16. Visibles. Parte 1

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Me despierta una llamada. Todavía tengo en mi mente imágenes de la fiesta en el plano astral a la que nos llevaron Tobías y Gustavo: era por la noche, en una playa de arena cálida iluminada por pequeños faroles. Esta vez, yo estuve más soñando que consciente, por eso no recuerdo con claridad. Lo cierto es que sé que viajé con los chicos, puedo sentirlo.

Miro en la pantalla quién me está llamando. Es Karina.

—¿Hola?

—¿Fran? Te desperté... escuchame, te mandé un video por mensaje. Tenés que mirarlo.

—¿Qué pasó?

—Eh... tranquilo, no es... muy grave. Pero es de William Ray.

—¿Quién es ese?

—Un youtuber muy conocido que hace chimentos.

—¿Por qué tengo que verlo?

—Eh... habla de ustedes. Nico, Jonathan y vos.

—Mierda. —Me termino de despabilar. Salgo de la cama y me tropiezo con Buffy, que se queja y sale corriendo—. Bancá que prendo la computadora.

En cuanto entro al link que me pasó Karina encuentro un video de un tipo vestido con ropas de colores chillones y una cresta en el pelo. En el título dice: "Escándalo entre locutores gais".

Le doy play y empieza con unas imágenes filmadas desde un celular... la cámara pasa entre unas personas que están de espaldas y llega a la entrada de FM Stars... Veo a Nico discutiendo con Jonathan. Después llega un grandote morocho, que los separa; soy yo.

—Karina... esto tiene treinta mil vistas. —Tiemblo.

—Calmate, Francisco.

—¡Holaaa a todos! Yo soy William Ray, bienvenidos a mi canal. Hoy les traigo este video in-cre-í-ble. Tres putos, locutores de radio, agarrándose de los pelos en plena calle... ¡Qué vergüenza! Como siempre, investigué y descubrí quiénes son. No se olviden de comentar en las redes sociales con los hashtags: #WilliamRay, #tríodelocas y #locutoresgais. —Se ríe a carcajadas—. El gordito morocho es Francisco Papalini, un locutor que hace un programa marginal en una radio del Estado. El rapadito de barba es Jonathan Canclini. ¿Quién no conoce a Jonathan en las redes hoy? Videos de YouTube, un programa de radio que la rompe, aunque, si me piden mi opinión, es bastante básico y repetitivo, y esos libros malísimos sobre osos gais que escribe. —Hace un gesto de desdén—. Mi próximo libro va a ser mejor que sus novelas, se los ga-ran-ti-zo. —Se encoge de hombros y se acomoda el pelo—. Whatever. Según mis fuentes, Francisco y Jonathan salieron hace mucho, se pelearon y Francisco armó su programa de radio en FM Baires con sus ex, solo para competirle. De puro resentido.

—Eso no es verdad, Karina, nosotros no...

—No le des importancia, Fran, lo inventó para generar más vistas.

—Y encima metió al nuevo novio —continúa William Ray—, ese petiso de bigotes, como su productor. Se llama Nicolás Arfuch. Es un locutor al que le fue tan mal que tuvo que resignarse a ser productor. ¿Por qué Nicolás atacó a Jonathan? ¿Por celos? Nicolás, consejo de amiga —dice, haciendo una mirada dramática hacia la cámara—: Hay que estar mal de la cabeza para ir a pelear con el ex de tu novio. No podés ser tan tóxica. Y el gordo ese también, yendo atrás tuyo. Pobre Jonathan, lo que debe haber sido ser atacado por su ex y el nuevo novio en la puerta de su trabajo. ¡Un papelón! ¿Será que Francisco sigue enamorado de Jonathan y Nicolás lo sospecha? ¡Qué drama de locas!

—Es un idiota este tipo, no puede hablar así de nosotros. ¡Basura! ¡Tiene que dar este video de baja! Voy a llamar a un abogado.

—Calmate, Fran.

—Sabemos que en el medio hay mucha gente de... ¿cómo se dice? La... ¿comunidad gay? —William se ríe—. Pero chiques, como parte de esa comunidad déjenme decirles que dan vergüenza. Nos hacen quedar mal. Son conductores de radio, por favor. Un verdadero profesional jamás se hubiera expuesto a un escándalo de este nivel. Francisco, sos un tipo grande ya, bastante huevón. ¿Te parece andar jugando con tus noviecitos así, armando peleas de chicos del secundario? Un consejo, con una mano en el corazón: madurá un poco y volvé a estudiar.

El video termina.

—¡Hijo de puta! ¿Qué me dice este youtuber de mierda que vaya a estudiar? ¡Ni siquiera es periodista y se la cree porque prende una cámara y lo siguen un montón de pelotudos! Qué bochorno que este tipo tan patético me esté diciendo esto. ¡Lo voy a denunciar! ¡Me está discriminando!

—No es nadie, Francisco. Está buscando llamar la atención con esto. Es un forro.

—¿Sabés si lo vio Nicolás? Ese William dijo que Nico es gay.

—Sí, lo vio. Se puso muy mal.

Pobrecito. No se merece que lo saquen del clóset así.

—No sé como solucionar esto...

—Ahora comé algo y preparate para ir la radio. Tengo un amigo abogado que te puede ayudar. Hablamos con él en el trabajo.

—Gracias, Kari. Te quiero.

—Yo también.

Corto el teléfono.

Entro a las redes sociales y busco los hashtags que había dicho ese imbécil. Encuentro un montón de comentarios, la mayoría burlándose de nosotros. El video se hizo viral. Contengo el impulso de revolear el celular contra la pared... Siento calor en todo el cuerpo y me mareo. Me falta el aire. Voy hasta el sillón. Buffy viene a frotarse a mi lado y maúlla, preocupada. La acaricio y me concentro en respirar con calma.

Karina tiene razón. Me tengo que tranquilizar y prepararme para ir a la radio. Quién sabe, quizás esto sirva para hacer el programa más conocido. Como dicen: no hay mal que por bien no venga. Al menos me consuelo con eso.

Abro el grupo de chat del programa de la radio, donde encuentro los comentarios de los chicos. Por suerte, veo que Tobi y Kari tranquilizaron bastante a Nicolás. Les respondo algo antes de ir a bañarme. Echo un último vistazo al celular y me llama la atención la fecha: viernes 12 de abril de 2019. El domingo es 14, el día de cumpleaños de Jonathan...

Me quito la ropa y me meto en la ducha. Mientras el agua fresca me pega en el rostro y se desliza por mi cuerpo, trato de despejar mi cabeza. ¿Qué pensará de todo esto? ¿Será como dijo ese youtuber? ¿Piensa que yo creé este programa con mis ex para perjudicarlo a él? Si supiera que todo fue idea de la directora de la radio...

Lo cierto es que no me importa competir ni ser mejor que él. Solo quisiera poder trabajar en paz. Jamás quise lastimarlo. Algo se me clava en el pecho de solo pensar en sus besos y caricias. En nuestros fines de semana viendo películas, haciéndonos mimos, cocinando o yendo a tomar sol a la plaza. Nos encantaba ir a ferias de cómics y anime. Nos tomábamos de la mano mientras recorríamos los stands. Me sentía tan fuerte al lado de él; no me importaba nada. Era mi chico, mi pareja. Mi futuro marido...

Mi garganta se tensa y tiemblo. Empiezo a llorar.

Lo extraño tanto. Cierro los ojos y vuelvo a sentir su aroma, acá en la ducha, conmigo. A Jony le encantaba el agua... recuerdo aquellas vacaciones en una posada con pileta. Estaba terminando la temporada y casi no había gente. Nos la pasábamos nadando. Recuerdo la textura de su mano, arrugada por estar tanto en el agua. El perfume de los vellos de su cuerpo mojados, secándose bajo el sol. Su voz, cantando baladas de Britney en esos atardeceres rodeados de verde.

Realmente creí que íbamos a estar juntos para siempre... Mis ojos se irritan de tanto llorar.

Seguro se sintió muy herido por todo lo que hice... ¿Me odiará todavía más que cuando nos separamos? ¿Por qué fallé y sigo fallando tanto con él? ¿Por qué?

Logro calmarme, me seco y me visto. Me preparo el almuerzo, después ordeno un poco la casa y salgo para el trabajo.

Una vez que llego, encuentro a los chicos en nuestro escritorio del área de producción. Quieren volver a hablar del video, pero los corto enseguida.

—Basta, por favor. Me duele la cabeza.

—¿Querés que hablemos con el abogado? —dice Karina.

—Pasame su teléfono por mensaje. Después le escribo. —Giro hacia Nicolás. Está serio, más que de costumbre. ¿Es fuerte de verdad o solo sabe contenerse?—. Me preocupás vos. ¿Estás bien?

—Sí. Bueno, ahora todos piensan que soy gay. Mi novia me volvió loco. —Me clava una mirada llena de lágrimas y trago saliva, inquieto—. Mi reputación como productor está arruinada. Hablé con la directora, tenía miedo de que me sancionaran. Me dijo que no me preocupara: de hecho, sonaba feliz. No paran de mencionar el tema en las redes. Prepárense para tener más oyentes hoy. Me voy a arreglar unas cosas con la operadora.

Se aleja y sube las escaleras a toda velocidad.

—Él se lo buscó. Nadie lo mandó a pelearse con Jonathan. —Karina se cruza de brazos—. Encima es tan terco.

—Pobre. Sé que no estuvo bien, pero ahora quedó re expuesto... —afirma Tobías.

—¿Te referís a la pelea? —pregunto.

Tobías me mira fijo y levanta una ceja. ¿Acaso sospecha? ¿Me habrá visto bailar con Nico en la fiesta?

Silencio.

—No puedo más. —Me sirvo del termo violeta de Nicolás. Me alegro al ver que está el mismo café rico de ayer—. La cabeza me va a explotar. Hoy lloré un montón.

—Fran... —Karina pone una mano en mi hombro.

—No por el video. Me acordé de mi ex, de Jony... —Suspiro—. Necesito despejarme.

Agarro mi taza y amago a irme.

—Ey —me interrumpe Tobi y giro hacia él—. Tenemos un programa de radio, Fran. Aprovechalo. Más si hoy se suma gente nueva. Qué te importa ese youtuber de mierda... Hablá, contá tu verdad. Hay mucha gente como vos allá afuera.

—Tobías tiene razón —dice Karina.

—Gracias, chicos. No sé qué haría sin ustedes.

Sonrío y voy hacia las escaleras de emergencia. Acá no viene tanta gente. Me quedo en el rellano, mirando por la ventana los edificios viejos e iluminados de la ciudad, también el cielo azul oscuro, que va apagándose a medida que avanza la noche. Saboreo el café en mi taza de Purple Ray de Prince, mientras pienso en lo que voy a decir en la apertura del programa.

Termino mi café. Enjuago la taza en la cocina y después la guardo en el locker de la sala de locutores. Recién entonces me doy cuenta de que tengo ganas de hacer pis.

Miro el reloj de pared: todavía estoy tranquilo, porque Tobías recién empieza la hora que conduce solo. Me lo cruzo de camino al baño y lo saludo antes de que entre al estudio. Me guiña un ojo.

Entro al baño y frente a mí, en el espejo, veo el reflejo de los mingitorios. En uno de ellos, Nicolás está haciendo pis. Aunque se encuentra de espaldas, se gira al escuchar el ruido de la puerta y me ve.

—¡Uy! —exclama y su rostro se pone todo colorado. Me dirijo rápido hacia una de las piletas a lavarme las manos. De reojo, noto que él se sube el cierre rápido y se acomoda el pantalón.

Viene enseguida a mi lado, a lavarse las manos. Las luces parpadean y levanto la vista hacia el espejo, al igual que Nico.

Del otro lado veo un grupo de criaturas del astral. Los felinos humanoides de pelo marrón. Retrocedemos, asustados, justo cuando la luz vuelve a la normalidad. Las criaturas ya no están en el espejo.

—¿Viste eso? —pregunto.

—Sí...

Espero que me hable de las entidades, que asuma por fin lo que nos está pasando en el astral... pero se queda en silencio.

Suspiro. Ya le va a llegar su momento. Cuando estoy por ir hacia uno de los casilleros para encerrarme a hacer pis, me toca en el hombro.

Giro hacia él.

—Gra-gracias por preocuparte por mí.

—Todo bien, Nico.

—Eh... qué situación esta, ¿no? —pregunta y el rostro se le pone colorado de nuevo.

Me cruzo de brazos y frunzo el ceño, haciéndome el que no comprendo.

—Terrible. Ese William Ray es un pelotudo.

—Yo... este... Nada, dejá. —Mira a un costado.

Amaga a irse.

—¿Te puedo hacer una pregunta? —le digo.

—Eh... S-sí.

—¿Qué te pasa? ¿Por qué estás tan nervioso últimamente? —Obvio que sé que es porque está reprimiendo lo que pasó entre nosotros en esa fiesta. Pero quiero que empiece a sacarlo para afuera así deja de hacer boludeces—. Por algo fuiste hasta FM Stars a buscar a Jonathan... —Empalidece al escucharme—. No quiero que lo del video de William Ray te afecte también.

—Estoy bien, Fran. —Baja la mirada—. No quiero preocuparte. Voy a arreglar todas las cagadas que me mandé.

—Tranquilo. No todo es trabajo, ¿sabés? Somos humanos. Esta semana fue bastante dura para todos. Si necesitás hablarlo, podemos ir a tomar un café algún día.

Me rasco la nuca. Al mover mi brazo, la remera, que me queda un poco ajustada, se levanta y muestra algo de mi panza. Nico no puede resistirse y baja la mirada. Cuando nuestros ojos se encuentran de nuevo, nos quedamos en silencio por unos instantes.

—Sí, dale, pero deberíamos coordinar horarios —dice por fin.

—¿El fin de semana?

—Me veo con mi novia...

—Ah, ok. Cuando puedas, entonces. Me voy a hacer pis —le digo y volteo hacia la casilla.

—Esperá. —Me detengo y giro hacia él—. Puedo acomodarme un sábado —sugiere—. O algún día antes o después de la radio...

—Dale. ¿Tenés un lugar preferido? ¿Cerca de acá?

—Sorprendeme. —Sonríe.

—Dale, Nico. Bueno, ¿me dejás ir a hacer pis? —Me río.

—Sí, dale. —Vuelve a ponerse colorado—. Arreglamos por mensaje.

—De paso, podemos aprovechar para conocernos mejor —le digo y se pone pálido. Le doy la espalda y me encierro en la casilla.

Escucho cómo abre la puerta del baño y se va. Me río. Tenía que cobrarle de alguna manera todo lo que me hizo pasar este último tiempo...

***

Vuelvo al estudio segundos antes de que empiece el programa. Tobías y Karina me esperan con los auriculares puestos, frente a sus micrófonos.

—¿Estás listo, Fran? —pregunta Kari.

—Sí.

—Cuando me digas, te grabo. —Tobías me enfoca con su celular.

—Gracias.

Me siento en mi lugar, me pongo los auriculares y espero a que termine la canción para abrir el programa.

—No quiero música de fondo al hablar, Caro. En seco —le aviso a la operadora, que asiente.

Se prende la luz de aire. Miro a Tobías y asiento. Me indica con una seña que empezó a grabar.

—Bienvenidos a Noche en Baires. Hoy publicaron un video en Internet, donde estoy separando a Nicolás, mi productor, de Jonathan. Jonathan es un viejo amor, alguien a quien valoro muchísimo y que tiene el mayor de mis respetos como profesional, sí, pero más como persona. Pasé momentos maravillosos con él. Hoy, el destino nos llevó a estar trabajando en radios distintas, en un horario donde ambas emisoras disputan la audiencia. Va ganando Jonathan y creo que es justo que lo haga, porque su programa es muy bueno. Pero esto no se trata de ganar. De competir. Somos dos personas haciendo nuestro trabajo.

»Este programa, Noche en Baires, fue armado con mucho cariño, a pedido de la dirección de la radio. Jamás haría un programa para molestar a un ex, o vengarme de él. Que esté trabajando con Karina y Nicolás, con quienes salí en el pasado, es pura casualidad.

»El día que separé a Nicolás de Jonathan, hubo un malentendido. —Veo que Nico se pone muy serio en el control—. El ambiente de los medios de comunicación es complicado, competitivo, lleno de rumores y chismes que a veces nos confunden.

»No voy a abonar más al conflicto. Solo quiero aclarar unas cosas. Primero, Nicolás no es mi novio. Tampoco es gay. Sale hace tiempo con su novia y es muy feliz. —Esperaba que Nicolás se aliviara al escucharme, pero no: se queda boquiabierto—. Lo segundo que quiero aclarar es que soy bisexual. Desde que nuestro video se hizo viral, no paré de leer comentarios en los que se asume que soy gay. Me dicen gordo puto, me dicen puto fiestero, gente que sabe que salí con chicas anda comentando que, al final, soy gay. No tendría problema en asumirlo en ese caso. Pero, justamente, no es ese caso. Soy uno de los pocos conductores bisexuales, si no el único que lo dice de manera pública. ¿Por qué lo hago? Porque no debería ser un problema. Entiendo que cada persona tiene sus tiempos para salir del clóset y que hay que respetarlos. Sin embargo, creo que, si seguimos manteniéndolo en secreto, continuamos borrando nuestras identidades.

»La gente está acostumbrada a ubicarse en un casillero con dos únicas opciones: "gay" y "hetero", cuando todos sabemos que existen, que existimos, muchas identidades más. Los humanos somos demasiado complejos, demasiado ricos y diversos, como para encasillarnos tanto.

»Ahora, también creo que la palabra se tiene que decir: soy bisexual. No estoy confundido, no estoy experimentando con varones, no es una etapa, no voy y vengo, no soy gay cuando salgo con un tipo y hetero cuando salgo con una mina. Soy bisexual. Somos. Porque te incluyo también a vos, que me estás escuchando desde una radio en tu casa o tu trabajo y que te pasa lo mismo. Es momento de que alcemos la voz. Al menos, quienes podemos hacerlo.

»Me harté de buscar la aprobación de otros varones. Porque no vaya a ser que sepan que soy bi y tengan miedo de que quiera acostarme con ellos o piensen que soy menos macho.

»Me harté de tener miedo a perder la oportunidad de salir con un chico o una chica por decirles lo que soy.

»Me harté de no decirlo en las redes sociales y la radio para no hacerle un mal a mis padres. Soy su hijo y si no me respetan lo suficiente para estar orgullosos de mí por esto, es su problema.

»Me harté de los grupos de varones tóxicos que cuando no están las mujeres y los gais los critican, pensando que me voy a sumar al chiste para ser uno más.

»Me harté de los tipos que se acuestan con tipos y ponen todas las excusas posibles para seguir etiquetándose como heterosexuales.

»Por todo esto empecé a decir la palabra bisexual.

»Porque estoy harto de ocultarme y de ocultarnos. De que los otros nos borren y nosotros nos borremos a nosotros mismos.

»Existo, soy bisexual. Como tantos padres, madres, hermanos, primos amigos. Como alguien que conocés. Como vos, tal vez.

»Volviendo al video que circula por Internet y lo que estuvieron diciendo en las redes, lo que pasó entre Jonathan, Nicolás y yo fue algo personal. Entiendo que estábamos en la vía pública, que se grabó y viralizó y que por eso todos pueden opinar. Ahora, no nos quita como sociedad la responsabilidad de reflexionar sobre el tema. Seremos conductores de radio, trabajadores de los medios, pero fundamentalmente somos humanos y no nos merecemos este maltrato.

»Tanto Jonathan como yo y mis compañeros no necesitamos de un escándalo para sumar audiencia. No nos interesa. De hecho, Jonathan tiene un programa exitoso y desde esta radio, aunque seamos competencia, le deseamos lo mejor como a cualquier otro profesional de los medios. No precisábamos que algo así se hiciera viral y, de hecho, nos lastima.

»Les pido un poco de empatía; como les dije al principio, somos personas haciendo nuestro trabajo. Solo me queda decir algo más: imaginen si yo hubiera estado en el clóset para el público. No hubiera sido bueno exponerme así, burlándose del tema en un video. Cada uno tiene que poder hacerlo en el momento en que se sienta listo. Piensen en cómo afecta a las familias. Cómo pone en peligro a personas que no pueden independizarse y a quienes una situación así los dejaría en la calle porque sus padres o parejas los echan. Es muy fácil criticar y hablar y exponer al resto, pero no todo el mundo la pasa bien o puede salir del clóset en paz y con libertad.

Le hago un gesto a Carolina, que cierra el aire y pone el tema "John I'm Only Dancing", de David Bowie. Observo a mis compañeros, que me miran emocionados. Tobías detiene la grabación y observa su celular

—Estuviste genial —me dice—. Ya envío el video a Nico así lo sube a las redes del programa.

—Dale. Muchas gracias.

En cuanto termina el tema musical, presento a Tobi y a Kari y arrancamos con lo que teníamos planeado para hoy. Nos escriben oyentes de todas partes del país, también de México, Colombia, Chile. Nicolás tenía razón: gracias al video de William Ray, llegaron muchísimos oyentes nuevos.

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