33

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Cuando llegamos ya estaba anocheciendo. Habían sido casi dos horas de viaje, pero como mi familia había acordado tratar bien a tío Jordán no le dije nada, aunque en mi interior se me estaban asomando algunas calificaciones no tan buenas a mi querido tío.

Aparcó en la gravilla y las piedras crujieron bajo las ruedas. Continuaba lloviendo y la luz del cielo era de un color malva oscuro.

La cabaña que tenía ante mis ojos era sin duda muy cara. Estaba ubicada al lado de un lago con orilla de guijarros, era de madera, contaba con dos pisos y en sus techos de tejas despuntaban buhardillas.

—¿Vive acá? —pregunté bajándome del coche.

Él asintió mientras se apeaba y guardaba las llaves en el forro interno de su chaqueta.

Había dejado de hablar, supongo que por culpa. No lo sé. De pequeño, cuando me enfurruñaba con mi mamá y permanecía callado ella me miraba, me hacía cosquillas en el cuello y preguntaba: «¿Te comió la lengua el gato?»

Nunca supe cómo gatos pueden comer lenguas de niños. Para mí lo único que come la lengua es la culpa y la ansiedad.

Y vaya que Jordán tenía de las dos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro