Adiós y gracias, reyes

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-Vamos Diane, ya es hora de llevar a estos 2 tontos al bar, tienen que recuperarse.- decía King mientras flotaba al lado de su gigante.

-Sí, es lo mejor ahora; supongo que deben estar exhaustos.- Diane sostuvo a los 2 amantes con una de sus manos, mientras ellos seguían medio dormidos luego de la pelea contra los 2 mandamientos.

-Tengo...mucho...sueño...- la diosa hablaba con uno de sus ojos abiertos, pero estaba más inconsciente que otra cosa.

-Sí sí, ya lo sabemos; ahora duérmanse ya...- el rey hada viraba los ojos; este cambio de fuerza en ella había sido más estremecedor de lo que pensó, por lo que se entendía muy bien el por qué de su condición.

-Zzz...- Meliodas había caído muerto en manos de la gigante, por lo que no articuló palabra alguna hasta llegar a la ventana de la habitación que compartía con su mujer.

King entró y los acomodó a ambos en la cama, dejándolos con sus ropas desgarradas; cuando se levanten, que ellos mismos se acomoden. Salió por la ventana junto a su amada gigante y se dirigieron a la entrada del bar, donde estaban los demás pecados.

-Merlín, ¿podrías darme otra de esas pastillas para encogerme, por favor?- se había agachado hasta quedar a la altura donde la mujer de cabello azabache flotaba.

-Claro, aquí tienes.- le respondió lanzándola la pastilla a su enorme mano.

-¡Gracias!- la arrojó a su boca y en cuestión de segundos, quedó en su tamaño pequeño, el cual adoraba cierto rey hada que no se alejaba de ella.

-Debemos entrar ya, no podemos ir a ningún lado mientras esos 2 estén muertos.- Ban tenía las manos atrás de su cabeza, y volteó hacia Elaine quien flotaba a su lado. -¿Tienes hamb... ¡Elaine!-

La pequeña hada estaba por desmayarse, pero él la sostuvo a tiempo con sus brazos, cuando vio que una de sus alas empezaba a deshacerse.

-Sus alas están...- King estaba en shock, mientras que lágrimas amenazaban con salir de sus ojos.

-Su tiempo está llegando a su fin...- decía Gowther con un deje de tristeza en su rostro.

-No...¡aún no, por favor!- el pecado de la avaricia la abrazaba a su cuerpo, temblando de la impotencia y la tristeza.

Merlín puso una de sus manos en su barbilla; tenía una idea de cómo salvar a la princesa hada.

-Ban, ¿haz intentado darle un poco de tu sangre? Si tienes parte de la fuente de la juventud en tu sangre, puede que haya posibilidad de mantenerla con vida.

-No tienes idea de la cantidad de veces que lo he intentado...- él no levantaba la mirada de su hada; estaba devastado.

-Ya veo...- fue lo que dijo la bruja, entendiendo lo que quería decir.

-Si tan sólo supiera cómo utilizar aquella técnica que usaba Gloxinia...- King apretaba su puño fuertemente, cuando la pequeña mano de Diane se posó sobre él.

-No te culpes a ti mismo, no de nuevo.- su amada mujer de castaños cabellos y hermosos ojos violeta sabía cómo calmarlo, aunque sus propios ojos estaban empapados en lágrimas, ya que quería buscar la manera de ayudar también.

El rey hada la miró detenidamente, de verdad estaba perdidamente enamorado de esa gigante que tanto cuidó hace 200 años, y hasta ahora se da cuenta que nunca debió suprimir sus recuerdos en ese momento. Le asintió con una pequeña sonrisa, y miró al resto de sus amigos.

-Mientras esos 2 no reaccionen, iremos a buscar a los primeros reyes de nuestros clanes. No nos esperen.-

-¿C-cómo piensan encontrarlos?- preguntaba Escanor curioso.

-Seguiremos su magia; ellos no están en Camelot.- respondía Diane.

-Ban, cuida a mi hermana por favor...- King se despedía de todos, mientras que su hermana estaba aparentemente dormida, pero su respiración era muy agitada.

-No me lo tiene que pedir 2 veces enano...Hagan todo lo que puedan, por ella...- las lágrimas ya se le asomaban en su rostro, pero eran totalmente de impotencia y dolor.

Ambos pecados le miraron decididos, y emprendieron el vuelo, siendo Diane cargada por King, en dirección a donde sentían la presencia de ambos ex-mandamientos.

//

Volaron por un largo rato, mientras que la noche se hacía cada vez más oscura, siendo alumbrada sólo por una hermosa luna llena, que los ayudaba en la dirección. Encontraron una pequeña laguna con una cascada, y decidieron detenerse un momento allí. El rey hada bajó cuidadosamente a su amada, temiendo de no lastimarla.

-¿Estás bien? Si te sientes incómoda en el vuelo, me lo puedes decir.-

Ella sólo le respondió con un pequeño beso en sus labios, que lo hizo enrojecer levemente. -Volando contigo nunca me sentiré incómoda, tonto.- le sonrió dulcemente mientras se dirigía al borde la laguna, para tomar algo de agua.

King tocó sus labios que hace unos instantes, habían sido brevemente invadidos por Diane, y la miró con dulzura, para acercarse al lado de ella. Ambos saciaron su sed y se sentaron un  momento en el borde del lago.

-¿Crees que nos quieran ayudar?- preguntaba ella dudosa, mientras sostenía sus rodillas con ambos brazos.

-No lo sé, pero por la prueba que nos colocaron donde vi claramente cuanto amaba a su hermana, puede que me quiera dar alguna pista.- lanzaba una piedra cercana al lago, temeroso de lo que ambos reyes pudieran decirles.

-Vaya, no pensé verlos tan pronto.-

Ambos se levantaron de golpe y se dieron la vuelta para enfrentar al responsable de esa voz.

-Gloxinia...- dijo King mientras llamaba a Chastiefol para ponerlo en posición defensiva.

-¿Por qué nos buscan?- Drole estaba con su clásico semblante tranquilo, mientras miraba curioso el tamaño de su descendiente. -Y sobre todo, ¿por qué tienes ese tamaño, Diane?-

-Esto...es gracias a una pastilla con magia...- Diane se enderezaba, tranquilizándose frente a los que les habían dado nuevas enseñanzas, y revelaciones también.

-Interesante, como cambian las cosas en 3000 años.- el portador de Basquias sonreía de manera ladina ante la aclaración.

-Gloxinia.- King habló seriamente, llamando la atención del mencionado. -Necesito tu ayuda, mi hermana está...muriendo.- agachó la cabeza mientras lo decía. -Un demonio la asesinó hace mucho tiempo, pero revivió gracias a la magia de Meláscula, quien ahora está muerta gracias a nosotros. No sé si puedas hacer algo por eso, pero no tengo a quién más recurrir... Por favor ayúdame...- decía él mientras su voz se quebraba.

El antiguo rey hada, abrió los ojos estando bastante sorprendido por la petición de King; él mismo no pudo proteger a su hermana, pero por lo menos ella estaba viva, a pesar de su terrible decisión de unirse a los 10 mandamientos por rencor. Sólo cerró los ojos, y con una sonrisa de compasión, le habló directamente.

-Cuando te dije que serías el rey hada más fuerte que haya existido, al tener tus alas completas, lo decía en serio. Esta compasión y amor que sientes por los tuyos, es una de las cosas que te hace fuerte. Sí hay una manera de mantenerla con vida, y ya te lo haz ganado, ¿no es así, Drole?-

El rey gigante sonrió. -Sí, ambos se han ganado todo esto.-

Los más jóvenes quedaron atónitos y confundidos ante las palabras de ambos, pero no les dio tiempo de analizarlo.

-Spirit Spear Basquias, mode 0, Real Life Droplet.-

Una hermosa y gigantesca flor salió del suelo, siendo sostenida por ambos reyes. Los pecados observaron como sus ancestros eran envueltos en una luz dorada, como si estuvieran desapareciendo frente a ellos.

-¡Gloxinia, Drole! ¿¡Qué están haciendo!?- King preguntaba asustado, al ver lo que realmente pretendían ellos.

Ellos los miraron mientras seguían siendo absorbidos por aquella hermosa flor. Van a ofrecer su vida para que la princesa pueda revivir completamente.

-Nuestros pecados fueron redimidos gracias a ustedes, y nuestras vidas no deberían existir ahora mismo. Esta es nuestra forma de agradecerles; no desperdicien nuestras vidas, y salven a la princesa hada.- el rey hada milenario, dejó caer una pequeña lágrima antes de desaparecer por completo, y le dirigió sus últimas palabras a ambos. -Mantengan sus cabezas en alto, reyes.-

Una luz cegadora los envolvió a ambos, impidiendo que vieran lo que sucedía. Al aclararse todo, vieron una pequeña flor roja, con una brillante gota de agua en su centro, que se sostenía en el aire. Drole y Gloxinia desaparecieron por completo, entregando sus vidas para salvar a Elaine.

King y Diane cayeron arrodillados, incrédulos de lo que acababan de ver. Agacharon sus cabezas en señal de respeto, y miraron al cielo agradeciendo el sacrificio de ambos.

-Muchas gracias reyes; su sacrificio será reconocido...-

//

Al volver al bar, llevaban consigo la flor con la gota de vida. A lo lejos se podía ver el sol que amenazaba con salir en cualquier momento. Abrieron la puerta principal y vieron a todos los pecados despiertos, incluyendo a Elizabeth y a Meliodas recuperados.

La diosa se puso de pie inmediatamente al verlos entrar. -¡Chicos! ¿Están bien?- se acercó a ellos agarrándolos por ambos brazos. -¿Encontraron a Drole y a Gloxinia?-

El pecado de la pereza y de la envidia se miraron por un segundo, y volvieron la mirada a su preocupada amiga. -Sí, y gracias a su sacrificio, podremos mantener a Elaine con vida.- respondió King, levantando la flor en sus manos.

El demonio y al diosa quedaron sorprendidos al escuchar que sus antiguos amigos habían sacrificado sus vidas para ayudarlos; al final, siempre fueron buenas monarcas y amigos, y decidieron terminar sus vidas con un acto tan noble como ese.

-¿Dónde está Elaine?- preguntó Diane mirando alrededor del salón.

-Está arriba, con Ban. Vamos.- Meliodas se había adelantado y ya estaba a mitad de las escaleras, alentándolos a seguirlo.

-Vayan, nosotros nos quedaremos aquí.- habló Merlín mientras estaba sentada con Escanor y Gowther.

Elizabeth, King y Diane subieron hacia la habitación, y encontraron a Ban sentado en una silla al pie de una delirante Elaine, quien ya tenía una de sus alas totalmente dañadas, cosa que logró encogerles el corazón a todos los presentes.

El zorro de la avaricia volteó hacia ellos, con sus ojos hinchados de tanto llorar y visiblemente cansado. -¿Lo lograron?- fue lo que pudo articular.

Meliodas y Elizabeth retrocedieron un poco, para darles espacio a los principales en esta situación. King se acercó a Elaine, quien ya respiraba muy levemente y con la boca medio abierta. Acercó la planta a su boca y dejó caer la milagrosa gota en ella.

-Regresa con nosotros, hermanita...- pensó al final.

Pasaron unos tortuosos segundos, y la princesa hada se levantó de golpe, con los ojos muy abiertos y buscando aire. Empezó a levitar encima de la cama, por lo que todos quedaron pendientes de la extraña situación. Ráfagas de viento abrieron abruptamente la ventana, para envolver por completo a Elaine; sus alas se recuperaron por completo, y el brillo majestuoso regresaba a ella. 

La tempestad momentánea pasó y la hada miró asustada a todos los presentes, principalmente a su hermano. -Pero qué...¿cómo es que estoy viva? ¿Qué fue lo que pasó?- preguntaba sorprendida.

El pecado de la avaricia y el de la pereza no podían contener sus lágrimas de felicidad; Elaine de verdad estaba de vuelta, tan radiante como siempre. 

-Gracias a un sacrificio de los anteriores reyes, Elaine. Entregaron sus vidas y nos las dieron en una gota de vida.- Diane fue la que habló, ya que ninguno de los mencionados podían hablar.

Ella se llevó las manos a la boca, sorprendida por lo que escuchó. Se miró las manos, las alas y su cuerpo flotante; en serio estaba viva, sin hechizos ni magia. Dirigió su vista a su amado, el cual no dejaba de mirar a su hermosa mujer, junto a su hermano, y se abalanzó a los brazos de ambos.

-¡Estoy viva chicos!- no dejaba de llorar de felicidad mientras temblaba. Ambos hombres abrazaban a la pequeña hada, uno con un amor fraternal y el otro con un amor de pareja; no cabían en la felicidad de tenerla de vuelta. -Hubiera querido darle las gracias a ambos, pero creo que eso lo hicieron ya...En serio, gracias por esto.-

King se separó de ella, y flotó hacia su mini gigante. -Sí, nosotros les mostramos nuestra gratitud, no te preocupes. Me alegra tenerte con vida, hermanita.- sonreía felizmente, mientras entrelazaba las manos con su amada.

El demonio y la diosa no cabían en su sentir; ver a sus amigos liberarse de aquel horrible sufrimiento los hacía realmente felices, y los incitaba a seguir adelante con su plan. Si ellos habían salido de esto, no se quedarían atrás.

Diane, King, Ban e Elaine voltearon a verlos a ambos, con una sonrisa y el ceño fruncido de decisión en sus rostros, cosa que tomó por sorpresa a los amantes.

-Capitán, princesa, ya es hora de seguir nuestro rumbo. Estamos listos.- Ban habló poniéndose de pie, con el puño frente a él.

Meliodas sonrió y pasó su pulgar por su rostro.

-Bien, nos dirigimos a nuestra batalla final; en camino a Camelot.-

//

Buenas tardes😁

¿Cómo están, qué hicieron este fin de semana? Es delicioso poder descansar luego de una semana de trabajo o estudio, ¿no es así?

Espero les haya gustado este capítulo; sé que no se centraba en nuestra hermosa pareja, pero era justo dedicar algo a las otras 2 parejitas.

Creo que podré traerles el próximo capítulo mañana en la noche, así que, ¡hasta entonces!

Besos💋,

ValyW❤️



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