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Anne Boonchuy amaba leer, y también escribir, aunque sabía que los finales de aquellos hermosos libros, tanto los felices como aquellos dramáticos, eran una completa farsa.

Anne sabía que Marcy y ella no terminarían sus vidas en medio de un paraíso tropical tomando agua de coco y siendo abanicadas por un par de esclavos extranjeros muy mal pagados... También sabía que ningún enemigo del pasado terminaría apuñalándola hasta la muerte, y que Marcy no la vería mientras se desangraba, y que mucho menos daría sus últimos suspiros mirando los verdes ojos llorosos de su mujer, recostada sobre su pecho, susurrando sus últimos deseos, sintiendo como la sangre salía por sus múltiples heridas.

Anne Boonchuy creía en los finales realistas, y en las vidas realistas. Gracias a esto sus dos primeras novelas se habían vendido realmente bien.

Las personas adoraban la forma en la que lograba crear historias fascinantes con finales tan comunes que podían ser reales. Anne sabía que lo hacían porque los lectores estaban tan acostumbrados a finales dramáticos y finales felices que se habían olvidado de los finales verdaderos.

Su trabajo como editora también estaba dando buenos frutos.

Se podría decir que, con todo su esfuerzo, Anne Boonchuy estaba triunfando.

Estaba entrando al auto luego de un largo día de trabajo cuándo recibió una llamada de su esposa, una hermosa foto de su sonriente y perfecto rostro apareciendo en la pantalla del celular junto a la melodía de una de las canciones de Lana del Rey.

Anne: Hola amor -Dijo con una sonrisa. Era extraño como Marcy, después de tres años de matrimonio, seguía haciéndola sentir como la chica de diecisiete años que la había visto a través de la ventana.

Marcy: Amor, se que probablemente estas muy cansada luego de trabajar, pero necesito que vengas al estudio. Mi auto se averió.

Anne: Te dije que no compraras esa chatarra, amor.

Marcy: Era lo único que podíamos pagar luego de comprar este estudio, remodelar el viejo departamento de Ivy y, bueno... tu sabes qué otra cosa.

A pesar de que Anne tenía buenos ingresos y de que el trabajo de Marcy les proporcionaba una buena cantidad de dinero, Anne estaba empezando en su carrera al igual que su esposa, lo cual no les permitía darse todos los lujos que cualquier persona querría.

Marcy: Puedo intentar repararlo si estas demasiado cansada. Estoy segura de que moviendo un par de cables...

Anne: No, yo solo... -Suspiro audiblemente-. Estaré allí en quince minutos ¿Bien? Solo compra un café y...

Marcy: Lo haré -Aceptó-... ¿Te entregaron los exámenes? -Pregunto después de unos segundos.

Por supuesto, Anne sabía que su esposa iba a querer hablar sobre aquello

Anne: Si -Admitió mientras comenzaba a conducir a través de las calles hacía el estudio de su esposa, dónde trabajaba junto a otro joven fotógrafo y un par de aprendices.

Marcy: ¿Qué tal?

Anne: No los he visto... -Contesto en voz baja.

No era como si Anne esperara un mejor resultado que el de la vez anterior.

Marcy: ¿Crees que funcione esta vez?

Anne: No lo se. Nuestro intento anterior fue un asco, y este podría ser igual, así que realmente no se que esperar...

Marcy: Vamos, Anne Banana, tienes que ser positiva. Esta vez es mi ovulo es el que está dentro de ti, y por si no te has dado cuenta los Wu somos fuertes, así que no dudo que dentro de menos de nueve meses tengamos a una pequeña niña de ojos verdes llamada Sana llorando en el departamento...

Anne: No la llamaremos Sana-Nego con desagrado, arrugando su nariz al instante-. Y tampoco le colocaremos nombres parecidos a los de las mellizas de Luz y Amity solo para combinar...

Las chicas habían tenido un par de hermosas niñas hacía ya casi dos años. Aunque físicamente se parecían a Luz, tenían la energía y la personalidad de Amity, lo cual las hacía insoportables.

Se llamaban Marie y Leah, y aunque Anne las amaba como si fuesen sus propias hijas, a veces quería atarlas a una silla y cerrar sus bocas con cinta adhesiva.

Marcy: Pero Amity va a cortarme mis dedos si no lo hacemos...

Anne: Ella estaba bromeando, Marcy-Le aclaro dulcemente.

Marcy: No parecía estar bromeando.

Anne: Entonces tendrás que verle el lado positivo a esto... Anne La Pasiva suena mal, pero Marcy La Pasiva tiene cierto encanto...

Marcy: Cállate. Me niego a perder mis dedos -Y aunque Anne escuchaba un pequeño toque de seriedad en su voz, la chica de ojos azules sabía que ahora su novia simplemente estaba bromeando.

Anne: Comienza a esconderlos ahora, Wu. Amity no tardara en ir a por ellos -Se burlo.

Y aunque habría esperado una fuerte carcajada, Anne solo escucho silencio.

Marcy: ¿Qué piensas de Oliver si es un niño? -Pregunto volviendo al tema con brusquedad-. Era el nombre de tu padre biologico y..

Anne: No -Se nego de inmediato, deteniéndose frente a un semáforo en rojo-. No quiero que nuestro hijo piense que escogimos su nombre pensando en una persona que murió...

Marcy: ¿Entonces...?

Anne: Lo decidiremos cuándo llegue el momento, Marcy-Le dijo con frialdad, intentando cortar el tema de raíz. No quería hablar de algo de lo cual aún no estaban seguras. No quería terminar deprimida-. En realidad, aún no sabemos si resulto. No quiero ilusionarme como la vez anterior.

Marcy: Bien -Acepto, aunque parecía decepcionada.

Anne:...Amor, tengo que colgar. Te veo allá ¿Bien?

Marcy: Bien.

[....]

Anne miro a su novia entrar al auto con la cabeza gacha, abrazando el viejo bolso donde guardaba un par de cámaras que siempre llevaba consigo por si alguna situación inesperada y que necesitara una fotografía aparecía.

Fue cuándo lo supo con solo mirar su cara.

Anne: ¿Tuviste un mal día, cierto?

Marcy simplemente asintió y Anne llego a sentirse algo mal por la conversación que habían tenido anteriormente, sabiendo que la había tratado con demasiada brusquedad solo por haber estado pensado en los nombres de sus futuros hijos.

Anne: ¿Quieres hablar?

Marcy asintió recostando su cabeza en el vidrio de la ventanilla, mirando el horizonte.

Marcy: Una de mis cámaras se rompió -Susurro sacándola cuidadosamente de su bolsa-. Fue la primera cámara que compre con mi propio dinero. Dicen que no puede arreglarse -Parecía realmente triste por esto y Anne solo pudo depositar su mano sobre la de su esposa dulcemente, acariciándola, conduciendo hacía su departamento con cuidado-... Luego vino una clienta bastante exigente que hizo que le tomara veintitrés fotos a su hija antes de que quedara lo suficientemente aceptable para ella. Dijo que mi trabajo era un asco y que no volvería -Anne se sintió enojada al instante. ¿Como podía esa estúpida pensar que el increíble trabajo de Marcy era un asco? Sujeto la mano de su esposa con fuerza, intentando no gritar e insultar a la mujer desconocida... Las fotos de Marcy eran mágicas, y no solo ella lo decía. Yuto, que había sido el maestro de su esposa tiempo atrás, estaba de acuerdo-... Y luego el auto se averió cuándo solo quería ir a nuestro departamento y dormir un poco para olvidar todo lo que paso... Esto apesta.

Anne: Si hablas del auto estoy segura de que fue Leah.. Ya sabes, Luz intento cambiarle el pañal ayer luego de que fuésemos al cine -Bromeo.

Marcy rio levemente y golpeo su hombro juguetonamente.

Marcy: Deja de imitarme.

Anne: ¿Imitarte?

Marcy: Ya sabes, no entender algunas cosas...

Anne: Bien, supongo que dejare de imitarte.

Marcy: Me parece maravilloso -Determino, Anne girando su cabeza unos instantes para admirar su hermosa y verdadera sonrisa. Algo le decía que era la primera vez que lo hacía en todo el día-... Ahora háblame de tu día. Tal vez eso me anime un poco.

Anne: Me fue bien -Dijo sin más.

Marcy: ¿Solo bien?

Anne: Solo bien...

Marcy: ¿Realmente no has visto los exámenes?

Anne suspiro y negó con su cabeza.

Sabía que Marcy estaba ansiosa, y debía admitir que ella también, pero realmente no quería pensar en eso hasta llegar a casa.

Anne : Quiero verlos contigo luego de hacer el amor -Susurro mirándola divertidamente, encontrándose a su esposa con una ceja elevada-. ¿Qué? No puedes culparme... Es tu culpa. Y de tu trasero.

Marcy: De lo único que te culpo ahora es de no conducir más rápido.

[....]

Anne recostó su cabeza sobre los pechos de Marcy y acaricio la enorme cicatriz entre ellos antes de bajar a sus blancas y tersas piernas, sonriendo dulcemente.

Anne: Eres increible -Susurro dulcemente con cierto cansancio en su voz.

Marcy: Tu lo eres -Aseguro besando su cabeza, rodeando su cintura con sus brazos

Anne: ¿Alguna vez te he dicho cuánto te amo?

Marcy: Miles de veces... -Responió, Anne sabiendo que había sonreído.

Anne: Pues lo hago -Dijo besando la parte superior de uno de los pechos desnudos de su esposa rápidamente-... Me encantan tus piernas -Murmuro acariciándolas de forma ascendente-. Amo tus caderas. Tu abdomen. Tu pecho. Tu cuello. Tus labios -Nombro mientras ascendía por su cuerpo-. Tu nariz. Tus ojos. Incluso me encantan tus oídos... Me encanta todo lo que tenga que ver contigo, Marcy Wu. Tú me encantas.

Marcy: Eso habría sido tierno si aún no tuviese un rio corriendo entre mis piernas... -Comento mordiendo su propio labio-. Lo del rio no es literal, pero sabes a lo que me refiero...

Anne: ¿No te pareció tierno?

Marcy: En mis condiciones, fue excitante.

Anne: Oh, vaya... Entonces supongo que soy increíble.

Marcy: Jodeme, Anne-Dijo, una sonrisa formándose en los labios de ambas al instante.

Usualmente quien usaba aquella frase era Anne, no la chica de ojos verdes, así que se sintió realmente sorprendida al escucharla.

Anne: No esperaba escuchar eso... -Sus manos comenzaban a vagar por el cuerpo de su esposa, haciéndola suspirar levemente mientras comenzaban a trazar los contornos de sus puntos sensibles.

Marcy: Lo se.

Anne: Hicimos el amor hace... Realmente no se cuánto tiempo. No cuento los minutos luego de hacer el amor... Pero... ¿En serio quieres otra ronda?

Marcy: Soy una mujer con bastante energía.

Anne: Pensé que querrías ver los exámenes...

Marcy: A la mierda los exámenes. Si estas embarazada aún tenemos ocho meses para que tu y yo lo sepamos.

La chica de ojos color azules simplemente rio antes de atacar los labios de su esposa ferozmente.

[....]

Luego de una sencilla cena fue Anne quien se ocupó de colocarle la insulina a Marcy, depositando un dulce beso en el lugar en el que su piel había sido atravesada por la aguja.

Lo hacía desde el día en el que se habían casado. Y estaba feliz de hacerlo. Era como demostrarle que estaría allí, tanto en las dificultades que pudieran durar solo unos días como en aquellas que fuesen constantes.

Anne sabía que existían cosas que podían eliminarse con unas cuántas cirugías y otras que simplemente siempre estaban allí. Marcy le había enseñado esto, y estaba realmente feliz de haberlo aprendido.

Marcy: ¿Crees que es hora? -Pregunto luego de lavar su plato y el de Anne, sujetando fuertemente el sobre que había permanecido sobre la mesa desde el día en el que había llegado.

Anne: Yo... no lo se -Respondió sentándose en una de las sillas del pequeño comedor. Si bien el departamento de Ivy era más grande que el que tenían en Nueva Yowk aun no dejaba de ser poco espacioso.

Marcy: Tal vez deberíamos lanzar una moneda...

Anne: No vamos a hacer eso, Marcy.

Marcy: ¿Qué sugieres? Tu no pareces decidirte entre abrirlo o no...

Anne: Necesito pizza...

Marcy: ¿Qué?

Anne: Dije que necesito pizza para pensarlo.

Como su historia era realista Marcy no se negó ni amenazo a Anne con no darle un trozo más de pizza hasta que abrieran ese sobre. Marcy simplemente llamo al repartidor.

Anne agradecía vivir una historia realista. Si no hubiese sido por eso no habría podido disfrutar de una deliciosa pizza luego de una corta espera de veinte minutos.

[....]

Como Anne vivía una historia realista reconsidero la opción de Marcy y tomo la decisión de que, al ser la única opción, era la que debía aceptar.

Anne: Tiremos la moneda -Dijo decidida a su esposa luego de tragar el último trozo de pizza.

Marcy levanto la vista del crucigrama que había estado haciendo mientras Anne comía y la miro con confusión unos segundos hasta que volvió a la realidad.

Anne: Si sale cara, lo abrimos. Si sale cruz, lo dejamos para otro día.

Marcy simplemente asintió.

Anne sabía que es esposa estaba nerviosa. La conocía lo suficientemente bien como para reconocer este sentimiento en sus ojos.

En cualquier historia dramática habría salido cara y se habrían visto obligadas a abrir el sobre por una extraña jugada del destino.

Pero como aquella era una historia real cuándo Marcy tiro la moneda y esta cayó sobre la mesa, el resultado fue cruz.

Anne: A la mierda la moneda -Dijo exasperada, tomando el pequeño objeto de plata entre sus monos y lanzándolo al suelo-. Vamos a abrir ese sobre y punto...

Fue cuando escucho a su esposa reír en un tono bastante bajo.

Anne: ¿De qué te ries? -Pregunto, no de mala forma. En realidad, ella también estaba riendo ahora que veía a su novia apenas respirar entre carcajadas.

Marcy: De ti -Contesto intentando controlarse-. Eres divertida.

Anne: Dejare de serlo si no abres ese sobre ahora mismo.

Marcy simplemente asintió y lo hizo.

Anne Boonchuy odiaba las historias con finales felices. Las odiaba porque el príncipe siempre llegaba en el momento justo para salvar a la princesa y, por muchas cosas que sucedieran siempre parecía conseguir la forma de salir sin ningún tipo de herida o daño psicológico de las malas situaciones. Las odiaba porque no le enseñaban lo que era el sufrimiento y le hacían creer que la vida era color rosa, solo para darse cuenta, dolorosamente, que su verdadero color es gris.

También odiaba las historias con finales tristes. Las odiaba porque en ellas el mundo no era gris: era negro. De diez cosas que se podían hacer, diez salían mal, y los protagonistas siempre solían tener la peor suerte del mundo. La chica con una enfermedad terminal siempre se enamoraba de un engreído fantasma, o de un hombre con problemas de memoria. La chica rubia siempre era asesinada por un criminal que había creído su padre, y el hombre de ojos grises siempre terminaba sufriendo de una enfermedad que acababa con su vida... No le gustaban las historias con finales tristes porque no le permitían apreciar las partes buenas de la vida.

Porque, aunque no lo notemos, la vida a veces puede ser buena.

Pero su historia era real.

No era una historia de final feliz, pues al abrir el sobre no se encontraron con la enorme confirmación de que el tratamiento de fertilización in vitro había funcionado, así que Marcy no pudo alzarla entre brazos y darle vueltas con lágrimas en los ojos para terminar abrazándola y llorando de felicidad sobre su hombro.

Pero que no hubiese funcionado no significaba que aquella fuese una historia de final triste.

[....]

Anne Boonchuy había aprendido que las historias con finales reales siempre suelen tener tristezas y alegrías en ellas, y por ello, el que estuviese llorando ahora mismo sobre los hombros de su esposa por la fallida segunda fertilización solo le indicaba que estaba viviendo una de esas historias.

Anne: ¿Es algo conmigo, cierto? -Pregunto tristemente, escondiendo su húmedo rostro en el cuello de la chica de la ventana, quien acariciaba su espalda dulcemente intentando darle consuelo-. ¿Tengo una falla? ¿Tengo algo malo?

Marcy: Nací con miles de fallas, Anne Banana. Se reconocer cuándo una persona las tiene... Tu estas bien. Solo... supongo que aún no es el momento -Intento consolarla.

Anne: ¿Y me querrías, aunque tuviera fallas?

Marcy: Te amaría.. Y amaría cada una de tus fallas.

Se hizo silencio durante un par de minutos, Anne sollozando sobre el hombro de la chica de ojos verdes, aferrándose fuertemente a su camiseta desteñida, intentando aliviar el dolor que la decepción había dejado en su corazón.

Marcy: ¿Quieres que hagamos algo para distraernos?... Tal vez podemos ver una película o...

Anne: No -Se negó de inmediato, alejándose de su esposa para luego limpiar las lágrimas que habían humedecido sus mejillas-. Ahora solo quiero meterme a la cama y dormir hasta mañana...

Marcy: Pero aún es temprano...

Anne: Lo se. Yo solo... Supongo que... necesito pensar.

Marcy se negó de inmediato cruzada de brazos.

Marcy: ¿No crees que sería mejor que habláramos de esto? -Aconsejo antes de caminar hacía el refrigerador sacando una botella de Coca-Cola del interior y otra de agua, sentándose en el borde de la ventana del pequeño departamento, la sucia pared del edificio vecino apreciándose a través de la ventana.

Anne: ¿Sabes que la gente suele beber cerveza y no Coca-Cola y agua mientras hace esto? -Intento burlarse mientras se sentaba entre las piernas de Marcy y apoyaba su cabeza en su hombro, suspirando.

Marcy: A ti no te gusta la cerveza -Respondió encogiéndose en hombros-... Y la Coca-Cola te garantiza diversión hasta la una de la mañana...

Anne simplemente rio levemente y tomo la botella de Colca-Cola entre manos, tomando unos cuántos tragos de esta bebida.

Anne: No sé si quiero intentarlo de nuevo, amor -Susurro mientras cerraba sus ojos unos instantes, aspirando el olor de Marcy y sintiéndose relajada cuándo uno de sus brazos rodeo su cintura protectoramente, acariciando la piel de su estómago bajo su camiseta.

Marcy: No puedes rendirte tan fácilmente, Anne Banana.

Anne: Lo hemos intentado dos veces, Marcy. Y antes de eso quisimos intentarlo contigo, pero el doctor dijo que, por tu historial, sería mejor no arriesgarnos... No quiero seguir decepcionándome, Marcy.

Marcy: ¿Cómo es que estas seguras de que vas a decepcionarte? ¿Cómo es que estas segura de que la próxima vez será como las anteriores?

Anne: No lo estoy -Dijo de inmediato en voz baja, dejando escapar un par de lágrimas que rápidamente descendieron por sus mejillas-. Pero tengo miedo...

Marcy: Todos tenemos miedo alguna vez. El punto es superarlo.

Anne: ¿Tu qué crees, Marcy?¿Tu crees que deberíamos intentarlo otra vez, a pesar de que todo podría ser de nuevo un completo fracaso?

Marcy suspiro contra su oído y no dijo nada hasta unos minutos después.

Marcy: Cuándo era pequeña y mis órganos fallaban los doctores nunca se rindieron. Si lo hubiesen hecho no estaría acá, casada contigo, hablando sobre ellos... Cuándo tu abuela murió no te diste por vencida. No me di por vencida cuándo mis órganos eran una mierda, y tu no lo hiciste cuándo la escuela era una mierda. No nos dimos por vencidas la primera vez que nos escribimos a través de nuestras ventanas y mi madre nos interrumpió. No nos dimos por vencidas cuándo estábamos a punto de hablar y Molly nos interrumpió. No nos dimos por vencidas las veces en las que fui al hospital. No nos dimos por vencidas todas esas veces en las que discutimos... Creo que incluso no nos dimos por vencidas cuándo me fui... No nos dimos por vencidas cuándo volví y mi madre iba a obligarme a casarme con ese estúpido. No nos dimos por vencidas las noches de frío en Nueva York. No te diste por vencida cuándo tu primer borrador fue rechazado, y yo no me di por vencida cuándo aquel chico no quiso contratarme para trabajar en su estudio... Y hoy no me di por vencida cuándo tuve un mal día de trabajo... Tu madre no se dio por vencida cuándo mi padre murió y se vio obligada a ser madre soltera hasta que Nico apareció. Luz no se dio por vencida cuándo Amity le confeso que se había enamorado de ella y por esta razón quería alejarla. Amity jamás se dará por vencida ante los intentos de Luz de ser la activa. Ivy no se dio por vencida cuándo Sprig murió. Gus y Mat no se dieron por vencidos con su relación. Sasha no se dio por vencida cuándo descubrió que Alex era un estúpido... Si la respuesta a todo fuese darse por vencido, Anne Boonchuy, ni tu ni yo estaríamos acá ahora mismo.

Anne: ¿Eso quiere decir que deberíamos intentarlo?

Anne no escucho a su esposa por un par de segundos.

Marcy: Solo quiero decir que no deberíamos darnos por vencidas, Anne Banana-Contesto.

Anne simplemente sonrió dulcemente, sabiendo de inmediato que Marcy tenía razón.

Ellas merecían ser felices y tener una familia como muchas otras personas en el mundo. No iban a darse por vencidas con eso.

Anne: Pero me gustaría esperar un par de meses...

Marcy: Bien -Accedió besando su cuello-. ¿Probaremos de nuevo con uno de mis óvulos o...?

Anne: Por supuesto -Accedió-... Es increíble ¿Cierto? -Pregunto después de unos cuántos segundos.

Marcy: ¿La pared sucia que tenemos delante? No, Anne Banana, no lo es. Preferiría tener vista al parque o algo así...

Anne: No hablo de eso -Rio golpeando una de sus piernas juguetonamente-. Hablo de todo esto.... Hablo de lo que las personas pueden hacer ahora... Es increíble como ellos pueden extraer unos cuántos de tus óvulos para luego fecundarlos y colocarlos dentro de mí. Es increíble como pueden hacer algo que se escucha tan simple para lograr que tantas personas en el mundo puedan tener una familia... Es casi... irreal.

Marcy: Casi... -Recalco besando su mejilla, justo donde la pequeña cicatriz causada por su caída de las escaleras estaba.

Anne dio un trago a la botella antes de mirar hacía la ventana.

Si bien era solo una pared sucia iluminada por la luz de la luna, uno nunca sabe lo que puede encontrarse mirando a través de las ventanas.

Anne, por ejemplo, había encontrado al amor de su vida.

Marcy: Mira -Dijo con un ligero entusiasmo-. Nos reflejamos.

Era cierto. En el vidrio de la ventana una opaca copia de ella y Marcy tiernamente abrazadas las miraban fijamente.

Anne: Nos vemos realmente bien juntas -Suspiro mientras juntaba su cuerpo con el de su mujer un poco más, suspirando ante la cómoda cercanía.

Marcy: Lo hacemos -Admitió con una sonrisa-... Hola Anne Banana-Saludo al reflejo golpeando el vidrio suavemente en el lugar en el cual se reflejaba la nariz de la menor.

Anne rio ante el gesto.

Anne: Puedes creer que, ¿Cuándo todo lo nuestro empezó, estábamos en ventanas separadas?

Marcy: Es casi irreal -Murmuro con una sonrisa mientras entrelazaba sus dedos con los de Anne, quien se mordió el labio inconscientemente al observar sus reflejos.

Anne: Es increíble como dos ventanas pasaron a ser solo una, y como dos personas pasaron de ser unas completas desconocidas a amarse perdidamente, al punto de ser una.

Marcy: Tienes razón -Dijo suavemente mientras sonreía a sus reflejos en la ventana.

Anne Boonchuy sabía que su historia con Marcy Wu tendría un final. También sabía que sería uno real.

Y como sabía esto quería disfrutar de los pequeños momentos como aquellos, bebiendo Coca-Cola despreocupadamente mientras su esposa la abrazaba, mirando sus opacos reflejos en la ventana, hablando sin tener idea de la hora.

Marcy: ¿Siempre, chica de la ventana? -Pregunto acercándose a sus labios.

Y aunque Anne Boonchuy odiaba los finales felices, por un minuto, se permitió creer en ellos.

Anne: Siempre -Prometió antes de besarla.

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