Día 2: Piratas

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Aclaraciones:

|Este one-shot se basa en el mundo de One Piece|

Frutas del diablo/Akuma no mi: Son frutas místicas que tienen encerrado el poder de ciertos democions y  que otorgan a quienes la consumen habiliades. Sólo existe una de cada clase en el mundo.

Haki: Es una habilidad que todo humano posee desde su nacimiento, pero sólo pocos logran despertarlo, se define como la capacidad de dominar su energía espiritual como mejor les convenga; un sexto sentido agudizado, el poder de protegerse y atacar a mayor escala y el más raro de todos, el de dominar la voluntad de otros.

Den-den mushi: Caracoles vivos que sirven para la comunicación en este mundo, pueden ser cámaras de vídeo, faxes o teléfonos.

Las frutas del diablo.

Son tan preciadas como poco comunes en el mundo, sólo existe una de cada clase, algunas con poderes para batalla como para estrategias. Y claro, cada pirata o marino deseaba una para hacerse de su poder.

— ¡Bakugo, mira lo que encontré! —Gritó un niño de cabellos negros de al menos unos ocho años a otro de su misma edad que tenía cara de pocos amigos. — Esta fruta es rara. —Claro, era una especie de mora gigante y de color amarillo chillón, parecía un más bien un melón con pequeños diseños de fuego. O al menos eso pensó Kirishima. — Quizá está mala y por eso la tiraron...¡No te la comas!

— ¿Ah? —El rubio que le acompañaba le miró con la boca cual ardilla llena de nueces luego de darle al menos dos mascadas a la extraña fruta. — Pero tengo hambre y la vieja bruja hace la cena tarde.

—P-pero no sabemos si estaba mala o tenía veneno. —El pelinegro de dientes afilados se acercó aún más a su amigo para observar si tenía algún cambio, sin embargo no notó nada extraño. — Al menos pudiste haberme dejado un poco, yo también tenía hambre.

—Vayamos a ver si podemos conseguir más fruta en el mercado, aún me quedan unas monedas del trabajo que hice hace días. —El rubio giró su mirada para que su querido amigo no notase lo arrepentido que estaba, debió haberle compartido un poco.

Cuando llegaron al mercado luego de las clases de su pequeño pueblo, unos brabucones mayores quisieron estafarlos por las pocas berries que llevaban y grande fue la sorpresa de todos cuando de las manos del rubio se formaron pequeñas explosiones, logrando hacer que los adolescentes huyeran despavoridos.

—T-Tamaki-san me contó de esto una vez. —Comenzó a hablar Kirishima mientras yacían sentados en las ramas de su árbol favorito. — Se les llama frutas del diablo porque hacen que quien la coma tenga habilidades poco convencionales, en el agua serás plomo, por más que quieras no podrás volver a nadar en aguas marítimas. Creo que debemos ir con Tamaki-san y Mirio-san para que te vean...quizá esto te traiga problemas a la larga.

Tamaki Amajiki y Togata Mirio eran unos adolescentes de su pequeño pueblo que aspiraban a ser piratas. Como todo niño con grandes sueños que viven de la desgracia. El pueblo en el que residían era uno de los más pobres de una de las islas del West Blue, la marina también los tenía como marginados, los ladrones y piratas malos iban y venían, hacían lo que querían y nadie podía hacer nada para detenerlos.

Aunque, muchos años atrás, el segundo rey de los piratas conocido mundialmente por su valentía, el amor por sus camaradas y por sobre todo, vivir la vida con completa libertad junto a sus seres más queridos causaron una nueva era de piratería más calmada. Pero los malos bandos nunca faltaban.

Por más que el enorme legado de Mugiwara no Luffy siguiera vivo cual religión en el mundo, siempre existirá gente mal intencionada y con sed de poder sobre otros.

—Mh...según lo que estudiado de las frutas del diablo, esto es la Baku-baku no mi. —Los niños se le quedaron mirando por unos segundos sin comprenderlo del todo antes de que Mirio riera. — Significa que puedes crear explosiones aunque no sé bien cómo funciona.

—¿Cómo lograste activarla cuando los estaban molestando? —Preguntó esta vez la temblorosa voz de Tamaki tomando una de las pequeñas manos de Bakugo.

—Mis manos estaban muy sudadas porque no quería soltar las monedas que me querían quitar esos bastardos. Oh...¿Mi sudor hace explosiones? —Mirio se encogió de hombros y le sugirió que corriera un par de vueltas por su hogar para ver si era cierto.

Al cabo de unos minutos, el joven Bakugo no tenía ni rastros de sudor debido a su buen estado físico y su alta resistencia. Fue entonces que se enojó y apuntó uno de sus dedos al rubio mayor para gritarle que no funcionaba.

Sólo que mientras hacía eso, de su mano derecha salían pequeñas explosiones, haciendo que Kirishima y Tamaki aplaudieran.

Los días pasaron y Tamaki encontró en unos libros información de esa extraña y poderosa fruta del diablo.

—B-bueno, resulta que las glándulas sudoríparas en las manos de Bakugo secretan nitroglicerina y el verdadero poder está en cuando esa nitroglicerina se enciende. Por eso causa la explosión...—Tamaki terminó con el rostro rojo intenso por las miradas de los otros tres, realmente no estaba acostumbrado a ser el centro de atención.

—Fiuh, si ya eras peligroso ahora serás espectacular. —Rió Mirio luego de darle unas palmadas en la espalda al oji rubí. — ¿No quieres ser parte de mi tripulación pirata? Tamaki cumplirá los dieciocho en dos semanas y partiremos en nuestra aventura por el mar buscando lo mismo que Luffy y sus compañeros; libertad.

Bakugo se emocionó en primer lugar. Salir de esa asquerosa isla era su sueño, el refugio para niños como él quedaría en el pasado y todo sería mejor. Pero hubo algo que le impidió aceptar, mejor dicho alguien. Kirishima sonreía como siempre, pero se le notaba triste.

Claro, Bakugo fue su primer amigo en el refugio y el único que lo defendió de los brabucones más grandes.

—No gracias. Cuando cumpla la edad suficiente para salir de esa pocilga y robe el dinero necesario...formaré mi propia tripulación pirata. —Habló el niño rubio caminando hasta llegar al lado de Eijiro, donde le tomó por la muñeca. — Y este chico de acá será mi vice-capitán.

—Bakugo...

—¡Los estaremos esperando entonces, chicos!

—¡Kirishima, ¿tú te comiste mi jodido trozo de carne?! —Gritó un rubio de veinte años, caminando por su barco hasta llegar al, ahora, pelirrojo que terminaba de amarrar la vela al mástil.

—¡Por supuesto que no! Dijiste explícitamente que me arrancarías los dientes si lo volvía a hacer. —Se quejó el chico, bajándose con agilidad del mástil. — Pero creo saber quién fue, ¡Kota!

A los segundos llegó un niño con el rostro serio con los piratas, mirando hacia otro lado.

—¿Y bien? —Preguntó Katsuki.

—Lo siento, ¿bien? Pero deberías comer a tus horas, Kirishima-san se preocupa por tu salud y tú sólo la haces del tonto cuando se acercan marines u otros barcos.

—¿Qué dijiste, pequeña mierda...?

—Bueno, ya basta. Kota, lo que hiciste estuvo mal, según los cálculos de Jiro llegaremos en dos días a la isla para abastecernos y que tú vuelvas con Midoriya, ¿comprendes? No nos quedan muchas raciones y a menos que en estos momentos aparezca un Rey del Mar, puede que tengamos que reducir las porciones para todos. —Kirishima se rascó la nuca y luego se giró a ver al molesto capitán del barco. — Bakugo, ¿podemos hablar luego?

El rubio allí presente chistó la lengua y se fue la proa del barco a dormir una siesta, aunque Eijiro sabía la respuesta.

—Kirishima-san, ¿Por qué no eres tú el capitán? El estreñido de allá sólo les causa problemas. Hace dos días tuvieron una batalla con otros piratas y Mina-san con Aoyama-san, resultaron heridos. —Preguntó el infante.

—Es complicado, todos le juramos lealtad a Bakugo a pesar de todo...quizá es porque no lo conoces lo suficiente, ni a nosotros...después de todo, cuando los piratas de Shigaraki Tomura atacaron el barco de Midoriya y huiste porque creías que le causabas problemas, fue Bakugo quien tomó la iniciativa para contactarlo con el Den-den mushi para avisarle que estabas bien. Fue él quien curó un poco tus heridas, aunque debo admitir que es torpe en eso. —Se rió el pelirrojo, caminando con Kota a una de las sillas de descanso donde se encontraba Mina leyendo los nuevos carteles de recompensa.

—Hola, Kota-kun. —Saludó la pelirrosa.

—En este mundo donde la mayoría de los marines son malos y la mayoría de piratas buenos...debes ser más receptivo a todo eso, sé que apenas eres un niño que tiene mucho por descubrir, pero quisiera que tomaras un poco de conciencia también. Así como admiras a Midoriya, puedes admirar a Bakugo como capitán. —Kirishima le dedicó una pequeña sonrisa mientras el infante tomaba el nuevo cartel de Bakugo con una recompensa de 400 millones de berries. — ¿Lo ves? Si Bakugo no fuese tan genial como lo es, no tendría esa recompensa.

—Creo que lo comprendo un poco mejor...—Kirishima asintió y luego se fue hacia su capitán, dejando a Mina a cargo del pequeño. — Pero creo que a quién más admiro es a Kirishima-san.

—¿Verdad que si? Aunque tal como él lo dijo. —Mina sonrió sentándose correctamente en la silla de descanso, cuidando su brazo en recuperación. — Si Bakugo me lo pidiera, daría mi vida por él.

—¡Eso es...!

—¡Pero! Sé que él no me lo pedirá jamás...al contrario, Bakugo daría la vida por mí. —Mina también sonrió y pellizcó una de las mejillas de Kota. — Por eso es nuestro preciado capitán.

Siendo ya de noche, Blasty –nombre que Kirishima le dio al barco- navegaba más lento y sólo cuando se cercioró de que no había peligro alguno, Bakugo bajó con el ceño fruncido a su recamara individual en el lugar. Si bien sus camaradas tenían una habitación común para hombres y la otra para las chicas, él necesitaba su espacio e intimidad.

Además que no soportaba los ronquidos de Sero y Denki.

—Bakugo...—Kirishima le esperaba sentado en la cama del capitán con su típica expresión calmada y sólo hizo a Katsuki suspirar.

—¿Cuánto durará el sermón? —Kirishima negó con la cabeza y se acercó al rubio a quitarle la capa que solía llevar para dejarle el torso al desnudo. Quitó lentamente cada uno de sus collares y luego se puso detrás de este para abrazarlo. — ¿Kirishima?

—Lo sé, sé que no te gustan mucho esta clase de acercamientos, pero necesitaba recargar energías. —Contestó un risueño Eijiro con los ojos pequeños de sueño. Debía darle las gracias a Shoji por cubrir la vigilancia nocturna ese día.

Bakugo no dijo nada, sólo se giró en su lugar, tomando con algo de rudeza el rostro del pelirrojo para besarlo como no lo hacía en días.

Si bien todos en el barco conocían la relación de ese parcito, se negaban a tener esa clase de muestras fuera de esas cuatro paredes. No querían que nadie más se interpusiera entre ellos.

Al robarse una pequeña balsa del puerto en su isla, ambos ya siendo mayores de edad y pudiendo dejar el refugio, una de las tantas tardes en medio del mar cuando el hambre que tenían amenazaba con matarlos, Kirishima confesó lo que tanto le acongojaba. Que estaba enamorado de Katsuki.

Luego de eso, Kirishima no recuerda mucho, sólo que despertó en una cama cálida y un paño húmedo en su cabeza. Cuando se quiso levantar, notó que el rubio dormía arrodillado a su lado en una posición bastante incómoda, pero lo que más llamó su atención fueron sus heridas, tenía parches mal puestos en el rostro y ambos brazos vendados.

A la mañana siguiente, Bakugo le explicó que estuvo en la inconciencia dos días y que para ganar algo de dinero, en la misma isla que lograron arribar hacían apuestas por peleas callejeras. Y Bakugo peleó sólo para poder costear una habitación y comida para ambos.

Con el pasar de los días en esa misma isla, Kirishima descubrió una técnica que le haría más fuerte. Un hombre de mediana edad de nombre Crimnson Riot le enseñó a ocupar el Haki de endurecimiento.

Bakugo notó el enorme esfuerzo de Kirishima por mejorar en batalla, después de todo, no siempre estarían en calma y los marines estarían detrás de ellos apenas se convirtieran en verdaderos piratas.

Pasaron un par de meses entrenando con Crimnson, ambos mejoraron sus habilidades de batalla cuerpo a cuerpo y Katsuki, gracias al poder de su fruta del diablo, aprendió algo de batalla aérea.

Con el pasar de las semanas, lograron adquirir una carabela donde colgaron con orgullo su bandera pirata. El resto de su tripulación apareció con el pasar del tiempo, todos con el mismo sueño; libertad. Mina y Aoyama venían de una isla agricultura del South blue, a Sero lo rescataron de otros piratas, Denki apareció como naufrago un día cualquiera, Shoji era un ex marino que pidió unirse a la tripulación.

En su travesía también se hicieron de aliados como las amazonas, donde la nueva reina era Yaoyorozu Momo; los piratas Lemillion, la banda de Mirio y Tamaki; también estaba la banda de Midoriya por más que Bakugo lo negase.

Volviendo al presente, ambos seguían inmersos en los labios del otro. Kirishima acariciaba la cintura de su capitán con calma, rozando con delicadez las casi imperceptibles cicatrices de batalla que tenía. Se dejaron caer en la cama, siendo el pelirrojo quien se encontraba sobre el fuerte cuerpo de Bakugo, jadeando al separar momentáneamente sus labios.

Kirishima sonrió emocionado por causar tal sonrojo en el rostro de Katsuki y se acurrucaron en la cama. No tenían las energías suficientes para unirse carnalmente, pero al menos podrían dormir apegados el uno al otro, sintiendo la respiración de su amado por toda la noche.

—Buenas noches, Katsuki...

—Bien, ya llegamos. Sero se quedará en el barco y los demás nos distribuiremos las tareas para ahorrar tiempo si queremos volver a entrar a la Grand Line a pronto. Mocoso, tú te quedarás conmigo y Kirishima. —Señaló al niño. Los demás asintieron y quedaron en equipos de a dos. Mina y Denki irían a comprar cosas para abastecer la cocina, Aoyama y Shoji irían por implementos para el barco, como clavos o pólvora. — Y recuerden, si los jodidos marinos aparecen...más les vale patearles el trasero.

Los demás sonrieron conformes con la orden y en cuestión de segundos, todos se desplegaron a cumplirla.

—Y bien, se acerca la hora para que vuelvas con el nerd de mierda. —Kota gruñó pues seguía reacio a la actitud grosera del capitán del Blasty.

—Bakugo...—Advirtió Kirishima y antes de que comenzara con su discurso, una explosión en una de las playas cercanas los alertó. Joder, no llevaban ni una hora en la isla y ya habían problemas. Desde el aire, una figura iba cayendo a una increíble velocidad y sólo cuando se estrelló a sólo unos metros de distancia de donde ellos estaban, fue que notaron que se trataba de Midoriya.

—¡Izuku! —Gritó el pequeño bastante preocupado. Claro que pudo respirar con más tranquilidad cuando le vio levantarse como si nada.

—Hey bastardo, ¿qué está sucediendo? —Preguntó Katsuki cuando llegaron con el herido Midoriya.

—No sé cómo...los marinos se enteraron de que veníamos a esta isla...y de que tú también estarías acá. Nos quieren capturar para cobrar la recompensa. —El peliverde de apariencia juvenil y decidida movió un poco su hombro más lastimado para amenguar el dolor, volviendo a caminar al circo donde estaba el epicentro de la batalla.

—¿También te subieron la recompensa? —Todos corrían en dirección a la gran muralla de hielo que la mano derecha de Midoriya creó para ganar tiempo.

—Si...piden cuatrocientos cincuenta millones por mi cabeza y trecientos por la de Todoroki.

—¡¿Por qué tú, jodido bastardo, tienes una recompensa más alta que la mía?! —Reclamó el rubio.

—¡No es momento para eso! —Kirishima cruzó sus brazos endurecidos por el Haki, logrando bloquear apenas las balas que iban dirigidas a su capitán.

—Kota-kun, en serio me alegro mucho volver a verte y que estés a salvo, pero ahora necesito que te escondas hasta que todo esto termine, sino, ve hasta el barco y refúgiate con Tsuyu, ¿De acuerdo? —Midoriya acarició sus cabellos y se puso en posición de batalla, activando su fruta del diablo, la Kyo kyo no mi, aquella valiosa fruta donde puedes aumentar tus capacidades físicas como fuerza y velocidad tanto como quieras.

Kota rápidamente corrió hacia el barco de Midoriya, siendo bastante cuidadoso para que no le descubrieran.

Los otros tres piratas, inmediatamente se sumaron a la batalla, donde ambos capitanes se lucieron con sus asombrosos poderes y fuerza. Cuando ya todo estaba algo en calma y Uraraka se contactara con Tsuyu por el Den den mushi portátil para avisar que Kota ya estaba sano y salvo en el barco, fue la señal para que todos se fueran.

No se iban a arriesgar a que más marines llegaran.

Una vez la tripulación del Blasty se reunió, zarparon lo más rápido que podían, todos estaban a salvo, todo había salido bien para ellos.

—¡Capitán~! —Mina le tomó del brazo y se lo llevó lejos de Kirishima. — ¿Cómo le haremos para tener todo listo? Kirishima es igual a una mamá neurótica cuando queremos hacer algo.

—De eso yo me encargo, rosada. —Bakugo sonrió ladinamente y Mina se sonrojó al imaginar lo que pasaría entre esos dos.

En el amplio baño del barco, la parejita se encontraba dándose un merecido baño de tina luego del largo día que tuvieron, el pelirrojo incluso se encargaba de limpiar lo que más podía las heridas en las manos del ojirubí.

—Aún te lastimas ocupando ese nuevo movimiento. —Comentó el segundo al mando. — Deberías pensar mejor antes de ocuparlo.

—Tsk, te preocupas demasiado. —Bakugo se le quedó mirando un largo rato hasta que posó una de sus manos en la mejilla de Eijiro, acariciándola lentamente y claro, este último se dejó llevar. — ¿Sabes? En un comienzo insistías en ducharte conmigo sólo porque temías que me debilitara lo suficiente como para desmayarme a causa del agua, pero creo que fue sólo una excusa, ¿no es así?

—Bueno...supuse que un día me descubrirías. —Se rió Kirishima. — Pero es que eres parte importante en mi vida, yo adoro a los chicos, son como la familia que se nos negó desde el comienzo...pero tú...no sabría cómo decirlo, ¡Eres el más varonil de todos!

—En otras palabras, soy la persona que estás enamorado, ¿verdad? —Esta vez fue turno del rubio para soltar una ronca risa por el sonrojo de Eijiro. — Pero es cierto, puede que ahora tengamos una extraña familia con los chicos, pero...digamos que también eres especial porque estoy jodido por ti.

—¡Es lo más lindo que me has dicho en años! —Kirishima saltó sobre Bakugo, robándole el aliento con el intenso beso que le robó. — ¡Te amo, Katsuki!

—No me hagas decirlo, pero lo sabes ¿verdad? Que yo también...eso. —El pelirrojo asintió feliz y antes de que el rubio realmente perdiera todas sus energías, salieron del baño ya vestidos con ropas limpias.

Mina les esperaba cerca para llevarlos a la superficie del barco donde todos los demás arreglaban cosas para el banquete que había, las copas de sake y Denki afinaba una guitarra, seguramente para después.

—¿Qué es todo esto? —Preguntó Kirishima.

—Tienes una asquerosa memoria, pelos parados. Hoy se cumplen dos años desde la formación de esta rara tripulación. —Todos asintieron con una sonrisa y Shoji fue esta vez quien tomó la palabra.

—Ah, y Bakugo también quería celebrar su segundo aniversario como pareja.

—¡Eso no tenías que decirlo, te mataré! —Todos se rieron por el sonrojado rostro de Bakugo, quien perseguía al grandote con unas tremendas ganas de patearle el trasero.

—De ser así...—Kirishima tomó uno de las jarras con sake y la elevó, haciendo que todos hicieran lo mismo, incluso Bakugo se dedicó a estrangular con la mirada al musculoso mientras alzaba su jarra. — ¡Por más años navegando juntos en el Blasty!

—¡Salud! —Gritaron todos.

—Y...—Antes de chocar sus jarras, todos se quedaron mirando al nervioso capitán. — Por más años siendo mi pareja, Eijiro.

—Oh, esto es tan lindo. —Mina sonrió emocionada y esta vez sí brindaron todos.

Nadie sabe que le depara el destino a esta tripulación, pero si estaban todos unidos como hasta ahora, sin duda podrán enfrentarse a todo.

¡Día dos terminado!

Como no estoy acostumbrad a escribir para este fandom, sinceramente creí que no tendría visitas, pero veo que si hay gente que le gustó.

¡Esperen por el día de mañana!

Gigi

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