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Estuvieron hablando por lo que parecieron que parecieron ser horas. Hablaron sobre sus colores, lugares, artistas y deportes favoritos. La chica de la ventana amaba el softball, andar en patineta (Aunque no lo hacía muy seguido debido a su sobreprotectora madre), coleccionar monedas, la Nutella, Lana del rey, el color verde.

Ella le contó, en cambio, sus obsesiones con Twice, Maria and the diamonds, los gatos, la pizza, los lazos y la poca habilidad que tenía para la programación. Rieron como solo ríen amigas que se conocen desde hace diez años.

De vez en cuando, Anne dejaba salir de su boca comentarios sarcásticos, y de inmediato lo corregía todo, sabiendo que Marcy no podría entenderlos. Fue entonces cuando la madre de Anne toco la puerta.

Sra. Boonchuy: ¿Puedo pasar?

Anne: Mamá... tu -La chica de la ventana estaba asustada-... Estoy vistiéndome, mamá. ¿Podrías quedarte afuera?

Sra. Boonchuy: Claro. Solo te quería decir que la cena esta lista.

Anne: Mamá... en realidad me siento un poco mal. Creo que prefiero dormir.

Sra. Boonchuy: ¿Segura?

Anne: Si... Si me da hambre en la noche bajare y preparare algo, lo prometo

Sra. Boonchuy: Está... está bien.- Y en cuánto dijo esto, se fue.

Anne respiro hondo. La Sra. Boonchuy no era una madre de las que suelen enojarse por todo, pero encontrar a tu hija hablando con una desconocida a través de la ventana no debe de ser algo muy lindo.

Cuando Anne se volteo a mirar a la chica de la ventana, esta estaba chasqueando los dedos y mirando el suelo de la habitación.

Anne: ¿Qué sucede?

Marcy: Necesitas comer.

Anne: Comería si pudiera moverme...

Marcy: Puedes moverte. Acabas de mover tu cabeza.

Anne: Me refiero a que iría si pudiese caminar sin gritar.

Marcy: Oh -Su boca se abrió, sorprendida, como si hubiese olvidado el hecho de que Anne estaba lastimada- ¿Te duele mucho?

Anne: Lo normal. Tal vez no vaya mañana a la escuela.

Marcy: Eso sería genial...

Anne: ¿Perdón?

Marcy: Me refiero a que así podríamos hablar durante toda la mañana... No hablo con muchas personas, chica de la ventana, y cuándo lo hago no es divertido.

Anne: ¿Estás diciendo que es divertido hablar conmigo? -Pregunto, levantando una de sus cejas. La chica de la ventana solo se encogió de hombros, sonrió y la miro a los ojos por unos pequeños segundos. Durante sus conversaciones lo había hecho algunas veces, a veces por error y otras con miedo, como si quisiera detallar más sus ojos, como si fuesen casi tan hermosos como los de ella.

Marcy: Sí, supongo que sí.

Anne sonrió. Jamás se había sentido así. Jamás había sentido tantas mariposas revoloteando en su interior. Jamás había sentido tantos deseos de estar junto alguien. Jamás se había sentido tan feliz. Aquella chica lograba convertir su mundo en algo más positivo, más hermoso.

Ella era tan inocente, tan dulce y tan divertida detrás de aquella coraza de chica ruda vestida de negro con un rostro aparentemente infeliz. Era, simplemente... perfecta.

Anne: ¿Puedo ver tu brazo?

Marcy: ¿Mi brazo?

Anne: Me hablaste de una fistula. Quiero saber cómo luce.

La chica de ojos claros sonrió y luego saco su brazo por la ventana. Aún estaba algo lejos, pero ahora Anne era capaz de verlo mejor. La fistula era solo como una vena demasiado gruesa en el brazo de la chica. En realidad, no se veía tan mal si lo observaba de cerca.

Marcy: No es muy lindo, pero me sirve para vivir.

Anne: No está tan mal...

Marcy: ¿Estás mintiendo, verdad?

Anne: No, chica de la ventana.

No lo estoy haciendo. Fue allí cuándo aquellos hermosos ojos verga se iluminaron, como si "No está tan mal" fuese el mejor halago que había recibido jamás. Anne miro a la chica durante lo que parecieron ser horas, pero fueron en realidad solo unos cuantos segundos. Observo cada parte que podía ver de ella como si no la fuese a ver nunca más en su vida. Sus manos, su torso, sus hombros, su rostro. Incluso se permitió ver descaradamente, durante solo un par de segundos, sus pechos bien formados. Fue entonces, la chica de la ventana se dio cuenta de que la estaba mirando... Y también a donde.

Marcy: Comúnmente no me doy cuenta de que me miran, chica de la ventana, pero tu realmente no sabes disimular.

Anne se sonrojo y coloco ambas manos sobre su rostro. Jamás se había sentido tan avergonzada. Ella era genial, y seguramente... seguramente ahora la odiaba o pensaba que era una pervertida.

Anne: Lo siento... yo no... no debí...

Marcy: Tranquila, chica de la ventana... Pero la próxima vez intenta, aunque sea, no morderte el labio.

Anne: Mierda ¿En serio estaba mordiéndome el labio? -La chica de la ventana solo asintió-... Lo siento, yo... Yo no suelo hacer eso... Yo... yo no soy así, lo prometo.

Fue entonces cuando la chica de la ventana se echó a reír. Lo había hecho unas seis veces desde que habían comenzado a hablar, y siempre lo hacía por alguna tontería. Anne debía admitir que esto era bastante tierno. Mientras la chica de la ventana intentaba sofocar su risa, Anne la miraba con ternura, sonriendo dulcemente. Cuando su ataque de risa pareció marcharse del todo.

Anne: ¿Qué fue tan gracioso?

Marcy: Parecías estar a punto de llorar, chica de la ventana. Y tu rostro estaba bastante rojo... Te veías graciosa.

Anne: ¡Mi rostro no es gracioso, chica de la ventana!

Marcy: Si, si lo es -Contesto, mirándola a los ojos durante solo un par de segundos.

Anne: ¡No lo es!

Marcy: Claro que sí. Si yo hiciera lo mismo y tú me descubrieras no reaccionaria así -Dijo con su voz rasposa y ronca, intentando ocultar sus risas. Seguramente no se había dado cuenta de lo sexy que se había escuchado. Fue entonces cuando Anne abrió los ojos como platos y finalmente sonrío al imaginar aquellos ojos amarillos mirarla con más que un sentimiento de amistad.

Algo en lo más profundo de su ser se revolvió y la hizo sentir en el cielo durante medio segundo. "Concéntrate, Anne. No arruines esto. Ni siquiera sabes si a ella le gustan las chicas"

Marcy: ¿Por qué sonríes, chica de la ventana?

Anne: ¿En serio estás pensando en mirarme los pechos? -Pregunto, cruzándose de brazos y levantando una de sus cejas. La chica de la ventana volvió a reír, como si aquel fuese el mejor chiste del mundo. Como siempre que ella reía, Anne la observo con dulzura y una sonrisa en la cara. Finalmente, cuándo las risas se sofocaron, la chica de la ventana miro a Anne a los ojos y susurro rápidamente

Marcy: Ya lo he hecho, chica de la ventana -Su voz sonó ronca y rasposa una vez más. Los vellos de sus brazos se erizaron al escuchar eso. ¿Sabría la chica de la ventana los efectos que tenía sobre ella? Seguramente no.

Anne: Creo que... tu y yo deberíamos -Volvió a cubrirse el rostro con ambas manos, avergonzada- En serio necesitamos dejar de hablar sobre pechos si no quieres que muera de vergüenza ahora mismo.

Marcy: ¿Morir de vergüenza?

Anne: No es en serio. Es una...

Marcy: Expresión. Lo sabía.

Anne: Si..

Marcy: Em...creo que ya es bastante tarde -Dijo mientras miraba hacia el cielo cubierto de estrellas y decorado por una inmensa luna llena-. Mi madre pronto me llamara para que vaya a cenar y, al contrario que tu madre, ella no me dejara ir a la cama sin comer. Además, necesito mi insulina y... Creo que bajare ahora... Pero tal vez podremos hablar dentro de una hora si tu sigues despierta.

Anne se sintió bastante triste al escuchar esto. No quería dejar de hablar con la chica de la ventana, pero sabía que la salud de esta estaba por encima de los deseos de Anne, así que solo asintió con una falsa sonrisa en el rostro. La chica se levantó de donde estaba sin dejar de mirarla con sus hermosos ojos verdes y fue caminando lentamente hacia la puerta, pero antes de abrirla se volteo a mirar a Anne. Su corazón se aceleró.

Marcy: Mi nombre es Marcy. Marcy Wu

Y sin esperar a que Anne respondiera, se dio la vuelta, abrió la puerta y se marchó. Anne suspiro y coloco una mano sobre su pecho, intentando tranquilizar su corazón acelerado.

Anne: Marcy Wu -Dijo suavemente, como si las palabras no fuesen reales. Pero lo eran, y sonaban bastante bien con el sonido de su voz.

.....

Para matar el tiempo Anne decidió darse otro baño. Caminar hacía el baño no fue nada sencillo. Tuvo que sostenerse de todo lo que encontraba, y de vez en cuando un gemido se escapaba de sus labios. El agua fría le ayudo a aliviar sus músculos adoloridos. Estuvo en la ducha, pensando en los hermosos ojos de Marcy Wu por lo que parecieron ser horas.

Entonces noto el cuerpo entumecido, y con tristeza dijo adiós al agua fría y los claros ojos de su vecina. Tardo unos diez minutos secándose, sufriendo con cada mínimo movimiento. Vendarse y colocarse apósitos fue otro reto. Y vestirse... Eso fue lo peor.

¿Desde cuándo resultaba ser tan doloroso colocarse ropa interior, shorts rosas y una camisa de Amphibia?

Salió del baño esperando que Marcy ya estuviese en su habitación. Y así era. Estaba sentada en el borde de su ventana, con los pies en la intemperie y la cabeza recostada en uno de los marcos. Llevaba puestos unos shorts negros y una camiseta de The Owl House. También tenía puestas unas medias negras con calaveras que le llegaban hasta las rodillas.

"Es tan extraña y tan sexy al mismo tiempo que podría mirarla para siempre" Lo siguiente que noto fue que estaba dormida. Tal vez se había dormido esperándola. ¡SE HABIA DORMIDO EN EL BORDE DE UNA VENTANA! Corriendo y sin importar el dolor que sentía, Anne salió corriendo de su habitación.

No podía dejarla allí toda la noche. Podía caerse, podía hacerse daño, podía... "¡NO PIENSES EN ESO!" Salió de su casa con facilidad, pues sus padres ya estaban dormidos. Corrió lo más rápido que pudo hacía la casa de los Wu, sin importarle no poder ver nada a causa de la oscuridad e ignorando sus músculos adoloridos.

Finalmente llego hasta allí y sin siquiera saber que decir cuándo la puerta se abriera, toco el timbre. Unos minutos después, una mujer abrió la puerta.

Sra. Wu: ¿Qué quieres? -Pregunto sin más, mirándola de arriba a abajo. Fue entonces cuando Anne se dio cuenta de que no llevaba más que su pijama y unas pantuflas de perrito.

Anne: Si... em... yo... em... buenas noches... yo...

"¡Dilo! ¡Ella puede caerse en cualquier minuto! ¡Habla!"

Sra. Wu: Habla rápido. La noche no es eterna.

Anne: Su hija se quedó dormida en el borde su ventana. No intente despertarla, porque probablemente se hubiese asustado y caería... Yo... Yo solo quería decirle eso.

Sra. Wu: ¡Amor! -Llamo con desespero a un hombre sentado en el sofá, viendo fijamente el televisor, que transmitía una película demasiado sangrienta como para que Anne pudiese tolerarlo.

Sr. Wu: ¿Si?

Sra. Wu: ¡Marcy está en la ventana! -Exclamó preocupada, casi al borde de las lágrimas, mientras se sujetaba el cabello.

Sr. Wu: ¿Perdón?

Sra. Wu: ¡Ve! ¡Puede caerse!

Lo siguiente que Anne vio fue al padre de Marcy correr por las escaleras hacia el piso de arriba.

Sra. Wu: Gracias...

Y sin darle a Anne opción de responder, la madre de su vecina cerró la puerta. Suspirando y esperando que la chica de la ventana estuviese bien, Anne camino de vuelta a su casa. Subir por las escaleras hacía su habitación fue torturarte. Su reciente maratón ahora la estaba haciendo sentir como un pedazo inservible de piel y huesos.

Al llegar a su habitación lo primero que hizo fue acercarse a la ventana. Suspiro aliviado. La chica de la ventana estaba recostada en su cama, cubierta con una sábana y con las luces apagadas. Suspiro. Estaba bien. Y si Marcy estaba bien, ella estaba bien.

"¡Qué estás pensando?!" Entonces se dio cuenta de algo. Conocía el nombre de Marcy, pero ella no conocía su nombre. Tomo una hoja de papel y un marcador.

"Un gusto conocerte, Marcy Wu. Soy Anne Boonchuy y posiblemente soñare contigo"

Sonriendo tomo la hoja y la pego sobre la ventana. Se recostó sobre su cama, aun sonriendo, pensando en sus conversaciones con la chica de la ventana y en sus amarillos ojos. "Te estás enamorando, Anne" Pensó "Realmente lo está haciendo"

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