Jennie se encontraba en su cama con su laptop recargada en sus piernas mientras veía algunas cosas que no tenían que ver con el trabajo.

Estaba tan concentrada que no se dio cuenta que Lisa había entrado a su habitación.

—Jennie.

La delta pegó un salto y cerró de golpe la laptop.

—Me asustaste... ¿Pasó algo? —preguntó para cambiar de tema.

Los ojos de Lisa se entrecierran y negó.

—Nada, solo que ya es hora de la cena.

—Joder, que rápido pasó el tiempo —murmuró con una mueca.

La omega asintió.

—¿Ya vas a bajar? —dijo mientras soltaba un bostezo.

—Eh... sí —se paró de la cama—. ¿Después de cenar te vas a ir a dormir?

—Yo ya cené, así que ya me voy a ir a mi habitación.

La delta hizo un puchero y asintió, siguió caminando hasta el comedor donde ya estaba su plato.

No quería comer sola, pero tampoco quería quitarle horas de sueño a Lisa.

***

Lisa estaba en una llamada con Jisoo, su espalda apoyada en el respaldo de la cama.

—Mamá sigue preguntando cuando vas a venir.

—La otra semana iré —respondió la menor con un puchero.

—Bueno, pero vienes a pasar un día completo con nosotras, por favor —pidió y Lisa asintió, aunque sabía que Jisoo no le iba a ver.

—Bueno, hablamos mañana, Jichu, ahora voy a ir a dormir.

Después de una despedida, la llamada finalizó.

El sueño era más grande que cualquier cosa, así que sus ojos se fueron cerrando y no pasó ni media hora cuando cayó dormida.

***

Jennie se encontraba dando vueltas en su cama, eran aproximadamente la una y media de la madrugada y su respiración se volvía cada vez más acelerada.

El pecho de la delta empezaba a doler. Con su mano derecha hecha puño, empezó a dar pequeños golpecitos en la zona, sus ojos llenándose de lágrimas.

No podía estar ahí, quería irse; necesitaba irse.

Se sentó a la orilla de la cama y se asustó cuando la puerta se abrió de golpe.

Su mirada se topó con la de Lisa, quien entró con un semblante de preocupación.

—Jennie —habló acercándose a ella—. ¿Qué pasa? —agarró su rostro entre sus manos.

—N-no puedo —se quedó callada un momento porque la respiración le estaba faltando ahora más notoriamente.

—Tranquila, respira, solo concéntrate en respirar... —pidió acariciando su espalda.

Lisa veía cada gesto del rostro de la delta y se sorprendió al ver que la loba de Jennie estaba presente.

Las palabras del especialista con el que había hablado llegaron a su mente.

"Si la loba de la joven quiere salir, los dolores y la falta de respiración se verán más, aunque no siempre es así, pues aunque el lazo esté roto, todavía puede llegar a tener uno que otro dolor sin significar algo relacionado con su loba".

"Si por lo que me contaste, la loba no la conoció o nunca se desarrolló bien después de su presentación, eso es lo que me preocupa, no de mala manera necesariamente, sino que no sabemos el rango al que pertenecía".

Lisa había suspirado con fuerza, solo quería que Jen estuviera bien.

"¿Qué más puede pasar?", había pregunto la tailandesa.

"Si la joven no ha roto el lazo con ese alfa, creo que es momento que lo haga, no quiero decir que después de romper el lazo su loba regresará, sino que sería una alfa recesiva. Sería raro que tenga un celo, pero no imposible, podría marcar a un omega, pero las marcas serían temporales, su aroma será levemente notorio y sobre todo, es probable que no pueda engendrar cachorros".

La omega sabía que lo mejor para la vida de Jennie sería romper el lazo.

Salió de sus pensamientos cuando sintió a la mayor abrazarla por la cintura, la respiración de esta golpeando en su cuello.

—Ya no quiero que pase esto.

—Nini... —acarició su mejilla izquierda y la delta se recargó en su mano para después cerrar los ojos.

—I-intento seguir adelante, olvidar el pasado, pero él me persigue y m-me... me alcanza, Lisa. Yo solo quiero que todo termine de una vez —lágrimas bajaron por sus mejillas.

—¿No crees que es tiempo de romper aquel lazo? —la omega se atrevió a preguntar.

Jennie se quedó quieta y su respiración se paró por unos segundos.

—N-no, no lo sé...

El miedo de Jennie estaba otra vez presente y eso iba a estar hasta que una parte de su pasado ya no la atormentara.

—Quiero seguir adelante —susurró otra vez Kim—, pero a la vez quiero irme para que este dolor se vaya también.

—Déjame ayudarte, Jen —le dijo mientras sus ojos estaban en cada facción del rostro ajeno.

—Ayúdame, Lisa —afirmó lo dicho por la menor con su petición.

[...]

En el omegaverse tradicional esto no suele ser así, pero en este sí lo será, jdjajs.