VII

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


“No me dejes ir, por favor”

════════════════

JiMin solo sabía que pronto, JungKook lo traía a sus pies. Tenía miedo cada vez peor, pero el miedo se convertía en necesidad e incertidumbre cuando estaba con JungKook.

Este nunca había dejado de ser su guía, por supuesto, pero ahora tenía un guía con el que podía besarse apasionadamente en la parte trasera del coche o mientras paseaban por las calles adoquinadas.

Unos días después de la noche en el claro— y de haberle tenido que contar todo a SeokJin cuando ambos regresaron a altas horas de la madrugada con la ropa hecha jirones y manchada de grasa de motor— volvieron allí para solearse un poco y tener un picnic.

SeokJin generosamente les había preparado el almuerzo y concedido una de sus botellas de vino más antigüas, alegando que «debían brindar por el amor joven», así que lo habían aprovechado sin chistar. Después de todo, la noche de disco todavía no llegaba y JiMin ansiaba tener un poco de alcohol en su sistema.

De inmediato luego de llegar colocaron las cosas y se pusieron a comer mientras hablaban de cosas triviales como la vez en la que TaeHyung fue llevado a la comisaría por pintar un paisaje trepado a un poste de seguridad o cuando NamJoon siguió a SeokJin durante un día completo porque no se animaba a pedirle su número, escondiéndose en los rincones para que este no se diera cuenta (tanto como un hombre de casi uno noventa pudiera pasar desapercibido, claro).

Al final JiMin terminó con el estómago lleno y doliendole de tanto reír. Se recostó sobre la fina tela que tenía debajo y JungKook hizo lo mismo.

El sol se ocultaba detrás de unas densas nubes negras a lo lejos.

—Dios, estoy lleno.

—¿No tienes lugar para el postre?— preguntó burlonamente JungKook, tocandole el pelo.

—Si el postre eres tú entonces no.

—Eso dolió.

—Pues a mi me duele la panza— el rubio bostezó y se giró hacia su pareja.—¿No vas a abrazarme?

JungKook rodó los ojos juguetón, acercándose al bailarín para sostenerlo contra él. JiMin suspiró, moviendo sus dedos entre los cabellos largos de JungKook para hacer nudos y luego desatarlos.

El menor solamente se quedó observando a JiMin con cariño.

—Sabes, JiMin... He estado componiendo.

—Ah, ¿sí? ¿La misma canción del otro día?

—En parte. Creo que la estaba mirando del lado equivocado, y ahora creo que sé qué estoy haciendo.

JiMin asintió, intentando concentrarse en las palabras de JungKook para no pensar en lo pesadamente lleno que se sentía. Su cabeza volvía a sentirse rara y su visión borrosa.

—Eso es bueno, Kookie— apretó el entrecejo, mirando sus dedos enredados entre el pelo castaño.—¿De dónde sacaste la inspiración para...? Uh...— JiMin tragó la bilis en su garganta, levantándose como un rayo para sostener su vientre. JungKook, alarmado, lo hizo también.

—JiMin...—

En eso, el susodicho se levantó tambaleante para llegar al otro lado del claro y entre los árboles, desechar todo lo que había estado comiendo. Apretó con fuerza los párpados y su cabeza dolió como si la estuvieran atravesando con algo.

Dio arcadas un par de veces antes de sentir el ácido quemarle la garganta y obligarse a tomar bocanadas profundas. La cabeza le seguía martillando y lágrimas se juntaron en sus párpados.

—Min...— susurró JungKook, quien parecia tener miedo de tocarlo. JiMin se apretó las sienes.

—Lo siento, Kook— jadeó y por fin JungKook se acuclilló junto a él para acogerlo en sus brazos.

—No tienes por qué. ¿Te duele algo?

JiMin sollozó, enterrándose en su hombro.

—Mi cabeza.

—Sé que podría ayudar. Ven— lo estiró hacia arriba y aunque JiMin se sentía mareado, lo siguió con las piernas tiritantes.

JungKook los guió hacia la cascada y el agua que se juntaba entre las piedras, para luego soltar a JiMin y quitarse la camisa blanca. En otro momento, JiMin se hubiera maravillado con el torso esculpido del menor, pero ahora solamente pensaba en lo mal que se sentía.

—El agua puede ayudar. No te preocupes, no está tan fría— tranquilizó, acercándose a JiMin.—Si quieres dejarte la camiseta puesta, puedes, o si no...—

—Q-Quítamela, por favor— una petición tan erótica se convirtió en un martirio al escucharlo de esa forma, y JungKook le quitó la prenda sin muchos rodeos.

JungKook se metió entonces en el agua, estirando una mano hacia JiMin para ayudarlo a meterse.

Una vez dentro también, JungKook lo abrazó por los hombros y JiMin tembló un poco más.

—Relájate y respira hondo, hyung— el rubio así lo hizo, guiándose por el ritmo con el que el pecho caliente de JungKook subía y bajaba. La frialdad del agua conjuntamente con la voz de JungKook hicieron que el dolor se disolviera de a poco. Los temblores siguieron, pero estos estaban lejos de ser por el dolor o frío.

—¿Mejor?

JiMin, con los ojos entreabiertos, solo pudo apreciar la silueta de su novio y el cielo detrás.

—Mejor.

Por alguna razón, los costados de sus mejillas siguieron húmedos pero no por el agua de la cascada.

═════════════════


La verdad era que desde ese día, nunca dejó de sentirse nauseabundo y mareado. Solamente que no lo dejó ver a nadie. Ni siquiera sabía por qué lo estaba ocultando, a parte de que esperaba que este se fuera por sí solo.

Por supuesto, solo lo estaba empeorando, pero mientras menos los hiciera sufrir, menos sufriría él también. Así que lo continuó manteniendo en secreto y pronto la noche de disco había llegado.

TaeHyung se presentó en su puerta con un descapotable verde y unos pantalones acampanados también verdes. Debía admitir que se veía bien, pero no era como que TaeHyung se viera mal alguna vez. Su pelo estaba peinado con gel excesivo y abrazó a JiMin cuando bajó del auto.

Ciao, mio angelo, te ves espectacular, ¿lo sabes?

JiMin sonrió, mirando el atuendo que a último minuto había podido poner junto. Esperaba que solamente fueran halagos vacíos, porque ni siquiera sabía si lo que llevaba era muy disco.

—Tú te ves mejor, Tae. Pareces sacado de Saturday Night Fever.

—Gracias, JiMinnie— le sonrió y JiMin olvidó sus dolores por un segundo.—¿Y donde está el colado de JungKook?

—Aquí— JungKook llegó desde adentro de la casa, luciendo un conjunto de tela Jeans y unas botas color café. Era simple, pero definitivamente podría pasar como un estilo ochentero.—¿Me extrañaste, Tae?

TaeHyung se cruzó de brazos.

—Ya cállate y sube al auto. Vas detrás, porque JiMin tiene que venir copiloto.

JungKook rodó los ojos y le plantó un beso en los labios a JiMin antes de ir hacia el auto.

JiMin abrió los ojos solo para ver a Tae con la mandíbula hasta el piso.

¡Santa Madre mia e di Gesù! ¿¡Cuando!?

JiMin le tomó del brazo para caminar hasta el auto no sin antes cerrar la puerta de la casa y despedirse de SeokJin y NamJoon acurrucados en el sofá de la sala.

—Te lo contaré de camino.

═════════════════

Aproximadamente veinte minutos más tarde, los tres ya estaban sentados a la mesa del restaurant al aire libre que ofrecía aquello. Por fortuna aunque hubiera nubes en el cielo, la tormenta aún no se libraba, lo que dejaba un agradable viento agrio y fresco entre las personas conglomeradas con ellos.

Estaban sentados a unas mesas del lugar en donde se presentaban artistas a bailar y cantar canciones retro, todos con trajes llamativos y tan buenas presentaciones que JiMin se había olvidado por completo lo deprimido que había estado.

De paso, las náuseas también se le habían olvidado y se encontraba comiendo con TaeHyung un enorme plato de Spaghetti, ya que JungKook había preferido una ensalada Caesar, alegando que sus abdominales «no venían de la nada».

A cada rato, ambos dejaban de comer para cantar las canciones que conocían y beber los tragos italianos que jamás hubiera pensado que existían.

Luego de un particular número musical, las luces que apuntaba al escenario se atenuaron y la presentadora, una chica rubia impresionantemente alta, comenzó a hablar en inglés, para sorpresa de JiMin.

Bienvenidos a todos, espero que les haya agradado esta noche de disco, traída a ustedes por el dueño del restaurant: ¡Bang Sihyuk!

Una ronda de aplausos sonó entre las mesas, a lo que los tres se unieron.

Como siempre, el señor Bang brinda un espacio especial a los talentos emergentes y a los que no, por lo que es un honor para mí anunciar la temática de la próxima noche de shows, ¿están preparados?

El público vitoreó y JiMin se acercó a Tae para susurrarle.

—¿Hacen esto siempre?

Tae asintió, ahuecando una mano cerca del oído de JiMin.

—Cada noche de viernes es algo diferente.

La mujer tocó el micrófono.

¿Qué es lo mejor que la nostalgia? ¡Un gran clásico, por supuesto! Por ello, el señor Bang ha decidido que la próxima noche será: ¡noche de clásicos! Traigan su mejor obra clásica o renombrada y aduéñense del escenario. Recuerden que ninguna presentación es innecesaria y anímense. ¡Las inscripciones están habilitadas en la fuente! ¡Grazie e buona notte!

De nuevo hubo aplausos y JiMin tuvo una idea. Sin embargo, antes de poder decirla, JungKook le tomó la mano que estaba posada sobre la mesa.

—¿Bailamos?— JiMin lo miró confundido, hasta que vio las luces atenuarse de nuevo, para dejar paso a unas tonalidades más oscuras y a una música retro lenta. A su alrededor, otras parejas se levantaban a pegarse unos con otros y moverse al ritmo de la música.

JiMin miró a TaeHyung.

—¿Estarás bien, Tae?

El otro castaño levantó la vista de su teléfono, parecía haber estado mensajeando a alguien.

—¿Qué? Sí, adelante. Estaré aquí esperándolos.

JiMin asintió y caminó con JungKook cerca de la pista de baile, dejando que este lo sostuviera de la cintura y lo pegara tanto que pudiera sentir sus músculos debajo de la camiseta.

Ninguno despegó la mirada del otro, balanceándose gentilmente.

JiMin acarició la piel de JungKook en su cuello, adicto al calor que este desprendía y al aroma de su colonia refinada.

—Creo que no te lo he dicho todavía... JiMin, te ves hermoso— murmuró el menor, y el otro sonrió tímido.

—Gracias, tú también, Kookie.

La música pareció hacerse un susurro. Las personas, parte de la pintura casi estática en la que se había convertido sus alrededores.

—¿Te estás... divirtiendo?

—Mucho. Todo es gracias a ustedes.

—Pues te lo mereces, hyung.

JiMin continuó sonriendo, y apoyó su cabeza contra el pecho del más alto, sintiéndose de pronto pequeño y vulnerable. Como si el simple hecho de que JungKook le estuviera sujetando la cintura era suficiente para mantenerlo allí en la tierra.

Se sentía tan... humano.

—Desearía que fuera así por siempre— murmuró tan bajito que JungKook no lo escuchó.—JungKookie.

—¿Sí?

—Quiero presentarme en la noche de clásicos. Podría, ¿no?

JungKook se detuvo abruptamente.

—Digo, necesito presentarme de nuevo y ¿qué mejor lugar que aquí?

JungKook lo tomó del rostro.

—Eso ya depende de ti. Más de uno sabrá quien eres.

—Realmente no me importa, pero, Kook...— JiMin tragó saliva.—Quiero que tú también te presentes. Necesito verte actuar una vez.

El rostro de JungKook cayó a una expresión lúgubre.

—No... No me pidas eso.

—Lo siento... es que... necesito hacerlo. Yo estaré en el público todo el tiempo y puedo ayudarte a superar...—

JungKook soltó la cintura de JiMin, sacudiendo la cabeza.

—No puedo, JiMin. Pídeme todo menos eso.

JiMin se acercó, sintiendo sus ojos aguarse.

—Pero no puedo pedirte la eternidad, ¿o sí? No puedo pedirte un «para siempre», porque somos mortales.

—JiMin...

—Olvídalo. Lo siento, de nuevo.

JiMin se secó las lágrimas y sin más caminó hacia la fuente, lejos de JungKook y lejos de nuevo, de la luz.

═════════════════

Dramática es mi segundo nombre :c

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro