LISA

Ahí estaba yo, poniendo la última pieza del rompecabezas de mil piezas, me había tomado semanas armarlo y por fin lo estaba por terminar.

Pero todo se fue al diablo. Un grito bastante agudo qué casi me perfora el oído y también casi me saca el alma, ese grito que ocasionó un golpe de rodilla en la mesa donde estaba mi rompecabezas, digo estaba, porque gracias a ese grito y a ese golpe todo se había desarmado.

De inmediato me puse de pie, tomé la escopeta que tenía recargada en el sofá y avancé, al parecer provino de la parte trasera de la casa, los ladridos de Love sólo me lo habían terminado de confirmar.

Cuando abrí la puerta trasera observé a una mujer castaña descalza, con el cabello alborotado y con un vestido blanco, algo destrozado y sucio.

—Sí eres la llorona déjame decirte que yo no tengo a tus hijos. —Apunté la escopeta. —Y tampoco te tengo miedo.

—No puedo creer que confundas a una mujer tan bella como yo con un espanto.

—Sí pudieras mirarte en un espejo me entenderías. —Bajé el arma—¿Quién eres y porqué estás en mi casa?

—¿De verdad no sabes quién soy?

—Créeme que si lo supiera no te habría preguntado.

—Soy Jennie Kim y desde hoy me voy a refugiar en tu casa.

Comencé a reír escandalosamente y me di cuenta como se cruzaba de brazos mientras inflaba las mejillas con notable molestia.

—Sí claro, y yo soy la reina de Inglaterra. —dije limpiando una lágrima de tanto que había reído.

—¿Crees que estoy mintiendo?

—Jennie Kim es una princesita hija de papi ¿qué haría ella en un lugar como este?