Inicio de un ciclo eterno

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


A oscuras con pocas velas iluminando la habitación, continuaba con el recinto que tocaba en mi parte. El eco de mis palabras escapaban y volvían rebotando por todo el lugar, ocupando el vacío que generaba el sitio por su gran espacio, animándome a seguir hablando con fuerza, sintiéndome seguro ante cada palabra que decía, llenas de alegría, melancolía, amor.

El olor del incienso formaba un buen ambiente, consiguiendo que fuese perfecto el momento en aquella capilla oscura, junto con mi compañero eterno. Creando con sus manos símbolos y figuras extrañas, demasiado antiguas para mi conocimiento, rodeándonos con estas, permaneciendo él en silencio con los ojos cerrados con una sonrisa plantada en su rostro tranquilo en espera de que terminara.


- Cada partícula y átomo formado y que formara y encarnara mi ser será parte de ti también por todas las vidas hasta que nuestras mentes junto con nuestros corazones sean uno solo y se vuelvan polvo por el paso de las eras, volviéndose estrellas y así, una nueva vida que volverá en nuestro destino de permanecer junto con el juramento que doy ahora – Teniendo la aguja de diamante entre mis dedos, pinche mi mano, llenando de sangre la punta del objeto, levantándolo luego en alto, tomando la mano derecha de Mephiles firmemente, bajando rápido la aguja para clavarla en su dedo anular.


- ¡Ahg! – Se quejó, formando una mueca dolorosa en su cara al haber logrado atravesar la aguja en su dedo la cual se fundió y rodeo hasta crear una marca plateada que rodeo el mismo – Acepto tu unión, dejando que tu ser junto con tu promesa sea uno conmigo – Tomo el diamante que sobresalía en su dedo, arrancándola y partiendo parte de esta que provoco un ruido seco y roto al ser desprendida de su ser – Y así, cada partícula y átomo formado y que formara y encarnara mi ser será parte de ti también por todas las vidas hasta que nuestras mentes junto con nuestros corazones sean uno solo y se vuelvan polvo por el paso de las eras, volviéndose estrellas y así, una nueva vida que volverá en nuestro destino de permanecer junto con el juramento que doy ahora – Tomando la aguja llena de su ser, la bajo veloz a mi dedo anular, sintiendo luego el dolor cuando el objeto se fundió conmigo, formando un anillo dorado adornado con el resto del diamante que rodeo mi dedo – Deseo que esta decisión sea por ambas partes y que nuestro corazón sea regocijado al volver enamorarnos una y otra vez por siempre.


- Por siempre – Corte nuestra distancia, besándolo en los labios, abrazándolo, separándome y rosando mí mejilla con la suya con mucho cariño – Jiji... Lo hicimos.


- Si, jajaja... ¡Lo hicimos! – Me tomo de la cintura, alzándome y haciéndome girar consigo.


- ¡Ah! ¡Mephiles, tonto! ¡Jajajajajaja! – Me sostenía fuerte de él, contento por nuestro triunfo – Ya estamos casados.


- Jeje, no, aun no – Me bajo al suelo, peinando mis púas un momento antes de ajustar mi ropa – Tardara un par de días o más para que el juramento junto con el hechizo se haya completado – Mientras solo tenemos que permanecer junto y felices hasta que eso ocurra.


- Oh, está bien... - Me detuve un momento a pensarlo, viendo por alrededor - ¿Y qué pasa si nos peleamos y nos llevamos mal en ese transcurso?


- Eso no alterara nada – Dijo con seguridad, acariciando mi mejilla con sus garras suavemente – Solo las almas con mucha discordia e inseguridades en el amor que siente en sus corazones provocaría que el hechizo se anulara y para eso habría que hacer otras cosas para volver a tratar de casar las almas, pero eso no pasara con nosotros ¿Sabes porque? – Negué tímido, viendo cómo se aproximaba con su sonrisa pícara – Porque te amo sobre todas las cosas y tú a mi igual – Me dio varios besos castos, haciéndome reír por cómo iba un beso más rápido que el otro.


- Jajaja, amor... - Tome sus manos, no queriendo que se detuviera, jamás – Te amo, te amo mucho – Devolví cada beso que podía, teniendo que acercarme más a él al alejarse de mi - ¡Hey! ¡Vuelve!


- Jajajaja, no – Divertido, retrocedió, alzando la cabeza para que no pudiera alcanzar sus labios para besarlos.


- ¡Ya empiezas! ¡Tonto! – Le regañe impotente, tomando sus mangas para jalarlo a mí y poder llegar a su boca sin poder lograrlo incluso al estar de puntillas - ¡Por favor!


Imprevistamente me levanto con sus manos, cargándome al estilo nupcial para luego regalarme un largo beso, tomando toda mi fuerza, tomando todas las ideas de mi cabeza, volviendo mi mente en un enredo de cosas románticas y bobas al sentir como sus labios me arrebataban las ganas de respirar, volviéndome un adicto y un apasionado a jugar con su lengua y la mía al estar en sus brazos.

Puede que fuese algo de lo que jamás me cansase y lograse responder mejor en un futuro con mi esposo, pero adoraba lo débil que lograba hacerme sentir en ese momento, lo indefenso y necesitado que podía convertirme, con tan solo sus besos, siendo un primerizo en estas nuevas sensaciones y por ende, un novato al poder tener un poco de iniciativa y respuesta cuerda a sus actos.

Si apenas me di cuenta cuando ya habíamos ido a otra habitación, aun siendo cargado por él mientras me besaba.


- ¿Ah? ¿Meph? ¿Pero cómo logras caminar sin ver, tú, cosa rara? – Dije luego de ser yo el que logro finalizar el beso - ¿A dónde me llevas a escondidas? Distrayéndome con tus besos traidores.


- ¡Me siento insultado! No son ningunos besos traidores – Respondió sin detener su caminata, pasando a otra habitación, una que reconocí al momento – Son besos distractores, nunca te daría un beso traicionero... Tal vez...


- ¿Por qué estamos otra vez aquí? – Pregunte al bajarme de sus brazos, otra vez a la habitación de madera donde se hallaban todos los vestidos de dama.


- El otro día vine aquí a destruir todos los vestidos – Explico, caminando a donde se suponía estaban, y seguían ahí – Revise cada uno de ellos antes de eso, comprobando que ninguno posee algún sello maldito.


- ¿Estás seguro? ¿Cómo lo sabes? – Desconfiado, me cruce de brazos viendo con sospecha cada prenda hermosa y tentadora de probar.


- Estoy seguro, revise minuciosamente con mis ojos y mi magia todos los vestidos, incluso me probé los que usaste por si solo se activaba al ser usados – Dijo tranquilo, cabeceando de arriba abajo y señalando sus dedos con cada deber que hizo, dejándome el ultimo totalmente extrañado.


- Espera, espera, espera... ¿Usaste los vestidos?


- Si, solo los que tu usaste – La ilusa imagen de Mephiles usando alguno de esas ropas me hizo reír, teniendo que aguantar la risa sin éxito al escupir un poco con la simple idea de ver a Mephiles usando las mismas ropas que yo - ¿Qué? ¿Qué te hace risa?


- ¿¡Enserio te vestiste de mujer!? ¡Jajajajajajaja! No puedo creerte, tengo que verte usándolos – Dije casi a punto de caer al suelo por las risas.


- ... A-acaso... ¿Lo pides porque te gustaría verme así... O porque te causa gracia? – Pregunto inocentemente, viéndome inseguro por lo que decía.


- Jajaja, oh no, oh no, jajajajajajaja – Me sostuve la barriga, dejando que las risas salieran de mi hasta agotarme y poder tomar otra vez el aire y responder al pobre ente – Ja... Jaja... Mephiles... Oh, espera... - Me limpie unas poquitas lágrimas en mis ojos, viendo un tierno puchero que había aparecido en su rostro por mi burla hacia él – Okey, okey... Yo... Solo soy curioso ya que... ¿Cómo no rompiste los vestidos al ponértelos con tu enorme cuerpo?


- Así... - Dio media vuelta con rapidez, pasando tras el vestidor, saliendo del otro lado... Ya vestido - ¿Ves?


Impactado, observaba incrédulo aquel ente que había pasado de un cuerpo musculoso y grande a uno pequeño como el mío. Simplemente no podía verlo igual, era otra persona, un extraño, un desconocido con ropas de chica que caminaba hacia mí sin ningún problema, sin alguna pizca de vergüenza, posando frente a mí con su mano en su cintura. Yo simplemente no podía creerlo aún, aun cuando estaba frente a mí, con un vestido rojo y blanco.


- ¿Qué te ocurre? – Pregunto un poco molesto, notando apenas que tenía mi estatura - ¿Qué tienes?


- Eh, ah, eehh... Como... Es que... ¿Cómo siquiera?... – Con tan solo unos pocos centímetros frente a mí, comenzaba a dudar de si era una ilusión, una broma, moviendo mis manos hacia él para tocar su cara y su brazo, retrocediendo luego de que logre sentirlo, confirmando que no se trataba de una ilusión - ¿¡Cómo y cuándo diablos te volviste tan chiquito y esbelto!? ¿¡Quién eres!?


- Eh... Silver, está bien. Recuerda que puedo deformar mi cuerpo, esto no es nada – Movió sus manos de un lado al otro, acomodándose el vestido en su cuerpo – Solo copie tu figura, encaja a la perfección con estos vestidos – Paso sus manos por su torso hasta sus piernas – Pensé que tendrías otra reacción, como la mía... ¿Qué esperabas ver?


- ¡Esperaba que llevases puestos los vestidos con tu cuerpo de gorila! ¡Pero ahora me da miedo! – Chille nervioso, viendo su rostro sonrojarse levemente por mi respuesta.


- Oh, jejeje... Por eso te reías, jajajajajaja, si sería gracioso, pero si hubiera roto los vestidos, jajaja – Se rio tranquilo, aun sin pena – Pero quiero que uses estos vestidos, no querría romperlos, por eso los revise y los probé para ti, así que pruébate este – Extendió la falda con sus manos, provocando que me riera por su pose afeminada.


- Sigues viéndote afeminado, compensa la anterior imagen que tenía en mente, jejeje – Le rodee lentamente, viendo con detalle como la ropa encajaba en efecto con su cuerpo, o más bien el mío - ¿Y a que te refieres con que tuviese la misma reacción que la tuya? ¿Esperabas que me volviese babas y me abalanzara sobre ti?


- Mmmm, No, más bien... Como... No sé cómo explicarlo – Contesto con sinceridad, llevando su dedo a su boca, colorándose rápidamente de rosa en sus mejillas - ¡Olvídalo! – El vestido atravesó su cuerpo hasta caer al suelo, volviendo él rápidamente a su apariencia con sus ropas - ¡Esos vestidos están malditos! ¡Algo tienen!


- Jejeje, Mephiles~ ¿Qué pasa? ¿Por qué tan nervioso? – Divertido con su comportamiento que esperaba desde un principio, me acerque a él lentamente, viendo sus ojos asustados mientras retrocedía - ¿Qué... Pensabas?


- ¡No! ¡Ni se te ocurra! – Oh, dulce poder, delicioso, no tuve que hacer más que usar mi telequinesis y acercarlo a mí para ver a través de él - ¡¡NO!!


Y ahí estaba, luchando en su propia mente para no pensar en sus ideas pecaminosas, haciendo batalla con su magia con tan de ocultar sus pensamientos de mi...

Podía verlo, como una visión, revelándome simples imágenes estáticas. Yo sonriendo ilusamente, como a él siempre le gustaba verme; las imágenes pasaban, mostrando una de mi tocando su cuerpo, seguido de otra donde buscaba de él con un rostro pervertido, tan voraz como el suyo, sediento de poder tocar más y probar más.

Así que a eso se refería.


- Oh, no es tan malo como pensaba – Lo libere rápido, observando como cayó al suelo por no prevenir su aterrizaje – Pensé que sería algo más... Depravado.


- ¿No? – Se sacudió un poco, ayudándolo a levantarse del suelo – Entonces... Por qué... ¿No lo has hecho aún?


- ¿Eh? – Supe a lo que se refería inmediatamente, pero fingí demencia – No lo sé... Simplemente... ¿No?


Él quedo en silencio, con su vista perdida hacia mi pensativo antes de ver hacia otro lado, pasando sus dedos bajo su barbilla. ¿Había dicho algo malo?


- Bu-bueno... Si los vestidos son seguros de usar probare uno ¿Está bien? – Dije para romper esa atmosfera solo teniendo como respuesta un cabeceo afirmativo – ¡Tomare uno enorme y esponjoso! – Extendí mis brazos de un lado al otro, exagerando lo que decía, pero él ni se inmuto, teniendo entonces que ir sin su motivación a cambiarme.


Tras un arreglo con mis largas púas necesitadas de un nuevo corte, hice un intento de trenza con estas para lograr colocarme una camisa de mangas largas y un short de mameluco blanco con bordeados de flores. Simple, coqueto y muy adorable para mi gusto, estaba listo con unos zapatos blancos con lazos, saliendo con pasos firmes fuera del vestidor, posando con el ego en alto luego de verme al espejo y comprobar que me veía lo suficientemente tierno para hacer poner de buen humor a Mephiles, pero...

Él ni se había vuelto a verme, permaneciendo sentado sobre una silla viendo hacia la nada con su rostro perdido sin pisca de emociones, en trance tras ser tomado a sus pensamientos que siempre me quitaba el valioso tiempo con él y no deseaba compartir. Algo decepcionado, camine rápido hacia él, queriendo llamar su atención al mover mi mano frente suyo, pero nada.


- ¿Mephiles? – Acaricie sus púas, esta vez sí logrando hacerle reaccionar. Sacudió la cabeza, viendo hacia mi sorprendido por no haberme notado antes - ¿Estas bien, amor?


- Si, si, perdona. Te ves lindo – Bajo un poco su mirada, viendo como me prestaba las prendas – Es blanco.


- ¡Si! ¿Te gusta? – Pregunte emocionado, agitando todo mi cuerpo junto con mi colita entusiasta.


- Si... Me gusta – Una mueca sonriente apareció en su cara, bajando más la mirada lo cual me hizo preocupar – No tienes que vestirte así por mí... Puedes usar tus ropas normales.


- ¿Por qué dices eso? ¿Realmente no te gustan?


- Si me gustan, enserio... Solo... - Sin saber su desánimo y su razón de actuar, me acomode sobre sus piernas para sentarme sobre él, callándolo de golpe al verme cerca de él – Silver ¿Qué-


- Aquí habíamos quedado... - Dije sonriente, estando tan quieto como podía - ¿Te atraigo Mephiles? ¿Incluso estando usando o no estas prendas?


- Claro que si, Silver – Sus manos pasaron por su recorrido, primero a mi rostro para darme cariño y tranquilidad, luego a mis hombros para irlas bajando en una caricia lenta, esta vez poca entusiasta, llegando a su destino en mi cintura – Estoy loco por ti, creo que muy bien lo sabes...


- Si – Me acerque a su rostro para besar la zona donde debía encontrarse sus labios, apareciendo estos débiles y frágiles, buscando más caricias y mimos de los que él me daba, siéndome más difícil por tener que pedir más con besos y gimoteos para que el siguiese – Por eso te adoro~


- Si...


Mi cuerpo respondía muy bien a cada toque, aun fuese torpe y simple, me emocionaba brutamente al sentir sus manos sobre mí, saborear sus labios y escuchar su respiración cerca. Ansiaba más y más hasta que llegase a nuestro momento enternecedor, pero algo ocurría con Mephiles y no respondía como siempre.


- Mephiles~ - Llame en un gemido, abrazándome a él con suavidad.


- Silver... - Su voz llena de dudas casi me hizo detener si él lo hubiese hecho antes – No sé... - Sus manos titubeaban al pasar por mis piernas, apenas si tocando la ropa - ¿Yo te atraigo?


Un poco confundido con su pregunta, termine mis suplicas y roses con mi rostro en su cuello, separándome para ver su rostro angustiado por querer tener la respuesta de inmediato, pero aún me costaba entenderla.


- ¿Qué?


- Yo... Silver, tu... Tu nunca has querido tocarme – Cabizbajo, rodo la mirada lentamente hacia el suelo sin poder verme a la cara con su rostro ruborizado – ¿Es que acaso soy muy desagradable?


- ¿¡Que!? ¡Claro que no! ¡Para nada!


- Sé que puedo ser algo raro y asqueroso, más si me emociono mucho – Observo su mano, levantándola para mostrar cómo esta goteaba un poco de su ser – Entiendo que no sea atractivo por eso y por muchas cosas más, pero tengo que saber si mi apariencia es aun que sea... Un poco atractiva para ti...


- ¡Claro que sí! – Alce mi voz con tono de regaño, viendo sus ojos nerviosos por mi comportamiento autoritario – Eres muy apuesto, muy lindo, incluso adorable en algunas ocasiones ¿Por qué pensarías lo contrario? – Dije acariciando su mejilla con cariño, reclamando ahora el porqué de sus dudas.


- ¿Entonces por qué nunca me tocas? – Su expresión nerviosa y preocupada cambio de un momento a otro a una avergonzada, bajando sus orejas y deshaciéndose más rápido su boca sobre su piel – No... Es... Es que... Siempre estas pidiendo que yo lo haga contigo, pero jamás buscas hacer eso conmigo – Estaba nervioso, sus púas se levantaban involuntariamente y se agitaban en leves temblores, haciéndome formar una leve sonrisa por cómo se expresaba – Es que apenas si muestras que te gusta lo que te hago, siempre protestas y niegas y... ¡Eso me hace dudar! Ya no estoy vivo, no soy tan joven, no he estado con alguien durante cientos de años y no sé si alg-


Apreté los costados de su torso con mis manos, provocando que diera un salto junto con un quejido exaltado, observándome aun nervioso, avergonzado. ¿Por qué este estúpido ente habría pensado que no me era lo suficientemente sexy para hacerme babear como él lo hacía conmigo?

Proseguí, jalando esa camisa que llevaba, acercándolo a mí para verle directamente a los ojos de forma perversa, provocando que deshiciera su camisa solamente. Su cuerpo musculoso, terso, me hacía agitar sobre él, no teniendo que pensarlo, pudiendo admirar un poco de esa desnudes mientras la palpaba al mismo tiempo.


- ¡Mng! – Incluso sus leves y bajos gemidos varoniles eran encantadores, motivándome a tocar más como quisiese – Silver... Ahh.


- Eres tan guapo, tan hermoso, pero tan tonto a veces. ¿Qué te hizo pensar siquiera que no me gustaba tu cuerpo? Podrías ver a través de mi si quisieras para saber que tanto me enloquece – Comente, pasando con suavidad mis manos por sus pectorales, subiendo a sus brazos para masajear sus hombros, acercándome para besar sus sonrojadas mejillas.


- Yo solo... He estado con una sola persona, no sé si te gustase también hombres como yo o como...


- ¿Cómo yo? Además de tonto, también ciego – Le golpee levemente su nariz, sonriendo divertido por verlo tan intranquilo – Si fuese así ¿Me revolcaría en tus manos? ¿Me desharía en gemidos desesperados y suplicantes por tus caricias? ¿Mi cerebro se haría papilla con tan solo tus besos dominantes? – Tome una de sus manos, llevándola a mi entrepierna para que sintiera mi parte totalmente alzada y dura - ¿Estaría así por alguien que no me atrajese?


- ... No – Se acercó un poco, tocando su nariz con la mía, tentado con la mirada a besarme, pero lo aparte con un leve empujón, dejándolo recostado sobre la silla viéndome confundido - ¿Qué pasa?


- Te demostrare lo mucho... - Relamí mis labios, acercándome lentamente hacia él – Lo mucho que me encanta tu cuerpo, lo mucho que lo deseo solo para mí.


Ataque justo en su hombro, mordiéndole con fuerza para escuchar su gemido asustado, prosiguiendo en lamer, subiendo hasta llegar a su cuello y seguir apretando su piel contra mis dientes con algo de fuerza. Él gemía nervioso pero dulce, sabiendo que le gustaba tanto como a mí, siendo un incentivo para no detenerme ahí e ir acariciando más su cuerpo, pasando mis manos curiosas por su pecho, masajeando, apretando, descendiendo hasta su pelvis, ya escuchando gimoteos más eufóricos por donde iba llegando.


- Me gustas mucho ¿Qué no lo he demostrado lo suficiente? – Frote mi mejilla con la suya, susurrando suave en su oído, tomándolo para ir chupándolo, vengándome de como él lo hacía conmigo, regocijándome al escuchar sus gemidos por eso, respondiendo él en mover sus manos para abrazarme y apretarme consigo – He deseado hacer esto contigo, pero aun... A veces, me es difícil... Necesito más de ti, más, mucho más. Necesito que me enseñes – Acaricie su cabeza, ahora plantándole besos en su frente - ¿No quieres?


- Si quiero... Quería sentir otra vez ser tratado así – No se retuvo y comenzó a acariciarme igual, jugando con mi colita al apretarla – Se siente muy bien.


- Mmnh~ - Mi cola aún se movía rápido aprisionada entre sus manos que la acariciaba y la apretaba, provocando que gimiera consentido, gustándome mucho esa sensación – Yo también me siento bien – Comencé a besar su pecho, pasando pequeñas lamidas por su piel, acariciando el pelaje en su mechón mientras llevaba mis besos húmedos más abajo – Me gusta... Me gusta cómo se siente.


- Quiero sentir más – Me detuvo, tomando mi camisa e ir retirando lentamente cada botón a la vista para descubrir mi pecho – Me alegra que hayas escuchado y te hayas puesto una camisa blanca – Movió las mangas para que la camisa se deslizara hasta abajo, dejándome solo con el mameluco que apenas si lograba cubrir mis pezones – Si, estas tan delicioso – Hizo a un lado los tirantes, sonriendo al ver mi desnudes al estar rojo en todo mi cuerpo caliente – Te ves como un dulce postre de crema como los que tienes en tus dibujos – Con sus manos en mi espalda, me aproximo a él hasta estar tocando nuestros pechos, con nuestros rostros frente al otro, sintiendo su cálido suspirar que me embriagaba – Quiero sentirte más, más, más, más – Sus garras rasgaron mi piel, sintiendo un leve ardor en mi espalda.


- Nhaah~ Mephiles... - Gimotee adolorido, sin dejar de tocar su cuerpo, deseando ya poder tener más de sus besos y que ahogase los ruidos que salían de mi boca por sus acciones tan provocativas – Tu cuerpo está muy caliente – Comente entre leves risas, frotándome con su cuerpo suave, deshaciéndose un poco sobre mí – Dime si esta tan mal que me guste de este modo, así, nada más contigo, sin importar que sea con un muerto.


- Tan mal... Pero tan mal como amar puramente a alguien más que a ti mismo – Sus manos creadoras de sensaciones fuertes me controlaban como un títere, moviendo mi cintura, mi pecho y mis piernas como él quisiese, hacia donde el desease, solo seguía su tacto donde me llevaba – Si todo lo que hacemos está mal, que se vaya al diablo todo. Me iré al infierno feliz y sin arrepentimientos de hacer esto contigo.


- Sí, no me importa – Pase pequeñas lamidas en su mejilla, terminando en besar la comisura de sus labios y que él terminase por besar mi boca, probando y explorando con su lengua, apartándose solo para poder admirarme – Quiero ya ser tuyo, ahora, por favor.


- Oh, Silver... - Me acomodo bajo suyo tomándome de las piernas, apretando mis muslos con fuerza como si fuese suyo. Mi suplicante mirada termino frente a la suya, viéndonos con ternura – Aun no, lamento tener que hacerte esperar y ansiar...


- ¿¡Pero por que no!? ¿Cuánto tiempo más tengo que esperar? – Pregunte molesto, sujetándome de sus manos picaras los cuales ya no iba a permitirles tocas más si no se cumpliesen mis deseos.


- Hasta que el hechizo se haya completado... Es algo tradicional, tenemos que esperar – Acaricio con suavidad mi cabeza, sonriéndome ilusamente. Ese erizo estaba en problemas.


- Mephiles... - Lo tumbe sobre el asiento, quedando sobre él, observando su tonta cara de impresión – Me las vas a pagar – Tome sus manos y las deje sobre su cabeza, y rápidamente cree unas cadenas con mi magia dejándolo ahí atado.


- ¿¡Silver!? ¿¡Que haces!? – Se agito, moviéndose bruscamente sin lograr tumbarme sobre él. Era deleitable verlo así, ahora entendía lo mucho que le gustaba hacerme estas cosas.


- ¿Te estas vengando no? – Me acerque a su rostro con una sonrisa perversa, llevando mis manos a su pelaje en su pecho, acariciándolo, recostando mi cabeza en esta para olfatear un poco de su olor – Tanto habías pedido y suplicado para hacerlo conmigo, y ahora, soy yo el que suplica. ¿Te ha de gustar verme sufrir, no?


- Claro que no – Respondió sin dudar, sacándome de sospechas por como lo dijo – Lo digo muy enserio. No deberíamos hacerlo aún, podría alterar el pro-


- Al diablo eso – Lo interrumpí, pasando mis uñas sobre su piel, callándolo en un quejido, casi confundiéndose con un gemido – No me importa si lo haces para vengarte... La venganza va para mí – Y lo disfrutaría mucho – De todas las veces que me acosaste, que me manoseaste, que abusaste de mi... - Bese su pectoral, chupando su piel fuertemente junto con mis dientes, soltándolo luego de escuchar sus gemidos bajos y nerviosos, presenciando la leve marca de chupón que había dejado, apenas notándose en su oscura piel – Si no podemos aun hacerlo, entonces me calmare con tu cuerpo.


- ¡Espera, espera, espera! ¡Así no! Silver. Por favor. Libérame. No me gusta así – Mi boca paso a su pezón, mordiéndolo levemente mientras pellizcaba el otro - ¡Ahh! ¡Jajajaja! ¡No! ¡Hace cosquillas! ¡Jajajajaja! – Inesperada reacción, pero iba en buen camino, continúe más divertido por como reía y pataleaba sin poder detenerme – Jajajaja, por favor, piedad, jajaja – No se suponía que fuese a jugar así con él, pero me era inevitable, adoraba escuchar sus risas – Jaja... Espera... Ya, jajaja, detente... Ah... Se siente raro, jajaja – Eso era lo que esperaba. Comencé a jugar con su pezón con mi lengua, moviéndolo de un lado al otro, presionándolo y chupándolo, jalándolo con mis labios sin piedad – Aahh, Silver, no... Es muy... ¡Mnhaaa! – Al escuchar sus gemidos fuertes y vergonzosos me brindo un fuerte calor en todo mi cuerpo, sonriendo hacia él, victorioso – Silver, ahh, no deberías...


- ¿Nunca te habían hecho esto? – Pregunte al detener mi ataque a sus botones, sonriendo pervertido al ver sus ojos redondos y dilatados junto con su boca semi-abierta empapada de su saliva – Apenas comenzaste a reírte sabía que eras muy sensible aquí – Presione lentamente su pezón izquierdo, sonriendo al ver su reacción avergonzada, haciendo esfuerzo en no revelar sensación alguna – Quien lo diría. Mi dulce esposo – Me levante un poco, acercándome a su rostro para lamer su hocico e ir por su oreja, gimiendo como un cachorro mientras ronroneaba – ¿Quieres que me detenga? Yo a cambio de ti puedo tener algo de compasión. Entenderé si no te gusta mucho – Susurre, besando con delicadeza sus mejillas, liberándolo de las cadenas y que el fuese participe de la decisión.


- No – Me tomo de los brazos, pasando su filosa lengua por mi cuello, gimiendo alto con vigor, aferrándose completamente a mi cuerpo, guiándome para que descendiera donde había estado ocupándome – Quiero que siguas – Sus orejas estaban bajas, temblando ligeramente con esos bellos ojos brillantes que me hacían temblar de la emoción al verlo junto con su apenado rostro sonrojado – Quiero que me toques más – Acaricio mi cabeza, pasando luego a mi mejilla, volviéndome a abrazar con fuerza y que mi cara quedara pegada a su cuerpo – Sigue probándome~


No sé cómo diablos lo hacía, incluso dejándome el control él parecía tener suma confianza y dominio de lo que ocurría. Estaba claro que lo disfrutaba. Tomándome sus palabras enserio, volví a hacer lo anterior, con más violencia, obteniendo sonidos lascivos y pervertidos de él, haciéndome detener de inmediato y verle con nervios por escuchar por primera vez haciendo esos ruidos.


- Ahhm~ ¿Qué ocurre? – Pregunto con voz seductora, acariciando mis dos orejas con sus manos – No te detengas – Se acercó para tomarme de las mejillas y regalarme un dulce beso casto, riéndose un poco por mi tonta expresión – Vamos, no me hagas pedirlo – Abrazado de mí, movía su cuerpo con el mío, totalmente pegados uno del otro, sintiendo su cola agitarse rápidamente de un lado al otro.


Claramente no podía estar sobre él, no podía siquiera con el tonto intento, el que dirigía aquí era él y nadie más que él, teniendo la necesidad de obedecer y proseguir. Avergonzado recorrí su abdomen con mi lengua, lenta y apasionadamente, empapando su cuerpo de mi saliva, dándoseme a cambio sus gemidos. Estaba totalmente caliente, viendo delante de mí a aquel erizo oscuro gozando de lo que hacía, agitándose con leves pulsantes escalofríos, sonriendo divertido y gimiendo sin pena alguna; era totalmente excitante, demasiado para mi cuerpo débil y mi mente desprotegida, siendo así llevado, tentado a saborear más, dejando leves y pequeños chupones por donde pasaba, pasando a su cuello, ya estando a este punto gimiendo junto con él aun con mis ataques a su piel sensible y caliente.

Mi cuerpo respondía fuertemente con cada rose de su cuerpo semidesnudo contra él mío, erizándose y esponjándose mi pelaje, sintiéndome tan bien al ser abrazado por él mientras lo complacía con más lamidas y chupetones que sacaban de sus labios ronroneos y gemidos suaves y largos. Volvía a bajar, no sin antes pasar mis labios por su rostro y llegar nuevamente a sus pezones, chupando uno de forma débil, jugando con este en mi boca, gimiendo más fuerte y acariciando su cintura de arriba abajo, apretando esa carne firme y tersa de sus abdominales que me enloquecía con tan sola verla, ya estando totalmente perdido por la excitación que pasaba por todo mi ser al poder probarlo de esa manera y escuchar esa melodía tan tentadora y adictiva que salía de él y se intensificaba.


- Mmmhaam~ Mephhmmm – Decía aun con mi boca ocupada en sus bíceps, pasando a otro y estimulando el apartado con mis dedos – Te adoro – Entusiasmado, mordí con mayor fuerza para liberar más de esos gemidos de él, apretando igual con fuerza su cintura, subiendo mis manos hasta quedar en su pecho e ir acariciando su mechón de pelo crema - ¡Mmnh! Mephy~ - Frotaba mi cuerpo contra el suyo, sintiendo sus débiles caricias sobre mi espalda y hombros, apretujándome con sus garras cada vez que le mordía.


- Aaahh, Sil... Mhaah, se siente increíble... Ah, haaa – Mantenía sus ojos cerrados, revolcándose y temblando más, dejando escurrir un hilo de saliva de su boca, jadeando y gruñendo leve – Más, más, así, así, Silver ¡Mmhh! – Fruncía un poco la cara, apretándome más fuerte, casi enroscando sus mierdas alrededor de mi torso, punzando sus garras en mi piel y retirándolas rápido para no lastimarme, haciendo esto una y otra vez – Haahaaa~ Que increíble sensación... Silver, dame más, Nhah, más – Podía alcanzar a ver su rostro sudoroso totalmente ruborizado en ese bello rosa, con tan bellos jades iluminándose con intensidad, empañado del leve vapor que soltaba con su suspirar y gemidos. Ese rostro lleno de placer hacia quedado en mi mente y seria mi destrucción por siempre.


Estaba encantado, hipnotizado con su perfecto rostro. La electricidad de mi cuerpo me hacía estremecer en un calor fuerte que me gritaban con furia que fuese ya de él, que terminase con la condenada espera, pero esta espera también era dulce, dulce pero también agonizante, y para mi ser que sabía el placer del masoquismo, adoraba sentir esto al provocarme así, al provocarlo a él. La tentación gruñía como el hambre de un moribundo, pero resistía, resistía para obtener más, más, más, ¡Más! Era sumamente adictivo este juego que finalmente logre tomar papel del que Mephiles había interpretado durante tiempo.

No me detendría al estar en esa sima, lamiendo, mordiendo, gimiendo, tocando el cuerpo del erizo bajo mío como si fuese un violín, acariciándolo, manoseándolo con descaro, estando en transe al escuchar más de su voz gozando en plenitud lo que hacía, lloriqueando un poco si era muy rudo, deteniéndome para compensarlo con besos húmedos en su piel oscura.


- Tus manos son muy suaves y pequeñas, Mmhhh – Comento, acariciándome tras mi oreja – Me gusta tener tu lindo cuerpo sobre mí, eres como una linda almohada – Aun escuchando como me hablaba de esa manera me hacía sonrojar y animar más en mis toques en su cuerpo – Aaahh~ Es dulce, dulce... ¡Aahhaa! Silver, eres tan dulce, ¡Mmaaah! Me haces sentir muy bien.


¡Oh dios mío! ¿¡Que estaba viendo!? ¿Era acaso un ángel? Me hacía sentir embriagado con tan solo verlo y escucharlo así de apasionado y pasivo. Quería reventar ahí mismo y comérmelo completo, pero sabía que sería mucho más de lo que pudiese masticar, así que solo moví mis manos con más precisión, tocando sus piernas, subiendo hasta tocar su bulto y apretarlo entre mis manos sobre su ropa.


- ¡AH! S-Silver... - Sonrió divertido, relamiéndose los labios, tomando una de mis manos para ponerla en su mejillas y frotarla contra esta – No deberías estar tocando ahí, no quieras que me descontrole.


- Mephiles – Me levante un poco, acercándome a su oreja - ¿Y qué crees que quiero hacer? – Atrape su oreja, apretándolo con bastante fuerza con mis dientes, ronroneando y tocando más su parte.


- ¡HAAAAHAAA! – Ya no podía detenerme, era demasiado bueno. Ver lo que provocaba, como lo volvía tan débil, me hacía feliz – Aah~ ah, oowww... Silver, ya no, mmmh, ya no, haaa ¡Aaha! – Se movía mucho más, quería detenerme, pero no era lo suficiente como para realmente hacerlo – Por favoooor~ Aaahhhh, ya no puedo – Baje para besar sus mejillas y que se calmara, respondiendo con tiernos frotes, ronroneando igual que yo, dando pequeñas lamidas a mi rostro, no pudiendo evitar en compartirlas y aumentar más el frote de mi mano con su miembro – Aahh, Silver, Silver, Mmhaaan, Mmh~ - Escuchar su voz débil siendo arrebatada por mis besos me regocijaba, ahora siendo yo el que lograse derrotarlo y tumbarlo con mis besos, deteniéndome solo para ver el resultado – Yaaa... No puedo más... Aah, me siento demasiado bien – Sus manos me sujetaban de las muñecas, no deteniéndome, solo buscando donde sostenerse – Estoy muy mal... Debemos parar.


- Para nada voy a parar – Con lamidas fui callando las palabras que salían de su boca de las que solo quería oír sus gemidos, dando la oportunidad de esto al ir a su cuello e ir chupando la piel de ahí para marcarlo.


- Silver... Mmngh, por favor... Aahaa – Aun sostenía mi mano en su mejilla, frotándose contra esta con mucha necesidad, dejando que ambas manos siguieras acariciándolo, ocupadas en sus sitios correspondientes para darle todo el placer que necesitaba – Aaahhhhh... ¡AAHHHA! ¡NHAAAH! – Apretó con mucha fuerza, casi rompiéndome las muñecas. Me detuve preocupado, viendo su rostro fruncido con los ojos cerrados - ¡DI-DIABLOS! – Relajo su rostro a uno más aliviado, transpirando fuerte y soltándome de las manos – Mierda...


- ¿Estás bien, amor? ¿Qué paso? – Me acerque a él pero se rodó sobre el asiento ignorándome.


- Na-nada – Respondió en seco, tratando de bajarme de él – Ya fue suficiente.


- ¿Hice algo malo? – Me moví un poco sobre él, acariciando su cuerpo sin comprender el cambio de humor.


- Aaha. Dije que ya fue suficiente – Se quejó, mucho más ruborizado que antes, viéndome molesto.


- ¿Pero qué te ocurre? Dime qué diablos te pasa – Me acosté sobre él, plantándole cara para ver a través de él, pero inmediatamente se giró y cerró los ojos con miedo, teniendo sus orejas pegadas a su cabeza – Mephiles ¿Pero qué te ocurre? Estabas tan bien hace poco hasta que...


- Pe-perdón – Se disculpó, apretando con fuerza sus ojos – Te había dicho que ya no podía más... - Sorprendido y bastante incrédulo, veía a Mephiles como si fuese algo imposible lo que el admitía sin concretar.


- Acaso... - Baje mi mirada a su pantalón, viendo todo el lio de fluido empapando sus piernas y mi ropa – Me-Mephy...


- Estas feliz ¿No? Obtuviste tu venganza – Sonrió nervioso, cubriéndose su parte con sus manos – Ya puedes burlarte de mí si quieres.


- No, aun no – Pase mi mano por todo el líquido blanquecino que cubría mi ropa, teniendo entre mis dedos su esencia pegajosa, mostrándole con una sonrisa pícara como me chupaba los dedos, viendo su reacción tan deseada que reí un poco, saboreando su sabor ligeramente amargo - ¡Mmhhn! Sabe fuerte.


- Pequeño travieso – Se sentó de inmediato, abrazándome con fuerza para clavar sus labios en mi boca e ir devorándome en besos, aferrándome con su lengua escurridiza, liberándome para morder mis labios, jalándolos y rompiéndomelos un poco – Eres un sucio erizo, mi sucio erizo.


- Bruto – Me limpie mi labio, relamiendo este para que dejara de sangrar – Todo es tu culpa. Me conviertes en alguien muy lujurioso, ¿Lo sabes no?


- Por supuesto que si – Paso su lengua por mis labios un poco más para limpiarlos, sonriendo perverso luego de retomar su dominio – Y tener que fingir estar afligido para que pudieses liberar un poco de eso que tienes resguardado – Presiono mi pecho con su garra, dejándome extrañado por lo que dijo.


- ¿Qué?


- Sé que te gusta mi cuerpo, tontito, solo fingí para poder convencerte en tomar el control, aunque fuese un poco – Me peino mis mechones, provocando que gruñera por su poca preocupación a lo que decía.


- ¿¡Fingiste!? – Tome sus orejas, jalándolo hacia mí, viéndole directamente a los ojos, prendido en ira - ¿¡Solo para que actuara así!? ¿¡Enserio!?


- No es como si no te hubiera gustado tampoco – Respondió con una sonrisa de lado, tratando de no provocarme mucho – También lo disfrutaste, solo que cuando se trata de ti, cuesta un mundo en poder convencerte de cosas que te gustan y no quieres admitir – Tomo mis manos para que le soltase, besándolas con dulzura – Ya que habías dicho que no querías hacerlo tuve que manipularte un poco.


- ¡Y tú cuando dejaras de hacerlo! ¡Abusivo! – Regañe, jalándole el mechón de pelo en su pecho, escupiendo lo que aun podía saborear de él - ¡Te odio! ¡Puah!


- También te amo~ - Se abrazó a mí, recibiendo golpes en su enorme y fea cabeza sin siquiera apartarse.


- ¡Déjame! ¡Bicho raro, feo y asqueroso!


Luego de media hora de sermón para mi esposo, que se lo tomo muy poco enserio, volvimos a la habitación, terminando de pasar el tiempo con lectura investigativa, aunque sería una mentira si dijera que no nos distrajimos leyendo nuestro libro favorito "Guerra de corazones negros" hasta llegar al penúltimo capítulo; como siempre, Mephiles dejaba el suspenso y la espera para el último capítulo del libro para más tarde.

No quería dejar el día con solo coqueteos, juegos y distracciones, así que repase el cuaderno con las notas de los recuerdos de Mephiles, no hallando más coincidencias con algo que hubiese en el pueblo, volviendo al mismo pie de la lectura, atascado sin tener más pistas. Cerré el cuaderno, llevando la mirada al techo, viendo las aves revoloteando en el amplio espacio donde podían dar piruetas y jugar entre ellas.

Era realmente lindo de ver... Tal vez ambas ansiaban ya la libertad y poder volar tan alto y tan lejos como quisieran una vez llegase la primavera. Si. También conseguiría lo mismo, todos seriamos libres para primavera.


- ¿Seguirás leyendo ese cuaderno hasta el cansancio? – Queriendo distraerme de mis asuntos, tomo el cuaderno de mis manos y lo alejo de mi – Preferiría que leyeras algo más beneficioso. Esa cosa ya no tiene nada útil para nosotros.


- Si fuese así, ¿Por qué habría tanto contenido? Te digo, debe de haber algo aquí que podamos hacerte recordar, estoy seguro – Tome el cuaderno que había sido alejado y lo volví a releer rápido, frustrado por no conseguir alguna idea de cómo hacerle recordar – Estoy muy seguro que debe de haber una manera.


- ¿Y cuál podría ser? No podemos salir del pueblo para poder ir a los sitios donde estuve en vida y recordar lo que hice – Mostraba fastidio incluso en su forma de hablar, cruzándose de brazos.


- Y... ¿Y si en vez de ir a esos lugares traemos esos lugares a nosotros? – Sugerí, sujetando el libro con fuerza entre mis manos.


- Ahora lo que dices no tiene sentido. Ni con magia se puede hacer algo como eso – Como si masticara y escupiera mi idea, refuto lo que dije, chasqueando los dientes y girando a ver hacia otro lado, era como si le molestase mis intentos fallidos de traer sus recuerdos.


- Tienes razón... - Cabizbajo deje mi insistencia, buscando entre todos nuestros libros de lectura algo bueno para leer - ¿Entonces que sugieres?


- Esperar hasta primavera, según el orden de los planes que nos dio Amy – Respondió con desdén, pasando ahora en buscar unos pergaminos en las gavetas de un mueble, desenrollándolas en el suelo para ir leyéndolas – Así que te sugiero mantenernos pegado al plan.


No respondí, solo resople fastidiado por como estropeaba mi entusiasmo, solo entonces gruñendo en bajo y darle la espalda, tomando lo que fuese para leer e ignorarlo. Lo único que necesitaba era algo que pudiese ayudarnos a prevenir cualquier cosa. Teníamos también que intentarlo...

Hoja tras hoja, libro tras libro, me sentía más inútil al no conseguir nada bueno, aborreciendo el hecho de estar sin hacer nada viendo al techo junto al ente que ya se encontraba viendo las aves, ya sin nada que hacer como yo, solo un último libro y toda mi determinación se iría para otro día en la biblioteca para volverlo a intentar. Tome un libro grueso y viejo, con hojas finas y ásperas como una lija, y una cubierta tan desgastada que se deshacía nada más al tocarla. Con penas y cuidado de por medio, abrí el libro y comencé a leerlo detenidamente, lento, ya que este sería el último del día.

Se trataba de una historia, no una novela y menos un diario, contaba la historia de un grupo de hechiceros, siendo narrada mayormente por el hechicero de cabecera... Se trataba de una historia sobre la caza de brujas...

Nada más eso me hizo centrar toda mi atención sobre esta lectura, leyendo y haciendo en mi cabeza la imagen viva de cada relato escrito, haciéndoseme un nudo en el estómago con el miedo que me transmitía las cosas despiadadas que cometían las brujas, y mucho más, los mismos cazadores. Era terrible. Seguí con atención la historia, siendo un poco triste como contaban las muertes de varios del grupo, solo con el fin de detener la masacre que traían las brujas. Saber que esto fue contado por uno de los fundadores del pueblo me hacían entender un poco entonces porque el padre de Mephiles había insistido tanto en matar a aquel brujo, pero no podía justificarlo a pesar de todo, ya que yo no podía culpar a todas la brujas, más siendo amigo de una.

Las brujas robaban bebes que no habían sido bautizados, e incluso niños, les daban cosas que deseaban, los llenaban de cariño y amor, les daban lo que más deseaban, solo para destruirlos y desesperanzarlos más cuando los torturasen hasta su muerte, aún vivos, les cortaban la piel y mutilaban sus miembros para que la sangre fuese depositada por completa sobre un cuenco, y ya muertos, machacaban sus huesos y su cuerpo para hacer una pócima poderosa, bebiéndose esta para recibir un gran y descomunal poder. Por ello estos seres ya no se les consideraban de nosotros, eran demonios.

Sabría de qué hablar después con Amy al día siguiente, pero por ahora, tendrá fe en ella, después de todo, ella ya hubiera logrado matarme en aquel primer encuentro con ella.

La historia del libro continuaba con la del último discípulo del hechicero, el prodigio... Pero algo había ocurrido... Se había enamorado de una bruja, la cual deseaba salir de su aquelarre, dejar la magia negra y vivir en paz con su amado, pero el chico no lo sabía, y lastimosamente las brujas de su aquelarre habían descubierto esto al igual que el hechicero de cabecera y... No hizo nada. La bruja de cabecera ordeno matar a la desertora y así fue...


- Meph... - Esto... Era como la misa historia de Mephiles, solo que con otro final.


El joven hechicero se enteró de esto de horrible manera, por lo cual tomo una decisión... Fue hacia el bosque, donde todas las brujas se ocultaban, solo, con su fe y esperanza como armas, llego y ataco primero con palabras filosas, incitando a las brujas a atacar primero... Trono los dedos y eso fue todo para destruir al todo el aquelarre, con la primera esfera de realidad.


- Esfera de realidad... - Creo que había escuchado algo parecido. Alce la mirada viendo a Mephiles aun ocupado en lo suyo, así que preferí investigarlo por mi propia cuenta.


Me levante y camine hacia uno de esos muebles donde Mephiles siempre sacaba sus cosas y de ahí saque otro enorme libro, uno más grande que el anterior, creo incluso haber visto a Mephiles leyendo este. Lo levante con todo mi cuerpo, dando pasos lentos y pesados hasta tumbar el libro sobre un mueble para abrirlo y buscar en sus páginas. Todo significado y razón de hechizo lo explicaba en sus páginas, solo tenía que leer hasta encontrarlo.


- Aquí – El hechizo se encontraba ahí con su descripción y uso, mas no el cómo crearlo.


Se trataba de una magia pura y sobre cargada, capaz de poder crear mundos casi reales, modificables y reversibles dentro de una esfera donde se puede atrapar a seres vivos y objetos durante tanto tiempo como se desee o se pueda, todo con un alto costo de magia o esencia vital que pudiese dañar, inhabilitar o incluso matar al creador de la misma.

Los hechiceros crearon este increíble hechizo con tal de derrotar a sus enemigos sin que estos lo notasen, logrando atraparlos en mundos de horror, laberintos mentales o en sus peores pesadillas. También tenía como uso de resguardar y ocultar a personas y objetos importantes, pudiendo crear réplicas del mundo real o de algo reconocible para las personas que se fuesen a atrapar.

Estaba más seguro, Mephiles debió de crear algo parecido según me había contado y con eso tal vez fuésemos capaces de recrear algo de su pasado.


- ¡Mephiles! ¡Ven de inmediato! – Llame con ansiedad sin separar mi vista del libro.


- ¿Qué? ¿Qué paso? – Rápido, acudió hasta estar a mi lado, viendo el libro - ¿Qué encontraste?


- ¡Esfera de realidad! Tú una vez creaste una ¿No? Podemos volver a hacer una para recrear un escenario y vuelvas a recordar-


- Silver, tranquilízate – Me tomo de los hombros, apartándose un poco de mi - ¿De qué estás hablando? Yo jamás he podido crear una esfera de realidad – Llevo su mirada hacia la nada un segundo, volviendo a verme con más seguridad - ¿Te refieres a una burbuja temporal? Eso es de un nivel más inferior.


- ¡Eso! ¡Una burbuja temporal! Si es capaz de recrear un escenario, un lugar, un recuerdo tuyo, podremos traer tus memorias ¿Puedes crear una? – Pregunte desbordando en entusiasmo.


- Creo que... Si... tengo tiempo que no creo una – Se separó, rascándose la barbilla pensativo – Tendremos que buscar el libro para hacerlo.


- ¡¡Si!! – Di un brinco, abrazándolo del cuello, sin dejar de saltar - ¡Vamos! ¡Vamos!


- Ya, ya, ya – Me sostuvo solo para que dejara de agitarme y fuéramos a la biblioteca - Estas de muy buen humor hoy.


- Claro que si~

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

- Silver, no te detengas buscando novelas, por favor – Escuche decir a Mephiles, pero guarde el libro en mi chaqueta y seguí buscando libros de hechizos – Ya es la quinta vez, a la siguiente te mandare al cuarto.


- A li siguinti ti mindi al cuairti – Remede mostrando una morisqueta.


- ... Me estas incitando, erizito – Dijo siniestramente con su voz profunda, haciéndome espabilar y buscar con más esmero.


- ¡Aquí esta! ¡Jajajajaja! ¡Lo encontré! Jejeje... - Con el libro que habíamos estado buscando en mano, me sentí con algo de protección, sosteniéndolo con ambas manos y ocultándome tras este, viendo como Mephiles se acercaba lentamente a mí – Ya no tenemos que buscar más... Jejeje... ¡Yupi!


Él dio pasos lentos, resonando sus zapatos sobre el suelo antes de detenerse frente a mí, arrinconándome con sus brazos entre la repisa del estante, viéndome muy de cerca, sabía lo que sucedería.


- Gracias, amor~ - Respondió encantador, tomando el libro de mis manos, alejándose finalmente para leer el libro. Y yo solo estaba ahí a punto de caer al suelo de los nervios – Si, en efecto, es este... Déjame ver si lo recuerdo... - Devolvió el libro a su sitio, dejándome de lado para posicionar sus manos frente a él, concentrándose para ir formando un pequeño torbellino entre estas.


Viendo que tomaba su tiempo, tome nuevamente el libro para saber cómo crearlo igual, así que solo le eche una rápida ojeada y comencé de inmediato a imitar a Mephiles. Respire profundo, creando con mi mente el escenario que quería formar en la burbuja, juntando mi magia en un pequeño espacio al mismo tiempo... Pero... Todo exploto en mi cara.


- ¡¡AAHH!! – Impacte contra el estante de espaldas, cayendo al suelo junto con varios libros que aterrizaron en mi cabeza - ¡Auuh!


- ¡Silver! ¿¡Pero que fue!? – Mephiles se había desconcentrado, acudiendo rápido a mí para levantarme y revisar como estaba.


- Perdón, perdona, jejeje, es la primera vez que me explota algo de magia en la cara, jajajaja – Me sobe la cabeza, viéndole con vergüenza por interrumpirlo.


- ¿Estabas tratando de hacer una burbuja temporal también? Silver, eso requiere demasiado entrenamiento ¿No podías esperar a que yo te enseñase? – Pregunto con una sonrisa, viéndome divertido.


- No.


- Jajajaja mírate, tienes toda la cara sucia – Paso sus manos por mis rostro mostrando en sus palmas lo sucias que estaban – Mantente tranquilo y paciente, necesito concentrarme.


- Está bien, está bien – Dije con tal de que volviese a enfocarse en lo suyo y se apresurase en mostrarme como hacer aquel hechizo.


Termino de limpiarme como pudo y dio la media vuelta, alejándose hasta estar bastante lejos, volviendo a enfocar su magia entre sus manos, creando un torbellino el cual iba agrandándose y empequeñeciendo sucesivamente. Al verlo muy callado y quieto con los ojos cerrados me aburría, prefiriendo volver a leer la novela que había tomado para más tarde, sacándolo de mi chaqueta y abrirlo.

Antes de siquiera terminar de leer la primera línea, el libro en mis manos salió disparado hacia el techo, y mi vista no pudo lograr alcanzar a ver dónde termino, pues una vez alce la mirada no encontré nada más que los enormes estantes.


- ¿Pero qué demonios? – Busque hasta donde lograba ver sin saber dónde termino el libro. Extrañado, contuve en no decir nada ni avisarle a Mephiles ya que debía concentrarse.


Saque otro libro de mi chaqueta, inseguro de que volviese a pasar lo mismo, pero al apenas abrirlo y ver hacia los lados, algo tiro de este, y yo con todas mis fuerzas me aferre a este, elevándome junto con este hasta arriba. Iba a forcejear o usar mi magia para volver al suelo, pero como si el libro tuviese vida, se sacudió de un lado al otro, logrando zafarse de mis dedos y dejarme caer al suelo si no hubiera previsto mejor al usar mi telequinesis y caer de pie.

Esta vez no logre ver nada ni nadie que tomase el libro, siquiera sabía si este realmente tenía vida o si estaba encantado, no pude percibir magia en este tampoco. ¿Acaso todos los libros que tome les sucedían lo mismo?

Saque dos libros más que había guardado en mi chaqueta y estos salieron volando como si fuesen aves, dejando hojas en el aire como si se tratasen de plumas. Atónito, tome otros libros de una repisa y al solo tocarlos salieron volando hacia mí, agitando sus páginas en mi rostro antes de salir volando por los aires.


- ¡Aah! Eh... Mephiles – Llame, ya no sintiéndome seguro en ese sitio.


- Ahora no, Silver... Ya casi lo consigo – Respondió aun con sus ojos cerrados sin ver nada de lo que ocurría.


Tendría que guardar la calma hasta que terminase, no quisiese que también explotase esa magia en su cara.


- Jejejejeje~ Jijiji.


Risas... Empezaron a escucharse por todos lados como ecos, haciéndome preocupar por sentir que conocía esa voz. Gire otra vez donde Mephiles, ya esperando que terminase, pero al verlo, la voz no salió de mis labios al ver el espejo de oro a su lado, deformándose su reflejo hasta conseguir formar el mío.


- Oh, Mephiles~ Necesito tus ojos sobre mi ahora. Necesito que me devores con tu mirada como siempre lo haces – Dijo usando mi voz de forma seductora, posando afeminadamente, lo cual provoco que Mephiles se distrajese, tanto por la forma en como lo dijo y lo cerca, terminando de abrir sus ojos y ver a su lado para toparse con la sonrisa de aquel ser que empezó a burlarse.


Una gran explosión detono frente a Mephiles, destrozando las dos estanterías de libros a sus lados. Aterrado por como estuviese, trate de despejar el humo que se había formado usando magia de aire, encontrando entre toda la estela de negro a Mephiles con algunos magullones.


- ¡Mephiles! ¿Estás bien? – Me acerque a él, pero se irguió firme, alejándose de mí y ajustando su pañuelo con aire fanfarrón.


- Oh, claro que lo estoy – Sonrió de forma tétrica, relamiéndose los labios - Pero aun así prefiero que me des tu magia, toda, solo para satisfacer mi ansia carnal sin importar que no quede nada de ti – El humo termino de despejarse y pude ver entonces que se trataba del espejo de oro, siendo aquel ser que fingía ser Mephiles.


- ¡¡Aahha!! – Retrocedí rápido usando mi telequinesis.


- ¿Qué pasa amor? ¿Tengo algo en la cara? ¿Acaso necesito verme en un espejo para darme cuenta de lo aterrador que soy? Jajajaja-


Algo negro y viscoso se sujetó de la parte inferior de marco de oro, jalándolo hacia atrás y luego hacia el suelo, resonando un fuerte golpe contra este. Aun en shock por todo ello, aquella viscosidad negra se acercó rápido hacia mí; retrocedí más rápido, viendo como varias porciones de esa sustancia salían de cada esquina y libro y se acumulaba rápido en una pila hasta formar un cuerpo con brazos que me rodearon y me sostuvieron. Chille del miedo, viendo esa cosa ir formando dos ojos y luego una boca llena de colmillos, pero poco a poco adquirió mejor forma hasta formarse completamente con ropa y todo. Mephiles me cubría con sus brazos tratando de ocultarme del espejo mientras lo observaba con rencor, fue ahí donde deje de gritar.


- ¡Maldito! ¿¡Cómo te atreves!? ¡No eres digno de hablar con él, siquiera acercarte! – Gruño totalmente furioso, pero se contenía, tal vez porque aún me encontraba asustado.


- Jajajajaja, míralo. ¡Ni siquiera sabe diferenciar de ti y de mí! Se asusta con ambos, ¡Jajajajajajajajaja! – Respondió al elevarse el espejo del suelo, flotando sobre nosotros, observándonos muy atento, usando el reflejo de Mephiles – Ah, no... Eso no es cierto – Muy, pero muy rápido, logro llegar a mi costado, cambiando de reflejo al mío, estando suspendido en el aire en posición bocabajo, moviendo sus piernas de arriba abajo – Mephiles es la única cosa que amo en todo el mundo. Es tan hermoso aun cuando parece una masa de estiércol~ - Dijo infantilmente, provocando a Mephiles, el cual ataco sin lograr darle con sus garras, provocando risas de ese ser – Jajajajajaja. Amo a mi esposo porque está muerto~ Jajajaja ¿Cómo lograría enamorarme alguien que está vivo?


- ¡¡CALLATE!! – Grito con furia, tratando de cubrirme como podía al usar sus extremidades y crear una especie de jaula alrededor de mi - ¡¡CALLATE DE UNA PUTA VEZ!! ¡RETOÑO DEL DIABLO, DESGRACIADA CRIATURA DEL MALDITO HOYO DONDE NACISTE! – Realmente parecía que había perdido la compostura, jadeaba y transpiraba furioso, encorvado hacia adelante como si quisiese prender corrida y atrapar el espejo y destrozarlo con sus propias manos.


- Mephiles, no lo escuches más, por favor.


Estire mi mano por los espacios de aquella jaula hasta tocarlo, viéndole preocupado por su ira descontrolada. Él relajo su rostro, calmando más su respiración agitada, parándose firme y menos tenso que antes, deshaciendo la jaula que creaba para protegerme.


- ¡Oh, pobrecito mi niño! – La voz de ese sujeto se escuchó cercana, burlándose como lo haría Mephiles – Es tan delicado, tan indefenso, no puede verme furioso o pensara que me lo comeré, jajajajaja – Carcajeo egocéntricamente, escuchando el eco de su voz en todas partes – Oh, pero eso le gusta... ¿No? – Se escuchó su voz ronca y gruesa tras mío, haciéndome erizar y quedar de espaldas a Mephiles para quedar cubierto – Si, él quiere ser mi bocadillo, mi dulce bombón, eso es lo que eres, lo que siempre has sido. La comida de otro.


- ¡¡Cállate!! – Gruñí exasperado, no queriendo que dijera otra palabra - ¿¡Qué demonios quieres!?


- ¿Silver? – Mephiles me observo confundido, consternado por mi reacción.


- ¡Quiere confundirnos! ¡No dejare que siga hablando como quiera de nosotros!


- ¡Si! ¡A callar las voces de nuestra conciencia hablando por su cuenta de nuestro mutuo pecado! ¡Ahoguemos el sentimiento que recorrió hasta la última fibra de nuestro cuerpo al cumplir con nuestro secreto oculto en pasado y rostros felices! – Grito aquel ser usando mi voz y luego la de Mephiles - ¡Que el daño y las cicatrices no nos detengan de hallar la felicidad en nosotros de la manera en la que sabemos amar retorcidamente! – Su voz comenzaba a sonar distorsionada al ir hablando al mismo tiempo la voz de Mephiles y la mía – Oh dulce amor~ Consuelo del alma~ Propósito de hoy y de siempre para seguir vivo en ese mundo lleno de dolor. Es lo único que nos mantiene ahora y lo que siempre nos mantendrá.


- Silver... Cuidado... Esta recitando un hechizo – Dijo Mephiles, tomando de mi mano para acercarme a él.


- ¿Qué clase de hechizo?


- ... No lo entiendo...


Su respuesta me dejo desorientado, ¿Era algo malo? ¿Algo peligroso? ¿Controvertible? ¿¡Que!? Simplemente no lo podía soportar más, no quería seguir escuchando nada mas de aquel ser que hablaba de mí, que conocía de mí. Me hacía temblar de la impotencia.

El espejo descendió del techo con el reflejo de aquel ser retorcido y tétrico, aun hablando, de forma tan suave y profunda que parecía que orara. Se detuvo frente a nosotros, sonriendo de oreja a oreja, extendiendo los brazos de un lado al otro.


- Con sangre marcamos, con dolor que compartimos, con verdad de nuestro corazón y la paz reposando en nuestros corazones, decidimos amarrar, atar, conectar, encadenar, encerrar, nuestras almas a un ciclo sin fin hasta que nuestra mente sea una y nada a la vez... - Mephiles a este punto me tenía tras suyos, haciendo frente a aquel espeluznante ser que hablaba... De nuestro matrimonio de alma – Por eso... ¡¡Les deseo lo mejor!! ¡Felicidades por su unión! – Unos pequeños estruendos sonaron a la vez que confeti cayo a nuestro alrededor, dejándonos más que desconcertados al ver y recibir las felicitaciones de ese sujeto que no paraba de aplaudir - ¡Felicidades por su matrimonio de alma! Los matrimonios son compromisos serios, pero los de alma es mucho más que eso – Cambio su reflejo al mío, asomándose para verme con curiosidad - ¿Sabían que ahora están atados por toda la eternidad? ¿Saben cuánto tiempo es eso? ¡Es lo mismo que estar aquí atrapado! ¡Jajajajaja! Solo que el ciclo puede cambiar. Reencarnaran y volverán a enamorarse una y otra vez hasta que ya no exista nada.


- Lo sabemos, por eso lo hicimos – Contesto cortante Mephiles – Ahora déjanos en paz.


- ¡Oh! ¡Si! Por eso ambas partes deben de estar de acuerdo en esto ¿Sabes que sería estar atado eternamente a ALGUIEN que puede hacer de tu existencia un infierno? Imagínate, morir solo para volver a nacer y estar destinado a estar con esa persona que hizo de tu anterior vida un infierno, jajajaja, es un mal chiste negro – Dijo con una retorcida sonrisa en mi reflejo, flotando y riéndose entre dientes - ¿Lo sabes, no? ¿Silver?


- ¡Dije que nos dejaras en paz!


Mephiles creo un pentagrama con su mano, desprendiendo una luz que atravesó por la mitad al espejo. El reflejo quedo estático por un momento mientras el cristal se dividía pero luego comenzó a reírse más, ahora dejando dos reflejos de mí junto con las dos partes del espejo.


- Pero que humor ¿Seguro que quieres quedarte con un sujeto así de explosivo? – Pregunto ambos reflejos de mí, rodeándome lentamente.


- ¿No que eras yo? ¿Cómo no sabes la respuesta? – Mire hacia Mephiles, sonriendo ladino – Claro que sí, lo amo. Y deberías irte de aquí antes de que conozcas mi carácter explosivo.


- Ooohh~ - Cambio el reflejo al de aquel sujeto, sonriendo perversamente – Muero por eso, jajajajaja – Levito lejos de mí, volviéndose unir las partes y formar un solo espejo – Por supuesto que se aman. No hay mejor pareja para casarse que dos corazones destrozados, son uno para el otro – El espejo giro lateralmente varias veces, soltando varias risas – Pero enserio... No hay nadie más que yo quien desee más que nada en el mundo que ustedes estén juntos, realmente lo deseo, ¡Y me alegra! Así que vine a darles mis buenos deseos junto con un hechizo de fortuna.


- ¡Deseos de atormentarnos es lo que nos das! Ahora ¡¡LARGATE!! – Varios pentagramas rodearon el espejo, logrando poner nervioso a aquel ser.


- Oh, vamos. Es la primera vez que nos reunimos los tres ¿Siquiera unos besos de despedida? – Dijo alzando los brazos con miedo.


- ¡¡AHORA!! – Grito una vez más, iluminándose sus puños de un purpura oscuro.


- ¡Está bien! Está bien... - Vio hacia mí un momento, sonriendo tranquilo – Espero te hayan servido mis pistas, mi dulce Silvy... No te rindas ¿Si? – Se hizo polvo desde su base, desapareciendo de nuestra vista.


Las respiraciones de ambos se escucharon como fin de aquel momento estresante, viéndonos las caras como si confirmásemos que todo estaba bien. Me acerque a él, abrazándolo, no queriendo escuchar alguna pregunta de lo que sucedió, solo dejando pasar eso y nos fuésemos de una vez de ese lugar que ya me aportaba más ansiedad de la que tenía al saber que era más probable conseguirme a aquel ser aun en compañía de Mephiles.

Él me sostuvo, transpirando con fuerza como si estuviese conteniendo su furia que había resguardado de aquel monstruo, pero eso fue calmado al yo rebuscar diminutos y gentiles besos en su cuello, soltando con ello un suspiro que nos tranquilizó a ambos, saliendo ya de ese sitio.

Aun no sabíamos cuáles fueron las razones de hacer lo que hizo y decir lo que dijo, más sospechábamos que estaba evaluándonos. Lo mejor que podríamos hacer para la siguiente ocasión seria seguirle el juego para desconcertarlo, esperando lo mejor de esto.


- Silver – Arrastro las palabras al decir mi nombre, pasando sus manos por la madera de un mueble. Podía sentir su mirada centrada en mí.


- Dime – Rápido y sin interés. Quería disimular mejor que no quería hablar, pero por el tono de mi voz, denote nerviosismo.


- ¿Hay algo de lo que quieras hablar? – Sabía que lo preguntaría tarde o temprano, pero no estaba listo aun.


- No... ¿Tu si? – Gire para verlo de lado, revelando amargura en mi rostro, casi amenazándolo a que sería tedioso sacarme algo.


- ... Solo si estabas dispuesto, claro – Que tardase en responder me hacía dudar ¿Leía mi mente? ¿Sabía ya lo que ocurría? No, no podía ser posible, aun si tratase con mucha fuerza, lo que resguardaba en lo más profundo de mi ser no lo lograría ver fácilmente – Ya ha sido muy fatídico hoy. Dejemos el día como otro más en esta mansión... - Se acercó a mí, frotando sus manos sobre mis brazos – Así que ya sabes lo que más me anima en días como estos – No hizo falta siquiera en adivinar o preguntar, sus caricias atendieron mi rostro frio que fue remplazado con calor al él centrar sus ojos en mí, sonriendo dulcemente – Eso, esa hermosa sonrisa – Sin notarlo ya estaba colorado y con una leve curvatura de mis labios por la emoción, terminando en soltar bajas risitas y ocultar mi rostro ruborizado – No escapes de mi~ Aun me encuentro estresado.


- Jajajaja, solo eres un aprovechado – Sostuve sus manos, tratando de bajarla y que pudiese tomar un respiro – Hay espectadores – Hice seña con la mirada donde las aves, sacando unas risas de Mephiles al ver lo que decía.


- Creo que ellas son más conocedoras de esto que nosotros – Agito su cola, impulsándose hacia mí para aferrarme en un abrazo – Vamos, descansemos.


Su rostro tan cerca de mío, sintiendo su respiración frente a mí me llenaba de mucho anhelo aquello que había deseado hacer en todo el día, y así se quedaría hasta cuanto tiempo sabe dios. Maldito sea mi cuerpo que siempre fue débil al sucumbir ante estas cosas. Ya el baile de sus labios con los míos me perdía de donde estaba de pie, es más, ya ni parado estaba, ya encontrándome sobre la cama sobre sus piernas, besándolo a más no poder, como si esa piel de su boca ahora fuera mi oxígeno.


Omitiendo lo poco ocurrido, nos acurrucamos en besos y almohadas, hallando el cansancio y la calma dentro de poco para esperar la jornada que nos llegaría en la mañana.

A pesar de que Mephiles había dicho varias veces que había sido un desperdicio gastar la magia de las almas del Wendigo en tratar de quebrantar la maldición, me alegraba ya que por ello podíamos salir ahora mucho antes de la anochecer, varias horas habían sido dadas por ello, horas las cuales durarían durante bastante tiempo. Ello sería de mucha ayuda para trabajar con nuestros amigos a comparación de solo unas cuantas horas en la noche.

Mephiles y yo íbamos ya partiendo de la mansión hacia él pueblo con bolsos en nuestras espaldas, siendo ayudado con su magia en caminar sobre la nieve sin que me hundiera, así hasta llegar hasta la entrada de Roublin. La mayoría de personas nos saludaron, sonriendo con mucha sinceridad y gratitud al vernos. No tenía idea de que pudiese ser así de famoso en poco tiempo, en tal caso, a Mephiles y a mí no nos encantaba mucho ese tipo de atención, era un tanto vergonzoso y engorroso.

Estuvimos dando unos recorridos por el lugar, en espera de que todos llegasen en el punto de encuentro, viendo entre las casas y calles las decoraciones y luces que ya hacían distinción a la época. Era increíble que a pesar de ser un pueblo bastante tradicional tuviesen estos adornos tan modernos de la celebración.


- Ya llegaron – Mephiles me aviso con voz apagada, cansada. Había sido muy difícil haberlo levantado de la cama en la mañana, no podía creer que aun tuviese sueño.


Todos a excepción del señor Bean venían caminando hacia nosotros, con vestimentas bien abrigadas de colores rojos, verdes y fucsias. Salude a todos desde la lejanía moviendo la mano de un lado al otro en alto, escuchando luego de eso... Un grito que pudo haber dañado mis tímpanos.


- ¡¡¡AAAAAAAAAAAAHHHHHHH!!! – Amy prendió en corrida hacia mí a una velocidad casi tan rápida como la de Sonic, provocando que gritase y huyera en dirección contraria por lo que fuese a hacerme, incluso trate de huir con Mephiles pero él se soltó de mí y se quedó en su sitio sin moverse, notando entonces al ver que Amy le paso de lado lo que significaba que yo era su centro de atención - ¡¡¡SIIIIIILVEEEEEER!!!


- ¡¡AYUDA!! – A punto de caer por mis piernas temblorosas y la nieve en mi camino, Amy logro atraparme con su mano, jalándome del brazo y acercar mi mano a su rostro - ¡¡AUXILIO!!


- ¡¡AAAHHHHH!! ¡NO PUEDE SER! – Chillo dando brincos rápidos aun sosteniéndome de la mano - ¡Tu!


- ¡Lo siento! ¡Disculpa! ¡No lo volveré hacer! ¡Perdóname! – Suplique ya de rodillas con mi mano sostenida a la suya.


- ¡Jamás te perdonare! ¿¡Cómo pudiste!? – Regaño acompañado de un rostro burlón, confundiéndome más.


- ¡Amy! ¿Qué ocurre? ¿Qué no ha hecho el pobre de Silver para que hayas reaccionado así? – Blaze llego al lado de Amy luego de correr, viendo preocupada el rostro de la rosada.


- ¡Esto! – Amy le mostro mi mano a Blaze... Y entonces entendí - ¡Se casó! ¡Un matrimonio de alma! ¡Y no nos invitó!


Quise morir en ese momento, sobre todo porque no era del todo correcto lo que decía Amy, pero siquiera pude pronunciar algo cuando vi la mirada inexpresiva de Blaze viendo el anillo de oro con el diamante en mi dedo anular, viendo esta detenidamente durante varios segundos.


- ¡¡¡AAAAAAAAAAAHHHHHHHHHH!!! ¡No puede ser! – Chillo igual que Amy dando brincos del suelo y ayudándome a levantar con ayuda de Amy para abrazarme entre las dos y girar en torno a un círculo que me mareo rápidamente - ¿¡Por qué no nos invitaste!? ¡Si eres malo!


- ¡Ayuda!


Mephiles se acercó a nosotros, tomándome de la mano y sacándome de aquel circulo de gritos y risillas que producían esas mujeres.


- ¿Qué tanto jaleo? Pareciera que vieron unos zapatos nuevos o yo que se – Knuckles había llegado junto con Sonic y Tails, aproximándose a ver qué les sucedía a las chicas.


- ¿Es algo malo chicos? – Sonic nos preguntó directamente a mí y a Mephiles, ya no sabiendo de qué forma responderle.


- No – Dijo Mephiles sin más que agregar, aun curioso por la reacción que aún mantenía las chicas.


- ¡Claro que sí! – Protesto Amy y Blaze, tomándome de mis brazos para jalarme.


- ¡Eres malo! ¡Ni siquiera nos invitaste!


- ¡Pa-paren ya! ¡Mephiles!


- Muy bien, muy bien. Ya fue suficiente – Mephiles poso sus manos sobre la gatita y la eriza, apartándolas de mi – Sera mejor que les des una buena explicación – Giro a ver a Amy, frunciendo el ceño un momento – Sobre todo contigo, pensé que sabrías más de estas cosas – Amy quedo en silencio, mostrándose desconcertada, girando a verme en espera de mi respuesta.


- Bueno... Chicos... Verán – Baje la mirada donde mi mano, tocando con mis dedos el anillo para que todos notasen de este – Mephiles y yo... Hemos decidido casar nuestras almas.


- ¿Qué? – Sonic y Knuckles inclinaron las cabezas, mostrándose confundidos, pero Tails solo los vio molesto.


- ¿¡Que no lo saben!? – Grito impaciente, espabilando al par - ¡Se van a casar!... Por siempre.


- ¿¡Que!? – Sonic volvió a vernos, incrédulo ante ver nuestros anillos en cada mano, quedándose sin palabras.


- ¿Pero por qué? – Pregunto Knuckles, rascándose sus cabellos.


Su reacción solo me hizo encoger de hombros, queriendo ignorar todo e irme con Mephiles lejos de ellos. Prefería escuchar las críticas y burlas de todos menos de mis amigos, así que solo les di la espalda y me acerque al azabache, nada más esperando que el entendiese mi incomodidad en ese momento.

Su mano de poso en mi hombro, haciéndome girar de mis talones para volver a ver a los chicos. El fuerte suspirar que soltó descendió hasta mi rostro, percibiendo en su respirar que estaba molesto.


- Así es... Estamos preparando el hechizo para casar nuestras almas eternamente. Ambos lo decidimos, ambos lo queremos – Apretó sus manos sobre mí sin lastimarme, tomando aire profundo - ¿Les disgusta acaso? – Dijo como una advertencia, reforzando el tono al dirigirse al grupo de chicos.


- ¡Para nada! ¡Felicidades! – Dijo Knuckles alzando las manos, moviéndolas de un lado al otro y luego aplaudiendo un poco. Se notaba lo nervioso por la respuesta de Mephiles.


- ¡S-si! ¡Felicidades! – Tails igual nos felicitó, menos preocupado que Knuckles.


- Felicidades – Dijo Sonic más cortante que el resto, cruzándose de brazos, sin siquiera mostrar alegría o enojo al decirlo.


- Bien. No quiero que lo desalienten con sus miradas juzgadoras – Mephiles me soltó y paso a mi costado cruzándose de brazos, soltando más suspirares molestos, viendo aun irritado a Sonic – Ya puedes darte a explicar, mi amor. El que se atreva a protestar que lo haga ya.


Pasmado por su furia irracional hacia mis amigos me dejo mudo durante unos segundos, antes de sonreír tiernamente hacia él y a su sobreprotección. Claramente había notado mi decaimiento y de inmediato tomo palabras sólidas para detener lo que provocaban los demás sobre mí.


- Mephiles, mi amado. No tomes represalias con los demás, solo me dejo afectar por pequeñas cosas por el simple hecho de que esto es muy nuevo para mí – Acaricie su mejilla, bajando hasta su pecho para darle unas palmadas – Esto siempre fue un dilema y algo que siempre me esforcé en ocultarlo de todos cuando era joven, mostrar ahora ante todos lo que me gusta y lo que deseo es un tanto difícil para mí, es como ir en contra de mi naturaleza – Deje de hacer mis típicos gestos de nerviosismo, tomando la mano de Mephiles, siempre llenándome de valor y seguridad – Ayer hicimos el pacto, tardara unos cuantos días para que este completo y logremos estar unidos – Vi hacia Amy que agacho sus orejitas tímidamente – Pensaba invitarlos a todos para un pequeña celebración una vez se haya completado el hechizo, es ahí cuando la magia de Mephiles y la mía lograra ser una sola y será oficial. Jamás dejaría de lado a mis queridos amigos.


- Oh, entiendo ahora. Pido disculpas por cómo me comporte – Dijo Amy, aun con sus orejitas bajas.


- ¡Lo sabía! – Blaze salto hacia mí, casi tumbándome al suelo - ¡Felicidades, Silver! Es la primera vez que escucho algo como esto, pero no puedo esperar como te verás con vestido de novia.


- ¿¡Vestido de novia!? – Exaltado, la aparte de inmediato, negando con cabeza y manos - ¡No! ¡Para nada! ¡Jamás usaría un vestido de novia!


- Claro que lo usaras – Protesto Mephiles, acercándose junto a Blaze – ¿Sino como sabrán quien es la novia?


- No la hay. ¡Tú y yo somos novios! Ambos hombres – Refute molesto, remarcando lo erróneo que estaba – Solo por que quieras verme vestido de mujer no te daré el gusto.


- Mmmm, Bueno, supongo que yo tendré que usar el vestido – Las risillas de todos se hicieron presentes al decir eso, sabiendo solo yo a lo que se refería.


- ¡E-e-estás loco! Te verás ridículo... – Dije solo para avergonzarlo de la simple idea.


- ¿Enserio? Eso no fue lo que dijis-


- ¡Cállate! ¡Usare el vestido! – Le tape la boca logrando detener su frase. ¿Cómo este idiota decía las cosas sin pena alguna?


- ¡¡Aaahhhh!! – Amy y Blaze gritaron muy agudo, acercándose nuevamente a mí con varios brincos.


- ¡Hay que ir a seleccionar el vestido! – Grito Amy - ¡El rosa se te vera muy hermoso!


- ¡Amy! Se supone que la novia tiene que ir de Blanco, es símbolo de la pureza.


- Eh, si... Cierto – Mascullo Amy, jalándome más a su lado - ¡Pero el bermellón hará juego con sus ojos!


- ¡Tiene que ser blanco! – Volvió a protestas Blaze, jalándome con mayor fuerza a su lado.


- Sálvenme... - Pedí con tal de que pudiese retractar de mis palabras y que me liberasen.


- Tu solo caites en esa fosa llena de serpientes – Comento Tails, balanceándose de un lado al otro, como si me estuviese sermoneándome.


- Ahora que lo pienso... Con lo pequeño que es... No se verá tan mal con un vestido – Dijo en voz alta Knuckles, provocando que Mephiles centrase su mirada amenazante en él y se remedara – Claro que no me importa ni me interesa, ppff. Otra hombre caído, ya que.


- ... Bueno, daré un recorrido – Sonic calentó las piernas despidiéndose con la mano – Suerte Silver, nos vemos luego – Y así salió corriendo a una velocidad normal, pero apenas en la primera esquina cruzo y se fue a máxima velocidad.


- Llamare a Marine para que nos ayude a escoger – Menciono Blaze, volviéndome a traer a la pesadilla que estaba viviendo.


- ¡No! Espera ¡Ayúdenme!

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

- Miren esta. Se verá como una reina una vez lo use – Agitando la revista, mostraba un dibujo de una mujer con un vestido de novia, casi del siglo XVII con una enorme cola – Solo que es muy caro... - Añadió Marine, mordiéndose las uñas.


- No importa el costo, todo lo pagare, solo asegúrense de que a Silver le guste y de comprarla por mí – Respondió Mephiles sin prestar atención al vestido, concentrado en un libro que le había entregado Amy.


- Enserio... No vinimos a seleccionar vestidos ni nada. ¡Se supone que debemos salvar al pueblo de la maldición! – Gruñí ya furioso, alejando todas las revistas que las chicas me colocaban frente a mi rostro - ¡Amy!


- ¿Qué? Eso hacemos, pero tu boda puede ser en pocos días y no podemos perder más tiempo. Hay que adelantar~ - Respondió, dejando de lado un libro más de estudio. Se levantó del suelo y tomo de la repisa varios libros más, dejándoselo a Tails, Knuckles y Mephiles, volviendo con las demás chicas en buscar el vestido ideal - ¡Oh! ¡Este es hermoso!


Nos encontrábamos en la guarida de Amy, donde tenía varios libros de los cuales poseían información para poder proteger a los habitantes del pueblo con sellos que crearíamos y pondríamos por todo el lugar para evitar alguna otra catástrofe provocada por la maldición esparciéndose por el pueblo.

Pero lo que no entendía era que hacia la mapache entrometida en todo esto. ¿Siquiera ya sabía sobre la magia del pueblo? Solo estaba ahí con las demás como si estuviésemos en una reunión del té.


- ¡Mira este, Silver! ¡Es preciosísimo! – Blaze mostro un vestido de novia muy... Moderno. La falda estaba muy pegada a la cintura, incluso en las piernas. ¿Cómo se supone que lograra caminar con eso? – Se llama falda en sirena ¿Te gusta?


- Tal vez se vea bien en una mujer Blaze, tu sabes, por su... Figura – Dibuje en el aire con mis manos las curvaturas naturales de una mujer, expresándome mejor – Soy un hombre, esto definitivamente no se me vera bien en mí.


- Tiene razón ¡Diablos! Eso descarta los vestidos sirenas – Dijo Marine, lanzando una revista repleta de esos vestidos.


- Bueno, no lloren, ¡Aún quedan los vestidos estilo princesa! – Amy mostro varias revistas de estos.


- No. Odio los vestidos tipo princesa – Negué molesto, meneando la cabeza – Son demasiado esponjosos y vultuosos, pareceré un pingüino caminando con este.


Escuche las leves risas de Knuckles y Tails al fondo, riéndose entre dientes, provocando que girara a verlos con mis púas erizándose, no siendo esto suficiente para callarlos pero si un golpe de Mephiles que les repartió al ver que me molestaban.


- Oh, ¿enserio? – Aparto las revistas con un puchero triste en su rostro – A mí sí me gustan...


- Ya chicas, esto no se trata de lo que nos guste – Blaze rebuscaba en varias páginas de revistas otro vestido más que objetar, consiguiendo uno de agradable encaje de flores – Es el día especial de Silver ¡El mejor día de su vida! Tiene que verse, sentirse y ser hermoso – Revelo la hoja de la página para que pudiera ver mejor el vestido – ¿Te gusta este?


- Eh... No lo sé – Era bastante elegante, como me gustaba – La falda parece más como de sirena.


- No, es de falda de trompeta – Aclaro Marine.


- ¿Y cuál es la diferencia?


- Que una la falda encaja con la figura hasta los tobillos y la otra hasta el trasero – Respondió con una risa burlona, haciéndome aborrecer más la idea de usar un vestido frente a todos.


- ¿Estás bien, Silver? – Blaze pregunto, notando que ya estaba estresado.


- Es que no soy mucho de estas cosas... Lo siento... No soy del todo una chica, supongo – Alce los hombros, retirándome un poco de todas al sentir no encajar con ellas.


- Pero te gusta usar vestidos ¿No? – Continúo Blaze, retomando el resto de revistas en sus manos.


- So-solo algunos... Tienen que ser muy bonitos para que me gusten – Conteste sin poder verle directamente.


- Entonces puedes buscar entre todos uno así de hermoso para ti, sino, lo dejaremos así ¿Está bien? – Propuso Blaze, dándome solo tres revistas para que leyera.


- Pe-pero... ¡Tenemos que decidir entre todas! – Protesto Amy ante la idea de Blaze.


- Lo que elija Silver será hermoso, lo sé – Dijo segura, cruzándose de brazos con aire confiado, dándome más ánimos para revisar.


- ¡Pero nosotras sabemos de vestidos! ¡Somos mujeres! Él no, no sabe más que nosotras – Igual dijo Marine, siquiera prestándole del toda la atención al ir pasando rápido las paginas como hacia al leer.


- Silver sabe mucho más que nosotras, no puedes juzgarlo por ser varón – Refuto Blaze, con mucha seriedad.


- Si, sabe combinar bien las ropas – Afirmo Amy, casi desconcentrándome al pasar a la siguiente revista, viendo su rostro pensativo.


- Pero aun así, fui requerida para ayudar a escoger el vestido – Gruño con decepción, soltando un resoplido – Y yo tan ocupada que estaba. Es grosero dejar de lado mis consejos... - Cuando finalmente llegue a las ultimas paginas encontré el vestido, ese era, era el indicado – Así que déjame ayudarte con eso Sil... ¿Qué tienes? ¿Por qué esa cara?


- ¿Silver? – Blaze se acercó con voz preocupada.


Me encontraba sumamente emocionado, haciendo ya la idea de usar ese vestido con falda campana ondeante y escote en corte V con encaje de flores y hojas de sauce, con un corto chal que cubría cuello con un collar, hombros y brazos de una tela transparente con encaje de flores. Era simple, delicado y hermoso. No podía aguantar más la emoción y les mostré el dibujo, recibiendo de todas al verlo varios cabeceos y risitas alegres.


- Es perfecto – Dijo Amy – Te quedara de fábula.


- ¡Ahg! Qué envidia, yo también quisiera uno así.


- Jejeje, entonces está decidido – Blaze tomo la revista y marco con un carbón alrededor del dibujo - Será este.


- ¡Y es barato! – Añadió Marine agitando su cola de un lado al otro – Aaaaawwww te verás muy adorable, Silver.


Yo cabecee apenado, sonriendo tímidamente al rascarme la cabeza ante sus halagos y afirmaciones. No podía esperar para el momento, aunque no esperaba celebrarlo de esa manera y menos con ropas de mujer, pero ahora la idea y la emoción de las chicas habían logrado contagiarme del ensueño del día de boda.

Aun con Mephiles concentrado me acerque a él con disimulo, aun sin voltear a verme, por lo que rápidamente le bese la mejilla y me aleje, viendo su rostro sorprendido al no percatarse de mí.

Reí junto con las chicas que no paraban sus cuchicheos y jugueteos por planear el resto de la ceremonia.


- Si ya terminaron, hay que crear varios sellos – Interrumpió Tails, haciéndonos reaccionar a todos de los nervios - ¡Vamos! Traigan papel, carbón y aluminio.


- Tiene razón, Silver, vamos – Concordó Mephiles al verme sin responder.


- Es que... Hay que planificar la boda, amor, no podemos dejarlo aun así – Excuse, dándole empujones a las chicas para que me ayudaran.


- ¡Si! La temática de la boda, las flores... – Dijo Amy para hacer peso a la carga de tarea.


- La comida, las tarjetas de invitación, la música... - Añadió Blaze igual.


- ¡Y los vestidos para las madrinas! – Dijo Marine con énfasis, jalando las ropas de las chicas.


- Sí, sí, sí, sí.


- ¡A mí no me vengan con eso! La boda es para otro día ¡Salvar al pueblo es hoy! – Regaño Tails, haciéndonos temblar a todos por su carácter repentino – Así que muevan sus traseros a ayudar – Cerro el libro que tenía en manos para levantarse del suelo – Ya conseguí el hechizo del sello. A trabajar.


Mephiles y Knuckles se levantaron, tomándonos de los brazos para guiarnos a las mesas de trabajo. Sacamos todos los materiales de nuestros bolsos para ir armando los sellos y los chicos nos fueron guiando paso por paso según describían los libros.

Cada sello tenía que ser hecho con piel de lagarto, recubierto de tinta de hollín y pasto de pino viejo, sobre este tendría que ser escrito runas con aguja e hilo de oro y de último se tendría que colocar en un perímetro, clavado en el suelo o en un árbol con un clavo de plata. En total teníamos que hacer 28 sellos que pudiesen proteger todo el pueblo y lamentablemente este trabajo llevaba tiempo. Suerte que Mephiles había traído las pieles de lagarto, ya que nadie tenía a la mano... Ni siquiera sé de donde las consiguió.

(Tranquilos que no son de Vector)

El resto fue más trabajo de mano y esfuerzo al tejer sobre las pieles, algo que nos tomó hasta varias horas, con suerte nos encontrábamos dentro de la choza, el tiempo no sería de importancia ahora.


- ¡Diablos! ¿¡Por qué demonios teníamos que coser nosotras!? – Se quejó Marine, ya con sus dedos rojos de tanto tejer.


- ¡Hey! No es nuestra culpa. Los hombre no saben coser – Protesto Knuckles, terminando de formar los últimos clavos de plata con ayuda de su magia – Eso es cosa de mujeres.


- ¿Y qué hay de Silver? – Contesto, viéndome de reojo al ir terminando el último sello.


Todos hicieron silencio, marcando miradas sobre mí, yo si apenas me di cuenta al terminar el nudo del hilo y fijarme bien que todos querían que aclarara esa duda.


- ... ¿Es enserio? ¿Me van a decir que soy el único hombre en este planeta que teje? Y no me digan que es por ser homosexual – Deje la piel de lado, cruzándome de brazos, esperando respuesta de todos.


- Pues no, yo no sé coser – Dijo Mephiles al señalarse a sí mismo – Solo hay una respuesta muy lógica para eso – Hizo énfasis, llevándose la mano al pecho para explicar – Eres un mago muy talentoso, todo lo que creas con tus manos queda a la perfección, por eso eres muy habilidoso, incluso en cosas que no son ordinarias para alguien de tu sexo, muy bien lo he comprobado al ver cómo eres capaz de crear cosas con solo el uso de tus manos.


No pude evitar colorarme al escucharlo hablar así de vanidoso y dulce a la vez, siéndome irremediable desviar la mirada a un punto muy apartado de él, casi queriendo ocultar mi rostro de todos al verme como reaccionaba.


- Claro, esto es más que todo porque eres un mago de Telequinesis y a todos estos magos se le es fácil esto – Termino de explicar, ahora revelando curiosidad en su rostro al verme - ¿Dije algo malo?


- No, solo que... - Ya tenía mis dedos enredados en mis largas púas buscando manera de pasar a otro tema menos centrado en mi – Eres muy adulador... Por favor... - Iba diciendo, pero una gran sonrisa dulce se iba formando en su rostro mientras seguía hablando – Po... Por favor... Deja de verme así – Tome mis púas y cubrí mi rostro con ellas, ya terminando de escuchar las risas suaves de los demás.


En eso escucho pasos cerca de mí, asomándome al ver como Tails tomaba la piel de lagarto que había terminado y la ve de cerca antes de ajustar mejor los hilos.


- Debiste de hacer una sutura tipo colchón horizontal en esta parte, ya que la piel se rompió un poco aquí – Saco aguja e hilo y lo termino de remendar – Ya está, ahora si tenemos todos los sellos – Se acercó a la meza de trabajo y junto todas las pieles con las suyas, logrando ver que sus sellos habían quedado mejor que los míos.


- ¿Qué diablos? ¿Desde cuándo sabes coser Tails? Nunca te había visto hacerlo – Knuckles se acercó a ver mejor el trabajo de Tails.


- Jejeje, bueno... Veras...


- ¡No me digas que tú también eres-


- ¡Calla la gran bocota Knuckles! ¡No es eso!... Cream me ha estado dando clases – Confeso con algo de pena, agitando sus dos colas con nervios de un lado al otro.


- ¿¡Clases!? – Knuckles se agarró el pecho como si el corazón se le fuese a salir de este, alejándose del zorrito como si fuese un desconocido para él ahora – No puede ser... Otro caído más... ¿¡Solo quedo yo!?


- Para que sepas, le pedí que me enseñara. No creo que solo las mujeres deberían saber coser, quiero decir. ¡Ser un mago requiere de muchas habilidades manuales! Coser es una de ellas y la diferencia de géneros no me va a detener – Como si fuese todo un prodigio, planteo sus ideas, derrumbando las ideologías de Knuckles ante su sexismo.


- Además de que los magos alquimistas son los mejores en manualidades, incluso mejor que los magos telequineticos – Comento Mephiles al observar el trabajo de Tails – Sera mejor que vayas desasiéndote de esas tontas etiquetas planteadas por la sociedad Knuckles... Haces que tus amigos se sientan incomodos.


- ¿Eh? Eh-e... - Knuckles quedo viendo a todos exasperándose por ver como todos esperábamos un cambio en su actitud - ¡Claro que lo sé! Pero igual, no está bien visto. Son mis amigos y los quiero y los respeto, pero estas cosas... No están bien vista por el resto de personas – Resoplo con una mirada angustiada, callando así para buen rato.


- Bu-bueno. Sera mejor ir colocando por todo el pueblo los sellos – Dijo Amy para interrumpir y dejar el tema bajo la mesa.


- Si, será mejor que nos dividamos – Tails fue contándonos a uno por uno y luego chasqueo los dedos – Bien nos dividiremos en dos grupos de dos y uno de tres. Las chicas serán el grupo de tres, más Knuckles, Silver, Mephiles y yo seremos el de dos.


- ¿Qué? Eso no es justo... - Blaze me tomo del brazo, jalándome con el resto de chicas – Tenemos que seguir planeando sobre la boda, no nos pueden quitar aun a Silver.


- Claro que si – Mephiles me tomo de mi otro brazo, separándome de las demás solo para apegarme a su cuerpo en un abrazo – Ira conmigo, soy su esposo, tengo que estar con él.


- Mephiles, según el orden que dije irán los grupos, tu vendrás conmigo y Knuckles con Silver – Aclaro Tails lo que hizo que Mephiles me apretara más de sus manos y viera molesto al de dos colas.


- ¿Por qué? Está bien conmigo. No tiene por qué andar con nadie más – Me apretujo más contra su pecho, luchando ahora para separarme del posesivo erizo – Conozco mejor el pueblo, más que ustedes, se cuáles son los bordes.


- Mephiles. No lo malentiendas. Sé que conoces muy bien este pueblo, pero no a sus habitantes. En los límites del pueblo se encuentra pueblerinos muy territoriales, podrían atacarlos o pelear con ustedes ya que no los conocen, por eso si vamos a dividirnos, tiene que ser en ese orden. Las chicas estarán bien porque todos conocen a la hija del alcalde – Alistando todo los sellos en varias bolsas, dio a entender su punto al ente, logrando solo aflojar un poco más su agarre de mí.


- Pero... - Bajo la mirada para verme, mostrando un ligero puchero por ello – Yo quiero estar contigo – Era tan adorable, solo me daban ganas de abrazarlo y permitirle lo que quisiese, pero ya conocía lo que hacía.


- Mephiles~ - Lo abrase y acaricie, así pudiendo calmarlo para separarme y alejarme de él – Pero deja de comportarte así solo para que pueda ir contigo y no ardas en celos al estar con alguien más – Apoye mis puños en mi cintura, dando en el clavo al ver como Mephiles se puso nervioso al mostrar como su rostro se derretía apenas – Así que colabora con todos y no protestes.


El pobre solo agacho las orejas hacia atrás, mirando hacia otro lado frustrado, sabiendo que perdió en su actuación. Solo solté unas leves risas, caminando hacia Knuckles y tomar la bolsa con los sellos para estar listos.


- Bien, ya de acuerdos, tengas sus bolsas... - Tails fue repartiendo cada una, luego tomando el medallón en su ropa para desprender magia sobre este y crear un titileo con su luz – Sonic debería de venir por su bolsa también. Él claro, como siempre, lo hará solo – Salió con todos nosotros hacia fuera de la choza, dejando una de las bolsa extendidas en el aire con su magia, pasando luego una estela de luz azul que tomo esta y desapareció en la lejanía – Bien – Sonic recorrerá el Sur. Amy, Blaze y Marine irán al Norte.


- ¿¡Por qué tan lejos de mi príncipe!? – Reclamo Amy ante el plan.


- Porque el mismo me lo pidió – Respondió con algo de fastidio, entristeciendo más a Amy – Bien, Knuckles y Silver irán al Este, y Mephiles y yo iremos al Oeste. Eso cubrirá todo el perímetro. ¡En marcha!


Tomamos nuestros caminos, sin decir nada más, tan solo yo despidiéndome de Mephiles con la mirada, recibiendo la suya un poco decaída, pero sabía que estaría bien, solo hacía de sus malos hábitos. Entonces el silencio se hizo profundo al ir alejándonos más, solo retumbando el sonido de los aleteos de algunas aves por el lugar y el de uno que otro ciervo que se veía a la distancia.

Pasaron aproximadamente una hora cuando llegamos al límite del pueblo en la región del Este, llegando a un acantilado con un río.


- Bien, aquí no hay árboles, las tendremos que colocar sobre las piedras – Dijo Knuckles al ir explorando el lugar.


- ¿Sobre rocas?... No se romperán los clavos de plata al tratar de clavarlos sobre rocas. ¿Por qué no mejor en el suelo? – Hice recorrido por el lugar para asegurar si realmente no había un árbol aproximadamente cerca, pero ahí no había más que tierra, rocas y arbustos.


- Aagh ¿Tan simple eres? – Dijo irritado, tomando un clavo y un sello, arrodillándose cerca de una roca para colocarlas con cuidado sobre este. Tomo aire profundo y alzo la mano para dar una rápida y fuerte palmada sobre el clavo.


- ¡Ah!


- ¿Qué? ¿Qué te pasa? – Pregunto impaciente, haciéndome notar como el clavo en efecto se había clavado sin problemas sobre la roca - ¿Qué tienes?


- ¿No te lastimaste la mano? Lo hiciste con la palma, siquiera con el puño o con otra roca.


- ¿Realmente crees que soy tan cabeza hueca? – Se levantó del suelo viéndome con molestia ya que se había sentido insultado.


- ¡No! No, es que no sé cómo hiciste para clavar el clavo sobre esa roca sin romperlo o sin lastimarte – Aclare con algo de miedo, no sabiendo que hacer si llegase a colmar la ira del echidna.


- ¡Pues con magia! ¿Con que más? – Tomo nuevamente la bolsa, alejándose de mi con aire pesado, sin siquiera explicarme bien.


- ¿Pero cómo? Nunca había visto esa magia... Tal vez sí, pero nunca lo había visto emplearlo así – Seguí tras de él, viendo de lado como se agachaba y volvía a colocar las cosas sobre otra roca.


- Aah... Desde que volví a ver a ese sujeto... Mephiles. Entendí que no solo debía usar mi fuerza con todo... - Respiro profundo y volvió a golpear rápido el clavo contra la roca sin algún problema – Cuando siquiera pude hacerle doblegar con mi más fuerte puñetazo, entendí que no todo se trata de la fuerza – Se levantó del suelo lentamente, pasando su mano en un deslice sobre la roca, dejando tras su toque que se creara un cuarzo de pequeño tamaño – Había olvidado mi magia base...


- ¿Tu magia base?


- Geoquinesis. Soy especialista en todo tipo de piedras rocas, diamantes, gemas preciosas... - Respondió, apagándose su voz lentamente, deteniéndose un momento antes de cambiar su rostro a un ceño serio y seguir buscando más rocas para clavar los sellos.


- ¿Por qué la habías olvidado?


- ¿Qué no paras de preguntar? – Contesto furioso, haciéndome callar y encoger al encorvarme. Él aflojo la mirada al ver que no quería iniciar una pelea y que no preguntaba maliciosamente, solo curioso – Es... Una larga y estúpida historia.


- Oye, está bien si no quieres hablarlo. Pero realmente quiero saber... Sé que no he congeniado lo suficiente contigo, perdóname por apartarte del grupo, aun si no fue intencional, no sabía si te llegase agradar alguien como yo ya que-


- Ugh... - Soltó un largo gruñido, deteniéndose frente a una roca antes de mover todo su cuerpo contra esta para golpearla con la cabeza y romperla por completo. Quede sin palabras al ver como volvió gravilla aquella enorme roca, pero él se giró a verme, aterrorizándome con su mirada seria y fría – Eres un fastidio. ¿Es por eso que crees que no me ibas a agradar?


- N-no, digo... ¿Si?... Disculpa, yo no quería...


- ¡Calla de una vez! – Coloco su enorme mano sobre mi boca, mostrando un ceño fruncido en su rostro – Juzgas mucho antes de conocer, en cambio yo sé qué clase de tipo eres – Se alzó, lleno de rabia, transpirando como una enorme bestia – Eres de esos sujetos que creen que soy un tipo que se basa en fuerza, tamaño, acción antes que meditar, ¡Varonía! Un cabeza hueca... - Al soltar todo eso se calmó un poco, bajando levemente los hombros antes de tomar aire profundo – Escucha, solo hagamos el trabajo. No quiero hablar contigo.


Retiro la mano de mi boca, alejándose con pasos fuertes y distantes, llegando a la siguiente roca más cercana. Preocupado, le seguí, observando como hacia el mismo trabajo; levantar la mano, tomar aire profundo, bajar la mano rápidamente y luego... El clavo de plata ya estaba introducido dentro de la roca. Solo ver esto una vez más me hizo entender cómo funcionaba.

No atravesaba el clavo con la roca, y menos usaba su fuerza para introducirlo de manera rápida y precisa para que se introdujese, él transmitía fuertes vibraciones de magia al mover rápidamente su mano hacia el clavo, así alterando el material que terminaba fusionándose sobre la roca hasta cierto punto. Se necesitaba de precisión, velocidad y concentración... Tal vez por eso no quería hablar conmigo.


- Sabes... Antes pensaba todo eso de ti – Comente con serenidad, viendo como alentaba el trabajo para no equivocarse – Fue luego de que logre salir por primera vez de la mansión... Me golpeaste, pero fue por una muy buena razón... Había sido un mal amigo – Él clavo el sello y se quedó ahí quieto, escuchando atento – Si has sido cual bruto animal, lo has hecho siendo un buen amigo, un buen vecino, incluso siendo un buen mago. Aun no me olvido de tu participación contra el Wendigo, de no ser por ti no estaríamos aquí – Le palmee la espalda, haciéndolo girar a verme – Así que prometo no ser esa clase de sujeto si tu prometes dejar de ser aquel que describiste – Extendí mi mano hacia él, en espera que la estrechara viéndola como si pidiese limosna, solo para luego resoplar y verme fastidiado.


- No te quitaras del medio si no la estrecho ¿Verdad?


- No~ - Sonreí carismático, recibiendo su mano, ayudándolo a levantarse, casi cayendo de no ser que él fuese más rápido y lograse pararse no sin mucha de mi ayuda.


- Bien... - Camino junto a mí, viéndome de lado un momento, observando mi sonrisa entusiasta y paciente – Y tampoco quitaras esa cara hasta que te cuente... ¿Verdad?


- Realmente sí que eres astuto, jejeje – Fui dando pasos alegres y rítmicos, escuchando un refunfuño por mi respuesta – Y no es que esté esperando menos. Es la primera vez que congeniamos, nos estamos conociendo.


- Si... - Aspiro con fuerza, limpiándose la nariz, dejando otro silencio antes de llegar a la siguiente roca – De pequeño me gustaban mucho las joyas de mamá – Dijo de repente, sacando el sello de su bolsa y arrodillarse – Las tomaba a escondida y las veía de cerca, me encantaba como brillaban sobre la luz y creaba arcoíris y luces por todas partes, siempre me pareció algo mágico y... Creí que estaría bien estudiarlas más.


Alzo la mano y clavo el clavo rápido, asegurándose esta vez de que estaba unido a la roca. Se levantó y camino lentamente, llevándose las manos a sus bolsillos.


- Mi papá me golpeo cuando descubrió que las había tomado, creía que quería venderlas, no era así pero no me escucho. Desde entonces eso hizo que me atrajesen más las gemas hermosas. ¿Por qué la gente quería tanto esas cosas? ¿Por su belleza? ¿Por lo valiosas que son? – Pateo la tierra con furia, siguiendo su caminata más rápida – Cuando conocí a Sonic y a Tails se hizo habitual ir al bosque a jugar, así que podía ir a buscar piedras extrañas, las investigaba y las coleccionaba – Volvió a arrodillarse, sacando rápido el clavo y el sello, terminando rápido en clavarlo – Y así empezó mi extraña obsesión con todo tipo de piedras y... Mi afición de crear collares y accesorios – Metió su mano en su bolsillo y saco de este una pulsera con cadenas finas y brillantes, adornada con amatistas – Y si, a nadie les gusto. ¿Cómo les gustaría alguien que un chico como yo hiciera accesorios para mujer? Me discriminaron y por eso deje mi afición por mucho tiempo.


Se levantó, recogiendo una vieja rama reseca y llevándoselo a la boca. No dijo más durante un rato, viendo el risco por donde el agua estaba congelada, observando esta como si esperase a que esta se descongelara.


- No soporte las burlas así que hice todo lo que un chico de mi edad debía hacer. Trabajar – Saco sus manos de sus bolsillos viendo las palmas de estas. Note lo ásperas y dañadas que estaban, casi dándome dolor al verlas – Todos los días trabajaba, para llenar de orgullo a mi padre y a mi madre. Todos los días entrenaba para hacerme fuerte y estudiaba para tener la aprobación de todos, solo quedaba ir a la ciudad para tener un trabajo respetable y que nadie volviese a juzgarme – Busco con la mirada alguna otra roca pero tuvimos que caminar un poco más, siempre al tanto que no se nos olvidase terminar el trabajo – Un día me habían pateado el trasero en el colegio y... Mis padres me regañaron así que... - Se rasco la mejilla, viéndome de lado con dudas, notándose lo incomodo que le era contar – Me decaí y no quise saber nada de nadie... Solo por un día... Estaba cansado de seguir con las reglas de los demás, pero sabía que no podía vivir sin ellas, estaba frustrado, así que nuevamente las piedras fueron mi refugio – Embozo una gran sonrisa, bajando la mirada hasta sus pies – Las piedras son igual a mí, solidas, pero se deshacen con una gran presión. También hay muchas en su tipo, serán siempre diferente si tienen un poco más de algo o un poco menos de otro, pero serán igual de poderosas y gracias a estas nuestro mundo ha podido evolucionar, ya que si cambiamos su composición puede cambiar en algo muy poderoso, pero siempre serán lo que son...


Al conseguir una roca se acercó a esta y de inmediato saco las cosas... Solo que esta vez no golpeo el clavo. Dejo el clavo de plata sobre el sello, lo toco con un dedo y con su otra mano toco la roca. La roca fue deformándose, dejando que el clavo se introdujese, terminando con eso también provoco que la roca se deformara y cambiara su superficie como si fuese un cuarzo de muchos colores.


- Todo proviene del mismo material, la tierra. Tiene tantos nutrientes y minerales, pero sigue siendo tierra y así como con las gemas y diamantes... La gente lucha a muerte por esta – Se levantó con un largo suspiro, viendo su creación – Pero nadie apreciara el verdadero valor de estas... Solo es un poco de polvo en espera de que sea usado, de formar parte del todo y crear algo enorme – Alzo su brazo y toco este con su dedo índice, deslizándolo hasta su antebrazo. Provocando que su piel se deformara y de este creciesen grandes y filosas rocas fuego como si fuesen estalagmitas – E igual como nosotros... También provenimos del mismo lugar y estamos hecho de lo mismo. Pero puedo cambiar, solo tengo que añadir un poco de algo o quitar un poco de otro, así puedo hacerme más fuerte, así puedo ser más frágil y así puedo ser más útil para todos.


- Knuckles... - Era totalmente impresionante. Jamás pensé que él aguardase tan grandes y maravillosas palabras e ideas, su forma de ver el mundo y a las personas – Es...


- Pppfff, ¡JAJAJAJAJAJAJAJA! – Comenzó a carcajear, echando la cabeza atrás, sosteniéndose el pecho sin parar sus risas, claro, eso me había dejado muy fuera de lugar, ni siquiera sabía si debía reírme con él – Jajaja, aaawww escucha lo que digo, jajajaja normalmente solo hablo de esta manera cuando estoy solo con Sonic y luego de unos cigarros, jajajaja – Comento, limpiándose las lágrimas que soltaba – Realmente... Es extraño hablar de esto con alguien más... Pero gratificante.


- ¿Enserio? – Me alce de mis puntillas, ansioso por animarlo más a que continuase – Knuckles, es asombroso lo que-


- Pero no me interesa tu opinión, la verdad, puedo suponer cual será – Se tomó de las manos e inclino ligeramente la cabeza – Ooh Knucky, es realmente increíble tu forma de pensar, eres realmente único y especial así como todos, debes de quererte más y a tus ideales, bla, bla, bla.


- ¡Hey!... Eso no... - Me aleje un poco molesto por su tonta y afeminada interpretación de mi – Yo no sueno así.


- Pues no te has escuchado, jajajajaja.


- ¡Oye! Dices que no quieren que te juzguen pero tu juzgas más que nadie – Proteste, señalándole con el dedo entre sus ojos.


- Lo sé, solo bromeo... También puedes hacer lo mismo ¿Sabes? – Me golpeo con el codo, moviéndome bastante a pesar que no fue brusco – Vamos señorito.


- ... - Le vi de reojo, pensando un poco en una interpretación de él – Oh, soy una roca, y soy muy rudo y fuerte pero muy blando por dentro – Alce mis hombros y los moví de arriba abajo, moviendo mis brazos como si fuese un gorila – La gente cree que soy un afeminado y por eso actuó como todo un fortachón y fanfarroneo como ser de mente fría, ja, ja, ja.


- Auch, jajaja.


- ¿No es gracioso verdad?


- Lo que me dolió más fue tu mala actuación, ni siquiera lo haces de corazón, jajajaja – Siguió riéndose no pudiendo aguantar más y reírme con él.


- Lo siento... Nunca había hecho eso, jeje – Confesé con algo de pena.


- Está bien... - Volvió a tomar camino, deteniéndose de golpe al revisar la bolsa – Ups, se nos terminaron – Sacudió la bolsa sin lograr sacar nada de esta – Bien, trabajo terminado. Volvamos – Dio la media vuelta caminando tranquilo, silbando relajado devuelta a la choza de Amy.


- De acuerdo – Apresure mi caminar para alcanzarlo, ya imaginando que al llegar Mephiles correría hacia mí para no volver a separarse.


- ¿Y cuál es tu historia Silver? – Pregunto de repente, viéndome de lado - ¿Cómo es que llegaste a ser un tímido erizo de ciudad?


- ¿Mi historia? – Volví a decir, bajando las orejas al no estar aún cómodo al hablar de eso – Lo mismo que casi todos... Malos padres... Independizarme solo... Valerme de mi y nunca mostrar mi verdadero yo...


- ¿Enserio? Me abrí contigo y vienes tú y te cierras peor que un molusco – Gruño, cruzándose de brazos y alentar el paso - ¿Es algo muy vergonzoso? Solo omite las partes penosas como yo hice, pero tampoco todo el resumen.


- Es que... Ni siquiera se lo he contado a Mephiles... Es lo que termino... - Musite nervioso, apretándome las manos. Aun conteniéndolo con fuerza, ni un poco había sido ablandado para poder contar – Haré un intento... Sera cortó.


- Relajado, vamos, aprende de mí – Se señaló con el pulgar acompañado de una sonrisa fanfarrona.


- Bueno... - Lleve mi mirada al cielo, pensando por donde comenzar – Mis padres quería que tuviera una educación perfecta, una enseñada perfecta, un trabajo perfecto, una vida perfecta, que hiciera mi deber como un buen hijo y les diera el retiro con lo que ganase y lograse mantenerlos e igual con mis hijos. Las cosas no salieron como quisieron... Gracias a mí y cortaron su relación conmigo – Narre siendo muy preciso, sin siquiera tocar les temas más delicados – Al tener una mala reputación en la universidad y la que contaron mis padres me fue difícil conseguir trabajo... Tuve que comenzar por lo más bajo hasta llegar al empleo que tuve... Ya hace varios meses... Lo que me hizo lo que soy es que... Todo dependió de mí, siempre... Odie eso, tanto que no me importo a pesar de que sabía que eso traería consecuencia, ignore las advertencias y jugué con fuego y resulte quemado... Muy quemado, aun duele, aun arde... No sé si deje de doler en algún momento. Por eso jure... Jure... - Casi deteniéndome a mí mismo de terminar la frase que contradecía mis sentimientos y mi situación sentimental, volví a tomar aire para decirlo – Jure no volver a amar a nadie nunca más.


- ¿Nunca amar?... Oye... Como que has roto tu juramento ¿No? – Dijo en broma, dándome un empujón leve con su cuerpo.


- Si... - Aun sentía ese dolor luego de contarlo, tan vivido e hiriente, me hacía recordar porque había decidido tal cosa.


- Oye, no lo afirmes como si fuese algo malo, digo. ¡Amar a alguien debe ser grandioso! – Se llevó las manos tras su cabeza, haciéndome meditar por su comportamiento.


- ¿Has amado a alguien alguna vez, Knuckles? – Le pregunte un poco intrigado, pero él inmediatamente se alteró y dejo su postura relajada a una tensa, aumentando mi curiosidad.


- ¿Qué? No... No lo sé... Digo, he estado con muchas chicas... Realmente nada ha sido tan serio para saberlo – Respondió tratando de mantenerse confiado en sus palabras.


- Oh, seguro... - Seguí caminando viendo aun su rostro, increíblemente más rojo que antes – Ella debe de ser alguien muy dulce entonces.


- Si... Espera... - Giro su rostro rápido, casi asustado al ver que él solo se había delatado.


- Jajajaja, oh vaya – Me reí un poco, dejando pasar de lejos los recuerdos que guardaba – No tan astuto como pensé.


- Oye... - Desvió la mirada con vergüenza, cerrando la boca de forma que apretase sus labios – No te burles...


- No tengo nada de que burlarme, eso es normal, Knuckles – Comente con amabilidad, llegando ya a los caminos de piedra – Sentirse de esa manera por alguien es muy hermoso. Soy bendecido nuevamente por tener esa oportunidad otra vez.


- Jejeje... Gracias.


- ¿Y quién es la chica? – Pregunte más divertido que curioso, solo queriendo poner nervioso al echidna.


- ¿Ah? Ella es... Ella... Jejeje, obviamente no es de este pueblo.


- ¿Ah no? – Dije agraciado por su cara tan roja.


- No, jeje, se llama Rou-


- ¡¡HEEEEEEEY!! – Alguien grito en la lejanía, deteniendo nuestra caminata en seco para dirigir nuestras miradas a la misma dirección - ¡¡Eres tú!! ¡¡Pequeño granuja!!


- ¡Oh no! ¡Me había olvidado del viejo Crokg! – Knuckles fue retrocediendo rápidamente, viendo al viejo con temor – Esta bien... Creo que está bien... No veo que traiga su arma.


- ¿¡Su arma!? – En eso se escuchó un fuerte disparo, levantando graba del suelo cerca de nosotros - ¡¡Aaahha!!


- ¡¡Los matare, mocosos!!


- ¡¡CORREEEEEEEEE!! – Siquiera me dejo preparar cuando me tomo del brazo y me jalo con fuerza, logrando esquivar otro disparo que hizo elevar tierra y piedra del suelo.


Aun oía los disparos tras nosotros, tropezando cada paso que daba y siendo levantado de un jalón por Knuckles al ver que no podía seguirle a la misma velocidad, gruñendo y teniendo que tomarme de la ropa para cargarme como un costal sin conseguir hacerlo bien y terminando en desarreglarme la ropa y mantenerme arrastrando por el suelo.


- ¡¡Ya detente!! – Le manotee para que me soltase, finalmente logrando pararme y detener la corrida - ¿¡Por qué demonios nos persigue ese tipo!? No me diste siquiera un momento para salir corriendo.


- Le robe hace unos meses casi todas las manzanas que tenía... Y no me disculpe o se lo page... Se me había olvidado, pero eso no es el punto ¡Hay que huir! Puede alcanzarnos aun – Me volvió a tomar de la mano para seguir corriendo, pero la hice un lado de inmediato.


- ¡No seguiré corriendo como un lunático por todo el bosque! Estoy cansado. Además, ese pobre anciano no creo que pueda seguirnos tan lejos como hemos ido – En eso para contradecir mis palabras, otro disparo se escuchó, cercano a comparación a los anteriores, haciéndome girar tras nosotros.


- ¡¡LADRONES!! ¡¡Los atrapare!! – Aquella vieja lagartija saltaba ramas y raíces y trotaba por la nieve cual veterano de guerra en medio de su casería, disparando al cielo para infundirnos terror.


- ¡Te lo dije! – Corrí junto con él, ya dando lo último que daba mis piernas sin poder igualarme a su velocidad – Haremos esto. Tú te escondes y huyes lejos, yo lo distraeré hacia otra dirección ¿De acuerdo?


- ¿E-estarás bien? – Pregunte entre jadeos agotados, pensando en otra opción que no fuese abandonarlo.


- Hey, dame crédito. Soy imparable, hemos sobrevivido peores cosas – Sonrió egocéntricamente, dándome un fuerte empujón para desviarme y alejarme de él - ¡Ve! ¡Corre!


No me detuve aun viendo cómo se alejaba y el anciano seguía tras él, dando varios saltos por el terreno para atraparlo, siendo de poca utilidad ya que Knuckles lograba dar saltos más largos y altos, notando que no había ido a toda su velocidad por tenerme que cargar todo el camino.


- Hubieras dicho desde un principio que te estorbaba, cabeza hueca... - Pase de correr a caminar, viendo tras de mi como aquellas dos personas se perdían de mi vista – Es genial... Jejeje... - Camine un poco más para lograr concentrarme e impulsarme para volar e ir dirección al punto de encuentro – Si tan solo me hubiera dado un momento ya nos hubiera sacado de ahí.


Entre las ramas y árboles, me desplazaba por el aire, a veces dejando caer la nieve de las ramas por mero entretenimiento, sacudiendo algunos árboles y aumentando mi velocidad para hacer la nieve girar y revolotear conmigo. Sin darme cuenta, la magia de mi telequinesis hacia que la nieve flotara a mi alrededor e igual las hojas marchistas que aún quedaban en los árboles, creando un remolino de viento tras de mi al ir a gran velocidad por encima de las copas de los árboles y al descender hasta el suelo esquivando rocas y raíces sobresaliendo del suelo. Podía admirarlo todo, aun cuando iba tan rápido, podía apreciar el paisaje a mi alrededor, sintiéndome libre al poder flotar.

Al ir cerca del suelo, pude ver que a mi costado, aproximadamente dos metros otra ráfaga de viento me seguía al paso. No sabía que era, pero de inmediato me aleje girando a la derecha, escabulléndome entre varios árboles, pero eso no hizo perder de vista aquella ráfaga de viento, siguiéndome aún más de cerca. No pude ver bien de dónde provenía esa cosa, pero al acercarse más pude ver que era Sonic, corriendo no tan rápido, a la misma velocidad que yo, sonriendo divertido al verme volar.

Aumento un poco más la velocidad sin lograr dejar esa estela azul de luz, suponiendo que era debido a la nieve que le hacía ir lento. Corrió delante de mí, viéndome tras suyo para reírse juguetón, dejándome atrás al impulsarse en una onda que causo un estruendo y me hizo retroceder en el aire por la onda de sonido. Apenas logre tomar estabilidad volví a retomar mi velocidad, no dándome por vencido ante la carrera que ya claro había plantado el cobalto.

Era obvio que Sonic era la cosa más veloz, aun sin poder alcanzarlo al ir impulsándome con toda mi magia. No lograba superarlo... Sin siquiera alcanzarlo, solo pude mantener la igualdad de velocidad al impulsarme con mis piernas sobre las ramas de los árboles, dándome la velocidad suficiente para estar nariz a nariz que Sonic. ¿Podría alcanzar su velocidad igual si no hubiera nieve? Probablemente no... Pero el tan solo ir a esa velocidad y libertad me hacía rebosar en euforia y entusiasmo, tanto así como para descender un poco y trotar un poco por el suelo aun con mi telequinesis envolviéndome, dando salto que me elevaba sobre las copas de los árboles, aterrizando al suelo suavemente, arrastrando la nieve y haciéndola levantar como lo hacía Sonic con su correr.

Nuestras risas se podían escuchar por todo el bosque, gritando y retumbando nuestros pies sobre la nieve hasta que finalmente me canse y baje al suelo dando unos pasos antes de caer de rodillas entre risas y jadeos.


- Jajajaja... - Estaba sudando, las gotas caían a la nieve y se volvía una con esta, apenas si manteniéndose un poco esta al yo estar jadeando y empapando el suelo de mi aliento.


- Silver – Sonic llego y se detuvo para verme preocupado, ayudándome a levantarme del suelo - ¿Estas bien?


- Si... Solo que no estoy hecho para la velocidad... Ni para algo que requiera tanta magia... Aun... Jajajaja – Me limpie el sudor de mi frente, sacudiéndome un poco antes de poder pararme firme - ¿Y qué ocurrió?... ¿Ya colocaste los sellos?


- ¡Sip! Hace horas – Sacudió su mano, presumido y reservado, caminando ahora al punto de encuentro - ¿Qué paso con Knuckles?


- Nos encontramos a un viejo conocido de él que no está muy alegre... Casi nos lincha de no ser que Knuckles logro despistarlo y perderlo. Creo que estará bien, iba a ir a esperarlo en el punto de encuentro – Me abrigue mejor con mis ropas y camine tras Sonic, aliviado que no fuese tan rápido al estar ya cansado.


- Eh, típico de Knuckles, he de suponer que es aquel pobre viejo de las manzanas... Ya decía yo que no se las había pagado – Comento negando con la cabeza, a pesar que no estaba muy de acuerdo con su comentario de "pobre viejo" llevando un arma consigo para matar a diestra y siniestra.


La distancia entre la choza de Amy no estaba ya tan lejos, sintiendo ya la ansiedad de ver a Mephiles y mostrarle lo hermoso que era estar afuera con la luz del día para jugar, pero Sonic se detuvo en seco y me hizo detenerme para ver que le sucedía.


- Hey... Disculpa por ser un poco tonto con Mephiles y con lo suyo – Dijo de golpe agachando la mirada lentamente.


- Sonic, está bien... No te presiones tanto... - Dije un poco triste por ver como esa alegría y espíritu se desvanecía de él – Yo también al principio no confiaba en él y le tenía cierta repulsión, pero cuando lo conocí mejor no pude evitar sentirme atraído.


- ¿Cómo? – Levanto su mano y con su puño cerrado golpeo levemente mi frente, manteniendo su mano ahí - ¿Cómo logras enamorarte de un muerto? ¿Siquiera te da algo de miedo, duda?... – Bajo la mano y vio hacia otro lado con mirad decaída - ¿Por qué sigo sintiendo esa oscuridad en él? Esa oscuridad que mostro ese día... Siento... Siento como si la hubiera visto antes... O no... Tal vez... En otra vida, o...


- Sonic – Le jale del brazo, sacándolo de sus divagaciones.


- No es que... No me agrade o que me moleste que estén juntos... Es obvio que se aman mucho, puede verse fácilmente – Sonrió débilmente bajando un poco las orejas – A todos nos alegra... Pero siento que no es el sujeto que te deba corresponder, y no es por sentir celos o porque no me agrade, es algo más que no sé explicar.


- Sonic, trata de hacerlo. Eres mi amigo, tengo que saber qué es lo que te angustia, necesito saber si hay algo a lo que le tengas miedo – Me miro directamente a los ojos cuando dije lo último, apretando sus labios antes de tomar aire.


- Es eso... - Confeso, viendo hacia nuestro camino – Es ese miedo a algo que pueda suceder... No es algo que vaya a hacer Mephiles directamente... Sino algo que pasara si te quedas con él, no sé el que... Pero con el simple hecho de que esta vaya a ser el primer matrimonio entre un vivo y un muerto puede que se relacione.


- No se te olvide que también es el posible matrimonio de alma entre dos hombres – Le palmee la cara, sacándolo de su estado serio – Sonic... He cometido muchos errores en mi vida, por ello me aleje de las personas y deje de interesarme en cualquier otra persona, pero luego de tanto tiempo, alguien logro hacerme feliz otra vez. Creo que es prueba suficiente de que estoy con la persona indicada – Subí mis hombros, haciendo claro que ya no habría remedio para nosotros – Confía en mí, despeja esa inseguridad, no es lo tuyo.


- No estoy inseguro – Reprocho con amargura, cruzándose de brazos – Solo hago casos a mis viejos y tontos instintos – Paso de mi lado sin verme, como si le hubiese insultado.


- Puede que más bien sean tus instintos de hermano sobre protector – Comente divertido, haciéndolo tropezar y girar irritado hacia mí – Quien sabe.


- Tú, tonto – Sonrió retador, tomando con sus manos un poco de nieve para crear una bola y lanzármela, previniendo esta al usar mi telequinesis y detenerla frente a mi nariz.


- Oh, muy lento... - Dije egocéntrico antes de que ocho bolas de nieve me dieran en la cara rápidamente - ¡Hey!


- ¡Tu empezaste! - Se echó a correr sin mucha velocidad, lanzándome otra bola de nieve que si pude esquivar – ¡El ultimo que llegue es un duende de mugre!


- ¿Enserio? ¿Me harás correr contra ti? – Él se fue alejando sin prestarme atención, dejando la interrogante en el aire - ... ¡Tú serás el duende de mugre! – Salí corriendo tras él, usando mi magia para poder mantenerme sobre la nieve sin tropezar, ya con mis últimas fuerzas para tratar de seguirle, pero de nada fue, fácilmente me dejo muy por detrás a lo que yo pedía permiso a un pie para mover el otro hasta llegar al punto de encuentro.


Sonic parecía que tenía toda la vida esperando ahí junto a Knuckles, que me saludo desde lejos con un rostro aliviado de que estuviese bien, pero no hallaba las fuerzas para siquiera mover la mano para devolverle el saludo y el aire ya me faltaba en mis pulmones para siquiera hablar, incluso el suelo parecía cómodo para echarse una siesta, y con mi mirada concentrada en este, vi como una sombra oscura se movió rápido por esta y de la misma salió Mephiles de un salto para tomarme y cargarme en sus brazos, pegando sus labios húmedos a los míos, teniendo que separarlo porque aún me faltaba más oxígeno para estar atado a su boca hasta que él se cansase.


- ¡Silver! ¡Mi dulce erizito! ¡Mi vida! – Sin perder el entusiasmo, me mantuvo cargado y froto su frente en la mía, restregando sus mejillas igual como un felino dando amor - ¡Te extrañe mucho! No quiero separarme nunca de ti por tanto tiempo.


- Mephiles, por favor – Trate de separarlo un poco por su cariño exorbitante de dulzura – Compórtate, solo fueron unas pocas horas, creo que hemos estado separados antes por mucho más tiempo.


- Pero ya no quiero separarme nunca más – Replico, apretándome más contra su pecho – Te necesito conmigo, siempre.


- Ooww, Mephiles... - Le devolví el abrazo y así me pude bajar y caminar a su lado con los demás.


- Me alegra que estés bien, por un momento pensé que te había pasado algo cuando no te vi con los demás al llegar – Dijo Knuckles de brazos cruzados, reflejando una pequeña molestia en sus ojos.


- Perdona, soy muy lento, jejejejeje.


- Lento se queda corto – Comento Sonic, sacando risas de todos – Realmente la velocidad no es lo tuyo, siento haberte puesto en humillación con esa carrera.


- Jajajaja, eso no era una carrera, fue una demostración de cómo no correr – Para no dejar que los demás se rieran sin mí, continúe el jerga hasta ya atenuar las risas – Supongo entonces que ya los sellos están todos en sus sitios ¿No?


- Solo falta este... - Tails se acercó al centro de nuestro grupo y con su magia despejo la nieve del suelo para clavar el último sello en el suelo. Un golpe y este quedo, apareciendo sobre este una luz blanca en forma de línea larga que fue extendiéndose de extremo a extremo hasta la distancia, desapareciéndose rápido sin provocar algún otro efecto más – Listo. ¡Buen trabajo chicos!


- ¡Genial! – Knuckles y Sonic chocaron las manos y luego con Tails, dando saltos y risotadas al dar por finalizado el trabajo.


Las chicas igual celebraron con aplausos y brincos. La celebración no quedo fuera de Mephiles y de mí, los demás se acercaron para abrazarnos en grupo, sacándonos un poco de lugar, pero adaptándonos de inmediato, siendo agradable al lograr cumplir uno de nuestros objetivos en equipo.


- Ahora tendremos tiempo para hacer las planificaciones de la boda – Blaze volvió a recordar, logrando que ya la celebración entre todos me pareciese lo más incómodo del mundo, saliendo del grupo para alejarme de su idea – Hay que empezar a organizar el evento y a quienes invitar.


- Ah... Si... La boda – Trate de forzar una sonrisa, aun no muy enamorado de la idea – ¡Oh! mira la hora, pronto se va a hacer tarde. Es mejor irnos ¿No Mephiles?


- El tiempo se acabara a partir de las diez de la noche – Mephiles respondió sin tener idea de mi indirecta.


- ¡Si! Vamos, Silver, no podemos perder más tiempo – Amy me tomo de la mano, para acercarme con las demás chicas – Hay que elegir con que peinado te casaras, con que zapatos.


- ¡Y con que maquillaje! – Añadió Blaze tomándome del brazo.


- Oh, no, que aburrido – Comento Marine, aportándome algo de empatía al saber que no era tan entusiasta en estas cosas como yo - ... ¡Oh! ¡Pero también habrá comida! Hay que decidir cuál será el menú del banquete.


- Por favor, no – Pedí aterrado de la tortura que recibiría – Chicos... Ayuda.


- Vamos, alguien tiene que ser la novia – Dijo Sonic entre risas junto con sus amigos, dándoles codazos mientras carcajeaba entre dientes – Digo, tú mismo te ofreciste a ser la novia.


- Si, jajajaja, ya ve poniéndote el vestido – Tails le siguió el royo, moviendo sus colas de forma femenina para hacerme enfurecer.


- Tranquilo, de seguro te quedara, Silver, nadie se dará cuenta de que eres tu – Knuckles se burló moviendo su cintura de un lado al otro, terminando de reírse.


- ¡Cállense idiotas! – Grite harto – Basta con su jueguecito y ayúdenme – No recibí siquiera atención, los tres me fueron despidiendo con besos al aire y movimientos de manos mientras las chicas me llevaban con ellas - ¡Mephiles, ayúdame!


- ... Déjenmelo bien bonito – Sin aportar ni un aliento que me diese valor, solo soltó su comentario estúpido y egoísta.


- ¡¡No!! ¡Ayuda!


Las burlas de todos no hacían más que asustarme y aumentar mis nervios para lo que me esperaba. No quería que tratasen de transformarme, no quería imaginarme ser una de ellas, era lo único en lo que me sentía agradecido en ser un hombre y sobre todo... ¡No quería que me maquillaran por nada del mundo!

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

Con las ultimas hojas de mis cuadernos, terminaba los dibujos del diseño de la fiesta, tenía varios en mente que ya había plasmado en mis dibujos, entre estos había uno con temática de flores rosas, otra de diamantes azules, otra con temática cristiana y una más con temática de primavera blanca, y muchos más que aún no había dibujado. Usaba acuarelas para darle detalles a mis obras, sonriendo al terminar el último dibujo con suaves colores turquesa y verde menta sobre los muebles y vestuario del festejo.

Dejando que la pintura fresca se secara, tome el dibujo y lo deje cerca de la ventana junto a las aves que dormían acurrucadas entre ellas, soltando adorables silbidos como ronquidos, ya disponiéndome a dibujar eso mientras pasase el tiempo.


- ¿Ves que no fue tan malo? – Dijo con voz suave, divertido al decirlo como un sermón.


- Solo por poco... Blaze lo hizo divertido – Respondí un poco fastidiado, tomando mi cuaderno y un crayón, sentándome cerca de las aves para ir dibujándolas – No me gusto la parte del maquillaje pero no me dejo tan mal...


- Si, aun te queda un poco en tus labios – Su comentario me hizo detenerme para limpiar mi boca y ver como mi mano quedo manchada de rojo.


- Coño, no me gusta el rojo... - Gruñí, tomando un pañuelo para limpiarme.


- Pues a mí me gusta – Mephiles se acercó a hurtadillas a mí, abrazándome por la espalda con gentileza.


- Entonces píntate los labios de rojo, así sabrás que tan tonto y vulgar te puedes ver – Altanero con sus coqueteos faltas de persuasión, lo aparte con un movimiento de mi hombro para que dejase de abrazarme.


- Oh, debería hacerlo, sí, me encantaría – Dijo sin algún tono de broma, viéndole de lado donde me tope su mirada perversa – Si, así cada vez que te besase quedarías marcado de rojo, jajajaja – Se volvió a acercar a mí, con su rostro frente al mío donde no me diese oportunidad de ocultarme de su mirada – Besaría todo tu cuerpo para mancharlo de un bello rojo, todo tu cuerpo dejara de ser blanco por mis labios – Humedeció su boca con su lengua antes de besarme, ahogando un chillido tímido y asustadizo por sus ideas pervertidas.


- Ahh~ ¿No podías simplemente aceptar lo ridículo que suena? Tienes que enredarlo todo con tus ideas exóticas y perversas ¿No? – Dije al apartarlo de mí, levantándome para no molestar más a las aves durmientes.


- Por supuesto, ¿De qué manera puedo hacer mi muerte más entretenida sino es involucrándote en mis fantasías? – Siguió, acariciando mi espalda con sus garras, sabiendo que me haría erizar por la sensación, aprovechando y atrapándome en un abrazo para unirse a mi cuerpo.


- ¡Ah! Hey... ¿Siempre vas a hacer eso? Se siente extraño, realmente extraño – Me queje, tomando sus manos que se deshacían poco a comparación de su torso pegado a mi espalda - ... Sí que eres desagradable.


- ¿Tratas de hacerme sentir mal porque no te ayude cuando las chicas te llevaron a jugar a las princesas? – Pregunto con voz burlona, apretando mis mejillas con sus dedos, no estando nada equivocado en lo que decía – Si es cierto que soy desagradable... Pero amas eso.


- Bicho feo... Raro... Tonto...


- Yo también te amo – Me abrazo con fuerza, llenándome más de su ser oscuro, soltando lindos ronroneos que vibraban fuerte.


- Mephiles... ¡Ya deja de ser tan lindo conmigo! Estoy siendo un tonto para que dejes de ser empalagoso y solo te pones peor – Trate de soltarme de él, pero solo me abrazo más, haciendo ya imposible el querer alejarme de él. Su respiración y sus latidos eran más susceptibles y fuertes, su calor me hacía querer estar así por siempre, terminando en soltar bajos quejidos, dado por vencido por su persuasión en tenerme como él quisiese – Eres tan hermoso, tal como eres... - Suspire cansado, moviendo mi cabeza para frotarla sobre su barbilla – También te amo, y mucho.


- Jejejeje lo sé, lo piensas cada vez que estoy contigo – Beso mi mejilla, dándole una pequeña y gentil mordida – Pronto estaremos juntos por siempre ¿No te emociona?


- ¡Si! No tienes idea... Jajaja al final me gustaron las ideas de las chicas – Me moví un poco para que me soltase, mostrándole los dibujos que había hecho - ¿Qué te parece? ¿Qué estilo te gusta más?


- Mmm – Observo junto a mí las pinturas que se estaban secando con los últimos rayos del sol en el ocaso – Me gusta mucho esta – Señalo el lienzo con las flores tropicales – Me hacen recordar cuando ibas cayendo en esa sala blanca y caímos sobre un jardín repleto de flores. Te veías hermoso con esos pétalos en tu rostro – Mostro una pequeña sonrisa, ruborizándose sus pómulos.


- ¿En serio?... Ya no lo recordaba... - No pude evitar sonrojarme igual, llevando mis pensamientos a ese momento, llenándome de aquellos sentimientos que sentí en esa ocasión – Aun recuerdo como me sentí cuando me salvaste esa vez. Me sentía agradecido, asustado, aliviado, triste, afortunado y... - Me detuve en un momento, soltando unas pequeñas risitas, comprendiendo algo que no supe en ese entonces – También me sentí querido. Nunca pensé que alguien pudiese arriesgar así por mí.


- Aun si hubiera estado vivo, lo hubiera hecho una y otra vez, sin importar cuantos huesos me rompiese – Dijo con un rostro gentil y cariñoso, viéndose tan hermoso junto con su rubor. Volvió su vista a otro lienzo acercándose para ver mejor el de cristales – Oh, este se ve fino y encantador.


- ¿Diamantes azules? ¿Te gustaría que esa fuese la temática?


- Si. Cuando te mostré con el libro sobre el origen del todo, magia y vida, te veías adorable con todos esos cristales y diamantes que te rodeaban. Tus ojos llenos de fascinación, admiración, incredulidad, sorpresa, ese brillo que desprendías me daban ganas de abrazarte y besarte sin fin para mantener esa mirada por mucho más tiempo – Sus espinas se levantaron, avivando su mente al recordarlo, provocando que agitase su cola de un lado al otro – Las luces de aquellos cristales de colores pintaban tu piel de sus reflejos brillantes. Apuesto que te verás igual de hermoso que en ese momento.


- Oh vaya – El entusiasmo que desprendía por todo su cuerpo paso a mí de inmediato, temblando incluso de la emoción con la idea de Mephiles – S-sí, creo que sería perfecto la boda con esa temática. Me haces recordar como hacías que todo sonase de otro mundo, como si viviese en un mundo fantasioso toda mi vida y que todo sería encantador con tan solo creerlo.


- ¿Y este de que es? – Señalo el siguiente lienzo con la temática de capilla - ¿En una iglesia?


- Si ¿No te gusta? Las chicas me mostraron unas revistas y fotos donde las mujeres se casan en las capillas. Es tan hermoso y celestial que me gusto un poco la idea – Dije con palabras persuasivas, enredando mis brazos con el suyo, pegándolo en mi pecho con suavidad.


- Los malditos cristianos volvieron el matrimonio en un jodido negocio – Sin ser tosco, se soltó de mí con aire molesto, viendo con desprecio el dibujo – Sin mencionar que asesinan a todos y todo que no sean como ellos y sigan sus expectativas. Herejes, ateos, científicos, magos, hechiceros, homosexuales, a todos – Se cruzó de brazos, ya desapareciendo todo su amor y felicidad de su rostro – Una de las razones por la que nos vamos casar por alma es porque por su religión lo que hacemos es un pecado, y ante los ojos de "Su dios" somos unos sucios pecadores.


- Está bien, está bien, entiendo, fue una mala idea – Dije rápido para que no siguiera avivando su furia por la idea – Solo pensé que sería lindo la temática, el escenario, no el casarme por la iglesia, comprendo más que nadie a lo que te refieres, así que por favor no te centres en eso.


- Pues no sé en qué le viste de lindo – Chasqueo los dedos y el dibujo ardió en llamas verdes tan rápido que pareció que se espumo de la nada – A ver... Que otra idea tienes para la boda – Se acercó para ver el ultimo dibujo, tomándolo con cuidado para verlo de cerca – Oh, este parece bueno.


- Es primavera blanca, será con margaritas y tulipanes, habrá aves y mariposas del mismo color – Sonreí con dulzura para que ablandara su ceño en su rostro, consiguiendo esto cuando su semblante cambio a uno más tranquilo – Y tu irías de blanco igual.


- Me encanta. Tu hermosa piel se mesclaría con el escenario y tus bellos ojos dorados destacarían entre todo – Dejo el dibujo en su lugar, volteándose hacia mí – Tu serias la reina de aquel paraíso blanco, mi dulce amor – Se acercó y paso sus manos por mi rostro, acariciándome con sutileza.


- Jejeje, yo también creo que te verías muy apuesto de blanco – Sus caricias delicadas me hacían cosquillas y no hacían más que sonrojarme y agacharme de hombros, tratando de ocultar mi rostro – Pero enserio ¿Cuál de todos vas a preferir?


- ¿Qué? ¿Solo puedo escoger uno? – Se detuvo consternado, volviendo su mirada a los dibujos - ¿Y por qué no todos?


- ¿Todos? – Volví mi mirada donde él la tenía, pensando un poco en su sugerencia – No lo sé...


- Solo imagínate las flores y cristales juntos, todo de blanco, azul y verde tenues de fondo, con las aves y las mariposas girando alrededor en todo ese hermoso escenario. Y luego estas tú. Recibiendo una lluvia de pétalos blancos y cristales que flotaran a tu alrededor al igual que las mariposas. Pasaras de ser una reina a una diosa, mi vida – Dándome la imagen con buena descripción me hizo recrear todo en mi cabeza, lleno de inspiración y entusiasmo por ver que eso se volviese realidad.


- Si... ¡Me encanta! – Di varios saltos, brincando a sus brazos, dándole muchos besos en su rostro - Tengo que dibujarlo ¡No! ¡Pintarlo! ¡Trae mis pinturas! – Corrí inmediatamente a mi cabestrillo, buscando un cuadro donde pudiese pintar.


- Jajaja, de acuerdo – Camino con lentitud, viendo donde estaba como tomaba todo con magia, flotando hasta llegar a mí, tomo una silla y la puso frente al cabestrillo, aun que este se encontrase muy alto aun – Umm... Ah – Se sentó sobre la silla y dio un par de palmadas sobre sus piernas, viéndome con una mirada tierna – Ven, pinta aquí.


- Ja, no, no terminare pintando nada – Respondí despectivo al reconocer la trampa.


- Está bien, no haré nada, recuerda. Solo quiero ver como lo harás, por favor – Sonrió tranquilo, ahora dudando si estaba jugando o decía la verdad – Vamos, estaré quieto.


- No te creo mucho... Pero está bien – Tome todo y me senté sobre él, sintiendo como rodeo sus brazos en mi vientre y reposo su cabeza en mi hombro – Aah, Mephy.


- Dibuja, estaré observando – Dijo calmado, con una mirada más somnolienta que pervertida, haciendo lo que dijo y continuando así por bastante tiempo.


En pocas horas había finalizado la base del dibujo y luego continúe con la pintura, así sin detenerme en ningún momento. Mephiles cumplió su palabra y se mantuvo lo más tranquilo que había visto, solo abrazándome más y acariciándome de vez en cuando mientras observaba silencioso, dándome masajes en los hombros cuando notaba lo tenso que estaba, relajándome con fuertes ronroneos y besos delicados en mi espalda... Tal vez por eso no me di cuenta que me quede dormido.

Cuando desperté me encontraba sobre Mephiles aun en la silla, acurrucado en su pecho, estando ambos abrigados con la cobija de la cama. Habíamos pasado la noche dormidos en esa posición y aun así no me sentía adolorido, sin embargo cuando vi mi pintura me sentí un poco frustrado al ver que aún no estaba terminado, volviendo a seguir pintando en silencio sin despertar a Mephiles, así por un par de horas más hasta que di dada por hecha mi obra. Reí triunfante y alegre por ver que la idea de Mephiles se había armado bien en mi cabeza y mis manos las interpretaron bien en una buena pintura, llenándome de ensueño al imaginar el día soñado que ya me habían llenado de ilusión las niñas.


- Silver... Hay que irnos a dormir a la cama ya – Somnoliento, el adormilado de Mephiles me volvió a abrazar, haciendo el intento de cargarme sin suficiente fuerza.


- Tontito, ya es de día – Dije con cariño, acariciando su cabeza.


- ... ¿Enserio? – Abrió un ojo para ver hacia la ventana, volviendo a cerrarlo y gruñir con pesadez – Pues sigo con sueño, vamos a dormir más – Logro levantarme y me llevo a la cama, cayendo sobre esta a mi lado – A mimir.


- Dios mío... - Me removí sobre la muy cómoda cama, sentándome para observar como Mephiles se acurrucaba – Voy a preparar algo ¿Qué deseas comer? – Como si mi pregunta fuese un sonido de alerta, se levantó con sus orejas en alto y ojos bien abiertos, meneando su rabo rápidamente.


- ¡Huevos revueltos con queso y pan! – Pidió con entusiasmo, acercando su rostro hasta chocar su nariz con la mía.


- Jajajaja, me leíste la mente – Lo aparte un poco, levantándome para ir tomando mis cosas.


- Tengo el mejor esposo del mundo~ - Lo escuche decir con voz risueña.


- ¿Quién?... Ah, yo, si, jajajajaja – Bromee, lanzándole una mirada juguetona antes de salir de la habitación.


Con algo de demora por tener todo a la perfección, lleve la comida a la habitación, despertando nuevamente al ente con más hiperactividad por sus grandes deseos de comer, nada más motivo para reír por su adorable comportamiento. Luego de un desayudo rápido volvía a ver mi pintura, asegurándome si estaría suficientemente seca para cuando se la fuese a llevar a Amy para ir preparando la celebración.

Mi mirada bajo a mi dedo con el anillo, admirando el diamante que brillaba con la luz del día, toque este, viendo que aún faltaba más tiempo para que el hechizo se completase, y para eso, debía de brindarle todo el amor y cariño a Mephiles para que nuestra unión fuese la más fuerte e inquebrantable de todas, pero en mi cabeza no albergaba el deseo de comenzar con mimos y horas de atención con él, quería ayudar a mis amigos y la única forma para eso era crear una esfera de realidad, o en su remplazo, una burbuja temporal, tenía que volver a convencer a Mephiles de que volviese a intentarlo.

Volví con él, estando buscando entre un cajón sus pergaminos y libros, tome su mano y lo atraje hacia mí, ya teniendo su atención para llevarlo donde la pintura, centrando su mirada en esta y sonriendo al ver cómo había quedado.


- Silver, es hermoso. Sera perfecto – Palmeo mi cabeza, aun concentrado en la pintura.


- Quiero que hagas una burbuja temporal que recrea esto – Pedí más como orden, viéndole con mucha seriedad.


- Una... ¿Otra vez? – Mostro inseguridad en su rostro, viendo la pintura y hacia mí sin saber qué decir de inmediato – No lo sé... Silver... Es más complicado de lo que crees, además ¿En que nos ayudara en recrear esto?


- Solo es como práctica. Necesito saber realmente que tan difícil es, necesito que me enseñes... - Apreté mis manos, esperando que comprendiera la importancia de hacer el hechizo de máxima complejidad – Necesitamos recuperar tus recuerdos, Mephiles. Es como tú has dicho, ya no queda recuerdos en este pueblo, hay que buscarlos afuera pero no podemos ir por ellos, hay que traerlos – Levante mi mano dirección a una mesa, elevando uno de los libros para acercarlo rápidamente y tomarlo – No pienso dejar de intentarlo, no quiero darle la satisfacción a ese sujeto del espejo y mucho menos al maldito mago oscuro que ha provocado tanto sufrimiento – Abrí el libro, pasando las paginas rápido hasta quedar donde el hechizo – Así que, por favor, muéstrame cómo hacerlo – Le tendí el libro, recibiendo una mirada poca expresiva viéndome sin pestañar.


- ... Solo si me llamas maestro – Dijo con tono ególatra, sonriendo de lado donde sus colmillos sobresalían de sus labios.


- Mephiles... – Refunfuñe por su petición infantil, obteniendo unas risas apenadas a cambio.


- Jejeje, por favor, me encanta que me digas así – Agito sus orejas con ternura, inclinando la cabeza para no poder resistir a su suplica.


- ... Maestro... - Dije con una mueca tratando de no reírme y mantener la seriedad – Enséñeme como crear una burbuja temporal.


- De acuerdo, querido pupilo – Tomo el libro y comenzó a leerlo, con el egocentrismo plantado en su tonta cara.


Me mostro con detalle cada paso para crear el hechizo, luego cerro el libro para caminar lejos de mí, tomando distancia segura para comenzar. Primero se debía tener total concentración, calcular cada partícula de materia que se encontrase en las manos y en toda la magia que se desprendiera a través de estas, con cada partícula tendría que seleccionar la antimateria que se hallaba en estas e ir acumulándola toda entre las manos, de esto estaría hecho el mundo dentro de la burbuja. Lo segundo era recrear el lugar, que tan grande seria, con que se podría interactuar en amplio aspecto y que podría ser el objeto sello que destruiría el hechizo; esto debía ser así para el equilibrio de la magia sostenida en este mundo y para la seguridad de quien lo crease para lograr salir del hechizo en el caso de que desease adentrarse en la burbuja.

Luego debía crearse una esfera de crisálida mágica con sangre y piel para que el mundo permaneciese estable e inmutable al mundo externo, solo para que el creador de esta fuese el único quien pudiese manipularlo. Todo esto requería magia que solo se pudiese usar en un día, dependiendo de cada cosa que se háyase en el mundo y que tan compleja era, y esto solo... Al crear una burbuja temporal, una hechizo de nivel inferior a una esfera de realidad, que era más poderosa y peligrosa, ya que en esta podría contener el poder de matar gente dentro de esta, podría contener seres que pudiesen dañar a quien se desease encerrar ahí, por ello, ambos hechizos se debían tener cuidado en crear, sobre todo el ultimo ya que esto pudiese requerir toda la energía vital del mago hasta dejarlo a punto de la muerte.

Mephiles había cumplido todos los pasos y ya con toda su energía en sus manos formando una esfera con parte de su ser, mantenía los ojos cerrados con el entrecejo arrugado, tomando bastante aire y exhalando con fuerza. La esfera oscura que estaba suspendida en sus manos iba creciendo rápido hasta ir llenando todo el espacio de la habitación y tragarnos con ella.

Un manto oscuro nos cubrió por un momento y luego...


- Oh no... - Una mirada de miedo combinada con desesperación cubrió el rostro de Mephiles al ver el resultado de su hechizo – No, no es como... Esto no puede estar pasando – El escenario que le pedí a Mephiles recrear no era tal y como lo había hecho en mi pintura, no, no era más que lo contrario a eso – Jamás había sucedido algo así en las anteriores veces... ¿Por qué ahora? ¿Por qué?...


Simplemente era torturador ver el sitio en donde estábamos. Un mundo lleno de colores oscuros y sangrientos, el cielo no existía y en cambio el negro remplazaba el azul, el campo donde se iba a hacer la festividad estaba desolado, lleno de los muebles destrozados y desgastados, como si el tiempo hubiera pasado y no hubiera tenido piedad de su deterioro. Una tierra desgarrada y lúgubre, lleno de insectos enormes y agonizantes que volaban dejando un horrible zumbido tras ellos mientras que las cenizas de plantas iban flotando con la ráfaga de viento que paseaba por el lugar, solo dando más frio al corazón del que ya tenía al ver todo eso.


- ¿Por qué se ve así? Es como si... Hubiera llegado una devastación aquí – Dije preocupado, acercándome a Mephiles para ir largándonos de ese lugar – No es lo que esperaba ver.


- ¡No es lo que cree! Esto no es lo que quise crear, te lo juro. Esto es una aberración a lo que yo visualice, a lo que tú me pediste que hiciera – Explico eufórico, viendo su alrededor como si fuese un fracaso de su parte – Sé cómo hacer una burbuja temporal, lo he hecho un millón de veces.


- ¿Lo has hecho también luego de morir? – Pregunte con tono desconcertado, provocando lo mismo en Mephiles al escuchar mi pregunta, girando a verme con miedo.


- ... No... No lo he hecho desde que estaba vivo – Observo un poco más su entorno, soltando un quejido al suspirar – Supongo... Que todo se debe a que estoy muerto... A que estoy maldito – La tristeza en su voz me helo, queriendo detener los pensamientos que soltaba – Todo lo que quedaba se ha muerto y solo puedo crear esto... Perdona, Silver...


Lleno de coraje, busque alrededor de todo ese desastroso y poco ilustre lugar, encontrando entre todo un reloj, uno de oro, tomándolo con mis manos y apretarlo con fuerza hasta lograr romperlo. Como si fuese la fuga de la burbuja todo fue absorbido por esta, siendo arrastrado rápidamente hasta que no quedo nada y luego arrastrando todo el manto oscuro de donde estábamos hasta volver a encontrarnos en la habitación.

Tome el libro que Mephiles había dejado de lado, me volví a acercar a él y le golpee el pecho con este, clavando mi mirada sobre la suya decaída.


- No te atrevas a decirme eso, no vuelvas a decir que te perdone... Por algo que no es tu culpa – Tome su mano para que tomara el libro, a lo que él lo abrió con cuidado – Yo creare la burbuja temporal, yo lo haré para ti, lo haré por nosotros, Mephiles, pero no lo puedo hacer sin ti – Lleve mis manos a su rostro, acariciándolo con ternura al ver sus ojos cristalinos – Necesito que me enseñes... Maestro – Sonreí con vergüenza, acercándome para besar su nariz – No puedo hacer nada sin ti, y no podré hacer nada bien si no puedo ver ese hermoso rostro sonriente que me ama.


- Silver – Se froto su rostro y me sujeto de un brazo – Es que tengo miedo de saber que tan muerto estoy. A veces no me doy cuenta porque me haces sentir vivo y no quiero que eso sea algo que pueda estropear todo.


- No lo será, porque tú eres el que me ha devuelto la vida - Le di un casto besos en sus labios y baje la mirada donde sus manos sostenía el libro – No hay que desesperanzarnos más, tenemos que seguir avanzando.


- Tienes razón – Con su magia hizo levitar el libro cerca suyo, tomo mis manos y las dejo extendidas – A ver... Comencemos – Asentí y cerré mis ojos, liberando mi magia por mis manos – Concentra todo ahí, tu fuerza, tu energía y mente, siente cada cosa que hay y selecciona la que es – Sentía una pequeñas corrientes por mis dedos, podía percibir un calor que desprendía y las tomaba y las acumulaba todas juntas – Imagina lo que quieres ver, el mundo que quieres crear – Su voz suave solo hacía más sencillo el imaginarme ese día, la nieve llenando desde el suelo hasta los árboles, los cristales adornando la ceremonia y el blanco con azul inundando el lugar con los adornos – Haz que todo sea perceptible, el olor, el tacto, el sonido, sé que podrás hacerlo...


Horas tras horas, seguí intentando, una y otra vez, no me canse ni me di por vencido, con Mephiles a mi lado sin bajar su motivación en continuar a pesar de que siempre dejaba que la burbuja explotara o que la magia se desintegrara, volvíamos comenzar desde el principio. Mis manos y mi rostro ya tenía varias quemaduras y cortadas por cada intento fallido que tenía al no crear bien la burbuja y dejar que la magia se desperdigara ahí con la antimateria. Mephiles daba todo su esfuerzo para no dejar que las explosiones y las desperdigas que volaban a causa del material mágico que dejaba salir destruyeran el lugar o me lastimaran, ambos estábamos dando lo mejor para poder conseguirlo, hasta que pude tener toda la concentración en cada partícula que se hallaba en mis manos...

Sentí que debí alejarme. Di un par de pasos en retroceso y abrí los ojos, viendo la acumulación de magia brillando entre mis manos girando y agitándose rápidamente como si quisiese estallar, las cortadas y quemaduras en mis manos provocaba que la sangre saliera y cubriera la magia para formar una esfera del tamaño de una pelota, luego deje que esta se expandiera por todo el lugar hasta dejar una estela de luz que nos deslumbro.

La fuerte luz blanca se fue atenuando y paso a un suave azul que fue transmitiendo el cielo sobre nosotros, fue ahí cuando pude ver todo.


- Lo lograste... Jajaja, demonios, me has dejado más que en ridículo en tan solo el primer día de intento – Lo escuche decir cerca de mí, pero me encontraba estupefacto viendo el resultado de mi creación.


Al igual que en mi pintura, todo estaba ahí, tal vez con colores y brillos más fantasiosos que no podrías ver en la vida real, tenía un toque más... Como si proviniese de una pintura de algún cuento infantil, pero eso solo le daba la magia que deseaba ver cuando ese día llegase.


- No puedo creerlo – Dije incrédulo, lleno de anhelo al verlo todo tan brillante y fantasioso.


- Puede que cuando hagamos la ceremonia no se vea tan esplendido como aquí, puede que arruine un poco la expectativa – Menciono con melancolía en su voz, tomándome de la mano con sutilidad.


- No importa, porque esto no se comparara cuando este en el altar contigo, tu vestido con un traje blanco y yo de novia, jajajaja – Jugué con su mano subiéndola y bajándola con la mía, terminando en abrazarlo, centrándome en su rostro gentil y cálido.


- Mmmm – Bufo con una mueca entusiasta, como si contuviera la alegría - ¿Por qué el hechizo no se ha completado ya? ¡Ya quiero casarme contigo! – Me apretó con sus brazos, quitándome el aire de mi pecho rápidamente – Mi alma ya ansia ser una con la tuya, no tienes idea, rebota y rebota, se agita fuertemente cuando te abrazo y quiere reventar cuando te beso en los labios.


- Jajaja ¿No será otra cosa y la estas confundiendo con tu alma? – Bromee, tambaleándome con él de un lado al otro.


- No, eso otro lo que hace es darme hambre – Me mordió la oreja sin previo aviso, sosteniéndome con mucha fuerza mientras me agitaba asustado por no limitarse en morder con cuidado.


- ¡Aaaha! ¡Duele! – Chille nervioso, agitando mi cabeza para que dejase de morder, pero me sostuvo la misma con su mano. Comenzó a chupar y a dar leves lamidas, curando la herida luego, dejando de sentir el dolor - ¿Por qué eres así? Tú, tonto bicho pervertido sediento de magia.


- Soy así por ti – Sonrió sin vergüenza, dándome un beso en la frente y otro tras otro hasta mis labios – Solo por ti, mi dulce Silver.


- Ah... Te salvas por ser tan lindo – Excuse antes de liberarme de su abrazo y buscar una hoja sobre una mesa cerca nuestro, tomando el formulario que una vez firme para trabajar en mi antiguo trabajo, una vez viéndolo lo rompí en varios pedazos y deje que estos cayeran al suelo, provocando que un torbellino se abriera y se llevara todo para volvernos a llevar a la habitación – Siempre quise hacer eso, jajajajaja.


- Jajaja tantas horas de intentos te dieron la oportunidad de tomar ventaja de eso.


- Si... Jajaja, oye – Extendí mi mano hacia él, dando un paso débil y poco estable – Agárrame que me caigo – Ya iba doblegando las piernas cuando él me sujeto rápido y me cargo – Hombre, pero que debilucho soy.


- ¿Estas bromeando? Eres el más fuerte y poderoso hechicero del mundo – Me beso la mejilla con cuidado, llevándome a la cama para sentarme.


- Si, si, tus halagos no servirán para que te perdone por tomar la poca magia que me quedaba, tonto – Lo aparte de un empujón que lo hizo tumbar a la cama.


- Pe ¡Perdona! – Se volvió a levantar viéndome preocupado – ¿Cómo te diste cuenta? N-no pude evitarlo, había gastado mucha magia y no pude controlarme, lo siento.


- Está bien, amor – Le acaricie tras de su oreja, recibiendo su ronroneo con leves gruñidos desesperados – Yo puedo recuperar rápidamente mi energía con dormir y comer, aún no sabemos cómo lo haces tú así que está bien, pero ya sabes lo que tienes que hacer – Le di palmaditas en su cabeza y el respondió con un rápido cabeceo antes de levantarse e ir en busca de comida.


Luego de un largo almuerzo con postre me encontraba sin energías sobre la cama, ya meditando fuertemente si poder ir a darme un baño o no, estando tan cansado que no sabía si lograría hacerlo sin desmayarme. Realmente quería asearme, así me acostaría limpio sin ninguna preocupación, pero me hacía falta energía para eso.

Rebuscando con la mirada la alcoba algo que me distrajese, conseguí la mirada de Mephiles sobre mí, observándome en silencio sin alguna expresión en su rostro, sin moverse siquiera, casi esperando que dijese algo para que volviese a funcionar.


- .... ¿Quieres que te bañe?


- ¿¡Que!? – La impresión fue suficiente como para lograr saltar en la cama y verle con descaro, pues había vuelto a leer mi mente.


- No reacciones así. Realmente quieres darte una ducha ¿No? – Se acercó lentamente, haciéndome retroceder sobre las sabanas.


- Ese no es el problema, ten más cuidado cuando vayas a leer mi mente, ¡Aprovechado! – Le insulte dándole un golpe con la almohada.


- Tenías varios minutos con tu cara arrugada, no quise ser grosero pero tenía que saber que pensabas, además... - Aparto la almohada y se cruzó de brazos viéndome seriamente – Ya te he bañado antes ¿No lo recuerdas?


- ¡Fue en una diferente situación y con diferentes términos! Te aprovecharas completamente ahora ¡Lo sé! – Patalee sobre la cama, tratando de alejarlo pero me tomo de las piernas y me jalo hasta quedar sobre mí - ¡No!


- Silver... ¿Qué ocurre? Pensé que ansiabas y deseabas con todas tus fuerzas hacer el amor conmigo ¿Qué sucede que ahora quieres repelerme? – Pregunto con seriedad al hablar, viéndome con una frialdad que me hizo temblar – Lo hubiera hecho en ya varias oportunidades anteriores, pero no lo hice porque siempre he querido de tu consentimiento y menos lo hare ahora. Ya te había dicho que teníamos que abstenernos hasta que la unión de nuestras almas se completara.


- Ah... Si... - Apenado, solo pude asentir lentamente mientras una sonrisa presumida aparecía en su rostro lentamente – Pero... Igual seguirás aprovechándote y tomaras ventaja.


- Bueno, probablemente sí, es tu decisión, en todo caso – Su sonrisa se amplió más, agitando todo su cuerpo sobre mí en espera de la respuesta... Que ya sabía cuál seria.


- Es... Está bien – Dije en un susurro con el rostro todo acalorado.


- ¡Bien! Vamos a prepararte entonces – Llevo un brazo bajo mis piernas y con la otra tras mi torso para cargarme y llevarme al baño.


- E-espera, déjame por lo menos cambiarme a solas y luego tu podrá-


- No tengas pena, amor, no hay nada que no haya visto – Nos adentramos al baño por la pared y me dejo sobre una silla cerca del tocador para ir a la enorme tina e ir llenándola de agua – A ver... Comencemos...


- So-solo promete en contenerte y no tocarme demasiado – Pedí antes de que pusiera sus manos sobre mí.


- Jajajaja, Silver... No puedo prometerte eso. Además... Sé que no quieres que prometa eso – Fue desabrochando cada botón de mi camisa y mi chaleco, retirándolo de inmediato de un solo jalón, terminando en despeinar mis púas por los nervios y por su poca sutilidad.


- Hey... Mephiles... Por lo menos trata de no comportarte tan desesperado por verme sin nada – Tomaba sus manos sin frenarlo, solo para estar al tanto de donde iban tocando y que me iba quitando. Luego de retirar mis zapatos y mis medias fue jalando el pantalón y luego su mano fue hacia mi última prenda, deteniendo su mano antes de que la tocara – E-espera... Déjame bañarme así.


- Mmmm, no lo sé – Llevo un dedo a su boca, masticando su uña con ansiedad – No creo que debería dejar a mi futuro esposo sin asear completamente – Aun imponiendo la poca fuerza que tenía, tomo mi ropa interior y me la quito, sonriendo ampliamente al verme sin nada puesto – Listo~ Ahora debemos asear todo ese delicado y dulce cuerpo hasta que brille de lo blanco que es.


- Si vas a lavarme mejor hazlo callado – Dije ya harto de su juego pervertido y sus palabras lujuriosas que intentaban introducirme en su temática – No pienso seguirte el juego.


- No lo hagas, tu solo tienes que quedarte quieto mientras yo con mis manos trabajamos en limpiar toda la suciedad que hay en ti – Susurro de manera seductora, volviéndome a cargar, dejándome dentro de la enorme tina llena de agua tibia – Vamos a humedecer ese lindo pelaje – Tomo un cucharon de baño y vertió el agua sobre mi cabeza – Eso.


- ¡Ummh! Lo estas disfrutando ¿No? – Me sacudí al recibir las primeras gotas empapándome la cabeza, cubriéndome como pude y viéndole con fastidio.


- Oh, mucho, cariño – Volvió a echarme más agua, mojando mi cara – Ahora enjabonemos.


- ¿Se te olvida que te deshaces con él agua, amor? – Mencione con calma, viéndole de lado como él se quedaba estático antes de tomar el jabón.


- ... Cierto... - Agacho la mirada con aire pensativo, ahora meditando en como continuar sin arruinar su fantasía.


- Lo siento, pero tengo que decir que eso de derretirse con el agua es algo más como... De brujas, jejeje – Comente divertido, consiguiendo una mirada asesina por mi comentario grosero.


- Ya sé que puedo hacer para continuar – Dijo con voz perversa antes de tomarse su garganta donde una luz naranja comenzó a desprender y luego de eso su cuerpo dejo de verse menos brilloso. Tomo el jabón y lo remojo en el agua con sus manos las cuales permanecieron intactas sin deshacerse – Perfecto. Ahora, ¿En que estábamos? – Paso el jabón por mi pecho mullido, llenándolo de espuma por completo tanto que me llego hasta la cara – Jajajaja, que adorable.


- Demonios, es más difícil desalentarte que animarte ¿Sabes? – Me sacudí y retire la capa de espuma sobre mí, terminando de esparcirla en toda la superficie de la tina – Puedo enjabonarme yo solo, gracias – Trate de retirarle el jabón de sus manos pero no me lo permitió al alejarme rápidamente.


- Nah, nah, ah~ Dijiste que podía bañarte, no vayas retrocediendo ante tus palabras – Con lentitud, paso el jabón por mis brazos hasta dejarlo jabonosos, sacando toda la suciedad de estos con un buen masaje - ¿Ves? No es tan malo – La realidad es que se sentía bien, pero no podía bajar ni un poco la guardia sin que sintiera la ansiedad del ente clavada en mi cuerpo con su mirada pecaminosa – Necesito que te sientes aquí.


- ¿Eh? – Me sujeto bajo los brazos y me levanto para sentarme sobre un asiento dentro de la tina, sintiendo que mi pudor era descubierto apenas si no fuese por una espuma de jabón que la cubría con recelo – Mephiles, con más cuidado, no tienes por qué complicarte, es un simple baño rápido – Reclame nervioso siguiendo en gimotear asustado al sentir sus manos y el jabón resbaloso por mi espalda baja, subiendo - ¡Oh dios! Co-con más cuidado, no puedes estar tocando por cualquier lado, se más prudente.


- Wow, pero que palabras tan propias del mismo erizito que buscaba zacearse de mi cuerpo hace unos días – Comento con picardía cerca de mi nuca, subiendo lentamente sus manos hasta mis hombros para ir comenzando con un masaje suave.


- ¡Yo no! Aaah~ No fue que quisiera... - Trague saliva, girando para verlo de reojo tras mío sonriendo tan agraciado de como volvía a controlarme con toques sutiles y palabras cuidadosas – No podía evitarlo – Involuntariamente me agitaba de la emoción, meneando mi rabo rápidamente al ver directamente a sus ojos mientras me tocaba.


- Por supuesto que no podías evitarlo – Se apegó a mi espalda y pude sentir su pecho firme y desnudo tocándome.


- ¿¡Ah!? – Me termine de voltear cubriendo bien mi parte, notando que él ya se hallaba sin camisa - ¿Por qué estas sin ropa?


- Para que no se moje – Respondió con una sonrisa mordaz.


- Mentiroso, tu no usas ropa, solo haces que tu cuerpo la crea.


- Así es, ¿Entonces cuál es el problema? Sigo igual, prácticamente – Se excusó, siguiendo el trabajo de llenar mi cuerpo en jabón.


- Tu... - Gruñí derrotado por su lógica, impotente al él ir subiendo y bajando con sus manos por toda mi espalda, llegando hasta mi colita que descaradamente la tomo con brutalidad y la empapo en jabón - ¡Ahí no! ¡Ah!


- ¿Muy sensible?


- ¿Eres tonto o qué? Deja de aprovecharte y has bien tu trabajo.


- De acuerdo, sigue tu barriga – Me abrazo hasta volver a pegar su pecho en mi espalda, restregando el jabón con sus manos entre mi abdomen.


- ... Hey... Jaja... Aguanta, espera, jajajaja, me-me haces cosquillas, ¡Me haces cosquillas! ¡Jajajaja! – Patalee provocando que el agua salpicara y nos mojara a ambos, aun sin poder detenerlo de dejar de apretujar mi pansa – Basta, jajajajajaja.


- No te vayas a hacer encima – Aviso con gracia en su voz, llevando sus manos disimuladamente más abajo.


- Puedo controlar mis esfínteres, idiota, pero no puedo... - Sus manos ya se encontraban en mis muslos, llenándolos de jabón por sus caras internas, tratando de no subir mucho hasta mi genital – Hey... ¿Qué haces?


- ¿Um? Pues sigo lavándote... - Fue bajando un poco más hasta las rodillas, luego se inclinó para levantar mi pierna y terminar de lavarla y así con la otra – Ya casi termino.


- Pero...


- ¿Si? ¿Se me está olvidando alguna parte? – Me miro con rostro fanfarrón, volviendo a tocar mi pecho con el jabón para seguir haciendo más espuma – No recuerdo... ¿Qué parte se me olvida? No quieras que haga un mal trabajo, amor... ¿O sí?


- ... No... - Agache la mirada tímido, aun sintiendo sus ojos sobre mí y sus manos tocándome. Tenía que admitir que su juego era dulce y divertido, no solo quería participar, lo necesitaba - ¿No vas a lavar mis... Partes, amor?


- ¡Oh, claro! ¿Cómo se me pudo haber olvidado? – Bajo con lentitud hacia mi pelvis sin apartar su mirada de mí, sonriendo frívolamente aun cuando llego a mí miembro levantado – Mmm, veo que incluso estás preparado para una limpieza profunda.


- ¿Ah? – Dude a lo que se refería. Despejo la espuma y tomo con cuidado la circunferencia, dándole una refregada con el jabón en todo el cuerpo y en la base, hasta que finalmente llego hasta la punta y lo bajo por completo – Mmmyaan~ Aaahaha... - Con su pulgar fue dando giros por toda la cabeza en forma de espiral y luego bajo al frenillo con ayuda de su dedo índice, usando sus yemas con cuidado – Mephy, solo termina de limpiar ya ¡Mmh! – Apretó más con sus dedos, bajando completamente el prepucio.


- Eso hago... Amor~ Con suerte te limpias muy bien y no tienes resto de esmegma – Comenzó a apretar con su mano libre mis testículos, enjabonándolos mientras que con su otra mano subía y bajaba la piel de mi pene – Sabes cómo cuidarte, no necesitas que yo esté haciendo esto... ¿No es así?


- Meph-phy, aahhhh, por favor – Mis piernas ya daban sus señas de no soportar más la tortura al ir temblando como gelatina - ¿Qué quieres hacerme decir?


- No lo sé – Mostro una morisqueta aburrida sin detener lo que hacía con sus manos, esperando impaciente algo de mí.


- Yo... Ah... ¿Por qué?... – Exhalaba exhausto, gimiendo débilmente cada vez que dejaba escapar aire de mi boca, estando ya al borde del cansancio de estar reteniéndome nuevamente, como si lo que estuviese a punto de hacer fuese mortal, peligroso para mi alma, pero era lo que más deseaba – Necesito... Que me cuides y me mimes... Amor... - Respondí coquetamente con aire tímido, relajando mi cuerpo al recostarme un poco y al abrir más mis piernas – Necesito todo de ti, necesito que me toques aun cuando no es necesario... Porque deseo sentirte siempre conmigo, Mephiles.


- Así es, mi dulce erizo – Con una mano fue masajeando y explorando los límites de mis muslos y mi glúteo, jugando por llegar hasta mi entrada – Eres un buen chico~


- ¡Hm! – Esas palabras me estremecieron, las decía con mucho cariño pero provoco que mi corazón se agitara mucho más rápido que provoco ansiedad en mi cuerpo.


- Eres mi dulce erizito, mi buen chico. Dejaras que siga ¿No? – Pregunto gentilmente, ahora moviendo sus dedos entre mis glúteos, dando leves toques sutiles.


- ... Sí, mi amor – Respondí con algo de miedo, recibiendo un beso pequeño en mi mejilla.


- De acuerdo – La alegría brotaba en todo su ser, en su voz se podía sentir, más al ir tarareando mientras recorría mi entrada con sus manos llenas de jabón.


- Mmmh, haaa... Co-con cui-idado, Mephy – En eso introdujo un dedo a lo que yo chille y me agite, siendo sostenido por él al estar recostado de su pecho – Aaahaaa, Meeeeph... Mmn, dije que con cuidado.


- Lo estoy teniendo, tengo que limpiar bien esta parte – Beso varias veces mi cabeza con lentitud, aun continuando en llevar su dedo más profundo – Como sabrás, no sé qué tanto te limpias aquí, así que me tendrás que decir hasta cuanto debo seguir.


- Mephiles... - Alce mi mirada donde su dulces ojos redondos, sonriendo con afán al tenerme tan indefenso – Te gusta tenerme tan débil ¿No? – Unas risitas de diversión fueron la respuesta, haciéndome suspirar con un gemido al estar mi cuerpo derrotado por la sensación – Siempre me lavo ahí, pero puede que necesite que tú me ayudes a llegar más profundo – Abrí más mis piernas, recostándome sobre él.


- Con mucho gusto, dulzura – Introdujo otro dedo, metiéndolos completos para provocar un gemido largo y quebradizo de mi parte – Dime... ¿Te gusta cómo se siente?


- SI~ Aaah, me, me gusta – Sonreí débilmente, levantando una pierna involuntariamente al sentir sus dedos moviéndose dentro de mí – Me... Me... Nhaaha, me vas a hacer ensuciar si sigues así – Dije viéndole agotado, sintiendo su otra mano subiendo hasta mi pecho, acariciándome con sus garras.


- No hay problema, puedes ensuciarte todo lo que quieras, lo limpiare todo por ti~ - Susurro, transpirando fuerte y rápido al él estar igual de excitado que yo.


- Ohh... Bien... Mmahh... Pero... ¿Me limpiaras con agua y jabón? ¿No?


- ... Jajajaja – Rio con malicia, pellizcando mis pezones y moviendo más sus dedos en mi entrada – Vamos~ averigüémoslo.


- ¡Ahaaaaa! ¡Mmhhh! Mephiles, Mephiles, Meph-Mnhaaaha.


Me tenía en control, me sentía tan manipulado con sus manos que me hacía agitar fuerte, temblando a tal punto que no pude contener la venida e ir dando sacudidas con cada carga soltada sobre mi pecho y mi abdomen, sollozando un poco por lo bien que se sentía. Avergonzado hasta querer morir pero tan complacido aun cuando seguía moviendo sus dedos dentro de mí, me hacían retorcer del gusto, gimoteando junto con ronroneos mientras volvía a pasar la mirada donde sus ojos.


- Meph... Mephy, Mephy – Lo llamaba, contento, meneándome al sentir sus caricias.


- Ya voy, dulzura, déjame limpiarte – Me sostuvo para inclinarse hasta estar casi sobre mí, pasando su lengua en todo mi cuerpo, apretando mi cintura con sus manos e ir retirando todo el semen con el que me había ensuciado.


Sentir su viscosa y tibia lengua provoco que gimiera más, estremeciéndome y chillando nervioso por tal sensación, por tal placer con el que me llenaba y me ahogaba hasta quedar rendido y perdido por tan condenada satisfacción. De seguro él también lo deseaba, lo necesitaba tanto como yo.


- Mephy, Mephy~ - Comencé a acariciar su torso, tratando de levantarme para lograr besar su piel, pero rápidamente se volvió a levantar, limpiando sus labios de mi esencia – Mephy~ - Me rote hasta estar recostado boca abajo sobre la tina, sosteniéndome de la silla para mantener mi cuerpo sobre la superficie. Moví mi rabo rápidamente, acercándome hasta su entrepierna y olisquear ansioso por tener lo mismo que él había tomado de mi – Por favor~


- Silver – Acaricio mi cabeza, palmeándola varias veces para luego apartarme – Tranquilo, ya fue suficiente... No tienes que hacerlo para agradecer ni nada por el estilo.


- Yo también quiero probarte ¿No puedo? – Pregunte con ternura, volviéndome a acercar a su pelvis, lamiendo sobre este y mordisqueando con cuidado sobre su pantalón – Quiero probar, por favor.


La petición fue acatada al ver como el resto de su ropa se despejo, revelando su miembro que se alzó hasta tocar su punta con mis labios.


- Silver... No sé si pueda controlarme bien... No quiero ser rudo, pero... - Con sus dos manos tomo mi cabeza, pegándome más contra su grueso pene que termino chocando con mi mejilla – Realmente me haces desesperar cuando lo pides así – Yo simplemente lo observe con impresión al ver en él una sonrisa ansiosa y hambrienta, tomando mi rostro con sus manos para abrir mi boca e introducir su pene por su propia cuenta – Aaaahha... Si...


Lentamente lo introdujo completo, teniendo que palmear su vientre al no poder tomarlo todo, siendo inútil al golpear mis labios contra su pelvis al él ignorarme e ir hasta el fondo. Transpire fuerte, costándome respirar al aun mantenerse por completo en mi boca hasta casi llegar a mi garganta, pero luego lo retiro lento, escuchando un resoplido satisfecho de él, volviéndolo a introducir nuevamente hasta golpear contra su pelvis, esta vez más rápido, casi ahogándome con esa envestida. Volví a pedir con apretar su pierna en detenerse, pero mantuvo sus manos sobre mi cabeza, sin detener envestida tras envestida en mi boca, ahora teniendo que concentrarme en tomar aire y sacarlo para seguir recibiendo su pene en toda mi cavidad oral.


- Eso... Eso es – Resolló, sujetando con más fuerza mis mechones en mi cabeza, apretándome con más fuerza mientras aumentaba progresivamente la velocidad – Lo haces bien, amor... Lo haces muy bien – Me acaricio un poco antes de introducir con mayor fuerza su miembro.


Solté un quejido asustado, volviéndome a ahogar por su fuerza al ir tan profundo y sin cuidado, escapándoseme unas lágrimas por el esfuerzo que tenía que hacer ahora con tal de seguir respirando. Escuchaba su suave risa como si le divirtiese como agonizaba ante cada penetrada brusca, aun acariciando mi rostro y limpiando mis lágrimas, sin detenerse.


- Así, abre más tu boquita, cariño – Dijo con gentileza, confundiéndome sus dulces y sutiles palabras a comparación de su poca compasión y brutalidad al ir usando mi boca de esa forma – Si sigues así ya no te costara luego tomarlo por completo con fuertes golpes, solo tienes que practicar lo suficiente como para resistir... - Con sus manos me sostuvo la nuca y se pegó por completo, gruñendo al tocar su glande con mi epiglotis, manteniéndose pegado en esa posición mientras yo me agitaba desesperado con tal de que me diese un respiro – ¡AAAAHHHH! Mmmaaahaaha, delicioso – Jadeaba con fuerza, teniendo la mirada perdida mientras su pene palpitaba con fuerza en mi boca – Tranquilo, cariño... Aun no me he corrido, aún queda mucho más tiempo para que puedas saborear – Lentamente retiro su miembro hasta sacarlo de mi boca, volviendo a respirar con mucha dificultad al estar aguantando por tanto tiempo - ¿Te gusto? ¿Quieres más?


- Mephiles... No vuelvas a hacer eso... No podía respirar, estaba ahogándome – Me queje con poca molestia al estar muy agotado, transpirando y jadeando rápidamente, viéndole con algo de miedo por su poca consideración hacia mí – No puedes ser así de tosco, no puedo tomarlo completo.


- ... Mmmhh~ - Llevo sus dedos bajo su mentón, dibujándose una sonrisa lujuriosa en su boca llena de colmillos, viéndome con esa mirada pervertida – Entonces... ¿No quieres más?


Su pregunta termino en descolocarme, queriendo negar aquella pregunta con mucha desesperación al ver como se alejaba de mí.

No lo entendía, ¿Por qué quería más luego de estar tan agotado y asustado?... ¿Por qué me había gustado tanto?


- Quiero más – Respondí con inseguridad.


- ... No lo creo – Su sonrisa se ensancho más, tomando su pene para comenzar a agitarlo frente a mí – No pareces seguro. Quiero que lo digas a todo pecho.


- Ah...


Quería llorar ahí mismo, sintiendo un nudo en mi garganta que en vez de provocarme tristeza me daba un fuerte calor en mi vientre que terminaba en satisfacerme, gimoteando desesperado al ver cómo me humillaba de ese modo, con tanta gentileza y cuidado que incluso esa siniestra sonrisa se me hacía dulcemente atractiva. Estaba amando como jugaba conmigo y mi mente, tan obsesivo que volvía a manipularme a su antojo para obtener lo que deseaba de mí, sabiendo que hacer y qué decir para obtener esta reacción de mí, para obtener estos sentimientos de mí.


- ¡Quiero más! ¡Quiero más! Quiero que sigas así hasta que te canses y me des todo tu semen, por favor – Mis labios temblaban para siquiera mantener mi sonrisa avergonzada por decir tales cosas frente a él, a mi depredador que me mantenía como una presa sometida ante sus filosos colmillos aniquiladores – Por favor, por favor, Mephiles – Las lágrimas rodaban con mucha facilidad por mis mejillas, ya no aguantando siquiera en sollozar por estar tan en el fondo de ese juego perverso.


Casi aterrado, di un salto cuando él se agacho para tomar otra vez mi rostro y besarme, un beso que duro como una eternidad, asfixiándome en la pura lujuria que desbordaba su cuerpo junto con el mío al contenernos por tanto tiempo. Su boca ya no se contenía en apasionados besos, no, estos estaban sedientos, hambrientos hasta morir, comiéndome segundo tras segundo, besando hasta mis mejillas y relamiendo mis labios, dejando que su larga lengua tomase la libertar de pasar por toda mi boca. Absorbía mis labios al igual que mis gemidos al seguir aun agobiado en tanto desespero de devorarme. Termino en tomar mi mente en poco tiempo al tal punto que ya no tenia en que pensar, nada más que seguir así hasta que él me pidiese otra cosa, lo haría sin saber que fuese, sin saber que terminaría haciendo conmigo, ya mi cabeza estaba perdida en tanto placer que había encontrado al poder satisfacer sus deseos.


- Mephiles... - Apenas pude pronunciar su nombre al sentir como sus labios se apartaron por mucho tiempo de los míos, volviéndome a acallar de inmediato para seguir con esos besos controladores.


- Dime que eres mío – Susurro sobre mi boca, volviendo a besarme un poco más.


- Soy tuyo – Respondí atontado, otra vez sin dejarme decir más al tener que seguir pegado a mi boca.


- ¿A quién le perteneces? – Finalmente se detuvo, sosteniéndome de las mejillas, acariciándome con suavidad.


- A ti, a ti, a ti, Mephiles – Dije aun perdido de siguiera en donde estaba, queriendo un poco más de esos besos que lograban lavar mi mente.


- ¿Quieres que te dé de comer? – Pregunto con tono pícaro, entendiendo más rápido que nunca a lo que se refería.


- ¡Si, si! Si quiero – Logre centrar un poco la mirada sobre sus ojos, buscando más, más de esa sensación que me volvía loco y me hacía olvidar.


- Buen chico – Lamio mis labios y yo busque también de estos al dar pequeñas lamidas, perdiéndome otra vez, que sin darme cuenta él se apartó y volvió a colocar su miembro sobre mis labios – Come, come, mi pequeño erizito.


No pensé más, solo me introduje aquel grueso carnoso caramelo palpitante hasta el fondo sin importar que me costase, chupándolo y relamiéndolo, moviendo mi cabeza adelante y atrás constantemente para sentir como este se agitaba en mi boca, probando su contorno, saboreando contento su sabor, resoplando fuerte cada vez que tomaba por completo ese pene.

Su olor impregnado me era reconocible, era el olor de Mephiles, de mi dueño, del único que podía decidir por mi sobre todo, aquel que podía jugar y manipularme hasta el cansancio, se lo permitiría porque lo amaba, lo amaba a morir, con tal de complacerlo, con tal de escuchar su débiles y bajos gemidos por lo que hacía, me daba más que motivos para ser su esclavo eterno, él se merecía eso y yo también lo merecía.


- Ohhh... Silver, aahaaaa – Me regocijaba al escuchar sus gemidos, me hacía temblar de la emoción, viendo sobre mí su perfecto rostro sonrojado, jadeando con la lengua afuera, observándome con esos ojos brillosos, redondos, agotados y dulces – Te adoro... Haa~ Ya te voy a dar lo que estas esperando, sigue así, mi amor... Mmha, ya... Ya tu amo te va a dar de comer~


Eso solo hizo provocarme más, moviendo mi cabeza rápidamente en giros, masajeando todo el pene con mi lengua, rebosándolo de mi saliva lo cual provocaba sonidos obscenos con mi boca al ir absorbiendo con fuerza su miembro, pero tan desesperado estaba que poco me importaba, llevando mis manos a sus testículos para ir masajeándolos y apretándolos. Necesitaba rápido esa carga antes de volver a perder mi mente nuevamente en la nada del placer.

Él volvió a sujetarme de la cabeza, dando penetradas fuertes y rápidas. Las recibí sin alguna queja, haciendo mi esfuerzo en mantener mi lengua masajeando su pene con cada entrada y salida de mi boca. Dio un último golpe acompañado de un largo gruñido gutural, clavando sus garras en mi cabeza; dolió un poco, pero poco importo al sentir como su pene empezó a llenar mi boca de su semilla, de su dulce esencia que me hizo gemir con fuerza, chupando todo como si fuese un biberón.


- Aaaaha... Mhaaaha... Maldición... Que bien, haaaa... - Resollaba fuertemente, aun manteniendo sus garras aferradas de mi – Mierda... Mmhhha, mnnah~ - Suspiro y luego me acaricio la cabeza, retirando lentamente su pene de mi boca. No deje que nada de su carga se escapara de mi boca, manteniéndola ahí para degustar un poco más del dulzor que poseía, posiblemente de los postres que he preparado contantemente para él – Buen chico... Tu amo está complacido~ - Tan solo escuchar eso me hizo agitar, estremeciéndome en la tina con el agua casi fría, meneándome de un lado al otro por saber que estaba contento por mi trabajo – Déjame ver si mi pequeño ha recibido una buena cantidad de leche – Con su mano sostuvo mis mejillas, a lo que yo abrí un poco mi boca para enseñarle el contenido, no queriendo dejar que este se saliera – Vamos, mi erizito, comételo todo – Sin desagrado alguno me lo trague todo de un golpe, costándome un poco por lo viscoso.


Agotado, respiraba con fuerza, levantando la mirada cansado, encontrándome la suya igual de agotada, acariciando mi cabeza y mis orejas, ayudándome a introducirme por completo en la tina, sin darme cuenta de lo que iba haciendo conmigo, solo sentí sus manos masajeando mi cabeza con algo que se sintió suave y frio hasta crear mucha espuma.


- ¿Estás cansado, mi erizito? – Pregunto, vertiéndome agua sobre mí para terminar de barrer la espuma.


- ... Si... - Respondí aun estimulado por todo lo anterior, levantando la mirada para recibir su amorosa sonrisa – Gra-gracias, amor...


- Jeje... - Me tomo de los brazos para levantarme, sacándome de la tina y envolviéndome en una toalla sin saber por donde me llevaba, solo podía mantener mi mirada sobre su rostro concentrado y aun ansioso.


Me dejo acostado en algún lado, secándome apenas mientras me besaba todo el cuerpo. Sentía sus besos débiles pero deliciosos al tocar mi piel, recorriendo sus manos por cada parte de mi sin tener restricción mía al estar disfrutando el recorrido que daban sus manos en mi cuerpo, percibiendo como se recostaba sobre mí, dejando escapar jadeos y gemidos como su saliva que escurría de su boca hasta mi pecho.

Me gustaba escucharlo así, me gustaba sentirlo así, aun si ya mi cabeza empezase a doler como el demonio, el placer me dopaba lo suficiente para ignorarlo.


- Silver... Silver – Amaba escuchar que me llamase de esa forma, con desesperación, buscando, buscando, pidiendo, reclamando – No aguanto más, Silver... No aguanto... Necesito hacerlo ya, necesito hacerte mío ahora.


- Me-Philes... - Por algún motivo, el pecho me comenzó a doler tan fuerte que pensé que me estaba dando un infarto. Me sujete del pecho, aun viéndolo con alucinación, no pudiendo detenerlo aun a costa del dolor – Ahg... - Me queje un poco, encontrándome otra vez con sus labios, labios que no me volvieron a drogar en locura, sino, en ardor y amargura – Mephiles... - Comencé a preocuparme un poco, algo ocurría y no sabía que era.


- Está bien, mi amor, no seré tan rudo como hace rato, lo haré suave, te hare el amor, te necesito ahora – Me acostó, tomando mis piernas para abrirlas. Juntando su pecho con el mío, dejo escapar un ronroneo largo y suave, acurrucándome en ello sobre sus manos – No importa lo que pase, terminaremos juntos, nos amamos demasiado para que algo ocurra con el hechizo. No te preocupes – Decía casi seguro de sus palabras, acariciando mi cabeza sin poder soportar ya el dolor que surgía en esta y con cada toque que me daba como si quemara.


- Mephiles, un momento, por favor... - Sentí como empujo en mi entrada, logrando despertarme de mi letargia, asustándome tanto que me aleje de él.


- ¿Silver? ¿Qué ocurre? – De repente estaba preocupado, tomándome en un abrazo para volver a dejarme debajo de él – Esta bien, seré más cuidadoso – Beso mi frente, pero esas palabras y sus gestos no fueron suficientes para atenuar el miedo que surgía en mi al igual que ese inmenso dolor – Solo recíbeme, estarás bien, lo disfrutaras.


- Mephiles... No – Dije con temor al pensar otra vez en el dolor que me daría si seguía así.


- Está bien, está bien – Volvió a punzarme, esta vez más persistente que antes.


- ¡¡Aaah!! – Retuve como pude en no gritar más. Comencé a empujarlo, ahora desesperado en quitarlo de mi – No, no, no, Mephiles.


- Por favor, tranquilízate mi amor – Me sujeto de las manos, ejerciendo más fuerza para poder entrar en mi pero no lo conseguía – Por favor relájate, relájate para que pueda entrar.


- ¡No! De-déjame. Mephiles, déjame, déjame ahora, por favor – Pedí ya exasperado por no liberarme.


- Silver, calla, ya voy – Gruño furioso, ignorando mis suplicas, apegándome más a él para lograr adentrarse, pero apenas comenzó a ejercer presión relajo sus manos y logre liberarme, entonces yo...


Entre en Shock.

No entendía ¿De dónde vino siquiera la magia o la fuerza para poder hacer eso? Mis manos temblaban sin moverse de su sitio, amputando a Mephiles con su cuerpo partido a la mitad sobre el suelo y yo deseaba vomitar al ver aquello y al verlo... Tan callado viéndome sin expresión alguna.

¿Podría haber sido un reflejo? ¿Pudo ser un error? ¿Puede que estaba soñando? Cualquiera de las anteriores respuestas con tal de evitar la realidad de lo que realmente había sucedido.


- Ah... ¡¡Aaaaaah!! – Grite aterrado, viendo lo que había provocado, entrando en pánico con ver algo tan atroz que mis propias manos habían hecho - ¡Mephiles! ¡Mephiles! ¡No! ¿¡Que fue lo que hice!? – Con torpeza pude levantarme, cayendo al suelo frente a él arrastrándome para alcanzarlo – Déjame ayudarte, déjame-


- Detente, estoy bien – Dijo con voz gélida, haciéndome callar de golpe a lo que me detuve como pidió.


Él se arrastró con algo de dolor para volver a unirse con la otra parte de su cuerpo, volviendo a estar pegado a este en un momento. Se levantó hasta quedar sentado frente a mí, teniendo su vista concentrada en el suelo durante segundos, segundos torturadores para el miedo y preocupación que estaba sintiendo. Pasó su mirada hacia otro lado, y ahí donde quedo la mantuvo, levantándose hasta estar de pie, alejándose lentamente de mí.


- Mephiles... Yo-


- Lo sé... Lo siento... Otra vez – Me interrumpió con desdén, dándome la espalda en todo momento.


- ¿Otra vez?...


- Es obvio que soy yo ¿Por qué volverías a hacer lo mismo que la última vez? No hay vestidos, es otro lugar... Tengo que ser yo – Dijo secamente, haciendo todo lo posible para no darme la cara.


- Eso no es cierto, no eres tú.... Yo... Yo... - Me sujete de mi cabeza, siéndome insoportable el dolor por el que pasaba todo mi cuerpo – ¡Yo no sé qué es lo que me ocurre! – Solloce con miedo, arrepentido hasta el fondo por lo que hacía pensar en Mephiles - ¡No puedo siquiera soportar el dolor! ¡Todo es mi culpa! ¡Todo!


- Hazme un favor y deja de echarte la culpa o empezare a hacerlo también – Su comentario sin corazón me hizo detener en mis llantos, viendo como apenas giraba la cabeza para verme de lado - ... Dejemos... Dejemos de intentarlo... De todos modos estoy muerto y no tiene sentido buscar satisfacer eso que debería estar muerto...


- Mephiles, no, por favor, yo no quería-


- Claro que no querías hacerlo conmigo, Silver – Termino de girarse, viéndome con sumo desprecio, sin una pisca del cariño que me estaba dando hace un momento – Pero fui un maldito estúpido en no escucharte y detenerme... Porque es obvio que no lo deseas – Camino lejos, saliendo de la habitación hasta desaparecer tras unas cortinas.


Estaba perdido. Mi cuerpo no me respondía en nada, como si ya no pudiese controlarlo, como si ya no fuese mío... No era de nadie. No podía llorar aun al estar tan triste con esas crueles palabras de Mephiles, y aun si tratase, aun con lo que le hice, no podía gritar de la impotencia por lo que volvía a pasar por haberlo alejado cuando más lo necesitaba.

¿Por qué me sucedía esto? No lograba controlar lo que deseaba, no sabía lo que quería ni lo que anhelaba, no lograba decidirlo, no podía... Estaba lleno de dolor y aun así no podía expresarlo.

¿Acaso estaba descompuesto?

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

Rasgaba incesantemente la madera del lienzo, llevándolo bajo de mi brazo sin importar mucho que se dañase la pintura, con el dolor constante que aun persistía en mi cuerpo y todo lo que tenía en mente, ya ni me importaba si se lograse hacer la ceremonia, había cosas de las que me tenía más preocupado.

Muy atrás de mí, Mephiles me seguía a una gran distancia, yo me mantenía a un paso constante para no acercarnos, tenía que ser así, no sabía por cuánto tiempo más, pero ya no podía verle la cara sin tener miedo a volver a ver ese rostro molesto, no podía... Por ello, nos habíamos apartado. Ya había pasado un día y ninguno de los dos nos habíamos hablado... Eso había provocado que ese dolor de aquel momento hubiera permanecido sin detenerse, ya no soportando el dolor de cabeza por el que pasaba.

Teniendo cuidado con cada paso que daba en la gran capa de nieve, llegábamos al refugio de Amy, llamándola con un silbido rápido y agudo, a lo que ella salió de su choza con el resto de nuestros amigos.


- ¡Silver! ¡Mephiles! – Amy corrió primero hacia mí, dándome un gran abrazo y luego fue donde Mephiles para saludarlo igual, pero no llego siquiera acercarse lo suficiente cuando él se deshizo en un líquido oscuro y se escapó lejos.


- Tengo que hacer unas cosas, luego nos vemos – Dijo secamente, alejándose rápido sin permitir a Amy hablar.


- ¡Eh!... Espera... - Giro hacia mí, viéndome confundida por aquello - ¿Paso algo?... ¿O es algo normal de él?


- ... Yo... - Agache la cabeza, tratando de aguantar como pudiese en no llorar, entonces Blaze se acercó a mí, dándose cuenta de inmediato en cómo me encontraba, reposando su mano en mi hombro para que la viese... Y no pude retenerlo más – Lo he arruinado todo... Lo... - Deje caer la pintura, llevándome las manos al rostro para tratar de limpiar cada lagrima que salía – Lo he echado a perder.


- Silver – Blaze me abrazo, dejando mi cabeza reposar en su hombro - ¿Qué ocurrió?


- ... ¿Qué te dijo Mephiles? – Pregunto Sonic al acercarse a nosotros.


- Amigo, tranquilízate. Existe solución para todo, no... No llores más – Knuckles trata de animarme, acariciando mi espalda con sutileza.


- Vamos a hablar adentro, chicos – Amy nos guio hacia la choza, tomando antes la pintura que deje caer, viéndola un momento antes de continuar con nosotros.


Sorbía entrecortado el té en mi taza, temblando al sostenerla y con cada sollozo que soltaba, apenas calmándome con cada caricia gentil de Blaze y Amy mientras los chicos discutían fuertemente.


- Sabía que ese imbécil le haría algo. Ahora mismo voy a salir a buscarlo para partirle la cabeza de barro que tiene – Dijo Sonic con mucha ira, dando vueltas por toda la habitación.


- Ve calmándote por una sola vez en tu vida, Sonic. Ya escuchaste lo que paso, fue un accidente provocado por Silver, Mephiles debe de encontrarse tan mal como él – Discrepo Tails, tomando a Sonic del brazo que lo retiro de un manotazo.


- ¿¡Entonces donde se encuentra ahora!? Ha dejado solo a su pareja hecho un mar de lágrimas – Me señalo, provocando que soltara un quejido triste, pensando ahora como estaría Mephiles solo por el bosque.


- De seguro oculto donde no puedan encontrarlo – Respondió Knuckles con sus brazos cruzados – Yo haría lo mismo para que nadie supiese que estoy llorando – Desvió la mirada decaído, haciendo callar a los otros dos por un momento.


- Pues no es suficiente. ¡Un verdadero hombre no dejaría llorando sola a la persona que ama! Resolvería el problema ahora y se tragaría todo su orgullo. Así que voy a buscarlo ahora y lo traeré aun sea arrastrándolo – Sonic continuo con su posición, marchando directo a la salida.


- ¡Déjalo Sonic! Dale por lo menos un momento ¿Tu que sabes por lo que esté pasando?... Fue herido – Tails se puso en su camino, haciendo retroceder a Sonic con sus palabras.


- ... Maldita sea... - Sonic gruño, pisoteando con fuerza el suelo, buscando de alguna forma drenar su furia, terminando su vista en mi – Tú decides, Silver – Se acercó un poco, cruzándose de brazos ante mí - ¿Quieres resolver esto? Dime que hacer para ayudar, dime que puedo hacer... ¿Quieres que traiga a Mephiles? Dime...


Con tan simple pregunta me hizo volver a entrar en pánico, sacando más lágrimas y sollozos que me mantuvieron callado en darle una respuesta inmediata. Blaze y Amy volvieron a darme consuelos y palmadas, tratando de detener la tristeza que soltaba al continuar con mi llanto ahogado.


- Mierda... Te juro que lo veo y le parto la cara – Escuche el comentario de Sonic, preocupado más por él que por si lograse remotamente poder atacar a Mephiles sin que este lo evitase.


- Te juro igualmente que provoca golpearle en lo más bajo – Sonó un golpe seco por el puño y mano de Knuckles, igual de molesto que Sonic – Pero esto solo traerá más problemas luego, lo que necesitamos es tratar de que ambos traten de resolver esto hablando. Así que si Silver no está dispuesto a decidir, propongo ir a buscar a Mephiles y convencerlo en resolver esto.


- Tengo que decir que es lo más racional posible – Tails concordó, suspirando pesado y pensativo – Siempre y cuando te abstengas en usar la fuerza, Sonic. Tratemos de ser persistentes sin provocar algo estúpido.


- Estúpido Mephiles que se largó para digerir la mierda que es – Su comentario me hizo molestar un poco, sintiéndome yo la mierda ante todo esto – Entonces marchemos.


- Esperen chicos... - Amy se levantó, buscando entre sus cosas un cofre con un cerrojo, sacando entonces un collar bajo su ropa con una llave, abriendo el pequeño cofre donde saco un broche de cuero – Lleven esto, provocara que el hechizo de tiempo detenido sea interrumpido, dejara que el tiempo corra tanto afuera como adentro. Cuando vuelvan volverá a activarse ¿Entendieron?


- Si, Amy, muchas gracias – Dijo Sonic tomando el broche y guardándolo en su chaqueta.


- Tails, vigila que Sonic no haga nada imprudente y Knuckles, ayúdalo – Amy pidió con amabilidad, provocando por Sonic un bufido furioso – Tengan mucho cuidado.


- Lo tendremos... Vamos – Sonic tomo la mano de Knuckles y Tails, saliendo de un disparo fuera del lugar.


- Todo estará bien, Silver. Tails sabe dialogar bien, convencerá a Mephiles de venir a hablar – Dijo Blaze, acariciando mi cabeza.


- Blaze... No es eso – Limpie mi rostro empapado, alejándome un poco de ella por no sentirme merecedor siquiera del consuelo de alguien – Todo estaba bien, estaba perfecto... Me sentía feliz de poder estar con él y... De repente quise alejarlo, lo quería lejos, lejos... No lo quería conmigo, aun cuando era tan cuidadoso y amoroso... ¿Por qué le haría algo como eso? Es como si ahora te atacase porque me estas tratando de calmar.


- Es normal que ocurra esas cosas, Silver. Tienes un trauma y no puedes simplemente hacer que desaparezca – Amy volvió a sentarse a mi lado, sirviendo más té y tomando una taza para beber.


- No tengo un trauma. ¿¡Un trauma te daría dolores de cabeza y de pecho!?


- En algunas ocasiones – Respondió la rosada, tomando otro sorbo de su té, llevando la mirada a otro lado.


- ¡Pues yo digo que no! – Frustrado, me levante, sintiendo algo mal ante todo – Lo que yo tengo no es normal, me conozco. Si realmente fuese algo traumático no dejaría siquiera que me tocase, Amy, es algo más, como si fuera toxico, algo en mí que me prohíbe, que grita con desesperación como si fuese a morir, algo absurdo porque sé que es imposible.


- ¿Y si es Mephiles que provoca eso? – Sugirió Blaze, haciéndome lanzarle una mirada molesta – No malentiendas, no digo que él haga algo malo, sino que... Él es...


- Un muerto – Completo Amy, dejando su taza de lado – Es la primera vez que un vivo y un muerto tienen... relaciones.


- Bueno, no creo que sea la primera-


- Cállate, Blaze – Amy mando a callar a la gatita antes de que terminara de completar su comentario ya obvio y desagradable que ambos conocíamos – Sino, que es un alma maldita, obligada a permanecer en este plano por la maldición que él mismo creo... Puede que esa oscuridad, este poder antinatural que lo mantiene vivo, por así decirlo, sea lo que ocasione esta respuesta de ti, este daño indirecto hacia tu cuerpo, incluso alma si pudiésemos divagar.


- No lo creo – Respondí con desprecio, negando varias veces con la cabeza – Si fuese así... Por qué... - Lleve mis manos a mi pecho, suspirando débil al pensar en sus besos y en sus abrazos, su voz al tratar de tranquilizarme y el simple contacto con su cuerpo que me hacía sentir abrigado y protegido - ¿Por qué no sucede lo mismo cuando me besa?... Cuando me abraza – Calle un momento, recordando la última vez que ambos estábamos desunidos – Cuando el fusiono nuestra magia... Nuestras almas se unieron a la perfección, por un momento, fueron una... Y el calor que me dio fue tan cálido como el amor que siento por él. Fue una hermosa sensación, era amor, y entonces... ¿Por qué no me daño cuando eso sucedió?


- Es... Cierto – Amy se levantó, meditando en lo que había contado – Antes de poder unir las almas en un matrimonio, se debe fusionar la magia y eso es casi imposible, más si es con magias tan opuestas e inestables como la de ustedes dos, además de que la suya esta corrupta por la maldición – Fue mencionando, agitando una de sus orejas de un lado al otro – Si es así como tú dices... Entonces ¿Qué podría explicar todo lo que te ha pasado?


- ¿Y por qué siempre cuando están por hacerlo? – Refunfuño Blaze con mejillas sonrojadas – ¿E-es acaso normal eso la primera vez, Amy?


- ¿Eh? ¿¡Por qué me preguntas a mí!? ¿Cómo voy a saberlo? Estoy esperando el día de mi boda para averiguarlo – Contesto furiosa, avergonzada por completo – Te lo contare una vez Sonic me pida casarme con él – Respondió tratando de mantener compostura, agitando su mano de un lado al otro.


- Esto no tiene que ver por ser la primera vez, porque no lo es.


- ¿Qué? – Blaze volteo hacia mi impresionada con la boca abierta - ¿Ya lo has hecho antes con él entonces?


- ... No – Mire donde Amy, negando la cabeza lentamente.


- Es mejor no hablar de eso ahora, no tiene nada que ver con lo que sucede ahora – Logro retomar el tema, ahora buscando en su pequeña estantería de libros – Es tan extraño los síntomas que presentas... ¿No será que sufres de anginas de pecho?


- ¿Ah? – No entendí a lo que se refirió y Blaze quedo igual que yo, inclinando la cabeza de lado.


- Ah, es como un infarto, más leve pero que produce dolores de cabeza y de pecho. Puede que suceda cada vez que vas a tener, emh... Relaciones, ya que te conmociona mucho por la adrenalina y aumenta las contracciones del corazón, provocando aumento de... - Ella misma se detuvo en continuar explicando, notando nuestros rostros confundidos - ¡Es un poco complejo pero tiene sentido a lo que te ocurre! ¡Mira! – Tomo un libro de su estante y no los entrego con una página abierta hablando del tema, lo leí rápido y aun así quede con incertidumbre.


- ¿También provoca sensación de quemadura? – Pregunte al no conseguir la respuesta en el libro.


- Si, genera una sensación como si tu pecho quemara.


- No, en el pecho no... Donde te toque o... Cuando... Me besa – Lleve mi mano a mi boca, cubriéndola asustado por lo que significase esos síntomas - ¿Eso es normal?


- ¡Por supuesto que no! ¿Qué otra cosa sientes? – Más preocupada siguió preguntando.


- Sus besos saben amargos, como a jengibre y me quema... También cuando me toca – Frote mis brazos, tratando de recordar cuando esto ocurría, que a diferencia de otras ocasiones la sensación era la contraria – Incluso me siento mal, quiero detenerlo, quiero huir y siento un miedo horrible como si fuese a morir.


- Eso... Es... - Blaze se cubrió con sus manos, bajando la mirada con miedo – Eso es horrible... ¿Acaso Mephiles lo sabe, como te sientes?


- No, no lo he dicho y no pienso decírselo – Me abrigue en mi chaqueta, dándole la espalda a la gatita – Si supiera que me hace sentir así solo se sentiría peor consigo mismo. Últimamente cree que por estar muerto y maldito provoca más inconveniencias y desgracias, cree que es una carga y un peligro... Por eso ha estado así... Cree que lo odio, que le tengo miedo y que me parece desagradable, ¡Pero no es así! Lo amo, lo amo demasiado, más que a mí mismo, por eso no entiendo que fue lo que me ocurrió, ¿Por qué reaccione así? Hubiera soportado ese dolor un millón de veces más solo para complacerlo y aun así... Lo ataque.


- ... Creo que estas maldito, Silver – Dijo de repente Amy, haciéndonos girar donde ella.


- Sí, creo que lo estoy...


- No, lo digo literal, creo que estas maldito – Volvió a decir, mostrándome un libro en sus manos, acercándose donde nosotros, sentándose sobre la silla y enseñándonos el capítulo en donde estaba.


- ¿¡Maldito!? ¿¡Pero cuando!? ¿¡Quien!? – Interrogo Blaze estupefacta ante lo que dijo Amy, sosteniéndome de un brazo de manera sobreprotectora - ¿Cómo podrían maldecirlo? Si es... Él... ¡Nada más míralo! – Me acaricio la barbilla con cariño, apretándome las mejillas para que sacara la trompilla sin poder evitarlo.


- Puede que hayan sido alguna de tus... Parejas, Silver – Comento con pena, haciéndome tragar saliva incrédulo con el simple hecho de que alguno de los desgraciados con los que he estado hayan plantado una maldición en mi - ¿Con cuántos...-


- No lo sé, ni lo menciones... Yo... - Vi donde Blaze con total vergüenza, agachando las orejas junto a mi cabeza – No fueron más de una docena, eso te lo aseguro.


- Entonces... - Apretó los labios, moviendo sus manos sobre su regazo incomoda – Ammm... ¿Alguno quedo con malos términos?


- ... No lo creo, realmente... No lo sé – Apretaba mi mano, molesto conmigo mismo por permitir lo que había ocurrido con esas personas - Y si hubiera sido así, ¿Cómo lograron maldecirme? ¿Quién de ellos? Y... ¿Por qué?


- Saber quién te maldijo será algo muy difícil, pero sabremos si estas maldito, desde cuando y como – Señalo en su libro un hechizo, dejándomelo para comenzar a buscar varias cosas por su escritorio.


- ¿Y cómo deshacemos la maldición? – Pregunto Blaze, observando a Amy junto a mí tomando regaliz y ruda, y tomando luego un franco lleno de un líquido extraño y marrón.


- Sabremos si podemos deshacerlo una vez averigüemos que tipo de maldición es – Amy dejo todo ordenado sobre el suelo, extendiendo su mano hacia mí para que me acercara.


Inseguro, siendo motivado por Blaze con rápidos cabeceos y leves empujones, me acerque donde la erizita que destapaba el frasco, triturando la regaliz hasta hacerla polvo, combinándolo con el líquido marrón y luego tomo la planta de ruda, remojando sus hojas con el contenido del frasco hasta cubrir toda la planta.


- Muy bien... Necesito que te quites la camisa – Pidió Amy a lo que escuche un quijo de Blaze que callo rápido. No pude evitar girar a verla y ver su cara totalmente sonrojada.


- Emm, yo... Yo esperare afuera, no, no... - Fue retrocediendo lentamente, evitando ahora en verme.


- Necesitamos tu ayuda, Blaze, no te avergüences ahora.


- No... ¡No es que me avergüence, Amy! Tu... Tu deberías de entender que es incómodo – Se acercó hasta quedar a mi lado, con la mirada baja mientras que yo me iba desabrochando la camisa - ¡Por dios! ¿¡Quién te hizo eso!? – Pregunto de repente de forma escandalosa, cubriéndose la boca con sus manos.


- ¿¡Qué!? ¿¡Qué cosa!?


- Ah... Ah... Silver... Ujum... No deberías dejar que Mephiles te haga esas cosas... Es irrespetuoso y muy vulgar – Murmuro Amy, cubriendo su rostro con un gran rubor en sus mejillas, tratando de disimular una risilla cómplice.


- ¿Qué?... ¡Uh! – Me cubrí rápido mi hombro, ahora entendiendo a lo que se refería – No... Fue, ¡Fue un accidente! ¡Él estaba débil y necesitaba de mi magia!


- ¿Y no se lo pudiste dar de otra forma más... debida? – Revelo una sonrisa divertida, haciéndome encorvar y palidecer de la vergüenza – Tranquilo, eso solo me da más señas de que sus relaciones íntimas no te molestan ni te desagradan. Una bruja sabe que el coito es un arte y como un arte, tiene que ser disfrutado de manera que ambas partes puedan experimentar el máximo placer al explorar todas las fantasías con su amado.


- ... ¿A qué te refieres con eso, Amy? – Blaze vio con ojos sospechosos a Amy, provocando que la misma se erizara y se paralizara.


- Eh, nada, nada. Solo he investigado de más para cuando llegue el momento, no es nada – Se aireo con su mano, peinándose sus púas para volverlas a bajar – Como sea... - Paso la planta por mi pecho, haciéndome temblar por la desagradable sensación, siguió por mis brazos y de ultimo mi frente, apartando la ruda para luego tomar la mano de Blaze y la mía, ahora yo tomando las suyas para continuar – Repitan después de mí.


"Invenire pallium qui est animae et corporis laceratione. Qui est animae et corporis laceratione exigimus videre volebat facere dampnum quod alterius"


Recitamos con fuerza cada uno, repitiendo varias veces la misma frase juntos hasta que Amy pidió silencio al sisear, viéndonos ahora en silencio, cautelosos ante lo que fuese a suceder. Vi como los rostros de las chicas se formaron en un semblante preocupado, viéndose un momento las caras antes de verme y decirme algo.


- Silver... Estas – Blaze tomo mi mano, con ojos tristes y brillosos.


Vi mis manos y mi pecho, notando lo que revelaba... Aquellas marcas que había dejado aquel líquido oscuro comenzaba a burbujear, aun sin sentir calor o algo además de ver como la sustancia se esparcía lentamente por donde no estaba manchado, tratando de cubrir todo mi cuerpo.


- Es una maldición muy fuerte – Dijo decaída Amy, tocando apenas la sustancia, no atreviéndose a hacerlo al ver como burbujeaba furiosa – Y como parece, tiene mucho tiempo contigo.


- ¿Qué tan malo es? – Mantenía mis brazos elevado con tal de no tocar aquella cosa en mi cuerpo.


- Puede ser malo para la salud – Contesto con amargura, usando su magia para interactuar con esa sustancia que se apartaba y se agitaba – Y malo para la salud me refiero a que podrías morir – Deje escapar un quejido de miedo, viendo con más pavor la cosa que cubría mi cuerpo - ... Por eso lo atacaste, fue un reflejo para poder protegerte de morir...Es horrible – Amy formo un rostro triste, doloroso, viéndome con lastima – Alguien que tomo odio contra ti debió de maldecirte con esta atrocidad.


- Por favor, dinos Amy ¿Esto tiene solución? – Mas angustiada, la gatita insistió, y Amy solo meneo la cabeza de lado – Oh, no...

- La única manera que se puede deshacer esta maldición es que el mismo que la planto la retire – Cerro los ojos y medito, logrando entonces retirar la sustancia en mi piel con su magia y dejarlo dentro del frasco de cristal, cerrándolo y sosteniéndolo frente a nosotros, provocando que el líquido empezara a iluminarse de un amarillo verdoso – Esta maldición es de prohibición, una condena para dañar al maldecido para no cometer algo que no se desea, lastimando primero la mente, luego el corazón y de ultimo el cuerpo. Inflige desesperación y repulsión a la acción prohibida, corrigiendo y controlando a la persona para nunca hacerla – Volvió a verme con esos ojos tristes, mirando el contenido del frasco con desagrado – Es horrible... Quien sea que te haya hecho esto, no deseaba que fueses feliz con alguien más...

Aun me mantenía sorprendido por todo, y sobre todo, muy conmocionado. Tome mi camisa y volví a ponérmela, volviendo a abotonar todo hasta estar nuevamente vestido. Suspire y sonreí tranquilo, pasando mi mano por mis mechones para retirarlos de mi rostro, sintiendo un gran alivio que termino de quitar el miedo y la tristeza que tenía hace unos minutos atrás.


- Gracias... De verdad – Dije tranquilo, aguantando un nudo para no llorar.


- Silver, no tienes por qué agradecer, esta noticia es horrible. Ahora jamás tú y Mephiles... - Amy decaída, despejaba cada cosa, tomando de mis manos para darme consuelo.


- Eso nunca fue necesario... Él mismo lo dijo... Ese deseo debería estar muerto desde hace muchos años, yo también lo he mantenido así. No es como si fuese lo más importante del mundo – Sonreí con más fuerza, no queriendo derramar ni una sola lagrima, apretando las manos de Amy y tratando de no verla directamente – Lo amo por lo que es, amo ver su sonrisa, amo verlo feliz, deseo estar con él por toda la eternidad para poder recibir su amor y poder entregarle el mío. Esto no se trata de la atracción carnal ni el deseo de tener relaciones con él, creo que eso ya queda inferior a comparación de poder ser uno en alma... ¿No creen lo mismo?


- Yo... Yo creo que es hermoso – Blaze sollozaba débilmente, escapándosele unas pequeñas lagrimitas mientras se limpiaba el rostro – Es tan romántico.


- Ooww, Silver... - Me abrazo con fuerza, haciéndome sacar el aire de mis pulmones con unas risas – Tu corazón es tan grande... Te juro que cuando salgas de esta maldición te ayudare a buscar al culpable de esta tragedia que cometieron contra ti.


- Muchas gracias, Amy, por todo – Me separe, notando como una lagrima traicionera iba bajando por su rostro, a lo que lo limpie con mi pulgar.


- D-de nada Silver...


- ¡Silver! – Blaze salto hacia mí, abrazándome con mucha más fuerza que Amy, sintiendo su abrazo demasiado caliente, de seguro por sus llamas – Yo también hare lo posible para liberarte de tu maldición.


- Está bien, Hg, me asfixias – La di varias palmadas para que me soltara, lo que hizo de inmediato con nervios, tratando de ocultar su rostro tímido.


- Aun así... Esto lo tiene que saber, Mephiles – Continuo diciendo Blaze, apretando sus puños en alto – Tiene que saber que no fue culpa de él ni tuya.


- No lo sé...


- Tiene razón, o esto no mejorara para ambos. Él debe de saber tu situación o seguirá malinterpretando lo que ocurre contigo – Amy se levantó, tomando mi mano para ayudarme a levantarme del suelo – Por cierto... Aun duele... ¿Verdad?


- ¿La maldición? Sí, no me ha dejado de doler la cabeza y el pecho... Por eso me he mantenido alejado de Mephiles, cada vez que me toca quema... - Desvié la mirada, recordando ahora que lo que describía ya había sucedido – Pero la última vez fue diferente, él me ayudo a despegar ese dolor.


- Bien, entonces vamos a buscarlo, Silver.


- De acuerdo... Tengo que amarme de valor.


Entonces todos salimos de la choza, abrigándonos bien de chaquetas para ir en busca de los chicos. Faltaba un día para la víspera de navidad, así que el clima solo había traído más el frio que hacia congelar hasta los huesos junto con pequeñas ráfagas de viento que mantenía a cualquiera de un lado al otro sin poder llegar algún lado, con suerte el día solo se mantenía cubierto de nieve hasta en el aire, solo teniendo que asegurarnos de no congelarnos. Fueron un par de kilómetros de recorrido que dimos antes de encontrar a los chicos devuelta a nuestro refugio, llevando escoltado al ente que mantuvo su vista en mi hasta que lo vi, desviando la mirada rápido con rencor.

Amy corrió rápido, brincando del suelo y luego aterrizando sobre Sonic, tumbándolo en la fría nieve con ella. Se escuchaba sus quejidos mientras la erizita rosa lo bañaba en besos, eso solo calmo nuestra tempestad, sacándonos unas risas por su agridulce escena.


- Ooowww, mi dulce héroe, te extrañe mucho – Mantenía a Sonic entre sus brazos, fregando su mejilla con la de él.


- Por favor, Amy, deja de sofocarme, no ha pasado ni dos horas – Se quejó, empujándola del pecho, molesto.


- ¡Oh! ¡Sonic! Aquí no – Chillo emocionada, haciendo detener a Sonic de lo que hacía.


- ¡Y-y-yo no hice nada! ¡Nada! – Totalmente colorado alejo sus manos de Amy, provocando que la misma riera divertida, entonces siendo callada por Sonic al tapar su boca – Pequeña traviesa – Sonrió pícaro, levantando a Amy al estilo nupcial antes de dejarla de pie sobre el suelo – Bien, hicimos nuestra parte... Pero ten en claro que no está dispuesto a conversar... - Se dirigió a mí, viendo de lado a Mephiles que mantenía su vista lejos de mí.


- Está bien... Solo quiero que escuche – Me acerque a él con pasos lento, sin siquiera inmutarlo a girar a verme, manteniéndose firme y orgulloso con aire molesto – Mephiles... Lo siento mucho... No tienes idea de cuanto lo siento. Por mi culpa provoque todo este daño.


- Silver, pero tú no tienes... - Amy replico casi queriendo excusar mis palabras.


- Claro que sí, Amy... Si yo no hubiera sido tan promiscuo en el pasado no hubiera sido maldecido.


- ¿A qué te refieres? – Mephiles interrogo molesto, atreviéndose a verme directamente, cruzándose de brazos impaciente.


- Que fui maldecido hace mucho tiempo por una persona... Por alguien a quien ya me había entregado – Confesé con seguridad, viendo a sus ojos sin titubear, obteniendo como respuesta un semblante de impresión y decaído – Lo... Lamento... - Agache las orejas, temiendo ahora que me juzgase – Me han maldecido con no poder estar con nadie más para entregarme, por eso... Me siento mal cuando lo intentamos hacer y por eso te ataque... Yo lo sien-


- Cállate – Me interrumpió de golpe, ahora dando pasos fuertes hacia mí, provocando que todos nos alteráramos, sobre todo yo, cerrando los ojos y encorvarme – No vuelvas, nunca más, a disculparte por algo que no es tu culpa – Abrí los ojos con incredulidad, viendo su ceño molesto, entonces recibiendo su abrazo... Un cálido abrazo que hizo disminuir el dolor en mi pecho y en mi cabeza – Estuviste... ¿Todo este tiempo soportándolo? ¿Por qué?


- Amy me ayudo a averiguar qué es lo que me ocurría, pero... Yo no quería que supieras que yo...


- Eso no me importa – Se separó, manteniendo sus manos sobre mis hombros, viéndome en todo momento – Aguantaste el dolor solo para complacerme, incluso cuando pudiste morir ¿No?


- Yo solo... Quería... - Mi voz se fue volviendo frágil, humedeciéndose mis ojos de inmediato sin remedio, ahora pasando el frio que cubría mi rostro con las lágrimas – Quería hacerte feliz, quería que te quedaras conmigo.


- Mi tonto erizito – Beso mis mejillas, limpiando mis lágrimas y acurrucándome en su pecho, sintiendo sus caricias en mi cabeza y rostro como si fuesen motas de algodón abrigándome – Te amo y soy feliz con estar a tu lado, con verte y protegerte. Prometí estar contigo hasta el fin de los tiempos, no me importa si no podemos estar juntos de esa forma, es ambiguo a lo que realmente importa – Comencé a sollozar débil, logrando tener alivio en mi cuerpo al recibir su afecto y cada palabra dulce que me decía. Me sentía bendecido – Solo quiero sostenerte eternamente y ver la felicidad en tu rostro, no hay mayor placer en el mundo que ese, Silver.


- ¡Mephiles! – Lloriquee totalmente conmovido, abrazándolo con fuerza del cuello, siendo cargado por él para seguir besando mi cara – No volvamos a pelear que me pongo triste y luego no dejo de llorar como ahora – Absorbí los mocos en mi nariz, ocultándome en su cuello para que nadie viera lo patético que me veía.


- Nunca más, mi vida – Me sostuvo con recelo, suspirando lento y tranquilo, dándome calor con su cuerpo.


- Que... *Snif* Hermoso, ujuuuh... – Escuche a Knuckles sollozar, asomándome un poco para ver como el pobre lloraba y se limpiaba el rostro, recibiendo las miradas de todos con rostros de reproche – No me miren... Esto es demasiado emotivo.


- Jejejeje, tranquilo, rojo. Estas en confianza – Sonic palmeo la espalda de Knuckles, dándole ánimos para que no se sintiera presionado.


- Gracias, hermano – Le devolvió la palmada, pero esto tumbo a Sonic a la nieve de seco.


- Jajajaja, oh, Knuckles – Tails se acercó al echidna, acariciando su brazo con sutileza – Te queremos, no importa si estas lleno de lágrimas.


- Gracias, Tails – Froto la cabeza a Tails con su mano, dejándolo totalmente despeinado – Tu también eres mi hermano.


- ¡Yo no! Tonto ¡Puaj! – Sonic salió de la nieve con la cara cubierta de esta, escupiendo esta con total rencor.


- Jajajaja, pues entonces serás mi rival, debilucho – Knuckles no hizo más que burlarse de Sonic, deteniéndolo de la frente para que no lograse derribarlo.


Aun siendo sostenido, con mi rostro frio por la humedad que había pasado por estos, no retenía ni una lagrima de felicidad por lo afortunado que me sentía por tener esta familia que me obsequiaba estos bellos momentos, dándome motivación y valor, mostrándome las virtudes de las tempestades. Me alegraba y atesoraba ese momento, viendo a todos como mantenían nuestra fraternidad a salvo, con su amabilidad y cariño. Los quería.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

- Ooohhh ¡Adoro lo que hicisteis con esta pintura! Combina todas nuestras ideas increíblemente – Comento Blaze con mucha emoción, admirando mi obra.


- Fue idea de Mephiles, él me ayudo a recrear esto – Le di el crédito a mi querido erizo que revisaba el brazalete que le daba el hechizo tiempo detenido a la guarida de Amy.


- Me parecía injusto que Silver no pudiese presentarse ante todo esos escenarios, solo la combinación de todos lograrían hacer de mi querido esposo la novia más perfecta del mundo, que yo lo es, claro – Comento con aire egocéntrico, dejando el objeto de lado para abrazarme por la espalda.


- Jejeje, me convenció a su manera, así que... ¿Qué les parece? ¿Creen poder hacer la boda así?


- ¡Por supuesto! Tenlo por hecho – Dijo con mucha motivación Amy, levantando el puño en alto – Todos ayudaran, tendremos todo listo para cuando el hechizo haya sido completado y sus almas se hayan casado para hacer la boda.


- Marine tendrá el vestido para mañana – Menciono Blaze, aplaudiendo con su singular emoción.


- Pero tendrá que ser antes de mi fiesta, chicos, o me molestare si no asisten – Dijo Knuckles hacia nosotros, afirmándole con rápidos cabeceos.


- Yo no iré, pasare la navidad con Cream y su mamá – Negó Tail, atento en un libro que tenía en mano.


- ¿¡Que!? ¿¡Pero qué dices, hermano!? – Knuckles reclamo, acercándose a Tails para presionarlo con su mirada molesta - ¡Y me lo dices un día antes!


- Es que me invito hoy en la mañana y... No pude decirle que no, es mi amiga – Confeso con algo de pena, ocultándose tras el libro para no tener que enfrentarse al rojizo.


- ¿Y por qué no la invitas a la fiesta? – Sugirió Sonic, haciendo levanta la cabeza al tímido zorro.


- ¡Si, si! ¡Invítala a una cita! – Concordó Knuckles, obviamente al tanto como el resto por quien estaba tonto el joven chico.


- ¡N-no es una cita! Di-digo, no es que vaya a ser una cita, además, no creo que sea buena idea.


- Solo piénsalo, hermano. Podrás tener tiempo a solas con ella, estará alejada de su mami y el zopenco de Vector, pondrán la música de vals y podrás tener tu oportunidad – Muy astuto, Sonic fue persuadiendo a Tails, convenciéndolo poco a poco con la idea hasta que el mismo salió de su refugio.


- Bueno... Puede que sea divertido para ambos... La invitare e iré a la fiesta entonces – Dijo tímido, logrando alegrar a sus amigos.


- ¡Eso, eso! ¡Fuifiuuuu! – El echidna vivaracho celebro, silbando alegre y entusiasmado, en cambio Tails solo se avergonzaba más.


- Se nota que han estado esperando esta fiesta todo el año – Comento Blaze, sonriendo hacia el jaleo que armaban los chicos – Sera mejor que vaya a casa a organizar todo – Se levantó para tomar su chaqueta, vistiéndose para acercarse a la salida – Tengo que arreglar el vestido que usare mañana.


- Déjanos acompañarte, Blaze – Dije rápido, tomando a Mephiles de la mano para ir donde Blaze a la salida de la guarida – Nos vemos mañana chicos.


- ¡Adiós! – Dijeron el trio de chicos al unísono.


- ¿Usaras vestido mañana en la fiesta? – Pregunto Amy con ojos llenos de brillo y emoción, casi queriendo brincar por la respuesta.


- Solo si tú vas con traje de hombre mañana – Respondí en broma, obteniendo una risita de ella – Adiós.


Los tres salimos al exterior, ya estando oscuro afuera al haber llegado la noche con el pasar del tiempo. Caminamos silenciosos por casi todo el camino, tranquilos con el arrullo de los búhos y el silbido del viento que agitaba las ramas de los arboles desnudos de hojas.


- Jeje... Teníamos tiempo que no estábamos los tres juntos – Comento Blaze con un poco de timidez en su voz.


- Es cierto, no desde que Silver te rechazo – Dijo Mephiles, tomando a Blaze desprevenida que tropezó a casi caer al suelo.


- Mephiles – Le di un codazo, apartándolo de nosotros – Piensa un poco en lo que dices.


- Solo quiero resaltar que Blaze ha madurado mucho desde entonces, no solo es más sensata y comprensiva desde aquella vez, es más amable y dedicada con todo. Su paciencia destaca junto con su dedicación a todo lo que aprecias, Blaze, me alegra ser amigo de alguien que incluso a pesar de las cosas que ha pasado, siga queriendo a cada uno de sus amigos por igual, sin castigar o reprimir... - Sonrió hacia ella, dejándonos a ambos mudos por sus palabras – Así que perdóname si soy algo rudo con usted... Le tengo envidia y soy muy receloso con Silver, pero sepa que la aprecio mucho.


- Igual a ti, Mephiles, eres quien le da felicidad a Silver a pesar de las cosas malas, tan solo eso me mantiene tranquila – Asintió con sutileza, uniendo sus manos delante de ella, alzando la cabeza para observar el cielo nocturno – Jajajaja, entiendo ahora cuando te refieres que es un poco bruto pero amable, Silver.


- ¿Qué?


- Jejejejejeje, si, lo es, por eso lo amo – Cruce mi brazo con el de Mephiles, tratando de esquivar el comentario y la reacción de Mephiles.


- Si... - Asintió, manteniendo la cabeza baja – Mañana viene mi padre... No estoy segura de que le diré.


- Estaré contigo para apoyarte, Blaze. Es hora que sepa que tú eres más que una chica de pueblo atada a cosas tradicionales – Le tome de la mano, sonriendo confiado antes de alzar mi brazo con el suyo hacia el cielo - ¡Eres una alcaldesa! ¡Una poderosa maga! ¡Y una gran amiga!


- Jajajaja, Silver – Comenzó a reírse sin contenerse, trotando conmigo hacia el camino hacia nuestra mansión – Muchas gracias.


- No hay de que, eres mi mejor amiga – Le acaricie la cabeza, provocando que soltara fuertes ronroneos y se acurrucara en mi hombro.


- Jajaja... Te quiero, Silver – Ronroneo con fuerza, agitando su cola en alto, pero apenas pudo seguir cuando Mephiles poso su mentón en mi otro hombro, rodeando mi cintura con su brazo, apretando con fuerza mi torso.


- Mmmm... - Soltó un bufido, ahora teniendo a ambos sobre mí.


- Mu-mucha atención, deténgase ambos – Les palmee a ambos la cabeza, logrando quitarlos sobre mí – Bueno...– Me detuve frente a la mansión junto a Blaze, volteando donde ella – Buenas noches, Blaze, descansa.


- Descansen igual ustedes – Se inclinó sutilmente, girando para ir por su camino – Nos vemos mañana a las cinco.


- ¡Hasta mañana! Uh – Sentí el abrazo de Mephiles envolviéndome, recibiendo luego un beso lento y largo en mi mejilla - ¿Qué ocurre, celoso? Sabes que no tienes por qué estar preocupándote.


- Tengo sueño – Me cargo hasta dejarme sobre su hombro, llevándome hasta adentro de la mansión.


- Mephiles, bájame – Me queje, sujetándome de las púas de su espalda, pero de un momento a otro se desplazó rápidamente por el suelo, casi cayéndome si no me sujetaba bien - ¡¡Aaah!! ¡¡Mephiles!! – Y al cerrar mis ojos de miedo llegamos en un momento a la habitación - ¡Bájame gorilota! ¡Tosco! – Me sostuvo de la cintura, elevándome más para dar varias vueltas y descenderme para abrazarme, besando mis labios con mucha pasión, callando todo reclamo que tenía para decir, botándolo lejos para ser recompensado con su tacto, su calor y su sabor. Apenas si recobrando el aliento una vez aparto sus labios lentamente de los míos, viéndome con una amorosa sonrisa, conocedora de que podía hacer eso cada vez que quisiera y lograría tranquilizarme – Te... Te amo... Te amo mucho – Dije rojo hasta las orejas, amando que volviera a tratarme así.


- Mi dulce erizo, también te amo mucho – Me abrazo, dejando su cabeza reposar sobre la mía, manteniéndose así durante mucho tiempo, solo abrazándome, sosteniéndome, estando conmigo, era todo lo que necesitaba para seguir vivo.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

- Vamos, Silver, sé que puedes – Me motivaba manteniéndose cerca de mí, vigilando con cuidado como volvía a crear una burbuja temporal – Enfócate, concentra la energía.


- Es, Uurhg... Jodidamente difícil – Mis manos temblaban demasiado para contener la burbuja, consiguiendo apenas formar su envoltura al dañar mis manos – Ya... ¡Ya está! – Libere la esfera, dejando que esta se expandiera y nos llevara al mundo que cree - ¡Taran! ¡Bienvenido a la ciudad!


Había hecho una réplica de mi vecindario, algo pobre, lúgubre y un poco simple, pero siendo así como lo veía todos los días al salir de mi casa. Nos encontrábamos en la larga avenida donde vivía, que conducía hacia el centro de la ciudad; había personas de todas las edades, las personas que veía al salir a mi trabajo, repitiendo una y otra vez las mismas acciones como un disco rayado, carros ocupaban las calles, moviendo sus ruedas aun manteniéndose estáticos en el mismo sitio, algunas palomas caminaban por el suelo y varios periódicos cubrían las esquinas de la calle.


- ¡Fantástico! – Abrió más los ojos, recorriendo su mirada a todos lados rápidamente, dando vueltas sobre si para ir viendo todo lo que había en mi pequeña replica - ¿Quién es ese? – Señalo un señor con una boina y un bigote blanco cubriendo gran parte de su rostro, cargando consigo un apagador de farola.


- Eh, jejeje no lo sé, es un señor que siempre me saluda todas las mañanas. Esta encargado de apagar el fuego de los faros, es su trabajo – Me rasque la cabeza apenado, pues tenía más de dos años conociendo al señor y aun no sabía su nombre.


- Mmmmm ¿Por qué te saluda todas las mañanas? – Cuestiono celoso, bajando las orejas hacia atrás, viendo molesto a la réplica del señor.


- Vamos, tranquilo, grandote – Le tome del brazo, caminando con él para mostrarle el resto.


- ¿Quiénes son esos niños? – Volvió a preguntar, señalando ahora un grupo de niños que jugaba con unos monopatines.


- Mephiles, no sé quiénes son la mayoría de estas personas, solo las veía todos los días al salir de mi casa, no sé sus nombres.


- ¿Y que vende ese señor? – Esta vez vio el coche de perros calientes de un hombre gordo que siempre vendía el mismo alimento todas las tardes de regreso a mi casa.


- Se llama Thomas, siempre le compro un buen perro caliente luego del trabajo al llegar tan cansado – Dije admirando la detallada y jugosa comida que repartía el señor.


- ¿¡Comes perros calientes!? – Pregunto con impresión, erizándose al pensar en aquella idea literal.


- ¿Qué? Jajajajaja, no, no, no. Así se llama, pero solo es una salchicha con pan y varios condimentos. Te preparare una luego para que veas que no es tan malo – Apreté su mano, entrelazando mis dedos para tragar mi repugnancia por tener que preparar el animal, siendo motivado por su inocente reacción y su dulce rostro.


- ¿Qué es una salchicha?


- Es carne... De varios animales – Afloje un poco la mano, no queriendo pensármelo mucho.


- ¿Esto es un automóvil? – Frente a nosotros, se hallaba un gran ford, con grandes ruedas y gran tamaño de largo – Es pequeño. ¿Con esto ustedes se transportan a grandes velocidades?


- Así es, no me gustan mucho pero siempre he querido tener uno para poder ir más rápido a todos los lugares.


- ¿Podemos montarnos? – Toco el capo del carro, viendo hacia mí para cederle el permiso como si él fuese un pequeño niño en un parque de diversiones.


- Por supuesto, pero no se moverá, aun me cuesta lograr ese tipo de interacción con los objetos de la burbuja – Le abrí la puerta del conductor para que entrara, sentándose rápido y tomando el volante con sus manos, y yo fui al lado del copiloto - ¿Te gusta?


- Deseo poder manejarlo y llevarte por todo el mundo en esto – Su lindo comentario me hizo sonrojar, solo para dar un salto junto con un grito al él interrumpir con la bocina del auto – Jajajajajaja, jajaja, ¡Genial! ¡Mira como hace! – Siguió apretando la bocina, dejándome algo sordo por el constante sonido - ¿Para qué sirve?


- Para alertar a los peatones y para darle potencia a los insultos y disputas de otros conductores – Dije con mis manos ya cubriendo mis oídos, teniendo que detenerlo al tomar su mano – Ya, lo vas a dañar.


- Pero es un ilusión... - Lo guie fuera del carro, caminando por la carretera donde el resto de carros estaba estáticos en su posición - ¿Y dónde vives?


- En ese lugar – Señale un edificio en un piso especifico – Ahí, donde esta ese balcón al lado de las tuberías rotas de la pared.


- ¡Oh! Interesante ¿Podemos ir? – Cruzo su brazo con él mío, caminando hacia el edificio con su mirada emocionada sobre mí.


- Claro, jeje... Pero mantén tus expectativas bajas.


Entramos por una puerta de metal, donde nos llevaba a unas largas escaleras en un pasillo bastante estrecho, subimos uno tras del otro, yo guiándole al tomar su mano e ir subiendo por el vacío edificio que había dejado a medias con huecos blancos sin nada como una pintura sin terminar. Subimos hasta el cuarto piso y entramos por la segunda puerta que se encontraba en ese sitio, encontrándonos ahora en mi pequeña y vieja morada.

Solo una habitación con dos cuartos y una pequeña sala donde se encontraba la cocina y el comedor, con dos puertas que llevaba al baño y a mi recamara. La sala apenas tenía dos sillones y una mesa de centro de madera vieja, un perchero y un estante con varios de mis viejos libros de lectura, logrando apenas tomar presencia en la sala con la cocina en el medio de esta, con sus viejas ollas llenas de tizne sobre los fogones apagados. Seguimos hasta mi habitación, entrando lentamente al reducido cuarto donde solo cabía la cama y una diminuta mesa de noche, sentándonos en la cama para presenciar en silencio lo poco que había en las paredes con algunas de mis pinturas.


- Es poco, pero todo esto lo conseguí al trabajar por mi propia cuenta con trabajo duro y honesto – Dije más para mí mismo, alzando el pecho para elevar un poco mi dignidad pisoteada por la mayoría de gente que había conocido.


- Es... Bonito – Dijo casi apagado, viendo con lamento el lugar.


- Jajaja, no mientas... Es un chiquero – Reí un poco para aliviar la tensión, dándole un empujón con mi brazo – Pero es mi chiquero y soy afortunado de tenerlo y no vivir bajo un puente.


- Silver, no sabía que vivías así...


- Oh, disculpa su majestad, no estoy acostumbrado a vivir en una mansión con tazas de porcelanas y bandejas de oro.


- Son de plata.


- Como sea – Desvié la mirada, sabiendo bien que él tomaría esa actitud por ser quien era – Claro que nunca fue así, cuando vivía en la casa de mis padres tenia mis lujos, pero deseo morir de hambre en las calles que volver a ese lugar.


- Yo también pensaba lo mismo cuando estaba vivo – Comento con voz tenue, haciéndome verlo ante su recordatorio – Y luego lamente no haber vuelto ¿Recuerdas?


- Sí, pero...


- Somos muy iguales en eso. Ambos tuvimos nuestros problemas con nuestras familias, pero mantener el rencor de lo que ya paso no mejorara nada – Acaricio mi cabeza, apegándome a él en un abrazo gentil, continuando sus caricias en mi espalda – Aun así, siento orgullo al saber que has conseguido mantenerte estable en esta metrópolis, yo de seguro no tuve mucha suerte y tope varias veces con la muerte antes de volver con el rabo entre las piernas a mi hogar, jajajaja.


- De seguro, principito mimado – Fastidie, tratando de hacerle cosquillas en su barriga.


- Jaja, claro que no, soy un Duque – Me abrazo con ambos brazos, sujetándome sobre él, riéndose con suavidad al ver mi intento de hacerlo reír.


- Oh, claro, mi lord – Incline la cabeza, soltando unas risas entre dientes al tener sus manos en mis mejillas.


- No hay problema, Duquesa – Dijo con voz pulcra y seductora, peinando mis mechones con delicadeza, mostrando una dulce mirada que provocaba erizar todos mis pelos y terminar esponjándome por su comentario.


- Jajajaja, no, no – Me levante, corriendo fuera de ese sitio hacia la sala, siendo perseguido por él – No me gusta la alta burocracia, eso apesta, quiero recorrer el mundo libre a tu lado sin seguir encerrado en paredes finas y cubiertos en seda – Seguí hasta el balcón, dispuesto a bajar por las tuberías que tenía al lado.


- Podemos tener esa vida que deseas... Con sedas finas – Me acorralo, bloqueando la salida al tener sus manos sostenidas sobre los marcos, acercándose lentamente hasta rodearme con sus brazos sobre el barandal de metal – Con todo lo que más ha deseado tener.


- Si, si, tú ya sabes qué es eso que yo más deseo – Reproche sus coqueteos, viéndole con mandato sobre su rostro amoroso, terminando en sonreírle por no resistir sus encantos – Tú eres lo que más he deseado tener...


Aun estando distanciado por nuestra diferencia de tamaños, me incline hacia adelante, alzándome con la punta de mis pies para alcanzar a besarlo, rodeando mis brazos en su cuello, terminando en ser alzado al él tomarme por la cintura y levantarme del suelo, finalizando ese beso solo para besar mi mejilla y olisquear mi cuello, provocando risitas juguetonas de mi parte, tratando de detenerlo sin mucho esmero, queriendo que continuara hasta dejarme atontado con tanto cariño de sus mimos. Sus besos y risas me fueron llevando hasta perderme en la sala, terminando en volcar varias cosas al pasar y deshaciendo la burbuja temporal con eso apenas, dándonos cuentas cuando tropezamos con una silla cayendo sobre esta, solo provocándonos más risas entre nosotros.


- Ya has mejorado bastante, pero trata de colocar el sello más oculto. Mientras más oculto mejor – Toco mi nariz con su dedo, provocando que me sacudiera rápido para levantarme y dejar de estar bajo de él.


- Todo estaba fríamente calculado, soy bueno escondiendo cosas, deje el sello ahí adrede – Replique egocéntrico, cruzándome de brazos y dándole la espalda.


- Si, por supuesto~ - Me rodeo lentamente, frotando sus púas contra las mías para distraerme al tomar mis manos y besarlas en su dorso, teniendo aun su mirada en mis ojos con una gran sonrisa – ¿Podemos seguir haciendo cosas adrede entonces?


Interrumpiendo los flechazos que lanzaba el ente, las aves salieron volando a nuestro alrededor, silbando y agitando sus alas frente a nosotros, volviendo su vuelo donde su nido, encontrándose su tazón de comida vacío.


- ¿¡Que!? Pero ayer acabe de traerles avena entera – Mephiles regaño, viendo con fastidio al par de aves que siguió silbando eufóricas hacia Mephiles.


- Mephiles, no pelees con estas pequeñas criaturas, necesitan comer más para pasar el invierno, no te molestes – Le jale la manga de su camisa, distrayendo su enojo – Yo iré a buscarle su comida ¿Si?


- No, tranquilo, mi amor, yo lo hago – Negó con la mano, pellizcando débilmente mi mejilla, caminando lejos hacia la salida – Así tu podrás probarte que vestido usaras esta noche – Giro su mano, provocando que de un armario saliera una fila de vertidos de mujer frente a mí.


- Mephiles, no usare ningún vestido hoy y menos en la fiesta ¿Qué tienes en la cabeza? – Desprecie con molestia, viendo con decepción a Mephiles.


- Lo que tengo en mi cabeza son muchas imágenes de ti viéndote hermoso con la mejor ropa de mujer – Contesto con una gran sonrisa hasta sus cigomáticos, abriendo la puerta para irse retirando lentamente, manteniendo su vista en mi hasta cerrar la misma tras de él.


Resople, fastidiado, viendo con una leve tentación toda la ropa de mujer frente a mí. Toda era de vestidos largos y delicados, elegantes y formales, con hermosos colores que me tentaban y me trataban de convencer para probarlas. Pero una imagen paso ante mí, todos los de la fiesta burlándose e insultándome por verme travestido para tal evento, seria acribillado y degradado. ¡No podría ir a la fiesta así!


- No, no, no. No seas tonto, es imposible que vaya así – Me tome de mi camisa, apretándola y jalándola angustiado, levantando la mirada de vez en cuando para ver los vestidos, aun deseoso de probármelos.


Deje escapar un quejido irritado, dándome por vencido y comenzar a escoger algún vestido de entre varios que me gustase, pasando uno tras otro a un lado, descartando lo más exagerados y ridículos, hasta que conseguí uno de verde y blanco, delicado y lindo con una falda larga hasta los pies.


- A ver qué tan lindo me luce – Dije para mí mismo, tomando el vestido del maniquí para dejarlo sobre la cama e ir desvistiéndome, pero al retirar la ropa del maniquí me di cuenta de que este también llevaba la ropa interior bajo todo, y era nada más y menos que lencería de mujer - ¡Ah! – Chille avergonzado, dejando el vestido de lado, sabiendo quien había dejado eso ahí - ¡Mephiles! ¡Pervertido! – Zapatee varias veces contra el suelo con frustración, aun viendo la ropa interior de color jade que hacia juego con el vestido, sin poder evitar inflar mis mejillas impaciente por ver también como eso luciría en mi – Aah... Es una pérdida de tiempo – Baje la mirada, acercándome para tocar la tela de la prenda de alta calidad – Esto solo provocara que me siga doliendo – Quede en silencio un momento, volviendo a cuando estábamos jugando en el baño, en ese momento no hubo dolor, solo satisfacción, perdiéndome dulcemente en la sensación – Aun así... - Agite mis orejas rápidamente, recibiendo la preocupación de algo muy importante que pasaría - ¡La noche de la boda! – Sentí el calor subir a mi rostro, volviendo a ver el traje que hacia su presencia más fuerte con alegoría – ¡Te-te-tengo que hacer algo! ¡Ese día es el más importante de nuestras vidas! – Retire la prenda del maniquí, dejándola sobre la cama junto al vestido, tomando aire con valentía, retirándome rápidamente mi ropa – Se supone que debería entregarme a mi esposo ese día, pero si no puedo por culpa de mi maldición... - Trague saliva, temblando al retirar la última ropa en mí, estando sin nada puesto, titubeando al tomar la lencería en la cama – Tendré que entregar el resto de mi...


Algo perdido y confundido en cómo vestir la ropa interior de mujer, fui poco a poco colocándome el sostén que poco uso le vi, solo colocándomelo para no dejar el conjunto incompleto. Seguí con la panti, la parte más sencilla y de ultimo las pantimedias largas hasta mis muslos. Tome aire profundo, reteniéndolo en mis pulmones, tronando los dedos para hacer aparecer un espejo desde el techo, posándose frente a mí para ver el resultado.


- Oh diablos... Me veo horrible – El sostén no hacía más que delatar que ahí no había nada de pecho, siendo incluso muy grande para mí, apenas haciendo algo mi pelaje que simulaba un aumento en esa parte - ¿Por qué demonios querías que usara esto, Mephiles? – Pase mis manos por el sostén, bajando hasta mi pelvis donde se denotaba de manera vulgar mi genital bajo la tela – Uhg, no creo que debería de verse así – Ahora con más deseos de quitarme aquello rápidamente, me veía con repulsión en el espejo – Bueno... No se ve tan mal en las piernas – Fui bajando mis manos hasta mis rodillas, viéndose bien la tela sobre estos. Me gire para ver cómo se veía por detrás, notando con algo de vergüenza como el sutil hijo hacia resaltar más mi trasero junto con mi colita esponjada – Aah... No se ve nada mal – Mi cola se agito rápidamente, mientras meneaba mi rabo de un lado al otro. Me volví a girar, contemplándome un poco más antes de decidir qué hacer, pasando nuevamente mis manos sobre la ropa en mi cuerpo – Bue-bueno, puede que solo tenga que buscar un sostén más pequeño, ropa más encajadora, así se verá mejor.


Fui a tomar el vestido de la cama, probándolo y colocándome unas zapatillas al final, viendo como había logrado verme totalmente sofisticado de un momento a otro, disimulando descaradamente el que llevara ropa interior de mujer bajo el vestido elegante que llevaba.


- ¡Me encanta! Pero... No parece ser el indicado para una fiesta de navidad.


Me retire el vestido, apartándolo para alguna otra ocasión, volviendo al resto de maniquís, siguiendo apartando más vestidos de mi poco gusto. La mayoría eran de falda muy ancha, vestidos princesa y con muchos lazos y adornos, anticuados y muy infantiles, como si fueran hechos para niñas de quince años. ¿Acaso a Mephiles le gustaban estos vestidos? No entendía la razón.

Conseguí otro, uno de blanco con azul rey, tomando rápido el mismo y descubrir otro conjunto de lencería bajo el vestido, una ropa interior de una pieza con encaje blanco, este era más pequeño, así que no pensé mucho para tomarlo e ir probándomelo.

En la parte superior en la zona del pecho formaba un corazón, dejando los hombros y la espalda superior descubierta, solo cubriendo entonces la parte anterior del torso con encaje de flores, tenía una pequeña falda transparente que iniciaba solo en los costados a nivel de la cadera, llegando hasta las rodillas, siendo adornado con lentejuelas azules. Al verme en el espejo me encanto el resultado de este en mi cuerpo, era mejor que el anterior por supuesto. Di varias vueltas revisando cada perspectiva de cómo se veía, conociendo que Mephiles amaría este, sobre todo por ser del mismo color de mi piel.

Me probé el vestido encima de la ropa interior, llenándome de emoción al ver lo adorable que me veía. Tenía que admitir que el juego de colores de difuminación del azul al blanco me encantaba, pero ahora me preocupaba que fuese demasiado casual, lucia más como para un paseo por el campo antes que para una fiesta, volviendo en las mismas de seguir buscando el vestido indicado, no descartándolo al reservarlo con el anterior vestido.

Ya me encontraba aburrido y distraído al seguir pasando vestido por vestido, ya decidido en dejarlo ahí y usar un traje de hombre para la fiesta...


- Espera... ¿¡En que momento decidí ir a la fiesta en vestido!? ¡No joda! – Había bajado la guardia, había sido extorsionado sin darme cuenta y ya a punto de terminar me daba cuenta, atónito con verme seleccionar el vestido perfecto como si fuese una chica - ¡Estúpido, Mephiles! ¡Mira lo que me haces hacer! ¡Uy! – Con mi magia fui desapareciendo cada maniquí con su vestido, dejando una estela de humo cada uno hasta quedar un último, deteniéndome en seco por su extravagante diseño - ¿Uh?


Rojo borgoña, marrón caoba y blanco, con chaleco botas largas y un short con una falda media de tercio lado, con un medallón dorado y accesorios de pluma y rosas. Era atrevido, atractivo e incluso un poco masculino, puede que nadie se diese de cuenta si lo usaba.

Lo tome y no fue extraño al sorprenderme ver también que tenía una lencería de color negro de tres piezas, el sostén, la pataleta y las medias con tirante. Con mucho más cuidado, fui vistiéndome con la ropa interior, casi enredándome con las tiras hasta enganchar todo, tomando un vistazo en el espejo, viéndome tan femenino como podía serlo, usando aquellas prendas como si encajaran perfectamente en mi cuerpo. Moría de emoción por mostrárselo a Mephiles, el cual logre ver acercarse desde el espejo hacia mí.


- ¡Ah! ¡Mephiles! – Me gire tras de mí, no encontrándome a nadie. Asustado por estar viendo cosas, volví a ver el espejo con el reflejo de Mephiles, dándome cuenta que no era el mismo espejo que antes - ¡¡Tu!!


- Vaya, hola – Saludo sin separar la vista de mi cuerpo, totalmente distraído al subir y bajar la mirada por mis piernas – Te tardaste un poco al darte cuenta. Vergonzoso.


- ¡Hng! – Su comentario me hizo dudar a que exactamente se refería, tomando el vestido seleccionado para tratar de cubrirme – Lárgate de aquí, no quiero hablar contigo.


- Yo... Tampoco en realidad – Respondió tranquilo, viendo hacia otro lado pensativo – Pero los veo muy atortolados sin avanzar los suficiente, eso me desespera – El espejo de oro floto cerca de la cama, levantando el espejo escondido que estaba usando hace un momento, elevándolo hacia el techo para que se perdiera en este – Así que vine a mover un poco las cosas y que vuelvan a las andadas de memoria y esas cosas.


- ¿Tu? ¿Entonces quieres ayudar? ¿Realmente?


- ¿Y que he estado haciendo todo este tiempo? – Se giró a verme molesto como si lo hubiera insultado – Puede que ustedes lo vean de otra manera, pero todo ha sido para el bien de ustedes, y claro, para mí.


- Puras mentiras, solo vienes a atormentarnos cada vez que tienes la oportunidad – Me fui vistiendo con las ropas que tenía en mano, vigilándolo en todo momento para que no tramase nada.


- Oye, de algo me tengo que entretener. Ustedes son los únicos en esta mansión... - Vio de lado al par de aves que poca atención le prestaban al espejo de oro flotante – Digo, además de ellos, de seguro prefiriendo que los moleste a ustedes antes que a ellos.


- Maldito bicho del averno – Insulte cansado de sus comentarios perversos, terminando en alistarme las botas.


- Bueno, bueno... - Remarco un sonrisa torcida de la cual escurría bastante saliva, viéndome atento con ojos lujuriosos, provocándome erizar por esa mirada... Idéntica a la de Mephiles – Se nota que te preocupas más por atender bien a tu futuro esposo... Qué pena que... - El espejo se elevó, girando sobre el techo, pasando sobre mi hasta quedar tras mi espalda, reflejando mi reflejo junto a él – No puedas tener sexo con él. ¡Que impotencia! Diablos.


- Eso no me importa – Respondí con desdén, ignorando su intento de hacerme molestar.


- Creo que sí debería de importar, digo, si yo fuera él no resistiría y te violaría tan duro sin importar que fueses a morir. ¿Qué importa si también estas maldito? Volverás como un ente y continuaría eternamente ¿Y sabes porque? – Continuo, sonriendo con una gran ansiedad, acercándose lentamente a mí – Porque estas atado a su alma por toda la eternidad.


- Si, lo bueno es que él no es como tú – Mencione con seguridad, alejándome rápidamente de su cercanía.


- ¿Enserio? Pues pareció muy a lo contrario a lo que quiso hacer el otro día – Como siempre, lograba hacerme dudar con sus palabras, haciéndome girar un momento para verlo sin mucho interés – Te retuvo ya harto de que siempre lo detuvieras, digo, ¿Quien no lo haría cada vez que lo estén interrumpiendo? Si no hubieras reaccionado, puede que estuvieses muerto.


- Y eso solo fue por la misma maldición y porque él no lo sabía, si no hubiera sido así se hubiera detenido – Proteste dando las razones, sin siquiera hacerle retroceder.


- ¿Eso crees? – Pregunto con un tono de voz incrédulo, confiado de su posición – Oh Silver, Silver, Silver... Puede que tu ciego amor sea la razón de que ustedes sean la pareja perfecta... Y la razón por la que Mephiles este contigo – Me enojo lo que dijo, obteniendo entonces unas leves risas de él por mi reacción, rodeándome a una distancia prudente – Ya sabes la razón de esa inseguridad que surge dentro de ti cada vez que él te tiene a punto de hacerte suyo, pero no sabes la razón de este mismo.


- Claro que si... - Chasque, frustrado por saber el origen – Fue con quien estuve la última vez... Mighty...


- ¿Mmm? Mighty... - Sonrió de lado, pasando la mirada al suelo - ¿por ser con el ultimo con quien estuviste?


- Es obvio.


- Oh, supongo que si – Paso su mano por su rostro, contemplándome silencioso, soltando unas suaves risa luego, acercándose a un escritorio, usando su magia para sacar algo de ahí, tomando el cuaderno que me había entregado – Ya que veo como se toman su tiempo, les daré una pista – Hizo levitar el libro hacia mí, tomándolo y siendo abierto por él hasta quedar en una página – Recrea este escenario en un... - Continuo meditando, rebuscando en las gavetas hasta sacar un pergamino, soltando un monosílabo de interés, sonriendo al abrirlo y mostrarme un mapa en este – En este lugar exacto – Señalo con su dedo en una parte llamada Valle Turh – Bien, supongo que ya me debes una – Dijo soltando el mapa delante de mí, apenas si dándome tiempo para atraparlo.


- No te debo nada – Respondí sin prestarle más atención, viendo con más detenimiento el mapa antes de sentir como mi falda era levantada - ¡¡Deja!! – Tome la tela para bajarla, pillando a aquel desagradable sujeto usando su magia para espiar - ¡Eres un maldito descarado infeliz!


- Oh, gracias – Soltó varias risitas discretas, alejándose rápidamente de mi – Por ahora, solo trata de no tentar demasiado a tu esposo... Conozco su naturaleza, no pensara en desflorarte violentamente si realmente lo desea.


En silencio se había desaparecido como el anterior espejo, y yo nuevamente lleno de ira ante aquel ser que siempre me buscaba cuando estaba solo, dándome una combinación de sentimientos que nada más me hacían sentir impotente por la necesidad de estar con Mephiles, temiendo al ser tan dependiente de él, aunque en cierta ocasión no me importaba tanto.

Sin tener más ánimos de probarme más ropa, me volví a vestir con las mías, dejando guardado la seleccionada, guardando receloso la ropa interior, ya dispuesto a preguntarle al ente la razón de esta, pero de seguro diría...


- ¡Ya traje la comida para las aves! – El rey de roma había llegado, totalmente alegre, yendo primero hacia mí que a las aves impacientes que le revolotearon encima en espera de su comida - ¿Te probaste los vestidos? ¿Te gustaron? ¿Cuál fue tu favorito? ¿Te probaste el primero de rosado?


- Mephiles – Replique, viéndole con mando para que se detuviera.


- ¿Aunque sea te probaste uno? – Pregunto con una tierna mirada, agitando su rabo rápidamente, terminando su mirada en la cama - ¿No te gustaron estos? – Se acercó, viéndolos de cerca con rostro confundido.


- No, fueron los únicos que me gustaron.


- ¿¡Que!? ¿Ni siquiera te gusto el rosado? – Se acercó a mí, haciendo aparecer el vestido, tomándolo y agitándolo de un lado al otro – Po-por lo menos pruébatelo ¿Si?


- Mephiles ¿Por qué estos trajes traen una ropa interior de mujer? – Hice mi pregunta, cruzándome de brazos, zapateando impaciente el suelo.


- ... ¿Para combinar? – Respondió alzando los brazos con un rostro nervioso.


- Si, solo eso sería una buena excusa si alguien me viese con eso puesto... - Su mirada entristeció, apagando el entusiasmo que había traído al cuarto, ahora dirigiéndose al tazón de las aves para servirles arroz y avena, calmándose la pareja para comenzar a comer – Pero... - Volvió rápido hacia mí, esperando mi excusa para poder complacer su deseo – Algo tengo que usar para nuestra noche de boda ¿No?


- ¿Entonces usaras el rosado? – Junto sus manos en su pecho conteniendo las energías de saltar.


- ¿Qué tienes con ese vestido? No, no sé, pero me gustaron algunos – Confesé algo desconcertado, viendo el vestido con poco interés al tener tanto lazos y rosas y una falda extremadamente corta.


- ¡Por favor! Por favor, por favor, amor – Se puso de rodillas, tomando mi mano para mantener mi vista en sus redondos y cristalinos ojos, siéndome totalmente exagerada sus suplicas.


- Está bien, diablos. Sabes que lo hago por ti, tonto – Me arrodille junto a él, dándole un beso casto, algo necesitado al querer que me protegiera de todo lo que me molestase – Aquel sujeto apareció aquí.


- ¿¡Que!? ¿Ahora?


- Sí, me dijo que recreara un escenario para ti, para que vuelvas a recuperar tus memorias, fue muy detallado, incluso me dijo el lugar – Dije mostrándole el mapa donde me había mostrado.


- ¿Es enserio? Pero... ¿Por qué?


- Yo tampoco tengo ni idea, pero creo que no miente... No ha planeado nada malo y pareciera que no lo hará aun, pero tenemos que estar alerta a cualquier situación que nos ponga, me da mala espina – Guarde el mapa, acercándome a donde teníamos todos nuestros libros de estudio para buscar un mapa sobre el lugar – En tal caso, tenemos que comprobar si lo que dice es cierto... - Tome libro tras libro consiguiendo el que buscaba, deteniéndome en seco antes de abrirlo – Y algo me dice que solo nos dará pista de este, luego tendremos que averiguar de los otros sitios.


- De acuerdo – Camino hacia mí, inclinándose y bajando el libro de mis manos hasta dejarlo con el resto – Pero hoy no.


- ¿¡Que!? ¿Por qué? – Alce la voz totalmente en desacuerdo, siendo pellizcado de la mejilla por él para que callara.


- Porque hoy es víspera de navidad y prometiste estar con Blaze dentro de tres horas – Me recordó, jalando mi cachete de un lado al otro.


- ¡Es cierto! – Me levante, buscando todas mis cosas en mi maleta, lanzando toda la ropa por el suelo – ¡Tengo que alistarme pronto!


- Ya suponía – Escuche su risa presumida, ayudándome a mantener el orden del desorden que hacía.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

Me ajustaba mi corbata con mi traje más elegante, caminando al lado de Mephiles por las calles del pueblo. Estaba un poco ansioso, pero confiaba en terminar con una buena charla con el padre de Blaze... Con el alcalde del pueblo. No podía ser tan malo.

Llegábamos justo en la casa de la minina, volviéndome a ajustar la ropa como si no fuese suficiente todo el tiempo que tome en la mansión para alistarme, ya teniendo a Mephiles sobre mis manos para que detuviese mi manía con la tonta corbata, alistándola el mismo y sacudiéndome la chaqueta.


- Se te van a caer todas las púas si sigues así – Dijo calmado, teniendo una mirada serena al verme – Estas bien.


- La verdad no me preocupa mucho como me vea – Confesé agachando la cabeza – Es si podemos convencer al padre de Blaze para que ella pueda estudiar. Conozco a las personas como él, tan aferradas a las cosas tradicionales.


- Pero no lo conoces a él, no puedes pensar así desde el principio – Por algún motivo tomo mis orejas, jalándolas levemente y moviéndolas de un lado al otro - ¿Dónde está mi erizo positivo?


- Aquí, aquí – Tome sus manos para que dejara de molestar mis orejas, bajándolas lentamente aun sosteniéndolas – Pero estoy nervioso – Tome aire profundo, soltándolo todo lentamente, llenándome de vigor y de valor – Vamos.


Sosteniendo la mano de él, fuimos hacia la entrada principal de la gran casa de la gatita, tocando firme y constante en la puerta. Duramos un momento hasta que alguien abrió, a diferencia de la última vez, fue la koala del granero quien entreabrió las puerta, asomándose a ver con unos ojos curiosos, abriendo por completo la puerta al darse cuenta que éramos nosotros.


- Buenas tardes señor Silver y señor Mephiles – Se inclinó cortésmente, apartándose con un ademan para hacernos pasar – La señorita Blaze está esperándolos en el despacho, por favor, déjenme llevarlos con ella.


- Buenas tardes y muchas gracias... Aún no sabemos tu nombre – Dije al entrar con Mephiles y ser cerrada la puerta tras nosotros.


- Oh, soy Margarita – Volvió a inclinarse, acomodándose el peinado recogido – La señorita Blaze está muy conmocionada por la pronta llegada del amo, es mejor llevarlos de inmediato – Paso a nuestro lado, guiándonos por la fina casa con muebles de cuero y alfombras blancas y doradas, llegando hasta una habitación con un escritorio y unos sillones, logrando ver a la gatita morada pasar de un lado al otro impaciente – Señorita Blaze, han llegado sus invitados.


- ¡Gracias a Caos! – Se giró casi por reflejo, corriendo directo a mí para abrazarme, sacudiéndome un poco en su agarre, teniendo que calmarla con varias palmaditas en su espalda – No tienes idea de que tan nerviosa estoy, Silver.


- Tranquila, él también lo está – Delato Mephiles, provocando que giráramos a verlo con molestia - ... Y ahora lo estoy yo...


- Ciertamente, me estoy haciendo uno que otro escenario y expectativa pésima, pero es porque aún no conozco a tu padre – Tome las manos de Blaze, tomándolas con fuerza y convicción – Todo estará bien, sin importar lo que él diga. Eres mi mejor amiga en todo este mundo y deseo todo lo mejor para ti.


- Si-Si-ilver – Todo su rostro se coloro hasta sus orejas, esponjándose su pelaje a tal punto que tuvo que pasar sus manos por su cabello y sus mejillas para bajar su pelaje – Me alegra mucho, realmente mucho – Sus labios temblorosos sonreían tímidamente, muy adorable, apartándose un poco para luego tomar aire – Entonces... ¿Qué debería decirle?


- Lo que deseas hacer con tu vida, dale las expectativas que tienes y muéstrale tu total pasión a lo que más amas.


- Pero... ¿Cómo haré para convencerlo de que es buena idea? – No pareció convencida, aun manteniéndose nerviosa y con su pelaje levemente esponjado.


- Es tu padre, debes de conocerlo – Golpee mi mano con mi puño, entrecerrando los ojos con malicia lo que intimido un poco a la morada – Démosle donde más le duela.


- ¡Si, si! En sus partes bajas – Me siguió Mephiles igual golpeando su mano como yo.


- ¡No, no, no! Mephiles, me refiero a sus sentimientos.


- ¿Enserio? Ah, eso me alivia – Blaze suspiro tranquila, tan solo descolocándome del lugar.


- Lo-lo dije metafóricamente ¿No lo entendieron?


- No – Respondieron ambos a la vez, solo tumbando mi confianza.


- Entonces mejor dejo de tratar de quedar bien con mis metáforas – Desvié mirada cruzándome de brazos y soltando refunfuños por ser los dos tan despistados.


Se escuchó el abrir y cerrar de una puerta fuera de nuestra habitación, haciéndonos callar de golpe y quedar viendo hacia la puerta del despacho. Blaze soltó un quejido débil, asustada por quien hubiese llegado, suponiendo ya que se tratase de su padre, tenía que admitir que incluso yo estaba sintiendo su miedo en mí, ahogándome igual en un quejido temeroso, tratando de recomponerme al pararme firme y dejar de temblar.

Se escucharon varias voces fuera de la habitación, la de Margarita y la de un hombre, estaba claro que por como la koala se dirigía a esa persona tenía que ser el padre de Blaze, notando entonces como la misma paso delante de nosotros, parándose firme y con el pecho en alto, viendo decidida la puerta aun cuando esta fue abierta.


- Pase, amo. Preparare el té de inmediato – La koala hizo ademan y rápidamente paso un gran felino de pelaje grisáceo sosteniendo unos papeles en manos sin ver nada más que estos.


- Padre, bienvenido – Blaze se inclinó sutilmente, pero el señor no se detuvo hasta llegar a su escritorio, dejando los papeles sobre este y abrir el gabinete para sacar otros – Pa-padre...


- Lo siento, querida. Pase primero por la alcaldía para revisar todo el trabajo y tenía que venir de inmediato a confirmas las transacciones de compra y venta del último mes – Hablo con amabilidad, aun sin ver a Blaze y menos a nosotros, excusándose con poco interés.


- Pero padre, yo ya hice todo eso, todo está bien, incluso tuve la ayuda de Vector al revisar los sellos y fechas – Se acercó a unos estantes y saco de un gaveta una carpeta, entregándoselo a su padre – Lo ordene todo, todo está aquí.


- Está bien, cariño... Solo quiero revisar – Tomo la carpeta, revisando con detenimiento su contenido, soltando un suspiro al finalizar – Esta todo en orden. Gracias cariño – Con una cariñosa sonrisa, acaricio los cabellos de Blaze haciéndola encogerse de hombros con una mirada resentida – Siento haberte pedido un trabajo tan difícil como este a una damisela como tú, mi princesa. Tratare de hacer todo el trabajo la próxima vez para que no tengas que estar haciendo estos asuntos tan engorrosos.


- Está bien, padre, no fue ningún problema, pude mane-


- No, no es algo que deberías hacer, princesa – Interrumpió, sordo ante las contradicciones de la gatita, tomándola de los hombros para llevarla – Eres una señorita, esto es trabajo de hombres. No deberías angustiarte con este tipo de trabajos, menos manejando todo un pueblo – Paso su brazo tras ella, manteniéndola apegada consigo mientras caminaba – No, una señorita como tú lo que debería estar haciendo es leer novelas, charlando con otras señoritas de su edad, arreglando vestidos, tocar el piano y mantener el hogar en orden cuando mucho.


- Si... Padre.


- Ujum, jum – Raspe toscamente la garganta, viendo a ambos felinos a punto de introducir mis comentarios al respecto de no ser porque Mephiles me sostenía del hombro – Vaya, es un gusto señor alcalde... Pero que descortés, no ha dejado siquiera que la señorita Blaze nos haya presentado – Me incline hacia adelante y Mephiles me siguió, manteniendo nuestra mirada fija hacia el señor de la casa – Soy Silver The Hedgehog.


- Mephiles The Hedgehog. Es un placer – Se presentó mi pareja, irguiéndose firme y dando unos pasos adelantes – Disculpe las molestias, deseábamos conocerlo y tener una charla amena con usted y su hija, pero creo que es más preciso que nos retiremos y pueda hablar con su hija y ponerse al día... ¿Lo prefiere así, señorita Blaze?


- Yo... No. Quiero que se queden – Pudo hablar, aun titubeando y estando quieta al lado del hombre.


- ¿Quiénes son ellos, querida? ¿Amigos? – Pregunto acercándose a nosotros, aun manteniendo una calma pulcra en su rostro.


- Si, son mis amigos – Se acercó igual, extendiendo su mano hacia nosotros – Silver es mi mejor amigo, vino de visita hace aproximadamente tres meses y Mephiles es su compañero de trabajo. Él es mi padre, chicos, Seared The Cat... Padre, ha sido muy agradable su compañía en toda la estadía, ellos son buenos amigos, como te lo conté en las cartas – Sonrió hacia nosotros, pasando el ambiente a uno más cálido – Ambos han sido muy buenos conmigo, quería presentártelos y hablarte un poco de cómo ha sido este otoño.


- Querida... Y sin querer faltarle el respeto a los caballeros... No deberías estar con estos hombres – Aparto a Blaze de nosotros, nuevamente tomándola del brazo con sutileza – Y menos con unos hombres de su edad, deberías estar con chicas de tu edad, jovencitas educadas y con clase – Giro a vernos, ya sin mantener su falsa sonrisa educada – Y a ustedes... Agradezco que hayan estado con mi hija para cuidarla y darle de su compañía, pero siendo francos, no tienen nada que hacer con ella. Ella no necesita de la compañía de ustedes.


- Con todo el respeto señor-


- Padre, eso no es cierto – Me interrumpió Blaze, con tono molesto, haciendo que el padre retrocediera y la viera con una sonrisa paciente.


- Pero querida, ellos nos son adecuados para tu compañía.


- ¡Lo son! – Alzo la voz casi por gritar, marcando en sus ojos un destello que pensé que se trataba de fuego.


- Querida... No grites – Dijo en un regaño, volviendo a callar a la gatita que se agacho de hombros.


- Lo-lo siento... - Su rostro mostro pena, bajando las orejas antes de volver a tomar aire y dirigirse a sus padres – Pero no pienses prohibirme con quien pueda estar, son mis amigos porque me han ayudado en más de una ocasión y me han brindado su confianza y su fraternidad, sin importar que edad tenga o si soy una mujer, ellos me han respetado y son personas muy importantes para mí. Por eso te pido que nos dejes hablar contigo.


- Ya el té está servido en la sala, amo – La joven koala hizo presencia tocando la puerta, finalizando con aquel ambiente tenso.


Todos quedamos en silencio viendo a la koala ignorante de la situación, que apenada, nos vio con miedo y se retiró en silencio tragando saliva, desapareciendo rápido antes de que alguien la reprochara por su interrupción.


- Bueno, querida, no deberías estresarte. Permitiré que se queden si es así que lo deseas tanto... Caballeros, síganme – El gato paso a nuestro lado, siendo el primero en salir de la habitación y seguido Blaze si no fuese sido más rápido en tomar su mano.


- Blaze, me estoy retorciendo de la molestia con tu padre – Le conté en un susurro discreto en el oído – Por favor... Sé que también te molesta como se dirige hacia todos nosotros. Se tu quien lo ponga en su lugar, eres su hija, seré muy descortés y daré muy mala impresión si lo hago yo.


- Está bien... Lo intentare – Dijo en voz baja, siguiendo tras su padre y nosotros tras ella.


Rápido, sin perder de vista al gato, camine al lado de Blaze, vigilando a aquel hombre que sabía manejar cada palabra para que no fuese amedrentadora, confundiéndose en una recomendación amable de no hacerlo molestar.

Llegamos a una pequeña sala con una pared completa de cristal donde daba a cara con un jardín, dentro de la sala se encontraba una mesa blanca y elegante con las tazas de porcelana sobre una bandeja, saliendo vapor sobre cada taza acompañada de galletas. Cada uno se sentó en un asiento sobre la mesa; inmediatamente el padre de Blaze se sentó al lado de su hija, pero apenas nos sentamos Mephiles y yo, ella se levantó para estar a nuestro lado, lo cual irrito al señor Seared que trato de ocultarlo con un monosílabo suave para iniciar otra conversación.


- Bueno, como sabrán, estoy algo cansado luego del largo viaje de vuelta a casa... Tomo en cuenta su cortesía, señor Mephiles, y si, desearía estar tranquilo en casa a solas con mi hija, por eso les pido que seamos lo más breve posible y discúlpenme si no soy del todo paciente – Dijo tomando una tasa de su té, vertiéndole dos terrones de azúcar y luego leche – Es obvio que hay algo que mi hija quiere discutir conmigo a su compañía... Eso personalmente me estresa, así que... - Se dirigió a Blaze, mostrando una pequeña y gentil sonrisa - ¿Qué te tiene tan preocupada, princesa?


No juzgue en ningún momento cuando vi a Blaze temblar de sus manos sobre su regazo, teniendo su cola tan baja que pasaba bajo su asiento, viendo con tantos nervios hacia su padre. Ese miedo e inseguridad que transmitía pasaba fácilmente a mí por ya haber sentido una vez aquel miedo que le tenía a mis padres, ese terror a la negación y al rechazo, era tal que podía dejar mudo a cualquiera, por ello, tome su mano, haciendo levantar su mirada y ver hacia mi dirección, regalándole una mirada amable, confiada, asintiendo hacia ella a lo que logro recobrar su confianza.


- Bueno, padre... Realmente me alegra que hayas llegado con bien a nuestro hogar, recé todos los días por ti y tu salud, y te mande cartas cada vez que pude para que estuvieras al tanto de lo que ocurría en el pueblo, todo con detalle – Conto llevando sus manos sobre la mesa, juntándolas al entrelazar sus dedos – De hecho, Silver y Mephiles me ayudaron con aquella epidemia de la que te hable, me han ayudado en muchas cosas y... Me han motivado en hablar contigo de lo que he pensado hacer para mi futuro.


- Y eso es ser ama de casa ¿No? – Dijo fríamente, tomando un corto sorbo a su bebida.


- No, padre... - Negó con la cabeza, arrugando el entrecejo, viendo a un punto muerto con suma calma – No deseo... - Paso un momento la mirada hacia mí, sonriendo de inmediato y asintiendo levemente – No deseo ser una mujer que espere y anhele conseguir una vida como la que tú siempre me cuentas que debo de tener. No quiero casarme con el primer hombre que llegue ni esperar que me haga madre y permanezca en casa por el resto de mi vida, no, no quiero.


- Pequeña... - Soltó una suave risa, deteniéndose y viéndonos a nosotros para luego desaparecer la sonrisa en su rostro - ¿Acaso estos hombres te metieron esas ideas en la cabeza?


- ¡Claro que no! Siempre te he dicho que esto no es lo que quiero – El acoso de aquel gato fue lo menos intimidante luego de escuchar a Blaze molesta, haciéndome estremecer un poco al oírla al lado mío como si estuviese discutiendo conmigo – Siempre te he dicho que he querido estudiar en la universidad, tener un título y poder trabajar.


- Absolutamente ridículo – Negó el señor Seared, dejando su taza de lado – Querida, escúchate. ¿Crees que este mundo está dispuesto a aceptar a una niña de pueblo a estudiar o trabajar? No, no, no, amor. Te estoy dando la mejor oportunidad de vida. Cásate con un buen hombre trabajador y exitoso, los ayudare en cualquier cosa, los mantendré con todas las necesidades y los heredare ¿Qué más quieres de mí, princesa?


- Ella ya le explico que no quiere eso – Dije ya harto de escucharlo parlotear y repetirse – Lo único que quiere su hija es que acepte sus decisiones y la apoye... ¿Qué tan difícil es eso para un padre que la ama? – Apretaba mis puños involuntariamente, sintiendo el corazón encogerse por afectarme tanto lo mismo que se repetía con Blaze.


- ¿Y tú qué sabes que es lo mejor para mi hija? ¿Acaso siquiera eres padre? ¿Crías a tus hijos? No, solo eres un citadino que quiere motivar a mi hija de cosas arriesgadas – Contesto sin molestia en su voz, más inmutable e inexpresivo que antes.


- No quiero oírte hablar de eso – Blaze lo interrumpió, haciéndome ademan con su mano para que no contestara ante la respuesta de su padre – Lo que dice Silver es cierto... Solo quiero la oportunidad de demostrar que soy más que una niña de un pueblo. Soy más que eso... ¿No es así padre?


- Por supuesto que eres más que eso, mi princesa, eres-


- Fui capaz de cuidar el pueblo en tu ausencia durante tres meses, a llevar las cuentas bancarias de Roublin y mantener las ventas de nuestras cosechas – La voz de Blaze cambio a una gentil y dulce, ablandando el semblante en su rostro - ¿O es que acaso no fue suficiente padre?


- Mi princesa, claro que lo fue, mucho más que suficiente, pero no es justo para ti, no es... - Finalmente vi a aquel hombre sereno y seguro mostrar una muestra de sus nervios al ser acorralado con las palabras de su pequeña hija – No es adecuado para una jovencita como tu llevar un trabajo tan grande. Una mujer como tú merece ser tratada como una reina y vivir llena de lujos, esa es la vida que deseo para ti.


- Pero la vida que deseo para mi es algo mucho más que eso. No deseo permanecer rodeada de objetos caros y en ropas finas. Quiero conocer el mundo, quiero tener la capacidad de poder independizarme, padre, de ser como tú – Continuo con gentileza, hablando con amor y total admiración hacia su padre, llevando la conversación a favor a ella con total elegancia y manejo, dejándonos a Mephiles y a mí transmutados al ver como lograba hacer dudar al señor de la casa.


- Pequeña, no puedes ser como yo... En tal caso, desearía que fueras mejor – Se levantó de su asiento, tomando su tasa para servirse más té junto con sus endulzantes - ¿Y sabes cómo podrías serlo? – Revolvió su taza con una cucharilla, dejándola de lado sobre el platillo, admirando un poco el líquido dentro de su envase – Siendo como tu madre.


- ¿Cómo mamá?


- Si. Tu madre... Tu madre era la mejor persona del mundo – Suspiro, viendo hacia la ventana al exterior donde el sol apenas se mostraba tras las nubes hacia el horizonte para dejar un amarillo pálido en la tarde de ese día – La amaba, la seguimos amando, cariño... Ella te enseño a ser una señorita y quiero que siga siendo así, quiero que la llenes de orgullo – Tomo de la oreja de su taza, acercándola a sus labios lentamente, deteniéndose antes de ver donde Blaze – No deseas decepcionarla ¿Verdad?


- No... Pero... - Nuevamente retrocedía, agachándose en su asiento, viendo a su padre quien decidía por ella.


- Cariño, es lo más excepcional y correcto que puedes hacer como mujer, no decepcionaras a nadie, tendrás honor y serás bien recompensada – Se acercó, dejando su taza sobre la mesa, pasando su mano por la cabeza de Blaze para acariciar sus cabellos.


- Pero no tendrá orgullo y se decepcionara así misma – Dije toscamente, levantándome igual de la mesa, dejando la taza sobre esta – En este poco tiempo que he estado con ella sé que tiene mucho más que demostrar y dar, aun cuando eso no lo complazca a usted ni a su madre. A la única persona que tiene que llenar de orgullo es así misma.


- Nuevamente te pregunto... ¿Qué puedes saber tú de mi hija? Si tan solo llevas unos meses conociéndola y yo toda su vida – Contesto con desprecio, revelando una mirada siniestra y gélida.


- Aun así, no la conoce – Añadió Mephiles, levantándose junto a mí – Hay que ser realista con el hecho de que a pesar de estar con su hija desde el día de su nacimiento, no la conoce fuera del ámbito del hogar, señor Seared. Ya no es una niña, pronto será mujer y se pierde su juventud al tratar de llenar sus expectativas – Dejo en claro con total respeto y seriedad.


- ¿A qué te refieres con que ya no es una niña? – Replico aún más molesto, tomando a Blaze y apegarla a él, viendo con sospechas a Mephiles – Ella aun no será una mujer hasta el día de su boda. No sé está perdiendo nada y no necesita de personas como usted para que le digan que es lo correcto, para eso tiene un padre.


- Papá, él no-


- Sé que he estado ocupado y no he podido darte la atención al igual de cuando eras niña, pero eso no me deja absuelto de lo que conozco de ti – Hablo con severidad hacia Blaze, manteniéndola en silencio con su tono de voz – Y eso me lleva a la siguiente pregunta ¿Qué han estado haciendo con mi hija todo este tiempo?


- Señor, nosotros no hemos hecho más que estar con ella como compañeros – Contesto Mephiles, algo intimidado por cómo se dirigía el gato hacia él.


- ¿Qué clase de compañero? ¿Acaso han hecho actividades de adultos? – Volvió a preguntar con más furia en su voz.


- ¡Papá! ¡Claro que no! – Respondió Blaze molesta y exaltada.


- Has silencio, Blaze – Silencio a la gatita, dejándola de lado para acercarse a nosotros – ¿Han venido solo para tratar de convencerme de una absurda idea de dejar a mi niña ir a la ciudad a estudiar? ¿Con que intensiones? ¿En que podrían beneficiarse ustedes?


- El solo saber que Blaze es feliz me es suficiente beneficio, señor – Conteste sin miedo, estando frente a frente del gato grisáceo que ponía distancia de mí y Blaze – Es lo que ella ha deseado hacerle entender todo este tiempo, solo quiere la oportunidad, la experiencia de poder lograr su sueño. Díselo Blaze.


- No estés buscando su afirmación a medida de tus palabras extorsionadas – Respondió Seared, cubriendo más a Blaze para que no pudiese verla - ¿Cómo esperan que confié en un hombre que viene de afuera, sin razón alguna de estar en este lugar? Podría suponer lo peor.


- Lo mismo digo de usted. Lamentablemente el rostro de su hija no refleja más que tristeza y miedo cuando habla de usted, lo único que me da son expectativas de que usted no ha hecho su trabajo bien – No retrocedí ni un poco, sintiendo ya la mano de Mephiles jalando mi brazo para que no siguiera retando – No me conoce ni yo a usted, pero solo puedo decir que ese rostro que veo ahora en mi amiga es el de alguien que está sufriendo.


- ¡No quiero escuchar más mentiras de un forastero! – Por primer vez alzo la voz, erizando su cola y agachando las orejas, dando varios pasos hacia mí – Soy su padre y decido lo mejor para ella y más si lo primero que me encuentro al llegar de viaje son un par de despreciables erizos buscando intenciones con mi hija. Por eso Blaze no ira a ningún lado.


- Ninguno de nosotros buscamos intenciones maritales con su hija – Respondió Mephiles, jalándome tras de él para que no recibiera más acusaciones de aquel hombre – Y su ambición de mantenerla aferrada a usted y alejarla de todo solo lograra hacerla infeliz.


- ¡Mi hija no es infeliz!


Golpeo la mesa con su puño, exaltándolos a todos y sobre todo a Blaze que se levantó de un salto y sostuvo a su padre de los hombros. El hombre hizo silencio, notando con preocupación cómo había alterado a su hija, tomando su mano y aguardando el enojo que tenía con nosotros, viendo nuevamente hacia mí.


- Mi niña no necesita de personas como ustedes para que le enseñen como vivir su vida y menos de alguien como tú – Me señalo directamente con su dedo, haciéndome sentir insultado.


- Aun si no necesitase de personas como "nosotros" ¿Qué tengo que ver yo en todo esto? – Pregunte sin nada de paciencia con el gato, ya deseando arremeterle un golpe por su terquedad.


- ¡No finjas demencia, erizo! Las cartas de mi Blaze lo explican muy claro – Dijo con amargura, siéndole detestable mencionarlo – Como mi niña desea estar contigo...


- ¿¡Que!? – Retrocedí con tal acusación, ahora viendo confundido a la gatita que era oculta por su padre.


- ¡E-e-eso fue cuan-cuando-


- No pueden mentirme – Reclamo Seared, viendo también a Blaze con decepción – Como describiste las ilusiones que llenaba aquel joven de la ciudad a tu inocente corazón... El cómo... Como querías demasiado tomar su mano y tener su atención – Volvió hacia mí, mostrando una mueca furiosa en sus labios – Sé que algún día tendrás alguien que te desposara y te haga feliz... Pero pensar que puedan alejar a mi princesa de mí hacia la gran ciudad... ¡No! No lo acepto – Dio pasos fuertes y rápidos hacia mí, siendo retrocedido por Mephiles al empujarme, poniéndose más en el medio.


- Eso no es cierto – Contesto Mephiles, con total seriedad.


- Tiene razón padre – Afirmo la silenciosa y asustada gatita, volviendo a callar al escuchar un bufido profundo del señor.


- ¡No trate de llenar más sus argumentos de mentiras! Mi hija no miente y menos al poner puño y letra en cada carta que me mando.


- Señor Seared, eso no es posible, lamentablemente para el corazón de su hija – Siguió explicando Mephiles.


- A... ¿A qué te refieres con eso? – El gato de gris vio extrañado al erizo frente a él, pasando de vez en cuando su mirada hacia mí con poco detenimiento.


- Silver y yo formamos una relación.


- ¡Mephiles, imbécil! ¡Cállate! – Grite nervioso, jalando con fuerza las púas de su cabeza, terminando de alejarlo del gato.


- ¿Qué?... – Totalmente confundido, nos vio a ambos con la boca abierta, buscando formar las palabras que le daban su cabeza por la confesión de Mephiles – Ustedes dos... - Apretó sus puños, alzando el pecho totalmente eufórico – Además de ser una maldita aberración estando en mi hogar... Tu... - Se volvió a dirigir a mí, mostrando contenerse en no desatar golpes sobre mí – Rechazaste a mi hija... ¿¡Por un hombre!?


- Bla-Blaze, nos vamos – Jale a Mephiles del brazo quien volvió a estar entre Seared y yo por si desease iniciar pelea – Lamento mucho los inconvenientes, pero esto ya no es una conversación.


- ¡¡LARGO!! – Grito ya echando humos, alzando sus brazos para tratar de corrernos el mismo - ¡Fuera de mi casa! ¡Nunca se vuelvan a acercar a Blaze!


- ¡Adiós!


 Casi por correr, el koala mayordomo nos abrió la puerta mucho antes de llegar a esta, saliendo de inmediato de la casa de un salto, alejándonos rápido de ese lugar y de aquellos gritos y amenazas, temblando tanto por el pánico que había sentido al estar frente a aquel hombre que termino de cortar las relaciones que tenía con mi amiga... Mi mejor amiga... Debía de estar absolutamente triste, ni siquiera pude despedirme de ella y fui echado de forma tan descortés que no tenía idea de cómo poder solventar aquel malentendido. O tal vez no existía ningún mal entendido, todo fue exacto como el señor Seared lo interpreto.

Llegamos a unas casas y nos ocultamos en un callejón, calmándonos de aquel agitador y estresante momento, recuperando aire para luego dejar que el silencio sacara nuestros comentarios.


- Eso no salió nada bien... - Mephiles se sostenía de su pecho, afanado en acomodar una y otra vez su pañuelo en su cuello – El padre de Blaze está completamente obsesionado con sus ideas tradicionales, que incluso me temo no podamos dialogar nuevamente con él.


Sin decir nada, le hice señas con mi dedo para que se acercara a mí, acatando rápido en acercarse hasta estar frente a mi rostro, viéndome curioso al tomarle su desordenado pañuelo, sujetándolo con firmeza para plantarle un golpe cargado en magia en su estúpida y enorme cabeza, siendo suficientemente fuerte y a la vez sutil para encorvarlo de dolor pero sin ocasionarle grave lesión, escuchando su lloriqueo junto con un quejido del dolor por el brutal impacto con su cabeza hueca y blanda.


- Eres el más grande imbécil de todos ¿¡Lo sabias!? – Le dije tan molesto que comencé a apretar mis puños, mas impotente por haber ocasionado tal final de desenlace para Blaze, destruyendo cualquier oportunidad de convencer a su padre de dejarla cumplir sus sueños - ¿¡Por qué le dijiste eso!?


- Porque es la verdad... - Respondió con dolor, viéndome con ojos preocupados.


- ¡No! La verdad pone a las personas así. Hubieras inventado cualquier cosa, ¡Cualquier estúpida cosa menos eso! – Me frote el rostro, queriéndomelo arrancar de la frustración.


- No pensaba que él fuese a desagradar de nuestra relación, todos nuestros amigos lo saben y lo han tomado bien, deduje entonces que por ser un tiempo diferente ya era algo normal – Se recostó de la pared, apoyándose de esta hasta quedar sentado sobre la nieve – Supongo entonces que no es verdad y todo es igual como cuando estaba vivo... Lo siento.


- Está bien, Mephy, no es realmente tu culpa, el hombre ya se las traía desde un principio, todo el tiempo estuvo sacando sus estúpidas normas y enseñanzas... No iba a dejar a Blaze ir a ningún lado, fuese sido conmigo o cualquier otro – Lo anime, sentándome a su lado compadeciendo su remordimiento.


- Pero se suponía que debíamos estar ahí para evitar eso, para apoyarla y tratar de convencer a su padre, no de ponerlo histérico – Añadió decaído con la mirada gacha, pateando la nieve con sus pies.


- Si... Tienes razón... Creo que para empezar no debimos ofrecernos, quiero decir... - Despeje mis mechones haciéndolos a un lado, posando mi mano sobre el hombro de Mephiles antes de continuar – Ninguno de los dos tuvo una buena relación con su padre y tampoco terminamos en buenos términos con ellos. Es obvio que no tomamos la decisión correcta – Ambos suspiramos pesados, ahora con un gran problema de por medio – Ahora Blaze se enfrentara con el temperamento de su padre, sola y sin ayuda de nadie...


- Sin mencionar que ahora todo el pueblo sabrá lo que sucedió y tomara rencor contra nosotros... Es... Es lo que el señor Seared tenía en mente mientras estaba reventando en gritos – Menciono aún más decaído, trazando garabatos sobre la nieve con su dedo índice.


- Okey, ya no sigas. Enserio odio escuchar tu negatividad – Cubrí su boca y me mantuve callado, viendo hacia el suelo para planificar alguna manera de liberar a Blaze.


Conocía la historia y sabía que la única opción era romper toda conexión con aquello que le mantenía atrapada y encerrada de sus ambiciones, alejadas de sus sueños. Yo no deseaba que aquello a lo que tanto temí de joven y que siempre fue lo que me mantuvo lejos de volver fuese lo que le ocurriría a mi amiga, tenía que detenerlo de algún modo, salvarla. Blaze no se merecía sufrir... No más que lo que ya ha pasado. Tenía que hacer algo, alguna cosa, de alguna forma.

Me levante apenas si logrando mantener mis ánimos sobre el suelo, dirigiéndome afuera del callejón, devuelta a esa casa que me hacía temblar ahora por habitar un ser que me recordaba lo que más odiaba.


- ¡Silver! ¡Silver! – Llamo Mephiles, pero seguí caminando a la misma dirección hasta estar prácticamente a una esquina del hogar de mi amiga – Detente – Me tomo de la mano, jalándome hacia él – Silver. No podemos ir, o podremos provocar de más el señor Seared. No debemos de incitar los problemas más de lo que ya hemos hecho.


- Blaze tiene que liberarse de ese hombre aunque sea por un momento – Aun tomando su mano, me escabullí por las casas hasta estar en el patio donde busque entre las ventanas del segundo piso quien podía hallarse ahí – Seared tiene que aprender a dejarla ir, aun cuando le duela – Pude ver como Blaze paso por la ventana, apenas si viendo sus cabellos – De seguro ni siquiera la dejara ir a la fiesta de Knuckles, así que la llevaremos nosotros mismos.


- No sé si sea una buena idea, Silver. Pero no me gusta verla así – Viendo igual donde Blaze se encontraba, se trató de acercar un poco más a la casa sin llamar la atención – Si así tiene que ser, entonces ayudare.


- Bien, ahora. ¿Conoces algún objeto o hechizo de invisibilidad?


- ... ¿Es enserio? – Se giró a verme para dedicarme un rostro antipático – No sé de qué libro sacaste eso, pero eso no existe.


- O-okey... Entonces... - Pensé un poco más, viendo ahora el primer piso por si lograba ver a alguien por las ventanas - ¿Crees lograr ver al señor Seared a través de las paredes?


- No – Contesto negando con la cabeza lentamente – Pero si puedo saber dónde está.


- Uy, es lo mismo que dije, caprichoso – Regañe en un siseo, recibiendo un chito de él y yo igual se lo devolví – Bien, entonces cúbreme, ya vuelvo – Con mi telequinesis abrí la ventana de Blaze y me levite rápido hacia esta, aterrizando con cuidado dentro de la habitación.


- Silver...


Una entristecida gatita llena de lágrimas fue la que me recibió con ojos rojos y pelo deshecho en sudor, tiritando débilmente, viéndome aun con ese semblante que me partía el alma. Se levantó y en un doble paso fue rápido hacia mí, tomándola en un abrazo para sostenerla fuerte antes de caer débil con sus piernas temblorosas. Ahora más que nunca me odiaba por ser también culpable de que se encontrase así, mi querida amiga.

La cargue apenas, sentándola en la cama, escuchando sus sollozos y viendo sus lágrimas ensuciar sus bigotes caídos así como sus orejas temblorosas, viéndome sin algo que decir, sin algún comentario y sin remedio para su situación devastadora.

Me arrodille frente a ella, peinando su cabello y limpiando las lágrimas de sus ojos, apenas si logrando formar una leve y quebradiza sonrisa de la gatita que trataba de sentirse mejor con mi consuelo, no siendo suficiente incluso al ella esforzarse y darme una sonrisa tranquilizadora. Cerraba sus ojos, tomando mis manos sobre su cabeza, queriendo eso por más tiempo, el suficiente para lograr reponerse y hablar, pero en cada intento, sollozos ahogados en débiles llantos la interrumpían.


- Hey... - Dije con empatía, sujetando su mejilla para que tratara de verme – Tienes que dejar de llorar. Aun cuando te veas igual de linda con aquel semblante decaído, tienes que demostrar en la fiesta que eres una estrella que brilla con fuerza y no que titila con suavidad, esa no es mi Blaze.


- Oh... Silver... No creo que mi padre me deje ir – Más triste aun, agacho la cabeza, dejando caer más lágrimas al suelo.


- ¿Y quién dijo que necesitamos su permiso? – Levante su mirada al tomarla del mentón, sujetando su mano para que se pusiera de pie – Iremos, lo prometimos – Volví a limpiar sus lágrimas, esta vez con un pañuelo en mi chaqueta que había olvidado usar – Y necesito de mi mejor amiga para poder festejar este día.


- No es cierto – Sonrió débilmente, dejando de llorar – Mephiles estará contigo, no me necesitas.


- Los necesito a ambos – Conteste con molestia, jalando su mejilla con fuerza – Si es cierto que estoy bien con Mephiles, pero te quiero y no te dejare atrás nunca – Bese su frente, palmeando su cabeza – Así que ve buscando tu vestido de esta noche porque de que nos vamos a esa fiesta es un hecho que nadie podrá negar. Vamos.


- Pe-pe-pero...


- Nada de peros, vamos – La empuje de la espalda, motivándola así a ir buscando en su armario varios vestidos entre sus ropas.


Ella dio el esfuerzo, suspirando con fuerza, limpiándose el rostro y revelando una tímida sonrisa, viéndome de soslayo como si fuese su pilar para todo el peso que cargaba y seguía cargando hasta doblegar. Me hacía sentir aliviado verla intentar.

Espere paciente, sentado en su asiento frente a su tocador, viendo afuera de la ventana de vez en cuando para estar al tanto de lo que me informaba Mephiles, notando lo exasperado que se ponía mientras pasaba el tiempo y el cielo se oscurecía, pero tal vez sería mejor así para que nadie pudiese vernos al escaparnos a la fiesta.

Luego de que Blaze se preparase tras su vestidor, salió con cuidado, aun nerviosa, aun decaída, con un gentil semblante y con ojos cristalinos, viéndome insegura por mostrarme su vestimenta, pero eso fue lo último que note, pues me preocupaba más como se sintiese, pero luego de verla acercarse más a la luz, pude ver lo hermosa que lucía en un vestido turquesa claro con encaje de flores color dorado, aquel vestido dejaba descubierto sus hombros y la falda llegaba hasta sus tobillos, apenas mostrando unas zapatillas blancas con azul.

Me levante y me acerque a ella, revisando minuciosamente el diseño de su vestuario, provocando que se encogiera y ocultara su rostro ruborizado, y en eso aproveche y retire el moño en su cabello, dejando caer su pelo suelto hasta sus hombros.


- ¡Espera! No lo quiero suelto – Se sujetó sus cabellos, tratando de quitarme su coleta – Devuélvemelo, Silver.


- Ni loco, solo mírate – Hice seña al agitar mi cabeza hacia su tocador, haciéndola girar a verse en el espejo, quedando boquiabierta – No es que sea el momento, pero apuesto que harás que cada hombre heterosexual en esa fiesta se les caigan las mandíbulas al ver a una mujer tan hermosa.


- Silver... ¿De verdad crees que soy hermosa? – Me vio con ojos grandes, siempre destellando de forma encantadora.


- Desde el primer día que nos conocimos lo he pensado – Confesé con una sonrisa apenada – Eso... No creo que sea raro, quiero decir, creo que puedes pensar lo mismo de Amy y Marine y no estar enamoradas de ellas... ¿No? Nunca pensé ser amigo de alguien tan bonita, no solo en físico, sino también de corazón... Me hace sentir refugiado al estar a tu lado, me llena de calma el pensar que me aceptas a pesar de no ser tan bien parecido como tú.


- Jajajajajajajaja – De manera risueña comenzó a reírse, cubriendo su rostro con sutileza.


- Hey, sshhh, que tu padre nos va a escuchar.


- Es que... Es algo tonto... Yo pienso lo mismo de ti – Agito con fuerza su cola, elevándola totalmente en alto y moviéndola con emoción – Gracias, Silver.


- No quiero tener tus agradecimientos por ahora – Dije un poco triste, no merecedor de sus gracias – Lo que hice hoy no fue suficiente y ahora te enfrentas al castigo de tu padre por culpa nuestra – Ella iba a decir algo pero continúe antes de que digiera algo – Pero eso no es motivo para darme por vencido. Sin importar que pase, hare todo para que tu padre comprenda y permita lo que tu más deseas hacer con tu vida. ¿De acuerdo? – Ella asintió rápido, embozando una gran sonrisa – Y comenzaremos escapando hoy a esa fiesta como muestra de tu rebeldía e independencia.


- Si – Afirmo con fuerza pero si ser la suficiente para que alguien fuera de la habitación escuchara.


- Bien, vámonos – Tome su mano y la guie hacia la ventana. Le hice señas a Mephiles y el asintió, dando por entender que estaba despejado, entonces bajamos con ayuda de mi telequinesis, aterrizando con Blaze hacia el suelo del frio exterior - ¡Corran!


No pudimos contener las risas al escapar tan rápido como pudimos de esa casa, marchando por la oscuridad, apenas siendo iluminados por algunas farolas cercanas, ya con sus flamas avivando en la dulce noche del 24 de diciembre.

Seguimos con trotes y risas juguetonas, ayudando a Blaze a seguirnos el paso al estar corriendo en tacones sobre la nieve, tomando sus manos uno cada uno y terminando en caernos sobre la nieve al ella tropezar y llevarnos con ella al suelo frio, consiguiendo hacernos reír más fuerte aun.

Tuvimos que levantarnos pronto, acomodando el vestido de mi amiga y su peinado libre, siguiendo ahora con más calma hacia el hogar de nuestro amigo echidna, llegando pronto al seguir varias personas que iban a la misma dirección, encontrándonos la gran casa que dejaba escuchar desde su interior un hermoso sonido de guitarras y cascabeles, invitándonos a entrar con todo la calidez del ambiente prometido.

La puerta se hallaba abierta para todos, mostrando su interior luminoso y festivo, adentrándonos entonces en una fila por ya encontrarse los pasillos llenos de gente. Entramos a la primera habitación, llena de mesas con comida navideña y bebidas, las suficientes para calmar a un pueblo, fue entonces ahí donde encontramos a aquel rojizo chico.


- ¡¡Chicos!! – Alzo los brazos con copa en mano y fue hasta nosotros, dándonos un gran abrazo entre todos - ¡Jajajaja! ¡Ya me preocupaba que no viniesen! ¡Sírvanse de comer! – El echidna gritaba para que pudiese escucharse su voz de entre tanto ruido, pero exageraba con el tono y solo nos dejaba más aturdidos.


- Ah... Gracias – Le dije cerca de su oído, tomando a Mephiles de la mano por mostrar una mueca de disgusto al ver tanto alimento – Pero no tenemos apetito.


- ¡Oh, está bien! ¿¡Y qué hay de ti, Blaze!? ¡Anda, ve a probar los dulces! – Siguió gritando, sugiriéndole a Blaze con risas y codazos suaves a la gatita.


- Jejeje... - Ella asintió con timidez y se fue rápido a la mesa de aperitivos.


- Parece contenta ¿¡Salió bien la charla con su padre!? – Pregunto con una sonrisa de oreja a oreja, provocando que nuestros ánimos cayeran de lleno al suelo.


- Una cagada.


- Fue un fiasco – Añadió Mephiles.


- Solo empeoramos las cosas... - Voltee donde Blaze quien tomaba una rebanada de pastel de frutas y lo probaba con una pequeña cucharilla – Ni siquiera la dejo ir a la fiesta, pero la ayudamos a escapar.


- Wow... ¿Enserio? Oh, amigo, que mal... Y con lo rencoroso que es el señor Seared – Comento nuestro amigo rojo, meneando la cabeza de un lado al otro.


- Jejeje... ¿Si? ¿Qué tan rencoroso? – Pregunte con algo de miedo.


- Bueno, supe que logro sacar a unos vendedores de automóviles del pueblo. Querían modernizar o algo así – Trague hondo temiendo que lograse poner a todo el pueblo en contra de nosotros – Y cómo olvidar que mando a Bean a vivir casi a las afueras del pueblo en ese pobre rancho. Todo porque Blaze leía mucho su libro de pequeña y creyó que el viejo estaba loco, solo le tomo menos de un año convencer a casi todo el pueblo de eso y apartarlo de todos.


- ¿¡Es enserio!? ¡Ese hombre está mal de la cabeza! – Grite sin preocupación de que me escuchasen gracias al bullicio, pero Knuckles quedo impresionado por mi tono de voz – Es un... Uuurrg.


- Tranquilo, Silver... Encontraremos una solución – Mephiles me tranquilizo tomando mi mano, acercándome más hacia él – Gracias por contarnos... Pero supongo que ahora necesitaremos saber qué hacer en caso de que nos quiera echar del pueblo.


- Si... Jejeje – Tomo un sorbo profundo desviando la mirada preocupado – O-oigan, si quieren vayan a tomar un trago, pronto vendrá el resto para bailar un poco. Hay que distraernos.


- Si, necesito un trago.


Camine hacia la barra de bebidas, tomando la primera botella a la vista, destapándola con mucho esfuerzo y pudiendo durar mucho tiempo en esto de no haber usado mi magia para deshacerme del corcho, así tomando un trago largo, quemándome un poco la garganta, pero siendo suficiente como para necesitar otro trago más y relajarme del todo; pero a pesar de necesitar más de aquella fuerte y amarga bebida, mi estómago sensible no tolero siquiera un cuarto de esta, apartándola en la mesa para irme a explorar en la casa.

Pase por los pasillos entre las personas que se recostaban en las esquinas y en las paredes, charlando en grupo y sacando juegos para pasar el momento. Sentía que necesitaba eso para que la noche no fuese un desastre, necesitaba buscar a mis amigos. Llegue a un gran salón, donde se encontraba una mesa de pool, y en ella, varios varones reunidos en esta, ordenando las bolas antes de comenzar. En eso pude reconocer las púas azules de mi querido amigo Sonic, dirigiéndome a este más seguro y contento, tocándole el brazo para que girara a saludar.


- ¡Hey! ¿Cómo estás? – Salude con un movimiento de mano, tan solo recibiendo un rostro totalmente preocupado y pálido al verme.


- Oh no ¿Qué haces aquí así? – Pregunto con miedo, viéndome muy de cerca – Esto es malo...


- ¿Qué ocurre Sonic? – Tails se acercó a nosotros y apenas me vio puso la misma cara – Oh, mierda...


- ¿¡Que!? ¿¡Que tengo!? ¿¡Que ocurre!? – Angustiado a más no poder, revise mi vestimenta, acomodándome la ropa, rápido y desesperado por algo que tuviese.


- ¿Por qué viniste así vestido? Oh amigo, a Amy no le va a gustar eso – Respondió finalmente Sonic, frotándose la cara con su mano, viéndome como si estuviese dando lastima.


- ¿¡Que!? ¿¡A que te refieres!?


- Oooohhh Jajajajajaja, Amy, te lo dije, no tenía el valor para hacerlo – Escuche la irritante voz de Marine tras mío, girando atrás para verla en un vestido pomposo y verde, riéndose de mi entre dientes con rostro burlón.


Quise decirle algo, pero al fijarme quien estaba tras ella, vi a Amy... Vestida con ropas de caballero.

Mi sangre bajo hasta los pies, quise desmayarme para no enfrentar a la pobre de Amy viéndome con furia por presentarme con ropas de hombre al igual que ella. Nunca pensé que se tomaría enserio lo que dije, pero claramente en su cara demostraba que así había sido, apretando sus puños, humedeciéndose sus ojos e hinchando su pecho con impotencia.


- Silver, amor, aquí estas... - Llamo Mephiles, acercándose a mi antes de que algo pasara, viendo donde Amy para regalarle una sonrisa – Oh, Amy ¡Te vez hermosa con esa ropa! – Alago con impresión y gentileza, ablandando el semblante de la rosada.


- Me-Mephiles, hola, yo... - Titubeo algo desconcertada, ahora mostrando inseguridad ante ambos.


- Es increíble, tengo que decirlo – Se acercó a ella, rodeándola varias veces, tomando de su mano para que girara sobre sus pies.


- ¿De verdad?


- ¡Si! Le distes unos retoques al pantalón ¿No? – Pregunto intrigado, haciéndome notar mejor la vestimenta de Amy.


Llevaba una camisa rosada claro, casi confundiéndose con blanco, sobre esta, un chaleco beige con botones de cristal con borde dorado y un pantalón marrón ajustado, remarcando y definiendo las caderas y piernas de Amy de forma tan exacta que parecía uno de esos vestidos tipo sirena que había visto. Y por último, unos zapatos formales de hombre que terminaban en resaltar más su apariencia. Realmente, de alguna forma, se veía hermosa en esas ropas de caballero, su figura femenina con su rostro delicado solo hacía que se viera adorable y elegante, destruyendo todos los estándares de un solo golpe con su sola presencia en esa fiesta.


- Vaya, voy a tener que pedirte ayuda entonces para que retoques también la ropa de Silver – Continuo charlando Mephiles, logrando calmar a Amy lo suficiente para hacerla sacar una sonrisa – ¡Ah! Y no te preocupes, ahora mismo él se va a cambiar, no pensaba dejarte sola en esto de ninguna forma.


- ¿¡Que!? – Grite, apenas si haciéndome oír.


- ¿Enserio Silver? – Amy pregunto con mucha ilusión, agitando su colita a toda velocidad, ya dejándome sin remedio ambos.


- Si, jejeje, es que... Quería solo estar vestido aquí, jejeje.


- Oh, está bien. Por un momento pensé que me dejarías sola en esto – Sonrió con ternura, guiñándole un ojo a Mephiles el cual giro a verme con una sonrisa parecida a la de ella.


- Sí, pero mi dulce chico cumple con sus promesas ¿No? – Agarre rabia contra ellos dos, de seguro habiéndolo planeado desde un principio.


- ... Pero... Que tonto soy. Se me ha olvidado mi vestido en la mansión. Qué pena – Fingí sin mucho melodrama, girándome y subiendo los hombros sin remedio.


- Suerte para ti que tu querido esposo te trajo el vestido~ - Escuche decir a Mephiles, dejándome paralizado en el lugar sin saber que más decir para poder escapar de su treta – Vamos, hay que arreglarte pronto – Me tomo del brazo, cruzándolo con el suyo para llevarme, o más bien, arrastrarme dentro de la casa.


- Nh-no, espera, es que... - Mephiles apretó mi mano, silenciándome y haciéndome verlo algo intimidado.


- No trates de escapar... - Sonrió de forma siniestra, relamiéndose los labios – Mientras que tú te desahogas en bebida, yo tengo mi propia droga...


El miedo seguía en mi cuerpo, impreso por el recuerdo del dolor, pero la adrenalina que había subido y bajado todo el día me incitaba a continuar con esa montaña rusa de emociones, tan dispuesto que ansiaba un poco el juego lujurioso en el que Mephiles había planificado en secreto. Sin importar cuanto temblaba y negaba, disfrutaba su persuasión, obligándome a quitarme mi ropa frente a él dentro de una habitación privada, admirando con detenimiento todo mi cuerpo hasta quedar solo con mis ropa intima, escuchando de él un gruñido largo y bajo, sonriendo de oreja a oreja al verme parado frente a él sin hacer nada más que esperar a que me pidiese lo que fuese.


- ¿Y bien? – Pregunto con un tono serio - ¿Qué esperas?


- Aah... Que tú... - Lo observe nervioso, tratando de no temblar tanto para poder responder.


- ¿Estas esperando que te dé el vestido? – Embozo una sonrisa de lado, inclinando la cabeza para poder observar mi retaguardia por tener la colita tan abajo.


- Yo... Si... - Tenía una gran necesidad de preguntar por su divagación y demora, pero la emoción que él quería transmitirme surtía buen efecto en mi cuerpo - ¿Me lo puedes dar? Es que hace frio y no deberíamos tardar mucho tiempo...


- ¿Si? ¿Y dónde crees que tengo el vestido? No traje bolsa alguna conmigo para llevarlo.


- Pero... - Quede mudo, viendo aun el semblante perverso de Mephiles – Le dijiste a Amy que lo habías traído, me lo dijiste. ¿Por qué mentirías?


- Tal vez para poder usarte... - Se acercó donde había dejado mi ropa, tomándola y con su magia haciéndolo desaparecer en un manto de oscuridad – Si me pones de buen humor... Te traeré el vestido ¿Te parece?


Aquello me hizo tomar coraje. Descaradamente admitía sus razones, siquiera con algo de vergüenza o cuidado, solo me tenía ahí para poder obtener lo que quisiera. Y me odiaba por aceptar sin protesta alguna, acercándome lentamente hasta estar pegando su cuerpo al mío.


- Está bien... - Tome sus manos y de forma lenta las lleve a mi cintura, dejando que el continuara en tocar donde le placiera, sintiendo como ya sus garras apretaban con fuerza – ¡Mmmh! Solo recuerda que-


- No me recuerdes lo que ya se – Tomo mi mejilla, pellizcándola con fuerza y jalándola de un lado al otro – Saber que tengo que retenerme a pesar de que ambos estamos hambrientos por esto.... Me exaspera – Sus manos me apretaron con más fuerza hasta el punto de dolerme, pero resistí en silencio, entendiendo igual esa maldita impotencia de la que hablaba – Aun cuando quiero ser dulce y tratarte con cuidado... Quiero también disfrutar cuanto resiste tu adorable y pequeño cuerpo... Hacerte suplicar del placer – Su agarre cedió y fue subiendo sus manos hasta mi pecho, dejando que sus garras rozaran mi piel con cuidado, erizándome sin poder evitarlo – Y sé que tú también piensas lo mismo.


- ... Ya lo sabes – Con una leve sonrisa me apegue más a él, contoneando mis hombros y mis caderas de un lado al otro.


- Sí, pero no sé qué tanto lo quieres... - Acaricio mi barbilla con su garra, incitándome con la mirada a hablar – Vamos, dime que tanto lo quieres...


- ... Yo – La cara me ardía, una cálida irradiación de esta emoción que lamentablemente estaba maldita me ahorcaba; peligrosa, daba miedo, pero aun así me sentía bien. Tenía que amar este erizo para poder sentir eso – Lo deseo mucho... Te deseo.


- Repítelo.


- Te deseo, Mephiles, te deseo más que a nada – Acaricie su pecho, sintiendo la vergüenza por la forma en que lo pedía tan tímido.


- ¿Qué deseas de mí? – Acaricio mis mejillas, apretándola con sus manos, manteniendo mi rostro frente al suyo, sin alguna escapatoria de su intensa mirada cargada en lujuria.


- De-deseo... - Su respiración topaba con mi cara, podía escuchar su ronroneo retumbando como un gruñido y el aroma de su perfume. Mi cabeza ya le costaba procesar las cosas, solo funcionando para poder responder a las preguntas que me hacía – Deseo que me beses... Que me... Que me toques... Como te plazca. Deseo que me pruebes, que me uses... Ya no tengo miedo, y si lo siento, no es nada comparado al amor que siento – Estábamos demasiado cerca, lograba percibir el leve calor que transmitía su rostro ruborizado, estando nuestros labios tan cerca que apenas hablaba en un susurro débil – Deseo ser de tu pertenencia, deseo ser tuyo por siempre... Y más que nada. Deseo que seas mío también.


- Amor...


Termino de romper la distancia con un simple toque de sus labios con los míos, dejando que fuese yo el que iniciara a probar sus labios, tan desesperado, que pensé que le molestaría por la forma en como con cada bocanada de aire me adentraba más en su boca, jugando con su lengua y chupando sus labios, tan desesperado como si fuese agua en el medio de un desierto.

Así como lo espere, sus caricias y toques no me provocaron dolor, tan solo una increíble sensación de ser acobijado, envuelto en cariño desesperado de brindar calor y placer, masajeando mi cuerpo, recorriendo cada borde como si tratase de buscar algo, consiguiéndolo y obteniendo mis gemidos acallados por sus labios sobre los míos, prosiguiendo ahora él aquel beso que se volvía controlador, logrando vaciar mi mente en poco tiempo, nuevamente, sentía ser nada, absolutamente nada y ser tan enormemente feliz por eso que lo hacía a dar a entender al gemir con más fuerza, moviendo mis caderas de adelante y hacia atrás, frotándome con su cuerpo en busca de sentirlo más. Siendo cruelmente interrumpido por el mismo que se apartó, sosteniéndome de los hombros, aun sin ser suficiente al yo hacer fuerza y besar un par de veces más esa boca llena de todo lo que me volvía loco.


- Estas tan desesperado... - Comento entre jadeos - ... Ambos lo estamos – Acurruco su cabeza en mi hombro, abrazándome con fuerza – Mi dulce erizito... Perdona pero hay que detener esta locura antes de que pierda la cabeza. No deberíamos estar haciendo ya estas cosas, es demasiado peligroso.


- Pero es muy divertido – Añadí, acariciando su espalda, reposando igual mi cabeza en su hombro, olfateando un poco más su olor – Sería estúpido... ¿Si dijera que no me importaría morir por hacerlo?


- Si.


- ... Entonces no lo digo.


- Jajajajajaja, no valdría la pena – Se apartó, peinando mis púas y mechones, regalándome una amorosa sonrisa que me hizo agachar la cabeza – Porque... Quiero que vivas y vivas a mi lado, eres mi vida ¿Lo entiendes?


- Tú también eres mi vida.


- Pero eso no es razón para cometer estupideces.


- ¿Ah no?


- ... Bueno... Si lo es.


Se rio un poco antes de agacharse de cuclillas en el suelo, provocando que retrocediera por la vergüenza, pero con sus manos, fue subiendo lentamente, creando que un manto negro subiera y me cubriera, deteniéndose hasta mis hombros, entonces así despejando aquella oscuridad y dejando tras de este el vestido rojo y marrón que había seleccionado, ya estando vestido con este en un instante.


- ¿Cómo?... ¿Cómo supiste que era el que más me gusto? – Pregunte algo emocionado, revisándome por si faltase algo.


- No lo sabía, quería ver cómo te veías puesto con este... Este y el vestido rosado pero veo que no te gusto mucho – Fue acomodando mi ropa, también peinando mis púas con cuidado – Ya nos tomamos nuestro tiempo. Hay que volver con los demás.


- Está bien, pero antes... - Le jale de la mano, volviéndolo a besar, algo brusco por mi torpeza, pero obteniendo lo que quería y caminando a la salida más calmado – No te vayas a molestar si hay muchas miradas sobre mí.


- ... Oh, mierda... - Lo escuche decir antes de salir afuera de la habitación.


Siendo seguido por él, fui caminando con cuidado, con la cabeza baja viendo al suelo, pasando por los pasillos llenos de gente que comenzó a hacer silencio una vez pase delante de ellos, haciéndome sudar de los nervios hasta que llegue al salón junto a Mephiles donde todos se encontraban, ya viendo el camino hacia la salida por si esto fuese a disgustar a todos, pero hubo demasiado silencio y sin haber respuesta de nadie o nada, quitándome el poco valor para siquiera levantar la mirada o moverme.


- ¿¡Que carajos!? – Grito Knuckles de forma histérica, ya comenzando a temblar por las piernas - ¿¡Ese es Silver!?


- ¡Si! ¡Realmente lo hiciste! – Dijo Amy, festejando entre risas y brincos, motivándome a solo levantar la vista donde ella - ¡Te lo dije, Marine!


- Oh, diablos... - La mapache al lado de la erizita camino donde Tails, abriendo su cartera para sacar unos billetes y entregárselos al zorrito.


- Eh, eh, eh. Te falta más. También luce como un chica sin confundirse con un chico – Dijo Tails, extendiendo su mano para que la mapache resentida sacara más dinero y se lo diera – Gracias~


Un poco confundido, levante la cabeza, viendo donde todos estaban observándome con tranquilidad, exceptuando Knuckles que igual iba sacando un rollo de billetes y se lo daba a Tails, quien se encontraba muy contento contando cada uno. Pase rápido la mirada donde Blaze, quien al verme asintió varias veces con una gran sonrisa, caminando hacia mí para tomar mi mano y que me acercara a los demás.


- Okey... En primera, no creo haber estado tan avergonzado en mi vida – Dije con una voz fina y baja, no sabiendo si me habían logrado escuchar – Lo segundo es que... Estoy algo incómodo y quiero correr hasta el borde del pueblo y enterrarme en la tierra – Seguí, esta vez con más fuerza – Y por último... Solo sean sinceros, no quiero su amabilidad... ¿Luzco bien?


- ¿¡Que no te has visto!? Creo que nadie además de nosotros crees que seas un chico usando un vestido – Respondió Knuckles, aparentemente molesto – Que carajos. Ahora desconfiare de cualquier persona desconocida en vestido.


- Jajajajaja. No exageres, rojo – Sonic le dio varias palmadas a Knuckles en su espalda, moviéndolo de su sitio – Puede que seas un poco despistado e ingenuo, pero no creo que sea tan difícil diferenciar a un varón en un vestido si pasas suficiente tiempo con él.


Mephiles se acercó al par, sosteniéndoles a ambos de sus hombros, lanzándoles una mirada seria durante un minuto, haciendo que los dos mostraran nervios por el incómodo silencio.


- No confíen en ningún desconocido en vestido... Jamás – Advirtió, y yo sabiendo muy bien a lo que se refería.


- Ookeeeey... - El cobalto retiro las manos de Mephiles sobre ellos, dejándolos a los dos con rostros preocupados por el erizo mayor.


- Como sea, chicos ¿Qué tal si vamos donde Espio? Va a tocar la guitarra – Sugirió Tails para pasar aquel momento.


- Si~ Y Cream va a tocar los cascabeles ¿No? – Dijo Sonic, dirigiéndose a Tails con su comentario burlón, haciendo sonrojar al zorrito de dos colas que empezó a erizarse.


- N-no, solo que... ¡Va-vamos! Es víspera de navidad y deberíamos escuchar música sobre... ¡Sobre navidad!


- ¡¡Tails y Cream, sentados en un árbol, tomados de las manos, besándose!! – Cantaron Sonic y Knuckles, balanceándose de un lado al otro, burlándose del joven zorro.


- ¡¡CALLENSE!! – Tails grito irritado, erizando por completo su cola de la furia, haciendo reír a sus amigos por esto.


- Calma Tails, ellos se burlan porque no tienen la oportunidad que tu – Comente viendo hacia el par de tontos – Uno está sin escapatoria de las ataduras del amor y otro está completamente rechazado por el amor. De seguro creen que terminaras como ellos, pero tú demuéstrales que no será así – Frote la cabeza de Tails, despeinando su peinado, provocando que soltara unas leves risas.


Escuche los gruñidos del par de chicos que solo hicieron que el zorrito se sintiese mejor y con más valor para ir a la habitación donde empezaba a sonar la música. Vi hacia los demás, alzando la mirada en alto por llevar la razón, sonriendo de lado por hacer callar a Sonic y Knuckles que ya habían llevado sus burlas presuntuosas al pobre Tails.


- Vamos, quiero escuchar un poco de esa música – Invite a acompañarme con un ademan con mi mano, acudiendo las chicas primero para tomarme de los brazos y caminar juntas hacia donde fue Tails.


Según los acordes que sonaban de la guitarra, estaban probándola y afinando sus cuerdas para empezar a tocar, mientras tanto un suave tintinear de unos pocos cascabeles sonaban en espera del son, siendo el ritmo que guiase la canción. Tails veía a una sola dirección, con ojos bien abiertos y mejillas rojizas, sonriendo con admiración hacia donde veía. Al acercarnos, vimos a un camaleón morado en un rincón de la sala, preparando su guitarra, y a su lado, una joven conejita agitando las panderetas de cascabel en sus manos, paciente en la espera de que el hombre empezara a tocar junto con ella.

No pude evitar soltar un par de risas por ese escenario, riendo las chicas junto conmigo por estar igual de agraciadas al ver al enamorado de Tails admirando a la dulce conejita bien arreglada con su vestido rosado.

Nos acercamos a Tails, quedándonos a sus costados, tomando atención al escuchar que el camaleón raspo su garganta, pidiendo así silencio.


- ¿Lista? – Pregunto secamente, viendo de lado a la conejita.


- ¡Lista! – Respondió de manera infantil, agitando rápido las panderetas.


Comenzó a tocar sutilmente en el comienzo, solo escuchándose la guitarra hasta que lentamente se empezó a escuchar los cascabeles agitarse sutilmente, intensificándose para luego comenzar a sonar la guitarra a un son más rápido y fuerte, entonces así, sonando los cascabeles rápido y rítmico según la canción, comenzando la conejita a bailar un flamenco a lo que seguía agitando sus panderetas.

Los dos eran coordinados, hacían una gran música con los instrumentos y el baile, dejando a todos los espectadores admirando de tal demostración de talento, aplaudiendo y aclamando al dúo.

Las personas comenzaban a bailar alrededor de ellos, juntándose y bailando el flamenco villancico. Blaze y Marine se acercaron e hicieron el intento de bailar, zapateando con fuerza el suelo, girando una y otra vez solo por diversión. Amy en cambio, salió de la habitación y regreso con Sonic entre manos, casi obligado a ser llevado a la pista de baile y bailar junto con ella, siendo ella la que guiaba en aquel rápido baile apasionado.

Quería bailar, pero realmente no sabía cómo, no es como si no supiese, solo que jamás había bailado aquel tipo de baile y ciertamente, estaba aún incomodo por la muchedumbre alrededor, aun sintiendo la mirada de varios sobre mí y susurros cercanos que tenían tono molesto, no pudiendo siquiera acercarme con los demás para retirarme la inseguridad.


- ¿Te gusta esto? – Escuche a Mephiles tras de mí, poniéndome alerta, sintiendo su mano tomar de la mía.


- No lo sé, todos se ven alegres... Se ve divertido, pero no creo poder unírmeles vestido así.


- ... Yo no puedo – Comento, viendo a los que estaban a nuestro alrededor – Nunca me fue fácil hacerlo. Vivo o muerto, siempre me ha sido agotante esta clase de eventos.


- Tal vez porque siempre estabas en eventos sociales por tu posición como heredero, ahora estás cansado – Comencé a moverme sutilmente al ritmo de la música de izquierda a derecha sin alejarme de Mephiles.


- Si... Puede que sea cierto... Así como sé que no es el vestido que te retiene de ir a bailar. Tú tampoco te sientes muy cómodo en estas cosas.


- No, jajajaja... Pero por primera vez quiero intentarlo sin importar que pase – Me posicione frente a él, tomando sus manos y llevándolo conmigo donde los demás - ¿Estás dispuesto a correr el riesgo?


- Lo hemos hecho todo el día ¿Por qué vamos a detenernos ahora?


Me siguió sin poner protestas, continuando en tomarme de la cintura y de la mano, girando con él al ritmo de la música pero sin ser un flamenco, tan solo, girábamos lentamente alrededor, apenas si pareciendo un baile, pero fue suficiente para calmarme, recostando mi cabeza sobre su pecho, teniendo esa anhelada tranquilidad.

¿Por cuánto más podría tener esto? ¿A qué costo? Incesantemente me preguntaba eso, como si esto fuese un contrato con un gran plano. Solo sus caricias y su mirada me alejaban de ese pensamiento.

La música termino y solo me di cuenta cuando todos empezaron a aplaudir y detuvieron su baile, acercándose al dúo que se inclinaba en agradecimiento.


- ¡Fue fantástico, Cream! – Tails se acercó a la conejita con mucha emoción.


- Gracias, Tails. Creo que a todos les gusto – Dijo con amabilidad, saludando a varias personas que se acercaban a ella.


- Sí, me encanto como bailaste y como tocaste con tanta pasión – Las colas del zorrito no podían controlarse, agitándose con tanta fuerza que parecía que podía salir volando con ellas – Cre-creo que te ves realmente hermosa...


- ¿E-enserio? – Las orejitas de Cream se levantaron en alto, viendo con impresión hacia el zorrito - ... ¿Te gustaría bailar la siguiente canción conmigo?


- ¡Claro! – Casi dio un salto de la emoción, viendo incrédulo como la conejita asentía.


- Está bien – Giro un momento, acercándose a una mujer que charlaba con un cocodrilo – Mami, iré bailar con mi amigo.


- De acuerdo cariño, diviértete – Pude escuchar de la madre de la pequeña, una conejo de largas orejas al igual que su cabello, con un cuerpo de grandes atributos.


- Jajaja, sí. Cuídate y no se vayan a besuquear – Dijo el cocodrilo, reconociendo que se trataba de Vector.


La conejita apretó sus labios, inflando sus mejillas en una trompetilla infantil, y sin responderle al cocodrilo, tomo la mano de Tails y se fue con un rostro avergonzado, pasando a nuestro lado. Mi mirada cruzo con la de aquel cocodrilo, que al momento no me reconoció, pero al verme detenidamente lo noto, dejando su enorme mandíbula abierta, a lo que yo le mostré la puñeta y me aleje de ahí junto con Mephiles.


- ¿Quién era? – Pregunto Mephiles, viendo a aquel sujeto que de seguro se mantuvo callado ante lo que vio.


- Un idiota. Ya no importa, vamos – Pasamos a otra habitación, encontrándonos a Sonic escondiéndose de Amy que lo seguía y lo buscaba tras todos los muebles, siendo la comedia de todos al ver como la rosada lo conseguía y emprendía una nueva huida - ¡Blaze! ¡Vamos a jugar pool!


- ¿Pool? ¡Oh! El de allá... ¿Me podrías enseñar a jugar? – Pidió agitando su cola rápidamente – Nunca lo he jugado.


- Lo suponía... Pues alguien va a tener que enseñarnos, jajajaja.


- Tenían que ser mimados. Yo les enseñare, par de bebes – Knuckles se ofreció, llevándonos a la mesa de pool, entregándonos un palo a cada uno, comenzando con un sermón de reglas.


Pasamos la mayor parte tratando de aprender como golpear la bola contra el resto, tomándonos más tiempo en entender cómo se jugaba, siendo pisoteados por todos, incluso por Tails, pero los que arrasaba entre todos era Sonic y Amy, siendo los que ganaban siempre en equipo contra el equipo de Mephiles y Tails que habían formado para derrocarlos, teniendo todas las partidas perdidas.

Espio toco más de su guitarra por petición de Blaze y varios, tocando muchas canciones navideñas y otras no, invitándome entonces Blaze a bailar junto con ella. No pude decirle que no, entonces bailamos, descoordinados, desordenados, alegres, brincando y tropezando una y otra vez, riéndonos de nosotros hasta agotarnos.

Compartimos varias bebidas que habían preparado los invitados de la fiesta y vinos hechos por el tío de Sonic. Solo me limite a probarlos con pequeños sorbos, estando ya mareado por la gran cantidad y diversidad de bebidas que habían traído.

Me encontraba ya recostado en un mueble junto con Blaze, ya cansada y somnolienta, acurrucándose de mí pecho. Era dulce, parecía una bebe, cabeceando y tratando de mantener los ojos abiertos no lográndolo al acariciar su cabeza, ayudándola a dormir. Si, ella necesitaba esto... Nunca fue lo que dijo su padre, no necesitaba un hombre que le hiciera feliz, solo necesitaba un amigo que le llevara a esa felicidad... La noche había valido la pena.


- Hey – Mephiles se sentó a mi lado, recostando su cabeza en mi hombro – También estoy cansado ¿Puede otro más dormir sobre ti?


- Con suerte para ti, si – Acaricie su cabeza igual, siendo transmitido el sueño de ambos a mí – Creo que ya es hora de irnos.


- No... Quiero bailar un poco más – Protesto en un pequeño balbuceo la gatita en mi pecho.


- Me acabaste de decir que te salió una ampolla en el pie ¿Cómo vas a bailar?


- ¡He-ey! No lo digas tan fuerte, tonto – Regaño con poca molestia, aun somnolienta – Usa tu telequinesis para poder bailar un poco más.


- Jajaja, no puedo, todos se asustarían – Replique entre risas, levantándola mientras se mecía de un lado al otro.


- Bueno, así se darán cuenta de la gran persona que eres... Así como yo me di cuenta – Se levantó con un poco de dificultad, caminando donde su amiga mapache que estaba dormida ya en un mueble, totalmente acurrucada.


- ... Vámonos – Pidió Mephiles, abrazándome muy enternecedoramente, sintiéndome incomodo por aun encontrarse muchas personas alrededor.


- Está bien, déjame despedirme – Me levante un poco adolorido por las botas, yendo donde el grupo de chicos donde estaba Tails y Cream dormidos y los demás a su alrededor cuidando de ellos – Knuckles, fue la mejor fiesta que he estado, de verdad, me la pase bien.


- ¿Ya te vas? Quédate un poco más, contaremos historias – Dijo con una sonrisa cansada, sacudiendo a Sonic que iba quedándose dormido con los ojos abiertos - ¿No es así Sonic?


- ¡Si! Hablaremos de... De lo linda que se ve Amy con ropa de varón – Dijo entre dormido, echando la cabeza hacia atrás para recostarse.


- ¿Enserio, Sonic? – Pregunto Amy, quitándose el sueño una vez escucho al azulado.


- Si... ¡Espera! ¡No! ¡No es cierto! – Despertó del todo, viendo a todos lados hasta que vio a Amy – Mentira, ¡Silver me hechizo para que lo dijera!


- Mentirosito~ Puedo ver que lo piensas – Amy se fue acercando lentamente donde Sonic sobre el mueble, no teniendo escapatoria el erizo.


- ¡No leas mi mente! ¡Tramposa! – Grito nervioso, colorándose hasta las orejas al ver que tenía a Amy frente a él.


- ¡¡Sssshhh!! – Tails se había despertado, callando al ruidoso de Sonic con una mirada molesta – Amy... Has un favor y llévate a Sonic a un cuarto para que nadie lo escuche gritar.


- Como diga~ - Tomo a Sonic de las piernas, tumbándolo al suelo y arrastrándolo por este mientras hacía resistencia en ser llevado al clavar sus uñas en la madera.


- ¡Tails! ¡Traidor! – Eso fue lo último que dijo antes de perderse tras una esquina con Amy.


- Me lo agradecerá. No ha parado de molestarme con lo mucho que quiere una jodida intimidad con Amy – Sonrió burlón, soltando risas bajas, siendo tan perversas para un chico de su edad – Vámonos, Cream, vamos a buscar a la señora Vainilla.


- ¿Uh? – Se levantó frotando sus ojos, viendo a Tails con rostro dormido – Esta bien – Sin siquiera pedirlo, le dio un beso casto a Tails en su boca, haciéndolo esponjar de sus colas y ruborizar fuertemente, aun en shock mientras que la conejita se levantaba y se llevaba a Tails de la mano – Que pena... Desobedecí al señor Vector.


- Si... Jejeje... - Apenas dijo el zorrito, ya dejando ser amarillo del todo por su sonrojo, yendo fuera de la habitación con Cream.


- Bueno... Ahora si quede solo – Comento Knuckles viendo por donde se fue el par de jóvenes.


- ... ¿Y qué hay de esa chica de la que estabas hablándome antes?


- No vino... Otra vez... Tengo muchos años sin verla... - Se rasco la nuca viendo hacia el suelo decaído – Puede que ya ni se acuerda de mi o cambio su dirección o... Ya no está interesada en regresar a este pueblo por un idiota como yo.


- ... Knuckles... Disculpa por lo que dije antes, pero no digas eso, no eres un idiota – Me senté a su lado tomando su brazo – Eres alguien genial y amable, nadie creería que eres un idiota. Eres una buena persona – Le acaricie la cabeza, logrando sacar de él una leve sonrisa – Descansa.


- Igual...


Me levante, acercándome donde Blaze que iba cargando a Marine de sus brazos, tomándola como una niña de dos años, caminando a mi lado hacia la salida donde Mephiles ya esperaba por nosotros, saliendo donde la nieve ya cubría todo, caminando dirección a la casa de la gatita.


Frente a frente de la entrada con Blaze cargando a una Marine dormida, toco la puerta delante de nosotros, sabiendo que su padre esperaba por ella al estar todas las luces encendidas de su casa, atendiendo inmediato la puerta con rostro exaltado, desvelado y molesto, viendo sobre ella a nosotros que habíamos escoltado a ambas hasta ahí.


- Buenas noches, padre ¿Puede Marine quedarse esta noche aquí? Está muy cansada para ir a casa y es muy tarde – Pregunto sin ninguna pisca de miedo, tal vez por estar agotada.


- ¿Qué significa esto? – Pregunto en un gruñido, con odio implantado en su rostro.


- Te he desobedecido y he pasado la noche con todos mis amigos, aun con los que no te agradan – Respondió algo malhumorada, paso de lado a su padre, adentrándose en la casa – Puedes hablar mañana conmigo sobre esto si quieres, pero estoy cansada. Silver y Mephiles me cuidaron al igual que los demás – Giro un momento hacia nosotros, mostrando una pequeña sonrisa – Buenas noches, chicos. Gracias por todo – Con su dulce sonrisa, se retiró, dejándonos a solas con su padre.


El gato grisáceo volteo lentamente hacia nosotros, con un ceño desagradable en su rostro viéndome con total desprecio, haciéndome recordar... Que estaba vestido como mujer. Suspire, resentido de haberme presentado así sin siquiera pensar en cambiarme, debí de darme cuenta con el frio, pero ya todo eso me daba igual.


- Ustedes... Los quiero fuera de mi pueblo. Les advertí no volver a estar con mi hija y se atreven-


- Mire, señor. No me secuestre a nadie, no amenace a nadie y no le he insultado en ningún momento. No hemos dicho más que la verdad y si le molesta eso, entonces lamento decirle que desde hace tiempo he ignorado la opinión de los demás.... – Tome mi falda y la alce, haciendo asquear al gato – Hasta tal punto que hasta el día de hoy no me importa estar vestido de mujer frente a otros... - Deje de tomar la falda, tomando la mano de Mephiles para ir dándonos la vuelta – Todos nos conocen y aun si logra de alguna manera convencer al pueblo de sacarnos de aquí... Bueno... Lo mejor que puede pasar es que desaparezcamos por un largo tiempo, el suficiente como para que deje de ser el alcalde.


- No dejare que sigan haciendo lo que les dé la gana. En este pueblo hay normas de las que ustedes no forman parte y no permitiré que mañana ni nunca vuelvan a poner un pie en este lugar – Escuche su amenaza, siendo cruda y extremista, no temiendo tanto como debí de hacerlo.


- Entonces... No solo lidiara con algo realmente peligroso, señor Seared, sino que también se enfrentara al rechazo y odio de su hija – Comente, deteniéndome un momento para verlo, notando como su rostro se mostró inseguro por lo que dije – Buenas noches.


Me abrace al brazo de Mephiles, siendo ya demasiado estrés para mí que necesitaba su contacto nuevamente, su caricia, su voz que me dijera...


- Lo hiciste bien – Dijo en un susurro, llevándome lejos de ese lugar, camino a nuestro hogar – Blaze está feliz, gracias a ti...


- ... Sí, eso creo...


Estaba siendo cargado, no porque lo haya pedido ni lo necesitase, solo fue por que Mephiles tuvo la brillante idea de practicar para cuando nos casásemos, pero lamentablemente su mala memoria fastidiaba por estar agotado y se iba olvidando nuevamente de algo crucial.

Se tambaleaba de un lado al otro, entrando a nuestra habitación tras las cortinas, enredándose con estas, asustándome al casi caerse conmigo, logrando mantenerme cargado al él volverse una masa deforme y volver a formarse de pie totalmente equilibrado, soltando unas risitas bajas mientras me llevaba a la cama.


- ¿Ya terminaste? – Pregunte estando tumbado sin energías para levantarme.


- No~ Aun me falta desenvolver mi regalo y finalmente probar mi juguete – Respondió juguetón con su lengua afuera de su boca con colmillos, acercándose para ir quitándome el chaleco – Podemos ir practicando un poco ¿No?


- Mephiles... No creo que puedas... Que podamos hacerlo ¿Recuerdas? – Me senté sobre la cama, acariciándolo tras de sus orejas, deteniéndolo frente a mí.


- Si... Pero... Quería jugar a que si – Bajo un poco sus orejas, tomándome de las manos para poder avanzar y volverme acostar bajo de él – Eres lo único que me revitaliza. Quiero probar, quiero saber, quiero... Quiero... - Pensó un poco, perdiéndose un poco en sus divagaciones, volviéndose a centrar en mí – Quiero todo. Estoy muy hambriento.


- Si, lo sé – Me fui desabrochando mi camisa, soltando un largo suspiro, deshaciéndome de mis botas, y no me dio tiempo para quitarme más, él lo fue haciendo por mi – Mephiles – Regañe, hostigado por su impaciencia, encontrándome agotado para lidiar con su calentura.


- Perdón... Pero así estas perfecto, necesitaba verte así – Su hocico empezó a olfatearme y a dar pequeñas lamidas en mi cuello, haciéndome cosquillas mientras bajaba.


- A-amor, jajajaja, quiero descansar – Él se rio bajo, continuando por mi pecho para dejar leves chupones – Es enserio... Pásame mi bata para dormir.


- Okey, okey – Fue a mi maleta, tomándose su tiempo para buscar mis cosas.


- ¿Crees que Knuckles estaba algo decaído en la fiesta? – Pregunte de repente, no tomándome atención sino luego de que se acercó a mí con unas prendas blancas.


- No lo sé. No me di cuenta de cómo estaba... Aun que si bebió mucho – Comento, viendo la bata larga que tenía en mano – Jajajaja, ¿Usas esto usualmente para dormir?


- Normalmente no lo uso, si, solo porque hoy hace frio – Tome aquel trapo y me vestí con la bata, arreglándome el cabello para sacudirme – Creo que Knuckles estaba triste... Deberíamos averiguar quién es esa chica de la que me estuvo hablando.


- Uuujumm... - Soltó un monosílabo largo sin tomarse enserio lo que decía.


- ¡Mephiles!


- Disculpa, es que... Te ves adorable... - Dijo viéndome embelesado - ¿Pero por qué te interesa ahora Knuckles? Se veía bien hablando y jugando con los demás.


- Estoy preocupado... Que no puedo ser el único que se dé cuenta... Sonic también debe de saberlo – Me dije a mi mismo, viendo hacia otro lado pensando en la posibilidad – Mañana hablare con él y averiguaremos que sucede.


- Deja de preocuparte por un momento en los demás ¿Quieres? – Me detuvo, abrazándome con cuidado y acercándome a él – No quiero que te preocupes por nada, en tal caso. solo por nosotros.


- Eso es egoísta – Conteste con seriedad, empujándolo para que dejara de abrazarme – Me importan mis amigos y no tiene nada de malo preocuparme y querer ayudarlos.


- ¿Y qué has hecho todo este tiempo? – Acaricio mi oreja, deslizando su mano hacia mi mejillas – Has cuidado de ellos, los has ayudado y has mantenido su amistad ¿Qué eso no es suficiente? – Se puso tras de mí, masajeando mis hombros y dejando que me recostara sobre él – Has sido muy bueno, Silver. Estoy más que orgulloso de ti y de seguro el resto lo está.


- Lo sé, pero quiero hacer más por ellos... Quiero hacer más... - Sus caricias y su voz me apaciguaban, teniendo más sueño aun


- ¿Por qué? Silver... No tienes nada más que probar. No es como en tu trabajo o tu antigua vida. Te queremos y siempre lo haremos, eso jamás va a cambiar pase lo que pase – Beso con dulzura mi frente, acariciándome con su nariz – Pero hoy ya nos dimos cuenta que mejor ayuda el que no estorba.


- Jaja, si, lo arruinamos en grande con el papá de Blaze – Concorde con él, acariciando sus mejillas.


- Así que debemos mantenernos más tranquilo y sin mucho movimiento en el pueblo hasta el día de la boda ¿De acuerdo? – Fue apretando mis mejillas con suavidad, haciéndome sacar una trompetilla una y otra vez.


- Si... Ya quiero que sea pronto – Dije encariñado con sus mimos, ronroneando sin poder evitarlo – Quiero ya ser parte de ti y tu de mi – Me fui acostando sobre él, somnoliento y cómodo, escuchando sus ronroneos también - ... ¿Prometes que me cuidaras y me amaras siempre?


- Claro que sí, tonto. Lo jure por mi alma, es lo único que me queda – Sentí más de sus besos en mi cabeza y frente, jugando con mis orejitas mientras lo hacía - ¿Y tú?... – Me abrazo con sutileza, ya apenas consiente de lo que decía - ¿Me cuidaras también? Cuando ya no pueda dar más, cuando este débil y degastado, si me vuelvo horrible y molesto ¿Me seguirás amando?


- Por toda la eternidad, Mephiles.


Me acurruque más sobre su pecho, ya dispuesto a dormir, pero mi dedo comenzó a dolerme horriblemente, levantándome de golpe y ver mi mano como esta era quemada, rompiéndose el diamante en mi dedo.

Grite adolorido, agitando mi brazo con miedo, acudiendo Mephiles para tomar mi mano y sostenerla con fuerza, aun sintiendo el ardor sobre esta.


- ¿¡Que está ocurriendo!? ¡Me duele! ¡Me está quemando! – Estaba aterrado, pero vi el rostro de dolor de Mephiles, notando que donde el llevaba el anillo también estaba quemándolo, estando fundiéndose el metal con su piel mientras el resistía y me sostenía la mano con cuidado - ¡Mephiles! ¡Mephiles!


- Tranquilo, Silver... Está bien – Su voz sonó tranquila a pesar de que él también estaba herido como yo. Me abrazo y el dolor disminuyo, ya no quemaba, ya no tenía miedo – Esta todo, bien, tranquilo.


- E-eso dolió... - Temblaba, aun sujeto en sus brazos, respirando agitado, ocultándome en su pecho como si ahí nada malo pudiese pasarme.


Estuve quieto, asustado por lo que sucedió, aun temblando en sus brazos, sintiendo sus caricias y su consuelo con besos. Me sentía mejor, quería que siguiera así para finalmente dormirme, pero estaba muy sobresaltado para poder dormirme luego de eso.


- ¿Estás bien? ¿Te sigue doliendo? – Pregunto con mucha preocupación, aun sosteniéndome firmemente contra su pecho.


- Ya estoy mejor – Me separe lentamente, viendo su rostro opaco y demacrado - ¿Qué fue eso? ¿Hicimos algo malo?... ¿No funciono el hechizo?


- ... No, si funciono – Me tomo de la mano, sosteniéndola con cuidado entre nosotros, revelando que junto con su mano el metal se había deshecho, dejando una marca en nuestros dedos anulares – Se ha completado.


- ¿Ya estamos casados?...


- Así es.


Mi mano y la de él estaban marcadas, una marca que sería permanente por el reto de nuestras vidas, la prueba de que nuestras almas ya estaban unidas y nada en el mundo podría separar esa unión.

Estando atónito por lo que se mostraba, aun acosta del dolor, estaba aliviado de que lo hubiéramos logrado, a pesar de haber peleado, aun de las cosas malas que nos pasaron, a pesar de todo, nuestro amor fue suficiente para completar aquel juramento de sangre y alma para poder estar juntos.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

Precisamente en aquel día de navidad el buen clima no perduro, trayendo a costa de la tranquila nieve descendiendo al suelo, una tormenta fuerte y cruda que golpeaba la estructura de la mansión, dejándonos otra vez dentro de sus muros, atrapados más de lo que estábamos, lastimosamente.


- Y yo que quería ya darles la noticia – Comente decaído, viendo hacia mis pies, necesitando una buena noticia para levantar mis ánimos.


- Amor, podrás dárselos después. Ahora podemos tener tiempo para los dos – Lo escuche decir cerca de mí, ignorándolo por completo.


- Pero Blaze me pidió que le avisara cuando ocurriera, se lo prometí – Le di a explicar, aproximándome a mi maleta con mis cosas.


- ¿Acaso hiciste una promesa de hechicero? – Pregunto un tanto preocupado, no dejándome distanciarme de él.


- No... Ni siquiera sé cómo se hace. Solo me conozco el verso – Saque de mi maleta una hojas y un lápiz, acercándome a un escritorio para escribir - ¿Por qué?


- Porque entonces no tienes por qué preocuparte, es tu amiga y comprenderá – Me abrazo por la espalda, frotando su cabeza en mi cabeza – Pero yo no comprendo porque no quieres estar conmigo en la cama con esa tormenta afuera.


- Porque no quiero estar perdiendo el tiempo – Respondí, dándole un empujón para que me dejara escribir en tranquilidad, escuchando un quejido triste de él por mi respuesta fría – Pero aun así... ¿Cómo se hace una promesa de hechicero? ¿Y por qué hacerlo?


- ¿Eso? Es un voto arriesgado de un mago a otro, de brujos, hechiceros, algo para probar no solo la palabra del quien jura sino su magia. Quien se atreva romper un juramento de magia, la misma magia los carcomerá y lo despojara de la misma, porque nadie que no tenga honor y respeto a su palabra que se atreva a jurar por su magia es digno de la misma, por eso se creó esta – Explico con tranquilidad, observando lo que escribía mientras le estaba escuchando – Al menos que estés en la capacidad de cumplir una promesa no puedes atreverte hacer un juramento de magia ¿Esta bien?


- Si – Termine mi escrito y lo introduje en un sobre, sellándolo y tomándolo para ir camino a la salida – Listo. Déjame entregar esto.


- ¿Cómo diablos lo harás con la tormenta? – Pregunto despectivo, siguiéndome muy de cerca.


- Jejeje, con magia, claro está – Salí de la habitación por la puerta y él me siguió.


Avanzamos por toda la mansión, buscando el camino de cuarto en cuarto y pasillos para llegar finalmente a la salida con sus enormes puertas. Pedí a Mephiles en un gesto que fuese él quien abriera las puertas, haciéndolo con dudas, dejando entrar una fuerte ráfaga dentro de nuestro hogar. Con firmeza, tome la carta, sujetándola con mis dos manos, meditando con fuerza para luego soltarla y siendo llevada por el viento fuera de la mansión, desapareciendo rápido tras la capa de niebla y nieve que giraba y corría a gran velocidad.


- Silver, la perdiste – Se acercó a mí, abrigándome con su cuerpo, cubriéndome lo mejor que podía para no congelarme.


- No, jajaja. Sonic me enseño un hechizo en la fiesta – Con mi magia termine de cerrar las puertas, dejando tras el viento una capa de nieve en mi pelaje y ropa que se fue deshaciendo rápido – Sonic controla mejor el viento que yo, lo conoce como la palma de su mano. Me dijo que si confiaba con fuerza hacia el espirito del viento, siempre guiaría al camino donde uno desea llegar, todo.


- No lo sabía... - Su mirada inexpresiva quedo un momento observando las puertas, pensativo y silencioso – O tal vez no lo recordaba... Como sea. Quería darte algo con breve calma, pero veo que estas muy entusiasta y no estarás para nada tranquilo el día de hoy ¿No? – Negué divertido a su pregunta, sonriéndole mientras él iba sacando de su pecho una caja envuelta en papel de regalo con un lazo enorme – Feliz navidad.


- ¿Un regalo? – Lo tome con cuidado, incrédulo de saber que había tenido una sorpresa para mi – Mephiles, oh... Yo no tengo nada para ti, lo siento.


- No te preocupes por eso. Abre el regalo – Froto mi cabeza, despeinando mis mechones antes de asentir e ir desenvolviendo el obsequio, abriendo la caja y ver su contenido - ¿Te gusta? Lo hice yo mismo.


Un cuaderno de cuero azul eléctrico, adornado con broches y lomo de plata, acompañado con una pluma de tinta de alta calidad, y por último, acuarelas guardadas en un pequeño estuche, todo esto se encontraba dentro de la caja, todo para mí.

Conmovido, vi a Mephiles, no sintiéndome merecedor de aquel hermoso obsequio sin poder darle nada a cambio.


- ¡Me encanta! ¡Gracias! – Salte a abrazarlo, besándolo totalmente emocionado, cargándome él para continuar besándome las mejillas y mis orejas – Jajajaja, ya, ya, me haces cosquillas.


- Tu comenzaste~ jajajajaja – Siguió besando mis labios, ronroneando y lamiendo mis labios, riéndose perversamente de mí, toqueteando mi cintura – Es la única forma en la que puedes compensar mi regalo de navidad.


- ¿Tu regalo?... – Llego una idea a mi cabeza, deteniéndolo en el acto antes de que prosiguiera - ¡Tu regalo! ¡Si! Tengo un regalo para ti.


- ¿Enserio?... Por mi prefiero esto... - Comento desinteresado, llevando sus manos más abajo – No tienes por que esforzarte, puedo conformarme.


- Es enserio – Le tome de las manos, llevándolo rápido hacia otro lado - ¡Ven! Tienes que verlo ahora mismo.


- Si-ilver ¿A dónde vamos?


- Es una sorpresa.


Siendo el guía, arrastre a Mephiles por toda la mansión, buscando el camino que recordaba hacia esa habitación específica, recorriendo cada cuarto y pasillo, esperanzado de lograr acertar y dar con el camino, pero nos tomó el tiempo suficiente para impacientar del todo al ente.

Varias veces me había detenido y regañado para parar aquella búsqueda, pero lo ignoraba por completo, no dándome por vencido hasta finalmente hallarlo.


- ¡No tienes nada de fe, Mephiles! – Dije molesto, queriendo mandarlo a callar, pero lo necesitaba de buenas para mostrarle la sorpresa – Solo espera un poco más, una habitación más, y si no, nos vamos y hacemos lo que tú quieras.


- No mientas más, me tienes dando vueltas por todo este maldito lugar solo para evitarme ¿Crees que soy tonto? – Volvió con sus molestias, ahora acosando cosas inciertas.


- Mephiles... No empieces, te estoy diciendo que... – Entramos a la siguiente habitación y la reconocí de inmediato, la misma habitación donde habíamos jugado ajedrez - ¡Aquí esta! ¡Ya llegamos!


- ¿Aquí? ¿De verdad? No es por nada, pero odio este lugar. Luego de salir de este sitio las cosas entre nosotros se desdicho – Comento con amargura, rasgando con sus garras la mesa del tablero de ajedrez, partiendo la tabla para que esta perdurara un momento así y volviese a armarse - ¿Por qué decidiste traerme aquí? No hay buenos recuerdos siquiera.


- Claro que sí, y te lo mostrare – Le tome de la mano, abriendo la puerta más cercana donde una caída nos esperaba.


- ¡Silver, no! – Quiso advertirme, pero lo jale conmigo, cayendo por la resbaladilla rápidamente - ¡¡No!!


No estaba preparado y no me tome la molestia para hacerlo, solo lo arroje conmigo a esa caída de colores brillantes y destellantes sin siquiera advertirle, riéndome un poco por el rostro de miedo que tenía sin saber qué ocurriría, finalmente llegando al vacío oscuro, usando mi telequinesis para descender junto con él, llegando finalmente al suelo.


- ¿¡Pero qué demonios, Silver!? – Regaño furioso, separándose de mí bruscamente - ¿¡Por qué hiciste eso!? ¡Esto no es divertido! ¡Pudimos habernos separado! ¿¡Acaso quieres eso!?


- Mephiles... - Lo silencie colocando mi dedo en sus labios poco homogéneos, deshaciéndose en un semilíquido, hirviendo de la ira por lo que había hecho – Adoro estar contigo, todo el tiempo, así como tu conmigo, pero no podemos desenvolvernos individualmente si no estamos separados uno del otro. No te molestes por esa vez, ya quedo en el pasado y hemos aprendido de ello.


- Es... Está bien... - Se calmó un poco, bajando los hombros y relajando el ceño en su rostro – Perdona.


- Ahora quiero demostrarte lo que aprendí de esa vez – Tome su mano y lo guie donde se mostraban todas las pinturas en las paredes de los retratos de él y su madre – Sorpresa...


Un quejido sorprendido salió de sus labios, pasmado al ver las pinturas que abarcaban toda la habitación, encontrándose rápidamente con la pintura de su Madre, la más grande y llamativas de todas. Camino hacia esta, quedando frente al lienzo y admirando la obra en silencio, tuvo que llevarse las manos a su boca, pudiendo escuchar unos leves sollozos proviniendo de él.

Me acerque hasta estar a su lado, entonces limpiándose el rostro de inmediato para ocultarse, pero eso no detuvo sus lágrimas, goteando su ser desde su mentón, queriéndolo ocultar irremediablemente. Le tome del hombro, haciéndolo verme con sus ojos rojizos y su labio tembloroso, avergonzado por estar llorando delante de mí, terminando en abrazarme con mucha fuerza.


- Ahhgg... Mephy, no respiro – Logre decir al estar amedrantado con su abrazo.


- Gracias... Gracias... - Aun sin liberarme, se aferraba a mí con fuerza – Esto... No estaba así antes... ¿Tu lo hiciste?


- Si. Conseguí los cuadros ocultos en unas cajas agarrando moho, tuve que sacarlos por amor al cielo y al arte. Todas las anteriores pinturas eran basura, sin ofender.


- Si... Pero... ¿Cómo los conseguiste? Yo jamás los había visto... - Volvió a ver la pintura de su madre, sonriendo con añoranza – Mi padre siempre mandaba a hacer pinturas de mi madre, era muy hermosa, cada año hacia una nueva y la colgaba aquí, y si mal no recuerdo, mi madre hizo lo mismo conmigo – Vio el resto de pinturas donde compartía algunos cuadros con su madre – Solo cuando tuve la edad para obedecer y quedarme quieto durante horas, jajaja.


- ¿Por qué fueron quitadas? – Le pregunte, deteniendo sus risas y su alegre semblante, haciéndolo meditar en mi pregunta, viendo hacia un punto muerto.


- ... Creo...


Mephiles Camino con lentitud, paseándose cerda de cada cuadro, observándolos detenidamente, rodando la mirada hacia la nada, continuando su lenta caminata por la habitación sin dejar ninguna pintura por ver.

Se detuvo frente a la ventana, viendo con desdén hacia el cristal, tornándose su rostro frio y serio al ver su reflejo, reaccionando y volviendo a verme.


- Mi padre... Me desheredo como había prometido – Dijo decaído, cruzándose de brazos y viendo hacia las pinturas – Debió de retirar todas las pinturas y rastro de mí en este lugar... Y puede incluso, en todo el pueblo.


- Todo el pueblo... - Quede atónito, entendiendo todo ahora – Eso tiene sentido. Cuando volviste nadie te reconoció como heredero de la mansión, nadie fue a recibirte ni darte su apoyo.


- No solo eso... - Dejo caer sus manos, caminando dirección a la pintura de su madre con un vestido rojo – Mi madre también fue desheredada.


- ¿¡Tu madre!? ¿¡Pero por qué!? – No podía creer lo que decía, acercándome a ver la pintura como si de esta hubiera respuesta.


- Una vez... Cuando era pequeño, tenía tanto miedo de mi padre que me refugie con mi madre durante mucho tiempo. Ella me prometió que él jamás me abandonaría, porque eso significaría que ella también me abandonaba. Todo lo que mi padre hacia tenía que ser con consentimiento de ella, de no ser así, ella se pondría de mi lado, obligando a mi padre retractarse – Tomo aire, reteniéndolo por mucho tiempo antes de soltarlo lento y suave – Claro que... Abuse de esa promesa de mi madre, fingía y mentía para no recibir el castigo de padre u obtener lo que quería a costa de ella. Ella se dio cuenta y dejo de hacerlo... - Levanto la mirada con ojos entristecidos, dejando caer unas lágrimas más al suelo – Nunca pensé que lo volviese a hacer... Lo hizo por mí, aun cuando no estaba. Por eso no hay nada de ella y sobre mí... Lo único que queda es esa estatua deteriorara en el pueblo, sin una sola flor, sin una sola pista de quien fue, ni siquiera esta su nombre en esta...


- Mephiles... Yo... Lo siento mucho, perdona por traerte aquí. Pensé que te-


- No, Silver. Gracias – Volteo hacia mí, sonriendo con lágrimas en sus ojos, deslizándose sobre su piel hasta caer – Pude recordar un poco más, pude... Pude ver a mi madre otra vez – Su llanto débil volvió, haciendo un esfuerzo en detenerse, solo haciéndolo cuando fui a abrazarlo – Muchas gracias... Es el mejor regalo de navidad que me hayan dado.


No sabía que responder, tan solo me mantenía abrazándolo, consolándolo para que ya no llorara más, siendo tan doloroso verlo derramar lágrimas de esa manera, tan dolido y triste, que me hacía llorar también. Pero esa tristeza no duraría más, estábamos juntos ahora, más que nunca y nuestra determinación estaba centrado en una sola cosa. No dejaríamos que el pasado quedase enterrado nunca más.

Sin importar lo que costase o el sacrificio que llevase, estábamos dispuesto a tomar todo el poder y energía para lograr sacar todo a la luz, saber lo que sucedió, desmantelar la mentira y hallar la verdad tras el mito del pueblo.

Nuestras manos serían las herramientas para desenterrar el pasado oculto en su mente, teniendo así horas y horas de ensayo y error, practicando, corrigiendo con todo nuestro esfuerzo, decididos de una vez por todos en acabar la incertidumbre que había en el final que le llego a Mephiles hace cientos de años.


- Un poco más – Retenía una burbuja temporal con mis manos, esperando por Mephiles para activarla.


- Bien. Esta listo – Mephiles revisaba de cerca la esfera con sumo cuidado, ayudándome a mantener la magia dentro de esta equilibrada con su ayuda – Actívalo.


- De acuerdo – Retire mis manos y la esfera aumento de tamaño, llevándonos a otro sitio rápidamente, dándonos sin visión un momento por la gran luz que nos envolvió y se mantuvo – ¿Mephiles? No veo casi nada – Dije cubriéndome los ojos con la incesante luz.


- Aquí estoy... - Me tomo de las manos, bajándolas para mostrarme en donde estábamos.


El gran Valle de Turh, lleno de arena roja, apenas un pequeño oasis donde se refugiaban todos los viajeros con sus carretas y corceles, rodeados de grandes montañas de roca y tierra, creando el enorme valle que sería el ojo de ese enorme desierto. Había desarrollado mi habilidad en crear el mundo de la burbuja, haciéndolo más realista y más vivido, todo eso con la ayuda de mi esposo, siendo él quien me ayudo a plantearme todo en mente y preformarlo con mi magia, guiándonos por los libros de la cultura antigua del lugar y por el libro donde contenía las notas del ser del espejo, indicando con detalle un escenario que me tomo tiempo crearlo.

Una pequeña carreta, sin tener techo siguiera para cubrirse del sol, era jalada por un animal de seis patas, parecido a un escarabajo rojo, acercándose al agua con lentitud, pasando de lado a un anciano ciego y demacrado, pidiendo limosna con su mano tendida al aire sin dejar de caminar.

Iba a preguntar a Mephiles si esto era suficiente para traer sus recuerdos devuelta, pero el camino hacia el anciano y le entrego unas monedas de oro, sin siquiera saber de dónde las había sacado.


- ¿Mephy, estás bien? – Pregunte, acercándome para percatarme que estaba viendo hacia el horizonte.


- ¿Sabe dónde puedo encontrar una tienda de hechicería? – Mephiles le pregunto al anciano, sin entender el por qué lo hacía sabiendo que era una ilusión.


Hubo un incómodo silencio en Mephiles, preguntándome si él estaba en unos de sus trances devuelta a sus recuerdos, pero entonces ocurrió algo sumamente inconcebible.


- Si... Mi buen señor – El ansiado saludo, inclinándose levemente, aun sin saber cómo logro responder ante la pregunta sin siquiera estar creado para eso – Tiene que ir con la señorita, la señorita con alas, si... Es una hermosa mujer.


- Mephiles... - Lo llame, pero no respondió.


- ¿Cree que me pueda guiar hacia donde esta ella? – Mephiles pregunto con amabilidad, deteniendo el carruaje con la criatura que lo iba jalando.


- Por supuesto, señor – El anciano volvió a inclinarse, dando varios pasos antes de darse la vuelta, tomando Mephiles el brazo del señor para irlo llevando mejor – Es por aquí...


No sabía cómo siquiera era posible esa interacción, como había ocurrido eso, pero no podía quedarme ahí creándome más preguntas, tenía que seguirlos y averiguar qué sucedería en ese recuerdo revivido de Mephiles que iba cobrando vida en mi hechizo.

Habría respuesta para todo después, tenía que ayudarlo, tenía que estar a su lado para asegurar que el retorno de sus recuerdos llegase como debía, más ahora que nunca.










==========================================


Amiiigoooo.... 61515 palabras, ¿¿Que carajos??? 

Okey, olvidando eso. Hola a todos!! cuanto tiempo?? uufff Mi excusa para que este capitulo abarque casi como 150 paginas es por que tarde mucho en subirlo y de seguro tardare mas en subir el siguiente, así funciona aquí, mientras mas largo los capítulos, mas tiempo me tomara subir el siguiente.

 Estoy, a pesar de todo, un poco insatisfecha con este capitulo ya que... Fue muy empalagoso, me deje llevar, pero no sera así por mucho tiempo >:3

Soy fanatica del drama y la violencia, perdone gente, pero en el siguiente capítulo no habrá tanto love, prepárense ¡Por que se viene lo chido! >8D

Además, espero que les haya encantado este capítulo, no sé cuánto tiempo les tomo leerlo, pero espero que haya valido la pena uwu

¡Los quiero! ¡Nos leemos luego!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro