Capitulo 10

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Al llegar a casa Anne se acurruco contra el pequeño cuerpo de Ivy y lloro sobre su hombro. Amity y Luz ya se habían ido a trabajar, pues no contaban con días de descanso, así que el único consuelo que encontró fue el de su hermana adoptiva mayor.

Y aunque sus abrazos podrían haber hecho feliz incluso a Myrtle la Llorona, ese día no surtieron efecto en la tatuadora y esta solo continuo empapando el hombro de Ivy con sus lágrimas.

Ivy: ¿Ella de nuevo?

Anne asintió, pues no iba a mentirle.

Las lágrimas le quemaban las mejillas, pero estas eran bastante liberadoras, así que casi podría decirse que deseaba seguir llorando.

Ivy: ¿Puedes contarme que sucedió?

Pero Anne se negó porque no quería recordar a Gregory ni la tristeza y humillación en los hermosos ojos de Marcy Wu. Tampoco quería pensar en ese estúpido y normal hombre adueñándose de su hermoso cuerpo ni en Marcy no haciendo nada para detenerlo.

No quería pensar que ella vivía de esta forma, y tampoco quería creer que ella no era tan perfecta como lo pensaba.

Ivy: ¿Se marcho como la vez pasada?

Anne volvió a negar y dejo escapar un leve sollozo de sus labios, pues no sabía si era peor que Marcy hubiese huido días atrás o que se hubiese acostado con Gregory solo para protegerla.

Silencio.

Ivy: Anne ... -Un suspiro escapo por sus labios-. ¿Has considerado alejarte de ella?

La tatuadora no lo pensó durante más de un segundo.

Anne: No puedo alejarme de ella, Ivy -Sollozo, y no mentía.

Tenía que seguir modelando, y Marcy tenía que seguir pagándole para que su familia tuviera una buena vida gracias a su indecoroso trabajo. Y regresar al departamento era enamorarse más, y el gran deseo de que su familia fuera feliz representaba un gran obstáculo ante todos sus intentos de no volver a verla.

Ivy: ¿Te amenazo? -Se escuchaba verdaderamente preocupada por ella.

Anne sorbió su nariz antes de responder.

Anne: Ella no es de esas, Ivy. Es solo que -Lo medito un poco antes de terminar aquella frase-... estoy jodida ¿Bien?

Ivy se abrazó a ella aún más y dejo escapar un suspiro por sus labios una enorme exhalación. Y en ese momento Anne supo que su hermana la entendía.

Ivy: No tanto como yo -Admitió.

Por supuesto, Anne había estado demasiado metida en su mundo como para darse cuenta de que Ivy también estaba llorando y de que había un extraño tono melancólico en su voz.

No había notado sus palabras quebradas, ni su respiración irregular, ni el ligero temblor en su cuerpo. Y no lo había notado porque, en esos momentos, la tatuadora creía que no podían estar sucediendo en el mundo peores cosas que el hecho de que Marcy se hubiese acostado con aquel estúpido.

Anne: ¿Qué sucede, Ivy? -Pregunto moviendo su cabeza ligeramente para mirarla a los ojos. Y por un momento sus miradas fueron igual de indefensas, y cualquiera habría creído que eran hermanas biológicas.

Ivy: Estoy embarazada.

***

Anne y Ivy durmieron abrazadas esa noche, consolándose la una a la otra, y cuándo Amity y Luz llegaron a las cuatro de la madrugada a la habitación ambas se levantaron sobresaltadas, pues, mientras las hermanas entraban bailando una canción de Beyonce, chocaron fuertemente contra las camas haciendo que el chirrido de estas se uniera a los exagerados gritos adoloridos de Amity y Luz

Amity: ¡El dedo pequeño del pie! -Chillo mientras daba saltitos por todos lados-. ¡El puto dedo!

Luz: ¡Creo que me rompí una uña, Amity! -Sollozo.

Amity: ¡Mi puto dedo!

Luz: ¡Mi uña!

Anne: ¡Por Dios, cállense de una vez! -Exclamo exasperada desde la cama de la litera inferior derecha, la cual pertenecía a Ivy.

Sus hermanas lo hicieron, pero no sin dejar de sollozar en silencio por aquel puto dedo y por la uña.

Ivy: Chicas, tengo que contarles algo -Murmuro de repente.

Anne simplemente abrazo dulcemente a la pequeña, intentando darle fuerzas para hablar.

Y durante todo el relato Amity se olvidó de su puto dedo y Luz de su uña.

Amity: Pero, Ivy... No puedes estar embarazada... tu... tu...

Luz: ¡Eres Ivy! ¡Simplemente es imposible!

Ivy: ¡Vamos, chicas! -Protesto ligeramente enojada mientras se levantaba de la cama. Amity y Luz se habían sentado en la cama de Anne para escuchar el relato, y ahora no parecían querer levantarse del lugar- Que vaya a la iglesia no quiere decir que sea... no lo sé... la Madre Teresa de Calcuta...

Amity: ¡Me niego a creerte, Ivy! Es decir, eres de ese tipo de chica que parece querer ser virgen hasta el matrimonio y...

Ivy: ¡Vamos, Amity! No soy ningún tipo de chica... ¡Soy Ivy!... Puedo salir a un bar gay y bailar sobre la mesa, o ver las misas del Padre Alberto, o del Padre Julian, o del Padre Samuel. Puedo hacer lo que quiera si esto no afecta negativamente a los demás... Y puedo perder mi virginidad con Sprig antes del matrimonio... Lo amo ¿Bien? Y realmente quería hacerlo... ¿Creen que eso es malo? ¿Creen que es malo vivir y amar?

Luz: Ivy...

Ivy: Además -Prosiguió con un brillo pícaro en los ojos que nadie esperaría haber visto en ella-, eso de esperar a tener sexo luego del matrimonio se escucha aburrido.

De inmediato Amity, Luz y Anne dejaron escapar un chillido de sorpresa y se cubrieron la boca con ambas manos, tal y como en las películas. Habían palidecido y las manos les temblaban.

Amity: ¡Pecadora! -Exclamo horrorizada.

Luz: ¿En serio eres tú, Ivy? -Pregunto con la voz entrecortada, intentando tocarla con un dedo, pero alejándose de inmediato, como si el cuerpo de la pequeña fuese a producir chispas o algo peor.

Ivy: Por supuesto, Luz...

Amity: Yo jamás espere escucharte decir algo así...

Ivy: El dicho dice que no juzgues a una chica por cuantas misas ve al día...

Anne: Creo que en realidad dice que no debes juzgar un libro por su por...

Ivy: ¡Cállate! ¡El mío se escucha mejor!

Silencio.

... Y, a pesar de que todo se había convertido en una broma durante los primeros minutos, hubo un momento en el que Ivy simplemente se arrodillo en el suelo y lloro.

Amity, Luz y Anne de inmediato fueron a abrazarla y le dijeron que todo estaría bien. Le dijeron que la querían y también a aquel pequeño bebe en su vientre. Le dijeron que estarían con ella y que siempre le darían una mano cuándo la necesitara.

Y al ver a aquellas cuatro chicas abrazadas en el suelo nadie habría pensado que no eran hermanas.

Amity: ¿Cuándo se lo contaras a mamá y a papá?

Ivy: No lo sé -Sollozo.

Anne: ¿Y a Sprig?

Ivy: Tampoco lo es -Murmuro antes de abrazarse fuertemente a Luz-. ¿Qué pasará si no lo quiere, chicas? ¿Qué haré si él no se hace cargo o...? ¿Qué haré si me pide que me... que me deshaga de el?

Anne: ¡Ni se te ocurra, Ivy! -Le prohibió completamente horrorizada.

Ivy: No lo haría jamás... Ya amo a este bebe, y ni siquiera lo he sentido -Aclaro con una dulce sonrisa mientras acariciaba su vientre aun sin rastros de embarazo, y estas simples palabras tranquilizaron a la tatuadora que en unos meses iba a ser llamada tía-... Es solo que me sentiría bastante decepcionada de Sprig si llego a escucharlo decir que quiere que me deshaga de el...

Amity: Si eso pasa prometo patearle las pelotas.

Ivy: Gracias, Amity -Y había una leve sonrisa en su rostro.

Luz: Yo pegare en las vitrinas de los centros comerciales fotos de el con un vestido...

Ivy: Eso sería divertido -Rió.

Anne: Y yo le ofreceré un tatuaje gratis y terminare grabándole "Soy un idiota" en la frente -Y la pequeña simplemente envolvió sus brazos en su torso y le agradeció su estúpida idea con el abrazo tranquilizador que tanto había estado necesitando desde que había abandonado el departamento de Marcy.

Ivy: ¿Qué sería de mi sin ustedes, chicas? -Pregunto mientras se secaba las lágrimas.

Amity: Serias millonaria, el primer papa mujer, miembro de una banda femenina... No lo se, Ivy. El punto es que nos tienes ahora y ese montón de cursilerías que dicen en las películas...

Ivy: Eres tan dulce, Amity -Se burlo mientras rodaba los ojos.

Amity: Gracias por el halago, enana.

***

El martes Anne Boonchuy llego diez minutos antes al trabajo acompañada por Ivy.

Al ver Sprig a su novia de inmediato dibujo una sonrisa en sus labios y corrió a abrazarla. Por supuesto, podía hacerlo porque aún no estaba en su horario laboral.

Sprig: ¿Qué haces acá, amor? -Pregunto dulcemente mientras acariciaba sus mejillas, lo cual siempre hacía sonreír a Ivy.

Pero esa vez su hermana se mantuvo con la mirada baja, y las comisuras de sus labios no se elevaron ni un poco.

Ivy: Necesito hablar contigo -Susurro.

Y Anne se fue porque Ivy necesitaba hablar con Sprig y no con ella.

***

Cuando su turno empezó el local no comenzó a llenarse de gente que se peleaba por un turno ni de pandillas que querían su logo en sus traseros. En realidad, las tiendas de tatuajes no suelen abarrotarse de tal forma.

Willow y Boscha llegaron dos minutos tarde, lo cual era una atrocidad para Anne, pero nadie las reprendió por esto.

A nadie jamás parecía importarle esos estúpidos dos minutos perdidos.

Willow: Estábamos ocupadas haciendo... cosas -Explico a Anne mientras la saludaba.

Willow y Boscha eran pareja, pero no una exclusiva.

Anne: Por "cosas" debo deducir que...

Boscha: Estábamos teniendo sexo, Anne. Eso es todo.

Anne: Bien -Contesto encogiéndose en hombros. Era lo único que podía hacer.

Willow: Hablando de sexo... Quiero que me tatúes esa palabra en el brazo izquierdo ahora mismo.

Es cierto que esto era poco profesional, pero Kyle decía que si la tienda estaba vacía y Willow estaba dispuesta a pagar podían saltarse las reglas por unos minutos.

Anne: No creo que tengas espacio en el, Willow -Bromeo mientras sujetaba el brazo de la tatuadora. Lo cierto era que este estaba lleno de tatuajes sin significado que había pedido hacerse con imágenes y palabras que llegaban a su mente en momentos para nada importantes-. Ni acá ni en ninguna otra parte -. Todo el cuerpo de Willow era un lienzo ya usado. Incluso existía el rumor de que tenía tatuajes en su parte más íntima, pero eso solo podía confirmarlo Boscha, y la chica jamás hablaba sobre esto.

Willow: Vamos, se que encontraras un lugar.

Y lo hizo, y se prometió a sí misma que jamás llegaría al punto en donde su piel estuviese tan llena de tatuajes sin sentido que no quedaría espacio para los verdaderamente importantes.

Si iba a tatuarse quería que valiera la pena.

***

Fue a las diez de la mañana, justo en la hora de descanso de Sprig, cuándo este y la pequeña Ivy entraron al puesto de Anne.

Anne: ¿Puedo decir "Felicidades papá"? -Y supo que podía hacerlo en cuánto las miradas de ambos brillaron y sus manos se unieron.

Ivy: Sprig quiere un nuevo tatuaje.

Anne: ¿Quieres una Ivy con cara de diablillo en el otro brazo? -Quiso saber, aunque obviamente estaba bromeando-. Puedo hacerlo si quieres...

Sprig: No, no, por supuesto que no -Se negó entre risas-. Quiero un ángel en mi brazo izquierdo -Informo con una sonrisa, y esta era mucho más brillante que cualquier sol-. No debe de tener cara todavía, pero quiero que la gente sepa que ahora tengo dos ángeles en mi vida.

Anne: Si Amity estuviese aquí vomitaría a causa del exceso de ternura...

Ivy: Supongo que tenemos suerte de que Amity no esté aquí.

***

Ese día Anne también tatuó en la muñeca de una anciana el símbolo de la paz e hizo un pequeño pez dorado en una pantorrilla.

No eran tatuajes maravillosos si tomamos en cuenta el tiempo y el tamaño, pero para Anne, que los había hecho con tanta dedicación, no existían mejores en el mundo.

Fue entonces cuando, a menos de cinco minutos para que su turno terminara, Marcy Wu entro a la tienda de tatuajes.

Ese día llevaba pantalones negros ajustados, una chaqueta del mismo color y botas altas. Los lentes del sol y el beanie habían desaparecido.

Se dirigió de inmediato al puesto de Anne con pasos elegantes y seguros, y no le prestó atención a Sprig, quien le dijo que no podía pasar sin anunciar primero su llegada.

Marcy: ¡Anne Sundew! -Saludo con una sonrisa.

Ya no había ni tristeza ni enojo ni humillación en su voz, y esto puso a la tatuadora particularmente feliz.

Anne: Anne Sundew suena muy mal... Boonchuy es mejor.

Marcy: Espero que no le digas eso al juez el día que te cases...

La tatuadora rió ante esto.

Anne: Tengo suerte de no querer casarme pronto -Se burlo, y su risa fue imitada por la de Marcy Wu.

Y escuchar la risa de Marcy Wu era como si un ángel estuviese cantando.

Sprig: ¡Señorita Wu! -Dijo alertado al llegar al puesto-. No puede estar acá... Es un área de trabajo privada y...

Marcy: Lo entiendo... Solo venía a decirle a Anne que la estaré esperando en mi auto luego de su turno. Tenemos cosas muy importantes que hacer.

Y, sin más, se fue dejando a Sprig completamente desconcertado y a Anne con un fuerte deseo de salir corriendo de allí.

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