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Las estrellas surcaban el cielo nocturno, dándole una agradable vista a las personas que se sentaban en la arena de la costa para hablar o solamente admirar la paz del lugar junto al suave chapoteo de las olas.

Jungkook, sentado en la escalinata de piedra que guiaban a la calle adoquinada, respiraba el aire salado y suspiraba en la tranquilidad de la playa.

—Disculpe ¿Puede ayudarme? —alguien preguntó, pero él no tuvo que girarse para saber de quien se trataba. Ahogó una risa y ladeó la cabeza aún sin mirar a la persona.

—Llegas tarde —acusó.

—¿Yo? Me indigna que digas eso de mí —bromeó el "desconocido" mientras se sentaba a su lado en la escalinata—. Además, parece que no soy el único que es un impuntual.

—Baah, de él me lo puedo esperar, pero ¿De ti? Pensé que serias el primero en llegar.

—Tuve algunos problemas en el camino.

—¿Trafico?

—No lo dudes.

Sus manos se entrelazaron, compartiendo calor en aquella noche fría. Jungkook entonces se giró, viendo el rostro de Taehyung siendo iluminado por el brillo de las farolas tenues y la luna. Seguía siendo igual de hermoso que siempre, con el cabello oscuro y los labios delineados.

Se acercó para besarle, lento y dulce, como si no lo hubieran hecho en años, aunque eso había ocurrido.

—¿Y que tal Italia?

—Genial, al comienzo fue complicado, no entendía una sola palabra y era incomodo ir al baño por, ya sabes, eso de que estén en el piso.

De la garganta de Taehyung brotó una agradable risa.

—¿Y tú?

—Oh bien, la empresa va como pato en agua y cada vez llegamos a más países.

—Escuche que hiciste un acuerdo con la OMS, algo sobre un proyecto de cuidado infantil.

—Sí, es sobre todo en India, hay personas que realmente la pasan mal.

Se quedaron cayados un par de minutos, viendo a las personas ir y venir en la playa, hasta que llegó por quien tanto esperaban.

—Oh, ya esta aquí.

—Se ve muy feliz —comentó Jungkook, sin poder quitar la sonrisa—. Esta emocionado por la playa, parece que no puede venir seguido.

—Su cabeza es un lio igual que siempre.

—¿En que piensa?

—En comer algodón de azúcar y meterse al agua.

—¿Cuantos años crees que tenga? ¿5?

—6 —respondió el castaño—. Pero crecerá saludable.

—Sí, solo tenemos que esperar.

—Por un momento creí que no podría seguir sin él.

—Lo recuerdo, no quisiste salir de la habitación por meses enteros.

—Oh vamos, Jin tuvo que obligarte a comer por lo delgados que te pusiste.

Ambos rieron, recordando algo que atesoraban celosamente.

—¿Crees que... nos aceptará esta vez también? —miró el cordel dorado y purpura atado a su muñeca, lo mantuvo consigo durante siglos.

—No lo sé, lo sabremos cuando llegue el momento —Taehyung hizo casi lo mismo, sacando el suyo del bolsillo del pantalón; verde y dorado, en perfectas condiciones como quiso cuidarlo.

—¿Te gustaría una copa de vino?

Taehyung respondió con otro beso antes de levantarse y ver a la dirección en la que un niño caminaba junto a su madre por la playa, deteniéndose a recoger cualquier cosa que le pareciese interesante.

Tendría que esperar unos cuantos años más para regresar a estar los tres juntos, como siempre debió de ser.

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