Cita inesperada 2/3

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

-Uhm… ¿Sera que Isabella puede salir a jugar? –pregunto Marie desde la puerta con tono infantil.

La imagen se le hizo tan cómica a Reiji que no pudo evitar soltar una carcajada, era tan gracioso ver a Marie asomar su cabeza dentro de su estudio solo mostrando sus ojos y parte de sus mechones castaños, pidiendo permiso como si de una niña pequeña se tratara. La profunda risa del azabache despertó de su sueño a su novia.

-¿Qué pasa Reiji? –murmuro Isabella con voz somnolienta.

-Al parecer Marie quiere salir a jugar –explico Reiji calmando su risa, sin quitar sus gestos alegres de su rostro.

-¿Ya son las 4? –pregunto un tanto alarmada Isabella a su amiga castaña.

-Te estoy buscando desde hace rato para que te diera tiempo de cambiarte, claro, si es que quieres hacerlo –comento la castaña tímidamente desde la puerta –Son las 3:45.

Apurada, Isabella salió del regazo de su novio, deposito un beso en una de sus mejillas y corrió como un huracán en dirección a la puerta del estudio; dejando a una impresionada Marie parada en el marco de la puerta abierta de par en par y mirando con ojos incrédulos a Reiji, demostrando que no acababa de creer que el pelinegro permitiera esos gestos tan cariñosos y atípicos en su personalidad.

Reiji le dedico una mirada reprobatoria a la castaña y esta se inclinó como agradeciendo al azabache y se perdió por el pasillo.

-Salir una vez no va a matarme ¿O sí? –hablo en voz alta consigo mismo, mientras cerraba la puerta de su estudio.

Mientras Reiji se sumergía en sus pensamientos con un suspiro, una azabache se internaba en el cuarto de baño de su habitación, para refrescarse y posteriormente salir con su amiga y el novio de esta.  Cuando Isabella salió de la ducha se encontró con un vestido rosa de cuello tortuga, unos leggins negros, unas botas marrones de tacón bajo que le llegaban a las rodillas y una boina francesa de color negro. Emocionada por aquel conjunto tan francés la chica se vistió rápidamente, acomodo su cabello como pudo, salió de su habitación apresurada, cruzo el pasillo y bajo las escalinatas de mármol de dos en dos.

La azabache se reclino en sus rodillas para recuperar su aliento.

-Hasta que apareces –le dice Marie cuando Isabella vuelve a erguirse

-Cálmate, no es como si fuera tarde –dijo Shu a su novia.

Viéndolo bien, Isabella se percató de que Shu lucia distinto, no portaba ese uniforme que todos en la mansión llevaban, esta vez usaba una camisa de mangas largas y botones completamente desabrochada dejando ver una camiseta interior de color blanco, pantalones azules de jeans, zapatos de casuales azul y su típico reproductor MP3 en el cuello.

El escaneo de Isabella se detuvo cuando una persona aclarándose la garganta llamo su atención, era Reiji quien bajaba las escalinatas, él también estaba vestido diferente, sin dejar su estilo elegante de lado, el azabache usaba una chaqueta militar por encima de una camisa blanca de mangas largas, combinado con pantalones y zapatos casuales negros.

-¿Nos vamos? –pregunto con un tono irritado a su novia, a la par que extendía su mano derecha en dirección a ella.

-¿También iras? –pregunto con ilusión.

-¡Sí! Tendremos una cita doble –dijo emocionada Marie, para luego caminar junto a su novio hasta la salida de la mansión.

-¿No te gusta la idea? –pregunto un poco inseguro, pero sin dejarlo notar.

-¡Me encanta! –comento alegre Isabella.

La pareja de azabaches salió de la mansión, para encontrarse con dos coches negros muy lujosos aparcados frente a la entrada del hogar Sakamaki.

Shu y Marie ingresaron a un Ferrari 458 Italia color negro y Reiji sostuvo abierta la puerta del acompañante para Isabella de un Roll Royce Ghost igualmente negro. Encantada la pelinegra subió al auto y posteriormente lo hizo su novio. Ambos elegantes vehículos arrancaron y salieron a velocidad regular de la mansión, con rumbo al distrito comercial de la aparentemente apacible Umbrige.  

Ambos autos se estacionaron en una calle ciega de adoquines color arena, las parejas bajaron de sus respectivos vehículos, las chicas al verse empezaron a comentar muchas cosas sobre lo que comprarían y Marie le comentaba a su azabache amiga sobre su tienda de helados favorita, sus novios solo miraban en silencio las risas que proferían ambas jóvenes, sintiéndose dichosos de presenciar aquella energía y felicidad que emanaban sus novias.

Las parejas caminaron unas cuadras para encontrarse en una avenida larga llena de lujosas tiendas, cafeterías y locales de suvenires. La castaña del grupo comenzó a jalar la mano de su amiga en dirección a la primera boutique de ropa que se divisaba a lo largo de la avenida. Antes de entrar Shu se dirigió a su pareja, le murmuro algo, le pasó una tarjeta de crédito y se fue en otra dirección.

-¿No vendrá? –pregunto Isabella viendo que Shu se alejaba de ellos.

-No, a él, no le gusta venir de compras. Dice que es algo fastidioso –responde Marie disimulando su evidente tristeza-Él nos esperara en una cafetería de aquí cerca cuando terminemos.   La buena noticia es que me dijo que podía gastar cuanto quisiera –comento con un tono animado y brillitos en sus castaños ojos, mientras le enseñaba a su amiga una tarjeta American Express negra con el nombre del rubio en letras doradas.

-Pero esa cosa no tiene un límite de crédito –comento Isabella.

-¡Exacto! Comprare mucha ropa –dijo Marie emocionada, internándose en la tienda.

-Creí a ese vago mejor que esto –murmuro Reiji siguiendo con la mirada a Marie.

-¿A qué te refieres? –pregunto Isabella.

-La trae de compras y la deja sola con una tarjeta de crédito ¿Ese es su modo de cuidarla o hacerla feliz? ¡Es absurdo! –inquirió Reiji.

-Tienes razón, pero bueno estamos de compras. Entremos –comento con alegría la azabache.

Reiji e Isabella comenzaron a mirar los estantes y maniquíes de la boutique, pero cuando ellos localizaron alguna prenda que llamaba su atención, Marie paso a su lado con una montaña de ropa entre sus manos, directo a los cambiadores.

-¿Es rápida o solo muy entusiasta? –pregunto Isabella a su novio con una gota de sudor recorriendo su frente.

-Esa mujer es un misterio –murmuro en respuesta el vampiro.

Marie dentro del cambiador, suspiro y miro la montaña de conjuntos, faldas y blusas que había escogido; todos eran hermosos, pero había algo que ni todo el dinero del mundo o la ropa bonita podían hacer por ella; ninguna de esas cosas se compararía a la sensación de tener una verdadera cita con su amado Shu; pero debido a su forma de ser, eso no sucedería, él era como era y ella había elegido amarlo de esa manera.

La castaña se miró al espejo y comenzó a probarse, prenda tras prenda, pero al ella no estar de humor, nada terminaba de gustarle. Iba a quitarse el tercer vestido que se probaba cuando su amiga le llamo.

-Mari ¿Estas bien o te ahogaste entre un avalancha de ropa? –pregunto la pelinegra tocando la muerta del cambiador.

-Estoy bien –respondió la castaña saliendo del cubículo y mostrando el vestido que traía puesto.

-Ese vestido te queda genial –dijo la azabache admirando el sencillo vestido negro sin mangas, cuello redondeado y de falda hasta 5 dedos sobre la rodilla –Debes llevarlo.

-Está bien –respondió la castaña con tono cantarín.

Isabella entro a un probador contiguo al de su amiga y se probó las prendas que ella y su novio habían elegido.

Al final la pelinegra se decantó por tres faldas de talle A con un poco de vuelo en colores mate diferentes negro, vino y gris; dos blusas de transparencia sin mangas; un par de shorts y dos vestidos con bordes floreados en colores pastel.

Marie llevo el vestido negro que le recomendó su amiga, dos blusas mangas largas una blanca y otra de color vino; una falda talle A negra, dos corset uno negro y otro gris.

Marie pago primero y salió del local a observar otras vitrinas, mientras su cuñado y amiga pagaban su respectiva cuenta. Al cabo de unos minutos los pelinegros se reunieron con ella.

-¿Qué más vas a hacer Marie? –pregunto Reiji a su cuñada.

-Voy a seguir viendo por aquí ¿Necesitan hacer algo? –pregunto la castaña.

-Sí, quiero comprarle un vestido a Isabella y quería saber la tienda donde usualmente los compras tú –dijo Reiji.

-Es esa –respondió Marie, señalando una tienda de paredes grises y diseños en negro- ¿No me dijiste que no te gustaba el estilo Lolita Gótica? –pregunto a Isabella.

-¿Recuerdas tú lo que me dijiste después? –dijo Isabella en un tono algo extraño.

-Ohh –exclamo la castaña entendiendo la indirecta –Está bien ¿Necesitan que los acompañe?

-No, no hace falta –respondió Reiji apresuradamente sonando algo cortante.

Marie ante esa respuesta se sintió un poco mal, pero lo disimulo rápidamente y les dedico una sonrisa a los azabaches, para emprender nuevamente su camino.

-Si me necesitan, estaré en el Starbucks de la siguiente cuadra allí esta Shu –dijo la castaña desde la distancia.

Cuando ambos pelinegros vieron que la chica seguía su camino, ellos tomaron el suyo hasta la tienda que les señalo la castaña. Reiji tenía un vestido que reponerle a su cuñada.

-Aun no creo que Marie, siendo como es; compre en un lugar tan ¿Obscuro? –dijo el vampiro entrando a la dichosa tienda de vestidos.

-Ella dice que se viste así por Shu –comento mientras se acercaba perchero y comenzaba a buscar un vestido parecido al que ellos habían destruido la noche pasada.

-Particularmente, prefiero cuando se viste con colores claros. Parece más feliz, ella de oscuro me da la impresión de estar triste y es demasiado decir para alguien como yo –dijo el pelinegro mientras buscaba en otro conjunto de vestidos.

-¿Alguien como tú? –inquirió Isabella.

-Sí, que usa esos colores a diario –bromeo.

-Ah, ya lo capto ¿No sería mejor comprarle algo de ese estilo? Un vestido corto, floreado y rosa o blanco.

-Es buena idea, pero prefiero no tener que explicar que le paso al anterior –dijo Reiji mientras sacaba un gancho con un vestido idéntico al que Isabella uso cuando lo visito en su estudio.

-¿Y no podemos hacer ambas cosas? –pido la azabache mirando a su novio con ojitos brillosos de súplica.

-Está bien –acepto profiriendo un suspiro, mientras iba hasta la caja a pagar el dichoso vestido “darks” de su cuñada.

Marie seguía caminando entre las tiendas y para ser sincera con ella misma no quería ir a la cafetería donde estaba Shu, con tranquilidad entro en otra boutique de su agrado y estuvo curioseando vestidos un rato, encontró algunos floreados y de colores pastel que le resultaron bonitos y se dirigió a los cambiadores.

De los vestidos que se probó eligió comprar uno de color blanco con estampado de rosas rosadas con algunos toques de gris. Se dirigió a la zona de los zapatos y vio unos zapatos chatitos que asemejaban ser una zapatilla de ballet de color rosa pastel, encantada por los zapatos le pido a una dependienta que los buscara en su talla y mientras esperaba un muchacho se sentó a su lado.

-Linda elección –murmuro una voz profunda y masculina.

-Uhm, gracias –respondió Marie sin llegar a mirar al chico.

-Seguro a Shu le gustara, lucirás como un caramelito –dijo en tono sarcástico.

-No lo creas, no es su gus… -hablo Marie y al darse cuenta de que aquella persona conocía a su novio alzo la mirada encontrándose con unos ojos gris azulado – Ruki Mukami –comento con voz altanera al reconocer a su acompañante.

-No te pongas así, Caramelito. Ser acida no es lo tuyo –dijo con sorna el de cabellos oscuros.

-¿Qué quieres? –pregunto con el ceño fruncido.

-Nada, vi a una compañera de clases y pensé en saludar ¿Algo de malo? –pregunto Ruki haciéndose el inocente.

Era cierto, en el instituto nocturno Marie y Ruki asistían a la misma aula, mientras que Reiji y Shu eran de la clase contigua.

-No me fio de ustedes –respondió la castaña.

-No porque tu novio te haga creer que somos los malos significa que lo seamos –argumento Ruki.

-Ustedes le hicieron daño a mi amiga –dijo Marie sin medir sus palabras.

-¿Amiga? –Pregunto Ruki haciéndose nuevamente el inocente- ¿Isabella? ¿Termino en la casa Sakamaki? No tenía ni idea. En fin, no es como si volviéramos a buscarla. No nos interesan las sobras de los Sakamaki. Aunque tú, tú eres otro caso –comento con voz  galante.

- Jamás iré con ustedes –dijo Marie con sorna.

-En fin, la invitación está hecha. Puedes tomarla cuando gustes. Por cierto, ya ansió que comiencen las clases nuevamente.

-Sabes que esa academia nocturna es solo una pantalla –comento Marie.

-Una divertida pantalla –respondió esbozando una sonrisa landina.

Marie iba a replicar, pero una tercera voz los interrumpió. Era la dependienta, quien traía los zapatos para la castaña, seguidamente ella se los probó y sonrió ante lo bonitos que le quedaban.

-Se te ven muy bien, Caramelito. Deberías irte con el conjunto puesto –opino Ruki.

La castaña se emocionó ante la idea, pero recordó que a su rubio novio probablemente no le gustaría lo corto del vestido.

-Sí te gusta, úsalo. Que se joda Sakamaki Shu ¿Acaso él está aquí para halagarte o ayudarte a escoger? –comento Ruki con mala intención.

El ojiazul tomo una diadema floreada de una estantería y se la coloco en el cabello a Marie, recogiendo el flequillo de la chica hacia atrás.

-Te vez muy bien, Caramelito –dijo depositando un ligero beso en la frente de la chica- Au revoir –se despidió saliendo de la tienda.

 La castaña entre la duda y la molestia, decidió que se pondría el conjunto; sí a Shu le gustaba o no, ese era problema de él. Y mientras pagaba intentaba convencerse de que su decisión no tenía nada que ver con el consejo de Ruki Mukami.

Saliendo de la tienda con su ropa nueva, incluyendo la diadema que Ruki escogió para ella; Marie se encamino hasta una agencia de viajes donde se suponía imprimirían sus boletos y los de Isabella, pago con una tarjeta de crédito propia, escondió los boletos entre sus bolsas de compras y al salir se encamino a seguir comprando algunos zapatos, además de un traje de baño para ella y uno para Isabella. Ese viaje serviría no solo para que Isabella se aclarara, si no para poner en perspectiva sus propios intereses.

Mientras una castaña tomaba decisiones fundamentales para su relación, una pareja de pelinegros buscaba a su amiga y cuñada con la vista a lo largo de la avenida comercial, sin obtener mucho éxito. Ya llevaban algunos minutos de búsqueda y nada que localizaban a la castaña.

-¿Qué tan difícil es encontrar a una chica vestida de negro y rojo a plena luz del día? –comento Isabella.

-Tienes razón –murmuro Reiji.

-¡Lo sé! –grito frustrada.

-No me refiero a eso, estamos buscando a alguien vestida así, pero ¿Y si cambio de ropa? –razono el azabache.

-Es poco probable, pero eso nos resta más las posibilidades de encontrarla ¿Y si le preguntamos a Shu? Tal vez sepa dónde está.

-Lo vimos por el vidrio de la cafetería muy tranquilo, no tenía nada cerca suyo, si Marie hubiera estado con él le habría dejado sus compras –analizo el ojicarmesí.

-Es cierto ¿Entonces como la encontraremos? –pregunto Isabella.

-Por el aroma –contesto mientras cerraba sus ojos e inspiraba profundamente.

Reiji mantuvo cerrados sus ojos durante un par de segundos, al abrirlos tomo la mano de su novia y caminaron apresuradamente a lo largo de la avenida para localizar a una castaña vestida de colores pastel mientras salía de una tienda de artículos para la playa; ambos pelinegros estuvieron a punto de llamarla cuando vieron que Marie fue interceptada por un pelinegro de ojos azules que vestía chaqueta gris y pantalones oscuros.

-¿Planeas ir a la playa, Caramelito? –pregunto el azabache a la castaña.

-Ese no es tu asunto, Ruki Mukami –contesto cortante Marie.

-Cierto, con lo sobreprotector que es Shu. No te dejaría salir ni a medio kilómetro lejos de él ¿Construirá una piscina en su casa para que no tengas excusa de salir de la mansión? Es más, estoy seguro que anda por aquí cerca ¿Dónde está él? –pregunto Ruki con un profundo tono de ironía en la voz y fingiendo que buscaba con la mirada al mencionado rubio.

-Deja de intentar ponerme en contra de Shu –hablo con firmeza la castaña.

-No lo intento, tu misma sabes que estas harta de vivir entre las sombras, de vivir encerrada en torno a la vida perezosa de él. Sabes que deseas rebelarte en su contra, quieres dejar de ser sumisa; por cierto linda ropa, Caramelito –comento tomando la mano derecha de Marie y depositando un suave beso en la palma de su mano justo en la base de la muñeca, donde las azulinas venas de la castaña se mostraban.

-¡Suéltame! –exclamó

-¿Por qué debería? –murmuro su pregunta para luego abrir la boca mostrando sus colmillos en toda disposición de clavarse en las venas de la joven.

-Te dijo que la soltaras –intervino una voz masculina.

-Reiji –musito Marie.

-¿¡Quién te crees que… -intervino Isabella, pero al reconocer a Ruki se escondió temerosa tras la espalda de su novio.

Reiji al darse cuenta de la reacción de su novia, tuvo más ganas de torturar a Ruki.

-¡Pettite! ¡Qué alegría verte! Pensé que habías muerto en el bosque, te ves bien –hablo el azabache de ojos azules como si de verdad estuviera alegre de ver a la joven.

Asustada de lo que podía suceder entre ambos azabaches, Marie como pudo zafó su mano del agarre de Ruki que se había aflojado al ver a Isabella, recorrió rápidamente la distancia entre ella y Reiji, para interponer su cuerpo entre ambos vampiros a modo de barrera.

-Vete, no tenemos nada que ver contigo –hablo con voz amenazante.

-Bien, pero solo porque me lo pides tú; Caramelito. Au revoir –se dio la vuelta y se despidió con un gesto de su mano.

-Debemos irnos Reiji –hablo seriamente a su cuñado.

El azabache rodeo con su brazo los hombros de su novia, quien aun permanecía temblorosa ante el encuentro con uno de los Mukami y comenzaron a caminar en dirección a la cafetería donde los esperaba Shu.

-Nada de esto a Shu –pidió Marie a ambos azabaches antes de entrar al local.

Ambos azabaches aceptaron con un movimiento de sus cabezas, aun sin estar de acuerdo en censurar información que le interesaba en particular a Shu.

Vieron al rubio sentado en un apartado de una esquina y fueron hasta él, pidieron algunos postres y bebidas, Marie parloteaba sin cesar sobre sus compras a su novio, mientras este solo permanecía en silencio como si no la escuchara. Cansada de ser la única que llenara el silencio sugirió que era hora de volver a la mansión, todos aceptaron con un asentimiento de sus cabezas y se levantaron de sus asientos, Reiji pago su cuenta y Shu la suya.

Mientras los Sakamaki volvían a su casa en sus respectivos autos, los Mukami estaban reunidos en el recibidor de su hogar.

-¿Qué pudiste observar Ruki? –pregunto con tono condescendiente Karlheinz a su “hijo”.

-Es evidente que algo en ella cambio, huele diferente –contesto Ruki.

 -¿Debemos ir a buscarla? –pregunto emocionado Kou.

-¡Sí vallamos a pelear un rato! –hablo emocionado Yuma.

-Disfrutas mucho de pelear Yuma-kun –comento Azusa.

-Cálmense, démosle algo más de tiempo –dictamino el rubio mayor, mirando a los cuatro jóvenes con una sonrisa landina –Precipitarnos no la convertirá en Eva y a alguno de ustedes en Adán.

-Sí, padre –aceptaron los cuatro jóvenes la sugerencia del mayor.

-Entonces, si me disculpan; estaré en mi estudio –dijo Karlheinz para luego retirarse de la habitación.
-----------------------------------------------------------
Me tomo la eternidad subir esto, desde las 11am estoy tratando de publicar pero la página no abria correctamente en mi laptop. Ignoro si es culpa del internet, la página o mi computadora, aunque espero que no sea la última opción.

Sin mas que decir: Dedicado al mal humor de Yui_Sparda
Besos y Abrazos
Mia_GnzlzR

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro