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La señora Blight llamo a la mamá de Marcy en la mañana. Las clases de piano iban a adelantarse una hora, pues la señora Blight necesitaba llevar a uno de sus hijos a su cita con el dentista.

Marcy estuvo estresada toda la mañana. Su rutina estaba siendo modificada, y odiaba eso. Chasqueo los dedos durante todo el día, no durmió luego de desayunar y no pudo disfrutar de su almuerzo. Se cambio la ropa tres veces (Algo no muy típico en Marcy), hasta que se decidió por unos shorts negros y una camiseta con el logo de The Script. Finalmente, llego el turno de los zapatos.

Eligió un par de tenis blancos. Colocarlos era fácil para Marcy, pero atarlos...

Podía hacerlo, en verdad podía, pero sus manos no eran muy útiles para atar agujetas y solía tardar al menos cinco minutos con cada zapato. Su psicólogo decía que era a causa del Asperger, pero Marcy debía de admitir que podría atarse los zapatos mucho mejor si su madre no lo hiciera por ella todo el tiempo. Cansada de depender de aquella mujer, Marcy comenzó a atar sus zapatos. El proceso fue lento, pero finalmente logro hacerlo. La chica sonrío cuando noto haberlo logrado. Entonces, dándose cuenta de que aún faltaban varios minutos para que Ivy llegara a buscarla, Marcy camino hacia la ventana, apoyo su mano derecha en ella y miro hacia la habitación de la chica de la ventana. Aún estaba allí el papel que había visto en la mañana, ese que le deseaba unos buenos días.

Marcy sonrío de nuevo al verlo, y por primera vez desde que habían adelantado sus horas de piano dejo de chasquear los dedos. Desgraciadamente, la chica de la ventana aún no estaba en su habitación

"Por supuesto que no lo está, idiota. Ella aún debe estar en la escuela" Llamarse idiota era típico para Marcy. Fue entonces cuando recordó que no podría hablar con la chica de la ventana hasta la noche, por lo cual decidió tomar de nuevo la cinta, una hoja y un marcador.

"Hablamos en la noche, chica de la ventana"

Escribió, y luego con torpeza pego el papel sobre el vidrio. Pero Marcy no se sentía aun conforme, así que tomo otra hoja y escribió algo más.

"Estaré pensando en ti"

Sonrío al imaginar a la chica reír al leer lo que había escrito. Sin razón, la chica de la ventana ya era importante en la rutina de Marcy... "Por favor, idiota. Solo has hablado con ella un día. No pudo haberse vuelto importante tan rápido"

De repente su madre entro a su habitación sin golpear (Como siempre), interrumpiendo así sus pensamientos. Marcy se alejó lo más posible de la ventana, sabiendo que si su madre descubría sus conversaciones secretas no le permitiría volver a hablar con ella. Su madre era muy controladora con respecto a sus amistades, y las chicas que se conocen a través de ventanas y hojas de papel no estaban en el mejor puesto de la lista "Amigas que quiero para mi hija"

Sra. Wu: ¿Estás lista, Marcy?

Marcy: Sí... sí lo estoy.

Sra. Wu: ¿Y tus agujetas?

Marcy: Yo... bueno... yo las ate.

La Sra. Wu solo negó con la cabeza y miro los zapatos de Marcy. Frunció el ceño al verlas, se agacho y comenzó a desatarlas.

Marcy: ¡¿Qué haces?! -Pregunto alterada. Había estado más de diez minutos intentando atarlas y ella... ella había destruido todo su esfuerzo en menos de uno.

Sra. Wu: Voy a atarlas bien. No quiero que te caigas.

Y así era la Sra. Wu. Sobreprotectora, controladora y perfeccionista. Ella solo sabía ver las cosas negativas en su propia hija. En las mañanas, no veía a Marcy sobreviviendo a otra noche. Ella veía una cama que tender. En las tardes, no veía lo mucho que Marcy comía, sino lo poco que dejaba. Cuando reía, Ella no veía la felicidad de su hija, solo escuchaba un sonido demasiado alto. Y cuándo ataba sola sus zapatos, la Sra. Wu no veía este logro.

Ella veía un trabajo mal hecho. Cuando la Sra. Wu creyó que todo estaba en orden, sujeto el brazo de Marcy y la condujo hasta el auto, dónde Ivy las esperaba en el asiento delantero.

Ivy: Buenas tardes, Wu.

Marcy: Ivy, estás no son unas buenas tardes.

Sra. Wu: ¡Marcy!

Ivy: Tranquila señora, lo comprendo. Han modificado la rutina de Marcy, así que se siente bastante de malhumor.

Marcy: No estoy de malhumor...

Ivy: Si tú no estás de malhumor Sprig es un Power Ranger... ¡Te conozco Marcy! ¡No intentes mentirme!

Marcy: Ivy, Sprig no es un Power Ranger.

Ivy: Eso quiere decir que entonces tú estás de malhumor.

Marcy abrió la boca para protestar, pero el argumento de Ivy era bastante bueno para ella, así que la cerro de nuevo sabiendo que, por más que lo deseara, Sprig nunca sería un Power Ranger y ella seguiría de malhumor.

Sra. Wu: ¿Sprig es tu novio, Ivy?

Ivy: Sí, señora. Desde hace dos años... él es... Es perfecto -Dijo simplemente mientras sonreía.

Sra. Wu: ¿Y por qué nunca lo he conocido?

Marcy: El mes pasado fue a comer a nuestra casa, mamá.

Sra. Wu: Eso es imposible. El único chico que visito nuestra casa el mes pasado fue uno que media cerca de los dos metros y... no te ofendas Ivy... sería imposible que ella lo besara.

Ivy: En realidad... Ese chico es mi novio -Dijo sin ofenderse, sonriendo como solo sonríen los niños al hablar sobre sus madres: Con admiración, cariño, dulzura e inocencia, todo al mismo tiempo.

Marcy: Y no mide dos metros, mamá. Mide uno setenta y tres.

Sra. Wu: ¿Como lo sabes?

Marcy: Yo misma le pedí sus medidas esa noche. Sabes que me gusta saber cuánto miden las personas.

Sra. Wu: Esa rara obsesión tuya... Eso puede ser molesto para algunas personas, hija.

Marcy: Pero mamá... Yo... Yo necesito saber cosas como estas. Son importantes para mí.

Sra. Wu: Lo único importante para ti en este momento debería ser respirar.

Entonces Marcy, molesta, comenzó a chasquear los dedos inconscientemente.

Marcy: Que a ti te interesen cosas diferentes a las mías no quiere decir que las cosas que yo haga estén mal, mamá -Dijo, y lágrimas empezaron a caer por sus ojos. Marcy se volvía muy sensible cuándo de cosas que le gustaban se hablaba. Incluso una vez estuvo llorando durante todo el día cuándo encontró un montón de Tweets insultando a Lana del Rey. Ivy noto que Marcy estaba llorando y la abrazo por detrás del asiento.

Ivy: No llores, Marcy. Tú sabes que Sprig te quiere mucho, y darte sus medidas no fue un problema para él. Incluso, si lo deseas, puedes medirlo tú misma la próxima vez que lo veas.

Marcy: ¿De verdad?

Ivy: Jamás miento.

Y así fue como una sonrisa genuina ocupo el rostro de Marcy mientras se limpiaba las lágrimas del rostro. El rostro de la Sra. Wu, sin embargo, mostraba el desagrado que siempre mostraba cuándo las cosas no salían como quería.

Las clases de piano transcurrieron normalmente durante la primera hora. Como siempre, Ivy era la mejor. La música parecía ser algo natural en su sangre, y sus ágiles dedos tocaban todos los acordes que la señora Blight le indicaba.

Ivy, sin embargo, era un poco más lenta en aprender, pero aun así era bastante buena.

Como lo prometió, Marcy estuvo pensando en la chica de la ventana. Pensó en lo que esta estaría haciendo. Pensó que tal vez estaba llorando en su habitación, como siempre, y esto la hizo sentir particularmente triste. Durante el descanso, la señora Blight y Ivy conversaban mientras que Marcy pensaba en la chica de la ventana, en lo sola que tal vez estaba, cuándo una de las hijas de la señora Blight llego y todo dio un gran giro.

XX: Mamá, estoy en casa... -Su voz sonaba extraña. Adolorida. En cuento la señora Blight se volteo a saludarla abrió los ojos como platos.

Odalia: ¡Amity! -Lo dijo con horror, como si acabase de ver un fantasma-Ivy, Marcy, por favor ayúdenme -Pidió con algo de desesperación en su voz.

Cuando Ivy y Marcy se dieron la vuelta, se sorprendieron al encontrar a Amity con un ojo hinchado, la nariz sangrante, el labio partido, los nudillos morados y con la ropa sucia.

Sujetaba uno de sus costados e intentaba caminar mientras gemía de dolor, probablemente con una costilla rota. Ivy se levantó casi de inmediato y corrió a ayudar a Amity. Con ayuda de la señora Blight, la colocaron en el sillón.

Odalia: Iré por el botiquín -Dijo. Llego con él entre manos unos minutos después.

Amity: Mamá... te lo prometo... estoy... estoy bien -Comenzó a decir mientras su madre intentaba limpiarle la sangre del rostro.

Ivy: Amity, mi padre es doctor y se cuándo las personas están bien... Tú no lo estás.

Amity: Estoy bien... Solo... Necesito un baño... tengo que... Tengo que ir con Anne... Ella.... Ella está peor que yo...

La señora Blight abrió los ojos de inmediato al escuchar esto último.

Odalia: ¿Qué sucedió?

Amity: Lo de siempre, mamá.

Odalia: ¡¿Por qué no dejas de meterte en esas peleas?!

Amity: ¡No voy a dejar que la maten a golpes, mamá!

Odalia: ¡Entonces deberían decirle al director lo que sucede!

Amity: ¡El director es el padre de Guss! ¡Los protegerá a los dos!

Odalia: Entonces llamaremos a la policía...

Amity: ¡Ya lo hemos hecho, mamá! ¡Tú sabes que es lo que nos han respondido!

Ivy: "Los problemas de jóvenes escolares no nos interesan. Nosotros vamos a donde en verdad nos necesitan" -Cito con la cabeza gacha en un tono neutro. Ivy, Amity y Odalia voltearon a verla de inmediato. Por un momento habían olvidado que ella estaba allí.

Amity: ¿Cómo sabes eso?

Marcy: Es lo que... lo que siempre te responden... Otras veces lo has dicho... y yo... yo lo... lo memorice.

Amity: Tienes buena memoria, entonces.

Marcy: Gra... gracias.

Lo cierto es que a Marcy se le daba difícil hablar con extraños, y para ella Amity era una extraña, pues nunca se había detenido a tener una conversación con ella, así que esta era la razón de su tartamudeo. La única razón por la que Marcy estaba en aquella casa era para recibir sus lecciones de piano.

Ivy: Marcy, estás pálida... más de lo usual -Dijo corriendo hacía su amiga mientras la señora Blight intentaba desinfectar las heridas de Amity. En cuanto llego hasta ella coloco una mano en su frente y dijo preocupada: -Marcy, estas fría. ¿Te sientes mal?

Marcy solo pudo asentir. Se había comenzado a sentir mal desde que había visto a Amity. No, mal no. Muy mal.

Ivy: Llamare a tu mamá para que venga a buscarnos.

Marcy volvió a asentir, no logrando que palabras salieran de su boca. Fue entonces cuando lo hizo.

Marcy vomito.

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