos...

—Es nuestro lugar favorito, hicimos algunas llamadas y resulta que tu tío tenía asegurado el establecimiento  así que con eso se pudo costear las reparaciones. Lo demás es sólo un extra de parte de la comunidad. —Comentó Toshinori con su enorme sonrisa de siempre. — Asegúrate de recuperar fuerzas para la inauguración, muchacho.

—Muchísimas gracias...—Susurró el emocionado pelirrojo, esta vez sosteniéndose por completo del rubio.

—Te dije que todo estaría bien. —Sonrió el rubio.

—Me...me faltará vida para pagar todo lo que has hecho por mí.

Katsuki sorprendió a Eijiro y a todos los presentes cuando robó un beso de los labios de su novio como si nada.

—Sólo quédate a mi lado y ya. No necesito más. —Kirishima asintió sin dudarlo y mientras Bakugo le ayudaba a llegar al interior de su renovado local, el rubio se le quedó mirando nuevamente. — Y también quiero de esas donitas que haces.

Kirishima se rió y volvió a asentir con ganas. — ¡Trato hecho!


¡Hasta aquí el día 1!

Espero que les haya gustado y que sigan leyendo los demás días<3.

Gigi.

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