Capitulo 26

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Marcy y ella caminaron silenciosamente hasta el auto de la pintora.

No podía saberlo con exactitud, pues solo iluminaba al vehículo la luz de las farolas, pero creyó ver que ya no había abolladuras o desperfectos en la pintura.

Marcy no le abrió la puerta, pero aun así Anne se deslizó dentro sin reclamar nada.

No podía pedirle nada después de todo. Estaba destrozada, después de todo, y cuando las personas están olvidan abrir las puertas.

Le sorprendió ver que el interior del auto estaba completamente limpio, sin restos de pintura ni envoltorios de comida chatarra.

Jamás en su vida había visto un auto tan impecable.

Anne: ¿Es un auto nuevo? —Preguntó a Marcy mientras detallaba todo a su alrededor. No era por exagerar, pero ni siquiera recordaba el color de la tapicería del auto.

Marcy solo la miró con la sonrisa más falsa jamás vista en el mundo y negó lentamente con su cabeza.

La tatuadora asintió lentamente, y de esta forma empezó un viaje silencioso que las llevó al restaurante de siempre.

Ya ninguna tenía nada que decir.

No se sentaron en la mesa del centro, ni aquella que usaban con Ally o en esa a los cercanos alrededores... Se sentaron en la mesa del fondo, allí donde eran completamente invisibles casi hasta para los meseros.

Fue sugerencia de Marcy, por cierto, y no parecía querer ocupar ese lugar para hacer cosas "malas".

Marcy: No tolero que me miren —Soltó con un débil susurro.

Y a Anne se le destrozó el ya roto corazón, pues la Marcy que había conocido en el pasado jamás habría dicho algo así.

Pidieron la misma comida de siempre, pero no a Jake el mesero, pues seguramente su turno había terminado.

Marcy ya no comía lentamente ni tragaba cómo si la comida hubiese sido hecha por los mismísimos dioses. Ahora masticaba muy rápido y tragaba de igual forma, y ni siquiera terminó una tercera parte de lo que pidió.

Anne: Come un poco más —Suplicó, pero Marcy se cruzo de brazos y se negó.

No importó cuantas veces más suplicó Anne, Marcy no obedeció.

Anne simplemente hizo el resto de su propia comida a un lado, pidió la cuenta y se marchó junto a Marcy.

Marcy: Debiste comerte eso... Te enfermaras.

Anne: Tú también.

Marcy: Yo ya no importo.

Anne quiso gritarle en ese mismo instante que a ella si le importaba...

Pero no lo hizo.

***

Como Anne había accedido a pasar el resto de la noche con ella, Marcy decidió llevarla al departamento.

Durante el viaje ambas se permitieron hablar.

Marcy: ¿Hubo otras? —Preguntó suavemente mientras el semáforo se ponía en rojo.

Anne: No... -La tatuadora se extrañó de que Marcy se viera decepcionada.

Marcy: Tú mereces ser feliz, Anne Banana —Le dijo tristemente-. Olvídame... para siempre. Por favor.97

Anne: ¿Por qué pides imposibles? —Lo era porque ella seguiría apareciendo... En su mente, en su corazón y en las exposiciones de arte.

Marcy: Porque me dijeron que sería imposible encontrar al amor de mi vida, pero de repente apareciste tu —Contestó-... Nada es imposible excepto lo imposible.

Anne hizo silencio unos minutos y luego suspiró.

¡Qué frustrante es estar enamorado!

Anne: ¿Hubo otras? —Y entendió por qué Marcy había deseado un sí.

Un "sí" era el sinónimo de que podría continuar.

Un "sí" era un sinónimo que de que se estaba dando la oportunidad de volver a ser feliz.

Marcy: No —Se negó rápidamente con una risita que no era real. El corazón de Anne se estrujó-... Intenté, debo admitirlo. Pero solo podía pensar en ti y terminaba llorando en algún rincón...

Anne: Supongo que fuimos hechas para recordarnos —Reflexionó.

Marcy suspiró audiblemente en el asiento del conductor.

Marcy: Cuanto desearía que estuvieses equivocada, Anne Banana.

***

La puerta del departamento 13-D era idéntica a las demás, pero lo que escondía tras ella era un completo misterio para cualquiera que se posara frente a ella.

Al entrar Anne pensó que se habían equivocado de lugar, pero luego llegó a la conclusión de que el lugar había cambiado tanto como el auto de Marcy, su vestimenta, su personalidad y otras cosas más.

Ya no había libros polvorientos por todas partes ni manchas de pintura en el suelo y las paredes. No había latas de pinturas ni pinceles. No había lienzos en blanco.

Todo estaba en un orden que parecía casi aterrador, y la pulcritud era tan increíble que habrías podido notar una sola mota de polvo circulando por la corriente de aire.

Se acercó a una pequeña estantería en un borde de la habitación y revisó los libros que había allí, buscando las historias del loco que Marcy más admiraba.

Anne: ¿Dónde está Howe? —Preguntó alarmada. No estaba ni arriba, ni abajo, ni en la parte trasera. No estaba por ningún lado-... ¿Dónde están los escritores olvidados? ¿Dónde están tus libros raros?

Marcy: Llevé todos esos libros a casa de mi padre. No los quiero acá... Ahora leo estos.

Anne: Pero estos son solo los libros de moda... Estos son los libros que todos leen... A ti no te gustaba eso, Marcy.

Y por primera vez Marcy se quitó los lentes de sol en toda la noche y la miró fijamente, como intentando descifrar algo.

Lo primero que Anne notó fueron las bolsas bajo sus ojos, y luego su color verde que no tenía ningún tipo de brillo.

Al contrario de la primera vez su mirada no le quito el aliento.

Su mirada le dio ganas de llorar.

Marcy: ¿No me gustaban? -¿Acaso no lo recordaba?

Anne dejó escapar un sollozó y luego simplemente caminó hasta Marcy y se abrazó a su cuello fuertemente, como si de este modo pudiera evitar algo.

Marcy: ¿Por qué me abrazas? —Sollozó. Y sus sollozos sonaban como esos que se han guardado durante mucho tiempo y un día simplemente no pueden resistirse a salir-. No me lo merezco.

Anne la apretó aún más fuertemente contra su pecho.

Anne: No importa si lo mereces o no —Contestó-... Lo necesitas.

Y se hizo silencio durante largo rato porque el silencio es el mejor amigo del dolor.

***

Marcy había pedido a Anne hablar en la terraza, así como la primera vez que habían estado juntas allí.

Marcy se colocó el abrigo de Anne porque aún dormía con él, pero al contrario de la primera vez, no estaba desnuda.

Le dio un poco de jugo a la tatuadora, pero no en una cajita, sino en un vaso. Las cajas eran para niñas.

Juntas comenzaron a mirar el cielo sin mirar.

Marcy: ¿Recuerdas el día en el que Ally tuvo a su hija? —Preguntó de repente. Anne asintió mientras se giraba a verla, y creyó que bajo la luz de esa luna Marcy se convertía en el más bello ángel triste del universo-. Entonces también recordaras que fui con mi madre a su cita con el doctor... Ese día le dijo que le quedaba poco tiempo de vida, y supe que no iba a soportarlo más.

Anne suspiró fuertemente y se permitió abrazar la cintura de Marcy, buscando consolarla de esta forma.

No lo logró.

Marcy: No te conté nada porque sabía que no podrías hacer nada y no quería que te culparas por mi tristeza... Así que preferí ser feliz y marcharme antes de que todo se pusiera peor de lo que viste aquella noche en casa de tus padres.

Anne: Habría podido ayudarte, ya te lo dije —Susurró tristemente.

Marcy: No habrías podido —Sentenció-... Nadie podía.

Anne: ¿Cómo lo sabes?

Pero Marcy no respondió.

***

Esa noche Anne se sentó en la cama de Marcy y sollozó mientras la pintora iba a cambiarse en el baño.

Sollozó porque le dolía verla en ese estado y no poder hacer nada.

Sollozó porque ya no era su Marcy.

Sollozó porque la amaba, pero ya la había perdido.

Sollozó porque no sabía que hacer.

Estaba sollozando tanto que no notó el hecho de que Marcy regresó a la habitación con el pijama puesto y el abrigo de Anne sobre este.

Marcy: No llores —Suplicó desde la puerta.

Anne se secó las lágrimas rápidamente e intento detenerse.

Marcy ya tenía suficiente con su propia destrucción como para tener que ver la de Anne también.

Lo primero que Anne notó a través de las lágrimas fue lo muy holgado que el pijama le quedaba, y también la forma en la que parecía aferrarse al abrigo como si se tratara de su vida.

Suspiró...

"Marcy... ¿En qué te has convertido?"

Anne: Abrázame —Suplicó un momento después.

Y Marcy lo hizo, pero no porque pareciera querer hacerlo, sino porque la tatuadora se lo había pedido.

Marcy: Estaba cortándome —Confesó en medio del abrazo cómo si Anne le hubiese preguntado-... Y ya no me duele, Anne Banana —Lo decía con tristeza.

La chica se alejó del abrazo y la miró horrorizada.

Marcy: Necesito sentir algo, Anne Banana, pero ya no me duele... Y no sé qué hacer.

Anne: Siente amor —Propuso dulcemente mientras intentaba acariciar su mejilla.

Marcy se alejó.

Marcy: No.

Anne: ¿Por qué?

Marcy: Porque eso me daría ganas de vivir.

***

Marcy se sentó en el suelo y Anne frente a ella.

Jamás se tocaron ni se miraron.

Anne: Habla —Pidió.

Marcy: ¿De qué?

La tatuadora suspiró.

Anne: De lo que necesites...

Marcy estuvo callada unos minutos.

Marcy: Me cerré completamente cuando mi abuela murió —Se sinceró-... Fuiste la primera persona a la que abracé luego de que eso pasó... Cuándo sucedió lo de mi hermano pensé que podría soportarlo, e igual creí con mi sobrina. Supongo que fue la muerte de mi tío lo que me hizo estallar... Y Maggie y mi madre... Ellas simplemente fueron el combustible que avivó la llama.

Anne: Pudiste hablar con alguien —Murmuró-... no digo que lo hicieras conmigo, pero... Existen muchas personas dispuestas a escucharte, Marcy.

Marcy: Yo no quería que me escucharan.

***

Esa noche durmieron juntas, pero no hicieron el amor.

Anne casi agradeció por esto, pues haberlo hecho en esas condiciones habría sido completamente desastroso e incómodo.

Le permitió a Marcy abrazar su cintura y enterrar su cabeza en el hueco de su cuello. También le permitió suspirar y sollozar contra el. Le permitió maldecir al mundo y golpear su pecho ligeramente. Le permitió gritar. Le permitió sufrir.

Le permitió tantas cosas...

Y ella estaba allí físicamente, pero su mente vivía en los recuerdos.

Su mente estaba en los besos, en las risas, en las veces que hicieron el amor.

Su mente estaba en la Marcy feliz, o en la que aparentaba serlo. Su mente estaba con los "Te amo" y con sus locas reflexiones.

Su mente no estaba con ella, sino con lo que había sido.

***

Anne no durmió en toda la noche.

Cuando sintió a Marcy roncar contra su cuello se alejó un poco y se permitió limpiar sus lágrimas.

Acarició sus mejillas frías y ahuecadas, su cintura huesuda y se permitió trazar sus muslos ahora blandos. Se abrazó a ella buscando lo que antes había estado, pero no encontró ni un mínimo trozo que rescatar.

Su tacto se le hacía desconocido.

Todo en ella era diferente.

***

Cuando el reloj dio las cinco Anne se levantó e hizo el desayuno.

Le preparó tostadas en gran cantidad e hizo una enorme jarra de jugo, y llevó esto a la habitación de Marcy, dejándolo en la mesita de noche junto a la pintora.

También acarició y beso sus mejillas.

No le importó el saber que ella solo se comería una pequeña parte de una de las tostadas y que probablemente solo bebería un par de sorbos de jugo.

Habría hecho todo por ella en ese momento...

Pero ella se fue porque Marcyle había pedido solo una noche y el tiempo ya se había agotado.

No se si hacer una adaptación de un libro pero es

 medio subido de tono así que ni modo jasjas

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