Capítulo 25

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

—Necesitamos hablar.

Ensayé mi discurso un millón de veces, pero nunca terminaba convencido, así que decidí depositar toda mi confianza en mi capacidad de improvisar. Esperaba que esta vez funcionara mejor que las anteriores.

—¿Sobre qué?

—Sobre lo que pasó.

—Eres el chico más contraproducente que he conocido en mi vida. Primero me dices que no hablemos más del tema, luego no paras de tocarlo. Déjame adivinar: ¿Vas a intentar hacerme entender otra vez que lo que pasó no debió haber pasado y que tenemos que olvidarlo? Sí, sí, ya lo sé, vamos a fingir que nunca pasó nada y ya está, ¿qué te parece?

—Estás demasiado enojado conmigo, ¿verdad?

—Sí, lo estoy.

—¿Por qué?

No estaba seguro de querer escuchar esa respuesta. Samuel enojado daba miedo. Nunca levantaba la voz, pero yo sentía sus palabras como un puñetazo en el medio de la cara.

—¿Quieres que te diga por qué? Porque no te estás dando cuenta del comportamiento egoísta que estás teniendo. Nunca te detuviste a pensar en lo que yo sentía, solo diste por sentado que las cosas debían ser de cierta manera porque a ti te convenía, y luego vienes y me dices que no quieres que las cosas sean diferentes entre nosotros, y te comportas de esa manera especial conmigo, y luego me rechazas una y otra vez. ¿Qué es lo que pretendes, Eli?

—Quiero saber exactamente lo que sientes. Escucha, Sam... Pasó todo demasiado rápido y yo simplemente no estaba listo para asumirlo, ¿está bien? Eres mi mejor amigo y de pronto las cosas empezaron a ser diferentes entre nosotros, pasaron demasiadas cosas y yo simplemente...

—Me gustas, Elías. —Su repentina confesión me tomó por sorpresa. Incluso olvidé por completo lo que le estaba diciendo—. Me gustas muchísimo. Eso es lo que siento. No sé cuándo sucedió, supongo que fue después de la fiesta que terminé de asumirlo. Nunca me le declaré a nadie así que es difícil para mí hablar sobre estas cosas, por eso intenté hacértelo saber por medio de indirectas, pero tú siempre me esquivas, así que no sé qué es lo que pretendes. Ahora que ya lo sabes, si vas a rechazarme hazlo sin poner ninguna excusa tonta, por favor.

Tragué saliva. Los latidos de mi propio corazón me retumbaban en los oídos. Estaba tan tenso que me dolía el cuello.

—Yo no vine a ponerte ninguna excusa, no esta vez. Por favor, deja de estar tan enojado conmigo, me pones más nervioso de lo que ya estoy.

Él chistó, luego cruzó los brazos sobre el pecho.

—¿Tú crees que es así de sencillo controlar lo que uno siente, Eli? No puedo simplemente dejar de estar enojado solo porque me lo pides. Así como tampoco puedo olvidarme de lo que pasó, ni puedo dejar de sentir lo que siento por ti.

—¡Pero yo no vine a pedirte eso!

Me acerqué a él y me senté en el suelo, con la espalda apoyada en el borde de la cama. Tessa nos miraba con esos preciosos ojos brillantes. Probablemente ella no entendía absolutamente nada de lo que estaba pasando.

—¿Entonces a qué viniste?

Su voz se suavizó, y yo me sentí un poquito más tranquilo.

Tomé una gran bocanada de aire, estaba intentando prepararme psicológicamente para darle una respuesta coherente, y por primera vez, ser sincero con respecto a mis sentimientos.

—¿Te acuerdas de la vez que fuimos a andar en bicicleta?

—¿Qué tiene que ver eso con lo que estamos hablando?

—Tiene muchísimo que ver. Ese día yo me sentí libre, volví a hacer algo que solía hacer cuando era niño, y me hizo muy feliz. Pero, ¿sabes por qué me hizo feliz? Porque tú estabas conmigo. —Tragué saliva y abracé mis piernas. No podía parar de temblar—. Desde que te conozco, cualquier cosa que haga, por más pequeña que sea, me hace feliz si tú estás ahí, si puedo verte sonreír aunque sea solo una vez. La razón por la cual te rechacé y tomé distancia de ti es porque no entendía lo que me hacías sentir. Pero ahora lo entiendo.

Giré la cabeza para mirarlo y él estaba escuchándome muy atentamente. Tenía las manos apoyadas sobre sus rodillas y jugaba con sus dedos, probablemente porque estaba tan nervioso como yo.

—¿Qué quiere decir todo eso? —preguntó con apuro.

—Que... también me gustas. —Aquellas palabras me hicieron cosquillas en la garganta —. Estaba tan preocupado por mis propios sentimientos que no me di cuenta de lo que tú estabas tratando de decirme. Tenía muchísimo miedo de perder a mi mejor amigo, que todo fuera un malentendido o algo por el estilo. No quiero perderte, Sam. No quiero arruinarlo todo.

Se formó un silencio incómodo que Samuel acabó rompiendo con una risilla. Fue entonces cuando volví a mirarlo y noté que estaba llorando. Me acerqué a él y toqué su hombro con timidez.

—Diste demasiadas vueltas, creí que ibas a rechazarme —dijo con la voz quebrada, limpiándose la cara con el dorso de la manga—. ¿Por qué ibas a perderme, tonto miedoso? Yo estoy aquí. Siempre voy a estar aquí.

Dejó salir un suspiro pesado.

—Supongo que es el miedo natural que provoca el experimentar un sentimiento nuevo. Quiero decir, es la primera vez que me enamoro de mi mejor amigo, supongo que una cosa hizo conflicto con otra.

Él se rió, e hizo un gesto negativo con la cabeza.

—Cállate un rato y abrázame, ¿sí?

Apoyó su cabeza en mi hombro y yo lo rodeé con los brazos. Nos quedamos en esa posición durante un largo rato, sin decir nada, solo disfrutando de la compañía del otro. Ya estaba casi todo dicho, pero todavía sentía que quedaban cosas pendientes entre nosotros.

—Eli, ¿Ahora podemos besarnos con libertad?

Su pregunta volvió a ponerme en un estado de nervios.

—Tus preguntas me vuelven loco, ¿sabías?

Él volvió a reírse, y yo me sentí el chico más feliz del mundo.

—Tengo una mejor: ¿podemos ser mejores amigovios?

—¿Qué...?

Resopló. Tomó mi cara con las dos manos y se acercó a mí para robarme un beso. Yo estaba petrificado.

—Te lo estoy preguntando de forma muy clara, tonto. Como a ti te preocupa que nuestra amistad se vea afectada por nuestros sentimientos, te propongo que seamos amigos y novios a la vez. Lo único que va a cambiar es que nos podremos besar libremente, también podré tocarte la cara y decirte cosas bonitas sin que suene extraño, y en algún momento hasta podemos llegar a tener se...

Le cubrí la boca con ambas manos antes de que terminara la palabra.

—¿¡Podrías por favor darme un respiro!? ¡A duras penas estoy procesando que me gustas y tú ya estás a quinientos años luz de distancia! —Tragué saliva cuando sentí que acabaría ahogándome con ella —. S-sí, sí a las dos cosas. Sí a todo lo que quieras preguntarme de aquí en adelante. Dios... Eres demasiado directo, Sam, me pones los pelos de punta.

—Yo no soy directo —dijo, luego de quitarse mis manos de la boca —, tú eres demasiado lento.

Solo pude sonreír ante ese último comentario.

No sabía exactamente qué esperar después de esto, pero tampoco pretendía darle demasiadas vueltas al asunto. Samuel y yo nos habíamos convertido oficialmente en mejores amigovios; lo único que deseaba más que cualquier otra cosa era disfrutar de este nuevo sentimiento que floreció en mi pecho. Descubrí que la vida era un manojo lleno de sorpresas, y no todas tenían por qué ser negativas. Por primera vez fui capaz de soltarme, de mostrar todo lo que soy, y de dejar todos mis prejuicios y miedos atrás, y no me arrepentía en absoluto. Me sentía completamente libre, y feliz. Sí, era muy feliz. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro