Preparativos 1/3

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-¡¿Fugarnos?! –exclamo Isabella con los ojos completamente abiertos.

-¡Sshh! –silencio Marie a la morena- La idea de fugarse es que Shu y Reiji no se enteren –comento con obviedad.

-Entiendo el punto, pero ¿Cómo pretendes escaparte de los sentidos agudos de dos vampiros? –inquirió con lógica la pelinegra.

-De Shu me encargo yo, pero tú debes buscar la forma de esquivar a Reiji –dijo Marie dibujando una sonrisa pícara en sus labios- Pero primero, para viajar necesitamos ropa y para ser sincera no puedes pasar la vida vistiéndote como yo –comento mirando el atuendo de Isabella.

-En eso tienes razón, no te ofendas pero; exageras al vestir en casa –expreso Isabella con una mirada extraña.

-Es solo por un tiempo, tengo muchos estilos. Además creo que a Shu; y los Sakamaki en general les atrae el estilo Lolita Gótica -comento con tono cómplice.

-Uhmm, ya allí tiene más sentido la cosa –concordó la azabache- Volviendo al tema ¿Cuándo iremos de compras?

-¿Te parece esta tarde? –pregunto la castaña.

-¡Sí! –exclamo feliz- Pero, yo no tengo dinero –comento deprimida con una bruma negra a su alrededor.

-No te preocupes, dile a Reiji. Después de todo eres su novia –contesto Marie con ironía.

-Me da vergüenza –admitió la azabache.

-No debes tenerla, eres su novia. Eres LA NOVIA –dijo la de ojos chocolate resaltando las silabas.

Isabella lo medito por un momento y en un ataque de felicidad, saco el pecho y exclamo llena de emoción.

-¡Tienes razón! SOY LA NOVIA.

-¡Así se habla! –animo Marie.

-¿Así que ya se corrió la noticia? –inquirió una voz masculina.

Ambas jóvenes voltearon aterradas en dirección a la puerta del salón de música, para ver allí parado al dueño de aquella característica voz: Reiji.

-R-Reiji –tartamudeo Isabella.

-¿Cuánto llevas allí? –pregunto directamente, Marie.

-No mucho, solo desde el grito de: "Soy la novia". Te llevo un rato buscando Isabella –dijo el ojicarmesí ignorando la presencia de Marie.

-¿Para qué? –pregunto la aludida mirando con ojos de cordero degollado al vampiro.

-Dejamos un asunto pendiente esta mañana –puntualizó el hombre.

Isabella al recordar lo sucedido en la mañana, se sonrojó hasta las orejas. Marie con su usual agudo instinto detecto que allí pasó algo, generalmente daría intimidad a la pareja para que discutiera sus cosas, pero la curiosidad la mataba, además en su presencia era más fácil para Isabella pedirle a Reiji permiso y dinero para ir de compras. La castaña estuvo a punto de sacar el tema a colocación cuando una voz profunda y armoniosa le llamó.

-Marie –dijo Shu llamando la atención de todos en la habitación.

-¡Buen día Shu! –saludó efusivamente la castaña colgándose del cuello de su novio.

-Buenos días –respondió al saludo el ojiazul- ¿Aun no terminas tu practica? –pregunto al ver a Marie aun en body deportivo, shorts de licra y sus zapatillas.

Marie al percatarse de la situación se sonrojo, ella sabía que a Shu no le agradaba que sus hermanos la vieran en ropa tan pegada y escotada, por esa razón ella optaba por usar vestidos largos o faldas con pantimedias abajo.

-Uhm, s-sí. Me entretuve hablando con Isabella y se me fue la hora –contesto nerviosa.

Shu noto que su mirada ceñuda estaba inquietando a su novia y opto por cerrar los ojos, relajar el ceño, para volver a mirar con cariño aquellos ojos chocolate que lo tenían loco.

-No te preocupes, pero, trata que no vuelva a suceder –dijo el rubio a su novia, para luego quitarse el chaleco y colocarlo sobre los hombros de la castaña.

-Está bien Shu –dijo sonrojada- Oye –llamo la atención del ojiazul- Uhm, Isabella y yo queremos ir de compras, será que... ¿Podemos ir? –pregunto finalmente con los ojos brillosos y llenos de expectativa.

Shu emitió un suspiro de derrota ante la mirada de su pareja y asintió levemente. Reiji ante la inclusión de su pareja en el plan y del silencio de ella al pedirle su opinión, se molestó un poco.

-Hablaremos en la noche –dijo el pelinegro- Que se diviertan –comento para empezar a retirarse de la estancia.

-Reiji... -llamo Shu a su hermano- ¿Qué opinas tú? Aún estamos a la expectativa de que ELLOS aparezcan.

El azabache recordó que los Mukami estaban buscando a su ahora novia, pero su molestia podía más que su preocupación.

-Acompañaras a Marie ¿Verdad? – cuestiono Reiji.

Shu solo guardo silencio, pero eso basto como una respuesta afirmativa para Reiji.

-Entonces estarán bien –cometo el pelinegro para continuar con su retirada.

Luego de unos minutos de silencio, la voz estridente de Marie llamo la atención de sus otros acompañantes.

-¡Gracias Shu! –exclamo la castaña- De verdad eres un angel, Ririe –le susurro a su pareja, solo para él le oyese.

El rubio se sonrojo como nunca antes había visto Isabella y para disimularlo el joven volteo, para murmurar una despedida y salir apresuradamente del estudio.

-¡Bien! Al parecer tenemos permiso –dijo Marie con una deslumbrante sonrisa.

-Uhm, s-sí –concordó Isabella con la mirada decaída.

-¿Pasa algo? –pregunto la castaña ante la mirada deprimida de su amiga.

-¿Viste como Reiji me miro? Parecía molesto –respondió la azabache.

-Es verdad, pero seguramente esta algo irritado porque escuchó de mi lo de la salida –intuyo Marie- Tal vez deberías hablar con él y decirle que estabas dudosa de preguntarle porque llevan poco juntos.

-Pensara que no confió en él, pensara que no le quiero –comento Isabella con lágrimas en sus pestañas.

-Ve, la confianza es algo que se gana y no han convivido lo suficiente como para tener algo como eso. Y el amor, pues para eso buscaremos a Sebastian y terminaremos de definir lo que sientes; al volver sabrás como lidiar correctamente con Reiji. Ahora acompáñame, tenemos mucho que planear –dijo tendiéndole su mano a su amiga.

Ambas amigas subieron las escaleras de la mansión hasta llegar al segundo piso, donde caminaron por un ornamentado pasillo hasta una puerta de madera oscura con tallados de enredaderas de rosa y el pomo de metal plateado.

-Bienvenida a mi habitación –dijo Marie abriendo la puerta.

La azabache se maravilló con la gran cama matrimonial tipo King de postes y dosel blanco que combinaba con el edredón blanco con detalles rojos; muebles de madera oscura y tapizado rojo que hacían juego con la madera del tocador, espejo, mesa ratona y puertas corredizas del armario.

-¿Shu no se molestara porque yo esté aquí? –pregunto Isabella.

-No te preocupes, él nunca está aquí durante el día. Usualmente está en su habitación en las mañanas –contesto la castaña.

-¿Y eso? –pregunto la azabache extrañada.

-Posiblemente para darme mi espacio en esta inmensa mansión –comento ingresando a las puertas corredizas del armario.

-Debe ser difícil e incómodo vivir aquí –inquirió Isabella.

-A veces, pero uno tiende a crear un espacio. Cuando estoy entrenando o tocando el piano es mi momento sacro, donde me siento cómoda y plena; más aún, sí Shu está a mi lado –explico Marie con una sonrisa soñadora- Bueno, voy a bañarme. Deberías aprovechar para ir y hablar con Reiji, tardare algún tiempo –comento con una sonrisa.

Mientras la castaña entro al cuarto de baño, la azabache dio vueltas por la habitación con la cabeza baja. En su mente se debatía en: si ir o no a hablar con Reiji, la azabache se dirigió al tocador y se miró en el espejo. Ella sabía que no quería que Reiji estuviese molesto, la simple idea de que él se alejara de ella o permaneciera tratándola fríamente, le hacía sentir retortijones en el estómago. Decidida, Isabella salió de la habitación de su amiga y se dirigió al estudio de Reiji, donde con timidez toco la puerta.

La puerta fue abierta por Reiji segundos después, el joven impactado de ver a su novia solo se quedó observándola, como si no se creyera que ella estaba parada allí.

-¿P-puedo pasar? –pregunto la azabache con timidez.

-Sí –respondió el pelinegro con sequedad.

Cuando ambos azabaches entraron en el estudio, Isabella se quedó mirando aquellos ojos carmesíes que la intimidaban sin decir ni una palabra. Luego de un par interminable de minutos, Reiji comenzó a fruncir el ceño y pregunto con mayor rudeza de la que pretendía.

-¿A que debo tu visita?

-Uhm, R-Reiji yo –tartamudeaba la chica, pero cerro sus ojos y exhalo profundamente, para luego volver a abrir sus ojos, revelando unos profundos orbes azabaches llenos de decisión- Reiji, lo siento. Sí estas molesto porque no te dije lo de la salida, no era porque no confiara en ti. Es solo que apenas llevamos unas horas de novios y aun no sé cómo canalizar yo misma la noticia, para serte franca ni yo misma puedo creerlo. Lo que menos quiero en este mundo es herirte o traicionarte de alguna forma. Acababa de verte en una situación bastante vergonzosa y no sabía que decir, luego Marie comento lo de la salida y luego estabas molesto; pero sé que algo hay seguro dentro de mí. A pesar de lo poco que llevamos conociéndonos y lo poco que tenemos de vernos románticamente, yo te quiero y no digo ese tipo de cosas a la ligera. En fin, deseo que no sigas molesto. Por favor –suplico la azabache con ojos un tanto llorosos.

El joven Sakamaki estaba impresionado por las palabras de su novia y el mismo había quedado sin comentarios, lo cual era bastante extraño.

-No tienes nada que decir –dijo Isabella para luego acercarse hasta su novio y alzarse en las puntas de sus pies alcanzando a rozar los labios del azabache –Te quiero.

Isabella volvió a colocar sus talones en el piso y esbozo una radiante sonrisa para el anonado vampiro.

-Nos vemos en la noche Reiji –se despidió y salió del estudio.

Reiji al quedarse solo esbozo una ligera sonrisa ladeada y suspiro audiblemente.

-Esa mujer me saldrá cara –hablo irónicamente para sí mismo y volvió a sentarse en su escritorio para continuar limpiando el desastre que causo Raito en su estudio, por suerte la puerta fue reparada fácilmente.

Isabella se dirigió nuevamente a la habitación de su amiga castaña, para encontrarla muy sonriente frente a una computadora portátil de color plateado.

-¿Qué haces? –pregunto la azabache.

-Reviso mi Facebook –respondió con obviedad.

-¿Tienes internet? –preguntó sumamente emocionada.

-Claro, vivir en una casa victoriana no significa vivir en el siglo pasado –contesto Marie con ironía en la voz.

Ambas chicas se rieron un rato con videos en Youtube y sintieron hambre al ver los tutoriales de comida del Facebook de Marie; recordaron que entre tanta agitación en la mañana, se habían saltado el desayuno. Bajaron entre risas y chistes, y como dos niñas que planean hacer una travesura, ingresaron a la cocina. Prepararon té, algunas tostadas francesas con mermelada de fresa y cogieron algunas galletas para picar; lo arreglaron todo en una bandeja y salieron de la cocina para encontrarse con Shu al pie de las escaleras.

-¿Despierto? –pregunto Marie al ver a su novio activo siendo la diez de la mañana.

-¿No has desayunado? –respondió con una pregunta.

-Uhm, no. Íbamos a eso –respondió Marie.

-Bien, salimos a las 4 pm. Las esperare en el garaje, no se retrasen –dijo para luego perderse en dirección al estudio de música.

-Al parecer ya tenemos hora de salida; y niñera –hablo Isabella bromeando.

-Niñero –corrigió Marie.

-Lo que sea.

Las amigas volvieron a la alcoba y comieron con tranquilidad.

-¿Oye no tienes Facebook? –pregunto Marie a su amiga.

-Sí, pero no me he conectado desde que fui capturada –respondió Isabella.

-Pues, ábrelo –dijo la castaña pasándole la computadora.

La azabache ingreso a su página de la red social para encontrarse con miles de mensajes de su hermana y madre, preocupadas por no haber dicho nada de su paradero en mucho tiempo. Angustiada la azabache inmediatamente escribió a ambas para decirle que estaba bien y que solo había pasado mucho tiempo sin internet porque ganó una beca para estudiar piano en un internado de Alemania; Isabella vio como conveniente mentir ya que no quería poner en peligro a sus familiares con todo aquel alboroto de los vampiros.

-Hija desconsiderada –molesto Marie- Nunca pensaste en pedir un teléfono desde que llegaste.

-Han pasado muchas cosas y lo sabes. Simplemente me concentre en otras cosas –se defendió Isabella.

-Reiji –tosió Marie disimulando el nombre de aquella "cosa", que ocupaba prioridad en la mente de su amiga.

Ambas chicas revisaron las notificaciones y vieron algunas fotos juntas, cuando se dispusieron a revisar los mensajes de la azabache hubo un chat en particular que llamó su atención: Sebastian Michaelis.

La chica de ojos carbón tenía múltiples mensajes del atractivo pelinegro de la foto, el tono en que el hombre escribía denotaba excesiva preocupación por Isabella.

-¿Él es? –pregunto a medias Marie.

-Sí, mi novio, o ex, o lo que sea –respondió Isabella.

-¿Hace cuánto fue el último mensaje? –interrogo la castaña.

-Hace dos semanas, al parecer se rindió en buscarme –habló- ¿Qué pensara que me paso? –se preguntó a sí misma.

-Recuerda que para eso es que iremos a Francia. Resolveremos todo aquel vacío que dejo tu secuestro, calmaremos las aguas con tus familiares y de paso aclararemos lo tuyo con Sebastian. Luego de que todo este problema con los Mukami termine, seras libre de irte o quedarte –consoló la castaña a su amiga- Hablando del viaje, reservemos los boletos, pero antes... -dijo para comenzar a escribir un pequeño texto al azabache:

"Lo siento mucho, nos veremos pronto. Espero puedas escucharme"

-¿Qué diablos pretendes con ese mensaje ambiguo? –pregunto la azabache.

-Obtener una afirmación o negación de su parte, y así medimos su interés por ti –explico Marie.

-Ahora reservemos esos pasajes.

La castaña ingreso a una página web de una reconocida aerolínea francesa y reservo dos boletos ida y vuelta en primera clase, para dentro de dos semanas.

-¿Una semana? –pregunto Isabella.

-Sí, pasaremos una semana en París –afirmo con una sonrisa la castaña.

Las chicas continuaron conversando, mientras hacían la reservación de hotel. Una hora después las jóvenes bajaron para preparar almuerzo. En la cocina no había ningún ingrediente en el mesón principal, por lo que ambas chicas dedujeron que ese día, solo ellas comerían.

Entre risas y comentarios irrelevantes, las jóvenes prepararon un almuerzo ligero de pasta y salsa de queso con champiñones. Como era un día algo caluroso, las chicas decidieron preparar una jarra de té helado, tomaron unos postres de la heladera y salieron a comer en una mesa del jardín.

Entre la sombra de los árboles y la brisa primaveral, ambas amigas degustaron su almuerzo y postres, para luego volver a la mansión una hora después, lavaron los trastes y subieron nuevamente a la habitación de la castaña, donde encontraron a un dormido rubio, acostado sobre las sábanas blancas. Con una sonrisa en su rostro y un gesto de complicidad, la azabache se retiró para dejar a la pareja sola, durante un rato.

Isabella Pov's

Definitivamente, pasar la mañana confabulando con Marie; es agotador. Ahora debo pensar como lograre despistar a Reiji, para abordar un avión hasta Paris en dos semanas. Será complicado; seguro Shu y Reiji terminaran muy molestos. Pero es algo que debo hacer.

Fin del Isabella Pov's

Tan distraída iba la pelinegra en sus pensamientos, que choco accidentalmente contra el pecho de alguien.

-Dis-culpa –musito la pelinegra, para luego subir la mirada hasta su acompañante- R-Reiji, discúlpame. Iba distraída.

-no te preocupes ¿Y Marie? –observando la ausencia de la escandalosa castaña.

-Quedo en su habitación con Shu-san –respondió con una sonrisa.

-¿Por qué la risa? –pregunto mirando aquella sonrisilla disimulada de su novia.

-Es que; cuando entramos a la habitación de Marie luego de almorzar. Shu estaba dormido sobre la cama y Marie quedo como ida mirándole. De verdad parecen personas diferentes cuando están juntos –analizo.

-Es cierto, pero es irremediable. Shu es un niño mimado y a Marie con su actitud pegostosa no le molesta tener un novio que parece su hijo.

-Tienes, razón –concordó Isabella dejando escapar una carcajada.

Reiji al ver a su pareja reír tan desinhibidamente, no pudo evitar imitar la acción. Unos minutos después las risas terminaron y ambos azabaches quedaron viéndose mutuamente sin decir nada, pero no era el típico silencio incómodo. Era un silencio reconfortante para ambos.

-Entonces, no tienes nada que hacer hasta que salgan en la tarde –conjeturo Reiji.

-Sí, salimos a las 4pm –acoto Isabella.

-¿Quieres pasar el rato en el estudio conmigo? –invito extendiendo su mano hasta la azabache.

-Claro –acepto la joven.

Ambos pelinegros fueron tomados de la mano hasta el estudio de Reiji.

-Puedes leer lo que gustes –hablo el vampiro señalando los libreros de la habitación- Yo seguiré trabajando en el experimento del que te hable ayer.

-¿Puedo ayudar? –pregunto con ojos brillantes, llenos de ilusión.

-Sí –acepto Reiji.

La pareja trabajo tranquilamente en la preparación de una droga efectiva en vampiros, Reiji le indicaba a su novia los pasos que debía seguir y ella con gusto realizaba las acciones a la perfección, no hablaban más que del experimento. Luego de un rato ambos decidieron tomar un descanso y el vampiro bajo hasta la cocina para preparar té y algún postre para su pareja.

Cuando Reiji subió al estudio con una bandeja en manos, encontró a Isabella leyendo un manual de botánica acostada a lo largo del diván. Con una sonrisa se acercó a la pelinegra y deposito la bandeja en la mesa de centro, para sentarse en el borde del diván junto a su novia.

-¿Te interesan mucho las plantas? –pregunto el pelinegro.

-Bastante, son tan complicadas como un humano. A pesar de que su sistema es más simple de entender. Son fascinantes. Ellas ayudan aun cuando son mancilladas por los mismos a quienes ayudan –argumento la azabache más para ella, que para Reiji.

-Pienso igual –murmuro el vampiro.

Isabella retiro el libro de su vista, para encontrar a Reiji muy cerca suyo, provocando que un potente sonrojo invadiera sus mejillas. El azabache esbozo una sonrisa para su pareja y dirigió su atención a la mesa con la bandeja con té y tartaletas de frutas.

-¿Gustas? –pregunto.

-Claro –respondió Isabella con una resplandeciente sonrisa.

Reiji e Isabella, disfrutaron de su merienda comentando pequeños detalles sobre sus gustos e intereses, para terminar acostados en el diván. Reiji reposaba sobre su diván semisentado contra el brazo del mueble, una de sus manos sostenía abierto un libro y la otra reposaba sobre la cintura de su pareja que dormía encima de él usando su pecho como almohada. Extrañamente para el pelinegro, aquella posición era cómoda y le hacía sentir tranquilo; en ningún momento sintió que su espacio era invadido por aquella joven, resultan ser perfectos el uno para el otro, sus personalidades y gustos eran como piezas que se complementaban la una a la otra.

Entre aquellos pensamientos y sentimientos de paz, Reiji no dejaba de sonreír disimuladamente de forma sincera. Ese momento solo fue interrumpido por uno toquidos en la puerta del estudio y la posterior intrusión de una cabeza castaña al mismo.

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Okay, creo que esta sera la nota mas larga que he tenido que escribir. Esta historia ya va a cumplir un año desde que se empezó a publicar, y en vista de los acontecimientos creo conveniente darle fin lo mas pronto posible. Pero para ser sincera la inspiración ha estado escasa, por lo cual prontamente, en especifico esta misma semana estaré publicando los capítulos pertenecientes a un maratón. Ya organice mis ideas y tengo un hilo argumental solido con el cual trabajar. 

Sin mas que decir debo agradecer la paciencia de todas las personitas que leen esta historia y también agradecer su apoyo. 

Besos y Abrazos 

Mia_GnzlzR

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