Capitulo 1

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Anne Boonchuy jamás llegaba tarde al trabajo.

Siempre podía encontrársela entrando a tiempo al local de tatuajes, la mayoría de los días portando suéteres de cuello alto, ajustados pantalones, converse sucios y gorras hacía atrás de diversos colores.

Ese día no fue la excepción.

XX: ¡Buenos días, Anne! -Saludo un hombre bastante alto y de cabellos rubios en cuánto la vio llegar. Era el recepcionista del lugar y tenía un hermoso sol tatuado en la base del cuello, al igual que un ángel con rostro de mujer cubriendo todo su brazo, el cual Anne se había encargado de tatuar. También tenía una perforación en el labio y un par en sus cejas.

Anne: Buen día, Sprig -Respondió con una sonrisa mirando sus ojos azules durante algunos segundos-. Ivy quiere saber si la acompañaras al hospital infantil para leerle a los niños después del almuerzo.

Ivy era una de las muchas hermanas adoptivas que Anne tenía, la novia de Sprig y el rostro del ángel.

Sprig: Por supuesto -Asintió con una sonrisa-... Jamás me lo perdería.

Luego de esta corta conversación la chica fue a su área de trabajo, deteniéndose antes para saludar a Kyle, el jefe y dueño del local, y a sus demás compañeros.

Si te acercabas al área de Anne Boonchuy no habrías encontrado nada fuera de lo común. La pared estaba repleta de grafitis de colores metalizados y llamas alrededor que citaban frases de diversos libros que se habían ganado su corazón, y había pequeñas personas con aspectos de ángeles llameantes saltando y jugando entre las letras. También tenía varios dibujos hechos por sus hermanos menores en otra parte de la pared, la cual estaba tan llena que pronto necesitaría un nuevo lugar para colocarlos.

Como dije, nada fuera de lo común.

Durante las tres primeras horas el lugar estuvo tranquilo y Anne solo realizo un par de pequeños tatuajes de los cuales estaba muy orgullosa.

...Fue cuándo ella llego, lista para cambiar su vida, aunque en un primer momento ninguna de las dos lo noto...

La campanilla de la puerta principal alerto a todos de que alguien había entrado, pero solo Anne se volteo a mirarla.

Llevaba pantalones ajustados, botas altas, una chaqueta de cuero abrochada hasta el cuello y un beanie, todo de color negro. Sus ojos estaban cubiertos por gafas de sol y sus perfectas facciones sobre una tersa piel pálida no demostraban más que seriedad.

Anne sonrío. Seguramente sería una de esas locas clientas que pedían enormes calaveras en sus espaldas, o feroces y malignas serpientes enroscándose por su pierna y ascendiendo hasta devorar uno de sus pechos.

Anne, completamente hipnotizada, la observo acercarse a Sprig.

Tenía un andar elegante y decidido, y su cabeza siempre se mantenía en alto, como si viviera sola en el mundo y las oportunidades de tropezarse fuesen nulas.

Era guapa. Realmente lo era. Anne podía darse cuenta de esto a la distancia.

... Sus facciones esculpidas, sus labios pintados con un labial oscuro, la forma en la que hizo su cabello a un lado al caminar... ¿Sería posible que ella fuese real? ¿No estaría alucinando?

Sus manos pasaban las páginas de los folios con delicadeza y observaba cada diseño un par de segundos, y poco a poco parecía descartar a cada tatuador del local... Hasta que solo quedo un folio.

Anne se acercó a la chica rápidamente. Al contrario de ella su andar era torpe, y constantemente solía tropezar con las cosas a su alrededor.

Ese día tuvo suerte y nada interrumpió su apresurado andar.

Anne: Buen día -Saludo tímidamente acercándose a la mujer.

Por sus facciones dedujo que no debía de tener más de veintidós años.

XX: Buen día -Saludo con voz rasposa y algo que parecía ser desagrado en sus palabras, sin voltear siquiera a mirarla. Era como si estuviese intentando decirle que no la quería allí.

Pero Anne era terca e iba a quedarse.

Anne: Si me permite ayudarla -Le dijo amablemente con una cálida sonrisa en su rostro- tal vez Willow, la dueña de aquel folio, podría ser una buena elección-Recomendó- ¿No es cierto, Sprig?

No es como si Anne no quisiera tatuarla, pues lo habría hecho con gusto, pero ella pensaba que sus tatuajes no eran lo suficientemente buenos como para adornar la perfecta piel de aquella maravillosa nueva clienta.

Además no estaba acostumbrada a tatuar serpientes que engullían sus propias cabezas.

Sprig: Tiene razón. Willow tiene buenos diseños y...

XX: Sus dibujos no son lo que busco, en realidad -Confeso mientras abría el folio de Anne lentamente, como si temiera romperlo, y comenzaba a observar cada uno de sus tatuajes. Muchos eran tatuajes pequeños y delicados, y muy pocos tenían la perversidad y tamaño suficiente que la joven probablemente estaba buscando.

Anne: ¿Por qué no Boscha? Es la dueña de aquel folio y puede...

XX: No, gracias. Descarté sus dibujos en cuánto abrí el folio.

¿Los había descartado?

Anne estaba sorprendida por esto, pues los diseños de Boscha siempre solían llevar un toque de maldad en ellos, tanto como si se trataba de un murciélago como de un osito de felpa.

Si alguien quería un diseño realmente maligno, como tal vez lo deseaba esa chica, claramente escogían a Boscha.

Anne: ¿Por qué no...?

XX: Me gusta este folio -Dijo a Sprig, ignorándola completamente-. Quiero que su dueño haga mi tatuaje.

Sprig: Bien... Anne, ella es Marcy Wu. Vas a tatuarla.

La joven de inmediato se dio media vuelta cruzada de brazos con una de sus perfectas cejas elevadas. Era incluso mucho más hermosa de cerca, y a la vez, mucho más intimidante. Lentamente se quitó las gafas de sol, revelando de esta forma los ojos verdes más hermosos y fríos que jamás había visto en su vida, los cuales estudiaron su cuerpo detenidamente.

"Mierda, Boonchuy. Debiste quedarte en tu sitio. ¡Debiste quedarte! Ahora seguramente va a despreciarte y va a hacer de tu trabajo un martirio... O se reunirá con sus compañeros de la secta satánica a la que probablemente pertenece y te lanzará una maldición. ¡Bravo, Boonchuy! ¡Bravo!"

Marcy: Es un gusto conocerte, Anne -Dijo extendiendo una de sus manos, la cual Anne estrecho nerviosamente. Su tacto era cálido, casi acogedor, y sus manos la sujetaban con firmeza, como si realmente estuviese deseando hacerlo.

Anne: El gusto es mío, señorita Wu... ¿Le importaría acompañarme? -Intento sonar segura, pero el temblor en su voz fue inevitable. ¿Cómo iba a dibujar un demonio lo suficientemente malvado como para que la chica de negro se sintiera a gusto con él? Las cosas oscuras no eran su especialidad. Su especialidad eran los tatuajes sutiles y delicados, de esos que los padres hacen en honor a su hijo recién nacido.

Marcy: Sería un placer -Susurro con una pequeña sonrisa que de inmediato borro. Anne simplemente devolvió el gesto y la guío hacía su lugar de trabajo mientras se limpiaba las manos sudorosas en el pantalón.

Anne: Puede sentarse si lo desea -Indico amablemente señalando la silla de cuero negro al lado de su mesa de trabajo, pero Marcy se negó ante la oferta y decidió acercarse a su pared-... ¿Qué desea tatuarse, señorita Wu?

Marcy: Es una bonita pared, Anne -A pesar de sentirse levemente ofendida por haber sido ignorada de nuevo dio las gracias con voz suave por el halago-. Sobre todo, por el dibujo de Ed Sheeran sobre la "S", el de Demi sobre esta "T" y los de One Direction jugando en esta "M"... Realmente tienes gustos bastante extraños para ser una tatuadora.... Y puedes llamarme Marcy.

Anne se sorprendió de nuevo. Nadie jamás había detallado su grafiti con tanta exactitud como para darse cuenta quienes estaban dibujados sobre las letras, sobre todo porque lo había hecho lo suficientemente escalofriante como para que nadie quisiera detallarlo.

Marcy:... ¿Puedo saber quiénes son los demás? Sinceramente no conozco a ninguna de estas otras bandas...

Anne: No son.... No son bandas... Son... son mis hermanos -Balbuceo.

"Perfecto, Boonchuy. Ahora estas tartamudeando como una bebe. ¡Bravo, Boonchuy! ¡Bravo!"

Marcy: ¿En serio? -Su voz le decía que estaba sorprendida, pero su rostro se mantenía completamente inexpresivo-... Son... muchos.

Anne: Son diez -Confeso-. Pero solo Molly, la que está sentada sobre la "A", es mi hermana biológica... Los demás son mis hermanos adoptivos.

Marcy: Bien -Acepto como si la explicación no le hubiese importado. ¿Por qué tendría que hacerlo? Ella tal vez era la jefa de alguna secta, o una delincuente buscada por todo el país, y ella... Anne era una simple tatuadora-... Ahora, pasando a mi tatuaje...

"Genial, Boonchuy, ahora dibujaras una calavera demasiado adorable y ella te demandara por hacer de su piel el lienzo de un niño de tres años"

Marcy: Quiero una libélula en la parte trasera de mi cuello -Dijo en un susurro mientras tomaba asiento. Al parecer ya se había cansado de ver los dibujos de la pared. Tal vez eran demasiado poco aterradores para ella, la posible ama del mal-... Ya sabes, no es nada muy complicado.

"Sí, claro, solo que la libélula tendrá que escupir fuego y verse terriblemente escalofriante"

Anne: ¿Algo más? -Pregunto intentando no parecer nerviosa.

Marcy: Oh, sí, hay algo más...

"Allí va. Fuego. Quiere fuego. ¿Cómo mierda vas a hacerle un tatuaje aterrador a esta mujer, Boonchuy? ¡En el mejor de los casos terminaras tatuándole a Barney!"

Marcy: Tiene que ser verde.

***

Anne: ¿Es tu primer tatuaje? -Pregunto a Marcy, quien había dejado escapar un gemido en cuánto la aguja toco su piel por primera vez.

La chica simplemente asintió.

Anne: Pasara rápido, lo prometo -Aseguro sonriendo tranquilizadoramente, aunque realmente la chica de ojos verdes no pudiese ver el gesto-... Algunas personas suelen hablar mientras los hago. Eso las ayuda a distraerse -Susurro en modo de consejo, trazando las líneas de tinta negra en el perfecto cuello pálido de la chica.

Marcy: Bien -Acepto cruzándose de brazos-. ¿De qué debería hablar?

Anne: No lo se -Respondió encogiéndose en hombros-, tal vez de la razón por la cual te haces este tatuaje.

Se hizo un silencio durante unos momentos, en los cuales solo se escuchó el clásico zumbido de la máquina de tatuajes.

Al parecer la chica de ojos verdes no iba a responder a la pregunta.

Marcy: Es por mi abuela -Dijo de repente entre suspiros sorprendiendo a Anne, quien no pensaba escuchar ni una palabra más de la chica mientras trazaba las alas de aquel animal-. Murió hace poco... Tenía cáncer. Los doctores dicen que vivió más de lo que esperaban -Contó con cierta melancolía en su voz, conmoviendo a Anne al instante. Por supuesto había escuchado historias más tristes antes. Una vez tatuó a una mujer con una enfermedad terminal que la hizo sentirse una mierda por horas... Pero Anne era sensible, y también una aficionada a los libros, y escuchar la voz conmovida de la chica que habría sido la mejor protagonista de una buena historia de vampiros maléficos era algo que realmente no se esperaba.

Anne: ¿Y por qué la libélula? -Muchos simplemente se habrían tatuado su nombre con una bonita caligrafía.

Marcy: Me recuerdan a ella -Explico antes de llevar una mano a su rostro, Anne notando de inmediato que estaba llorando.

Anne: ¿Necesitas un pañuelo? -Ofreció de inmediato, deteniéndose unos instantes para comprobar que la chica estuviese bien.

Marcy: No -Se negó bruscamente-... Lo siento -Suspiro-, no soy de esas chicas que suelen llorar.

"Créeme que lo note" Pensó.

Marcy: Cuándo era pequeña solíamos ver las libélulas juntas... Ella... Ella era mi mejor amiga... Mamá y papá siempre estaban trabajando, así que fue ella con quien pasaba mis tardes... Fue ella quien me enseñó a hablar y caminar. Me enseño como escribir, y también a leer... Ella fue mi mejor maestra -Relato lentamente, deteniéndose de vez en cuando, Anne intuyendo que estaba intentando deshacer el nudo que se había formado en su garganta-. Cada vez que veo una libélula solo puedo recordar los momentos en los que las mirábamos, y siempre deseo poder haberlo hecho una vez más antes de que... se fuera.

Anne: Lamento tu perdida -Susurro luego de unos segundos. Lo decía de corazón-. Estoy segura de que fue una gran persona.

Marcy: Fue la mejor. Supongo que las abuelas siempre lo son...

Anne: No siempre -Negó al instante-... Solo vi a mi abuela biológica una vez, y estaba tan drogada que pensó que yo era un espía del gobierno, así que comenzó a insultarme de todas las formas posibles... Yo tenía cinco años.

La chica de ojos verdes no dijo nada por unos minutos.

Marcy: ¿Y qué hay de tus padres, Anne?... Tus padres biológicos -El tema de su abuela drogadicta parecía haberla cansado.

Anne: Eran unos idiotas -Fue todo lo que dijo. Odiaba hablar sobre ellos, y más aun con desconocidas-. Mis padres adoptivos son ángeles comparados con ellos.

Marcy: Supongo que eso es bueno -Suspiro, casi como si estuviera aburrida-. ¿Qué hay de tus tatuajes? No creo que seas una chica de calaveras y serpientes, pero uno siempre puede llegar a sorprenderse...

De inmediato Anne se tensó.

Allí estaba el tema que siempre intentaba evitar con sus clientes. Allí estaba la razón por la cual siempre Anne usaba camisas de mangas largas, incluso fuera del estudio de tatuajes.

Anne Boonchuy no tenía ninguno.

No los odiaba. En realidad, le parecían maravillosos. Es decir, era tatuadora, y eso hablaba de su gusto hacía ellos por si solo...

Simplemente... aún no había llegado el momento del tener el primero.

Anne: No me gusta hablar de ellos -Murmuro con incomodidad.

Marcy: ¿Realmente son tan malos? -Se burlo.

Anne: Por supuesto que no -¿Cómo puede ser malo algo que no tienes?

Marcy: ¿Entonces por qué no me los muestras? ¿Te tatuaste algún pene o algo por el estilo?

Anne río de inmediato.

Anne: ¿En serio acabas de preguntarme eso? -Las palabras salieron junto con una risa nerviosa y un tono asqueado que no pudo evitar.

Marcy: Puedo repetirlo si quieres -Aunque todo parecía ser una broma la chica de ojos verdes se mantenía hablando con un tono de voz neutro, como si preguntarle a una joven si tenía algún miembro masculino tatuado fuese algo normal.

Anne: Tu... yo no... yo... -Balbuceo completamente nerviosa, sonrojándose, intentando trazar las líneas de la libélula para distraerse.

Marcy: Tal vez una vagina -Sugirió con un bostezo, como aburrida de la conversación-. Es lo que yo me tatuaría si estuviese completamente demente -Aseguro entre susurros.

Anne: Yo... yo... creo que...

Marcy:No es tan difícil, Anne. La pregunta es simple: ¿Penes o vaginas?... Según mi madre yo debería elegir lo primero, pero mi heterosexualidad murió en mil novecientos noventa y seis. Dicen que la ahogo mi cordón umbilical.

Anne simplemente rió débilmente.

La chica era algo atrevida. O tal vez demasiado... Pero sus comentarios tenían cierto toque de humor que Anne no podía ignorar.

Anne: Pensé que querías hablar de mis tatuajes y no sobre penes y vaginas -Dijo entre risas, evitando de esta forma la pregunta de la chica de ojos verdes.

Marcy:¿Vas a enseñármelos?

Anne lo pensó unos momentos, y luego recordó que no había nada que enseñar.

Anne: No sería... lo correcto -Murmuro con nerviosismo. Kyle la había contratado porque era realmente buena en el arte de los tatuajes, pero los clientes podían dudar de su talento si descubrían que su piel no tenía ni un mínimo rastro de tinta. "Un tatuador sin tatuajes es como una prostituta virgen" Decían... Anne no iba a mandar todo su trabajo a la basura por un par de comentarios incómodos.

Marcy: Bien, Anne... -Hizo silencio durante unos momentos-. Perdón, pero... ¿Cuál es tu apellido?

Anne: Legalmente es Sundew -Respondió-. Pero el apellido de mis padres biológicos era Boonchuy, y aun me llamo a mí misma de esta forma, así que...

Marcy: Bien, Anne Boonchuy, ahora Sundew, ya que no quieres mostrarme tus tatuajes hablaremos de vaginas.

***

La chica de ojos verdes estuvo los siguientes minutos hablando sobre la anatomía femenina sin censura alguna. Anne intentaba ignorarla y prestar atención a su obra, pero cuándo ya casi parecía lograrlo Marcy le hacía alguna pregunta incomoda que se veía obligada a responder.

Anne debía admitir que su heterosexualidad también había muerto tiempo atrás, pero no por esta razón quería involucrarse en conversaciones tan pasadas de tono.

Suspiro y sonrió cuándo, finalmente, dio por terminada su obra.

Anne: Esta listo -Susurro limpiando su área de trabajo, tomando unos minutos para apreciar la libélula. Esperaba que fuese lo suficientemente verde y bonita como para que a Marcy, amante de las vaginas, le gustara.

Anne Boonchuy estaba acostumbrada a ver a sus clientes llorar. Veía a jefes de pandillas soltar grandes chillidos al tatuarse pequeños corazones con el nombre de sus madres, y a mujeres vestidas de negro y con cortes en las muñecas dejar que sus lágrimas arruinaran sus maquillados y pálidos rostros.

Por eso cuándo Marcy dejo escapar lágrimas al ver su tatuaje y la rodeo con sus brazos, sollozando contra su hombro, no se sorprendió.

Lo que realmente lo hizo fue el hecho de que Marcy lo estuviese haciendo como si fuese la primera persona a la que había abrazado desde la muerte de su abuela.

Cuando Anne le devolvió el abrazo intentando decirle que todo estaba bien ella se apartó bruscamente.

Marcy: Gracias -Le susurro en tono que pretendía ocultar su evidente tristeza mientras limpiaba sus lágrimas. Y Anne no sabía si se refería al tatuaje, al abrazo, o a ambos.

Anne simplemente le sonrío cortésmente y comenzó a cubrir su tatuaje, entregándole en silencio las instrucciones para cuidado del mismo.

Cuando salió del local la chica de ojos verdes volvía a tener sus gafas de sol sobre los ojos y caminaba como si fuese la única persona viva en el mundo... Como si nada de lo sucedido dentro de la tienda de tatuajes hubiese sido real, y ella no hubiese llorado, y siguiera siendo la chica de voz neutra y facciones imperturbables.

Anne no la volvió a ver hasta dos meses después.

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