Capitulo 9

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Habían pasado once días desde que Marcy le había dicho que estaba enamorada de ella, y esta seguía sin responder sus mensajes.

Anne: Te estas comportando como una idiota, Marcy -Cada día, debido a su frustración, los mensajes se hacían más bruscos-... Y como una cobarde también.

Era domingo.

Lo bueno de los domingos para Anne Boonchuy era que no debía trabajar, lo cual significaba un corto alejamiento de los calurosos suéteres y un descanso para su mano. Lo negativo era que, al tener más tiempo libre, tenía más horas para pensar en Marcy.

Amity: Deberías dejar de actuar como una loca desesperada e ir a su departamento de una buena vez-Sugirió desde la cama de arriba. Por los ruidos que escuchaba supo de inmediato que su hermana adoptiva estaba viendo alguna presentación en vivo de Beyonce.

Y la sola mención del departamento de Marcy le hizo recordar que había pasado un mes desde la llamada, y que ese día, si sus cálculos no fallaban, era el día en el que había acordado para que la joven de ojos verdes pudiese comenzar a pintarla.

***

No tenía esperanzas de que Marcy le abriera

Lo más seguro es que la pintora viera su rostro a través de la mirilla y decidiera ignorarla, como siempre.

Pero aun así sentía que debía estar allí porque ella y Marcy tenían un trato, y Anne no quería romperlo.

Luego de que ascensor subiera hasta el piso trece, que era en dónde Marcy vivía, Anne busco la letra D. Fue así como se encontró frente a la puerta del departamento de la chica.

Era blanca como las demás puertas y estaba tallada de la misma forma. Río ante esto. Los fabricantes querían dar la impresión de que todos los hogares eran iguales, pero Anne estaba segura de que ningún departamento se parecía al de Marcy, o al 12-B, o al 4-F, o al 15-C.

Estaba a punto de golpear aquella puerta idéntica a las demás cuándo escucho los gritos provenientes del interior, lo que la hizo detener la acción.

XX: ¡PAGAME AHORA! -Decía una voz masculina desconocida.

Marcy: ¡YA LO HICE! -Se escuchaba increíblemente furiosa.

XX: ¡NO ME REFIERO A ESO!

Marcy: ¡NO VOY A ACOSTARME CONTIGO, ALEX!

Excelente. Ahora el desconocido tenía nombre, pero seguía siendo un desconocido.

Alex: ¡PERO LO HACES CON TODOS!

Anne se sobresaltó al escuchar el ruido de cristales rompiéndose, pasos apresurados que se hacían cada vez más audibles y luego el chirrido de la puerta al ser abierta.

Lo primero que vio fue el cuerpo de quien debía ser Alex. Tenía el cabello ondulado y un hilo de sangre le bajaba por la frente. Parecía mareado.

Lo siguiente que pudo notar fue a Marcy Wu sujetándolo por el cuello de la camisa y empujándolo hacía el corredor.

Anne Boonchuy jamás había visto enojada a Marcy Wu... hasta ese día.

Observándola en ese estado pudo jurar que si esa mirada cargada de odio fuese dirigida a ella posiblemente no viviría para contarlo.

Marcy hizo más presión en la camisa de Alex y lo obligo a mirarla fijamente. El hombre tembló de miedo.

Anne Boonchuy supo que ni siquiera el mejor de los escritores podría crear un villano más aterrador que en el que Marcy se había convertido en ese momento.

Marcy: Yo no me meto contigo -Escupió, y finalmente lo empujo fuertemente a través del corredor.

Luego de esto el hombre solo corrió torpemente hacía el ascensor y presiono lo botones al azar. No parecía importarle a donde iba... El solo quería escapar de Marcy Wu.

La tatuadora observo a la pintora cruzarse de brazos y soltar un enorme suspiro.

Marcy: ¿Qué haces acá, Anne? -En su voz ya no había enojo... Había indiferencia, lo cual era mil veces peor.

Lo cierto era que Anne no esperaba que la chica hubiese notado su presencia, pues parecía tan enojada con Alex que había dudado que ella pudiese haberla visto.

Pero lo había hecho, y su cerebro le hizo a su cuerpo sentirse muy feliz por esto, pues no era invisible para Marcy Wu.

"Estúpido cerebro"

Anne: Ha pasado un mes... Dijiste que me pintarías.

Marcy se volteo lentamente hasta que sus fríos ojos verdes chocaron con los suyos. Tenía una ceja elevada.

Fue con ese gesto que Anne recordó la primera vez en la que se habían mirado a los ojos en la tienda de tatuajes. Ella había tenido la misma expresión, y los brazos cruzados de igual forma.

Comenzó a temer que, para Marcy, ella siguiera siendo la misma desconocida del primer día.

Marcy: Ya no quiero pintarte, Anne.

Anne: Dijiste que teníamos un trato.

Marcy: Se lo que dije, pero todos tenemos derecho a mentir de vez en cuando.

Anne: Necesito el dinero, Marcy -Y era cierto.

Estaba allí no solo porque Amity se lo había sugerido o porque deseara saber por qué Marcy se había marchado... Estaba allí porque su familia era enorme y el dinero nunca parecía ser suficiente.

No iba a desnudarse solo para que Marcy se dignara a abrir la estúpida boca. Iba a desnudarse porque su familia lo necesitaba.

La pintora suspiro y la miro con cierta lástima, y Anne se odio a sí misma, pues no quería dar lastima.

Marcy: Pasa -Indico abriendo la puerta para ella, y este simple gesto fue sorprendente, pues Anne no pensaba en Marcy como una chica que abriera las puertas a los demás-... Y ten cuidado con los trozos de vidrio en el suelo.

La tatuadora asintió con una sonrisa de cortesía y entro.

El lugar seguía igual de desorganizado y las manchas de pintura habían aumentado. Como se lo había advertido, había trozos de cristal en el suelo.

Marcy: Le enviare a Alex una factura. Necesito un juego de copas nuevo... No puedo usar uno incompleto.

Anne: ¿Por qué discutían?

Y justo cuando hizo esta pregunta, Anne resbalo con los trozos de cristal, pues era torpe y la presencia de Marcy no la ayudaba. Pero no cayo, porque la pintora estaba a su lado y la sujeto fuertemente.

Marcy: Deberías tener más cuidado. No quiero que mueras antes de que termine de pintarte -Murmuro, y Anne dedujo que estaba bromeando-... Y Alex estaba enojado porque decidí pagarle con dinero y no con mi cuerpo -Y de nuevo hablaba con completa naturalidad sobre esto, como si acostarse con sus clientes fuera algo que todo el mundo hacía.

Anne: ¿Por qué?

Marcy: Porque ya no quiero acostarme con personas que no amo -Respondió con un encogimiento de hombros, guiándola a través de un corredor hacía la puerta del fondo. De no haber estado tan concentrada en sus palabras, la tatuadora habría comenzado a temer que Marcy fuese una secuestradora-. Además, temo que la gente piense que me estoy volviendo heterosexual -Agrego, y aunque parecía una broma no lo era-

No se equivocaba.

Marcy: Entra -Indico mientras le abría la puerta de la habitación del fondo. Anne entro lentamente.

Dentro había una cama que podría haber sido considerada enorme de no haber tenido recipientes de pintura, lienzos y paletas sobre ella. También podría haber sido blanca de no haber estado completamente manchada.

Las paredes no estaban en mejores condiciones. Y en el suelo, además de todo lo antes mencionado, había tantos libros que Anne pensó que estaba viendo el mismísimo paraíso.

Marcy: Es mi habitación -Murmuro con neutralidad, colocando un lienzo en blanco en el caballete frente a la cama y tomando todos los elementos que necesitaba para comenzar a pintar-. Tú te sentaras en esa cama y yo te pintare. Es simple.

Por supuesto, decirlo es más fácil que hacerlo.

***

Anne estaba de espaldas a Marcy intentando quitarse su suéter de cuello de tortuga con las manos temblorosas.

No le había pedido a la pintora que se marchara. De todos modos, iba a verla desnuda.

Marcy: No tengo todo el día -Murmuro impaciente.

Y tomando una bocanada de aire se quitó la prenda, al igual que el resto de la ropa.

Lo hizo con tanta rapidez que juro que podría haber roto un record.

"El record de desnudarse más rápidamente otorgado a Anne Boonchuy" Se burlo "No suena mal"

Se dio la vuelta lentamente, sintiéndose sonrojar.

Tal vez ella no sería tan hermosa como Marcy pensaba. Tal vez no le gustaría su cuerpo. Tal vez pensaría que era muy delgada, o que tenía los pechos muy pequeños. Tal vez la ordenaría vestirse de nuevo e irse, pues la pintora no iba a malgastar su tiempo en ella.

Fue entonces sus ojos se fijaron en los de Marcy, que estaban fijos en ella.

Se sonrojo aún más y se mordió el labio.

Marcy miraba su cuerpo con mucha más admiración que al cielo nocturno o las caricias de sus manos. La miraba como si fuese un ángel. La miraba como si estuviese enamorada.

Anne no pudo evitar sonreír. Tal vez así se veía ella cuándo Marcy había estado desnuda frente a ella en ese mismo departamento.

Anne: Em... Marcy... -La llamo luego de unos segundos. Lo cierto era que cada vez sentía a sus mejillas arder más y más, así que necesitaba que Marcy dejara de mirarla de esa forma, aunque fuese un espectáculo sublime.

Marcy de inmediato alzo la mirada y sacudió la cabeza. Sus mejillas debían de estar casi tan rojas como las de Anne.

Anne: ¿Quieres pintarme o seguir mirando? -Pregunto, y aunque intento darle a la oración un pequeño toque del humor de Marcy no lo logro. En su voz había una inevitable timidez.

Marcy: Tienes unos pechos bastante bonitos -Fue lo único que dijo mientras miraba fijamente el lugar indicado. Luego su mirada fue descendiendo-. También tienes una bonita...

Anne dejo escapar un leve gritito cuándo vio el lugar al que la pintora miraba y se cubrió con las manos.

Anne: ¡Eres una pervertida!

Marcy: Soy una amante de las vaginas, que es muy diferente...

Anne: ¡Marcy!

Marcy: Esta bien, está bien, lamento eso -Y fue extraño escuchar esas palabras salir de sus labios, pues Marcy Wu no era de las chicas que parecían lamentarse solo por hacer algo que querían-. Ahora siéntate en la cama y comencemos con el trabajo.

***

El primer paso, según Marcy Wu y cualquier artista, era dibujar el boceto.

Anne estaba cruzada de piernas, con sus manos a ambos lados presionando el colchón, con el rostro ligeramente ladeado y el cabello cayendo sobre sus pechos, mientras Marcy estaba sentada sobre una banca frente al lienzo, trazando los contornos con grafito.

Miraba a Anne muchas veces durante bastante tiempo, y la tatuadora no sabía si lo hacía para captar bien su figura o porque quería hacerlo.

Prefirió no preguntar.

Marcy: ¿Te molesta si fumo? Me ayuda a concentrarme.

Anne: No me molesta -Contesto, pero se sentía tan expuesta que su voz salió de sus labios con un débil susurro.

Marcy simplemente sonrió en su dirección y busco un cigarrillo y un encendedor que tenía sobre la cómoda. Lo encendió antes de llevárselo a la boca.

Marcy: Necesito que cambies la posición de tus piernas -Murmuro acerándose lentamente a Anne, y en sus ojos había una ligera gota de miedo, como si la tatuadora fuese quien había golpeado a Alex con una copa y lo había arrastrado hacía el pasillo-... Quiero un verdadero desnudo de ti, si sabes a lo que me refiero.

Lo sabía.

Anne simplemente intento cambiar la posición de sus piernas, pero como no era una modelo fracasó al instante. Ahora parecía una torpe y barata mujer intentando conseguir treinta dólares por un revolcón.

A su lado Marcy se rió.

Marcy: Quiero que te veas seductora, Anne, no como una puta.

Anne: Las putas son seductoras -Intento burlarse.

Marcy: Tu eres seductora -Fue lo único que dijo.

Y luego de esto la pintora simplemente se arrodillo ante ella con una leve sonrisa y sujeto sus piernas, arreglando la posición de estas.

Y aquello no fue incomodo solo porque Marcy estaba mirando sin descaro la parte más íntima de su cuerpo, sino porque su penetrante mirada verde estaba comenzando a excitarla.

Intento cerrar las piernas.

Marcy: ¡Vamos, Anne! -Insistió tomando sus piernas con más ferocidad y reacomodándolas nuevamente-. Ya salí corriendo una vez. Prometo que no volveré a repetirlo.

Anne abrió los ojos como platos.

Marcy hablaba de su huida del restaurante como si no fuese más que eso.

Era como un niño perdonándose por haber empujado a su hermano por las escaleras. El niño pide perdón porque sabe que empujarlo fue algo indebido, pero lo hace porque pedir perdón es algo impuesto, no porque en verdad piense en las consecuencias de su acción o porque realmente lo sienta.

Anne: ¿Por qué te fuiste, Marcy?

Pero la chica de ojos verdes omitió su pregunta durante varios minutos en los que solo reacomodo sus piernas y fumo su cigarrillo. Luego, cuándo fue a sentarse de nuevo frente al lienzo, las palabras salieron de su boca.

Marcy: No quiero estar enamorada de ti.

Y fue suficiente como para que a Anne se le rompiera el corazón.

***

Anne seguía posando media hora después de eso.

Quería llorar, pero no iba a permitirse hacerlo frente a ella. También quería golpearla, pero eso habría sido bastante grosero considerando que estaba en casa de Marcy y esta le estaba pagando por solo tener las piernas entreabiertas.

Necesitaba hablar para distraerse, pero la única persona con la que podía hacerlo en ese momento era la misma persona que había destrozado su corazón.

Anne: Es una extraña colección de libros -A la mierda Marcy. Ella necesitaba deshacerse de ese estúpido nudo en su garganta.

Marcy: Lo se -Murmuro dulcemente mientras sonreía contra el lienzo-. La mayoría es poesía. Y la mayoría de mi poesía es erótica. Y la mayoría de mi poesía erótica habla de la majestuosidad del cuerpo femenino...

Anne: Creo que lo entiendo -Río, y fue una risa que se sintió bastante mal, pues la provocante de esta había sido quien le rompió el corazón-. ¿Heterosexualidad muerta desde el nacimiento?

Marcy: Exacto -Asintió, y estaba tan concentrada en los trazos del lienzo que no tuvo tiempo de disimular la enorme sonrisa que se dibujó en su rostro

Manual para no enamorarte de Marcy Wu:

1) No preguntarle a Anne Boonchuy como no enamorarte de Marcy Wu.

Anne: No conozco a la mayoría de estos autores -Murmuro mientras echaba un vistazo. Había nombres tan raros que se hacían impronunciables, y otros que la tatuadora realmente dudaba que fuesen reales.

Marcy: Lo es -Afirmo-. Compro libros de autores primerizos, o de aquellos que jamás triunfaron, o esos que la gente ha olvidado. No leo Shakespeare, pero sí a Howe. Y sí no sabes quién es Howe es porque la gente quemo sus libros porque estos no tenían ningún sentido, y yo tengo una de las únicas cinco copias de sus relatos... La gente tenía razón. El pobre estaba loco... Su primer libro se llamó "Martin el Canguro", y el relato comienza con un perro que pide las sobras a su dueño y a mitad de relato nos encontramos con la dulce Jane, que siente frío porque está nevando, y todo culmina con los profundos pensamientos de Howe sobre su homosexualidad no asumida.

Anne: Eso no tiene sentido, Marcy -Se burlo, y no lo solo de Marcy por leer a Howe, sino de Howe por sus delirios.

Marcy: Por eso es que Howe es mi escritor favorito -Reconoció con una sonrisa-. Sus libros no tienen ningún tipo de sentido... Y la vida tampoco.

***

Una vez terminado el boceto, Marcy pidió a Anne que se vistiera. Y esta vez no rompió ningún record, pues ya no había vergüenza en ella, y ya no le importaba que Marcy la mirase unos segundos más.

Marcy: Necesito que vengas cada dos días, y como sé que tu tiempo en la tienda termina a las cinco, entonces te esperare a las seis.

Y sin más saco un paquete de billetes de su armario y se lo entrego a Anne perfectamente arreglado. La tatuadora supo de inmediato que la razón por la cual Marcy no contó el dinero era porque ya lo había hecho antes... Y no para ella, porque Marcy no sabía que Anne iba a estar allí. Lo había hecho porque tal vez le pagaba lo mismo a sus otros clientes.

Se sintió bastante mal al saber que, para Marcy, ella valía lo mismo que todos los demás.

... También le dio su copia de "Martin el Canguro" escrito por J. Howe.

Marcy: Quiero que lo leas y te deleites con la majestuosidad de las palabras de un loco.

Y Anne no pudo negarse ante esto, pues Marcy sonreía como una adolescente que habla de su banda favorita a sus amigas, así que simplemente metió el paquete de billetes a su bolso, al igual que el libro.

Marcy: Te ofreceré un café porque siempre suelo ofrecerle algo de comer o beber a quien entra en mi casa -Y sin más la tomo de la mano y la arrastro a la cocina.

Anne: No quiero café, Marcy -Se negó mientras se sentaba en una de las sillas de la barra.

Marcy: Vamos, Anne, acéptalo... Prometo no venir con el cuento del enamoramiento ni salir corriendo esta vez.

Lo peor de ser herida con palabras es que la lesión tarda en sanar.

Anne: Marcy...

Marcy: Esta bien, está bien... ¿Prefieres jugo de naranja?

Anne: Marcy, yo...

Marcy: Lo más divertido es que viene en una cajita.

Anne: ¿Qué? -Pregunto con una sonrisa.

Marcy: Y hay un tigre en la cajita.

Anne: Marcy, tienes veintiún años, ya estas algo mayor para...

Marcy: Anne -Dijo mirándola a los ojos mientras sacaba la cajita de jugo de su refrigerador y se la entregaba-, sigue siendo jugo...

***

Fue cuándo Anne estaba a punto de terminar de beber su jugo cuándo la puerta sonó.

Fueron dos golpes leves, pero aun así lo suficientemente audibles como para alertar a Marcy.

Anne: ¿Esperas a alguien?

Marcy: No.

Y la pintora se levantó con cuidado, miro a través de la mirilla y abrió. Y su sonrisa era tan falsa como el tigre amigable pintado en la cajita.

Marcy: ¿Qué haces aquí, Gregory? -Anne no sabía quién era Gregory, pero por el tono repleto de desagrado con el que Marcy le hablaba, la tatuadora supo que a Marcy no le gustaba para nada que estuviese allí

Gregory entro al departamento.

Tenía un rostro común, y estaba vestido de forma común. Era solo un joven hombre común.

Lo más probable era que se hubiese acostado con miles de universitarias locas o despechadas, o solo con su primera y última novia. También puede que tuviera trabajo, o que fuese millonario, o que no tuviera nada.

La tatuadora no sabía nada de el.

Gregory: No pensé que tuvieras visitas -Murmuro mientras recorría el cuerpo de Anne con descaro, y su mirada no la excitaba como la de Marcy Wu. Su mirada la asqueaba.

Por unos segundos Anne deseo que aquella cajita de cartón fuese una copa.

Gregory: ¿Es una nueva modelo? -Cuestiono-. No parece una prostituta, Marcy. Casi puedo apostar que es virgen... Pero quien sabe. Es mejor no juzgar un libro por su portada.

Marcy: Cierra la boca, Gregory. Ella no es una prostituta.

Gregory: ¡Oh! Eso quiere decir que es tu novia... ¡Felicidades, Marcy! Estoy seguro de que se ve bastante linda gimiendo.

De no haberse sentido congelada debido a su mirada descarada y sus estúpidas palabras lo habría golpeado allí mismo.

Marcy: No es mi novia -Respondió cruzada de brazos-, pero aun así te prohíbo imaginártela gimiendo.

Gregory: Vamos, Marcy...

Marcy: He dicho que te calles. Ya he roto una copa hoy y no me molestaría ir por la segunda -Parecía mucho más enojada que con Alex, y Anne realmente dudaba que eso fuese posible-... Ahora dime para que viniste.

Gregory: Bien, Marcy, quiero mi paga... No pensaste que posaría como "El millonario tacaño" por nada ¿O sí?

Marcy: Te enviare el cheque pronto, Gregory -Dijo en un suspiro-. Ahora vete.

Gregory: Sabes que no hablo de eso, Marcy -Murmuro antes de acercarse a la pintora por detrás y rodear su cintura con sus brazos.

Marcy parecía incomoda, pero aun así no se alejó.

Marcy: No voy a acostarme contigo, Gregory...

Gregory: Bien. Entonces tendrás que presentarme a tu amiguita... -Y sus ojos volvieron a clavarse en Anne.

"¡Por Dios, Anne! ¡Haz algo! ¡CORRE!"

Pero no quería irse. No quería dejar a Marcy sola con ese estúpido.

Marcy: De eso nada, Gregory.

Gregory: Entonces págame...

Marcy: Ya te he dicho que no.

Gregory: Bien. Entonces quiero a tu amiguita.

Y se alejó con rapidez, acercándose cada vez más a Anne, quien se encogió del miedo en la silla.

Pero no llego a tocarla, pues Marcy tiro del cuello de la camisa de Gregory y lo beso... Con asco, pero lo hizo.

Marcy: Déjala en paz, Gregory.

Gregory: ¿Me pagaras?

Marcy: Sí -Y aunque intentaba disimularlo, sus ojos mostraban tristeza-... Ahora vete, Anne.

De inmediato se negó.

Sí, Marcy le había roto el corazón, pero ese no era motivo suficiente como para que se viera obligada a acostarse con ese hombre.

Anne: Marcy...

Marcy: ¡Qué te vayas! -Y había enojo, tristeza y humillación en su voz.

Se marcho solo porque sabía que no podría llevarle contraria a la pintora.

Y así fue como Marcy, quien había dicho que ya no se acostaría con personas que no amaba, tuvo sexo con Gregory esa noche solo para proteger a la mujer de la cual no quería enamorarse.

***

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