Yellowcard - Ocean Avenue

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There's a piece of you that's here with me

It's everywhere I go it's everything I see

When I sleep I dream and it gets me by

I can make believe that you're here tonight

That you're here tonight

"Entonces paso por ti a las siete de la noche"

Ese era el último mensaje que le había mandado Chris a Becca hace una media hora antes de meterse a bañar la chica, estaba un tanto emocionada, aunque no quería mostrarlo, sin embargo, estas últimas seis semanas el vocalista había sido un amor con ella.

Le mandaba flores al trabajo, chocolates, peluches, pasaba por ella para ir a comer, la esperaba a que saliera del trabajo de la disquera para llevarla a su casa y se la pasaban juntos viendo películas, series y demás, estaba siempre muy al pendiente de ella y eso tenía a Becca en las nubes, nunca la había tratado así, y ahora parecía que toda su atención la tenía para ella.

Esa noche tenían planeado ir a caminar por el boulevard de Hollywood y cenar juntos, un gran plan para los dos, muy similar a cuando aún vivían en casa de los papás de Chris, cuando salían a caminar o a tomar un helado. En esa época eran casi inseparables, hacían todo juntos cómo los mejores amigos que siempre habían sido.

Becca quería verse bien para Chris, siempre buscaba causar una gran impresión para él, le gustaba que la viera y que la deseara, aunque a veces no se sentía la mejor al compararse con las chicas con las que había estado, mujeres voluptuosas y con grandes caderas o traseros.

En cambio, ella era una chica menudita, con poco busto y caderas normales, lo que si sabía es que sus piernas volvían loco a Chris, siempre que traía falda o short notaba ella que se les quedaba viendo como si fueran lo mejor del mundo, eso la motivaba mucho.

Estaba con la toalla enrollada en cuerpo, se ponía crema, pasa que después se parará y viera en su closet que ponerse, tenía una idea de que, un vestido blanco de tirantes una mano arriba de las rodillas, unos flats del mismo color y maquillada de manera ligera, sabía que al vocalista no le gustaba mucho eso, la prefería más al natural.

Se ponía el perfume que le había regalado el en su cumpleaños, un Dior Miss, que se había inexpiablemente vuelto su favorito, la fragancia era tan fresca que la hacía relajarse mucho, y también notaba que cuando lo traía puesto, Chris se intentaba acercar más a ella, como si fuera un imán para el vocalista, y no lo iba a negar, le gustaba tener el control sobre él.

Se terminaba de arreglar peinándose, dejándose el cabello suelto pero arreglado de cierta manera con una crema que dejaba su cabellera firme y se colocaba una diadema roja con un moño, al verse al espejo se sentía satisfecha, le gustaba como se veía y sabía que también le gustaría a Chris.

Checaba su reloj y eran cuarenta cinco minutos después de las seis, Chris estaría llegando por ella pronto, tomaba su bolso de mano y se salía de su departamento, esperando el elevador para ir la planta baja.

Su celular sonaba con un mensaje del vocalista y lo abría.

"Estoy a cinco minutos, muero por verte"

Su corazón se volvía loco, estar recibiendo ese tipo de mensajes por parte del joven ocasionaban mil y una cosas en ella, si bien seguía un poco dolida de como habían sido los últimos tres años con Chris, sabía que él había cambiado, y haber platicado con el sobre lo que paso esa noche de la batalla de las bandas le había esclarecido muchas cosas, entendía que lo había lastimado tanto como él la había lastimado a ella.

Pero todo era borrón y cuenta nueva.

Lo estaba esperando en el Lobby del condominio, mientras checaba sus redes sociales, viendo que la había seguido alguien que no sabía quién era, una persona con más de Seiscientos mil seguidores llamada "The Gothic Housewife".

Entraba a ver el perfil, viendo que era una chica en extremo hermosa, con un cuerpo de ensueño, una figura de reloj de arena con un busto grande y una cara de ángel, su cabello teñido de rosa, y vestía parafernalia gótica, desde botas, medias de red, cosas oscuras y demás.

En las fotos salía con otra chica que tenía expansiones y estaba muy tatuada, se veía muy ruda, y lo que más le sorprendía era que había fotos de ellas besándose, no le molestaba, de hecho, le parecía tierno, más al ver que estaban casadas, algo que ella quería poder hacer con Chris, y que tenían una pequeña hija, la chiquilla no pasaba de los siete años de edad.

Lo que más captaba su atención eran los penetrantes ojos grises de la gótica, como si te leyera el alma, eran hermosos.

Alguien tocaba su hombro, y volteaba a ver que era Chris, quien le sonreía de manera amplia para después acercarse y besar su frente.

—¿Estas lista gatita? —le preguntaba.

—Hola Chris, estoy más que lista —bloqueaba su celular y se pegaba a él en un gran abrazo e inundándose de su fragancia, se sentía segura.

Chris no podía dejar de verla, se veía hermosa y observar sus piernas lo estaban volviendo loco, más aparte aquellos ojos cafés tan expresivos, se derretía por ella.

Tomaba su mano y se dirigían al carro del chico, le abría la puerta y la ayudaba a subir, estos desplantes de caballerosidad que tenía el joven con ella la hacían caer más rápido que una avalancha por él, si de por sí ya estaba enamorada, ahora estaba más.

Chris iba manejando, tenía pensado que fueran al boulevard de Hollywood, siempre se la pasaban bien caminando por ahí, viendo las estrellas de la fama y demás.

—¿Cómo te has sentido Bequita? —cuestionaba el chico.

—Bien en lo que cabe, ayer fui al doctor y me dice que no se ve avance malo a lo de mi problema, pero que debo seguir con el tratamiento que me dio—comentaba la chica.

—Siempre te ayudaré en todo, jamás estarás sola en ningún momento.

Tomaba la mano de la chica y la besaba aun manejando.

La rubia sentía muchas mariposas en su estómago, estaba siendo el mismo chico lindo que había conocido hace tiempo, no el rockstar que mostraba a los medios, eso la ponía muy feliz.

—Yo lo se Chris, eres un gran chico y es por eso que eres la persona más especial en mi vida.

Esto lo hacía sonrojarse, sabía que iban lento con las cosas, pero eso no exentaba que entendía que Becca lo amará desde hace tiempo atrás, y que había sido un tonto al no darse cuenta de ello, todo el tiempo que pudieran ya llevar juntos sólo lo atormentaba, pero sabía muy dentro de sí mismo, que no dejaría pasar esta oportunidad.

—Eres también muy especial para mi gatita, no me imagino así con nadie más que contigo —sonreía el jovencito mientras llegaban a su destino, dejando su carro en un estacionamiento público.

Comenzaban a caminar por el boulevard de Los Ángeles, tomados de la mano, platicando de trivialidades como la banda, o que tenían pensado hacer en los siguientes meses para mantener tranquilo al señor Cormac, cada día lo detestaban más.

—Nunca te agradecí por lo que hiciste hace unas semanas de salvarme del señor Cormac —decía de manera repentina Becca mientras tomaba el helado que le había comprado Chris, de choco menta como le fascinaba a ella.

—No tienes nada que agradecer Becca, ese animal me las pagará muy pronto, no dejaré que te siga molestando ni acosando, me da asco pensar todo lo que te pudo haber hecho sino hubiera llegado —el ceño de Chris estaba fruncido, se notaba su molestia al recordar el problema que había acontecido y era algo que entendía mucho.

—Aun así, Chris, no hay manera que pueda expresar lo tan feliz que me hace que regresemos a ser cómo antes, amo estos momentos que estamos pasando juntos —comentaba Becca mientras retomaban su caminata.

—Yo fui el tonto todo este tiempo Becca, me enojé por una estupidez, dejé que ese imbécil te usará y no te protegí como debería haberlo hecho —decía con cierta pesadez Chris suspirando.

—No te estes atormentando por eso pequeño, yo fui también la tonta que fue por despecho ahí, aunque no lo creas, cada día de mi vida me arrepiento mucho de la manera que te lastime y ver tus hermosos ojos lastimados es una imagen que me atormenta cómo no tienes una idea.

La voz de Becca se estaba quebrando, sabía cuánto había lastimado a ese chico por lo que había hecho hace tres años, intentaba dejarlo atrás, pero a ella le costaba mucho.

—Eso no importa, no me interesa si has estado con uno o con un millón, lo único que me interesa es ver tu sonrisa que siempre me ha deslumbrado, observar esos dulces ojos tan hermosos que tienes, si pudiera entender todo lo que siento por ti Becca sabría qué digo la verdad en todo.

—Yo lo sé pequeño, créeme que lo sé muy bien hermoso.

Con ello Chris sacaba algo de su bolsillo, era una pulsera con un corazón de plata, en medio del mismo un zafiro hermoso.

Becca se le quedaba viendo, un poco extrañada, más cuando Chris tomaba su mano y se la ponía.

—Es para ti, busqué algo que pudiera rivalizar tu belleza, esto es lo más cercano que encontré —sonreía el chico sin dejar de ver a la muchacha frente a él.

La chica no sabía que decir, era hermoso el regalo y su corazón se estaba desbordando, se sentía muy feliz y sabía que Chris era todo lo que ella amaba en ese mundo, no se imaginaba con nadie más que no fuera él.

—Gracias, no sé qué decir —decía la rubia.

—Nada, sólo quiero que seas feliz, y esa es mi misión en la vida, buscar que seas la mujer más feliz del mundo.

Una lágrima caía del rostro de Becca, estaba muy contenta, no había manera de describir todos sus sentimientos en ese momento.

Habiéndose acabado su helado, jalaba a Jonathan hacia ella y sin meditarlo más, en medio de la acera, lo besaba.

Era un beso donde ella estaba poniendo todo el cariño y amor que tenía, sentía cómo él sonreía, a la par de que la chica entrelazaba sus dedos al cabello negro del joven, quien la pegaba más a su fisionomía cómo si no quisiera que se fuera de su lado en ningún momento.

Sus bocas danzaban en un frenesí, se necesitaban el uno al otro y lo sabía Becca.

—Vamos a tu casa —le susurraba entre los besos.

Sin esperar más tomaba la mano de su amada y caminaba con prontitud hacía donde habían dejado el carro.

Sería una noche que ninguno de los dos olvidaría, había añorado tanto por volver a estar con ella en ese aspecto, no se había dado cuenta de ello Chris, pero se volvió un adicto al cuerpo de la rubia, no sabía por qué, pero ella hacía que cuando intimaban fuera una de las mejores experiencias, sino es que la mejor de todas para él, ella sabía que le gustaba y se enfocaba en sólo cumplirle.

En verdad se amaban.  

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