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Por fin la noche había caído, y Tzuyu se sentía mucho más tranquila, más no quería despegarse del lado de Sana, la alfa líder había aceptado quedarse unos minutos más con ella para que pudiera seguir tranquila, pero ciertamente quería irse, la princesa la tenía aprisionada en un abrazo, disfrutando de su aroma.

— ¿Deseas algo de comer, alfa líder? —preguntó Jeongyeon viendo con una sonrisa a su amiga que prácticamente había sido aprisionada por la princesa.

—No, estoy bien, he cenado un poco —mencionó Sana soltando un suspiro, sintió a Tzuyu removerse un poco—, ¿quiere cenar algo, princesa?

—Quiero que cenes conmigo, alfa —aquella respuesta había sido solamente para la alfa líder, Jeongyeon sonrió al escuchar aquello.

Le parecía interesante ver toda esa escena frente a ella, después de todos los constantes rechazos de parte de la omega hacia la alfa, y ahora ver que los papeles prácticamente se habían invertido, le parecía divertido, y a la vez triste, todos estaban enterados sobre lo que a Sana le había pasado, pues que le hayan roto su lazo del destino es lo más duro que podría pasarle a cualquiera, y lo más doloroso de igual forma, se preguntaba si acaso Tzuyu había logrado tratar de unirlo nuevamente.

—Jeongyeon —la beta las miró a ambas de nuevo—, ¿podrías traernos algo de comer? Creo que algo dulce estaría bien por el momento, supongo.

—Por supuesto, les traeré algo de té también.

—Gracias —Jeongyeon dio una pequeña reverencia—, ¿sabes si Dahyun ha regresado con las hierbas que le he encargado?

—Las trajo, pero no se las entregó por un pequeño percance que sufrió —mencionó Jeongyeon.

— ¿Percance? ¿Le ha pasado algo? —preguntó Sana preocupada, y recibió un pequeño gruñido de parte de Tzuyu, lo que la dejó algo impresionada.

—Su celo se ha presentado, Momo se ofreció a llevarla a casa —respondió Jeongyeon—, ¿quiere que le traiga las hierbas en té a la princesa?

Sana miró a Tzuyu, se percató de que esta no quería eso, lo que ella quería era seguir en la misma posición con Sana, no quería nada más.

—No —respondió Sana—, está bien así, gracias.

Jeongyeon dio un asentimiento para por fin retirarse de la habitación, la alfa líder sintió como Tzuyu se removía un poco separándose de ella.

— ¿Desea algo princesa?

—Sólo... —miró a la alfa a los ojos—, ¿por qué te has mostrado preocupada por Dahyun? —la pregunta de la princesa omega la desconcertó, frunció el ceño confundida por aquel cuestionamiento tan repentino.

—Me preocupa su bienestar —respondió la alfa líder.

— ¿Ella te preocupa? —Tzuyu no se escuchaba para nada contenta—. ¿Por qué debes sentirte preocupada por otra omega? ¡Yo soy tu omega!

¿Sana estaba escuchando correctamente?

La princesa estaba celosa, y lo demostraba, su aroma lo decía a gritos se había vuelto levemente amargoso, y Sana simplemente se sentía increíblemente sorprendida, no debía de estar así, además ni siquiera eran algo importante como para estar de esa forma.

—Princesa —dijo Sana en un suspiro—, debe entender que proteger a todos es un deber que tengo, me preocupo por todos, no solamente por Dahyun.

—Lo sé, pero yo debo estar en tus mayores prioridades, alfa —Sana parpadeó un par de veces, a pesar de que la princesa se mostraba seria ante sus palabras, no podía evitar pensar que no se veía para nada atemorizante, se veía tan tierna—. No sonrías, esto es serio.

Sana soltó una risa ante eso, y es que ver a la princesa omega enojada no le causaba más que gracia, parecía como si un tierno cachorro se enojara porque no le dan lo que desea comer, a los ojos de la alfa, Tzuyu parecía toda una tierna cachorra enfurruñada, lo más adorable del momento.

— ¡No te burles!

—No me estoy burlando, princesa, se ve muy tierna de esa forma —esas palabras habían salido sin ser para nada contenidas por la alfa.

Sana dejó de sonreír al percatarse de lo que había salido de sus labios, ¿Qué le pasa? ¿Por qué había dicho algo como eso? Miró a la princesa, las mejillas de la misma estaban totalmente encendidas en un rojo intenso, y su mirada estaba apartada de la suya, mostrándose cohibida y avergonzada por lo que había dicho Sana.

—Disculpe por lo que dije —mencionó Sana—, esas palabras no debieron salir de mis labios, lo lamento, princesa.

—No... —Tzuyu de inmediato negó con la cabeza—, no te disculpes, me ha gustado, ¿en verdad crees eso? —el brillo esperanzado podía verse en los ojos de la omega.

—Por supuesto, princesa.

Tzuyu le regaló una sonrisa a su alfa, y Sana no sabía que decir, o que hacer, sólo vio esa hermosa sonrisa que hacía que se sintiera tan extraña, tal vez le estaba afectando demasiado aquella convivencia, pero aun así no quería dejar de tenerla, era como si hubiera sentido eso mucho antes, pero no sabía cómo explicarlo mejor.

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